Erhalten Sie Zugang zu diesem und mehr als 300000 Büchern ab EUR 5,99 monatlich.
El principito no es solo un clásico de la literatura para todas las edades. Es también ya un icono cultural y, para muchos, todo un tratado filosófico. En Plataforma Editorial ofrecemos una edición que cuenta con una nueva y actualizada traducción de Nuria d'Asprer; nuevos dibujos a cargo de una de las ilustradoras más aclamadas y reconocidas de nuestro país, Helena Pérez, que reinterpreta con respeto y delicadeza las acuarelas originales de Antoine de Saint-Exupéry, y también con un prólogo a cargo de, tal vez, el autor que mejor comprende la infancia y ha sabido explicarla: Álvaro Bilbao. Nadie mejor que él para introducirnos en la magia, la inocencia y la originalidad del pensamiento de una obra que siempre admite nuevas interpretaciones.
Sie lesen das E-Book in den Legimi-Apps auf:
Seitenzahl: 80
Veröffentlichungsjahr: 2025
Das E-Book (TTS) können Sie hören im Abo „Legimi Premium” in Legimi-Apps auf:
Creo que, para su evasión, aprovechó una migración de aves salvajes.
El principito
Antoine de Saint-Exupéry
Prólogo de Álvaro Bilbao
Ilustrado por Helena Pérez García con base en las acuarelas originales del autor
Traducción de Núria d’Asprer Hernández de Lorenzo
Título original: Le Petit Prince
© Antoine de Saint-Exupéry, 1943
© del prólogo, Álvaro Bilbao, 2025
© de la traducción del francés, Núria d’Asprer Hernández de Lorenzo, 2025
© de las ilustraciones gouache sobre papel, Helena Pérez García, 2025
© de la presente edición: Plataforma Editorial, 2025
Plataforma Editorial
c/ Muntaner, 269, entlo. 1ª – 08021 Barcelona
Tel.: (+34) 93 494 79 99
www.plataformaeditorial.com
ISBN: 979-13-87568-22-1
Diseño de colección y cubierta: Isabel González (@muchacha_pinta)
Fotocomposición y adaptación de cubierta: Grafime, S.L.
Reservados todos los derechos. Quedan rigurosamente prohibidas, sin la autorización escrita de los titulares del copyright, bajo las sanciones establecidas en las leyes, la reproducción total o parcial de esta obra por cualquier medio o procedimiento, comprendidos la reprografía y el tratamiento informático, y la distribución de ejemplares de ella mediante alquiler o préstamo públicos. Si necesita fotocopiar o reproducir algún fragmento de esta obra, diríjase al editor o a CEDRO (www.cedro.org).
A Léon Werth.
Pido perdón a los niños por haber dedicado este libro a una persona mayor. Tengo una excusa muy seria, y es que esta persona mayor es el mejor amigo que tengo en el mundo. Tengo otra excusa: esta persona mayor es capaz de entenderlo todo, incluso los libros para niños. Y tengo una tercera excusa: esta persona mayor vive en Francia, donde pasa hambre y frío, y necesita que la consuelen. Por si todas estas excusas no bastaran, quiero dedicar este libro al niño que esta persona mayor fue en otros tiempos. Todas las personas mayores han sido niños primero (pero pocas de ellas lo recuerdan).
De modo que corrijo la dedicatoria:
A Léon Werth cuando era niño.
Prólogo,
de Álvaro Bilbao
I
II
III
IV
V
VI
VII
VIII
IX
X
XI
XII
XIII
XIV
XV
XVI
XVII
XVIII
XIX
XX
XXI
XXII
XXIII
XXIV
XXV
XXVI
XXVII
Cubierta
Portada
Créditos
Dedicatoria
Índice
Comenzar a leer
Colofón
Queridos lectores,
Es un auténtico honor escribir estas líneas para uno de los libros más entrañables y significativos de la literatura universal: El principito, de Antoine de Saint-Exupéry (Lyon, 29 de junio de 1900).
Antoine de Saint-Exupéry quedó huérfano de padre demasiado joven, con tan solo cuatro años de edad. Quizá por eso el espíritu de aventura que le acompañó durante toda su vida, y también a través de esta obra, puede resonar en todos los que algún día dejamos de ser hijos para estar al mando de nuestra vida como protagonistas de nuestra propia aventura.
El pequeño Antoine creció bajo la protección de una familia aristócrata de Lyon regida por las normas y disciplina de aquella época, pero con el afecto de una madre enfermera que era capaz de ver más allá de las normas el corazón de un niño tan valiente como necesitado de afecto.
Después de haber sido rechazado por la Marina, a los veinte años se hizo piloto de avión y pudo vivir sus primeras aventuras como viajero en África; un viaje al que siguieron muchos otros, principalmente por América, donde conoció a su mujer, Consuelo, natural de El Salvador.
En 1938, el aviador comenzó un viaje desde Nueva York hacia la ciudad chilena de Punta Arenas. En el camino hizo una escala en Guatemala, país que le marcaría para siempre. Tal y como documentan sus diarios de la época, Antoine y su copiloto sufrieron un grave accidente en el que el piloto y escritor sufrió múltiples fracturas, una infección e incluso estuvo cinco días en coma.
Una vez estuvo estable, trasladaron a Antoine de Saint-Exupéry a la ciudad de Antigua (antigua capital de Guatemala), donde permaneció varios meses acompañado por su mujer, que se trasladó allí para acompañarlo en su recuperación.
Esa estancia en Antigua es, de acuerdo con muchos estudiosos de su vida y obra, una gran inspiración en el libro que nos ocupa. Al igual que el asteroide B612, uno de los satélites donde transcurre El principito, Antigua es una ciudad de piedra rodeada de tres volcanes y en la zona empedrada de la ciudad, por donde solía pasear por las tardes con su esposa, crecían abundantes rosales. Algunos incluso afirman que el Cerro de Oro (una pequeña montaña que se puede observar desde el lago Atitlán) fue la inspiración para el sombrero que escondía un elefante.
Sin embargo, otros atribuyen a El Salvador, país natal de su esposa, tierra de volcanes y flores, estas similitudes; y otros a la Isla de los Pájaros en Chubut (Patagonia argentina) una fuente de inspiración más probable para la figura de la serpiente que se comió al elefante.
Más allá de las teorías y posibles fuentes de inspiración para algunos de los paisajes y personajes de El principito, lo que parece claro es que el espíritu viajero de Antoine de Saint-Exupéry y su capacidad para entrar en contacto con otras culturas y personas con diferentes valores a los que él pudo experimentar en su Francia natal y en su entorno aristocrático es la mayor influencia en El principito.
A través de las páginas de esta obra, nos embarcamos en un viaje que trasciende edades y fronteras, un viaje que nos invita a redescubrir el mundo con la mirada fresca y curiosa de un niño.
En el corazón de El principito encontramos una profunda reflexión sobre la vida y las relaciones humanas. La historia del principito y sus encuentros con diversos personajes nos lleva a una exploración de lo que significa realmente conectar con los demás.
Con cada personaje, El principito nos desvela una lección importante que no debemos buscar en el exterior sino dentro de nosotros mismos. Desde la rosa vanidosa que requiere cuidados y atención, hasta el zorro que anhela ser domesticado, El principito es capaz de establecer una conexión profunda con el otro. A través de los ojos de ese príncipe (en su aspecto superficial) pero niño (en su parte más esencial) aprendemos el valor de las relaciones auténticas, una verdad que a menudo olvidamos en nuestra vida adulta.
La narrativa de Saint-Exupéry nos recuerda que los niños poseen una capacidad única para maravillarse ante el mundo. Su curiosidad, su deseo de explorar y su capacidad de asombro son un recordatorio poderoso para todos los que dejamos de ser niños de la importancia de mantener viva nuestra imaginación y nuestra capacidad de ver más allá de las apariencias.
No es casual que en la travesía de El principito llegue a varios planetas e interaccione con personajes como el rey, el vanidoso y el hombre de negocios. Ese contraste con otros personajes y con nuestro querido niño nos muestra cómo, a menudo, los adultos se pierden en preocupaciones y obsesiones que les impiden ver lo realmente importante. Solo hace falta que uno se tome tiempo para dejar sentir esa sensación mientras lee esta obra para poder redescubrir, a través de los ojos del principito, la belleza en las cosas simples y cotidianas.
Además, la obra destaca la importancia de la imaginación. La capacidad de ver más allá de lo visible, de crear mundos y de encontrar significado en lo abstracto es una característica distintiva de la narrativa de Saint-Exupéry. Para los niños, la imaginación es una herramienta poderosa para explorar y entender su entorno. El principito nos muestra cómo la imaginación puede ser una fuente de consuelo, de inspiración y de descubrimiento.
Pero más allá de su mensaje filosófico, El principito ofrece una lección vital sobre la resiliencia y la capacidad de adaptación. A lo largo de su viaje, el principito enfrenta varias dificultades, pero su espíritu inquebrantable y su disposición para aprender de cada experiencia reflejan una resiliencia admirable.
Muchas veces identificamos la resiliencia con la capacidad de proseguir y conseguir nuestras metas a pesar de los obstáculos, pero quizá lo más admirable de la resiliencia que despliega nuestro principito no esté en permanecer firme a sus propósitos, sino en permanecer fiel a sus valores.
En un tiempo como el actual, en el que la inmediatez, la fortuna o la fama parecen ser valores predominantes, esa capacidad de mantenerse fiel a uno mismo, incluso en épocas de adversidad, puede parecer un recordatorio diseñado para nuestros tiempos. Pero la historia de El principito como una de las obras más importantes de la literatura universal nos dice que esta lección va mucho más allá de periodos históricos concretos. La capacidad del principito de permanecer fiel a sus valores nos habla de una lucha universal. La lucha de la inocencia sobre el cinismo, del humanismo sobre el utilitarismo y del amor por el prójimo sobre el egoísmo. Todo ser humano, en mayor o menor medida en función de su propia naturaleza, educación y circunstancias, tiene que decidir en algunos momentos entre hacer lo que es más noble y lo que es más conveniente. Y esas pequeñas decisiones pueden ser más sencillas para aquellos que recuerden a nuestro pequeño príncipe y puedan contemplar el mundo desde su mirada.
Da igual cuándo leas este libro, siempre serán tiempos difíciles. Cuando se escribió, la Segunda Guerra Mundial azotaba el mundo con una crueldad que se recordará hasta el fin de los tiempos. Mientras escribo este prólogo, la amenaza de guerras, crisis económicas, extremismos y pérdida de valores agitan el alma de cualquiera. Tal vez cuando lo leas tú, sean circunstancias distintas, pero siempre serán tiempos difíciles, porque la vida suele complicarse en algún momento.
Por suerte El principito