Segundos - Luis Criado Fernández - E-Book

Segundos E-Book

Luis Criado Fernández

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Beschreibung

Esta novela narra las aventuras de unos astronautas, que viajan a Marte para evitar efectos colaterales en la Tierra y poder probar, con seguridad, el motor luz del Dr. Alem. Teóricamente, el motor, puede alcanzar casi la velocidad de la luz. ...Y desde luego algo ocurre, han viajado en el tiempo, ...algo ha cambiado, o mejor dicho, han cambiado todo.

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Segundos

 

 

Título original: Segundos

Autor: Luis Criado Fernández (@lcriadof)

Diseño portada: Alejandro Plaza Gómez (@AlexPlazaGomez)

Copyright © 2018 Luis Criado Fernández

Todos los derechos reservados.

DEDICATORIA

 

A ella, tónico de mi voluntad, musa de inspiración, y causa de mi felicidad.

 

 

 

 

 

 

1.- Introducción

Este libro, alberga una historia que en nuestro mundo todos calificamos de ficción, pero, pudiera ser que lo que cuento sea cierto, y si fuera así, tal vez deberíamos considerarlo como una advertencia para no cometer, todos nosotros, los errores, de los que podríamos decir que son nuestros primos hermanos.

 

A lo largo de estas páginas, se relata la vida de un hombre que el azar le invitó a vivir una aventura que cambió su mundo. Este hombre, procedía de un lugar que ni siquiera sé pronunciar, y tampoco lo puedo escribir. Su idioma, es completamente distinto, no se parece a ningún idioma conocido, así que, para simplificar la historia, y esto si es ficción, no entraremos en los detalles de tantas dificultades lingüísticas, y consideraremos, que todos los personajes son capaces de entenderse con independencia del origen de procedencia, entendiendo la expresión “origen de procedencia” en el sentido más amplio, es decir, en cualquier espacio-tiempo. Eso si, en determinadas partes, insistiré en que al principio, la comunicación era torpe debido a que el individuo en cuestión tuvo que asimilar un lenguaje radicalmente distinto.

 

Me llamo James Taylor y soy escritor. Me doctoré en filosofía, concretamente en lógica. Creo que esta base formativa me permitió crear personajes deductivos muy interesantes, que he desarrollado en varias novelas policíacas. Pero, en aquel tiempo, estaba buscando algo nuevo, y al enterarme de los ciclos de conferencias sobre la Lógica en la Inteligencia Artificial, me di cuenta, de que quizás podría cultivar también el género de ciencia ficción. Fue durante estas conferencias, cuando conocí al Dr. Arthur Vissem y nos hicimos muy amigos. Suceso extraño, dado mi carácter. Pero es que mis encuentros con él desembocaban, con frecuencia, en conversaciones sosegadas que estimulaban mi imaginación y creatividad. Sin duda, fue está sensación tan gratificante, la causa de nuestra magnífica relación.

 

Pasado los años, me había convertido en un escritor famoso de ficción, y Arthur me invitó a una cena en la que conocí a varios individuos muy peculiares, especialmente un tal Lur, al que luego he tratado bastante, aunque no me fío de él.  Sin embargo, no se puede negar, que conocerle ha marcado el rumbo de mi vida privada, una vida, que mis lectores no pueden sospechar. La vida de un escritor de ficción, pero que en realidad, esa vida, mi propia vida, es mucho más interesante y fantástica que todas las historias que hasta ahora he contado en mis novelas. Esta vida, la he mantenido en secreto, pues hice un juramento como Gran Maestre de la Orden de los Segundos.  Muy pocos conocen esta verdad, pero ha llegado el momento de desvelarla. Hoy, soy un viejo que siente su final y rompo mi juramento de Gran Maestre. Me preocupa lo que pueda ocurrirle al mundo que conocí, y por eso, siento la irresistible necesidad, de contar lo que ocurrió de la forma más objetiva posible, y también, advertir de lo que puede suceder.

 

Espero, que los días que me quedan sean suficientes para completar, al menos, el primer encuentro con Lur. Si, claro, hubo más contactos con el mencionado sujeto, pero comencemos por el principio. A partir de este punto, me referiré a mi mismo como si de un personaje se tratara.

 

Esta historia, comienza hace mucho tiempo, precisamente, la semana siguiente del gran descubrimiento antropológico.

 

2.- En la casa de Vissem.

 

Aquella mañana fría, del 2030 era martes. J. Taylor, de unos 40, se levantó temprano, y como todos los días, se preparó un café expreso, muy fuerte.

 

Estaba todavía en pijama, medio dormido, cuando sintió frío y se puso una bata, no tenía ganas de escribir, de hecho, estaba pasando una fase de falta de creatividad. El caso, es que James no tenía ningún ánimo para trabajar y decidió sentarse en el salón, mientras saboreaba su café.

 

Al terminar, encendió su televisor ultraplano, de esos que parecen una lámina de papel. Al instante, apareció una cadena cualquiera, y sin esperar ni siquiera dos segundos, pulsó el siguiente canal de su mando a distancia. Hizo lo mismo de nuevo, cada vez, esperaba menos para evaluar si merecía la pena dedicar tiempo a la emisión sintonizada. Quizás, estuvo media hora realizando este proceso, hasta que finalmente se paró en una cadena donde había un debate sobre antropología.

 

Estaba hablando el Dr. en Antropología evolutiva Tim Nell

––Pero este hombre, creo que es amigo de Vissem ––dijo Taylor en voz alta.

 

James, subió el volumen de su televisor y se acomodó en su sillón favorito, muy atento a las explicaciones del Dr. Nell.

––Verá usted ––contestó Tim al presentador de la entrevista––. No es sólo que en Granada no hubiésemos encontrado nunca restos del hombre de Neandertal, que científicamente conocemos, como Homo Sapiens Neanderthalensis. De hecho, esto, hoy en día es irrelevante. Le recuerdo que en España, no es la primera vez que descubrimos neandertales, como sin duda sabrá, parte de los restos encontrados en la cueva de “El Sidrón”, que está en Asturias, en la parte norte de este país, se utilizaron, junto a los restos procedentes de Mezmaiskaya en Rusia, y los de Feldhofer en Alemania para la primera elaboración de la secuencia del genoma nuclear del neandertal, que fue publicada en 2010.

 

Tomó la palabra el presentador del programa de televisión.

––Pero, entonces ¿por qué la comunidad científica está tan revolucionada con estos restos descubiertos hace sólo una semana?

––Efectivamente, esa es la pregunta ––prosiguió hablando Tim––. Además, ha utilizado el término clave, “revolución”. Sí, algo no encaja. Hasta ahora, sabíamos que los neandertales desaparecieron hace unos 28.000 años, pero, estos restos no parecen ser tan antiguos, de hecho, estos neandertales, no presentan desgastes en sus piezas dentales, y esto, es realmente extraño.

 

Por falta de tiempo televisivo, el presentador del programa tuvo que despedir precipitadamente las interesantes explicaciones. Así que James, se levantó, bastante molesto, refunfuñando y criticando al presentador. Le hubiese gustado escuchar más sobre este asunto. Ya no tenía más auto excusas para no trabajar, de manera que se fue a su despacho, el de casa, a escribir un rato. La verdad es que se concentró muy bien, y el rato se convirtió en unas horas, hasta que la concentración fue interrumpida por el hambre. Comió un par de huevos, y continuó absorto dictando a su ordenador basado en transistores de moléculas de grafeno. Estaba escribiendo una historia de ficción, inspirado por la entrevista al Dr. Nell, que le tenía enloquecido. Trataba sobre un futuro donde la humanidad se enfrentaba a una nueva glaciación, así que los científicos estaban trabajando en un sapiens modificado genéticamente, con algunos genes específicos del neandertal, que nuestra especie no tiene. Convirtiendo a los humanos, en criaturas robustas en las nuevas y terribles condiciones climatológicas que James imaginaba.

 

Sonó el sistema recordatorio de citas, eran las 17h. Tenía que prepararse; ducharse y vestirse. Sobre las 18h Taylor se dirigía hacia la residencia de Vissem. Sin esperarlo, de manera fortuita para él, este acontecimiento cambiaría el rumbo de su vida de un modo absolutamente inesperado.  El Dr. Arthur Vissem, había insistido a James en que no faltase a la cena que celebraba el 5 de noviembre. Realmente, había sido tan pesado, tan obstinado, que el popular escritor no pudo negarse. Pues quien conoce a J. Taylor sabe que no es un hombre demasiado sociable, pero, en fin.   El caso es que James llegó a las 18:20 a la calle Tufton, a unos cinco minutos de la Abadía de Westminster. El barrio, continúa manteniendo la esencia del siglo XX, las fachadas no han cambiado, aunque, obviamente, el interior de las mismas suele estar reformado, como mínimo, conectadas domóticamente a la InterSemanticNet, que como todos sabemos fue una evolución de la Internet del siglo XX hacia una Internet donde los sistemas informáticos comprenden conceptos. Es por ello que finalmente se cambió el nombre.

 

James tocó el timbre del telefonillo, y después de identificarse oralmente. El sistema domótico le abrió la puerta del portal, lógicamente con la autorización de Arthur. Al subir al segundo piso, ahí estaba el Dr. Vissem, esperando con una gran sonrisa.

––¡Muy buenas tardes! ––dijo Arthur Vissem––. Por favor, ¡adelante! ––con actitud muy alegre.

 

Así que James entró en la residencia. En realidad, James miró serio a Arthur y no dijo nada, pues es de carácter antipático.

 

El Salón de Arthur era bastante grande, de unos 70 metros cuadrados, de forma rectangular. Se entraba por la parte izquierda de uno de los extremos de los lados de menor anchura, y en la misma pared de entrada, a la derecha, había una magnífica chimenea con cuatro o cinco troncos ardiendo intensamente, proporcionando un agradable calor que reconfortaba, de manera, instantánea, al entrar. La chimenea, estaba embebida en una hermosa biblioteca de madera llena de libros. Lo que indicaba que Arthur, tenía gusto por lo antiguo. Pero esto no está reñido con las innovaciones. Todo lo contrario, su biblioteca de libros electrónicos o virtuales constaba de más de 1200 obras, algunas de los cuales, eran parte de su herencia paterna.

 

Al fondo, se veía una pared forrada al completo por un gran espejo, que daba la impresión de un salón mucho más grande aún. Delante de este espejo, había una gran mesa de comedor, con capacidad para unas doce personas cómodamente sentadas. La mesa cubría la anchura del fondo, pero sin agobiar, dejando espacio holgado. Antes de la mesa, a la izquierda, se veía una puerta. En la pared de la derecha, dos amplios ventanales, y en la parte central del salón varios sofás, junto a algunas mesas bajas, creando ambiente para que un grupo amplio, pueda conversar dilatadamente. Cercano a la biblioteca, un pequeño mueble bar, y delante del bar, varios sillones individuales muy bien equipados, con buena iluminación y bandeja incorporada, diseñado, tanto para leer, como para mantener una buena charla acompañado de una copa.

Arthur y James se dirigen hacia el bar.

––¿Una copa? —ofreció el anfitrión.

––Si, claro. ¿Qué tienes?

––Lo que quieras ––contestó en tono optimista mientras entraba en la parte interior del mueble bar.

––Un whisky Yoichi ––dijo James—.

––Con dos hielos, ¿verdad?

––Pues, si <<No podía creerlo, pensé. Le había pedido un whisky japonés bromeando>>.

 

Arthur se sirvió otra copa de whisky, e invitó a sentarse a James en un elegante sillón.

––Me alegro mucho de que finalmente te apuntaras ––dijo Arthur––. En realidad, llevo años planificando este encuentro.

––¿Cómo que años? ––dijo James.

––Hoy es un día muy importante para mí, por eso estoy tan emocionado, tengo que contaros muchas cosas, y espero impaciente que todo sea cierto ––prosiguió hablando el anfitrión

––Pero, ¿de qué me estás hablando?, ¿cuánto has bebido?

 

Arthur rió a carcajadas...

Suena el timbre.

––Ordenador ¿quién es? ––dijo Arthur mientras transformaba sus carcajadas en una gran sonrisa mirando a James fijamente.

––Señor, detecto dos personas. Mi subsistema de visión artificial los identifica como Sophia Mott y Ray Hill ––especificó la voz sintética del sistema domótico de la casa.

––¡Genial!, abre el portal, yo me ocupo de la puerta principal ––Arthur da una palmada en el hombro a J. Taylor––. Paciencia, mi querido amigo.

El Dr. Vissem abandona el salón mientras se escucha el crujir de las tablas de parquet. Atraviesa el hall y abre la puerta principal de la casa.

––Sophia, ¡estas preciosa! ––Arthur y Sophia se besan

––¿Que tal Ray? ––se dan un fuerte apretón de manos.

––Bueno Arthur, estaba comentando con Sophia que nos hemos adelantado un poco...

 

Arthur, con una amplia sonrisa, interrumpe la disculpa de su siempre prudente y ponderado amigo.

––¡Pues no sois los primeros! Pasad, por favor.

 

Mientras tanto, James permanece en el salón girando suavemente su copa snifter, perfecta para concentrar el aroma del whisky Yoichi. En realidad, no ha bebido nada, simplemente está concentrado en su copa, y en su mente analiza las intrigas de Arthur. Finalmente, el tiempo contemplativo es interrumpido con el alboroto y las risas de Sophia.

––Pero Arthur, que ya no somos unos chiquillos... ––risas femeninas y seductoras.

––¡Amigo James!, permítete que te presente a Sophia, la mujer más bella que conocí en mi época universitaria.

––¿Sólo en tu época universitaria? Es un placer James ––Sophia es una mujer de curvas, con un vestido ceñido que resalta sus preciosas formas, y que provoca efectos nerviosos en cualquier hombre que la conoce por primera vez, acelerando el pulso cardíaco y la frecuencia respiratoria del sujeto.

––Encantado <<Preciosa, creía que estas mujeres no existían. Di algo, que pareces un pasmarote. ¡Disimula hombre!>>. Dr. James Taylor, señorita.

––Da gusto conocer a hombres refinados. Un placer. Dra. en física teórica Sophia Mott. ¿No piensa besarme, James? ––Sophia sonríe desafiante.

 

James, acercó su cara más y más a Sophia, y cuando estaba muy próximo de sus labios, realizó un giro para besar su mejilla.

––¡Cuidado James!, no se confunda <<pero de verdad este gafotas se cree que tiene posibilidades conmigo, en fin, lo arreglaré con un par de cortes durante la velada>>.

 

Arthur continua las presentaciones.

––James, permíteme presentarte a Ray Hill, es un viejo amigo. Nos conocemos desde la universidad y nunca hemos perdido contacto. 

 

James saluda a Ray, pero no le presta mucha atención

––¿Que tal Ray?.

––Muy bien, gracias. Es un placer conocerte.

––Ray, ¿un whisky? ––ofreció Arthur.

––Estupendo. Por cierto, Arthur, esta es la gran cena, hoy sabremos si todo es real o no.

––Desde luego. Estoy impaciente ––Arthur brinda su copa con Ray.

––Pero, ¿de qué habláis? ––dijo James.

 

Sophia, desvía intencionadamente la conversación.

––A ver Arthur, no sé si lo has notado, pero no he brindado.

––Perdona Sophia, lo siento mucho.

 

De inmediato el anfitrión se dirigió al mueble bar. Entonces Sophia dice.

––Recuerda que sólo bebo Vodka Martini.

––Batido, pero no revuelto. Aquí tienes tu copa.

––Bueno, a ver, ¿qué tiene de misteriosa esta cena? ¿No me lo vais a contar...? ––intentó reconducir la conversación James.

 

Están los cuatro de pie entre la zona de sofás y la zona de sillones. Se cruzan miradas de complicidad entre Sophia, Ray y Arthur. Continúa hablando James.

––No lo puedo creer, soy el único que no sabe qué está pasando. ¡Por el amor de Dios es que no os dais cuenta que soy escritor!

––No sé muy bien por dónde empezar ––dijo Arthur en tono misterioso––. Pero será mejor que nos sentemos.

 

Una vez que tomaron asiento en la zona de sofás, Arthur continuó hablando.

––Veras James, nosotros conocimos, digamos a un extranjero, que procedía de un lugar, que realmente no sabemos dónde está, pero creemos que existe o existió.

––Amigo Arthur, ¡al grano!, por favor.

––Mira James ––continuó Sophia––. Si te parece deja que te describa el lugar, la ciudad. Pero, por favor, no me interrumpas. Luego nos haces todas las preguntas que quieras. Pero ahora relájate y escucha. Por favor, Arthur, algo de picoteo vendría bien.

 

Entonces Sophia, comenzó a describir el lugar de procedencia del misterioso extranjero.

 

 

 

 

 

 

3.- Ciudad de otro mundo

 

La ciudad, de procedencia de Lur, está formada por nueve gigantescas estructuras herméticas, en forma de prismas transparentes. El prisma central, es octogonal, aquí se ubica el mayor núcleo de centros de innovación tecnológicos, y también, se congregan la mayoría de instituciones gubernamentales. Alrededor de este prisma, en forma octogonal, siguiendo un exquisito gusto por la simetría y la armonía, se disponen el resto de mega-prismas hexagonales. Para hacernos una idea del tamaño, sirva de referencia que cada prisma hexagonal puede albergar dos o tres millones de personas, y que el prisma central es seis veces más grande y alto que los prismas periféricos. Sin embargo, la ciudad tiene una población de poco más de cinco millones de habitantes. El espacio se distribuye generosamente y se integra con rascacielos, con grandes parques, centros comerciales, piscinas, polideportivos, colegios, universidades, granjas, huertos, hospitales, fábricas, etc. La ciudad es autosuficiente. Genera y consume todo lo que se puede necesitar.

 

Hace aproximadamente dos siglos, hubo una guerra mundial con armas químicas y murieron millones de personas y animales, además se contaminó el aire en tal grado que se volvió nocivo. Es por esta razón que las ciudades herméticas prosperaron. Todos los prismas están interconectados por una red de cilindros principales que permiten la libre circulación de vehículos. También, se dispone de otra red de cilindros secundarios que ofrecen servicios básicos, como agua, comunicaciones, electricidad, etc...

 

 

El envenenamiento del aire acabó con muchas especies, pero también aparecieron nuevos organismos. Curiosamente, las plantas se adaptaron con vigor, en consecuencia, los bosques invadieron el planeta superando cualquier época pasada. De manera, que las ciudades están perfectamente integradas con la densa vegetación de la Naturaleza. Hoy, el planeta, se ve frondoso y bello. Pero el mundo es tóxico.

 

En el prisma octogonal se encuentra la plataforma intra-ciudad, que en realidad, es un sistema de tele-transportación entre ciudades. Los vehículos que hay en las ciudades se utilizan sólo dentro de las mismas, ya que la tele-transportación es un servicio caro, aunque, para trasladarse de una ciudad a otra, no queda más remedio que utilizar la mencionada plataforma. Es parecido a los aeropuertos, pero más seguros e instantáneos.

 

Como en un aeropuerto corriente, el Dr. Lur 7 ha ido a la zona de llegadas para esperar a la Dra. Nat 23 y el Dr. Alem 91. En esta sociedad, habitualmente cada individuo suele utilizar el apellido del linaje seguido de un número que se refiere a la generación en relación a su familia.

 

Lur, es un hombre de aproximadamente 1,65 m de altura, muy corpulento. Sus 75 kilos moldean músculos marcados, es delgado, sin nada de grasa. Este hombre custodia una capacidad cerebral extraordinaria, de más de 1600 centímetros cúbicos. Pero, en esta ciudad es bastante normal.  Todas estas características son corrientes por aquí. En particular, podríamos decir que Lur, es un tipo bien parecido, aunque tiene una nariz ancha y de gran tamaño. Su mentón no se ve, pues está poblada de una densa barba. Sus ojos, son de color azul, y su piel es muy blanca. Es rubio y lleva el pelo largo con flequillo, dejando ocultos, los misteriosos detalles de su frente.

 

En este mundo, la gente suele ser pelirroja. Sin ir más lejos, Nat y Alem son pelirrojos, aunque de estatura similar a Lur.  Sus ropas son ceñidas, cómodas y con colores vivos de lo más llamativo, estas prendas están provistas de multitud de micro-biosensores, controlados y coordinados por un minúsculo procesador, que vigila las funciones orgánicas vitales para asegurar que el individuo se encuentra bien. En caso, de que la ropa detectara algún problema grave, puede enviar un mensaje de emergencia, de forma autónoma, al hospital de la ciudad.

 

La puerta 5 de la plataforma intra-ciudad se abre y comienzan a salir varias personas, entre el gentío de los que llegan y los que esperan, Lur, logra ver a Nat y Alem, les llama, y hace gestos, hasta que se dan cuenta. Entonces los tres se encuentran y se saludan, después se van hacia el vehículo de Lur.

 

Ya en el coche, Lur se interesa por la situación del proyecto.

––Bueno chicos, contarme. ¿Pasamos a la siguiente fase?

––Siiiii ––dijo Nat con intensidad––. Tenemos luz verde, lo que ocurre es que ahora llegan las prisas, tendremos que hacerlo en dos semanas.

––¡Sólo dos semanas! ––exclamó Lur mientras conducía entre los parques camino de los rascacielos.

––Bueno, no tenemos opción. Habrá que intentarlo. Creo que el esfuerzo merece la pena ––dijo Alem, veterano del grupo.

––Pues no perdamos el tiempo, lo primero es hablar con todo el equipo.  Llevo soñando con este proyecto toda mi vida ––Lur da un volantazo, y eleva el vehículo por el aire hasta la zona de aparcamientos del piso 40 del rascacielos donde trabajan.

 

Una vez que aparcan, los tres colegas, se dirigen a la sección 39 del Instituto de Investigaciones de Vehículos Avanzados (IIVA), que es su laboratorio habitual. Hay que atravesar varias esclusas de seguridad para poder acceder. En el interior, una sala de control provisto de muchísimas pantallas. Al fondo, se pueden ver, unos grandes ventanales con vistas a un hangar de proporciones enormes, que es donde se encuentra la nave espacial que se utilizará para la misión a Marte. Los tres científicos descienden por una escalera metálica de caracol, muy estrecha, que conecta la sala de control con el hangar. Al bajar, se tiene una magnífica vista de la nave. La forma que tiene recuerda mucho al concepto que en nuestro mundo tenemos sobre los ovnis. Se trata de una nave ovoidal, bastante aplastada. Todo el ovoide, está recubierto de un material de color plateado, que además de ligero, es resistente a altas temperaturas y completamente aislante. Alrededor de la nave, hay un ejército de ingenieros, vestidos con batas blancas, se encuentran realizando diferentes diagnósticos sobre cada subsistema del ingenio.

 

Alem, con voz potente y firme, se dirige a todo el personal del hangar.

––Por favor, atención todo el mundo. Ha llegado el momento de la verdad. La Dra. Nat y yo, acabamos de regresar del Centro Internacional de Exploraciones Científicas y nos han comunicado, que despegaremos el 16 de noviembre, es decir, en dos semanas. Como todos saben, la tripulación estará formada por la Dra. Nat, el Dr. Lur, el androide RoCo y yo mismo. No podemos permitirnos ningún fallo. Si tenemos éxito, iniciaremos, todos juntos, una nueva época para la humanidad. La búsqueda de nuevas civilizaciones y la posibilidad de colonizar otros planetas. Y todos seremos recordados como los pioneros que lo hicimos posible. Sois el mejor equipo con el que he tenido el placer de trabajar. Muchas gracias a todos.

 

La gente, que había escuchado con gran interés, el corto, pero gratificante discurso improvisado, rompió el silencio con gritos y aplausos de lo más apasionados. Pasados unos minutos, volvió el relativo silencio propio del minucioso trabajo. Uno de los ingenieros se acercó hacia donde se encuentra el Dr. Alem, y les invitó, a que acudiesen a las pruebas de invisibilidad de la nave, tanto para las frecuencias del espectro visible, como para una variedad amplia del espectro no visible. La invisibilidad se prueba para evitar la detección del radar, de sistemas térmicos, infrarrojos e incluso, del ojo humano.

 

Por supuesto, todas estas tecnologías son extraordinariamente avanzadas.

––Por favor, todo el mundo al recinto de seguridad ––dijo Jem, subdirector del IIVA.

 

Una vez que todo el personal se situó detrás de la zona marcada, continuó hablando el mismo individuo.

––Lancen la prueba de invisibilidad del radar.

––Activando invisibilidad de ondas de radio ––dijo uno de los operarios.

––Excelente!!! ––Comentó el Dr. Alem al comprobar que la nave desaparecía de la consola del radar.

––Desactiven la invisibilidad del radar.

––Desactivado señor.

––Activen invisibilidad térmica.

––Activada invisibilidad térmica ––dijo otro de los operarios.

––Fabuloso!!! ––el Dr. Lur está entusiasmado.

––Desactiven la invisibilidad térmica.

––Desactivado señor.

––Crucemos los dedos ––La Dr. Nat está realmente nerviosa.

––Activen invisibilidad de infrarrojos ––indicó Jem.

La nave volvió a desaparecer de la consola correspondiente.

––Desactiven la invisibilidad de infrarrojos...

––Desactivado señor.

––Vamos!!! ––Alem expresa tensión contenida en su rostro.

 

Sólo faltaba, hacer la nave invisible a frecuencias del ojo humano, es decir, en el rango de 380 a 780 nanómetros.

––Activen invisibilidad a frecuencias del ojo humano ––se escuchó con voz alta y firme.

––Activando invisibilidad a frecuencias del ojo humano ––dijo un cuarto operario.

 

Ahora la nave no sólo desapareció del monitor, ninguno de ellos la veía, el hangar parecía vacío y la gente ahí reunida, que estaba expectante, comenzó a aplaudir.

 

 

 

 

 

 

 

4.- El día de la misión.

 

Algunos de estos brillantes científicos han participado en el desarrollo de un motor espacial que permite acelerar un vehículo de manera ilimitada, de forma, que dicho motor podría alcanzar el límite físico impuesto por la Naturaleza.

 

Todo este avance, se debe, en verdad, a las teorías revolucionarias del Dr. Alem, que ha dedicado toda su vida a ello, y que con la ayuda de la Dra. Nat pudo construirlo. Sin embargo, el mérito es de todos. Y por ello, los elegidos para el viaje estaban orgullosos y agradecidos a los investigadores e ingenieros de la sección 39.

 

Había llegado el día del lanzamiento, era 16 de noviembre por fin. El hangar estaba abarrotado de gente, lleno de cámaras de televisión y periodistas de todos los medios. La tripulación, incluido el androide, suben por la rampa de acceso de la nave mientras la gente les saluda con gritos de admiración. Los astronautas caminan con dificultad, debido a los incómodos trajes espaciales, parece que fueran a cámara lenta, al igual, que a cámara lenta recuerdan cómo vivieron su último día.

 

Y es que esta misión, aunque de ida y vuelta, supone posiblemente una despedida definitiva con muchos de los seres queridos, ya que, experimentarán ligeros efectos relativistas que les trasladarán unos cuantos años al futuro. Años en los cuales algunos parientes pueden haber fallecido. Así que la emoción es agridulce, contentos por la aventura, por ser pioneros, por rebasar los límites de la humanidad, por marcar un nuevo camino. Tristes por no poder compartir esto, por el miedo a no encontrar alguien querido a la vuelta, por el miedo de perder parte de una vida. Mientras estos pensamientos invaden las mentes de estos exploradores espaciales, sus cuerpos disimulan esta angustia y reparten saludos con sus manos al gentío ahí reunido.

 

Minutos después de que la tripulación entrara en la nave, las compuertas del fondo del hangar comenzaron a abrirse lentamente.

 

La escotilla de la nave ya estaba cerrada, y la rampa de acceso se estaba retirando. Visualmente, era como si la nave la fuese absorbiendo, desapareciendo completamente. Momentos después, no se podía identificar donde estaba anteriormente, ni la rampa, ni la escotilla. La estructura exterior de la nave se percibía totalmente homogénea y lisa.

 

Los astronautas comienzan a quitarse los trajes espaciales.

—¡Que incomodas son estas prendas! —comentó la Dra. Nat mientras se quitaba el casco.

—Menuda actuación, nos ponemos el traje para impresionar al público. Para que tomen fotos y videos, ¿pero alguien se puede creer que vamos a estar así vestidos dentro de la Anacronópete? —dijo Lur.

—Me temo que sí —Alem tomó una pausa—. Es más, hay gente que sólo se cree lo que ve y escucha en los medios de comunicación.

—Entonces hoy, ¡el mundo está loco! Espero que seamos más sensatos dentro de cincuenta años —bromeó Lur.

 

El interior de la nave no tiene ventanas de ningún tipo, todo es hermético. Sin embargo, se dispone de cámaras exteriores integradas y camufladas perfectamente alrededor de todo su armazón, que permite al equipo, ver lo que sucede en el exterior. El habitáculo donde se encuentran, es evidentemente el control de mando. La forma de la sala es la misma que la que se aprecia en el exterior. Todas las pantallas de control están colocadas en la pared más cercana al eje menor del ovoide, delante de ellas, hay unas mesas que se confunden con la suave curvatura de la estructura. En la sala ovoidal predomina un tono blanco, muy luminoso en casi todos los objetos. Los cuatro están sentados en sus confortables sillones anclados a la estructura, concentrados en sus teclados virtuales que se iluminan en sus mesas de control. No dejan de escribir complicadas secuencias de test para comprobar el buen funcionamiento de todo el sistema. Llevan así unos diez minutos, cuando se escucha …

––Atención, les habla el Controlador de la ciudad. Estamos realizando los diagnósticos para proceder a la apertura de las esclusas superiores del prisma central.

––Entendido, Controlador ––dijo Lur, también primer piloto de la nave.

––Test de simulación del motor luz superado. Pero tenemos un 10% de combustible ––informó Nat.

––Lur, ¿has terminado las secuencias del sistema experto? ––Alem se encuentra ansioso.

––Estas cosas llevan su tiempo, tranquilidad. RoCo tiene todavía que realizar los ajustes de la navegación. Pero vamos bien, no hemos detectado ninguna anomalía.

 

Pasados unos 3 o 4 minutos RoCo confirma:

––Las coorde<>nadas de navega<>ción ajus<>tadas.

––Gracias RoCo. Controlador, solicitamos permiso para el despegue. Todo listo ––sonrío Lur, mirando a sus compañeros.