Entregados a la pasión - Susan Mallery - E-Book

Entregados a la pasión E-Book

Susan Mallery

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Beschreibung

Aquel arreglo puramente platónico iba directo al romance… Cuando Noelle Stevenson vio el resultado de la prueba de embarazo, no supo qué hacer. El padre del bebé que esperaba había muerto sirviendo a su país en Irak. La joven, de sólo diecinueve años, apenas conseguía llegar a fin de mes trabajando y estudiando en la universidad. Por eso cuando su jefe, Devlin Hunter, le propuso que se casara con él, no pudo rechazar aquel matrimonio temporal y de conveniencia. Dev quería hacer lo mejor para ella, pues sabía que lo necesitaba, pero no imaginaba que su bella esposa, aunque por conveniencia, conseguiría hacerse un hueco en su duro corazón…

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Editados por HARLEQUIN IBÉRICA, S.A.

Núñez de Balboa, 56

28001 Madrid

© 2006 Susan Macias Redmond. Todos los derechos reservados.

ENTREGADOS A LA PASIÓN, N.º 1693 - Diciembre 2012

Título original: Having Her Boss’s Baby

Publicada originalmente por Silhouette® Books.

Publicada en español en 2007

Todos los derechos están reservados incluidos los de reproducción, total o parcial.

Esta edición ha sido publicada con permiso de Harlequin Enterprises II BV.

Todos los personajes de este libro son ficticios. Cualquier parecido con alguna persona, viva o muerta, es pura coincidencia.

® Harlequin, logotipo Harlequin y Julia son marcas registradas por Harlequin Books S.A.

® y ™ son marcas registradas por Harlequin Enterprises Limited y sus filiales, utilizadas con licencia.

Las marcas que lleven ® están registradas en la Oficina Española de Patentes y Marcas y en otros países.

I.S.B.N.: 978-84-687-1246-8

Editor responsable: Luis Pugni

Conversión ebook: MT Color & Diseño

www.mtcolor.es

Capítulo 1

Hasta que vio la palabra «embarazada» en el plástico, Noelle Stevenson siguió creyendo que no pasaba nada pues, al fin y al cabo, sólo se había acostado con un hombre en su vida y una sola vez.

¿Acaso en aquellas cuestiones no se concedía a una mujer inexperta un par de días de gracia?

Por lo visto, no.

Noelle apenas podía respirar.

Embarazada.

¡Ella!

¿Qué iban a decir sus padres? Obviamente, no la iban a matar. Seguramente, ni siquiera se enfadarían. Se quedarían en silencio, mirándose el uno al otro de aquella manera que a sus hermanas y a ella siempre les había puesto de los nervios y le preguntarían qué quería hacer porque era ella la que había creado aquella situación y la que iba a tener que cargar con las consecuencias.

A pesar de su acostumbrado civismo, evidentemente, se iban a llevar un buen disgusto.

Noelle se miró al espejo y vio que sus ojos reflejaban miedo. Iba a cumplir veinte años dentro de dos semanas e iba a empezar su segundo año universitario en otoño. Era imposible que fuera a tener un hijo. Aquello no podía estar sucediendo.

Al oír pasos, se sobresaltó. Apenas eran las seis de la mañana. Se suponía que en la oficina no había nadie a aquellas horas. ¿Quién habría elegido precisamente aquella mañana para llegar pronto al trabajo?

Noelle se apresuró a guardar el plástico en la caja y a metérsela en el bolsillo del abrigo, miró a su alrededor para asegurarse de que no se había dejado nada en el baño y se apresuró a salir.

Desgraciadamente, al llegar al pasillo, se encontró con la persona a la que menos le apetecía ver.

—¿A qué vienen tantas prisas? —le preguntó Devlin Hunter.

Noelle carraspeó, se obligó a sonreír y se preguntó qué demonios le iba a contestar. Era imposible contarle la verdad. Sería ridículo decirle «bueno, señor Hunter, he venido antes de lo normal para tener un poco de intimidad en su baño porque en casa lo comparto con mis tres hermanas y, como creía que podía estar embarazada de su hermano pequeño, no quería que mi familia se enterara. Lo cierto era que tampoco quería que se enterara usted».

—No tengo prisa —mintió—. Lo que pasa es que, eh, tenía una cosa pendiente y por eso he venido hoy un poquito antes.

—Pero si apenas son las seis de la mañana —comentó el dueño de la empresa.

—Ya lo sé.

—No sabía que Katherine fuera una jefa tan estricta —comentó el señor Hunter sonriendo.

La verdad era que Noelle no trabajaba directamente para él sino para su secretaria. Era la ayudante de una secretaria, tanto como decir que era la mascota del perro del dueño. Aun así, adoraba a Katherine, que siempre se había mostrado muy flexible con sus horarios para que pudiera ir a la universidad.

—Katherine no es estricta en absoluto —le aclaró Noelle—. Lo que pasa es que quiero hacer las cosas bien.

—Admirable —contestó el señor Hunter mirándola como si no acabara de creérselo.

Noelle era consciente de que mentía muy mal y se preguntó qué estaría viendo aquel hombre en sus ojos.

El señor Hunter era alto, más alto que Jimmy, tenía el pelo oscuro, igual que Jimmy, y los ojos verdes mientras que los de Jimmy eran marrones. No era aquélla la única diferencia. Jimmy era mucho más joven y había sido muchísimo más irresponsable.

Hasta que había ingresado en el ejército, claro.

Noelle no quería pensar en que Jimmy había muerto y ella estaba embarazada, así que sonrió e hizo amago de irse.

—Me voy a mi mesa —anunció con la esperanza de que el señor Hunter no le preguntara qué hacía saliendo de su despacho.

—Muy bien.

Noelle se movió hacia la izquierda y el señor Hunter, hacia la derecha. Como estaban uno frente del otro, se chocaron. El señor Hunter le pidió disculpas y levantó el maletín para que Noelle pudiera pasar. Al hacerlo, una de las esquinas golpeó el bolsillo de Noelle y algo cayó al suelo.

El señor Hunter se apresuró a recogerlo. Noelle sintió que el corazón le daba un vuelco. A continuación, cerró los ojos y deseó desaparecer. Estaría bien tener alas para salir volando de allí. Sí, poder salir volando de allí sería maravilloso.

—¿Te he interrumpido antes o después de que te hicieras la prueba? —le preguntó el señor Hunter.

—Después —contestó Noelle todavía con los ojos cerrados.

—¿Y?

—Estoy embarazada —contestó Noelle abriéndolos.

Dev, que creía que lo peor que iba a tener que hacer aquel día era hablar con uno de sus proveedores, se dijo que se había equivocado.

—Creo que deberíamos hablar —le dijo a Noelle indicándole que pasara a su despacho.

Embarazada.

Mientras dejaba la caja de la prueba de embarazo sobre su mesa, Dev juró en silencio. Jimmy había muerto siendo un crío y Noelle Stevenson era todavía más jovencita.

Allí la tenía, sentada frente a él, con los ojos como platos y muy asustada. Parecía completamente avergonzada e incómoda y Dev supuso que hubiera preferido estar en cualquier otro lugar menos allí, que era exactamente lo que sentía él también.

Sin embargo, a pesar de que la situación era difícil, no podía huir de sus responsabilidades. Siempre había cuidado de su hermano y se había hecho cargo de sus responsabilidades, pero un hijo...

—Estabas saliendo con mi hermano —comentó.

Noelle asintió sin mirarlo.

—Llevábamos saliendo un par de meses cuando decidió alistarse. Me dijo que debería salir con otros chicos mientras él estuviera fuera, pero yo no quise, así que cuando volvió de permiso, me dijo... —tragó saliva—... bueno, hablamos de casarnos.

Dev recordaba lo que era tener veinte años y que le gustara una chica y conocía muy bien a su hermano. Si para acostarse con ella, hubiera tenido que decirle que se iban a casar, lo habría hecho.

Jimmy era así.

—Era un chico encantador y tan divertido... y se iba a un sitio tan peligroso... me dijo que, a lo mejor, no volvía —añadió Noelle jugueteando nerviosa con los botones de la chaqueta.

Dev cerró los ojos con fuerza. Además de haberla dejado embarazada, probablemente aquella chica hubiera sido virgen.

—¿Era la primera vez que te acostabas con un chico? —le preguntó.

Noelle asintió y, al hacerlo, su larga melena rubia platino le cubrió el rostro. Dev sintió que la furia se apoderaba de él. Si su hermano hubiera estado vivo, le habría dado una paliza, pero Jimmy había muerto.

De una manera o de otra, Jimmy siempre había conseguido pasarle sus problemas a Dev. En esta ocasión, el dolor de haber perdido al hermano se mezclaba con la culpa. Dev se dijo que lo importante era la chica.

Lo cierto era que sabía muy poco sobre ella: que era la ayudante de su secretaria y llevaba en la empresa menos de un año, que cuando había llegado no sabía hacer nada, pero que era muy trabajadora y ahora Katherine decía que no podría vivir sin ella. También sabía que había comenzado a salir en primavera con su hermano, pero no tenía ni idea de quién era aquella chica ni qué demonios debía hacer con ella.

—Yo no quería que esto sucediera —comentó Noelle—. Creía que estaba enamorada de él, aunque la verdad era que no estaba segura, pero era tan dulce... cuando se hubo ido, después de haberlo hecho, me dije que tendría que haber esperado, pero entonces lo mataron y pensé que había hecho lo correcto. Me sentí muy mal por él y por usted. Sé que era la única familia que tenía. Entonces, pensé que todo iría bien. Sin embargo, había tenido una falta. Hace un par de días, me di cuenta de que quizás estuviera...

Al interrumpirse Noelle, Dev se dio cuenta de que estaba llorando y se apresuró a ir al cuarto de baño y a llevarle una caja de pañuelos de papel.

—¿Cuántos años tienes, Noelle?

—Cumplo veinte dentro de quince días —contestó secándose las lágrimas.

«Una cría», pensó Dev.

—Vas a la universidad, ¿no?

—Sí, a la municipal —contestó Noelle—. Lo normal sería que estuviera en UC Riverside, pero a principios del último año de colegio, tuve un accidente esquiando. Me choqué contra un árbol y me rompí una pierna. Tenía los ligamentos muy mal y me tuvieron que operar. Luego, hice rehabilitación y me volvieron a operar. Estudié en casa y me pude graduar, pero había faltado a muchas actividades y no había podido hacer los tests de aptitud escolar, así que no pude optar por una carrera de cuatro años. De momento, estoy en la universidad municipal y eso les ahorra un montón de dinero a mis padres. Somos cuatro hermanas, así que les viene bien porque tampoco tienen mucho dinero.

—¿Y vives con tus padres?

—Sí, soy la mayor de cuatro hermanas —contestó Noelle.

—¿A qué se dedican tus padres?

—Mi padre es el pastor de la iglesia y mi madre trabaja en las oficinas de la iglesia.

¿Jimmy se había acostado con la hija del predicador? ¡Por Dios!

—¿Y qué quieres hacer cuando termines de estudiar?

—Quiero entrar en la escuela de enfermería y especializarme en pediatría —contestó Noelle—. Por favor, no me venga con el sermón que todo el mundo me suelta de que, en lugar de ser enfermera, me haga médico porque cuando estuve ingresada después de caerme esquiando las que se portaron de maravilla conmigo fueran ellas. Por eso quiero ser enfermera, para cuidar a los niños, ayudarlos para que no se asusten mientras están enfermos e ingresados.

—Muy bien, no digo nada —prometió Dev.

Así que aquella jovencita estaba embarazada de su hermano. Por tanto, el hijo era responsabilidad suya. Si Jimmy estuviera vivo, Dev insistiría para que se casaran.

Pero Jimmy no estaba vivo.

Por su culpa.

Dev se dijo que no debía dejarse embargar por aquel sentimiento tan desagradable, que lo más importante en aquellos momentos era el bebé que iba a nacer y la madre.

Noelle se revolvió incómoda en la silla. Aunque el señor Hunter se estaba comportando de manera muy amable, no sabía exactamente lo que quería de ella. No era el padre de su hijo, así que nada de aquello era problema suyo. No se había cuestionado en ningún momento que Jimmy fuera el padre y Noelle no tenía la impresión de que tuviera mala opinión de ella.

Un hijo.

Noelle se llevó la mano a la tripa y pensó que era imposible que hubiera un bebé creciendo dentro de ella. Siempre había querido ser madre, pero no así ni tan pronto. Claro que, con Jimmy muerto, aquel hijo era lo único que le quedaba de él.

Noelle se preguntó qué habría dicho de no haber muerto cuando le hubiera contado que estaba embarazada. A pesar de que le había propuesto que se casaran la última vez que había ido a casa, Noelle no estaba segura de que hubiera querido hacerlo. Ni siquiera estaba segura de que hubiera querido hacerlo ella.

Todo había sido demasiado rápido. Salían juntos y se lo pasaban bien. Luego, él se había ido y habían mantenido el contacto por carta y por correo electrónico. De repente, le habían dado un permiso y había vuelto unos días a casa.

—Deberíamos casarnos.

Noelle se dijo que no debía de haber oído bien.

—¿Perdón?

—He dicho que deberíamos casarnos —repitió Dev—. Jimmy era mi hermano. Por tanto, su hijo es responsabilidad mía. Creo que lo que te propongo es lo que debo hacer.

¿Responsabilidad suya? En teoría, el niño iba a ser su sobrino, pero en la práctica el señor Hunter era el jefe de su jefa, una persona a la que no conocía absolutamente de nada.

—Lo que te propongo es un matrimonio de conveniencia —le explicó Dev con calma—. Algo temporal. Por ejemplo, durante dos años, periodo suficiente para que puedas tomar las riendas de tu vida y te acostumbres a ser madre. Luego, podremos divorciarnos. Por supuesto, te quedarás con la herencia de Jimmy y a mí me gustaría continuar teniendo contacto con el niño. Por lo demás, serás libre para hacer tu vida.

—Lo que me está sugiriendo es que nos casemos y que nos divorciemos —contestó Noelle preguntándose cómo era posible que tuviera fuerzas para hablar después de la sorpresa que se acababa de llevar—. Apenas me conoce, señor Hunter. Yo no lo conozco a usted de nada. No nos podemos casar.

—No es mi intención seducirte, Noelle —contestó Dev cruzándose de brazos—. Viviremos en la misma casa, pero no compartiremos cama. Quiero ayudarte. Soy el único pariente de Jimmy, así que su hijo es responsabilidad mía.

Por supuesto, aquello tenía sentido, pero casarse era demasiado. ¿Por qué no se había ofrecido a ocuparse económicamente del bebé y punto?

—No quiero casarme para divorciarme —explicó Noelle—. Para mí, el matrimonio es un compromiso serio y para toda la vida.

—Por supuesto, lo tendrás algún día, con otra persona, con un hombre del que te enamores. Te voy a hablar muy claramente, Noelle. Cuando nazca tu hijo, tendrás veinte años, trabajarás media jornada e irás a la universidad. Por lo que me has contado, a tus padres no les debe de sobrar el dinero. ¿Podrán mantener otra boca? ¿Qué será de tu sueño de convertirte en enfermera? ¿Se puede saber cómo vas a cuidar a tu hijo, ganar dinero suficiente para ti y para él e ir a la universidad a la vez? ¿Has pensado en cómo vas a pagar un alquiler, las facturas, los seguros sanitarios y la universidad? ¿De verdad que quieres hacerlo tú sola? Lo que yo te ofrezco es una solución temporal que te permitirá organizarte la vida. Me ocuparé de todos tus gastos, podremos contratar a una niñera para que te ayude, si quieres. Cuando nos divorciemos, tendrás dinero suficiente como para hacerte cargo de tus gastos sin problema. Si no eres derrochadora, con lo que heredes de mi hermano, podrás vivir toda la vida sin trabajar.

Noelle no daba crédito a lo que estaba oyendo.

—¿Por qué quiere hacer todo eso por mí?

Por primera vez desde que había entrado en su despacho, el señor Hunter desvió la mirada.

—La idea de que Jimmy se alistara en el ejército fue mía y, por tanto, su muerte ha sido culpa mía.

Lo había dicho de manera calmada, pero Noelle se había dado cuenta de que aquel hombre estaba sufriendo. Se culpaba por la muerte de su hermano.

—Usted no disparó, señor Hunter. Usted no mató a su hermano —lo consoló Noelle.

—Teniendo en cuenta la situación, creo que deberías llamarme Dev, ¿no te parece? —le sugirió Dev.

—¿Qué? Ah, sí, claro. Dev —contestó Noelle—. Te estaba diciendo que no eres responsable de la muerte de tu hermano y tampoco eres responsable de mí.

Noelle había visto el tipo de mujeres con las que salía el señor Hunter, o sea Dev. Eran mujeres altas y delgadas de exótica belleza. Ella parecía una chica de campo de Wisconsin pues era rubia y con pecas.

—Lo que te acabo de proponer lo he dicho muy en serio —insistió Dev.

Por lo que le había contado Jimmy, Noelle sabía que Dev era un hombre muy responsable. Cuando su madre había muerto, él estaba en el colegio y su hermano pequeño tenía seis o siete años. Su padre se fue y su abuelo paterno se hizo cargo de los dos niños, pero murió dos años después, así que Dev tuvo que encargarse de Jimmy.

Su novio se había quejado varias veces de lo estricto que era, pero Noelle siempre había admirado a Dev por haberse atrevido a encargarse de la educación de un adolescente. Por lo que sabía, Jimmy no se lo había puesto fácil.

Noelle recordó que, aunque hubiera sido un hermano difícil, era el único que Dev tenía. Ahora que había muerto, la única familia que tenía en el mundo era el bebé.

—No hace falta que te cases conmigo para tener una relación con el hijo de tu hermano. Yo jamás te impediría que lo vieras. Si no te fías de mí, estoy dispuesta a ponerlo por escrito.

—¿Te crees que te he propuesto que nos casemos por eso?

—Soy joven, pero no soy idiota. Sé perfectamente que criar a un hijo yo sola es muy difícil y te aseguro que no habría sido lo que yo habría elegido en la vida, pero ha ocurrido y estoy dispuesta a hacerme cargo de las consecuencias.

Noelle se dijo que lo había expuesto muy bien y que, probablemente, había conseguido disimular que estaba temblando de pies a cabeza. Lo cierto era que le daba terror pensar en criar a un hijo ella sola.

Dev tenía razón. ¿De dónde iba a sacar el dinero? ¿De dónde iba a sacar el tiempo para trabajar e ir a la universidad? Tenía muy claro que sus padres no la iban a echar de casa, pero su casa era muy pequeña y ya estaba llena. ¿Dónde iban a meter a un niño?

—Desde luego, no eres lo que yo me esperaba —comentó Dev—. Las novias de Jimmy solían ser...

—¿Cabezas de chorlito?

—Sí...

—Ya lo sé. Él mismo me lo contó. Me dijo que salir conmigo era una muestra de que quería madurar. Yo creo que era más el rollo de chico malo sale con chica buena. Ya sabes, los opuestos se atraen y esas cosas.

—¿Y a ti te gustan los chicos malos?

Noelle dudó.

—Lo cierto es que me producían curiosidad, pero nunca había salido con ninguno hasta que empecé a salir con Jimmy—contestó—. En el colegio, todo el mundo sabía quién era mi padre, así que los chicos se cuidaban muy mucho de no meter la pata con la hija del pastor. Los chicos que me pedían salir siempre eran muy decentes.

—Hasta que llegó mi hermano.

—Exacto.

Dev se acercó a ella, se sentó en la silla que había a su lado y la tomó de la mano.

—Noelle, quiero que consideres seriamente la propuesta que te he hecho. Podría limitarme a darte dinero, pero necesitas mucho más. Tengo una casa grande con mucho espacio. Si nos casamos, no tendrás que hacer frente a las preguntas de la gente. No sé lo que Jimmy te contaría de mí, pero te aseguro que no soy tan malo. No tengo vicios y te aseguro que cuidaré de ti y del niño. Dentro de un par de años, o cuando quieras, nos divorciaremos. A partir de entonces, tendrás independencia económica y ya no tendrás que hacerte cargo de un recién nacido tú sola.

Noelle estaba tan pendiente de sus palabras como de su mano. Sentía su gesto amable, pero firme a la vez y su piel cálida. No había nada sexual ni romántico en aquel contacto, pero el hecho de tenerlo tan cerca la estaba poniendo nerviosa.

Le gustaba la determinación de Dev. Su padre siempre le había aconsejado que buscara un hombre que no se rindiera. Dev era...

Un momento. ¿De verdad estaba considerando seriamente aceptar su propuesta? ¿Se estaba planteando casarse con un hombre al que apenas conocía para tener su apellido y su dinero?

—Yo no soy así —contestó apartando la mano y poniéndose en pie—. No soy una mercenaria.

Dev también se puso en pie.

—Yo no he dicho en ningún momento que lo seas. Noelle, si Jimmy estuviera vivo, ¿acaso no esperarías que se casara contigo?

Noelle no quería contestar a aquella pregunta. ¿Quién se casaba ya, en aquella sociedad y en aquel siglo, por haberse quedado embarazada? Sin embargo, Noelle sabía que, en lo más profundo de su corazón, habría deseado que el padre de su hijo hubiera querido casarse con ella y que ella hubiera aceptado a pesar de las dudas.

—Pero tú no eres Jimmy.

—No, no soy él, pero ocupo su lugar y quiero hacer lo que él habría hecho.

¿De verdad Jimmy se habría casado con ella? Noelle no estaba tan segura.

—Dos años. El tiempo pasa volando, ya verás—insistió Dev—. ¿Sabían tus padres que estabas saliendo con mi hermano?

El cambio de tema pilló a Noelle completamente por sorpresa.

—Bueno, sabían que estaba saliendo con alguien del trabajo, pero nada más.

—Entonces, podrían creer que se trataba de mí.

Noelle parpadeó. Mentir a sus padres no le hacía ninguna gracia, pero la tentación era enorme. El bebé era un hecho y Dev le estaba ofreciendo la manera de minimizar el daño a su familia y de poder seguir adelante con sus sueños.

Lo cierto era que era una oferta increíblemente generosa.

—¿Y tú qué sacas de todo esto? —le preguntó.

—Que el niño o la niña lleve mi apellido y formar parte de su vida.

—Podrías tener esas dos cosas sin necesidad de casarte conmigo.

—Quiero hacer las cosas bien. No puedo cambiar el pasado, pero quiero ayudarte en el futuro. No me conoces, Noelle, pero vas a tener que confiar en mí.

Noelle no creía que fuera a ser necesaria mucha confianza por su parte porque sabía que a Dev le gustaba tenerlo todo atado y bien atado y suponía que aquello se lo iba a poner por escrito.

—No quiero la herencia de Jimmy —le dijo—. Es demasiado.

La empresa de Dev, Hunter Manufacturings, era un negocio multimillonario.

—Me conformo con una casa y con dinero para el niño —añadió haciendo una mueca de disgusto nada más haberlo dicho—. Solamente la manutención del niño —se corrigió—. Eso es lo que Jimmy me habría dado.

Dev se metió las manos en los bolsillos y sonrió.

—Me estás diciendo que sí.

—Oh —dijo Noelle reflexionando sobre sus palabras—. Creo que sí.

¿Cuándo lo había decidido? Daba igual. Dev tenía razón. Aceptar su propuesta le haría la vida mucho más fácil. Seguía sin saber qué sacaba él de todo aquello. A lo mejor, tener una familia de nuevo aunque fuera de manera temporal. ¿Sería importante para él?

—No te conozco de nada —comentó Noelle.

—Eso tiene fácil arreglo. Para empezar, podemos salir a cenar esta noche. Así, tendremos ocasión de hablar de la ceremonia, confeccionar un calendario y lanzarnos.

Noelle pensó que más bien parecía que estuvieran cerrando un trato de negocios y no hablando de matrimonio y, en realidad, así era.

—Está bien —accedió—. ¿Dónde quedamos?

—En mi casa —contestó Dev poniéndole por escrito la dirección—. ¿A las seis y media?

—Muy bien —contestó Noelle guardándose el papel—. Bueno, me voy a trabajar.

—Pero si no entras hasta dentro de un par de horas.

—Sí, pero ya que estoy aquí... —contestó Noelle—. Gracias por todo —añadió desde la puerta.

—Gracias a ti, Noelle. No te preocupes más de la cuenta. Te aseguro que todo va a salir bien.

Noelle sonrió y se fue.

¿Bien? Estaba embarazada de un chico que había muerto, acababa de acceder a casarse de manera temporal con un hombre al que no conocía de nada y tenía que mentir a toda su familia.

De bien, nada.

Capítulo 2

Noelle salió del trabajo poco antes del mediodía. Aquel día, había trabajado unas cuantas horas más que de costumbre y le había dado tiempo de sacar lo que tenía atrasado. Lo había hecho de manera eficiente, decidida y concentrada, la única forma que se le había ocurrido de no pararse a pensar.

Si lo hubiera hecho, habría recordado la conversación de aquella mañana con Dev, su imposible propuesta y le habría entrado un ataque de histeria, lo último que quería que sucediera delante de todas sus compañeras de trabajo.

Había conseguido mantenerse sonriente durante todo el día, pero, en cuanto se metió en el coche, se fue corriendo a casa. Lo único que quería era refugiarse en brazos de su madre. A pesar de que tenía diecinueve años, necesitaba que su madre la consolara.

A lo mejor, era que daba igual la edad y que una siempre necesita a su madre. ¡Y pensar que en ocho meses ella iba a ser madre también!

—Imposible —murmuró Noelle mientras conducía—. Todo esto es imposible.

¿Cómo era posible que estuviera embarazada? ¿Cómo podía considerar casarse con Devlin Hunter? Desde luego, no podía cambiar lo primero, pero sí lo segundo.

Aceptar su propuesta había sido una locura. Lo había hecho porque le había parecido fácil, pero sabía que no estaba bien. Por eso, estaba deseosa de llegar a casa. Su madre solía hacer un descanso a mediodía y Noelle quería contárselo todo. Seguro que su madre le diría cómo romper el falso compromiso con su jefe.

Noelle sabía que Dev insistiría, pero con el tiempo se daría cuenta de que podía formar parte de la vida de su sobrino o sobrina sin tener que llegar al extremo de casarse con ella. Aunque le iría muy bien que le pasara una manutención para el bebé, no iba a insistir en ello. Ya se las arreglaría de alguna manera.

—Hola, mamá —dijo al entrar en la casa de dos plantas en la que vivía desde que era pequeña.

Aquella casa era vieja y estaba un poco desvencijada, pero era acogedora y cómoda. Encontró a su madre sentada en la cocina y, a pesar de que le sonrió, a Noelle le pareció que le ocurría algo.

—No esperaba que vinieras a comer, cariño —le dijo.

—Esta mañana he entrado antes y, por eso, he salido antes —contestó Noelle sonriente sentándose a su lado—. ¿Qué te pasa? —añadió al ver que su madre estaba llorando.

—Nada —contestó su madre—. Estoy un poco disgustada, pero no pasa nada. He discutido con tu padre.

Noelle le acarició el brazo.

—Papá y tú nunca os peleáis. A veces, os enfadáis, pero nada más. ¿Ocurre algo?

—Le he dicho a tu padre que estoy cansada de trabajar en la oficina de la iglesia. Quiero hacer algo más. Quiero conocer a otra gente. Estamos muy aislados.

Noelle no supo qué decir porque a su madre siempre le había encantado su trabajo. Por lo menos, eso decía siempre. Desde que era pequeña, Noelle le había oído decir que le encantaba estar con gente maravillosa que se preocupaba por su comunidad.

—Yo creía que te encantaba —comentó por fin.

—Pues no —contestó su madre—. Necesito trabajar. Es importante.

—¿Por qué?

—Por esto —contestó su madre mostrándole unos sobres—. Tu padre dice que Dios proveerá y es verdad. Bueno, más o menos. Pero la realidad es la realidad y... a veces, tu padre se pone... en fin, que no tenemos dinero suficiente —le dijo.

Era la primera vez que su madre le hablaba así, de adulta a adulta.

—Tenemos muchos gastos. Tu universidad no es mucho y será menos cuando te cambies a UC Riverside, pero Lily va a ir a una universidad privada y... por supuesto, estamos encantados de que la hayan admitido y le van a dar una pequeña beca, pero aun así... Además, le tenemos que comprar el coche por graduarse.

Era aquélla una tradición familiar. Noelle se sintió culpable por el coche que le habían regalado en junio al terminar el colegio.

Noelle miró el montón de sobres y se fijó en uno en especial.

—¿Esa factura es del hospital? ¿Es por mi accidente?

—No te preocupes —contestó su madre tomando la factura y guardándola bajo las demás.

—Pero tenemos un seguro médico.