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Sabes lo que sucede cuando te cuentan una historia mezclada con otra, cuando el lobo de Caperucita Roja se transforma en La sirenita, o cuando el Capitán Garfio viaja al País de las Maravillas? Pues que la historia ya no es la que todo el mundo recordaba. Lo mismo le ha sucedido a este libro que tienes en tus manos, ya no es la aterradora historia de Frankenstein ni el mágico cuento de Rumpelstiltskin, ahora es el "cuento estropeado" de Frankenstiltskin.
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Seitenzahl: 63
Veröffentlichungsjahr: 2022
¡¡¡¡Para los niños que sonlo suficientemente valientespara seguir leyendo!!!!—J.C.
¡Para mis hermanos Fin e Inigo,que adoran una buena historia espeluznante!—F.H.
PRÓLOGO
El Bibliotecario
Qué tal, repugnantes lectores.
Soy el Bibliotecario
de los cuentos de hadas que se han estropeado.
No fui de esta manera siempre.
Yo solía ser un bibliotecario
de libros encantadores, pintorescos y dulces,
libros cursis y respetados.
Pero entonces me aventuré
a la parte trasera de la biblioteca
y encontré un librero olvidado
donde los libros se habían estropeado
como leche que se ha cortado.
Se habían podrido
como un huevo corrompido.
Pero en esa podredumbre
los cuentos de hadas revelaron su real urdimbre,
sin adornos lustrosos
que los hicieran más… sabrosos.
Mientras leía estos libros
comencé a cambiar.
Los libros me convirtieron en su guardián,
el protector que los ha de custodiar.
Desde entonces he encontrado
más relatos enconados
y mi librero se ha transformado
en un compendio de cuentos de hadas
¡estropeados!
Y a medida que mi colección florece…
yo también he cambiado y ahora soy… ¡¡¡diferente!!!
Tal vez creas que conoces
la historia de Rapunzel.
Bueno, en mi biblioteca los libros
desvelan la verdadera historia
y su título real…
¡Rapun-moco!
Y tal vez creas que ya has leído
Blanca Nieves y los siete enanos…
Bueno, de ese cuento es el título correcto…
Blanca Nieves
y sus siete lobos hambrientos.
Uno de mis favoritos está aquí,
solamente para ti.
Tal vez ya hayas escuchado
la historia de Rumpelstiltskin.
Bueno, mis libros han revelado
la historia real.
Es un hilo argumental
de un monstruoso final
y un inicio bien bordado.
Éste es el cuento de…
FRANKENSTILTSKIN.
MUAJA ja ja ja ja ja ja…
CAPÍTULO UNO
Cola Mojada
Brionia amaba los animales,
los amaba a raudales.
De toda especie,
de toda forma y tamaño,
desde un resbaladizo gusano
hasta los sapos ancianos,
desde unicornios bramadores
hasta perros aulladores,
ella a todos adoraba.
Su amor en parte tenía
en su trabajo raíz.
Brionia era taxidermista.
Las pieles de los animales rellenaba
para diabluras educativas.
Hoy había sido convocada
de su aldea a la periferia,
donde un granjero había encontrado
el cadáver de un pájaro muy raro.
Ella llegó al lugar
cuando el sol ya se ocultaba
allí el granjero se hallaba,
con una trágica mirada.
Un pájaro dodo estaba muerto,
muerto como un dodo.
Un animal excepcional y arrebatador.
¿La causa de su deceso?
¡Un grave caso de extinción!
El granjero conocía
el trabajo de Brionia
gracias a sus muestras en el museo local,
donde asombraban a estudiantes,
ayudaban a los practicantes de veterinaria
y abrían las mentes del público en general.
Él sabía que esta pobre criatura
sería una valiosa adición
a tan grande colección.
“Una pena terrible ser atrapadotan joven por la Extinción”,
dijo el granjero,
limpiándose los ojos
con un mugriento pañuelo
mientras dejaba a Brionia con su lúgubre labor.
Brionia se puso los guantes,
sostuvo del pájaro su cuerpo pesado
entre sus manos con todo cuidado,
cerró los ojos y entonces fue…
En su mente,
Brionia pudo observar
sobre los grises peñascos al dodo pasear,
y en los purpúreos matorrales de su hogar,
el panorama disfrutar
del océano y más allá.
Ella amaba estos Sueños de Muerte,
y los tenía cada vez
que tocaba del animal su piel.
Era un don particular
que le brindaba los medios
para conectar con el animal
con el que se disponía a trabajar,
la manera en que se volvía conocido
la vida para ellos cómo había sido.
Para encontrar la mejor forma
de su muerte honrar.
A través de este don,
Brionia era capaz de educar,
de informar, y de… ¡todo lo demás!
Brionia se tomó su tiempo
para envolver con cuidado
al pobre dodo en el hielo
y emprendió con solemnidad
el regreso hasta su hogar.
Mientras su camino hilaba
a través de los caminos
de agujas de pino alfombrados
en las afueras
de su pequeña aldea aletargada,
Brionia escuchó el toque de las cornetas
de los cazadores de dragones de fuego.
Eran cazadores despiadados,
a quienes ella odiaba,
y que siempre contratarla habían buscado
para sus botines ganados.
Pero Brionia y su padre siempre se negaban,
pues sus habilidades de taxidermia sólo utilizaban
con animales que la muerte natural encontraban.
Los cazadores hostigaban
a estas pobres y mágicas criaturas
con sus pistolas que hielo lanzaban
para su aliento sofocar,
alegando que sólo estaban parando
la propagación del fuego,
aunque todo el mundo sabía
que los dragones de fuego
incendios sólo causaban
cuando se sentían amenazados.
Brionia anhelaba el retorno
de Jack el Libertador,
un guerrero de la libertad
para los animales del lugar.
Nadie sabía quién era,
pero él aparecía
ahí donde los animales
tuvieran necesidad.
Jack el Libertador había salvado
a los dragones de fuego antaño,
con sus ropas impecables
y su escudo impenetrable.
Pero no había sido visto
desde mucho tiempo atrás.
Ahora los cazadores,
tramperos y peleteros
se estaban reuniendo,
ejerciendo su derecho
de atrapar y de cazar,
un derecho tallado
en piedra por el Rey
de Mítica entera.
Un destello de llamas voló a su lado,
un cuerpo ardiente escapando.
Era un dragón de fuego,
que alrededor de Brionia giró.
Un chorro de agua helada
detrás de él lo alcanzó
con lo que su llama extinguió.
Y contra un arbusto se estrelló.
Los toques de corneta sonaron con fuerza
a medida que los cazadores
doblaban la esquina
montando sus mecánicas bestias
de calor y de vapor.
“¡Niña!”
gritó un hombre grande y sudoroso
encima de su metálico monstruo
que parecía un barril patoso.
“¿Has visto un dragón de fuego por aquí?”
“No”, dijo Brionia, poniéndose rápido delante
del escondite del dragón de fuego.
“Son increíblemente inusuales.”
“No lo suficiente, si nos lo preguntas”,
dijo el hombre sudoroso mientras agitaba
un mechón sudoroso sobre su
calva sudorosa.
“Se ven acalorados, tal vez deberían dejar en paz
a este pobre e indefenso animal.”
“¡Ja! ¡Dejarlo en paz! ¡Jamás!”,
dijo el hombre sudoroso
antes de hacer sonar su corneta y dirigir
a los cazadores a sus mecánicos terrores.
Una vez que se habían ido,
Brionia hacia el arbusto se inclinó
y sobre él resopló.
Nunca antes había visto
a un dragón de fuego cerca,
la mayoría sólo vislumbraba
a lo lejos sus destellos de llamas.
Era increíblemente raro
ver uno extinguido y a la mano.
Estaba suavemente humeando;
su piel era escamosa y negra como azabache
y sus grandes ojos verdes
parecían asustados.
“Está bien, se han ido. Estás a salvo ahora.
Puedes irte a tu morada.”
Algo parecido a una sonrisa
en el rostro del dragón de fuego titiló.
Luego sus mejillas hinchó
e intentó encender sus llamas,
pero tan sólo chisporroteó
y humo negro y más nada
salió desde sus escamas.
“Pobrecito. Te han dado con el agua helada.
Vas a tener que venir conmigo a casa
hasta que esté de regreso tu llama.”
Brionia la mano extendió.
El dragón de fuego olfateó,
sobre ella se arrastró
y por el brazo continuó
hasta que a su hombro llegó.
“Ya está resuelto, entonces. Creo que te llamaré
Cola Mojada en honor a la manera enque te encontré.”
Alrededor del cuello de ella,
Cola Mojada se acurrucó
y su cálido cuerpo la reconfortó,
mientras ella emprendía el camino a casa
con su carga sobre su espalda:
el pobre y difunto dodo.