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Durante el duro período de la guerra civil española y los primeros años de la desoladora posguerra, muchas personas desconocidas, españoles pero también extranjeros, escribieron cartas cuyo destinatario último era Francisco Franco. Las razones que propiciaron estos textos epistolares fueron muy diversas, pero todos ellos poseen un rasgo común: reflejan el clima de miseria moral y material que asoló España durante el conflicto bélico y la época inmediatamente posterior. Una obra reveladora que no solo ofrece al público general una serie de valiosos documentos históricos a los que habitualmente solo tienen acceso los investigadores, sino que además capta de forma muy vívida el panorama social y humano existente en España durante una etapa clave de su historia reciente.
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© Antonio Cazorla Sánchez, 2014.
© de esta edición digital: RBA Libros, S.A., 2014.
Avda. Diagonal, 189 - 08018 Barcelona.
www.rbalibros.com
REF.: OEBO671
ISBN: 9788490562253
Composición digital: Víctor Igual, S. L.
Queda rigurosamente prohibida sin autorización por escrito del editor cualquier forma de reproducción, distribución, comunicación pública o transformación de esta obra, que será sometida a las sanciones establecidas por la ley. Todos los derechos reservados.
Introducción
1
2
3
4
5
6
7
8
9
10
11
12
Agradecimientos
Notas
VOCES EN UN TIEMPO DE MISERIA
Estimado/a lector/a:
He de advertirle de que tiene en sus manos un libro que produce tristeza. Quizás, al leerlo, tendrá usted que hacer pausa para recuperar el ánimo, porque los documentos que en él se incluyen relatan, en primera voz y a veces de forma descarnada, un tiempo terrible. Este libro reproduce las cartas que la gente, en su mayoría desconocida, escribió a Francisco Franco Bahamonde (1892-1975) entre 1936 y 1945, esto es, durante la guerra civil y los peores años de la larga posguerra española. La gran mayoría de las cartas son de españoles pero también hay, sobre todo para el período de la guerra civil, de extranjeros. Las cartas se conservan en el Archivo del Palacio Real, en Madrid, sección Casa Civil de la Jefatura del Estado. Hay allí cientos de miles de ellas, que fueron catalogadas hace unos dos años por lo que es la primera vez que se utilizan para una investigación.[1] Pocas veces el público tiene acceso a los documentos que manejan los profesionales de la historia; y más raramente aún puede el lector o lectora «oír» directamente la voz del pasado. Estas cartas son una excepción.[2] Durante el verano de 2011, estudié unas 8.000 misivas y escogí inicialmente unas 600. Por último, tras hacer varias purgas más y clasificarlas, quedaron los 273 casos que aparecen en estas páginas.
Durante la transcripción de estas cartas, he intentado reproducir fielmente los textos, corrigiendo solo errores menores o puntuales de ortografía (aunque se han dejado cuando eran continuos en el texto) o mecanografiado, y se ha respetado el estilo y las formas de expresión de los autores. En la mayoría de los casos, he eliminado los apellidos y direcciones postales de los particulares. La razón es simple: este libro no pretende exponer, denunciar o avergonzar a nadie, sino mostrar cómo explicaron y presentaron los españoles de a pie su realidad ante el Caudillo y, en el proceso, qué retrato de su tiempo nos dejaron. Finalmente, he clasificado las cartas por temas en doce capítulos y, dentro de cada capítulo, cronológicamente. Como se podrá comprobar, a menudo hay más de una carta referida a un mismo caso y la correspondencia (respuestas oficiales, súplicas repetidas, etc.) se prolonga durante varios años. Cada uno de los capítulos comienza con una breve introducción explicando qué se va a leer. Soy consciente de que, al seleccionar las cartas, mis prejuicios se habrán colado por aquí o por allá. Cuando esto ha ocurrido, ha sido de forma involuntaria: lo único que he perseguido al escoger los textos es que estos fuesen los más ilustrativos, variados e interesantes de los consultados. No obstante, he de señalar que, por cuestiones de espacio casi siempre pero también por motivos éticos, quedaron fuera de este libro textos impactantes.
A veces se verá que los destinatarios formales de las misivas eran los ayudantes de Franco, principalmente su primo Francisco Franco Salgado-Araujo (coloquialmente conocido como Pacón) quien fue primero su secretario y luego Jefe de la Casa Militar, y Julio Muñoz Aguilar, el Jefe de la Casa Civil. A veces, también los destinarios fueron la mujer de Franco, Carmen Polo —también llamada La Señora, quien tuvo una oficina propia—, o la hija de ambos, Carmencita. Pero el destinatario último, el hombre del que se esperaba la gracia, el favor o el perdón, era siempre el dictador. Si, por ejemplo, se escribía a doña Carmen en realidad se buscaba que esta influyera en su marido.
Entre otras cosas, en estas cartas se puede observar fugazmente la rápida transición de la imagen pública de Franco, quien de ser uno de los principales generales rebeldes en julio de 1936 se convirtió en el otoño en el líder del Nuevo Estado. A lo largo de 1937 Franco se fue transformando rápidamente en el Caudillo o dictador, asumiendo un poder cada vez mayor que no abandonaría hasta su fallecimiento en noviembre de 1975. Especialmente desde las últimas fases de la guerra, las personas que le escribían, ya describían a Franco, siguiendo la propaganda oficial, como el artífice de la rebelión del 18 de Julio. Pero además de esta falacia y de muchas otras exageraciones, durante la lectura de estas cartas se ve la miseria moral y material que la guerra y la dictadura impusieron a los españoles. Solo esta miseria, por un lado, y el poder inmenso de Franco, por otro, pueden explicar el tono y los temas de esta correspondencia, que en definitiva muestra cómo y por qué centenares de miles de personas —amigos o enemigos, víctimas o beneficiarios— se pusieron en las manos del Caudillo dirigiéndose a él con halagos, invocando su piedad, denunciando a vecinos o conocidos, o descubriendo la intimidad propia. Si usted, lector o lectora, piensa ya que este libro comienza a ser demasiado parcial, le ruego que evite leer el resto de la introducción y que se dirija directamente a la lectura de los documentos reproducidos, para que de esta manera pueda juzgar personalmente la época y la vida de los españoles entre 1936 y 1945 y su relación con Franco. Por el contrario, si quiere saber más del contexto histórico en el que se deben situar estas cartas, por favor, continúe leyendo los párrafos que restan.
Hasta finales del siglo XX, los españoles no tuvieron muchas oportunidades para disfrutar de la libertad y del bienestar. La monarquía de Alfonso XIII (1902-1931), tan inocente en muchas cosas, nunca llegó a generar un verdadero sistema democrático. Sí, es cierto, había bastante libertades, por lo menos hasta la llegada de la dictadura de Primo de Rivera (1923-1930), y muchos derechos; pero el sistema de la Restauración se basaba en un entramado de poder corrupto y falseado, que impedía que esa libertad relativa se trasladase en voluntad política efectiva. Cuando la monarquía se derrumbó en 1931, dejando paso a la República, parecía que por fin todo el mundo iba a tener una voz si no igual sí, al menos, igual de legítima y que el país iba a entrar en una fase de justicia y prosperidad. No fue así. La República, por razones que aún los historiadores debatimos con calor, fracasó en estabilizarse, muriendo a manos de los militares rebeldes de julio de 1936, y del hombre que más provecho sacó de la desgracia de España y de su libertad perdida: Francisco Franco.[3] En contra de las mentiras que se iban a empezar a propagar a partir del verano de la muerte de 1936, al hombre que se transformó en el Caudillo no le esperaba nadie, ni él mismo. Como tampoco esperaba nadie la dictadura cruel, cerril y miserable que finalmente impuso. El azar, la mala fe y la dinámica de violencia, esta última sin parangón en la historia española reciente, dieron lugar al Caudillo y al régimen que dirigió con mano de hierro hasta el día de su muerte.
El azar empezó su caprichoso andar cuando el caudillo (en minúscula, pues así le llamaban los periódicos antirrepublicanos) de las derechas españolas, el general José Sanjurjo, se achicharró el 20 de julio de 1936 en la avioneta que le traía de Portugal para encabezar la rebelión militar. Así moría el gran héroe de las guerras de África y el gran enemigo de la República contra la que ya se había sublevado en agosto de 1932.[4] En 1936, Franco también era, como muchos militares de su época, un «héroe». La prensa de derechas nunca ahorró en adjetivos para los oficiales que lucharon, no con demasiado acierto, en las campañas de Marruecos. Franquito (como le llamaban sus colegas por su poca envergadura física) era uno de ellos: siempre servicial y dispuesto a contarle a los periodistas lo que querían oír y publicar en los periódicos peninsulares, donde había un marcado abuso de calificativos y despropósitos.[5] No obstante, en vísperas de la guerra civil, el ya algo orondo Franco era más famoso y «heroico» por dirigir la represión de la revolución de Asturias de octubre de 1934 o por su estrecha colaboración con el ministro de la Guerra, José María Gil Robles, en la segunda mitad de 1935 que por sus hazañas en el norte de África. El azar siguió su curso cuando resultó que en la primavera de 1936 no había ningún general conspirador en el norte de África (los que había allí eran republicanos: los detuvieron y a algunos los mataron) y a Franco le pidieron sus colegas que se hiciese cargo él de los mercenarios de la Legión y los regulares que tan bien conocía y que tanto le querían. No obstante, Franco no lo tenía claro y dio largas hasta el último momento (Miss Islas Canarias 1936 le llamaba con sorna el general Gonzalo Queipo de Llano). El día 15 de julio, y solo cuando se dio cuenta de que no podía dilatar más, y de que el general Emilio Mola, el cerebro de la operación, ya le buscaba sustituto, se unió a la rebelión. Las fotos que publicó la prensa canaria del general que llega en barco a Las Palmas en la mañana del 17 de julio muestran a un hombre abrumado, no a un líder decidido y clarividente dispuesto a tomar el control de nada. La excusa oficial de esa visita —que le permitió coger el famoso avión Dragon Rapide que sus amigos de ABC le habían alquilado en Londres— fue asistir al funeral del general Amado Balmes, muerto en un extraño y oportuno accidente.[6]
Después, cuando ya era el Caudillo, y esto forma parte ya de la mala fe, se inventaría él y sus publicistas —muchos de ellos antiguos y apasionados lisonjeros del caudillo Sanjurjo— que Franco fue quien organizó y lideró el Glorioso Movimiento Nacional.[7] Había que tejer fino, pues aunque ya rebelde Franco se había movido con suma cautela. Salió de Las Palmas el 18 de julio, cuando ya sabía que sus hombres controlaban Marruecos. Durante los diferentes tramos del trayecto hasta Tetuán —donde llegó con el bigote afeitado y después de cambiar de ropas un par de veces, en la mañana del 19— se fue asegurando que todo seguía bajo control. Él, y no digamos nada sus lisonjeros cortesanos, dirían después muchas veces que arriesgó su vida; y no es cierto. A lo más arriesgó su carrera, pero para la eventualidad estaba el dinero que Juan March le había depositado en un banco extranjero por si la cosa salía mal. Quien sí arriesgó la vida, y la perdió, fue su rival por el poder, el general Manuel Goded, cuando después de controlar Mallorca fue a Barcelona, donde los rebeldes llevaban las de perder, a intentar cambiar la suerte de las armas.[8] La vanidad, y la necesidad de crear el Mito del Caudillo explican que las figuras de Sanjurjo, Mola, Gil Robles, Balmes, Goded y otros tuviesen que ser empequeñecidas, empañadas con desprecio apenas velado, o casi borradas de la memoria histórica franquista. Como también serían olvidados los favores de otros patronos y protectores que estuvieron detrás, con promociones irregulares y dedazos, de la fulgurante carrera militar de Franco, como su «amigo» el rey «soldado» Alfonso XIII, o el gran padrino de los africanistas, el general Dámaso Berenguer.[9] El Napoleón español no podía haber tenido padrinos (como tampoco se podía decir que otros generales, como por ejemplo el liberal Baldomero Espartero llegaron a general antes que Franco: a los treinta y a los treinta y tres años respectivamente). No es que ninguno de los citados fuesen grandes hombres: sencillamente es que podían hacer sombra al dictador que creía ser no ya un gran hombre sino el escogido de Dios.[10]
Con todo, lo peor para los españoles de a pie no fue el endiosamiento de un general, sino la violencia de la guerra y el gran trauma que esta generó; esto es, la pérdida de centenares de miles de vidas y el miedo y el dolor que esta experiencia dejaron detrás. Porque una cosa sería la retórica de la dictadura sobre el Glorioso Movimiento Nacional y otra muy distinta lo que los españoles querían o esperaban en 1936. Dicho simplemente: en el verano de 1936, muy pocos españoles querían, o esperaban, la guerra. Pero el franquismo, basándose en hechos reales y memorias parciales, como las intervenciones en las últimas Cortes republicanas de Gil Robles o del «protomártir» José Calvo Sotelo donde denunciaban la violencia reinante, construyó el mito de un país en caos al borde de la revolución, con un gobierno entre débil y cómplice con tanto desmán. Según la dictadura, España se moría y tuvo que ser el ejército, ante el clamor de la opinión pública, el que se sacrificase alzándose para salvar a la patria. Muertos hubo demasiados en la primavera de 1936, pero no llegaron a los trescientos, que en todo caso equivalen, aproximadamente, a bastantes menos de cada uno de los días de la guerra que destrozó a España durante cerca de treinta y dos meses. Durante la guerra civil murieron por lo menos 400.000 personas (soldados, víctimas del terror blanco y rojo, civiles en bombardeos y huidas, etc.), y en la posguerra aproximadamente otros 250.000 más entre los que mató Franco, unos 50.000, y los que se murieron de hambre (o más bien se les dejó morir), que sumaron quizás otros 200.000.[11]
La primavera de 1936 fue nefasta, pero demasiado a menudo ha sido relatada de manera parcial y tendenciosa. Gil Robles (que acabó de semiparia bajo la dictadura) y Calvo Sotelo (asesinado unos días antes del golpe), que tanto lamentaban la violencia de la primavera de 1936, estaban metidos en la rebelión... Y respecto al ejército, solo fue una parte, una leve mayoría de los uniformados, la que se sublevó. El resto permaneció leal o indeciso. Pero ni Franco ni los militares victoriosos en la guerra iban a recordar a los compañeros que ellos habían asesinado, destituido o condenado al exilio. Ellos, y solo ellos, eran el ejército, o mejor aún, España. A los españoles normales, que ni querían esta violencia masiva y cruel ni se beneficiaron de ella, solo les quedaba adaptarse y hacer lo mejor del tiempo que les había tocado vivir y que, desde julio de 1936 hasta muchas décadas después fue, por muchas razones, miserable. Veían partir a sus hijos al frente; muchos no volvían. Oían o veían los crímenes y atrocidades de unos y de otros. Sufrían los bombardeos, las escaseces... y poco podían hacer salvo esperar que la paz llegase cuanto antes.
El fin de la guerra no trajo la paz sino la victoria, y esta, a pesar de lo que decía la propaganda del régimen, no trajo ni justicia ni pan, pero sí muchas mentiras y crueldades. La victoria fue para los que por convencimiento o casualidad formaron parte del grupo de los vencedores, pero no para todos ellos. Al fracasar en su política económica —los años cuarenta fueron los de la verdadera Gran Depresión para España—, la autarquía en la que Franco y su círculo cuartelero tenían depositadas tantas esperanzas imperiales, hubo relativamente poco que repartir; y el reparto empezó, lógicamente, por arriba. A los de abajo, aun a los veteranos del ejército de Franco, les llegó poco y a menudo nada. Peor quedaron los que además de vencidos eran pobres. Por un lado sufrieron la represión implacable de la dictadura —que fusiló a decenas de miles de personas y metió en la cárcel a cientos de miles más— y, por otro, fueron la víctima principal de la atroz situación social del país. Ante esta catástrofe, dijo el régimen —y muchas personas lo creen aún hoy en día— que no fue para tanto el sufrimiento y que todo se debió a la malévola coincidencia de las destrucciones causadas por la guerra (y en particular de los «rojos»), las malas cosechas (la «pertinaz sequía») y el impuesto aislamiento internacional. Mentían: el hambre que sufrieron los pobres españoles no tiene igual en la Europa occidental del siglo XX. Fue mayor que el de los holandeses en el invierno de 1944-1945 (aunque menor que el de los griegos en el invierno de 1941-1942), pero en ambos casos fue provocado por un invasor extranjero, los nazis, durante una guerra. En el caso de España, el hambre lo causó el gobierno nacional y llegó con la paz, porque la guerra no destruyó los campos. Por el contrario, en la posguerra las cosechas se vendieron a precio de oro en el mercado negro... mientras que Franco creía que el futuro de España estaba al lado de la Alemania nazi, y por eso rechazó, cuando se la ofrecieron, la ayuda de las potencias «plutocráticas».[12] Por último, el sistema de racionamiento que impuso era corrupto e ineficaz. Para los pobres, el racionamiento a veces ha sido bueno. Por ejemplo, nunca comieron los británicos pobres mejor que durante la Segunda Guerra Mundial. En España, sin embargo, el racionamiento les dejó morir. Claro que el Reino Unido era en la década de 1940 una democracia decadente, y España un imperio con destino en lo universal.[13]
La división entre vencedores y vencidos y la penuria material de postguerra causó otro tipo de miseria: la moral. Si los ladrones y los enchufados medraban y prosperaban, lo que había que hacer para sobrevivir era imitarlos, al menos en lo esencial. De aquí que denunciasen, estraperleasen y buscaran enchufes pobres, ricos y los de en medio. No es que la mayoría, roja, azul o neutra, hiciese o condonase estos actos, pero probablemente nunca en la historia de España contemporánea el cinismo hacia lo público fue tan extenso como en la década de 1940. En este período, el Estado se convirtió en un medio para alcanzar privilegios, no en un mediador imparcial: falló a los españoles normales y enriqueció aún más a los que por contar con los medios y/o las conexiones —el famoso enchufe, la recomendación o el amigo— lo usaron en su provecho.[14] La familia, en cambio, se convirtió en el medio y en el fin de la supervivencia; más importante aún cuanto más pobres y desamparados eran sus miembros. Muchos de los rasgos sociológicos y actitudes políticas de la sociedad española de hoy, tanto en la esfera pública como en la privada, tienen sus raíces en el cinismo amoral de los años de la victoria.
Los historiadores solemos decir que en las dictaduras no hay opinión pública sino popular. Con esto describimos el hecho de que la gente no puede expresar libremente sus opiniones y por lo tanto no podemos saber exactamente (o muy aproximadamente) qué piensa. Lo que sí podemos, a partir de fuentes mediatizadas y parciales, es estimar y valorar lo que la gente piensa, y a partir de ahí explicar por qué (aunque demasiado a menudo, los historiadores decidimos de antemano, a partir de una serie de factores, lo que la gente debería pensar). Sabemos que durante el franquismo la mayoría de los españoles tenía que tener mucho cuidado con lo que decía, no fuese a ser que siendo afectos, neutros u hostiles al régimen, lo dicho fuese o pareciese inconveniente a la autoridad. Pero esto no quiere decir que la gente estuviese muda, ni mucho menos.[15] Por el contrario, había varias formas de afirmar las opiniones, incluso las que iban en contra de las autoridades, y los intereses propios. La más eficaz y segura de todas era utilizar el lenguaje católico y falangista oficial para señalar la diferencia entre lo que, según la ideología de la dictadura, la realidad debía ser y la circunstancia en la que uno se encontraba o denunciaba. No faltan en el pensamiento joseantoniano ni en el católico ni en los discursos de Franco referencias a la justica, la caridad y el perdón. Como se observará en las cartas que componen este libro, esta estrategia de hablar con el lenguaje correcto servía tanto para los vencedores como para los vencidos. Aquellos hacían más hincapié en los méritos y sufrimientos del vencedor: en el derecho a disfrutar la paz y de los frutos de la Nueva España que tanto esfuerzo les había costado. Los vencidos, en cambio, apelaban a las palabras de caridad y perdón, dentro de una tradición cristiana de arrepentimiento y absolución de los pecados. En definitiva, si alguien quería algo y por ser pobre, perseguido o falto de influencias, no tenía esperanzas de conseguirlo apelando a los canales normales del Estado, lo mejor era apelar a los principios del régimen y al hombre que lo encarnaba: el Caudillo.
La propaganda del régimen intentaba manipular a los españoles, pero estos también podían utilizar la propaganda para sus propios intereses. Cuando escribían a Franco o a sus representantes, y desde luego cuando el nombre del Caudillo aparecía invocado, se decía lo que el régimen decía que se debía decir y con las palabras y conceptos del discurso oficial: otra cosas es que se dijese toda la verdad. Era un juego de expectativas. Toda crítica se esperaba que fuese envuelta en una declaración de lealtad. A cambio, se esperaba que el Caudillo correspondiese con la magnanimidad que la propaganda le atribuía. No cabe duda de que, para muchos de los que se dirigían al Caudillo, el interés era el principal y hasta el único motivo. Pero también había razones más sinceras. En la España tan dura de la posguerra, y ante un Estado tan arbitrario y (salvo a la hora de reprimir) ineficaz, el Caudillo era para muchos la única esperanza de justicia. Mucha gente necesitaba creer que lo bueno que se decía de él era verdad y que lo malo que se vivía todos los días era producto de la camarilla que le rodeaba y le engañaba, y que, en definitiva, se aprovechaba de la bondad de Franco en su propio interés. Es el mito, tan viejo como la política misma, del buen rey y los malos cortesanos. Los historiadores sabemos que esto no fue así. Franco estaba bastante bien informado de lo que pasaba en el país. Por ejemplo, en el archivo de la Fundación Francisco Franco se guardan muchos de los cuadernos que le enviaban semanalmente la policía y los servicios de información de la Falange. Estos documentos están a menudo anotados y subrayados por la mano del dictador. El Caudillo sí sabía del hambre, la injusticia y la represión, por supuesto, pero lo que a él le importaba eran otras cosas, empezando por las amenazas a su poder.
Franco, como otros dictadores de su tiempo —Mussolini, Stalin, Hitler, Mao, etc.— fue más popular que su propio régimen. A la popularidad entre las personas de derechas, que le agradecían haber protegido propiedad y religión durante la guerra, habría que sumar la de las masas más despolitizadas que simplemente querían vivir una vida más o menos normal, a pesar de la miseria reinante en la década de 1940, después de los horrores de la guerra civil. El miedo a que esta se pudiese repetir llevó a mucha gente a apoyar al dictador o, al menos, a no apostar por ningún cambio. También se benefició Franco de que la gente estaba muy desencantada con la política en general y la democracia en particular, que en el caso de España muchos veían como causantes de las desgracias pasadas y presentes. No es de extrañar por tanto que la política y los políticos —oposición, autoridades y, por supuesto, los falangistas— fuesen vistos con escepticismo y rechazo. Y queda, por último, el mayor y único «logro» (aparte de la «Victoria» sobre parte de sus compatriotas y a costa de tanto dolor colectivo) de la dictadura hasta que el desarrollismo de la década de 1960 le permitió pretender otras cosas: la tan pregonada «Paz de Franco».[16]
España permaneció al margen de la Segunda Guerra Mundial; pero casi por accidente. Franco, cuando las cosas iban bien para Alemania, quería entrar en la guerra de barato y en el último momento, y que además Hitler le regalase el imperio francés del norte de África.[17] Eso se intuía en su momento, lo que no se sabía, hasta que los documentos aparecieron hace poco en el archivo de la Fundación Francisco Franco, es que además el Caudillo tenía planes para invadir Portugal (en el catálogo del citado archivo, el documento aparece descrito como una invasión desde Portugal).[18] A Hitler el precio le pareció demasiado alto y eventualmente, dado que el Reino Unido no claudicó como él y Franco esperaban, la mente del Führer se fijó en la conquista de la Unión Soviética. Mientras tanto, la propaganda franquista espoleó a los nazis e insultó a los aliados... hasta ir cambiando de tono en 1943-1944, cuando el resultado de la guerra parecía cada día más oscuro para los nazis, y el régimen empezó a hablar de la amenaza comunista y de la paz que España disfrutaba gracias a su Caudillo. Ahora la paz orquestada por la propaganda coincidía con los deseos de la mayoría de los españoles. Estos no podían saber lo que el Caudillo había intentado hacer en 1940 pero sí sabían que no querían más guerras. De este modo, Franco el guerrero dio paso al Franco de la paz y la reconstrucción, aunque ambas fuesen, a causa de la represión y de las fallidas políticas económicas del régimen, más una aspiración que una realidad. Esta fue la mayor fuente de legitimación del Caudillo desde entonces y hasta el día de su muerte. Y todo esto explica cómo el general que un día de 1936 se lanzó contra su gobierno como parte de una conspiración militar, convertido luego en el dictador y que tanta miseria trajo a España, acabó siendo la esperanza de partidarios, neutrales y hasta de sus víctimas... y cómo todos ellos y nuestro país quedaron tan lejos de la Europa liberada de 1945.[19]
ANTONIOCAZORLASÁNCHEZ
Ottawa, mayo-junio de 2012
SOLDADOS Y VOLUNTARIOS
Este capítulo comienza con cartas a Franco cuando todavía no era más que un general rebelde en julio de 1936, y concluye con cartas al todopoderoso dictador de voluntarios para la División Azul cinco años más tarde, en 1941. No hay en el archivo muchas cartas de soldados. Esto quizá sea consecuencia de un cierto recelo entre los combatientes a escribir, y ser mal considerados por sus superiores jerárquicos. Por el contrario, son, como veremos más adelante (capítulo 3), sus mujeres y padres quienes solicitan en su nombre. Lo que sí se detecta en estas y en otras misivas no recogidas en el libro es una falta de entusiasmo por la guerra entre el soldado común, y un deseo de volver a la normalidad. La guerra no es popular —las peticiones de permisos son las más frecuentes— y el soldado la intenta evitar cuando puede, argumentando necesidades familiares, incapacidad para el servicio u otras razones. Muy distinto, sin embargo, el tono de las cartas de 1941. Entonces hay gente que por convencimiento o por oportunismo —o ambos— quieren ir a combatir al enemigo soviético.
Legajo: 13
Sebt de Tamarat 23-VII-1936
Excmo Sr. D. Francisco Franco Bahamonde
Mi muy respetado General y querido profesor: Una vez convencido de que estas fuerzas no han de emplearse directamente en este patriótico movimiento de orden, y no conformándose mi espíritu con esta pasiva cooperación, no dudo en molestar su atención para ofrecerle incondicionalmente mis servicios en provecho de nuestra Patria.
Espero mi General ver satisfechas mis aspiraciones siendo activamente empleado en tierra de nuestra querida España.
Rogándole perdone mi atrevimiento queda de V.E. muy agradecido s. affmo. y s.s. y subordinado
FELIPEV. M.
Teniente de Infantería
Legajo: 24
I
Berneck 29-10-36
Excelencia General Franco
General en Jefe del Ejercito Nacional de España.
Encontrándome refugiada en Alemania por las actuales circunstancias y si como telegrafista que soy, puedo ser útil a mi patria, me ofrezco de corazón donde quiera que sea necesaria.
Esperando sus órdenes queda respetuosamente suya atta s.s.
MARIADELPILARB. YM.
Berrneck y Schwarzwald (Württg.)
Gasthof Waldhorn
II
Bad Honnef a. Rh. 31-Diciembre 36
Sr. Teniente Coronel Ayudante-Secretario
de su Excelencia General Franco.
Muy Sr. mio: Oportunamente he recibido su atta carta y agradezco sus noticias y saludos.
Ahora voy a molestarle para una súplica por la que le quedare eternamente agradecida.
Mientras llega el momento deseado de mi reingreso en Telégrafos, ruego a Vd. se me conceda mi vuelta a España a casa de un primo mio médico en Santo Domingo de la Calzada, pues el clima fuerte en este tiempo de Alemania, termina conmigo ya que todos los días pierdo en peso y me encuentro completamente agotada.
Le suplico apoye con el embajador de Alemania en esa para mi vuelta a España antes de que sea tarde pues ya mi aspecto no es nada bueno.
Por si cuando me reponga pueda servirle en algo, además de mi lengua materna se bastante Alemán y Francés, o cuidaré enfermos o lo que se me ordene.
Esperando ansiosa su pronta respuesta quedo de Ud. su atta y agradecida con un saludo y Vivas a España.
MARIADELPILARB. y M. DEW.
Mi nueva dirección es:
Bad Honnef a. Rh.
Hubertus Hof
Alemania
Legajo: 44
Candelario 22 de Mayo de 1937
Exmo Sr. Francisco Franco Bahamonte
(Salamanca)
Mi general: a sus órdenes ¡Viva España!
No se que me parece el dirigirme a V.E. con una simple carta, pero no lo puedo remediar al sentirme con corazón español.
Me llamo Domingo D. C., soy bachiller, tengo 16 años y vivo con mi padre (mi madre materna murió) y mis hermanos. Mi padre es el farmacéutico de este pueblo.
Cuando fui a la escuela me dijo mi maestro que tener dos madres una la que me trajo a este mundo y otra, España ¡mi patria! ¡la tierra vendita donde nací! Mi primera madre murió; pero aún no ha muerto ni morirá jamás, mientras haya españoles que la defiendan, mi segunda madre ¡España! ¡mi patria! Y patria y madre también de otros muchos como yo son españoles.
Mi general tengo 16 años, pero es igual que si tuviera 25, pues creo, y me parece que no me equivoco, que todo aquello que pueda hacer un español de 25 años lo hace también este que tiene 16 y que hoy se honra de dirigirse a V.E.
Mi general tengo 16 años, pero estoy sano y soy fuerte y sobre todo, tengo un corazón de español tan grande que me considero capaz de defender a mi patria, también como la defiende uno que tenga 25 años, en cualquier circunstancia, y desde cualquier punto, y por tanto, mi general, no deseo otra cosa que V.E. se digne el permitir mi entrada en una de las fuerzas armadas que hoy luchan por la salvación de España y del mundo, cuya aplicación no creo que V.E. sea capaz de no concedérmela, para que con mi esfuerzo y el de otros tantos españoles se salve España de esta gran tirania de gentes incivilizadas, que hasta el 17 de Julio hemos venido sufriendo los que queremos a España; pero que desde esta fecha hasta…que se termine el mundo no volveremos a sufrir jamás mientras sigan esos grandes españoles que juntamente con V.E. están contribuyendo a que termine para siempre la incivilización y nos queramos todos como dijo Jesucristo, como hermanos. Gracia que no dudo he de alcanzar por lo que quedaré toda mi vida agradecido y le desearé una larga vida en bien de España, Europa y del mundo entero.
DOMINGOD. C.
Legajo: 2
I
Excelentisimo Señor Don Francisco Franco Baamonde
Generalisimo del Ejercito Español y Jefe del Estado
A sus ordenes mi General
Le doy las más afectuosas gracias por el perdón que no dudo alcanzar de su bondadosisimo corazón por la molestia que pueda causarle mi carta, pero un deber de patriotismo y de Español me manda ir al frente o donde V.E. crea más necesario, pues tengo 25 años y me encuentro en la retaguardia por el único defecto de dos o tres centímetros de altura menos de lo necesario para ser soldado, y para lo cuál he sufrido ya la última revisión.
Me encuentro desempeñando el cargo de topógrafo en el ferrocarril de Zamora a La Coruña a las ordenes de la Sociedad Constructora Ferroviaria en Puebla de Sanabria (Zamora), lo que comunico a V.E. para que dé la orden que crea más oprtuna
Dios guarde a V.E. muchos años y a sus órdenes con los gritos de Viva y Arriba España
MARCELINOA. S.
Puebla 5-6-1937
II
Sr. Teniente Coronel Ayudante-Secretario de S.E. ELJEFEDELESTADOYGENERALISIMODELOSEJERCITOSNACIONALES.
SALAMANCA.
A sus órdenes mi Teniente Coronel:
En contestación a su atenta del 30 de Julio pºpº le manifiesto que mis deseos serían servir como soldado en los servicios propios de mi profesión de Topógrafo en cualquiera de los frentes, pero si España y el Generalísimo me necesitan en otra forma no tienen más que mandar para lo cual estoy siempre dispuesto a obedecer.
Como siempre a sus órdenes con los gritos de VIVAYARRIBAESPAÑAYVIVAFRANCO
MARCELINOA. S.
Puebla de Sanabria 5 de Agosto de 1937
2º Año Triunfal
Legajo: 55
Rota 1º Octubre 1.937
2º Año Triunfal
Excmo Sr. Jefe del Estado
Salamanca
Excelencia: El que suscribe, Encargado Jefe de Telégrafos de esta Villa, aprovechando el Fausto aniversario de la exaltación de V.E. a la Jefatura del Estado, tiene el honor de exponerle lo siguiente:
Voluntario de Africa en 1.924-28, cabo de Artillería en Ceuta, y cuando V.E. mandaba la Legión Extranjera pedíle mi ingreso en dicho Cuerpo cuando contaba 17 años de edad; hoy con 32 años, y como gracia especial concedida en este día en que los últimos palmos del terreno norteño entran en la España Imperial, le ruego se me conceda nuevamente el ingreso como telegrafista en la Red de Transmisiones ó en la Brigada Radio de Aviación y de la forma que V.E. crea oportuna.
Sirva también de exposición que a raíz del glorioso Alzamiento acaudillado por S.E. empuñé nuevamente las armas en los primeros frentes andaluces, y después, como un sacrificio más —tan pródigos en los momentos actuales— acepté este cargo en beneficio únicamente de la Causa. Hoy, a pesar de los hijos y echando de menos a mis compañeros de armas, suplico de su bondad y comprensión característica la aceptación de mis servicios.
Como el carácter de voluntario me excluye de toda ayuda para que vivan mi esposa é hijos ruegole encarecidamente sea pasado el sueldo que disfruto (cinco ptas. diarias) a mis familiares.
Esperando la alta decisión de V.E. y el perdón de distraer su atención unos momentos, queda su fiel y seguro subordinado
MANUELF. S.
Legajo: 29
I
Viva el Caudillo
Ferrol a 4 del 4 del 38
a las ordenes de mi excelentísimo Jeneralisimo Franco que mi Jeneralisimo eneste momento toma la pluma en la mano un soldado de Merida que andaba operando nel cuarto batallon y nel Frente de Teruel cai erido mire me entro una bala por riba del ogo izquierdo y me salió por el papillo izquierdo mire del oido izquierdo no oigo de la boca no puedo comer me tengo que mantener con leche y aguas y el ogo yasefue que lo llebo la bala asi que yabe como estoy mal mire y me botaron para serbicios auxiliares yonel cuartel no me mantengo tengo que mantenerme por micuenta y notengo dinero y encasa tan poco por que mire somos once hermanos y el padre nos murio y nos dego con cerca de beite mil pesetas de empeño y eramos dos pal trabago yo ya estoy aquí y mi hermano anda en aragon y no ay quien trabage encasa delos once hermanos soy yo el mas biego y tengo beite y dos años asique todos son chiquitos mire pasan ambre y andan desnudos mire tenian tres bacas y tubieron que vender una para pagar auno que nolo sacaban deriba de ellos que sino que les engarba la casa asi que no balgo panada seme botaba para casa por que agora aqui no valgo namas para estar en el ospital mire yo no sentia morir por españa nicaer irido pero tube la suerte de caer irido no ay que acer mire ami me yban acercabo por meritos de gerra y muy pronto sargento por baliente yo llebaba un fusil ametrallador asique sin mulestar su atencion me perdonara toda lamolesta alas ordenes de vuecencia
Soldado JESUSC. L.
ospital de Marina Nº 1
cirigia cuarta sala Ferrol
II
INFORMACIONHECHAELDIA 20 DELACTUALPORELCORONELMEDICOQUESUSCRIBEACERCADELASQUEJASDADASPORELSOLDADODELREGIMIENTOINFANTERIAMERIDANº 35, JESUSC. L.
Manifiesta que el 20 de Diciembre del año próximo pasado fue herido en el frente de Teruel; como consecuencia pérdida del globo ocular izquierdo y lesión en la articulación temporo-maxilar del mismo lado, cuyos movimientos han quedado algo limitados. No obstante las arcadas dentarias se separan en una extensión de tres centímetros y medio. Desde el puesto de socorro fue evacuado al Hospital Provincial de Zaragoza, en donde permaneció hasta el 31 de dicho mes, en cuya fecha fue evacuado al Hospital Militar de Basurto, en Bilbao, en el que fue declarado útil para Servicios auxiliares por pérdida del ojo izquierdo, marchando a su casa San Pedro de Hermo, Ayuntamiento de Triacastela (Lugo) el 31 de Enero del año actual.
Permaneció en su domicilio hasta el 5 de Marzo próximo pasado, en el que incorporó a su Regimiento en Ferrol. El 25 de dicho mes ingresó en el Hospital de la Marina de Ferrol, por que aqueja molestias en la articulación temporo-maxilar y dice que no puede abrir la boca.
Manifiesta que en todos los hospitales le han hecho buena vida (palabras textuales), que de la alimentación que se queja es la del cuartel, porque no podía comer el rancho por la dificultad que tiene al abrir la boca.
Que su objeto al dirigirse a Su Excelencia el Generalísimo era para ver si lo mandaba a su casa, pues su madre es viuda, con once hijos y él es el único que puede trabajar. Tiene otro hermano en el frente.
Hasta aquí lo que me ha manifestado el soldado de referencia.
Es un individuo fuerte, bien nutrido, de un aspecto floreciente; he sacado la impresión que exagera considerablemente la limitación de las arcadas dentarias. Haciéndole repetir movimientos, llega a separar las arcadas dentarias tres centímetros y medio entre los incisivos sin necesidad de esfuerzo.
Le ha contrariado la declaración de útil para Servicios Auxiliares porque los de esta clasificación pertenecientes a su reemplazo están incorporados a filas.
ELCORONELMEDICO
La Coruña, 21 de Abril de 1938
Segundo Año Triunfal
Legajo: 1
I
Saludo a Franco
¡Arriba España!
¡Viva España!
Frente de Castellon
A 27-7-38
Excmo Sr. Francisco Franco Bahamonde
Salamanca
A su Excelencia, con toda sumision y respeto, le envia desde los frentes de lucha un simple soldado; que en estos grandiosos y magnificos momentos de la noble guerra lucha por la salvacion de España su pobre felicitacion en el glorioso aniversario del Glorioso Alzamiento Nacional.
A su Excma. persona expone con todo respeto, sus actos a favor del alzamiento nacional y su actuación durante dos años gloriosos y actuales, adjuntandole la pequeña carta.
Suplicole Exmo. Sr. que deseando disfrutar de un permiso para poder abrazar a mis padres y hermano, el cual hace año y medio que no le veo, por haber estado desde el principio luchando, y hoy encontrándose en la actualidad herido, a consecuencia de las heridas recibidas en el Frente (Cataluña) y hayandose en cama por estar hospitalizado en el Hospital de Vigo (Galicia).
A su Exma. persona me [ininteligible] pues de otra forma no se me concederá permiso ni autorización.
Gracia que espero alcanzar de su Excma. persona, cuya vida Dios guarde muchos años para bien de España y sus suditos.
ALFONSOA.
III Año Triunfal
Direccion:
Alfonso A.
Bon. Ametralladoras 3ª Compañia
«Flechas Azules»
Estafeta nº 26
II
Alfonso A. C. de 24 años, natural de Vigo (Galicia)
Al Exm. Jefe del Estado Español, expone:
que desde los principios del Glorioso Movimiento Nacional, presto los servicios a la Patria, como Agente de Orden bajo la dirección de las Autoridades Militares; asi como los de investigación, bajo las ordenes de la Guardia Civil de Vigo (Galicia) y todo ello dentro de la organización de F.E.T. y de las J.O.N.S.
Que estuvo en el Frente «Alto de Leon con dicha organización y encuadrándome luego en el glorioso Ejercito y trasladado por sus mandos a esta Briga, tomando parte en la ofensiva del 19 Marzo en Teruel, y luego en el Frente de Cataluña, estando en la actualidad en el Frente de Castellón.
III año Triunfal
Legajo: 3
Excmo. Sr.
Francisco A. G. hijo de Gaciano fallecido y de Mercedes natural de Paradela del Rio Ayuntamiento Corullón Partido Villafranca de Burgo (León) a S.E. con él debido respeto y subordinación humildemente expone.
Que al ser movilizado él reemplazo de 1924 verificó su incorporación en la 4ª Unidad del Regimiento ferrocarriles numero 1; Destacamento de León pasando destinado el 12 de Noviembre de 1936 a la 4ª compañia del 2º Batallón zapadores Minadores la que está con la 11 División y encontrándome con esta fecha en el Hospital de Teruel siendo dos veces herido y no teniendo ni tán solo un dia de permiso pa ver á mi familia es pa lo que me dirijo a S.E. si tiene la vondad de concederme permiso pa ver a mi pobre madre.
Gracias que espero alcanzar del corazón de S.E. cuya vida guarde Dios muchos años para bien de la España Una Grande y Libre y beneficio del Estado Naional Sindicalista y de sus subordinados.
Teruel veintiocho de Septiembre de mil novecientos treinta y ocho Segundo Año Triunfal Arriba España.
FRANCISCOA. G.
Legajo: 2
I
Zaragoza a 5 de Noviembre de 1938
II Año Triunfal
Excmo Sr. Francisco Franco Bahamonde.
Generalísimo y salbador de nuestra España Nacional.
Se dirije ante V.E. el soldado del Regto. Infanteria de Aragón Nº 17 Ambrosio A. C., del reemplazo de 1941, correspondiente al 2º trimestre, de 18 años de edad, de profesión Secretario Interino de Ayuntamiento, perteneciente a la 2ª Compañía de Depositos del expresado Regto. Teniendo el honor de compadecer ante N.E. y exponer:
Que deseando y esperando alcanzar de V.E. en el plazo más breve posible, un fin en que pueda servir de consuelo para mi hermanita, que el dia 28 de Agosto, fecha tan memorable para mi, en que la hize tan desgraciada, debido al amor a nuestras armas de Falange Española Tradicionalista y de la J.O.N.S. al intentar efectuar la correspondiente limpieza, en el fusil de mi posesión por esa Organización, tuve la imprudencia de hacer maniobra con el cerrojo, e ignorando en que la cámara contenía una bala, le di al gatillo, y fue a dar a mi queridísima madre, la cual resulto muerta, a causa de una hemorragia aguda a las cuatro horas del suceso. Luego despues, también le dio a una muchacha de 20 años de edad, que se encontraba en la misma habitación, trabajando en sus tareas, y le dio en el ojo derecho, el cual desde aquel momento perdió la vista.
Asi que este es el motivo que me hace presentarme ante V.E. para si tenia la vondad, me facilitara mi Militarización, para ir a servir a mi hermanita y a un Ayuntamiento que tanto me espera, por el motivo del cese desde el día de mi Movilización, por escasear de dicho funcionario en dicha localidad, de Dos Torres de Mercader, provincia de Teruel.
Esperando de V.E. sea dispensado por esta tan grande molestia, y atendiendo a mi petición, en el plazo mas breve posible, saludándole, con brazo Alto y un Arriba España, su soldado que espera ser atendido.
AMBROSIOA.
II
Zaragoza a 14 de Noviembre de 1938 – III Año Triunfal de la E.M. Excmo. Sr. Coronel Secretario de su Excia. El Jefe del Estado, Generalisimo Jefe de los Ejercitos Nacionales.
Burgos
Muy Iltre Sr. Mio: Queda en mi poder su muy atenta de fecha 9 del actual, en contestación a mi anterior del 5 del mismo, teniendo el honor de comparecer ante V.E. dándole mi más grande agradecimiento en virtud de lo interesado en su comunicación anteriormente dicha, prometiendo cumplirla, y enviar al Excmo Sr. Ministro de Defensa Nacional, esperando de V.E. si tiene la vondad y no le es muy molesto, carta de recomendación para unir dicha instancia, para su más fácil aprovación.
Esperando de V.E. ser atendido en igual tiempo y forma que mi anterior, esperando también ser perdonado por la pesadumbre que en estos momentos me obliga efectuar.
Saludandole atentamente con brazo alto un Arriba España su único soldado molestador.
AMBROSIOA.
Legajo: 26
Zaragoza a 3 de Enero de 1939
III Año Triunfal
mui quisimo generalísimo Franco
esta sirbe para decirle que nos pasa esto tenia un hermano enel frente de campillo el dia 15 de Diciembre del año 1937 y tan bien mimadre el dia 26 del mismo mes murió que estava en el rrio lavando una muda de un militar y le collo una vonva de aviacio rroja en Monreal del Campo y me creo que sean losdos muertos en la gera y llo estoi tan bien en filas que estoi en servicios ausiliares que estoi inutil de la mano irchierdo que no puedo acernada coneya y tan bien ledigo que mi Padre inutil que esta arniado de larniaderecha y tan bien le dan ardentes que no puede salir al campo nada itiene dos hijos en casa que no pueden acernada el mayor tiene 12 años y el otro tiene 9 años y sestan muriendo de ambre por no poder trabajar asies que sipudieran mandarme acasa que loes Antonio
mis señas son estas
Parque de artiñeria Nº 5
Cuartel de maria angistias Nº 9
Zaragoza
salu al generalísimo Franco
arriva España
Legajo: 37
I
[misma carta redactada dos veces, la primera con fecha 4 de Mayo y la segunda con fecha 9 de Septiembre]
Excelentisimo Señor
Juan C. A. Sargento del Rgto.de Cazadores de Ceuta nº 7 Bon 254, actualmente hospitalizado en el hospital Militar de San Calisto de la ciudad de Plasencia (Cáceres) por fractura con pierna derecha y herida.
A.S.E. con el debido respeto y subordinación expone.
Que el dia de Julio de 1938 y a las 22 horas de dicho dia, al salir del hospital antes citado, y al penetrar en la calle del Sal, apoyado en dos muletas se presentó un coche ligero a gran velocidad, y como la mencionada calle fuera estrecha y lo preciso solamente para pasar un coche, viendome en gran peligro levanté las muletas para evitar el ser atropellado encontrándome en este estado salió del interior del coche un medico habilitado para capitán, que presta su servicio en el hospital provincial de la misma localidad, pidiendome con malas formas y con amenazas el nombre, proponiendome que si me negara a ello me daría un tiro; formas y procedimientos impropios de un señor capitán del Ejercito Español, hacia quien dio su sangre y miembro por defender el honor de su Patria y la salvación de aquellos que ahora viven descansando.
Al bajar del coche me dio un empellón para paso, por lo que sufrí fuerte dolor, advirtiéndole era un mutilado, a lo que contestó: que si era mutilado el era capitan y se tocaba el forro de sus partes, palabras pronunciadas ante un publico y en alta voz, seguidamente el citado capitan mando detenerme, y vergonzosamente fui conducido al hospital.
El dia del consejo de guerra fui conducido para presenciarlo, hallándome en estado gravísimo por la operación que había sufrido comunicandome la sentencia en el mismo estado, cosa que esta proivida por la Ley; dando lugar tantos disgustos a la perdida de dicho miembro.
En este hecho una vez más se castiga al inocente dando credito al mas fuerte sin tener en cuenta ha dado su sangre por España, quedándome el que le corresponde al culpable que abusó se su autoridad.
No se ha admitido apelación alguna al que narró por un castigo que por ningún concepto de corresponde.
El que relata lleva doce meses de hospital, de los cuales ocho sin poder salir a la calle por el hecho expuesto, llevando veinte meses en el frente al ser herido, siéndolo tres veces, mas con cinco balazos que atrabesaban mi cuerpo, produciéndome el ultimo la perdida de tan estimado miembro, llevando ademas seis meses sin percibir paga alguna, haciendo suma falta en mi casa.
Suplico a V.E. dará su consideración al hecho que denuncio.
Gracia que espero alcanzar de la conocida justicia de V.E. cuya vida guarde Dios muchos años para honra y defensa de la Patria.
El sargento mutilado de Guerra
JUANC. A.
(todo por la patria)
Plasencia 4 de mayo-1939
Año de la Victoria
Espero tendrá el honor de contestarme a estas señas
Plasencia Hospital de San Calisto Sala de Suboficiales
II
17 de Septiembre de 1939
Año de la Victoria.
Excmo. Señor D. Francisco Franco Salgado-Araujo
BURGOS
Mi respetado Coronel: Recibido su atento B.S.L. de fecha 11 del actual, adjuntando carta del Sargento del Regimiento de Cazadores de Ceuta nº 7, DON JUAN C. A., actualmente condenado por Consejo de Guerra y presunto Caballero Mutilado, e informado convenientemente, resulta que dicho Sargento ha sido condenado a sentencia firme a 18 meses de prisión por el delito de insulto a superior, y a la de 12 meses de igual clase por el de desobediencia, con las accesorias de suspensión de empleo y derecho de sufragio durante la condena y por lo tanto esta comandancia no puede proceder en forma alguna en relación con la mencionad carta, por cuya razón me permito devolvérsela a V.E.
Debo significarle a S.E. que el referido Sargento, en fecha 26 de Mayo próximo pasado elevó idéntica reclamación y en igual forma a esa Secretaría, informando el Jefe que suscribe en el mismo sentido que lo hace ahora por considerar que no ha lugar efectuarlo distintamente ya que el caso, está resuelto clara y terminantemente en Sentencia dictada por la Auditoría de esta región Militar.
Respecto al no percibo se sus haberes, durante los diez meses a que hace referencia el citado Sargento en dicha carta, debo manifestar a V.E. que por el Depósito de Transeuntes de esta plaza fue interesado el Sr. Teniente Coronel Jefe del Batallón a que pertenece el mismo la remisión o autorización para hacérselos efectivos no habiéndolo hecho por no tener conocimiento el citado Cuerpo de la cantidad a satisfacer con arreglo a la situación del, que en fecha 23 de Enero del presente año aun no había sido comunicada por el Señor Juez que seguía la causa, habiéndose vuelto a reiterar por el citado Depósito de Transeuntes la orden de pago o remisión de haberes, si ya se conoce por el referido Cuerpo la cantidad que debe ser satisfecha.
Con este motivo me honro en saludar a V.E. con todo respeto, quedando incondicionalmente a sus ordenes su afmº S.S. y subordinado
Legajo: 26
Cariño 30 de Septiembre de 1939
Año de la Victoria
Escelentisimo Señor Jefe de gobierno padre de los españoles: En este momento medirijo a V. porque la necesidad me ogliga, comunico a V. que soi un soldadito español que luchando fuertemente contra el enemigo en los campos de Asturias donde recibi la mutilación de la pierna izquierda por defender la santa bandera de nuestra Madre Patria y pase curarme de mis graves heridas al hospital militar Cántabro de Santander donde me fue colocado un miembro artificial que no puedo husarlo porque no me reúne condiciones para caminar ni para desempeñar cargo ninguno y tantas molestias que me da, yose que en el Santuario de Oza de La Coruña costruyen miembros Artificiales que caminan muy bien mis compañeros Mutilados de guerra, yo solicite tres veces el ingreso en dicho Sanatorio y no me fue concedido despues de haber perdido nuestros seres queridos por defensa de la Patria, porlo tanto medirijo a Suescelencia y anticipandole las mas grandes y fervorosas gracias espero de su reconocida bondad poder alcanzar de V. el permiso para poder entrar lo mas pronto posible en el Santuario de Oza de La Coruña para que me sea colocado un miembro en dicho Sanatorio para bien de mis hijos y para bien de la Patria Dios guarde a V. muchos años
El Caballero Mutilado de guerra
JOSÉC. B. CARIÑO
(La Coruña)
Viva España
Legajo: 2
Sr. Secretario Particular de S.E. Generalisimo Franco.
Excelentisimo Sr.: Con el mayor respeto me dirijo a V.E. como Secretario particular de nuestro Caudillo para que comunique a S.E. mis deseos de formar parte como oficial-piloto en las invencibles escuadras de la Aviación Española que tan valientemente se han distinguido en el Glorioso Alzamiento Salvador de España acaudillado por S.E. Por tanto ruégole lo ponga en su superior conocimiento para poder asistir a las Academias o Escuelas de Aviación, advirtiéndole que poseo cinco cursos de Bachillerato, soy cadete de Falange Española Tradicionalista y de las J.O.N.S. de Badajoz, adicto siempre al Movimiento, con 17 años de edad, pero careciendo de medios económicos a falta de un padre que falleció en los primeros tiempos del Glorioso Alzamiento a consecuencia de los sustos y sobresaltos de que era objeto por parte de los rojos.
Esperando atenderán mi petición en la que tengo todas mis ilusiones, le dirijo mis respetos e incondicional subordinación como camarada y español, saludándole brazo en alto
ANGELA. M.
Casas de Reina 10 Obre. 1939
Dirección en el remite
Legajo: 161
Su Excelencia El Generalísimo y Jefe del Estado
Don Francisco Franco Bahamonde
Natalio B. C., natural y vecino de esta Villa de Cueva provincia de Toledo
A S. Excelencia
Expone;
Que pasado un plazo no inferior a cinco meses en que he sido Licenciado del Ejercito de su digno Mando (3ª Bandera de Castilla 11 División) y no habiendo apercibido ninguno de los veneficios que Su Excelencia nos ha concedido, como «subsidio» al combatiente y ex combatiente, no por falta de solicitarlo por conducto reglamentario a la Junta Local y Provincial de Subsidios.
La situación es economica por encontrarme en paro forzoso, no por falta de solicitar empleo en Fabricas y Empress (Fca. Nal de Armas, Toledo, C.A.M.P.S.A. Ayuntamiento ectera (Madrid)
Lo que pongo en conocimiento de Su Excelencia para efectos oportunos.
Por Dios por España y su Revolucion Nacional Sindicalista.
Brazo en alto; A la orden de Su Excelencia y Generalisimo
NATALIOB.
en Cueva 2 de Noviembre de 1939
(Año de la Victoria)
Legajo: 299
I
Madrid 30 Julio 1940
Excmo. Sr. Secretario de J.E. el Generalísimo
Le quedaría eternamente reconocido si se sirviera transmitir a S.E. el Generalísimo mi aspiración de tener el honor de poder terminar mi obra, combatiendo á los rojos en su propio país.
Al que suscribe le sorprendió el Alzamiento Nacional en la zona roja de Nules (Castellón). Para poder sumarme á la Cruzada no le quedó tras otras tentativas infructuosas, mas que un camino libre, el mar, y aprovechando la primera ocasión embarcóse solo completamente en un pequeño bote. Capeando un temporal, llegó á los cinco días a Mallorca. Luego ingresó en la Legión. En el Ebro por su segunda herida le concedieron la Medalla de Sufrimientos.
Terminada la campaña, reingresó en Telégrafos, cuerpo al que pertenecía al organizarse la Legión Azul, se presentó en unión de tres compañeros mas de Telégrafos, al cuerpo de Transmisiones.
Declarado [inteligible] que suscribe, daba por segura su incorporación pero no habiendo sido llamado ni el que suscribe ni sus compañeros rezaba para si como excombatiente el alto honor de ir en representación del Cuerpo de Telégrafos, como han ido los de otros cuerpos, y poder dar nuevas pruebas de la fidelidad y patriotismo, ya que se ha dado el caso de no ser ninguno del centro de Madrid, circunstancia excepcional que como telegrafista, duele al que suscribe.
Gracia que espera alcanzar de la clemencia y generosidad de V.E. cuya vida guarde Dios muchos años para bien de España
Firmado:
RAFAELM. T.
Legajo: 279
Madrid 4 de Marzo de 1941
Excmo Sr. Francisco Franco Bahamonde.
Jefe del Estado Español
Excmo Sr.: Espero que V.E. me perdone el atrevimiento que me tomo al escribirle esta carta, pero dadas las circunstancias es que me encuentro no me queda otro recurso sino apelar a sus sentimientos humanitarios.
Habiendo venido voluntario al igual que mi hermano de Cuba el 20 de Mayo del año 1938 a incorporarme al Glorioso Movimiento Nacional y habiendo sido licenciado el dia 25 de Enero del corriente año y deseando regresar a Cuba me presento a la Falange del Exterior por haber leído un decreto de S.E. por el cual todos los voluntarios que vinieron del extranjero se encontraban en el derecho de poder ser embarcados al punto de procedencia. Pero al presentarme en dicha delegacion para arreglar mi pasaje y documentación me he encontrado con la dificultad de dicho decreto, por que al parecer según dicen no me encuentro con los derechos de disfrutar de dicho decreto, por que al aparecer me han informado en dicho jefatura me faltan 10 dias paras ser excombatiente, que son los que al parecer tienen derecho a disfrutar de dicho decreto.
Este es el motivo por el cual molesto a V.E. con esta carta, por que si me faltan diez días para ser excombatiente ha sido por causas mayores a mi voluntad, ya que si se me ha declarado inutil temporal por una dolencia que se me ha reproducido, la cual proviene de un hacidente que sufri siendo niño.
Encontrandome licenciado y sin recursos de ninguna clase es por la cual me he atrebido a mandarle esta, para ver si V.E. me puede solucionar lo del embarque.
Sin mas Dios guarde a V.E. muchos años para bien de España
Por Dios, por España y su revolución Sindicalista
ANGELM. A.
Madrid
Legajo: 297
—Copia de un escrito—
Madrid 3 de julio de 1.941
Excmo. Sr. D. Francisco Franco.
Presidente del gobierno Español.
(Carta particular urgente y reservada).
Mi respetado General:
V.E. recordará perfectamente que en los últimos tiempos se la Monarquía, se autorizó a los Jefes y Oficiales del Ejército para dirigirse al Jefe del Estado en forma epistolar, en vez de hacerlo en instancia; pues bien, mi caso es éste: Por esto me tomo la libertad de distraer un momento la atención de V.E. , suplicando me conceda una breve audiencia para explicar a V.E. los poderosísimos motivos que me impulsan, y me han impulsado, no obstante mi delicado estado de salud, a solicitar, primero en la Embajada de Alemania, y luego en Castellana 72 (Falange), mi destino como técnico auxiliar de los Ejércitos alemanes, ya que soy Comandante de Ingenieros y Piloto Aviador retirado extraordinario, cuya instancia de reingreso en el Ejército ha sido denegada. Pero esta solicitud, como es natural, sin dejar por ello mi nacionalidad española, que es ante todo fundamental para mí. Puedo anticipar a V.E. qué al pensar así, me guía aquella frase de uno de nuestros clásicos: «Vida sin honor no es vida». Y yo prefiero la muerte a la vida cómoda y sin responsabilidades, pero sin honor; ahora bien, como Dios nos manda a los Católicos que no atendamos a la nuestra por medio de suicidio, quisiera cohonestar con el sacrificio de mi vida, el servicio útil a la independencia de España, con las obligaciones del buen padre de familia; llegando si fuere preciso, al máximo sacrificio; a ser el hombre torpedo español que lanzase al fondo del mar un acorazado inglés. Gracia que espero merecer de V.E. si para otra cualquiera de las finalidades que tengo solicitadas no se me considera mas apto. Dios guarde a V.E. muchos años, ni General, para bien de España.
R. A. RUBRICADO
Madrid 3 de Julio de 1941
Dirección:
Sr. D. Rafael A.,
Comandante de Ingenieros.
Legajo: 299
Madrid 21 de Julio de 1.941
EXCELENTISIMOSEÑORDONFRANCISCOFRANCO
BAHAMONDE
Capitán General y Generalísimo de los Ejércitos.
ELPARDO (Madrid)
Excmo. Señor:
Con todo el respeto que su alta persona merece a todo español, y sobre todo a ese fiel subordinado, dirijole estas líneas en pos de consejo ó mas bien en pos de súplica.
Al momento de llegar la noticia al Regimiento de Carros de Combate numero 1, donde presto mis servicios como Sargento Provisional, de que pedían voluntarios para ir a luchar contra el Comunismo, fiel a mi juicio y modo de pensar, firme papeleta con el orgullo de que con ello cumplia una mision de buen catolico; a pesar de mis buenas intenciones he tenido la desgracia de no ser elegido para esta misión, y a pesar de mis esfuerzos de conseguirlo por medio de mis conocimientos particulares, tampoco consegui nada satisfactorio.