Teresa - Leopoldo Alas Clarín - E-Book

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Leopoldo Alas Clarín

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Beschreibung

Azorín había escrito: «...si hay en España un innovador en este punto (se refiere al teatro) es Leopoldo Alas. Teresa es una obra delicada; grave, tipo de la dramaturgia que pudiéramos llamar de «idealidad»».

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Veröffentlichungsjahr: 2017

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“Teresa”

Leopoldo Alas «Clarín»

PERSONAJES

TERESA

RITA

PALMIRA

ROQUE

FERNANDO

MINERO 1.º

ÍDEM 2.º

ÍDEM 3.º

Acto único

División de escena. A la izquierda del es-pectador, la carretera; a la derecha, interior de la casa de ROQUE. Entre la carretera y la casa, algún espacio, limitado de la parte de la carretera por un guardacantón y un montón de grava. La carretera desaparece hacia el foro, un poco oblicua en el último término de la izquierda. En el telón de fondo, se figurará la boca de una mina con una choza de madera a la entrada; delante, terraplén. Confusión y obscuridad en este término. Un farol de luz rojiza a la entrada de la mina, la luz desaparece de tarde en tarde. Entre la carretera y la casa, en segundo término, una carreta con las varas apoyadas en tierra; algunos montones de heno, que se supone se está metiendo en el pajar en los días a que corresponde el de la acción. Instrumentos de labranza, esparcidos arbitrariamente. La fachada de la casa, per-pendicular al foro. En primer término, una ventana con reja; por fuera, asiento de piedra al pie de la ventana. En segundo término, la puerta de la casa. Tercer término (obscuro, confuso), la entrada al pajar, con un montan-te. Interior de la casa de ROQUE: cocina ahu-mada, pobre: en el fondo, a la izquierda, el hogar con lumbre, muy bajo. Caldera colgada de una cadena que baja de una chimenea de campana. Cerca del hogar, arrimado a la pared de la izquierda, un banco de madera; sobre él, un cuchillo muy agudo de cocina entre restos y pellejos de patatas. En el fondo, también a la derecha, escalera tosca muy pina que conduce al pajar. En el ángulo de la escalera con el piso, hueco donde puede ocul-tarse holgadamente una persona. A la derecha, un armario de madera, pobre, viejo. Cerca de él, una mesa antigua, también de mal aspecto. En primero y segundo término, dos puertas: la del primero es de la habitación de RITA y PALMIRA, la segunda, del interior de la casa. Ajuar de aldeano pobre y algunos uten-silios de minero.

Escena I

Anochece. A ser posible, imítese alguno de los ruidos propios del campo, en verano, en los valles del Noroeste de España; por ejem-plo, voces lejanas de aldeanos, rechino apa-gado de carretas. De no conseguir una imita-ción apropiada, es preferible prescindir de todo esto. Al levantarse el telón, se oirá a lo lejos un aire del país en un instrumento rústi-co (algo como gaita, dulzaina, caramillo o cosa análoga). RITA (de unos dieciocho años), y PALMIRA (de cinco a siete años). RITA duerme de bruces sobre el montón de grava, viste traje de aldeana del país, mezclado con prendas de artesana de la ciudad, todo mal-trecho, pobre. PALMIRA, cerca de ella, sentada sobre el polvo de la carretera, desgreñada, descalza. Llora con cierto ritmo, cansada ya del llanto. Cuando suena la música lejana, deja de llorar. Cesa la música, y vuelve el llanto. Pasan por la carretera algunos grupos de tres o cuatro mineros, unos silenciosos, otros en conversación confusa, lenta, desani-mada. Los más, llevan lámpara de minero.

Tuercen por el primer término de la izquierda, donde hace curva la carretera, y desaparecen.

Después FERNANDO.

PALMIRA. -(Sentada en la carretera.) ¡Madre! ¡madre! ¡Mira: Rita no me da sopa! (Se acerca, arrastrándose, a RITA.) ¡Rita! ¡Ritona!

¡Despierta, que me das miedo! ¡Sopa! ¡Ritona, dame pan! (Le mete una mano entre los labios.)

FERNANDO. -(Llega por la carretera, primer término de la izquierda. Contempla un momento el grupo de niñas. Se acerca a ellas.) Oye, nena, ¿por qué lloras?

PALMIRA. -(Al ver a FERNANDO se levanta de un brinco, y retrocede hacia la casa.) ¡Madre, madre! ¡Rita! ¡Tengo miedo: un hombre!

FERNANDO. -No tengas miedo: ¡Calla, vida mía! Yo... te quiero a ti. ¿Por qué lloras? Ven acá; toma.

PALMIRA. -¡Madre!

FERNANDO. -¿Aquí otra niña? ¿Una joven?

¿Qué tiene? ¿Quién es? ¿Está mala?

PALMIRA. -¡Madre! ¡Rita! ¡Mira este se-

ñor...!

FERNANDO. -Oye: si me das un beso, te doy un perro... blanco, mira, un perro blanco.

(Le enseña una peseta.)

PALMIRA. -¡Una peseta! ¿Para mí toda?

¿Para Rita no?

FERNANDO. -No; para ti. ¿Rita es ésta?

PALMIRA. -Sí. (Dejándose besar.) FERNANDO. -¿Es tu hermana?

PALMIRA. -No.

FERNANDO. -¿Cómo te llamas tú?