Ganar o ganar. No hay opción - Jesús Oviedo Pérez - E-Book

Ganar o ganar. No hay opción E-Book

Jesús Oviedo Pérez

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Dificil sentir un relato tan poderoso, escrito con la genialidad de quienes pueden acudir a un lenguaje simple y directo para expresar ideas y conceptos de fondo. Difícil que quien lo escriba guarde semejante sindéresis entre lo que dice y hace, entre lo que escribe y aplica. ...El último libro de Jesús Oviedo Pérez-el cual usted está a punto de leer es la confirmación de que, en la vida la única opción es ganar, y no hay nadie mejor para decirlo que él, un empresario que no siempre ganó, pero quien, aún en medio de las dificultades y de algunas batallas perdidas, nos enseña cómo las derrotas no son definitivas y las victorias dependen de una combinación -o "coctel", así lo llama él— que tiene elementos decisivos y deben ser construidos sistemáticamente, sin desfallecer. En tiempos de incertidumbre, de desánimo colectivo y miedo por el futuro, Ganar o ganar, no hay opción es una invitación a entender cómo de las crisis siempre provienen los mejores chances, siempre y cuando las cosas se hagan con disciplina, con actitud mental positiva y siguiendo las recomendaciones que los lectores encontrarán en estas páginas».

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PRIMERA EDICIÓN: NOVIEMBRE DE 2023

© Jesús Oviedo Pérez, 2023

© Cangrejo Editores, 2023

Transversal 93 núm. 63-76 Int. 16, Bogotá, D.C., Colombia

Telefax: (571) 276 6440 - 541 0592

[email protected]

www.cangrejoeditores.com

© Ediciones Gato Azul, 2023

[email protected]

Buenos Aires, Argentina

ISBN: 978-958-5532-65-6

DIRECCIÓN EDITORIAL:

Leyla Bibiana Cangrejo Aljure

PRODUCCIÓN EDITORIAL:

Víctor Hugo Cangrejo Aljure

PREPRENSA DIGITAL:

Cangrejo Editores Ltda.

DISEÑO GRÁFICO:

Sandra Liliana González Bolaños

DISEÑO CARÁTULA:

Diego Alejandro Ramírez Peréa

Todos los derechos reservados, ninguna parte de esta publicación puede ser reproducida, almacenada en sistema recuperable o transmitida en forma alguna o por ningún medio electrónico, mecánico, fotocopia, grabación u otros, sin previo permiso escrito de Cangrejo Editores.

El texto y las afirmaciones que contiene esta obra son de la exclusiva responsabilidad del autor. Ni los editores, ni el impresor, ni los distribuidores, ni los libreros tienen responsabilidad por lo escrito.

IMPRESO POR:

Quad Graphics

Diseño epub:Hipertexto – Netizen Digital Solutions

A Dianita, mi esposa, que todos los días, me acompaña

y apoya intensamente en la realización al cumplimiento

de mis sueños, y con quien comparto mi pasión para

vivir con la mejor actitud mental positiva

CONTENIDO

PRÓLOGO

CAPÍTULO 1

UNA MAÑANA EN QUITO

CAPÍTULO 2

LA AMBICIÓN, LA GASOLINA DEL ÉXITO

CAPÍTULO 3

EL COCTEL DEL TRIUNFADOR

CAPÍTULO 4

LA ACTITUD MENTAL POSITIVA

Charla 1La ciencia del éxito ayer, hoy y siempre

Charla 2Volar muy alto, como las águilas: el camino al éxito y al logro de los objetivos

Charla 3Medicina para nuestro corazón

CAPÍTULO 5

EL COMPROMISO

Charla 4Decisiones y más decisiones

Charla 5La fe y el facilismo

Charla 6El miedo un enemigo silencioso

Charla 7El éxito depende de mí, de nadie más

CAPÍTULO 6

OBJETIVOS

Charla 8El resultado depende de mí programación

Charla 9Nuestro mejor proyecto

Charla 10La película más importante de la vida

Charla 11El gran secreto para el éxito

CAPÍTULO 7

TRABAJO

Charla 12¡Nos tocó remangarnos!

Charla 13Lecciones de los clásicos

Charla 14De la sima a la cima

Charla 15Póngale atención a su gente

CAPÍTULO 8

FORMACIÓN

Charla 16¡Dejemos el afán!

Charla 17Galileo 400 años después: una guía para avanzar en una sociedad compleja

Charla 18El buen samaritano

CAPÍTULO 9

REFLEXIÓN

CAPÍTULO 10

CONCLUSIÓN

PRÓLOGO

DIFÍCIL ENCONTRAR TANTA ESPERANZA y optimismo en unas cuantas páginas. Difícil sentir un relato tan poderoso, escrito con la genialidad de quienes pueden acudir a un lenguaje simple y directo para expresar ideas y conceptos de fondo. Difícil hallar tanta sinceridad en un texto, sin edulcoración ni engañosas cortesías. Difícil que quien lo escriba guarde semejante sindéresis entre lo que dice y hace, entre lo que escribe y aplica.

Y, sin embargo, a pesar de lo difícil que resulta hacer todo lo anterior, el último libro de Jesús Oviedo Pérez el cual usted está a punto de leer —es la confirmación de que, en la vida la única opción es ganar, y no hay nadie mejor para decirlo que él, un empresario que no siempre ganó, pero quien, aún en medio de las dificultades y de algunas batallas perdidas, nos enseña en su última obra cómo las derrotas no son definitivas y las victorias dependen de una combinación —o «coctel», así lo llama él— que tiene elementos definitivos y deben ser construidos sistemáticamente, sin desfallecer.

La compilación de charlas del señor Oviedo, plasmada en estas páginas, es a la vez la evocación de un ejemplo de vida; es la sumatoria de experiencias vividas y es, desde esa acumulación, una maravillosa oportunidad de transferencia de aprendizajes que hace el autor para todos sus lectores.

En tiempos de incertidumbre, de desánimo colectivo y miedo por el futuro, Ganar o ganar, no hay opción es una invitación a entender cómo de las crisis siempre provienen los mejores chances, siempre y cuando las cosas se hagan con disciplina, con actitud mental positiva y siguiendo las recomendaciones que los lectores encontrarán en estas páginas.

Este es un libro que cae bien a nivel individual, porque inspira e invita a la acción, pero al país, debería servirle para la reflexión colectiva hoy, cuando para muchos «todo está perdido». Al contrario, don Jesús Oviedo expone razones concretas para el optimismo, recordándoles a quienes consideraran estos tiempos aciagos, que ha habido otros más duros, quizás, y sólo a punta de creatividad y método hemos logrado superarlos, desde la construcción de liderazgos genuinos y la identificación de oportunidades.

Y no, este libro no es un manual de superación de esos escritos por los palabreros y charlatanes del siglo XXI, para llenar sus bolsillos de plata a costa de incautos que detrás de títulos seductores venden y compran rebuscadas teorías o, peor aún, lugares comunes acomodados con palabras bonitas.

Cada charla de Jesús Oviedo, cada ejercicio y reflexión propuesto, reconoce las realidades de la vida, comenzando por la suya propia, que no fue siempre una autopista despejada, sino, por el contrario, ha tenido —y sigue teniendo— obstáculos que él ha podido superar, con métodos efectivos los cuales pone en práctica en su vida personal y profesional y no se cansa de compartirlos entre quienes lo conocen o trabajan con él.

Lo que me gusta de lo escrito por Jesús Oviedo, en este libro y en los demás, también de su autoría, es que no esconde sus orígenes, no minimiza las adversidades y no habla de utopías, sino de metas alcanzables y de sueños que se alimentan de acciones, sueños construidos con disciplina sin desesperar ni rendirse.

En las charlas 15 y 16, los lectores encontrarán lecciones apropiadas y oportunas para la vida excesivamente individual y algo egoísta que ahora vivimos. La reivindicación del trabajo en equipo y el liderazgo colectivo y circular, que basa la autoridad en el respeto y no en el miedo; en la capacidad de escucha y no en la imposición de pareceres, resultará tan útil como necesario para quienes tienen a su cargo grupos de trabajadores o socios en sus proyectos.

Por lo demás, las páginas que usted, apreciado lector, se dispone a navegar tienen la característica fundamental de una buena obra: son tan apasionantes que será difícil despegarse de ellas y no querer terminarlas en un solo ‘envión’.

Así que disfrútelas, pero, sobre todo, aplíquelas en su cotidianidad, porque los buenos pensamientos solo resultan buenos de verdad, si se traducen en acciones y se proyectan hacia afuera, con fuerza y con convencimiento, tal como lo hace el empresario, el filántropo, el conferencista, el buen ser humano que es Jesús Oviedo Pérez. Aquí comienza un gran viaje, cuyo destino final consiste, ni más ni menos, en «ganar»…

José Manuel Acevedo Medina

CAPÍTULO 1

Una mañana en Quito

EN 1977 OCURRIÓ UN hecho trascendental que cambiaría el curso de mi vida para siempre. En efecto, por primera vez me encontraba frente a lo que sería el resto de mi vida. Nunca había estado en una situación semejante. Por el contrario, durante los años anteriores siempre había visto el futuro lleno de oportunidades que me permitieron crecer y desarrollarme en lo personal y profesional. Gracias a eso, en realidad llegué a pensar que había alcanzado el cielo con mis manos. Bueno, eso era lo que yo creía en ese momento.

Los años anteriores fueron de mucho crecimiento en todos los ámbitos. Pasé de ser mensajero en un almacén de ropa a convertirme en socio gerente. Logré también un reconocimiento social al participar en diferentes actividades cívicas y en algunas juntas directivas de empresas. El futuro lucía maravilloso. Todo lo que hacía iba dando sus frutos. Sin embargo, no avizoraba lo que el año de 1977 traería para mí.

Yo, el hombre del esfuerzo, del trabajo duro, de aprovechar todas las oportunidades, por primera vez en mi vida enfrentaba una situación inesperada.

Era una mañana soleada y fresca. Me levanté con esa extraña sensación de encontrarme ante un terrible escenario. Había llegado hasta allí por una serie de circunstancias que me obligaron a tomar una decisión profunda y dolorosa. Estaba solo, sin la familia, sin los amigos, sin los colegas, sin el apoyo de las personas de mi entorno. Tampoco tenía dinero. No tenía trabajo. No tenía una opción, al menos visible.

Era diferente a todo lo que me sucedió en el pasado, porque siempre tuve personas a mi alrededor y oportunidades laborales, aunque hubo temporadas en donde el dinero escaseaba, siempre me las arreglé para tener lo que necesitaba, gracias a mi habilidad y a mi constancia en el trabajo, el dinero siempre aparecía.

Aquel día, en mi completa soledad entendí que nada de lo vivido hasta entonces se parecía a las circunstancias que tendría que enfrentar a partir de aquel momento.

Aunque pueda parecer muy complicado y difícil, estar en esa dramática situación cambió radicalmente mi vida y para siempre. En efecto, me transformó en la persona que hoy soy. Muy posiblemente si no hubiera enfrentado esta circunstancia, mi vida habría resultado un tanto predecible. Los negocios continuarían con una trayectoria seguramente positiva, pero jamás habría podido alcanzar lo que hasta hoy he logrado. El tamaño del desafío que enfrentaba iba a ser correspondiente con el tamaño del resultado que obtendría más adelante.

Estos hechos me han llevado a reflexionar sobre aquellos retos que la vida nos va poniendo en frente y sobre cómo nosotros los gestionamos. Hoy pienso que ahí está la clave del éxito. Hay dos tipos de personas claramente definidas: unas, las que, al verse abocadas a situaciones difíciles o complicadas, optan por sentirse amenazadas, y peor, por percibirse como víctimas. En este caso, sus respuestas son débiles. Se permiten considerarse heridos y afectados; casi siempre entrando en la parálisis, el miedo y, por supuesto, la inactividad. De esta manera el problema o la dificultad en lugar de constituirse en un motivo para crecer y para seguir adelante, se convierte realmente en una roca aplastante que agobia y conduce al fracaso. Otras, son aquellas personas que, por el contrario, ante la misma dificultad lo que piensan es en cómo solucionarla, cómo encontrarle una salida y, además, reflexionan sobre las enseñanzas que pueden encontrar; gracias al uso de la inteligencia y de las capacidades individuales, normalmente logran resolver sus dificultades y aumentar sus habilidades de manejo de crisis.

En el papel parece muy sencillo. Sin embargo, en la vida real es más difícil, aunque no imposible. Por ello este libro está dedicado a todas las personas que en un momento de su vida se enfrentan a las dificultades y piensan por un segundo que no son capaces de resolverlas.

Espero que esta historia sea de inspiración y sirva para entender que sí somos capaces, que tenemos la inteligencia, los conocimientos, la fuerza y todos los recursos en nuestro interior para resolver aquellos retos que la vida nos va imponiendo. Y lo más importante, hay que reconocer que mientras más grande sea el tamaño del reto, seguramente resultará más grande el tamaño de la recompensa. Si así lo pensamos, entonces no vamos a tener temor de enfrentar las dificultades en la vida. Vamos a entenderlas y manejarlas, de modo que podamos salir exitosamente de ellas, y, al final, lograr resultados que tal vez nunca imaginamos tener.

Allí estaba, a mis 29 años, en aquella soleada mañana, cara a cara con la soledad del fracaso; en una ciudad extraña, en un país extraño, en una casa extraña, frente a la circunstancia más extraña de mi vida. Por primera vez no tenía opciones. Lo único que tenía era la hospitalidad de un amigo que, ante mis dificultades, me ofreció un techo. Muy seguramente para la mayoría de las personas, y especialmente a esa edad, haber pasado de ser alguien aparentemente exitoso y con un futuro promisorio a estar en esta espantosa situación sería considerado un gran fracaso. Y lo más seguro es que los hubiera llevado a una profunda depresión. No es fácil sentir que no hay un camino. Que no hay alternativas. Que todo lo que se ha construido se derrumba. Que se pierde todo. Y que uno está desnudo ante la vida. Sin embargo, hoy reconozco que haber caído me sirvió para aprender a levantarme y esa debe ser siempre la lección. Caerse no es pecado, levantarse es la virtud. Claro, para lograrlo es fundamental tener una actitud mental muy fuerte.

Así estaba yo ese día, en Quito, Ecuador. No conocía a nadie. No conocía la ciudad. No tenía dinero. No tenía trabajo. No sabía qué iba a hacer con mi vida. No tenía ninguna opción. Sin embargo, fue esa circunstancia aplastante la que se convirtió en el suceso más fascinante y determinante de lo que sería el resto de mi vida. Por supuesto, quedaron muchísimas lecciones que hoy son parte muy valiosa de mi existencia.

Como no me podía quedar sentado mirando por la ventana para siempre, tomé la determinación fundamental de mi vida. La única posible en ese momento. Tomé la decisión de ganar. No tenía otra opción porque perder ya era mi realidad, no era entonces una alternativa. En ese momento lo había perdido todo. Así que perder más no se podía. La única posibilidad real que quedaba era la de ganar. Debía convertirme en un ganador si quería avanzar en mi vida y si quería conseguir los sueños que algún día me había permitido tener, o podía tomar la decisión de derrumbarme y hundirme en una profunda depresión, hasta, tal vez, atentar contra mi propia existencia.