Cómo dominar la fotografía digital - Ginés Guirao - E-Book

Cómo dominar la fotografía digital E-Book

Ginés Guirao

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Beschreibung

La fotografía digital es, hoy en día, la culminación tecnológica en el mundo de la imagen. A ella se acude habitualmente como soporte de conocimientos, de documentación y de creatividad. Cualquier persona que se forme en el mundo de la imagen puede llegar a ser un gran fotógrafo y, por qué no, también un artista creador de obras únicas. Si quiere conseguir sus propias metas, tan solo necesita una orientación, sugerencias y buenos consejos. En este libro encontrará mucho de ello, presentado de forma muy clara y didáctica. Cómo dominar la fotografía digital contiene todo lo que necesita un fotógrafo para realizar y plasmar sus proyectos, ilusiones y ambiciones. En este libro se explica paso a paso, desde lo más básico hasta lo más avanzado, qué es la fotografía digital, cuáles son las partes de las cámaras digitales, cuándo se debe disparar en manual o en automático, cómo encuadrar correctamente y enfocar las diferentes escenas, etc. Asimismo, con este libro aprenderá a exponer correctamente observando las condiciones de luz y según el lugar, discernirá entre el tipo de cámara y los objetivos que necesita, sabrá cómo retocar sus fotografías de la forma más fácil, así como imprimir y procesar sus archivos con éxito. Además, aprenderá acerca de la fotografía con el móvil y conocerá la información básica y necesaria de las redes sociales en materia de imágenes, que tanta importancia tiene en la época actual. Gracias a esta lectura, y a las más de 300 ilustraciones que componen el libro, disfrutará de los últimos avances y conocimientos en fotografía digital, y podrá aplicarlos tanto a su cámara como a su smartphone. ¡Es el momento de convertirse en todo un experto en fotografía digital!

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CÓMO DOMINARLA FOTOGRAFÍA DIGITAL

Ginés Guirao

 

 

Cómo dominar la fotografía digital

Primera edición, 2023

© 2023 Ginés Guirao

© 2023 MARCOMBO, S. L.

www.marcombo.com

Diseño de la cubierta: ENEDENÚ DISEÑO GRÁFICO

Maquetación: cuantofalta.es

Corrección: Mónica Muñoz

Revisor técnico: Jordi Lopesino

Directora de producción: M.ª Rosa Castillo

Cualquier forma de reproducción, distribución, comunicación pública o transformación de esta obra solo puede ser realizada con la autorización de sus titulares, salvo excepción prevista por la ley. Diríjase a CEDRO (Centro Español de Derechos Reprográficos, www.cedro.org) si necesita fotocopiar o escanear algún fragmento de esta obra.

ISBN del libro en papel: 978-84-267-3670-3

ISBN del libro electrónico: 978-84-267-3721-2

Producción del ePub: booqlab

CÓMO DOMINARLA FOTOGRAFÍA DIGITAL

Ginés Guirao

 

ÍNDICE

Introducción

¿Serán necesarios nuevos conocimientos para el dominio de la fotografía digital?

Fotografía analógica

El negativo fotográfico

Película de color

La diapositiva fotográfica

Escáneres de película

La fotografía digital y sus medios

Comprobación instantánea

Reproducir los archivos en papel

Ventajas de la fotografía digital

Algunas «desventajas» de la fotografía digital

Formatos de archivo de la imagen digital

Compresión sin pérdidas

Partes de la cámara fotográfica digital

El sensor

El visor

El objetivo

El diafragma

El obturador

Los botones y diales de control

La pantalla trasera

Medios de almacenamiento

Conexión wifi

El vídeo

Cómo sostener bien la cámara

Cómo sujetar correctamente la cámara y decir adiós a las fotos movidas

¿Disparar en manual o automático?

Modos manuales y automáticos

Disparar en manual: ¿sí o no?

Una buena reflexión

La cámara no hace al fotógrafo

Encuadrar la escena correctamente

¿Qué es el «encuadre de una fotografía»?

La dinámica del encuadre

Tipos de encuadre

Recursos útiles para aprender a resaltar la fotografía

El enfoque (manual y automático)

¿Cómo enfocar en fotografía?

En manual y en automático

Puntos de enfoque en fotografía

Los diferentes puntos de enfoque en fotografía

Modos de área de autoenfoque

Modos de enfoque de la cámara

Cómo enfocar en fotografía eficazmente

Conclusión

La exposición en fotografía y sus ajustes

Cómo comprender la «exposición» en fotografía

El valor de exposición

El equilibrio en la exposición

Cómo medir la exposición en fotografía: el fotómetro

Modos de medición de la exposición

La compensación de exposición

De lo que hemos aprendido

El color de la luz

De dónde viene el color de los objetos

Sensor y procesador

Tipos de cámara y sus sistemas asociados

Tipos de cámaras fotográficas

Cámaras digitales compactas

Las cámaras compactas digitales de gama alta

Cámaras bridge

Cámaras réflex o dslr digitales

Cámaras profesionales

Cámaras sin espejo (mirrorless)

Cámaras de medio formato

Cámaras de acción

Cámaras instantáneas

Sistemas de cámaras y tamaño del sensor

Full frame

Objetivos fijos, objetivos intercambiables

Gran angular

Teleobjetivo

Objetivos zoom

Objetivos especiales

Consejos

Controlar la iluminación

Controlar la iluminación

Arte fotográfico

Introducción

Medios de almacenamiento

Introducción y contexto

Retoque básico de fotografías

Introducción

Ajustes

Retoque avanzado de fotografías

Introducción

Definir el color frontal y de fondo

Herramientas

Dibujo de formas

Capas

Usar las reglas, las guías y las cuadrículas

Retoques

Luz para enfocar: la iluminación desenfocada

Aplicar color a objetos en blanco y negro

Añadir movimiento

Enfocar el centro de una imagen o desenfocar el entorno

Solucionar el efecto keystoning

Cambiar el color en partes concretas de una imagen

Cambiar el cielo de una imagen

Fotos panorámicas

Fusionar imágenes

Complementos y accesorios

¿Qué son los «complementos y accesorios fotográficos»?

Fotografiar con smartphones

¿Qué nos impulsa a tomar fotografías con un smartphone?

Unos apuntes y sugerencias

Las redes sociales: cómo imprimir nuestras fotografías

¿Qué son las «redes sociales»?

La importancia de la imagen en las redes sociales

Cómo imprimir nuestras fotografías

Preparar las fotos para imprimir

 

INTRODUCCIÓN

 

La finalidad de este libro es acercar e introducir a la fotografía digital de forma amplia a todas las personas que se hayan sentido atraídas y deseen conocer este apasionante mundo. También, de modo más resumido, se impartirá formación en el campo del vídeo, pues la gran mayoría de cámaras poseen esta función de imágenes «en movimiento».

Si con ello lo conseguimos, nos sentiremos plenamente satisfechos. Y, por supuesto, si el lector queda cautivado por este ámbito de la imagen, lo más probable es que, una vez acabada la lectura de la obra, desee profundizar y ampliar conocimientos y llegar así a convertirse en un gran entusiasta de la fotografía y, quién sabe, hasta dedicarse a ella de forma profesional o artística.

En este libro encontrará algunas partes dedicadas al retoque y a la corrección de fotografías con la ayuda de diversas aplicaciones dedicadas exclusivamente a estas tareas de mejora y transformación de los archivos creados digitalmente, bien sea con cámaras de fotografía u otros medios. En general, la finalidad de editar y mejorar las fotografías conforma casi una «necesidad» dado que, en origen, en un principio, no presentan un aspecto digamos «idealizado», o muy atrayente, cuando las vemos. Además, si capturamos las imágenes en formato raw, estaremos obligados a usar un software para visualizarlas, editarlas y aplicarles algún formato de archivo más generalizado y práctico, como el JPEG y el TIFF. Hay otros formatos, pero, al igual que el JPEG, poseen compresión y, por tanto, algo de pérdida, aunque no alarmante, en su calidad general.

También contemplaremos y practicaremos paso a paso la creación de espectaculares efectos especiales mediante la aplicación combinada de filtros y ajustes varios para la imagen. Por supuesto que hemos de conocer de qué forma trabaja el software de edición y, para ello, abarcaremos en este libro los conocimientos necesarios para dominar la edición de fotografías digitales.

En la época en que vivimos, todos sabemos en qué consiste la fotografía digital. Tomar imágenes con el móvil y compartirlas se ha convertido en una rutina de cada día y los móviles nos han transformado a todos en «fotógrafos»: sí, está entrecomillado porque apuntar y disparar en modo totalmente automático con un smartphone para nada nos convierte sin conocimientos previos en un fotógrafo con mayúscula.

Con este manual conseguiremos que, practicando algunos de sus apartados, comprendamos varios conceptos básicos de la fotografía de un modo sencillo para que, enseguida, pueda usted ponerse manos a la obra para hacer fotos sin desesperar. Estamos seguros de que, una vez asiente el lector los cimientos del arte de fotografiar, todo fluirá de un modo creativo y disfrutará al máximo de este «séptimo» arte.

Aprender a fotografiar es algo parecido a conducir un automóvil. De entrada, le parecerá que controlar y combinar las marchas, el embrague y el freno supone una tarea de titanes; que no va a poder llevarla a cabo, ya que ni siquiera puede coordinar adecuadamente todos esos elementos y, por añadidura, estar pendiente del tráfico en la carretera. Pero, con un poco de práctica, automatizará los controles y parecerá que, sin usted saberlo, su vocación fue competir en algún rally. Lo mismo ocurre con la fotografía. Existen parámetros esenciales que debe aprender a controlar para aspirar a ser fotógrafo.

Hace un tiempo, todavía generaba debate si las cámaras digitales conllevaban ventajas respecto a las convencionales o no, pero, hoy día, dicho debate ya no existe.

Diciendo esto, no pretendemos afirmar que la fotografía digital sea mejor que la analógica. De hecho, hay quienes todavía dicen que la fotografía química tiene una magia y un cromatismo bastante diferente a una digital. Incluso alrededor de los años 2020 (antes y después), existe un importante auge o resurgimiento por parte de determinados colectivos de profesionales dedicados a la fotografía analógica y química.

Cámara de fotos analógica de la marca Asahi Pentax.

Cámara de fotos digital modelo Nikon Z5.

¿SERÁN NECESARIOS NUEVOS CONOCIMIENTOS PARA EL DOMINIO DE LA FOTOGRAFÍA DIGITAL?

Para resumirlo de forma sencilla, son pocos los nuevos conocimientos que necesitará para tomar fotografías de calidad con una cámara digital si ya dominaba una convencional de carrete. En realidad, resulta más sencillo realizar fotografías con cámaras compactas actuales que antiguamente, con una cámara de gama media tradicional. Además, si selecciona el modo automático, el dispositivo realiza todos los ajustes por usted, así que no se deberá preocupar por la apertura del diafragma, la velocidad de disparo o la luminosidad si no le apetece. Basta con pulsar el disparador y obtendrá una fotografía de gran calidad inmediatamente.

Lo que sí deberá aprender es a aprovechar al máximo su cámara digital, dominando y conociendo cada uno de los controles principales, para que rinda al máximo y lo ayude a capturar todavía mejores fotografías.

Con el modo automático, la cámara calcula la velocidad y el diafragma óptimos y si, además, elegimos el ISO y el enfoque automático, tan solo tendremos que encuadrar y disparar con la seguridad de que la fotografía nos quedará muy correcta técnicamente hablando.

FOTOGRAFÍA ANALÓGICA

Bien, puesto que la obtención de imágenes tuvo sus inicios en las placas fotosensibles y, posteriormente, en la película o filme, veamos primero de forma resumida cómo la película guarda las imágenes transmitidas por la óptica de la cámara. Visto este resumen, a continuación, comenzaremos a sumergirnos en el mundo digital.

EL NEGATIVO FOTOGRÁFICO

La película fotográfica es mucho más compleja de lo que parece a simple vista.

Aunque, en la fotografía analógica, se pueden tomar imágenes directamente sobre el papel, el formato más extendido es la película fotográfica, también conocida como «negativo», o incluso como «carrete», al ser este uno de los formatos comerciales más habituales y prácticos.

El negativo de blanco y negro

El negativo está formado por una base que soporta el resto de las capas. Dicho soporte se compone, normalmente, de acetato de celulosa, flexible y químicamente estable.

Película en blanco y negro.

Emulsión en blanco y negro.

En este acetato, se encuentra el resto de las capas que, como mínimo, en una película de blanco y negro, puede ser una sola capa adhesiva, que une el soporte con la capa fotosensible. Esta última es la que tiene la emulsión que, por lo general, consta de una gelatina y de pequeños haluros de plata.

Cuantos más haluros de plata haya, y estos sean más pequeños, mayor calidad y resolución tendrá la película. Además, las películas con una capa antihalo evitan la difusión de los rayos de luz a través del negativo. Para terminar, suelen disponer de una última capa, que evita rayaduras y abrasiones.

Cuando la luz entra en contacto con la película de blanco y negro, las sales de plata que contiene su emulsión sufren un cambio molecular, el cual no resulta visible; solo lo será cuando aplicamos el revelador, el baño de paro y un fijador al negativo. La luz que incide en la capa sensible de la película forma lo que llamamos «imagen latente», una imagen en negativo cuando el revelador actúe sobre ella.

Negativo en blanco y negro.

Tras la reacción química, los haluros de plata se han convertido en plata metálica oscura (más o menos, en función de la cantidad de luz), si la luz ha producido su transformación molecular. Si la luz no ha llegado a ellos, no se crea la plata oscura y esta zona queda transparente en la película. Entre la plata oscura (negro en el negativo) y el transparente, existen infinitos tonos de gris que serán más o menos claros en función de la cantidad de luz que incida sobre ellos. El siguiente paso sería colocar el negativo una vez seco en la ampliadora, o bien en la hoja de contactos, y proyectarlo sobre un papel fotosensible, revelarlo con los líquidos adecuados y ya tenemos la imagen en positivo y blanco y negro.

PELÍCULA DE COLOR

Los negativos en blanco y negro presentan una composición mucho más simple que la película a color. El negativo a color se compone de varias capas más que la película monocromática, en la que cada una se muestra sensible; es decir, que reacciona a cada uno de los tres colores adecuados del espectro: el magenta, el cian y el amarillo. Con la mezcla de todos ellos, se consigue una reproducción de lo que denominamos «a todo color», cuando la proyectamos sobre el papel sensible.

Además de las tres capas de color, se requiere incluir tres capas más entre cada color que evite que las longitudes de onda del color posterior pasen y emulsionen la siguiente capa; estas capas se parecen a filtros muy selectivos en cuanto a qué longitudes de onda son transparentes. Puesto que cada fabricante utiliza sus propios pigmentos, resulta muy difícil encontrar dos carretes iguales que reproduzcan los colores de la realidad con exactitud.

LA DIAPOSITIVA FOTOGRÁFICA

La diapositiva, transparencia, filmina o slide es una fotografía positiva compuesta de colores reales primarios y creada en un soporte transparente por medios fotoquímicos. El tipo más común de diapositivas para aficionados o reportaje se realiza sobre película de 35 milímetros estándar ubicada a posteriori dentro de un marco de plástico o cartón. El tamaño estándar del marco para la película de 35 milímetros es de 50 × 50 milímetros.

Kodachrome fue muy popular al principio del uso de las diapositivas, pero, posteriormente, se fabricaron emulsiones más eficaces, como Ektachrome y Fujichrome, las cuales sustituyeron a Kodachrome. Los aficionados las utilizaron hasta los años setenta, momento en el que la impresión en papel de copias en colores comenzó a desplazarla.

En los últimos años del siglo xx, las transparencias en color fueron extensamente utilizadas en la fotografía publicitaria, documental, deportiva, de stock y de naturaleza. Los medios digitales han reemplazado gradualmente las transparencias en muchas de estas aplicaciones y su uso, en la actualidad, resulta muy específico.

ESCÁNERES DE PELÍCULA

Y, ya que estamos tratando el tema de las películas negativas y diapositivas, y adelantándonos un poco en el contexto digital general del libro, hemos de conocer que, en el mercado, existen escáneres de película económicos para digitalizar tanto negativos como diapositivas en nuestra casa. No obstante, este autor ha probado dos de ellos (los supuestamente óptimos dentro de un razonable precio) y los desaconsejo totalmente, pues el resultado deviene mediocre. Asimismo, si optáramos por un escáner profesional para hacer esta tarea en casa, los precios de los dispositivos serían muy altos y, posiblemente, nunca lo amortizaríamos, a no ser que tuviéramos que escanear cientos y cientos de negativos. Claro que la decisión última recae en el usuario. En caso de querer digitalizar nuestras películas, resultaría más acertado e inteligente, si queremos un mínimo de calidad, encargar el trabajo a un laboratorio especializado, pues también nos ofrecerá diferentes opciones de tamaño de archivo y precios. Además, en el caso de digitalizar en casa, hemos de ser muy cuidadosos con las manchas y, sobre todo, con el polvo siempre presente en todas partes dado que, después, nos obligaría a retocar las fotografías en un programa de edición, con toda la pérdida de tiempo que ello acarrea.

LA FOTOGRAFÍA DIGITAL Y SUS MEDIOS

¿Qué es la «fotografía digital»?

La «fotografía digital» constituye un proceso de captura de imágenes fijas a través de una cámara oscura, muy similar al que implica la fotografía tradicional, pero, en lugar de utilizar películas fotosensibles y químicos de revelado, se captura la luz mediante un sensor electrónico compuesto de unidades fotosensibles (píxeles).

Las imágenes así realizadas son, en realidad, señales eléctricas y se almacenan en una memoria electrónica, siguiendo los mismos formatos y protocolos de comunicación de las memorias digitales de los ordenadores, y aplicando a las fotografías obtenidas diversos mecanismos de formato y compresión, o bien en bruto (raw), con o sin compresión en este formato en crudo. Esas señales eléctricas serán transformadas mediante el procesador interno de la cámara para proyectarlas, bien en el visor o en la pantalla trasera de la cámara, bien en cualquier otro medio externo conectado a la cámara.

La fotografía digital, como antaño la tradicional, se presta tanto para el registro y documentación de eventos históricos, familiares o personales, así como para la exploración artística, añadiendo a estos sentidos la posibilidad de intervenir o modificar la imagen computacionalmente, una vez tomada y almacenada. También en el ámbito científico y de investigación, ha supuesto una gran ayuda para el registro de acontecimientos y su posterior estudio.

Se trata de un revolucionario avance tecnológico, que cambió para siempre la industria fotográfica y permitió el surgimiento de las artes visuales digitales. Con la irrupción del digital, se introdujo el vocablo «píxel» (de picture element, en inglés) a la fotografía, siendo la unidad más pequeña de imagen que capta un valor de gris o de color. Así, de cuantos más píxeles disponga el sensor de una cámara, más grande y detallada será la imagen que capture.

Por otro lado, las cámaras digitales incorporaron la capacidad de zoom digital, aproximando la imagen mediante ampliación no óptica, así como la de toma de vídeos, imposible con una cámara de fotos tradicional. A medida que la tecnología avanza, las cámaras mejoran en todos sus aspectos y permiten incluso la filmación de vídeos en valores de HD, 4K y 8K.

La primera cámara digital de la historia fue creada y fabricada por la empresa Kodak, pionera en el ramo fotográfico, en el año 1975. Desarrollada por Steven Sasson, tenía un tamaño considerable (véase fotografía) y una resolución muy baja (0,01 megapíxeles), además de que el proceso de guardado en digital de la imagen era bastante lento: 23 segundos tomaba guardar una fotografía en blanco y negro en una cinta de casete, y la misma cantidad de tiempo para recuperarla una vez almacenada.

Steven Sasson (ingeniero eléctrico de la firma Kodak).

Sin embargo, esos primeros intentos abrieron un campo de desarrollo e investigación altísimos, siendo estos prototipos de cámara los que conducirían a las cámaras digitales modernas, de enorme capacidad de resolución, velocidad de toma y de guardado, además de otras ayudas modernas, como el zoom digital (no óptico), muy útil en cámaras compactas y smartphones.

¿Para qué es útil la fotografía digital?

La fotografía digital era el paso lógico en la industria fotográfica de cara a la computarización acelerada iniciada a finales del siglo xx. La necesidad de poder trasladar las imágenes tomadas a un sistema informático sin pasar primero por un proceso de revelado y posterior escaneo, en los que la imagen podía cambiar, dañarse o distorsionarse, supuso un enorme avance en el mundo del manejo de lo visual, al acortar los tiempos y abaratar los costes, dado que se tomaban muchas fotos seguidas y se podían ver en tiempo real, sin necesidad de esperar al revelado y positivado.

La fotografía digital supone una considerable mejora de la forma de tomar fotografías, a la vez que representa una gran simplificación de toda la serie de procesos llevados a cabo después de hacer la fotografía hasta utilizarla con los fines con los que se había proyectado.

Podríamos decir que supone la inmediatización de la fotografía convencional. En general, obtenemos el resultado al momento de realizar la toma, y de forma muy económica.

Pero no debemos creer que la fotografía digital constituye el remedio absoluto y la solución definitiva. La cámara no corregirá por sí sola nuestros errores; somos nosotros, y no la cámara, quienes sacamos, al final, buenas o malas fotografías aunque sí que es verdad que, con un buen retoque posterior, se solucionan casi todos los errores cometidos en el momento del disparo.

COMPROBACIÓN INSTANTÁNEA

El hecho de usar el display LCD u OLED de nuestras cámaras para revisar las fotografías segundos después de haberlas hecho y efectuarlo en la propia cámara permite repetir alguna toma que no haya salido bien de manera inmediata.

Dependiendo de la situación, si asistimos a un acto único que no se va a repetir —por ejemplo, un festival de fin de curso, una boda o un espectáculo musical—, y no hay tiempo de revisar las imágenes después de capturarlas, podemos disparar una larga serie de fotografías durante el evento para seleccionar, a posteriori, las mejores.

REPRODUCIR LOS ARCHIVOS EN PAPEL

Deberemos considerar igualmente la calidad de la imagen (resolución), en el caso de imprimirse.

En ocasiones, las imágenes que se ven bien en la pantalla de la cámara, o incluso en el monitor del ordenador, pierden calidad en el momento de su impresión, si se plasman en un tamaño superior al de una hoja de DIN A4. Una resolución media (10 MB) bastará para una impresión de imágenes a tamaño estándar, pero la cosa se complica cuando hablamos de tamaños de impresión mayores. En ese caso, hemos de vigilar la resolución y, por supuesto, la calidad del papel de impresión y su grosor, así como si la reproducción se realiza con tinta o tóner (impresoras láser).

Por otro lado, siempre podremos encargar nuestras copias a un servicio profesional de impresión. Ellos, en cuanto visualicen nuestros archivos, nos aconsejarán sobre el tipo de papel soporte más adecuado, según nuestros deseos.

VENTAJAS DE LA FOTOGRAFÍA DIGITAL

Las principales ventajas de la fotografía digital son:

Inmediatez

La capacidad de tomar fotos y disponer de ellas en el mismo momento sin necesidad de esperar a un proceso de revelado y escaneado, en el que además las imágenes podrían degradarse, constituye sin duda un gran avance. La fotografía se encuentra así disponible a los pocos instantes de efectuarse la toma.

Abaratamiento de costes

Al suprimir los rollos fotográficos y todo el proceso de revelado y digitalización, el fotógrafo se ahorra dinero en el material que, además, podría no resultarle útil una vez revelado.

Almacenamiento

Una tarjeta digital puede almacenar muchísimas fotografías, más que un rollo de 36 fotos, lo común anteriormente. Además, se puede modificar el formato de compresión de las imágenes o borrar las defectuosas, con el fin de maximizar la capacidad de almacenamiento. Asimismo, actualmente, las tarjetas de memoria presentan precios muy bajos, en relación con su capacidad y velocidad de grabación.

Ventajas técnicas

Los modelos de cámaras digitales de última generación le brindan al fotógrafo información técnica en tiempo real sobre los valores RGB de la imagen, su histograma, sus valores ISO y datos EXIF, de las que carecían anteriormente.

ALGUNAS «DESVENTAJAS» DE LA FOTOGRAFÍA DIGITAL

A continuación, se enumeran algunas de las principales desventajas de la fotografía digital.

Coste de las cámaras

Dado que ahora son pequeños ordenadores, las cámaras fotográficas profesionales y sus ópticas y accesorios resultan altamente costosos. Las de los aficionados y entusiastas presentan precios más moderados.

Ruido electrónico

Debido al flujo eléctrico constante existente en el interior de la cámara, así como al diminuto tamaño de los píxeles, las imágenes poseen un margen de «ruido» o desperfecto de la imagen, más notorio al emplear valores altos de ISO. Para muchos fotógrafos, el grano de una película de 35 milímetros es mucho más ameno o artístico que el de una cámara digital.

Resolución

Mientras que una película química ordinaria de 35 milímetros (24 × 36 milímetros de fotograma) poseía el equivalente a una resolución aproximada de 87 megapíxeles, las cámaras digitales actuales con un sensor similar están solamente sobre los 50 megapíxeles.

Visto lo anterior, cabe conocer el funcionamiento interno y todas las herramientas y modos de nuestra cámara, con el fin de entender cómo se crea la imagen y cómo podemos obtener la mejor fotografía posible.

Ahora dedicaremos una parte del capítulo a los tipos de formato de imagen disponibles y en uso ahora mismo para guardar imágenes.

Creemos que supone un apartado realmente interesante porque, de nuevo, cada formato dispone de sus utilidades y calidades y, a veces, tendemos a utilizar siempre el mismo, sin saber exactamente por qué. Después de leer este apartado, ya podrá decidir con conocimiento de causa cuál constituye el formato más adecuado para cada ocasión.

Esta imagen es solo un ejemplo de los muchos y variados formatos de archivo. Cabe distinguir entre formatos de imagen o vectoriales.

Si el mundo de la fotografía nos ha cautivado o estamos iniciando un curso como tal, nos interesará saber qué formatos de imagen digital existen en la actualidad, cuáles son los más utilizados por los profesionales del sector y qué formato usar para compartir o publicar fotografías o imágenes, con el fin de obtener la menor degradación de la imagen posible. Tanto si somos un programador web como un mero usuario que desea compartir fotos en redes sociales como Facebook, Instagram, Flickr, Twitter, Pinterest o WhatsApp, entre otros, quizá nos suene esa situación de los formatos de archivo. ¿No es así? Incluso si compartimos una foto por la famosa aplicación de mensajería WhatsApp en nuestros smartphones, se pierde calidad. Expliquemos, de manera breve y concisa, qué formatos de imagen digital existen para cada entorno.

FORMATOS DE ARCHIVO DE LA IMAGEN DIGITAL

Podemos hablar acerca de qué formatos de imagen digital existen hoy día, pero sería aburrido, o más bien pesado, detallarlos todos, ya sea porque muchos prácticamente no se utilizan y no resultarían de nuestro interés, o porque entraríamos en conceptos demasiado técnicos difíciles de entender en un simple capítulo para cualquier lector que se inicie en el mundo digital. A pesar de todo, definiremos los más conocidos y diferentes formatos de imagen, con sus respectivas compresiones.

JPEG

Se trata de un formato muy común y conocido por la mayoría de los usuarios. Se utiliza para almacenar fotografías y otras imágenes de tono continuo. Como se usa un sistema de compresión eficiente, reduce el tamaño de los archivos. A diferencia del GIF, JPEG guarda toda la información referente al color con millones de colores (RGB), sin archivos excesivamente grandes. A todo esto se suma que los navegadores actuales reconocen y muestran dicho formato con total fidelidad.

PSD

Este es el formato de Adobe Photoshop. Su uso se centra en la manipulación de la imagen y no se muestra adecuado para emplearlo en publicaciones digitales, sobre todo en redes sociales. Presenta grandes ventajas para la edición ya que, al guardar con este formato, mantenemos las capas utilizadas en la manipulación de la imagen. Y, lo más importante, aunque dupliquemos sus capas, no presentarán degradación de la imagen final, al carecer de compresión.

TIFF

El formato TIFF (Tag Image File Format) es admitido prácticamente por todas las aplicaciones de autoedición y tratamiento de imágenes. Este formato fue desarrollado por Aldus Corporation. Lo reconocen casi todos los programas informáticos. Su uso es de los más extendidos en la industria gráfica, por su gran calidad de imagen e impresión, sin pérdidas de calidad, aun y pudiendo elegir la opción de compresión.

GIF

El formato GIF es el más utilizado para las imágenes de tonos no continuos o cuando existen grandes áreas de un mismo color. Es uno de los pocos formatos de imagen con el que podemos mostrar animaciones, porque provoca que distintos frames se ejecuten secuencialmente. Si a todo esto le añadimos que es un formato de compresión diseñado para disminuir el tiempo de transferencia de datos por las líneas telefónicas, podemos deducir que constituye uno de los mejores formatos de imagen digital que existen actualmente, si nos conformamos con la calidad resultante.

BMP

El formato más utilizado entre los no comprimidos es el BMP (BitMaP), donde toda la información de los píxeles se guarda en un archivo, lo que propicia archivos grandes, pero de gran calidad.

PNG

Este formato presenta ventajas respecto a otros más usados, como el JPEG y el GIF. Posee gran parte de las ventajas de un GIF y de un JPEG; por ejemplo, permite altos niveles de compresión, además de utilizarse la técnica de la indexación para crear colores transparentes, semitransparencias o transparencias degradadas. Su única limitación reside en que no permite crear ficheros animados. Como bien hemos comprobado, en todos los formatos se menciona la compresión de la imagen como ventaja o desventaja. Así pues, hemos de recalcar qué tipo de compresiones tenemos para entender mejor las características de cada formato. A continuación, veremos aquello que más nos interesa: la compresión sin pérdidas.

COMPRESIÓN SIN PÉRDIDAS

En esta técnica, se condensan las cadenas de código, sin despreciar nada de la información que forma la imagen, por lo que esta se regenera intacta al descomprimirse. Sin embargo, resulta menor la capacidad de compresión de este tipo de técnica, ya que su fin recae en permitir una impresión de calidad. En la compresión sin pérdida, encontramos los métodos enumerados a continuación.

RLE (Run-Length Encoding)

Constituye el esquema de compresión más sencillo; se basa en sustituir una determinada secuencia de bits por un código. En este método, se analiza la imagen y se determinan los píxeles que son del mismo color. Con imágenes que se compongan por muchas o grandes zonas del mismo color, se obtiene una excelente compresión sin perder calidad. Si la imagen contiene gran cantidad de colores, sucede lo contrario.

LZW (Lemple-Zif-Welch)

Este método resulta muy similar al anterior, pero se utiliza en más formatos. Entre estos, nos encontramos con tiff, pdf y gif. Es muy efectivo con imágenes con áreas de color de gran tamaño e imágenes sencillas.

ZIP

Este método quizá conforme el más conocido por todos nosotros. Ha sido diseñado para todo tipo de archivos y cuenta con una gran extensión en su uso. Además, la mayoría de los PC que hay actualmente pueden leerlo. Los formatos utilizados son pdf y tiff.

 

PARTES DE LA CÁMARA FOTOGRÁFICA DIGITAL

 

EL SENSOR

El sensor de una cámara de fotos recibe y capta la luz, gracias a unos fotodiodos llamados «píxeles».

Un buen sensor es quizá el principal argumento con que cuentan los fabricantes de cámaras para garantizar la mayor calidad de sus fotos y competir con los principales competidores de otras marcas. El sensor de una cámara corriente ya consigue fotos técnicamente más logradas que las de un smartphone, pero la diferencia aumenta cuando se usan sensores de grandes dimensiones: los colores se ven más vivos, poseen un mayor rango dinámico con el cual se pierden menos detalles en los medios tonos y las sombras, el contraste entre luz y sombra resulta más pronunciado, la profundidad de campo es mayor y, resumiendo un poco, un buen y gran sensor nos proporcionará muchas satisfacciones; eso sí, a un precio bastante mayor que el de una cámara compacta.

El píxel y el mapa de bits

Un píxel es la unidad mínima de información de la que se forma una fotografía digital; supone un punto de los muchos que forman una fotografía. Para aclarar más el concepto, diremos que, si tomamos una fotografía y la dividimos en filas y columnas, cada intersección de una fila con una columna es un píxel. Consecuentemente, cada vez que la imagen se divide en más filas y columnas, esta contiene más píxeles. Por lo tanto, si mantenemos el mismo tamaño de imagen y aumentamos el número de filas y columnas, los píxeles serán menores de tamaño e imperceptibles al ojo humano. Como consecuencia, la calidad de la imagen será mejor y, con ella, su resolución, lo que permitirá imprimir o visualizar dicha imagen a tamaños más grandes. Por tanto, a mayor número de píxeles, mayor resolución.

Es muy importante fijarse también en el número de píxeles con los que cuenta el sensor de una cámara; los fabricantes nos suelen decir que su sensor produce píxeles reales y efectivos. El número de píxeles se utiliza mucho a nivel comercial y, por dicho motivo, se ha de permanecer atento a la realidad. Un sensor puede tener muchos píxeles reales, pero solo utilizar una parte (los píxeles efectivos). Estos últimos píxeles son los que realmente utiliza el sensor al captar la imagen y nos deben servir como guía al comprar una cámara.

¿Qué es, pues, un «mapa de bits»? Viendo el ejemplo anterior de filas y columnas, lo entenderemos.

Cada píxel que conforma una imagen consta de una codificación numérica binaria (ceros y unos) que identifica su color específico, según la longitud de onda. El mapa de bits es, pues, esta representación de la imagen pero, en lugar de con colores, con sus códigos de color.

Sensor de imagen digital fotográfico.

Cuando conseguimos una imagen en blanco y negro, cada píxel solo puede tener dos valores: 0 y 1 (el píxel es blanco o negro). Cuando la imagen es en color, cada píxel posee más de dos valores posibles y, por tanto, no resulta suficiente con un solo bit; necesitamos varios bits, con valores 0 y 1, para codificar cada color. Imaginemos que se utilizan 4 bits para codificar cada color (1101, 0011, 0001…); tenemos 24 que nos da un total de 16 colores posibles. Si empleamos 8 bits por píxel, obtendríamos 256 colores. Se ha establecido que, para conseguir un suficiente rango de colores para una imagen final excelente, se necesitan 24 bits por píxel (110011111010100011010100, por ejemplo) para conseguir codificar 16,7 millones de colores.

Diferencias entre sensores

El sensor full-frame, por ejemplo, conocido también como «sensor de 35 milímetros», presenta unas dimensiones de 36 × 24 milímetros, análogas a la de la película de las cámaras clásicas.

Diferentes tamaños de sensores.

La calidad de una fotografía viene determinada, primero, por su sensor; a continuación, por la óptica que usemos y, después, por el procesado (software) de imagen de la cámara; esto último, en cuanto a lo que el equipo se refiere pues, en función de los conocimientos del fotógrafo, aun con un buen equipo, las imágenes resultantes pudiese ser que no nos gustasen, ya que quien hace una buena fotografía es el fotógrafo, no el equipo, pues un equipo modesto en buenas manos puede conseguir obras de arte.

Por otro lado, cabe señalar también que, por debajo del sensor full-frame, contamos con los sensores APS-C, con una muy buena calidad de imagen incluso; más abajo, existe el formato Micro Cuatro Tercios, liderado por Panasonic y Olympus que, en sus últimos lanzamientos de producto, y si no pretendemos ampliar mucho sus imágenes, ostentan una envidiable calidad, hasta el punto de que bastantes profesionales las usan, sobre todo en el apartado de la toma de vídeos de full HD y alta resolución.

La resolución

La resolución del sensor de una cámara digital se basa en el número de píxeles que contiene en particular. Dicha resolución puede indicarse de dos modos distintos: multiplicando el número de píxeles en anchura por el número de píxeles en altura (por ejemplo, 640 × 480) o mostrando el número total de píxeles resultante de dicha fórmula (por ejemplo, 307 200).

Del párrafo anterior nos surge una pregunta: «¿Y qué ocurre con los megapíxeles de los que tanto se habla en el mundo de las cámaras digitales?». Es muy simple: cuanto mayores sean los valores de la fórmula anteriormente citada, mayor será el número de píxeles resultantes, llegando a valores de varios millones de píxeles; por ejemplo, si nuestra cámara utiliza una resolución de 6000 × 4000 píxeles, podemos expresar el elevado resultado de dicha fórmula (24 000 000 millones de píxeles). El lenguaje binario ha facilitado enormemente el fenómeno de la fotografía digital.

Modelo de cámara Sony con 20,1 megapíxeles.

Conviene saber que un sensor de un tamaño determinado en milímetros puede presentar diferentes resoluciones, o sea, poner más millones de píxeles que otro del mismo tamaño.

Entonces, podría surgir otra pregunta y es la siguiente: «¿Cómo podemos saber cuál es la resolución óptima para una cámara digital?». En este aspecto, el concepto que debemos considerar es que, cuantos más píxeles pueda contener un sensor, no necesariamente proporcionará una mejor calidad de imagen pues, en el mismo tamaño, hay que poner muchísimos más píxeles más juntos y pequeños. En estas circunstancias, y por razones de la física, se producen interacciones entre ellos, lo que provoca más ruido digital, así como una cierta suavidad en la imagen final. No existe una fórmula matemática que nos indique que a tal tamaño de sensor se le tiene que poner un determinado número de millones de píxeles, ya que intervienen muchos factores, incluso el de la calidad de producción en la fábrica y el procesador. La experiencia de los profesionales y las revisiones de los equipos que se efectúan en algunas páginas web nos orientará en la correcta elección (según nuestras necesidades) del equipo adecuado, sin desembolsar ingentes cantidades de dinero.

Podríamos profundizar aún más en aspectos técnicos acerca de los diferentes sensores existentes, pero no representa el propósito de esta guía, creada para impartir unos conocimientos sin tecnicismos profundos; así pues, si algún lector siente curiosidad por conocer a fondo el campo de los sensores fotográficos en Internet, puede localizar dicha información como, por ejemplo, en:

https://mott.pe/noticias/que-es-un-sensor-fotografico-y-cuales-son-sus-tipos/

https://www.fotonostra.com/fotografia/sensores.htm

EL VISOR

Aunque muchas cámaras compactas no disponen de visor, la gran mayoría restante sí que lo llevan incorporado. El visor es la parte de la cámara utilizado para encuadrar, enfocar y ver ciertos parámetros de la imagen. Actúa como una ventana a través de la cual previsualizamos la fotografía antes de pulsar el disparador.

Existen distintos tipos de visores, diferenciados por las siguientes características generales: puede ser óptico o electrónico. Los visores ópticos utilizan un conjunto de lentes o un pentaprisma para formar la imagen, o ambos a la vez. Los visores electrónicos muestran la imagen capturada por el sensor mediante una pantalla (LCD u OLED), en la que hemos de acercarnos lo más posible al ocular, o bien mirar en la única pantalla trasera (no es un visor al uso) del equipo.

Cuando la visión es directa (tipo telemétrica), la imagen que se visualiza a través del visor puede mostrarse algo diferente a la fotografía final, debido a que el punto de vista del visor no es el mismo que el del objetivo; incluso estos mismos objetivos, si son largos, nos tapan parte del escenario.

Si la visión se realiza a través del objetivo y una pantalla digital o visor, la imagen mostrada será la misma que captura el sensor.

El visor electrónico se halla prácticamente generalizado en casi todas las marcas de cámaras fotográficas; actualmente, las dos marcas más conocidas que usan visor óptico son Leica y Fujifilm.

De un tiempo a esta parte, y en el momento de publicarse esta guía, en la comunidad de fotógrafos, se han formado dos grupos defendiendo cada uno de los visores, pero los electrónicos de las cámaras de última generación orientadas a profesionales igualan prácticamente en todos los órdenes de calidad y refresco de la imagen a los ópticos, con la ventaja añadida de que nos muestran mucha más información de los parámetros esenciales de la fotografía que pretendemos tomar. Un dato muy importante que tener en cuenta en los visores de todo tipo es el grado de ampliación de la imagen que vemos; sin muchos rodeos, cuanto mayor sea el grado de ampliación, mejor sensación obtendremos de la realidad que nos envuelve.

Visor de la cámara Nikon Z6.

Los visores los podemos clasificar en:

• Visores de marco: constituyen un simple orificio en la carcasa de la cámara.

• Visores ópticos directos: son visores independientes del objetivo. Su funcionamiento se basa en el uso de varias lentes que producen una imagen de la escena situada delante de la cámara. Estos visores presentan un error de paralaje; es decir, si el motivo para fotografiar se encuentra muy cerca de la cámara, las áreas superior e izquierda se verán algo recortadas y, aunque este visor posea marcas delimitando el encuadre, si cambiásemos la óptica, nos sería difícil saber dónde comienza y termina. Exceptuando las firmas Leica y Fujifilm, el resto de los fabricantes tiende a descatalogar este tipo de visores.

Cámara Fujifilm modelo X100, con visor óptico.

• Visores réflex: constan de un espejo detrás del objetivo y delante del obturador. Al efectuar el disparo, el espejo gira sobre una bisagra y se eleva, de modo que deja pasar la imagen hacia el sensor. Este espejo se halla inclinado 45 grados, de modo que la imagen que proyecta el objetivo se refleja hacia la parte superior de la cámara, donde se encuentra la pantalla de enfoque y el pentaprisma. La pantalla de enfoque es una superficie de cristal traslúcido que permite visualizar y enfocar la imagen. Esta atraviesa la pantalla de enfoque y se vuelve a reflejar por un conjunto de espejos (el pentaprisma), que la endereza y la desvía hacia el ocular del visor. Es el visor tradicional por excelencia y goza de un gran prestigio a pesar de que, en algunos casos, no nos muestra el 100 % de la imagen, pero realmente falta muy poco para ello.

Esquema réflex.

• Visores electrónicos: los EVF (o electronic viewfinders) constan de una pequeña pantalla LCD u OLED, donde se muestra en tiempo real la imagen que llega al sensor a través del objetivo. El sensor captura la imagen y, una vez procesada, se transmite a una pantalla miniatura visible a través del ocular del visor.

La principal ventaja de este tipo de visor es que muestra una imagen ya procesada por la cámara. De esta forma, no solo previsualizamos la imagen, sino que también percibimos el efecto de los diferentes ajustes, como el enfoque, la exposición o el balance de blancos y bokeh. Este tipo de visor nos puede mostrar todo tipo de información de la imagen, como los valores de exposición, la sensibilidad ISO e incluso un histograma en tiempo real.

El visor electrónico expone información como la velocidad del obturador, la apertura del diafragma, la sensibilidad ISO o un histograma en vivo.

La calidad del visor electrónico depende, en gran medida, de la resolución de su pantalla en miniatura. Cuanto mayor sea la resolución de la pantalla, mejor se verán las imágenes a través del visor. La resolución de los primeros visores electrónicos era baja, pero actualmente han aparecido visores electrónicos que prácticamente igualan a los ópticos; eso sí, solo en cámaras de precios elevados.

La imagen que vemos a través del visor electrónico es capturada por el sensor y procesada por la circuitería de la cámara. Los visores electrónicos consumen energía eléctrica, por lo que un uso intensivo contribuye a que se agote la batería. Hoy día, casi todos los visores electrónicos incluyen un sensor que apaga la pantalla trasera de la cámara cuando detecta que acercamos el ojo al ocular del visor.

Muchas cámaras compactas de objetivos intercambiables no incorporan visor, aunque permiten la instalación de uno electrónico como un accesorio opcional. Las ventajas del visor óptico directo y del electrónico sobre el réflex radican en que, al carecer de espejo, la cámara resulta más silenciosa y presenta menos vibraciones. Además, en el momento del disparo, no se oculta la imagen. Recientemente, se han comenzado a utilizar pantallas OLED en los visores electrónicos. Este tipo de pantallas ofrecen mejor contraste, brillo y velocidad de refresco que las LCD.

• Pantallas: en la mayoría de las cámaras digitales, la pantalla ubicada en la parte trasera puede ser utilizada para previsualizar las imágenes antes del disparo, cumpliendo la misma función que un visor aunque, en condiciones de iluminación directa del sol, experimentaremos dificultades para ver la imagen adecuadamente. La pantalla funciona básicamente de la misma forma que el visor electrónico. Sus características son similares, salvo que se debe utilizar en otra posición y le afecta la luz ambiente. En situaciones en las que la luz solar es muy intensa, puede resultar difícil ver la imagen en la pantalla trasera. Algunas cámaras están equipadas con una pantalla articulada, que se puede mover y rotar en diferentes sentidos. Esto permite encuadrar con la cámara situada en diferentes posiciones, como por encima de la cabeza, a nivel del suelo, en autorretratos (selfis) y varias más.

La mayoría de las cámaras réflex digitales disponen de un modo de funcionamiento llamado «Live View», o «vista en directo», en el que se utiliza la pantalla LCD trasera como visor. Dicho modo de funcionamiento se usa, fundamentalmente, para la grabación de vídeo o con cámaras modificadas para otras longitudes de onda, como la infrarroja o ultravioleta.

EL OBJETIVO

Este es un mundo enorme, hasta el punto de que se pueden escribir varios voluminosos tomos solo dedicados a él. Pero, en esta guía para iniciados, expondremos únicamente lo esencial de las ópticas orientadas a las cámaras fotográficas.

El objetivo es tanto o más importante incluso que el sensor pues, aunque dispongamos del mejor y más sofisticado, la imagen final depende directamente de la calidad de las lentes del objetivo y de su construcción. Si anteponemos a un buen sensor una muy buena óptica, el resultado será impresionante; todo lo contrario sería usar una óptica sencilla y con aberraciones claramente visibles; de esta forma, estaríamos desaprovechando las grandes cualidades de un buen sensor.

Objetivo de tipo zoom de 28-105 milímetros.

El objetivo es un sistema óptico formado por un conjunto de lentes que transmiten y desvían la trayectoria de la luz para proyectar una imagen en el sensor. Sus características determinarán el aspecto de las fotografías, especialmente en lo relativo al ángulo de visión. En el interior de un objetivo, encontramos series de elementos o lentes, organizadas en diferentes grupos. Una lente es una pieza de vidrio (u otro material transparente, como el cristal de fluorita o plásticos de gran calidad), con una o más superficies curvadas, que alteran la convergencia de los rayos de luz que la atraviesan, debido al fenómeno de la refracción. Las lentes se clasifican en «convergentes» o «divergentes».

Las lentes que forman el objetivo se encuentran unidas entre sí en el caso de los grupos, y también las hay individuales; todo depende del proyecto que los ingenieros hayan creado. Cada grupo cumple una determinada función, como la ampliación, el enfoque o la corrección de aberraciones ópticas y, en el caso de los zooms, también la variación de la focal.

El número de lentes y grupos que forman un objetivo depende de distintos factores, como la longitud focal, la apertura máxima o si se trata de un zoom o de un objetivo fijo; por ejemplo, un gran angular con una apertura máxima muy grande representa un objetivo muy complejo y de un precio alto, debido a que se precisa corregir las aberraciones ópticas formadas en los bordes de la imagen. En las especificaciones técnicas de los objetivos, resulta habitual hablar de elementos o número de unidades, en lugar de lentes. Esto se debe a que, en inglés, existe una sola palabra (lens) para nombrar a los objetivos y a las lentes que los componen; de esta forma, se evitan posibles confusiones.

¿En qué características de los objetivos o lentes nos hemos de fijar para acertar según nuestras necesidades?

En primer lugar, se ha de reparar en su longitud o distancia focal, la característica principal de cualquier objetivo. La distancia focal determina la relación entre las dimensiones reales de un objeto, así como las que dicho objeto tiene en la imagen proyectada sobre el sensor. La longitud focal se define como la distancia que hay desde el plano principal del objetivo hasta el plano focal de la imagen, expresada en milímetros.

El plano principal se sitúa en el interior del objetivo, en el que los rayos de luz no sufren desviación alguna. El plano focal es la superficie interna de la cámara sobre la que el objetivo proyecta la imagen. En él se ubica el sensor o la película.

Resulta habitual nombrar a los objetivos por su distancia focal y fabricante. Así, cuando hablamos de un 50 milímetros, estamos refiriéndonos a un objetivo de 50 milímetros de distancia focal. Esta determina el ángulo de visión y el factor de ampliación del objetivo.

Ángulos de visión para el formato de 24 × 36 milímetros.

El ángulo de visión es el campo visual que abarca el objetivo; la amplitud de la escena que el objetivo proyecta sobre el plano focal, el sensor o la película. No vamos a profundizar en las fórmulas matemáticas del ángulo de visión pues, para las personas que se adentran en el mundo fotográfico, no resulta relevante; solo veremos qué efecto produce el ángulo de visión.

Cuanto menor es la longitud focal, mayor es el ángulo de visión de un objetivo; por ejemplo, uno de 28 milímetros presenta un ángulo de visión mayor que uno de 135, si se efectúa la fotografía desde el mismo punto.

En función del ángulo de visión, los objetivos se clasifican en:

•Normales. Poseen un ángulo de visión en torno a los 45 grados. Se llaman «normales», porque este ángulo es similar al de la visión humana.

•Angulares. Su ángulo de visión se presenta mayor al de los objetivos normales. Su campo visual suele estar entre el rango de los 60 a los 90 grados. Existen objetivos angulares llamados «ojos de pez», con ángulos de visión de hasta 180, o incluso más aún, llegando a los 220.

Fotografía realizada con un objetivo ojo de pez (fish eye, en inglés), que abarca 180 grados de la diagonal del fotograma.

•Teleobjetivos. Su ángulo de visión es más estrecho que el de los objetivos normales. Habitualmente, torna entre los 28 y los 8 grados, o incluso menor, en el caso de grandes teleobjetivos.

También existen objetivos con longitud focal variable. Estos se conocen con el nombre de zoom y suelen disponer de un anillo, que permite el cambio gradual de la longitud focal.

La longitud focal y el ángulo de visión producen otros efectos en la imagen, como la distorsión o el aplanamiento de la perspectiva. Los objetivos angulares producen deformidades, mientras que los teleobjetivos crean la sensación de acotar la distancia entre los objetos, al aplanar la perspectiva. El efecto de la longitud focal sobre el ángulo de visión depende del tamaño del sensor. Cuanto mayor sea su tamaño, más larga deberá ser la longitud focal para obtener el mismo ángulo de visión.

Cuando la longitud focal del objetivo coincide aproximadamente con la de la diagonal del sensor, el ángulo de visión se presenta parecido al de la visión humana. Así, en una cámara réflex de 35 milímetros (con un sensor full-frame), la diagonal del sensor mide 45 milímetros. Por este motivo, un objetivo con distancia focal de 50 milímetros es considerado «objetivo normal». Sin embargo, en una cámara de medio formato cuyo sensor posea una diagonal de 85 milímetros, el objetivo nos ofrece una visión parecida a la del sistema visual de 85 milímetros.

Debido a la popularidad de las cámaras réflex con sensor full-frame, las distancias focales de este formato se utilizan como referencia en cámaras con sensores más pequeños. De esta forma, en los objetivos de las cámaras compactas, no se indica la distancia focal real, sino la equivalente en formato de 35 milímetros.

Cámara compacta de la firma Canon en la que podemos observar que, debido a su pequeño sensor, las focales en milímetros también son pequeñas.

La longitud focal afecta igualmente a las dimensiones de los objetos en la imagen. Cuanto mayor es la longitud focal, más grandes se muestran los objetos.

Así pues, un teleobjetivo presenta un ángulo de visión reducido, lo que provoca que los objetos aparezcan con un tamaño grande, lo que ofrece la sensación de estar más próximos. Por el contrario, un angular, o gran angular, presenta un ángulo de visión muy amplio, de modo que los objetos aparecen más pequeños, más lejos del observador.

El factor de ampliación no depende solo de la distancia focal, sino que también se muestra condicionado por la distancia mínima de enfoque. Esto es especialmente relevante en los objetivos destinados a macrofotografía, con factores de reproducción de 1:1.

Luminosidad. La luminosidad de un objetivo reside en su capacidad de capturar la luz ambiente para realizar una fotografía. Esta capacidad viene determinada por la apertura máxima del diafragma, la calidad de sus elementos y los tratamientos antirreflejantes. Un objetivo con una apertura máxima de f/1.4 es el doble de luminoso que uno cuya apertura llegue hasta f/2.0, lo que nos permitirá obtener fotografías en situaciones de luz más escasa (recordemos que la escala de aperturas de diafragma deviene logarítmica).

La luminosidad es un dato que aparece en varias partes del objetivo; por ejemplo, 1:2.8. En los catálogos, aparece formando parte del nombre del objetivo, junto a otros datos. Los objetivos de tipo zoom cuentan con diferentes aperturas máximas, según la distancia focal empleada en ese momento.

Los objetivos más luminosos del mercado son los de distancia focal fija. Existen objetivos con una luminosidad de hasta f/0.95 aunque, con esas aperturas, la imagen resultante se presenta algo suave en el contraste y los detalles.

Los objetivos más luminosos son de mejor calidad, pero siempre con precios acordes con la calidad final de la imagen.

Todo lo que se ha explicado acerca de los objetivos son características comunes, en tanto que posean un sistema de autoenfoque o manual y mecánico. Sí es cierto que los de sistema autofoco también nos permiten apuntar en manual, pero los manuales nunca poseen la capacidad de autoenfocar el motivo para fotografiar. Y la calidad de una óptica puede ser mejor o peor, pero nunca depende de si se realiza de forma manual o con autoenfoque. Un ejemplo extremo lo tenemos con las ópticas de la firma Leica que, salvo en su colaboración con Panasonic, todas son manuales y con precios de varios miles de euros; eso sí, nunca se discute acerca de su alta calidad óptica y mecánica.

Un apunte final a este repaso del mundo de los objetivos se basaría en que muchas ópticas disponen de un sistema de estabilización de imagen de forma que, a pesar de que nos tiemble algo el pulso, las fotografías seguirán resultando nítidas aunque, naturalmente, tengan sus límites; por otro lado, cabe tener presente que esta mejora técnica no sirve para aquellos objetos o personas y animales que se muevan en la escena. Por supuesto, este sistema de estabilización de la imagen aumenta el tamaño y el precio de los objetivos, y el hecho de ser impermeables (no sumergibles), vengan o no con estabilizador de imagen, también incrementará su precio.

EL DIAFRAGMA

Para dominar la técnica fotográfica, debemos conocer de memoria los tres factores que intervienen en la exposición: el diafragma, la velocidad de obturación y la sensibilidad. Constituye el llamado «triángulo de la exposición». No basta con saber que están en la cámara; hemos de intentar conocer todos sus secretos, con el fin de sacarles el mayor provecho. Ahora estudiaremos el diafragma fotográfico.

El diafragma representa uno de los tres pilares de la exposición. Su función es regular la cantidad de luz que llega hasta el sensor de la cámara. Puede que nos suene que se mide en números, con la letra «f» antepuesta y que la profundidad de campo (la zona enfocada) cambia si lo abrimos o lo cerramos, y poco más. También últimamente estamos obsesionados con todo eso de la hiperfocal (con la distancia hiperfocal, conseguimos una mayor zona enfocada en la imagen).

La cuestión radica en que, a veces, nos olvidamos de cosas más importantes que nos ayudarían a mejorar sustancialmente la calidad de las fotografías.

¿Qué es el «diafragma»?

El «diafragma» es un mecanismo que regula la cantidad de luz que llega al sensor. En la actualidad, se encuentra en el interior del objetivo en forma de iris, pero podemos toparnos con cámaras muy antiguas con diafragmas Waterhouse (placas metálicas independientes) o rotatorios. Estos dispositivos eran artilugios mecánicos de quita y pon que dificultaban bastante la toma fotográfica. Y su utilidad era relativa.

En la actualidad, los objetivos incorporan su propio diafragma de palas (el número y la redondez que tenga influirán más o menos en la calidad del bokeh), que propicia esa abertura circular y, en los buenos objetivos con muchas palas (a partir de 10), un buen aspecto en las zonas desenfocadas.