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¿Cuál es la relación entre el arte y las emociones? ¿Qué extraño poder ejerce sobre los sentimientos? El autor recoge las tres principales teorías sobre el arte como modo de comunicar, al hilo de la historia, y añade su propia explicación, "la que descubre el artista al estudiar en sí mismo su propia capacidad de respuesta", la que expresa sus propios sentimientos. Se añade una honda reflexión del autor sobre el relativismo cultural en las ciencias del espíritu, y las notas de una conversación personal en torno a la génesis de la publicación de su gran obra, Historia del arte.
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E. H. GOMBRICH
CUATRO TEORÍAS SOBRE LA EXPRESIÓN ARTÍSTICA
EDICIONES RIALP
MADRID
© 2021 byEdiciones Rialp, S. A.,
Manuel Uribe 13-15 - 28033 Madrid
(www.rialp.com)
Realización ePub: produccioneditorial.com
ISBN (versión impresa): 978-84-321-6023-3
ISBN (versión digital): 978-84-321-6024-0
No está permitida la reproducción total o parcial de este libro, ni su tratamiento informático, ni la transmisión de ninguna forma o por cualquier medio, ya sea electrónico, mecánico, por fotocopia, por registro u otros métodos, sin el permiso previo y por escrito de los titulares del copyright. Diríjase a CEDRO (Centro Español de Derechos Reprográficos, www.cedro.org) si necesita reproducir, fotocopiar o escanear algún fragmento de esta obra.
Imagen de portada: La gran ola de Kanagawa (1830-1831) / Katsushika Hokusai. Museo de Bellas Artes de Boston.
ÍNDICE
PORTADA
PORTADA INTERIOR
CRÉDITOS
NOTA DEL EDITOR
PRÓLOGO. ERNST HANS GOMBRICH O EL ARTE CON MINÚSCULA
1. CUATRO TEORÍAS SOBRE LA EXPRESIÓN ARTÍSTICA
SÍNTOMA, SEÑAL Y SÍMBOLO
LA TEORÍA DE LA EXPRESIVIDAD ARTÍSTICA EN LA ANTIGÜEDAD CLÁSICA
LA TEORÍA DE LA EXPRESIÓN ARTÍSTICA EN EL RENACIMIENTO
LA TEORÍA DE LA EXPRESIÓN EN EL ROMANTICISMO
LA COMUNICACIÓN DE SENTIMIENTOS A TRAVÉS DEL ARTE
UNA TEORÍA ALTERNATIVA: LA TEORÍA «CENTRÍPETA» DE LA EXPRESIÓN ARTÍSTICA
LA IMPORTANCIA DEL MEDIO ARTÍSTICO Y EL DESCUBRIMIENTO DE RECURSOS EXPRESIVOS
2. SOBRE EL RELATIVISMO CULTURAL EN LAS CIENCIAS DEL ESPÍRITU
EPÍLOGO. LA HISTORIA DE LA HISTORIA DEL ARTE
THESTORY OFART
EN LA VIENA DE ENTREGUERRAS
LONDRES (1936-1945)
LA REDACCIÓN DEFINITIVA
UN ÉXITO INESPERADO
AUTOR
Nota del editor
Recogemos en este breve libro varios textos cedidos por el autor a Rialp, que fueron publicados en nuestra revista Atlántida, enmarcados por un prólogo y un epílogo que procede también de esa publicación. El título del libro corresponde a una conferencia pronunciada en Japón, en abril de 1980, y se completa con la conversación que mantuvo en su casa de Londres con Carlos Montes, catedrático de la Escuela de Arquitectura de Valladolid y traductor de ese texto. En ella, Gombrich desvela no pocos recuerdos en torno a la publicación de su gran obra, Historia del Arte, que recogemos en el epílogo. El prólogo es obra del catedrático de Arquitectura Juan Miguel Otxotorena. Completa el volumen una conferencia pronunciada por Gombrich sobre el relativismo cultural en las ciencias del espíritu, traducida por Enrique Banús. Confiamos en que esta publicación contribuya a divulgar aún más entre nuestros lectores la obra de Gombrich, en especial su Historia del Arte y sus dos obras maestras acerca de la expresión artística, Arte e ilusión y El sentido del orden.
PRÓLOGO. ERNST HANS GOMBRICH O EL ARTE CON MINÚSCULA
TRAS EL NOTORIO PRESTIGIO de Sir Ernst Hans Gombrich se encuentran ochenta años de intensa labor investigadora y docente en materia de historia e interpretación del arte, más de una docena de ya clásicos libros sobre el tema —amén de abundantísimos artículos y notas críticas— y una larga serie de méritos de autoridad, títulos, nombramientos y reconocimientos internacionales. A todas luces, Gombrich encarna idealmente la figura del maestro: en su sentido radical y en su acepción más amplia. En él se funden el rigor académico del profesor erudito, la proverbial tenacidad germánica, la elocuencia del orador brillante, la elegancia literaria, el fino escepticismo y el humor británicos, y el talante abierto, la amplitud de intereses, la confianza en la razón y la defensa de los derechos del espíritu característicos del humanismo renacentista.
Traducida a dieciocho idiomas, su Historia del arte ha vendido más de dos millones de ejemplares. Este fenómeno, absolutamente insólito, revela en Gombrich un planteamiento verdaderamente original y una habilidad de divulgador muy poco común, si no realmente única.
Nacido en Viena en 1909, estudió —en las universidades de Viena, Berlín y Basilea— con los grandes hombres de la historiografía del arte de comienzos de siglo. Se sintió vivamente impresionado por la llamada Geistesgeschichte neohegeliana entonces en pleno auge: una corriente de interpretación del arte y de la historia en claves idealistas y totalizadoras que enseguida empezó a ver con recelo y desconfianza. Pronto decidió entregarse al empeño de mostrar sus deficiencias y peligros. Precisamente en relación con sus esfuerzos por desenmascararla, una de las influencias más decisivas para su pensamiento está en la figura de Karl Popper.
Emigrado a Londres en 1936 a causa de la complicada situación política de su país, el joven Gombrich se incorpora al Instituto Warburg, dedicado al estudio de las huellas históricas de la cultura clásica y trasladado también por esas fechas a la capital británica. Desde entonces, su trabajo está íntimamente relacionado con esta institución. Tras un breve paréntesis en su dedicación a ella debido a la guerra, es nombrado sucesivamente Research Fellow (1948-1954), Reader (1954-1959) y Director (1959-1976).
Su prestigio crece sin interrupción a partir de los años 50; desde entonces es también Professor en las universidades de Londres, Oxford y Cambridge, y dicta cursos en numerosas universidades norteamericanas. Nombrado Sir en 1972; ha recibido a lo largo de su vida numerosos premios y galardones, entre los cuales cabe destacar el W. H. Smith Literary Arward (1962), el Premium Erasmianum (1975), el Hegel Prize (1977), y el Premio Balzan (1985) por su contribución al estudio de la historia del arte occidental.
Aparte de su gran éxito editorial, The Story of Art (1950), entre sus títulos más conocidos se encuentran Art and Illusion. A Study in the Psichology of Pictorial Representation (1959), que aborda las relaciones entre psicología y arte, y The Sense of Order. A Study in the Psychology of Decorative Art (1979), dedicado al análisis de la ornamentación. Ha publicado además cuatro volúmenes dedicados al arte del Renacimiento: Norm and Form (1966), Symbolic lmages (1972), The Heritage of Apelles (1976) y New Light on Old Masters (1986). Publicado en 1963, Meditations on a Hobby Horse and Other Essays recoge diversos artículos suyos dedicados a la teoría del arte; en Ideals and Idols. Essays on Values in History and in Art (1979) se refiere a diferentes aspectos metodológicos y críticos, enmarcándolos con una serie de observaciones generales acerca de los valores en nuestra cultura; y Tributes, Interpreters of our Cultural Tradition (1984) reúne distintos ensayos dedicados a una serie de autores entre los que se encuentran tanto aquellos de los que se considera a sí mismo más deudor en su formación intelectual, como aquellos —Lessing, Hegel, Freud, etc.— a los cuales ha debido enfrentarse más directamente en su trabajo.
Juan M. OTXOTORENA
(1990)
1. CUATRO TEORÍAS SOBRE LA EXPRESIÓN ARTÍSTICA[1]
CUANDO EN LA VIDA COTIDIANA nos referimos a la «expresión», pensamos, por lo general, en signos visuales o auditivos de emoción, tanto en el hombre como en los animales; tales como los síntomas de alegría o de rabia, el quejido de dolor, o —en los seres humanos— el suspiro de melancolía o la sonrisa radiante. No existe una estricta delimitación entre la idea de expresión referida a esas manifestaciones de las emociones en la vida real y el concepto de expresión aplicado a las distintas artes. Y así, un niño puede saltar de alegría, y un grupo de adultos puede ejecutar una alegre danza durante un ritual; al igual que un acto de dolor, como un funeral, puede ir acompañado, tanto de gemidos de aflicción, como de gestos de congoja.
No es extraño, por tanto, que la relación entre la expresión de las emociones en la vida real y la expresión en el arte haya sido objeto de atención por parte de los filósofos y de los críticos de arte desde que las artes comenzaron a ser un tema de reflexión; lo que sucedió, en el mundo occidental, en la antigüedad clásica; es decir, en los días de la antigua Grecia.
Pero en cuanto estudiamos y analizamos las ideas de los críticos y de los filósofos sobre el papel de la expresión en el arte, descubrimos que, bajo las apariencias de unas mismas palabras, encontramos a menudo diferencias en el significado. Es a esta diferencia a la que me gustaría reclamar su atención. Ya que, en mi opinión, podemos distinguir, en la historia de la estética en occidente, tres teorías distintas sobre la relación entre el arte y las emociones. Tres teorías que me gustaría describir brevemente, antes de aventurarme a presentar mi propia interpretación, que sería la cuarta teoría. Confío en que sabrán perdonarme por presentar esas teorías de una forma algo esquemática, casi como una secuencia de esquemas. Soy del todo consciente del hecho de que en la historia de las ideas nunca se dan cortes tan claros y ordenados. Las diversas teorías que yo he distinguido casi nunca han sido expuestas de manera aislada; por el contrario, a menudo se combinan de diferentes maneras. No obstante, esas variaciones se pueden entender con más facilidad si examinamos primero aquellas teorías de forma aislada y en abstracto.
SÍNTOMA, SEÑAL Y SÍMBOLO
Estas ideas, así consideradas, han sido objeto de atención de los estudiosos del lenguaje y de otros sistemas de comunicación. Y dado que consideraremos el arte desde el punto de vista de la comunicación, lo mejor que podemos hacer es tomar los resultados de sus análisis como punto de partida. En este contexto cabe distinguir tres funciones.
Ya he mencionado la primera de ellas; es decir, la función de los síntomas que pueden ser interpretados como un indicio del estado anímico, de forma análoga a una señal luminosa de un panel de control. Podemos decir que el ceño fruncido es un síntoma del enfado; al igual que el rubor es un síntoma de la turbación interior. Esta función, como he dicho, es común al hombre y á los animales: el perro que mueve la cola al dar la bienvenida a su amo está exteriorizando uno de esos síntomas.
La segunda función también es común a los animales y a los seres humanos. Se trata de la posibilidad de despertar emociones a través de signos visuales o acústicos. Los animales pueden emitir sonidos que funcionan como señales; por ejemplo, las gallinas pueden llamar a sus polluelos para que acudan a comer o para prevenirles de algún peligro. Tales señales pueden tener su origen en síntomas, pero no necesariamente. Pueden despertar reacciones por sí mismas, al igual que los colores de alarma que exhiben ciertos animales.
Finalmente, las señales se pueden utilizar para representar o describir estados emotivos; como cuando un escritor describe una escena y nos hace entender los sentimientos de su héroe. Esta posibilidad de alcanzar una descripción pura es una función que solo se ha alcanzado en el lenguaje y en otros sistemas de comunicación humanos. Me referiré a ella como la función simbólica.
Síntoma, señal y símbolo; he aquí los tres términos que me propongo usar para distinguir, de forma adecuada, las tres principales teorías de la expresión artística que se han ido sucediendo en la historia del pensamiento en Europa. Aunque no se han sucedido en el orden que acabo de enunciar[2].
LA TEORÍA DE LA EXPRESIVIDAD ARTÍSTICA EN LA ANTIGÜEDAD CLÁSICA
En mi opinión, la función que he denominado función señal es la que jugó el papel más importante en las primeras discusiones sobre el arte; y, si lo piensan bien, se darán cuenta de que se trata de algo muy natural.