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Stefan Zweig /ʃ'tɛfan tsvaɪk/ (Viena, Austria, 28 de noviembre de 1881-Petrópolis, Brasil, 22 de febrero de 1942) fue un escritor, biógrafo y activista social austríaco de la primera mitad del siglo XX, sin parentesco con el escritor Arnold Zweig ni tampoco con la escritora alemana Stefanie Zweig (nacida en 1932).Sus obras estuvieron entre las primeras que protestaron contra la intervención de Alemania en la segunda guerra mundial y fue muy popular entre 1920 y 1930. Escribió novelas, relatos y biografías. Veinticuatro horas en la vida de una mujer (alemán: Vierundzwanzig Stunden aus dem Leben einer Frau) es una novela escrita en 1927."La novela describe a una mujer durante un solo día de su existencia, un día a la vez maravilloso y, al fin, terrible. Ella es una viuda inglesa y se enamora por azar o imprudencia de un diplomático polaco una noche infausta en Monte Carlo. A partir de esa primera chispa de interés, la novela se introduce en sus problemas, en una vida inesperada e inestable."...Carta de una desconocida (Brief einer Unbekannten) es una novela de Stefan Zweig publicada en 1922 y cuenta la historia de un escritor que recibe la carta de una mujer que no conoce y que ha estado enamorada de él toda su vida...“El tren precintado”, Zweig lo dedica a la llegada de Lenin en tren a la Estación de Finlandia. Cuenta desde que Lenin “con regularidad constante va cada día a las nueve de la mañana a la biblioteca pública, permaneciendo en ella hasta las doce, hora en que ésta se cierra. A los diez minutos está ya en su casa para tomar su frugal comida, y vuelve a salir a la una menos diez para ser nuevamente el primero en llegar a la biblioteca, donde permanece hasta las seis de la tarde” hasta su llegada a Petrogrado y el comienzo de los “diez dias que cambiaron el mundo”...
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OBRAS
Veinticuatro horas en la vida de una mujer
Carta de una desconocida
El Tren Precintado
El autor
Podrá ser una ilusión, mas quien
piensa resueltamente por encima
de lo existente y lo preexistente,
por lo menos se procura una
libertad personal frente a nuestra
época insensata.”
Stefan Zweig
En Florencia, 1932
En una modesta pensión de la Riviera, donde residía, diez años antes de la guerra, estalló en la mesa una violenta discusión, que, exacerbando de pronto los ánimos, estuvo a punto de degenerar en reyerta furiosa.
La mayoría de los hombres tiene escasa imaginación. Todo lo que no los afecta de inmediato y directamente, no hiere sus sentidos, cual dura y afilada cuña, casi no logra excitarlos; mas si un día ante sus ojos acontece algo insignificante, inmediatamente estallan apasionados. Entonces la apatía se convierte en frenética vehemencia.
Esto ocurrió entre las personas aburguesadas que se sentaron a nuestra mesa, donde por lo común entregábamonos a pequeñas charlas insubstanciales, para separarnos en cuanto terminaba la comida. El matrimonio alemán tornaba a sus paseos y a sus fotografías, el danés apacible a su aburrida pesca, la respetable dama inglesa a sus libros, el matrimonio italiano escapaba a Montecarlo y yo perezosamente me hundía en una silla del jardín o volvía a mis trabajos.
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