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En este libro a través de su conversación con Gabriele Seils, Rosenberg nos muestra su amplia experiencia trabajando con personas, así como la extraordinaria simplicidad de su método. Los temas que abordan son, entre otros: ¿cómo podemos aprender a escucharnos y a entendernos mejor a nosotros mismos? ¿qué lleva a las personas y a los grupos al desencuentro? o ¿cómo podemos restablecer de nuevo el contacto? Las respuestas de Marshall Rosenberg ponen de manifiesto que es imprescindible tener la valentía de escuchar la historia del otro. Así se puede liberar el potencial que cada encuentro encierra en sí mismo con respeto, curiosidad y compasión. Marshall B. Rosenberg, conocido mediador internacional, enseña hace décadas su modelo de Comunicación NoViolenta en todo el mundo. Cuando se le pregunta por las causas de la violencia, responde: los conflictos y la violencia aparecen allí donde las personas sienten que se limitan sus necesidades. Las personas tienen que aprender que en una discusión se pueden tener en cuenta las necesidades del otro sin que por ello se pierda de vista lo que uno mismo necesita. La Comunicación Noviolenta es algo más que una estrategia de comunicación eficaz. Es un modo de vida que permite abordar determinadas situaciones de manera que todos los involucrados salgan beneficiados.
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Marshall B. Rosenberg
Resolver los conflictos conla Comunicación NoViolenta
Una conversación con Gabriele Seils
© de la edición en castellano:2011 EDITORIAL ACANTO S.A.Can Guiu 9 - 08188 VallromanesBarcelona - Tel. 93 572 98 39www.editorialacanto.com
En coproducción con la Asociación parala Comunicación NoViolentawww.asociacioncomunicacionnoviolenta.org
Título de la edición original: Konflikte lösen durch Gewaltfreie Kommunikation. Ein Gespräch mit Gabriele Seils © 2009 Verlag Herder GMBH, Freiburg - 11 edición
Traducción: Beatriz Martín LinsenbarthRevisión del contenido: Pilar de la Torre Calvo. Formadora en CNV certificada por The Center for Nonviolent Communication. Escuela de Comunicación NoViolenta: www.comunicacionnoviolenta.com
ISBN: 978-84-15053-30-9Depósito legal: SE-4979-2011Printed by PublidisaImpreso en España
Cualquier forma de reproducción, distribución, comunicación pública o transformación de esta obra solo puede ser realizada con la autorización de sus titulares, salvo excepción prevista por la ley. Diríjase a Cedro (Centro Español de Derechos Reprográficos, www.cedro.org) si necesita fotocopiar o escanear algún fragmento de esta obra.
Introducción
Prólogo a la edición en castellano
Prefacio
¿Qué es la Comunicación NoViolenta?“¿Qué prefieres, tener razón o ser feliz? Las dos cosas a la vez no son posibles”
La lógica de los sentimientos“La meta en la vida es reír con toda nuestra risa y llorar con todas nuestras lágrimas”
El lenguaje de las necesidades“Todo conflicto es la expresión trágica de una necesidad insatisfecha”
La filosofía de la abundancia“En cada momento tenemos la posibilidad de servir a la vida o de destruirla”
La fuerza de la empatía“Allí donde se reúnan dos o tres en mi Nombre …”
En el corazón del enemigo“Más allá del Bien y del Mal se encuentra un lugar …”
Hacia una justicia restaurativa de la relación entre víctima y agresor“Derecho no quiere decir Justicia”
Las relaciones sentimentales como escuela de resolución de conflictos“El amor no es un sentimiento”
Educar a los niños sin utilizar la violencia“Imagínese que su hijo fuera Gandhi en persona …”
Comunicación NoViolenta en el colegio“Enseñar es dar a los alumnos ganas de descubrir los caminos de la vida”
¡Cambiar el mundo ahora y no mañana!“Tengamos el valor de expresar el amor hacia la vida que sentimos en nuestro interior”
Expresar nuestro reconocimiento y aprender a recibirlo“Hacer de la vida una fiesta permanente”
Notas
¿Cuáles son las causas de la violencia?
Si consideramos las agresiones, cada vez más frecuentes, entre niños, en el seno de las familias, en los colegios y empresas, en las ciudades y entre naciones, se hace apremiante dar respuesta a esta pregunta. Desde hace más de 30 años, Marshall B. Rosenberg, psicólogo y mediador, actúa tanto en zonas de conflicto, como en lugares más tranquilos. Conversa con la gente y escucha lo que tienen que decir. Cuando se le pregunta por las causas de la violencia, responde: “los conflictos y la violencia aparecen allí donde las personas sienten que se limitan sus necesidades. Las personas tienen que aprender que en una discusión se pueden tener en cuenta las necesidades del otro sin que por ello se pierda de vista lo que uno mismo necesita. La Comunicación NoViolenta es algo más que una estrategia de comunicación eficaz. Es un modo de vida que permite abordar determinadas situaciones de manera que todos los involucrados salgan beneficiados”.
A través de su conversación con Gabriele Seils, Rosenberg nos muestra su amplia experiencia trabajando con personas, así como la extraordinaria simplicidad de su método. Los temas que se abordan son, entre otros: ¿cómo podemos aprender a escucharnos y a entendernos mejor a nosotros mismos? ¿qué lleva a las personas y a los grupos al desencuentro? o ¿cómo podemos restablecer de nuevo el contacto? Las respuestas de Marshall Rosenberg ponen de manifiesto que es imprescindible tener la valentía de escuchar la historia del otro. Así se puede liberar el potencial que cada encuentro encierra en sí mismo con respeto, curiosidad y compasión.
EL AUTOR
Marshall B. Rosenberg, conocido mediador internacional, enseña desde hace décadas su modelo de Comunicación NoViolenta en todo el mundo. Es autor, entre otros, del libro Comunicación no violenta. Un lenguaje de vida. Actualmente vive en Alburquerque.
LA AUTORA
Gabriele Seils estudió Filología Germánica e Inglesa y colabora en distintos medios editoriales alemanes. También trabaja como mediadora y formadora en el método de la Comunicación NoViolenta. Gabriele Seils vive en Berlín.
No es una casualidad que este libro llegue ahora.
Mi labor de formadora, me confirma que la Comunicación NoViolenta está despertando el interés de muchas personas en España y en otros países de habla hispana.
El entusiasmo suscitado por el mensaje de Marshall B. Rosenberg en los talleres de CNV, que se organizan en nuestro país desde hace algunos años, impulsa a los participantes a querer profundizar y a buscar materiales de apoyo. Este interés así como la transformación que experimentan en sus vidas, son para mí un gran estímulo, y me llevan a renovar mi compromiso de vivir este proceso y continuar transmitiéndolo.
Resulta fascinante constatar que un proceso tan sencillo puede tener repercusiones tan amplias. La CNV nos conecta con todas las dimensiones de nuestro ser; nos permite descubrir que somos mucho más que lo mental y en esa amplitud de nuestra esencia descubrimos que los demás están incluidos. Esto le encanta a nuestra naturaleza humana y nos da esperanza de que podemos sentirnos vivos de verdad.
Las palabras de Marshall B. Rosenberg nos llegan directamente al corazón y nos hacen ser conscientes de qué tipo de relaciones queremos para nuestra vida. Gabriele Seils, que ha participado como entrevistadora en este libro, se ha implicado personalmente en sus preguntas y ha conseguido que Marshall B. Rosenberg comparta con mucha claridad, sutileza y profundidad su visión, exponiendo numerosos ejemplos.
El impacto que produce este libro se debe también a la diversidad de ámbitos que aborda: la pareja, la educación, la justicia, la empresa y el viaje vital con uno mismo. Y este amplio recorrido, permite a quienes estamos ya iniciados un avance importante en nuestro conocimiento y práctica de la CNV, y a quienes se aproximan a ella por primera vez, una visión clara de la misma.
Para finalizar, quiero agradecer a Ana Santiago Urkijo que iniciara los primeros pasos para la realización de este proyecto, y deseo dar las gracias, asimismo, a la editorial Acanto por su interés y el empeño puesto en la calidad de esta publicación. Espero que este libro se convierta en una referencia y un recurso para cuando hayamos perdido el rumbo y anhelemos recuperar de nuevo la paz.
Pilar de la Torre, psicóloga, psicoterapeuta gestáltica, y psicopedagoga, es formadora en Comunicación NoViolenta, certificada por el Center for NonViolent Communication (CNVC) de Albuquerque, Estados Unidos. Ha realizado la revisión técnica del contenido de este libro.
La primera vez que coincidí con Marshall B. Rosenberg, en enero de 2000, durante un seminario, me quedé totalmente perpleja y en ese momento se abrieron ante mí nuevas perspectivas. Desde entonces le he acompañado en su trabajo, le he entrevistado y he participado como asistente en sus talleres.
Si bien este libro es fruto de esas experiencias, buena parte de él surgió de una conversación con Marshall B. Rosenberg a lo largo de siete tardes en su pequeña casa con vistas a las faldas de los Alpes. En todo momento me sorprendió y conmovió su capacidad para abrirse y su presencia, y más teniendo en cuenta que durante la jornada llevaba un seminario para 40 participantes.
Marshall B. Rosenberg es un experimentador. A la pregunta “¿qué le hace estar tan seguro de que esto funciona?”, su respuesta preferida es “yo lo he comprobado”. La Comunicación NoViolenta es un método que está en continua evolución, incluso actualmente. La idea clave sobre la que se basa es la compasión, la empatía. Empatía hacia nosotros mismos, hacia nuestra propia ira, hacia nuestras necesidades. Este es el primer paso importante.
Quienes comienzan a poner en práctica la Comunicación NoViolenta comprueban su efectividad, cómo pierden los conflictos su aspecto amenazante, cómo en situaciones sin solución aparente, de pronto es posible el cambio. Marshall B. Rosenberg viaja a menudo a territorios en guerra o sumidos en crisis. A lo largo de nuestras conversaciones descubrí su espíritu de lucha, que al mismo tiempo muestra su lado más vulnerable. Quiere cambiar el mundo y lo dice en serio. He visto de dónde saca su fuerza: capta la belleza del mundo a través de su corazón y se abre sin pestañear a la violencia que surge de las personas. Me conmovió extraordinariamente percibir su amor hacia la vida, su tristeza y sus lágrimas.
Marshall B. Rosenberg enseña la Comunicación NoViolenta a través de ejemplos. Es un narrador de historias, historias que nunca olvidas. En ellas se encierra el conocimiento acumulado a partir de su experiencia de años. Cada una permite profundizar en el problema.
Mi objetivo es que este libro aporte algo profundo y útil en relación a los conflictos a todos aquellos que no conocen nada o tan sólo un poco acerca de la Comunicación NoViolenta, y me daré por satisfecha si también calma la sed de conocimiento de quienes buscan profundizar en el tema. Por eso, a lo largo de la conversación voy asumiendo diferentes papeles, todos ellos parte de mí misma: la curiosa que pregunta y la escéptica que reflexiona. La periodista o la mujer que está atrapada en algunos conflictos. La estudiante que ya ha profundizado en la materia y la formadora que imparte talleres de Comunicación NoViolenta y que disfruta de poder seguir formándose de manera más precisa.
Quiero manifestar mi agradecimiento a todos aquellos que me han apoyado en el intenso proceso de crear este libro: a Ruth Hofmann por la calidad excepcional e inspiradora de nuestras conversaciones y por su ayuda al traducir del inglés la entrevista con Marshall B. Rosenberg. A Heike Hahn le doy las gracias por su apoyo como coach, por acompañarme con “grandes orejas de jirafa” (lo veremos en el capítulo de “La fuerza de la empatía”) a través de las crisis y por sus acertados comentarios, que me aligeraron el trabajo. Regine Reinhardt siguió con entusiasta interés todo el proceso de creación del libro como “lectora de prueba”. Dami Charf, Susanne Zanker, Monika Flörchinger, Christoph Seils y Ulrike Schmidt me ofrecieron exactamente el apoyo y motivación que necesitaba en cada momento de las diferentes fases del proyecto.
Fui huésped de Bárbara Kunz en el “Orchidea Lodge” en Wasserfallen/Reigoldswil durante la entrevista con Marshall B. Rosenberg. Ingrid Holler y la Organización para la Comunicación NoViolenta de Munich me permitieron asistir de forma gratuita a un seminario de Marshall B. Rosenberg en Schney.
A Judith Mark, de la editorial Herder, le quiero agradecer su interés hacia el tema y el buen trabajo conjunto que hemos compartido.
Mi agradecimiento va dirigido a todas las personas que me dieron, a mí y a otros, la valentía y fortaleza –cada vez mayor– para vivir con el corazón abierto.
Gabriele Seils
A menudo trabaja con personas que no conocen su método. ¿Por dónde comienza? ¿Cómo les explica qué significa la Comunicación NoViolenta?
Con frecuencia me invitan a colegios. La mayoría de las veces son colegios en los que hay problemas entre profesores y alumnos, por ejemplo porque casi ninguno de éstos hace los deberes o porque no colaboran durante las clases. Cuando estoy ante la clase, suelo decir:
-“Me llamo Marshall Rosenberg y os propongo que hoy tratemos el tema que más os interese.”
Por lo general al principio los alumnos se irritan, porque ¿desde cuándo se ocupa el colegio de lo que a ellos les interesa?
La mayoría de las veces me preguntan:
-“¿Quién es usted?”
Entonces sólo les digo:
-“Yo me dedico a amansar chacales”.
Los alumnos responden:
-“¿Qué? ¿Qué quiere decir eso?”
-“No me refiero a chacales de verdad, sino a personas que tienen problemas de comunicación. Yo llamo a este tipo de personas “chacales” y les enseño a comunicarse de forma más adecuada. ¿Entendéis a qué me refiero?”
Una chica me dijo hace poco:
-“¡Claro que sí! Mi hermana es un chacal.”
Y otro alumno dijo:
-“El profesor que normalmente ocupa ese lugar es un chacal”.
Todo el mundo conoce chacales. Unas veces es el jefe, otras veces se trata de un niño. También puede que sea la pareja quien utilice el lenguaje chacal. Puede ser alguien a quien usted realmente quiera, pero que también le haga enfadar mucho.
Al final pregunto a los alumnos:
-“¿He respondido a vuestra pregunta? Si no es así, decidme qué más necesitáis saber”.
Y de esa manera iniciamos la conversación.
Imagino que les debe de llevar tiempo elaborar la lista de los “chacales”. A partir de ahí, ¿cómo continúan?
Pido a las personas con las que estoy trabajando que describan el comportamiento de los chacales y que digan exactamente qué es aquello del comportamiento del otro que les quita calidad de vida.
La Comunicación NoViolenta es un medio para establecer una conexión empática con nosotros mismos y con el otro. La empatía es una cualidad muy valiosa y profundamente humana que todos podemos desarrollar. Lamentablemente, la comunicación que hemos aprendido nos distancia de nuestra verdadera naturaleza humana. La Comunicación NoViolenta nos ayuda a recuperar de nuevo nuestra capacidad natural de escuchar con el corazón. Y creo sinceramente que el mayor placer que hay en la Tierra para nosotros, los seres humanos, es el de contribuir al bienestar de nuestros iguales.
La verdad es que, cuando leo el periódico, tengo la impresión de que estamos muy lejos de lograrlo.
Soy consciente de la violencia. En mi trabajo estoy permanentemente en contacto con ella. Pero eso no me impide creer que la alegría de dar y recibir empáticamente forma parte de nuestra esencia. Y, ¿por qué surge entonces la violencia?
Durante toda mi vida me he hecho esta pregunta. Empecé en mi infancia, cuando en el año 1943 mi familia se trasladó a Detroit, Michigan, justo a tiempo para vivir la violencia racial que se desencadenó en nuestro barrio. Durante días no salimos de casa, mientras a nuestro alrededor tenía lugar una guerra racial.
A mis ocho años de edad, fue una experiencia que me marcó. Aprendí que la gente puede agredirse y matarse por el color de su piel. Y cuando fui al colegio empecé a notar que mi apellido judío violentaba a otros. Así que crecí con la pregunta. ¿Qué lleva a las personas a agredir a otros? ¿Qué les aporta ver sufrir a alguien?
Al mismo tiempo tuve la suerte de vivir justo lo contrario en mi familia. Cuando mi abuela estaba a punto de morir –tenía todo el cuerpo paralizado–, mi tío venía todas las tardes y ayudaba a mi madre a cuidar de ella. Yo veía resplandecer a mi tío; parecía que esto le llenaba de una profunda alegría. Y pensaba: ¿por qué hay personas como mi tío y otras que son capaces de matar al prójimo? Al hacerme adulto seguía planteándome estas preguntas. Estudié Psicología porque pensaba que así comprendería algo al respecto. Terminé mis estudios con un doctorado, pero sin encontrar respuestas tranquilizadoras a mis preguntas. En Psicología aprendí que las personas que son violentas tienen un trastorno. Sin embargo, creo que considerar la violencia como una enfermedad es un punto de vista simplista y peligroso. ¡Ojalá fuera tan sencillo!
Mientras tanto, he llegado a la conclusión de que todo esto tiene que ver con el lenguaje y la comunicación. La respuesta a la pregunta sobre la causa de la violencia está, creo, en la manera en que hemos aprendido a pensar, a comunicarnos y a gestionar las relaciones de poder.
Cuando salí de la universidad no tenía claras estas interrelaciones de causa y efecto y monté mi propia consulta como psicoterapeuta. Tuve bastante éxito; de repente tenía una gran casa, mis tres hijos iban a colegios privados y yo llevaba una vida agradable. La mayoría de mis pacientes eran mujeres con depresión. Poco a poco iba aumentando mi sensación de que como terapeuta sólo estaba tratando síntomas aislados, cuyas causas más profundas se ocultaban en otra parte, concretamente en las estructuras de las relaciones, en nuestro lenguaje, en las relaciones de poder. Esas mujeres no estaban deprimidas porque estuvieran enfermas. Creo que el papel que jugaban las mujeres en esa época hubiera llevado a la depresión casi a cualquiera. Por eso me planteé: ¿por qué no cambiar las estructuras, si son dañinas para las personas que viven en ellas?
De ahí que tuviera tanto éxito mi trabajo con pacientes depresivas, porque las escuchaba. Podría haberlas diagnosticado y haberles recetado antidepresivos, pero lo que las ayudaba de verdad era que ofrecía empatía a su increíble dolor y desesperación. Y esto fue lo que las ayudó, lo que les dio la fuerza para hacer algo por cambiar su situación vital.
Cada vez me costaba más identificarme con mi papel como terapeuta y finalmente dejé mi consulta y busqué formas para cambiar las estructuras de pensamiento y de poder, quise desarrollar un método capaz de transformar nuestra educación. Y así surgió la Comunicación NoViolenta.
La Comunicación NoViolenta también se conoce como “el lenguaje jirafa”. En sus talleres usted no sólo utiliza al chacal como símbolo de comunicación desconectada de nuestras emociones, sino también a la jirafa como símbolo del lenguaje del corazón. Las jirafas tienen un corazón enorme con el que bombean la sangre a lo largo de su cuello hasta la cabeza; no tienen enemigos naturales y están fantásticamente bien dotadas para simbolizar toda clase de cualidades positivas. Por el mundo entero podemos encontrar marionetas en forma de jirafas o de chacales animadas por formadores en CNV. ¿Qué es lo que hace de la Comunicación NoViolenta un método de resolución de conflictos tan eficaz?
Al principio la gente piensa que la Comunicación NoViolenta es muy sencilla. Luego descubren lo difícil que es. Sin embargo, la idea básica del método es muy sencilla.
• En primer lugar, obsérvate a ti mismo: ¿qué está vivo en ti?
• En segundo lugar, ¿cómo mejoraría tu calidad de vida?, ¿qué es lo que enriquecería tu vida?
• Luego, aprende a comunicar estas dos cuestiones, con sinceridad, sin ningún tipo de crítica.
Todo está incluido en estas dos preguntas. El ejercicio consiste en compartir esta toma de conciencia con otros seres humanos y en escuchar de manera empática lo que expresa nuestro interlocutor.
Responder a estas dos preguntas requiere manejar un lenguaje particular, que permita decir las cosas con precisión. Cuando nos molesta algo en el comportamiento de otra persona, es importante ser preciso. En el lenguaje jirafa hay cuatro componentes que me parecen muy útiles.
En primer lugar, observa sin juzgar. El primer paso en la Comunicación NoViolenta es, por tanto, transmitir a la otra persona lo que no nos gusta, sin juzgar ni interpretar su comportamiento. Una observación clara implica mantenerse fiel a los hechos.
Por ejemplo, un hombre le dice a su mujer: “tú no sabes administrar el dinero”. Y ella le responde: “siempre me tienes que estar controlando”. Esto no son observaciones. Son interpretaciones y juicios respecto a un comportamiento.
El filósofo indio Krishnamurti dijo: “la forma más elevada de inteligencia consiste en observar sin juzgar”. Los estudios sobre racismo y sexismo demuestran que las personas que tienen un pensamiento discriminatorio no tienen en cuenta esta distinción. Creen que sus juicios responden a la realidad.
Esto quiere decir que con la Comunicación NoViolenta deberían desaparecer todos los prejuicios. Pero, ¿cómo podemos ir por la vida sin valorar las cosas? La capacidad de valoración es en realidad una habilidad necesaria para sobrevivir.
Sí, desde luego que es esencial saber valorar las cosas. Se trata de que encontremos una forma de valoración que esté al servicio de la vida. Cuando, por ejemplo, juzgo el comportamiento de otra persona, lo puedo hacer sin ponerme por encima de ella. Todo depende del uso que hago de mi poder. Quiero tratar a las demás personas de modo que nos beneficiemos conjuntamente de dicho poder.
Desgraciadamente, observo que, con frecuencia, tienen otra forma de ejercer el poder: intentan dominar al otro. La culpa, por ejemplo, es una forma usual y perversa de utilización del poder. Asumimos que son las otras personas las que crean nuestros propios sentimientos. Y hago a mi prójimo responsable cuando me siento mal. Le digo por ejemplo: “me haces daño”. O: “me has decepcionado”, “me pones furioso”.
Un aspecto central de la Comunicación NoViolenta es la toma de conciencia de que los demás no son responsables de nuestras emociones. Lo único que puede influir en nuestras emociones es la actitud interior con la que reaccionamos. Si creo que una afirmación es verdadera, si me la tomo como algo personal, entonces me siento mal, me avergüenzo. La vergüenza es otra forma de mal uso del poder.
Para aquellos que se quieran sentir mal, mi receta es la siguiente: utiliza a menudo las palabras “está mal”. Piensa en cómo te has comportado, tanto si has actuado inadecuadamente como cuando has tenido un comportamiento ejemplar. Pregúntate: ¿soy atractivo? ¿soy competente? Si realmente quieres ponerte de un humor de perros, piensa largo y tendido sobre cómo son otras personas, si son normales o no, si su comportamiento es adecuado o no.
Y si todavía no tienes suficiente, puedes también preguntarte qué pensarán otras personas de ti. Si te encontrarán simpático. A ser posible utiliza también las palabras “tengo que”. ¿Qué tendría que hacer, qué tendrían que hacer los demás? ¿Qué creen los demás que tengo que hacer?
¡Ah, sí! Esto me resulta familiar. ¿Cómo podríamos entonces, ejercer nuestro poder de forma productiva?
• Conectándonos con nosotros mismos y con los demás con delicadeza y compasión.
• Focalizando nuestra atención sobre nuestras necesidades y las de los demás.
• No actuando a partir de la culpa o la vergüenza.
• Aprendiendo un lenguaje con el que podamos expresar cómo nos sentimos en cada momento, qué necesidades y emociones tenemos; así nos será posible mantener un contacto empático con otras personas.
Todas las culturas que he conocido plantean, a su modo, la misma pregunta: “¿Qué tal estás?” Es completamente natural preguntarlo.
• Si queremos vivir en armonía,
• Si queremos ser parte de la vida de otros,
• Si queremos apoyarnos mutuamente,
• Entonces, es importante saber cómo están las personas a nuestro alrededor.
A esto me refiero con esta pregunta tan importante para mí:
-¿Qué está vivo en ti?
Y a pesar de que esta pregunta es universal, se ha convertido en un ritual sin contenido. Las personas ya no saben cómo hacer esta pregunta y no saben cómo responder, porque no han aprendido un lenguaje que cuida la vida.
Es muy inusual la pregunta sobre lo que está vivo en nosotros. La mayor parte de las veces -en especial cuando hay conflictos- usamos toda nuestra energía para buscar al culpable y después para ver quién tiene razón.
En el libro Un curso de milagros (1), he descubierto esta pregunta crucial:
“¿Qué prefieres, tener razón o ser feliz?”
Es una cuestión importante, que debemos preguntarnos en cada instante de nuestra vida. Las dos cosas a la vez no son posibles.
Para profundizar en esta pregunta –¿qué está vivo en ti?– he llamado al primer componente de la Comunicación NoViolenta observación.
• ¿Cuál es el desencadenante? ¿Qué ha hecho la otra persona que hace que te sientas limitado?
Los sentimientos constituyen el segundo componente.
• ¿Cómo te sientes cuando la otra persona actúa así?
Y el tercer componente son las necesidades, que están ligadas a los sentimientos.
• Cuando mis necesidades están satisfechas, mis sentimientos son agradables.
• Cuando no están satisfechas, sentimos emociones desagradables.
Cuanta más conciencia tengamos de nuestras necesidades, mayor será la autonomía con la que podamos vivir y mejor entenderemos a otras personas. Porque todas las personas tenemos las mismas necesidades. Esto quiere decir que, en la medida en que, en vez de agredir y criticar al otro, compartimos con nuestro prójimo nuestras necesidades, tendremos más posibilidades de que esa persona esté dispuesta a aportar algo para satisfacer esas necesidades.
Y si mis necesidades no están satisfechas, entonces entra en juego la siguiente pregunta que ya he mencionado: ¿cómo mejoraría tu calidad de vida? Y para contestarla he desarrollado el cuarto componente de la comunicación no violenta: la petición. El cuarto paso consiste en formular una petición clara, es decir, formulando positivamente lo que quiero de la otra persona –no lo que no quiero– ofreciendo propuestas de acción claras: ¿qué le pido a la otra persona, qué quiero de ella? No se trata de lo que tenga que pensar o cómo deba sentirse, ni de cómo deba ser, sino que se trata de acciones concretas que le pido para enriquecer mi vida.
Por ejemplo, una mujer le dice a su marido: “no quiero que trabajes tanto”. Esto no es una petición concreta.
A muchas personas les cuesta hacer peticiones concretas. Se debe tomar conciencia en ese momento de lo que realmente se quiere. Este cuarto paso es muy importante, porque pidiendo algo muy sencillo puede cambiar el mundo. Y a mucha gente le da miedo preguntarse lo que quieren en este momento. Esto implica responsabilizarse de crear el mundo en el que se quiere vivir.
¿Cómo podría ser la petición de la mujer que no quiere que su marido trabaje tanto?
Por ejemplo: “me gustaría que me dijeras si estás dispuesto a pasar conmigo una noche a la semana y otra con los niños”.
La causa fundamental de que nuestras necesidades estén insatisfechas es que no formulamos peticiones claras y concretas.
En definitiva, la cosa es muy sencilla. La pregunta es: ¿qué está vivo en mí, qué está vivo en ti y cómo podemos colaborar para que nuestra vida sea más rica y hermosa?
La idea básica de la Comunicación NoViolenta es muy sencilla, pero su puesta en práctica no es fácil.
Sí, el desafío es compartir abiertamente con los otros lo que me ocurre:
-“Oye, cuando te comportas de esta manera, me sucede esto. Me siento de esta manera …, necesito…. Y es por esto que quisiera pedirte …”.
Y todo ello sin juzgar moralmente a la otra persona y sin plantear exigencias. Una petición no es una exigencia, siempre y cuando comprendamos respetuosamente que la otra persona no haga lo que le pedimos, sean cuales sean sus motivos. Cuando utilizamos la Comunicación NoViolenta y pedimos algo a alguien, queremos que atienda nuestra petición sólo si está preparado para ello.
Es importante que tengamos en cuenta que la mayoría de las personas no están acostumbradas a poder elegir libremente si quieren cumplir una petición o no. Lo que conocen son las exigencias y sus consecuencias. Por eso, la mayoría tiene, de entrada, problemas para confiar ante un comportamiento así y suele escuchar la petición como una exigencia. Pagamos un precio muy alto cada vez que alguien escucha de nosotros una exigencia o una crítica, porque rompe la conexión empática y la alegría de dar. Y esto es algo muy valioso que no debería perderse en una relación.
Por lo tanto y de forma resumida: se trata de encontrar lo que se siente, lo que se necesita y lo que se quiere, ya que la mayoría de las personas no lo saben.
Esto no me sorprende, ya que una solución tradicional para los conflictos es tratar de evitarlos. Y si esto no funciona, hay que mantenerse siempre objetivo, mantener a raya los sentimientos, ceder y estar abierto a los compromisos. Usted, sin embargo, afirma que en primer lugar se debe descubrir lo que se siente y se necesita. ¿Cómo se relacionan dentro del modelo de la Comunicación NoViolenta los conceptos centrales “sentimientos” y “necesidades”? Y ¿por qué son tan importantes los sentimientos para poder identificar las necesidades?
No podemos separar los sentimientos de las necesidades. Las necesidades se ponen de manifiesto, son reconocibles, a través de los sentimientos. En esto radica el significado de los sentimientos. Son como los chivatos de un coche. Cuando se enciende la luz roja, sabemos que el depósito está vacío. La luz amarilla identifica el sistema eléctrico, el nivel del aceite y del agua. Eso son los sentimientos. O todo funciona o algo debe ser reparado o rellenado. Esto quiere decir que los sentimientos son como los chivatos del salpicadero, nos dan información sobre el nivel de satisfacción de las necesidades. Por lo tanto, de una forma figurada, eso quiere decir que cuando tengo sentimientos dolorosos sé que tengo una necesidad insatisfecha. Y entonces puedo decidir qué quiero hacer para resolver el problema.
Me gusta la imagen, porque enseña que los sentimientos -independientemente de que sean sentimientos agradables o desagradables– tienen una función importante en el sistema.
Con independencia de qué sentimiento se trate –dolor o alegría–, cada sentimiento es un regalo, y su belleza consiste en que es verdadero y te demuestra que estás vivo.
Creo que la meta en la vida no es ser siempre feliz, sino reír con toda nuestra risa y llorar con todas nuestras lágrimas. Lo que se manifiesta en nosotros es la vida que se expresa y es siempre un regalo conectarse a ella.
Por lo tanto, ¿podemos reconducir todos los sentimientos a los dos básicos de dolor y alegría?
Sí. Antes los dividía en sentimientos positivos y negativos. Y después me di cuenta de que estas dos categorías implicaban que hay sentimientos “malos”, en vez de considerarlos parte de la vida. Ahora los llamo
• sentimientos que aparecen porque hay necesidades satisfechas, y
• sentimientos que aparecen porque hay necesidades insatisfechas.
Daniel Goleman se refiere en su libro Inteligencia emocional al importante papel de los sentimientos. Afirma que la función natural del dolores avisarnos cuando el sustento de nuestras necesidades básicas está en peligro. Ningún ser vivo sobreviviría mucho tiempo si no tuviera sentimientos. Por ejemplo, cuando tenemos el sentimiento de malestar que llamamos hambre, nos buscamos algo para comer. Y así, todos los sentimientos tienen una función natural y vital.
Hay sentimientos que no parecen productivos. ¿Qué ocurre con la ira y el enfado?
Tomemos un ejemplo cotidiano, uno que todo el mundo conoce: supongamos que vivo con alguien, un amigo, mi pareja, un compañero o con un niño y esta persona tiene la costumbre de ser muy desordenada, deja todo por medio y no limpia nunca. En algún momento el enfado empieza a extenderse en mí de tal manera que ya sólo con verlo me pongo furiosa. ¿Cómo hago en ese momento para comunicarme con el otro sin violencia?
Yo le animo a que no diga nada hasta que no haya encontrado el origen de su enfado y haya vuelto a conectarse con la vida. Para poder manifestar el enfado sin violencia tenemos que tomar conciencia de que nunca es la otra persona la que nos enfada. El enfado se origina por el pensamiento. Es importante diferenciar entre el desencadenante y la causa del enfado. Así, en este caso, ¿cuál es la causa del enfado?
Mi necesidad de orden y limpieza, en un espacio donde me quiero sentir en mi casa, se ve desatendida. Y quiero que mi necesidad se respete.
No son las necesidades las que hacen que nos enfademos. Tampoco es el comportamiento de la otra persona, esto puede ser el desencadenante, pero no la causa. La causa de nuestro enfado es lo que pensamos. Así pues, ¿qué has pensado de esa persona?
Que debería limpiar más y ser más ordenada.
Ajá, eso es lo que pensabas. Cuando el enfado arraiga en nuestro corazón es porque tenemos un “debería” en nuestra cabeza. Es una de las palabras más peligrosas inventadas por el hombre. Así, en primer lugar, lo mejor es sacar de la cabeza el “debería” y transformarlo en una necesidad. Cuando nos conectamos con nuestras necesidades ya no estamos enfadados y furiosos. Es posible que entonces nos sintamos frustrados o tristes, pero ya no furiosos. Sólo estamos furiosos cuando nos alienamos de la vida.