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La pequeña Dorrit (en inglés original, Little Dorrit) es una novela por entregas escrita por Charles Dickens, publicada por primera vez por entregas de 1855 a 1857. Comienza en una prisión de Marsella, donde se encuentra el asesino Rigaud, que se jacta ante su compañero de celda de que ha matado a su rica esposa. Desembarca en la misma ciudad un grupo de ingleses, entre los que se encuentra el protagonista de la novela, Arthur Clennam, que regresa a Londres tras haber pasado los últimos veinte años en China comerciando, sin haber labrado gran fortuna, junto con su padre, que ha muerto hace poco. (Se cree que el autor quiso reflejar que el también nació en la prisión de Marsella puesto que tampoco su familia había pagado todas sus deudas así que decidió poner ese contexto.)
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Charles Dickens
LA PEQUEÑA DORRIT
CAPITULO I
CAPITULO II
CAPITULO III
CAPITULO IV
CAPITULO V
CAPITULO VI
CAPITULO VII
CAPITULO VIII
CAPITULO IX
CAPITULO X
CAPITULO XI
CAPITULO XII
CAPITULO XIII
Marsella ardía bajo los rayos del sol. El viento no podía formar una sola arruga en la quieta y sucia superficie del agua del puerto, ni en la más limpia de mar adentro. Las barcas, ancladas en el puerto, parecían braseros, e incluso las losas del suelo parecían no haberse enfriado en varios meses.
En aquella época, había en Marsella una repugnante prisión. En una de las salas de la prisión estaban dos hombres. Cerca de los dos hombres aparecía un banco carcomido adosado a la pared, sobre el que había tallado groseramente un tablero de damas a punta de cuchillo. La escasa luz que se recibía llegaba a través de una reja en forma de cruz, de cuya base partía una cornisa en la que estaba medio sentado, medio acostado, uno de los prisioneros, que parecía estar helado, porque estaba encogido y trataba continuamente de abrigarse con una gran capa, gruñendo descontento:
-¡AL diablo el sol, que no brilla nunca aquí dentro! Estaba esperando el rancho y miraba de reojo a través de las rejas, para ver el final de la escalera. La expresión de su rostro semejaba la de un animal feroz e irritado por la espera. Era de fuerte contextura, alto y robusto; sus labios eran finos pese a que el espeso bigote no dejaba apreciarlos a simple vista. La mano con que se sujetaba a los barrotes tenía en su dorso varios arañazos todavía frescos, pero conservaba algo de su finura primitiva.
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