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Meta-Tristeza, más que un poemario a la simpleza vista de un adulto, Es un diario hecho de mi piel. La Meta-Tristeza es un sentimiento, un sentimiento metafísico, de una tristeza que a mí no me pertenece, sino a mi yo niño. Y solo me he dedicadoo a escribir, lo que el nunca pudo decir. La Meta-Tristeza, es un sentimiento necesario, para la gente que aún sienten ser niños. Un sentimiento, que en este "poemario" está representado y manifestado como un ente a través del lenguaje. Pero la Meta-Tristeza, es algo que al igual que la poesía, tiene que ser física, tiene que ser irreal, y totalidad. Todos y todas somos creadores Todos y todas somos poesía
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A Marco
LA CARTA A YO
DE MI UNIVERSO
META-TRISTEZA (AUTOMÁTICA)
NACIMIENTO DEL METAPOETA
AUTO-POESÍA
LA TRASNFIGURACIÓN
POLEN DE BUFÓN
POESÍA CON PERDÓN…
MOVIMIENTO 16 CONCIERTO PARA PARTO EN FA CON CONTRACCIONES
MUERTE VEN Y DESNÚDAME
DÉJAME ESCONDERME
EL AMANTE DE FRANCIS BACON
ME RINDO
POSESIÓN
NO, NO EXISTE
ESCAPE
ÚLTIMAMENTE YA NO SOY
MANTRA SUICIDA
SINCERO
VILARMAO TERRA DE XIGANTES
AL METÁMETRO DE MADRID
EL 19 CUMPLEAÑOS
ONIRONÁUTICA
SOY UN SOÑADOR
METAESTÉTICA
QUIERO SABER SOÑAR
TALISMÁN DE PAPEL
DESEO
MARIPOSAS
LO HIPERBÓLICO Y EL ASTROLABIO
UN DESEO DE ETERNIDAD
LO HERMOSO DE ERRAR
UN MOMENTO
NUNCA QUISE DEDICARTE UN POEMA
CON QUÉ SUEÑAN LOS NIÑOS
LA ANTROPOMORFOSIS
LIBÉLULAS
META-HISTORIAS
PRINCESAS DISNEY
POETA TRISTE
TEORÍA DE CUERDAS
EL ASTRO CUERPO
SUB REALISTA
LENGUA DE CUERVO DE CIEGO
SOY TU YO
BAJO EL COLOR DE TUS OJOS
EL ABRAZO INFINITO
LLUEVE MAL
LA FUERZA DE LA CREACIÓN
Por fin… Por fin sé de que trata el libro que estás escribiendo Por fin sé porque escribes
No sé qué hora marcaba ese reloj al que tanto hiel le he mandado en forma de beso. Digamos que era la hora tímida, pues al igual que el vacío que hay mi mente cuando intento poner hora al suceso, tampoco recuerdo luna en el cielo la noche en la que descubrí tu ser. Acababa de terminar una película qué a día de hoy, no sé si fue la pieza que encajó en el rompecabezas, yo creo que no, que simplemente fue una más de las que venía viendo esos días, esas de dormir con el gallo y despertar con la cuchara de la comida en la boca. No llegué a transcender a un séptimo cielo con un octavo ojo, o una novena vida. Me gustó sin más.
Estaba sentado en mi cama con los cascos puestos, los que llevo de paseo, donde intento inventar trompos matemáticos, entre canción y canción.
Llegó como el relámpago hijo de tus dedos por mi nuca cuando te deseo dentro de mí.
Tras un chispazo, un golpe de corriente eléctrica, una descarga de alta tensión, un rayo desnudo, algo, lo que fuese… Me destripó sin yo darme cuenta de la potencia y los voltios emitidos por un grillo violinista, una sensación de furor y desgarro por mis intravasos sanguíneos. Mirando la luz de la farola que siempre me molesta, pero que no debe emitir suficientes ondas de voluntad como para levantarme y cerrar la persiana, de tal forma que solo penetre la suficiente luz por esos agujeritos, que tienen las persianas, para creer que estoy decorando mi habitación con estrellas de una luz externa. Y ante el cuadro surrealista de un ser (porque nunca he sabido como definirme, si como el niño que fui o como el que quiero ser), una habitación con oscuridad bonita, y dos guitarras que tengo como la torre de Babel y el faro de Alejandría. Un ser casi desnudo había entrado en un estado de parálisis física, el antimoviento en la física de la figura de un conjunto de células carne y meta átomos estaba tomando el papel principal de una obra que podíamos llamar “el inmóvil”
Reí y acto seguido lloré. Era la iluminación de San Agustín, o la refractación de un ultrasonido, lo que por fin me dio la respuesta a una pregunta que nunca sabía responder.
¿Por qué escribo?
Mi primer poema (que no tuyo) fue para presentarme a un concurso en el instituto, donde el premio era un libro y un disco a elección. Entonces me lancé a la aventura y escribí algo a lo que por regla deberíamos llamarle poema, pero no sé si se puede considerar poema, un texto tan mal escrito y por no decir que Marco, no sabe escribir dos versos seguidos y que rimen. Y gané. Pero eso no importa, lo grandioso de todo el asunto es que (aún también queriendo tener el libro) lo que me llevo a escribir mi primer poema y recalco “mi” primer poema, no tuyo. Fue por querer tener música. La poesía nace de la música, y te abrió las puertas del universo. Estaba orgulloso de mi creación y como si tuviese una piruleta en la boca, me atreví dulcemente aunque con algo de timidez disimulada, a enviarle este “texto” a una figura que al igual que la música te dio el impulso metafísico para dejar de tocar la tierra con unos pies talla 43. La introduciré como la “libera sueños”. Un personaxe mitolóxico dun monte galego, un personaje que recorre la historia por las raíces de la tierra de los gusanos infinitos en forma de mandala, y que duerme en una cama de sueños y mucho amor. Donde pilota la pluma del corazón por las manchas de las vacas sagradas, y que mece el frenesí y la rabia profunda del poeta desatado, entre la racionalidad del número áureo en el movimiento de la azada incrustada en la tierra, removiendo no solo nutrientes, sino constelaciones. Un ser bípedo que tiene un origen bastante similar a Yo, y puede que conectados por varias ramas del árbol del fruto santo. Un cuerpo que nace del pincel de Van Gogh, en la noche estrellada que Yo, veía entre los tubos de escape (escape físico) El ser de antimateria, no mi profesora, ni mi amiga, sino el pájaro de su poesía... A él le hablo, y a él le doy las gracias, por explicar sin palabras ni gestos, que el poema no se entiende, se siente. Ella estaba orgullosa de mi pequeño recién nacido, y eso me dio la suficiente energía como para seguir intentando esto de escribir “poesía” Y un día la libera sueños leyó de una libretita naranja, poemas que como no, tenían que rimar porque si no, eso no era poesía para mí...
Quiero hacer una breve pausa antes de seguir la carta, y es que el comienzo de esta lo estaba haciendo desde mi habitación en mi portátil, y ahora que he salido a mí queridísimo recorrido de deambulante estelar, me está acompañando una luna que no se si medir por su belleza o medir su belleza por su medida, una luna de proporciones lunáticas, está demostrado toda su potencia y el aura de fuego, dan ganas de abrazarla, aún sabiendo que su medida belleza no tiene límite.
Así que tras una serie de quedadas en catacumbas, para que la luz del vientre madre no nos molestase, compartiendo la fuerza de la creación, llegó el día en el que me mandó un Gmail con una obra de un tal Pablo Neruda que se hace llamar "El canto general" y aún tengo marcado el momento en el que con tan solo 4 versos que recuerdo leer...
Naciste una noche de un 16 de Marzo de 2004, pero renaciste como poeta una noche en la que no solo sostenías, un móvil que iba a ser todas tus noches tu ouija para comunicarte con el más allá, si no que estabas aguantando unas lágrimas que pesaban precisamente 13 quintales.
Y me arrebataste el control mental y muscular. Yo era Nagasaki y tú 1945. Yo en ese momento no tenía alma ni sensación de estar en un espacio o un tiempo. Era un momento que duró lo que tarda en caer un pétalo a un volcán hondo y lleno de lava. Y ahora esa sensación del frenesí por la carótida directa al meta corazón, es éxtasis enfrascado en noche farolas. Y lleva siendo así desde hace 3 años que naciste dentro de mí como la semilla que eras y del árbol que soy, porque ya no soy Tu, ni soy Yo, porque Yo eres Tú.
8 de enero de 2023, una habitación a una temperatura poética, percibía la vida dentro de las pupilas dilatadas ante esa verdad de la que fui testigo.
Me presento, nací un 16 de Marzo una noche más de 2004. Me criaron dos animales un búho y un león, yo era un ser antropomorfo que pronto echaría alas de mamá y cazaría sentimientos en la selva con la potencia de tinta de león.
Me presento, me crié en Madrid, allí aprendí a soñar, amé, y lloré. Fui niño en una casa llena de música y una bóveda de cenizas.
Me presento, soy Yo, el niño pájaro. Nací y morí en el mismo lugar, en el barrio de San Blas. El día que ya no pertenecía a la maldad del mundo, tenía la temprana edad de 12, cuando con mi padre, salí en un autobús rumbo a Galicia, despidiéndome de lo que fue la cueva donde aprendí a tocar las estrellas saltando.
La vida me colocó en una balanza eterna, en la que allí se media el peso de la tristeza y el mío. Cuando ella pesaba más, yo por mucho que me alzará hasta tocar la irrealidad, su peso me hundía. Pero cuando era yo el que pesaba más que ella, era ella la que gobernaba mi cielo. He visto como el búho y el león lloraban y se peleaban, ha faltado en mi pico de pájaro comida a veces. Incluso llegó el momento en el no teníamos nido donde el búho antes me hacía caricaturas y león jugaba conmigo a lo que fuese. Hubo temporadas en las que solo volaba con el búho y otras en las que solo cazaba con el león. Pero ¿Sabes que es lo que más nunca faltó? A pesar de que no hubiese lombrices de tierra profunda en mi cuerpo, a pesar de no tener cueva donde dormir, a pesar de estar separados los elementos que formaban mi mundo, lo que nunca faltó fueron las ganas de soltar un grito instintivo y descomunal que hiciese una inversión al atractor de Lorenz. Lloré, lloré y mucho, pero las partículas subatómicas que formaban y forman microcuentos donde el malo siempre ganaba, nunca se acabaron. Pero a pesar de todo quiere (y quiero) agradecer a este momento exacto de vida, porque por las noches aún podía distinguir las estrellas de la luna, en el cielo intoxicado de Madrid.
Hola, y un 8 de enero tenía la boca abierta con un gusto a sal de lágrimas.
El mayor miedo (que fea es esta palabra) que tengo, es crecer y algún día olvidarme del niño que fui, y que viví.
Soy lo que se denomina en filología como "canal" soy el encargado de llevar el mensaje de un pájaro a la realidad.
Esa es mi función, tengo un niño encerrado dentro de mí que quiere reventar en llanto, explotar de forma que el universo se expanda. Tiene tanto que decir Yo...
Se siente meta triste, su cuerpo efímero nos dejó atrás, pero plantó en mi garganta una semilla. él no es físico, es metafísico, y su tristeza lo es también.
Yo, no escribe poesía, primero porque él no cree en la poesía, ni es poeta ni hace poemas, son mosaicos de carne que me manda escribir en mi móvil, en un bloc de notas.
Le pongo música, y la escuchamos para entendernos.
Este algo que estoy creando, es porque yo tengo materia, y el solo es un pájaro en un cuerpo de verdad. No merezco ningún logro, solo quiero ayudarle, porque es parte de mí. Le llamo Tu, y él me llama a mi…
Todos esos textos estructurados de una manera casi aleatoria, son lo único físico que queda ya de mi querido Yo.
Del niño anarquista, que no quiere reglas en el mundo.
Del niño que podía gobernar el bello universo que tanto utiliza en sus escritos de forma tan inmensa, porque es allí donde reside, y a pesar de llevar allí más de 6 años, no se ha movido porque aún quiere contar motas de polvo espacial.
Un niño que merecía soltar algún día todo esto, hasta que pueda ser tan ligero que la gravedad que se inventa le empuje por todo su patio, al que nosotros, los que pisamos aceras, y nos quejamos de absurdeces, llamamos Mundo.
Él y yo nos despedimos, porque a pesar de que la carta se llama "La carta a Yo" soy yo el propio “Yo” quien ha escrito toda esta bala de cañón que tiene que ser disparada con potencia de amor. Nos despedimos, porque nos quedan aún muchos viajes interestatales e interestelares por los demás corazoncitos de polen, de aquellos que se creen mayores, y tienen un Yo pidiendo auxilio, para volver a pisar tierra (pero no por mucho, porque aparte de tener alas, no nos gustar ser tangibles)
ÁNIMO CAMARADA
La meta tristeza es un sentimiento metafísico que cada uno de nosotros tiene que vivir para encontrar que es lo que reina MÁS ALLÁ
Adiós, me voy con la próxima estampida de pájaros silvestres a donde nos lleve la vida
Que me regaló un búho y un león
Y estrellas de verdad en los ojos de Yo
Una luna que canta nanas
Me voy sabiendo que Yo es el niño que nunca morirá Y siempre sonreirá a pesar de que la meta tristeza gane la batalla
Adiós para siempre onironauta nos veremos cazando sueños en nuestro niño interior
Dime tú
Que eres la que escucha mi voz
Ya con sangre y pliegues de piel muerta de mis labios
Dime tú
Quien soy yo
Para tener la necesidad
O el instinto reprimido de querer matarme el alma
De tener que escribir versos
En los que la vida no vale nada
Y la nada me arropa con ternura el corazón
Dime tú entonces
Que eres la que escucha mi voz ya lejana
Muerta
Quien soy yo en mis versos
Para tener la necesidad de escribir tan triste
Mi vida
Mis sentimientos que van desapareciendo con cada latido que
marca el corazón
Dime tú qué necesidad tengo yo
De escribir versos tan depresivos
Porque no estoy bien
Porque necesito llorar a oscuras
Porque necesito ocultar sentimientos en poemas que abren
cicatrices
Cicatrices que siguen sangrando
Sangrando sentimientos
Meta-amorosos
Y te lo digo a ti
Que no me conoces, y que sabes perfectamente los más íntimo
de mis íntimos deseos
Sueños
Y las mayores penas de mi vida
Dime tú entonces
La que llora meta-lágrimas
Quien soy yo en mis poemas
Que necesito escribir para sentir
Sentimientos meta tristes
Sostengo en mis manos el miedo del frio
Agarro con fuerza ese último graznar del viento
Y con el último aliento que solfea el canto del vivo
Vengo yo predispuesto diciendo:
Que por cada tumba una estrella en el campo haga sonreír con
letargo al muchacho de los ojos claros
Que la sombra que siembra lo sembrado diga alto
Que perdió la vida como como el cuadro desnudo
Que intento enseñar el infinito y solo mostró cristal roto
Hermanos y hermanas gente que siente la calzada
Como el plano abstracto de la empuñadura del lápiz que escribe
al revés y cose canciones en blanco y negro
Quiero que liberéis el canto de la sirena que reina el prado de las letras
Y que lleguéis al escalón que os haga sentiros uno con la tierra para así despedir el calor que libera la cólera de los cielos
Y revelarse felices ante las heridas de la rosa que intentamos arrancar tan solo por ver como lloraba la sangre de miles de años la tierra que vivía debajo de ella
Recuerdo el canto rodado de la imagen del firmamento
Recuerdo que gritaba y se asfixiaba por querer ser libre
Estoy en el cuarto menguante de la fuente donde
Los niños regaban los cuadernos y los hacían crecer
Desde aquí mi mundo cambia hacia el verso de un mirlo
Puedo llegar a comprender al canto rodado y como vuela entre aspas
Como escribe el destino de nuestros pasados sobre los que
caminaremos en el futuro Más lejano que vio el reloj que marcó
siempre las horas del lado equivocado
Creado con margaritas pintas
No puedo pensar en lo que debo creer
Pues es la primera vez que esto ocurre
Estoy solapando estrofas con sulfuro del que se alimento el
mismo DIOS
O la más mayor del pueblo que se arrancaba las heridas
gritando DO RE MI FA SOL y escribió escuchando el tintineo
de las campanas de la infancia del ruiseñor
Que olía el saber de los antiguos más finos
Que callaba a las fieras que cortaban el pistilo a os inmortales
¿Quién es el que ha tirado la piedra a las ondas y ha formado agua?
Seguro que ha sido el mismo que puso un margen a las montañas de siete picos curvados y subrayados con nieve caída del horizonte gótico
También será el mismo que enfrentó al sol diciendo que solo era el principio de los botones de su camisa
Dulce valiente que logró escapar del bosque de piedra y plantó los números
Plantó el átomo que formó la estancia del todo donde las terrazas eran ciegas pero firmes Como el palo que no aguanto la
lluvia del tridente de Poseidón
Pero si aguantó el beso de los lobos aullando como humanos tras el velo del cementerio y... ¿Para qué?
Si ese palo fue la fusta del Füher ese palo dominó las clases sociales
Dominó el pincel de Da Vinci
Engendró las pesadillas más fúnebres de Poe y Lovecraft
¿Qué es lo que quiero sin saber que quiero ser saber que ser?
El trabalenguas del loco que acabó atado por decir
Que el agua solo era luz propagada por el mundo
Y por pensar que ser libre era tener miedo a volar
Lo veo,
SI ese es el destino que mi rumbo nunca me dijo
Pero mis piernas si señalaron
Pero mientras espero ver pasar el cometa del niño que más y más lejos sube
Más me hace pensar en que fue del último poema
Que no he escrito
La última sílaba
La sin hueso como se escupía
Que fue del tiempo que yo recordaba cuando ponía las equis en los mapas del tesoro
Donde acababan mis pequeñas rayas que de rojo calzaban unos zapatos rubís
Que huellas más bonitas dejaban…
Eran como las ondas del mar
Eran simples