Bicéfalo - Armando Rosselot - E-Book

Bicéfalo E-Book

Armando Rosselot

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Beschreibung

La memoria seduce como una amenaza, como si detenidos en ella nos alcanzara la muerte que revolotea entre los chapoteados adioses y los cogotes de pollo de Bicéfalo. Aliteraciones, reiteraciones, versos breves, aireados y sin puntuación liberan la respiración para el baile apocalíptico con que Armando Rosselot responde a nuestro carácter fugaz, al tiempo enemigo. Sus terrores suceden a plena luz, cargando imágenes sobre imágenes, “bocas en olas” que navegan “peces entorpecidos por tráfico de moscas”.
Su primera persona es siempre física, en ella fluye el deseo hacia la segunda y, de paso, el lector, interpelado con la ternura de “nubes / en el regazo del cielo” y la violencia donde “hasta la arena me echa a patadas”. Entre la noche llena de música de alas de José Asunción Silva y la leche amarga de Paul Celan, Rosselot usa pinceles neorrománticos y trágicos para caminar “por senderos que no eran humanos / sino que eran de antes / mucho antes” y “de todos los pasillos posibles” hasta lograr otro perfil en la perplejidad del dolor contemporáneo cuando “Afuera / todos cantan / como si nada”.
Enrique Winter

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Bicéfalo

Armando Rosselot

Editorial Segismundo

Dedicatoria

Dedicado a mis hijos: Max y Dominique.

Prólogo

Han pasado más de diez años desde que Bicéfalo, en su primera versión, apareció entre nosotros. Tiempo lo suficientemente generoso como para que un escritor haga terapia de sus escritos iniciales. Pues, no pocas veces, la distancia acusa deformidades y desniveles que en el momento, al fragor del entusiasmo o de nuestros hallazgos, no advertimos. Así, como no pocas veces, este primer atrevimiento suele ir acompañado de una suerte de enseñoramiento en la aspiración al título de poeta. Mucho caudal ha resonado durante todo este trecho, con un incalculable número de voces poéticas aparecidas como nunca antes con la globalización y también en el quehacer de nuestro escritor de la mano de diversos géneros. Si ya el publicar implica una responsabilidad respecto al rico cultivo que te precede y al lector, el reeditar un primer libro conlleva un peso doble. Un acto al que muchos creadores se rehúsan, prefiriendo sólo bogar hacia adelante, llegando incluso a invisibilizarlo y no contarlo en los recuentos de su obra. Volvemos a las páginas de Bicéfalo, y la primera impresión que tengo es que Rosselot supo esperar, no sabemos cuánto tiempo le demandó la construcción del libro, pero sí en el decir. Fue un primer libro en su hora oportuna, y que aún conserva limpios los conductos por donde nos hace llegar fluidamente ésa especie de confrontación consigo mismo desde una honestidad brutal. ¿Cuán distantes estamos del yo poético de Bicéfalo? Mejor dicho, ¿cuán distante está el hombre moderno? Una clave nos puede dar el poema “Pollos”, donde más allá de la referencia a esta ave bien podríamos tener una lectura de nuestra condición humana, tan pauperizada, cada vez más sin esperanza, sin poder “piar” a la deriva del abuso de algún poder y sus fenómenos, y donde también la víctima es victimario al cooperar con este ciclo que se repite una y otra vez con mayor sometimiento en cada generación. “Duele/ al sospechar que no soy más que un guijarro/ en una caja/ de exportación”, nos dice en otro de sus poemas, o cuando nos dice: “Pienso que puedo revertirla masacre/pero sólo soy parte de ella/ (…)/ somos ruinas de lo que nunca fue”. Pero el yo poético de Rosselot intuye un “algo más allá” de ésa opresión. Y quizás por eso la figura del bicéfalo, que no sólo implica dos cabezas, sino dos conciencias, dos miradas, dos viajes, dos verdades, etc., unidas a un mismo tronco ineludible que es la vida. Hay un estar aquí en el ruido de los hechos, y otro que es un llamado a la verdad propia, la autenticidad, la libertad. “Soy y no soy/ dentro de un trompo de dos caras”, nos declara. Y el modo de abordar estas caras no es huyendo sino reconociéndose. “Mal sáname”, nos dice en su poema “Mal camino”, en lo que pareciera una contradicción; sin embargo, como mencionábamos, su estrategia es otra, ¿por qué el mal no podría ser curativo? Negar es maquillar, y es por las fisuras por las que se obtiene un aprendizaje mayor. Y en este ensamble está, inexorablemente, la vuelta al origen: “Cantar el canto inverso/ el que vuelve adentro/ adentro del adentro/ profundo/ en una primera inhalación”, para ver qué es lo que hemos perdido en el devenir, rescatarlo, respondernos por el presente y no tener a la incertidumbre del futuro. Entonces, en ello aparecen elementos como el aire, la tierra, el fuego que nos recuerdan nuestra constitución y maravilla, la naturaleza como refugio del viajero cansado. Hay un espíritu estoico que insiste, un acercarse al deterioro, a la muerte, al olvido, el abandono, a los que ya no están y, desde ahí, apostar por la vida otra vez: “hay que gritar con fuerza/ le respondo/ hasta que las gargantas se sequen/ y duela/quizás en ese instante se pueda hacer algo”, nos canta. Un discurso de resistencia, que con herramientas como un lenguaje escrupulosamente cernido con palabras que responden a la necesidad del poema sin concesiones, siguen haciendo de Bicéfalo una eficaz experiencia.

Denisse Vega Farfán Poetisa peruana

Uno