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El Tao Tê King es el libro fundamental del Taoísmo, escrito por el legendario sabio Lao Tse. La milenaria sabiduría metafísica de China se halla compendiada en este texto fundamental.
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Seitenzahl: 95
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Lao Tse
El Libro del Sendero del Tao
Editorial Hastinapura
Buenos Aires
2020
Tao Tê King
Traducción de Claudio Dossetti
Ediciones: 2005, 2009, 2013, 2020
Imagen de la portada: Lao Tse
El tipeo, diseño y corrección del presente libro ha sido realizado íntegramente por Miembros de la Fundación Hastinapura.
Todos aquellos que deseen profundizar sus estudios sobre los temas tratados en este libro pueden llamar o acercarse a cualquiera de las direcciones dadas al final del volumen.
Lao-Tsé
Tao Te King / Lao-Tsé. - 1a ed. - Ciudad Autónoma de Buenos Aires : Hastinapura, 2021.
Libro digital, EPUB
Archivo Digital: descarga
ISBN 978-987-4038-42-5
1. Taoísmo. I. Título.
CDD 299.514
Hecho el depósito que marca la ley 11.723
© by Editorial Hastinapura
Riobamba 1018 (C1116ABF)
Ciudad de Buenos Aires, República Argentina
Tel. (0054-1) 4811-9342
E-mail: [email protected]
Internet: www.hastinapuralibros.com
Primera edición en formato digital: octubre de 2021
Versión: 1.0
Digitalización: Proyecto 451
OM SRI GANESHAIA NAMAHA
Reverencia a Sri Ganesha
Deva de la Sabiduría Espiritual
en la Religión de la India y
Guía de los Devotos de Dios
“He aquí la forma en que siempre debes actuar: busca la sencillez, sigue la simplicidad, disminuye tu egoísmo y refrena tus deseos”.
Tao Tê King, 19
EL TAO TÊ KING ha sido escrito por el célebre Maestro Lao Tse, quien fue, por sobre todas las cosas, un santo y un místico. Según narra una antigua tradición, nació en la aldea de Chou Jen, al sur de China, en el año 604 a. C.
Acerca de su nacimiento, los relatos transmitidos de Maestros a discípulos a lo largo de incontables generaciones, nos dicen que, en una noche cálida y serena, su madre pudo ver cómo una brillante estrella surcaba el firmamento. Cuando ello ocurrió una inexplicable paz poseyó todo su ser. En ese auspicioso momento, ella concibió a Lao Tse. Se dice que llevó al niño en su vientre durante ochenta y un años, y durante todo este tiempo, Lao Tse, estuvo inmerso en meditación y contemplación del Sagrado Tao. Cuando finalmente nació, sus cabellos ya estaban blancos y su faz arrugada, signos externos de su inmensa sabiduría y desarrollo espiritual, necesarios para enseñar a los seres humanos el glorioso Sendero del Tao.
El mismo nombre “Lao Tse” significa “el Viejo Maestro”. Pero sus discípulos se apresuran en recordarnos que la palabra “Tse”, también tiene por significado “niño”, razón por la cual, afectuosamente lo llaman “el Viejo Niño”, haciendo alusión, por una parte, a su prodigioso nacimiento, y por otra, al estado de inocencia que, según enseña el mismo Maestro, es condición imprescindible para alcanzar la Iluminación Espiritual.
A lo largo de su vida ocupó el importante puesto de historiador y bibliotecario del imperio en el reino de Chou. Y si bien realizó con el mayor esmero cada una de las funciones que le asignaron, se dice que sus mayores anhelos fueron siempre cultivar la contemplación del Tao, Principio y Fin del Universo, y al mismo tiempo, permanecer oculto y desconocido por los seres humanos. Su serena existencia es ejemplo de humildad y bondad, unidas al servicio desinteresado.
Ya a avanzada edad dejó las funciones que desempeñaba, y decidió retirarse al desierto en busca de soledad y realización espiritual. Jamás había escrito libro alguno ni tampoco dejó marcas de su personalidad en su paso por el mundo, queriendo tal vez con ello ejemplificar mediante su propia vida una de sus enseñanzas que nos dice que: “el buen viajero no deja huellas”.
Sin embargo, cuando estaba por cruzar los límites de su reino, fue detenido por un guardia fronterizo, que llevaba por nombre Yin Hsi. Éste le dijo:
“Una vez he oído hablar de ti. Sé que nunca has escrito acerca de tus enseñanzas. Señor, humildemente te ruego que, antes de marcharte, vuelques tu sabiduría en un breve tratado para bien de la Humanidad”.
Lao Tse, que jamás se rehusaba a ayudar a quien lo necesitaba, le respondió:
“Si me lo pides, así lo haré, Hijo mío”.
Luego de pronunciar estas palabras, comenzó a escribir un tratado de aforismos en los que expresó la esencia de su inagotable Sabiduría. Cuando lo hubo finalizado, lo entregó con sencillez y humildad a Yin Hsi. De esto modo nació el Sagrado Libro: el Tao Tê King.
Luego de esto, se despidió del guardia, montó sobre un buey y, apaciblemente, se dirigió hacia las tierras del oeste, hasta perderse en el horizonte para ya no regresar, habiendo dejado sólo bendiciones en su paso sobre la faz de la Madre Tierra.
EL TAO TÊ KING
Es un breve tratado de ochenta y un capítulos —se dice que uno por cada año que Lao Tse permaneció en el vientre de su madre en divina contemplación—. Él nos brinda el modelo de vida que debe llevar el discípulo espiritual que anhela transitar la senda que conduce a la santidad, la cual no es sino la Unión con el Bianventurado Tao.
El nombre “Tao Tê King”, se halla conformado por tres vocablos. Por “Tao” hemos de entender Aquello que es Principio, Medio y Fin del Universo. Es la Esencia sutil de todas las cosas. Él es inmóvil, pero al mismo tiempo es causa de todo movimiento. Es quien rige los destinos de todos los seres. Siendo Inmanifestado, se hace visible en la forma de Sus criaturas. Él es el Dios Absoluto de la Grandes Religiones, es Brahman de los hindúes, lo Uno de Plotino. Es la Morada de la Eterna Paz y Felicidad. El Tao es, por ende, la única Meta del Sabio que busca la Iluminación.
En segundo lugar encontramos la palabra “Tê”, cuyo significado aproximado es “La Virtud del Tao”. Dando ello a entender, por una parte cuál es el modo de actuar del Tao, y por otro, el Sendero que conduce al ser humano hacia la comunión con Él. Se lo considera también como el aspecto activo del mismo Tao.
Finalmente, el término “King”, significa “canon”, “libro” o “tratado”. El mismo se aplica a las grandes obras clásicas.
De este modo, el título del Libro nos indica que trata acerca de la Naturaleza del Tao y el modo en que el Sabio debe actuar para alcanzar el estado de Bienaventuranza.
En él nos dice que el discípulo debe, ante todo, proceder con humildad. El orgulloso y el vanidoso jamás podrán alcanzar la Verdad, ya que ésta se halla completamente velada para quienes confían erradamente en sus propias fuerzas, desconociendo la regencia universal del Tao.
De igual modo, nos enseña que las acciones del ser humano no deben ser motivadas por el deseo o el apego al fruto, sino, por el contrario, acogiéndose en todo momento a la Voluntad del Tao. Esta forma de actuar recibe el nombre de no-acción (wu-wei), la cual, lejos de ser una negligente inactividad, es la Verdadera Acción, consciente de la propia naturaleza espiritual y plena de armonía con el Espíritu Universal.
El contacto con los objetos de los sentidos, la complacencia en sensualismos, el “volcarse” anárquicamente hacia lo exterior, olvidándonos del tesoro que guardamos en nuestro corazón, hacen que el ser humano deje de estar en comunión con el Tao, y por ende, camine hacia su propia destrucción.
Por el contrario, la sencillez, la diafanidad, los modos de vida simples, la quietud de la mente, la ecuanimidad, son todas virtudes que conducen a la contemplación del Sumo Bien. El ser humano verdaderamente espiritual no busca las apariencias y en todo momento actúa según sea su propia naturaleza, siempre en armonía con el Eterno.
En este tratado, el Tao es mencionado de diversas maneras. A veces se lo llama “La Suprema Virtud”, en otras ocasiones se hace referencia a Él como “La Madre Mística”, “Madre Universal” o “Madre del Universo”. En otras más, se lo llama “Padre de todas las cosas”, también se lo menciona como “Lo Eterno”, “Lo Inmanifestado” y también, sencillamente: “El Tao”. Pero no debemos olvidar que todos estos son distintos Nombres para designar a Aquello Absoluto que, como dice en el primer capítulo, está más allá de todos los nombres y las formas.
La presente edición en castellano está basada en la traducción directa al inglés realizada por Chu’ Ta-Kao en el año 1937. No ha sido nuestro anhelo presentar una versión erudita y literal del original, sino, simplemente, colaborar para que la inefable Sabiduría del Maestro Lao Tse pueda llegar a un mayor número de almas, brindándoles luz en su paso por el mundo. Tal es también la razón por la que se han incluido abundantes notas al pie —en gran parte, citas comparativas de Libros Sagrados de otras Religiones—, con la esperanza de que puedan arrojar mayor claridad sobre las enseñanzas del Tao Tê King, y, de este modo, ayudar al desarrollo del sincero Aspirante Espiritual.
Hijo mío, en verdad te digo que el Tao que puede ser expresado no es el Tao Eterno (1).