Cuentos de misterio - Isabel Cortés Tabilo - E-Book

Cuentos de misterio E-Book

Isabel Cortés Tabilo

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Beschreibung

En este libro de Isabel Cortés Tabilo se encuentran TRECE relatos urbanos del norte de Chile, historias de misterio y de fenómenos paranormales que nacen desde la soledad misma del desierto más árido del mundo. Deliberadamente, hemos seleccionado TRECE relatos de misterio porque abrazamos la creencia de que este es un número que llega a la vida de cada lector anunciando un cambio positivo, no esperado, una nueva oportunidad que se recibirá con optimismo para avanzar. El mundo diegético de estos "Cuentos de misterio" nos permite conocer a distintos personajes enfrentados a hechos sobrenaturales que los salvan de una tragedia inminente, que les dan una nueva oportunidad para seguir, aunque en su momento, causen extrañeza y miedo.

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©Copyright 2023, by Isabel Cortés Tabilo Colección Sendero de cuentos «Cuentos de misterio,relatos urbanos del norte Chile» narrativa chilena, 88 páginas Primera edición: noviembre de 2023 Edita y Distribuye Editorial Santa Inés Santa Inés 2430, La campiña de Nos, San Bernardo, Chile (+56 9) 42745447Instagram: santaines editorialFacebook: Editorial Santa Iné[email protected] Registro de Propiedad Intelectual N°2023-A-11532 ISBN Impreso: 978-956-6107-56-9 ISBN Digital: 978-956-6107-59-0 Edición Gráfica y Literaria: Patricia González Diseño de Portada: Benjamín Vergara Edición de Estilo y Ortografía: Tania Guzmán Fotografía Autora: Patricia González Impreso en Chile / Printed in Chile Derechos Reservados

«Al ponerme otra vez de pie comprendí de pronto el misterio del cambio que había advertido en la celda. Ya he dicho que, si bien las siluetas de las imágenes pintadas en los muros eran suficientemente claras, los colores parecían borrosos e indefinidos. Pero ahora esos colores habían tomado un brillo intenso y sorprendente, que crecía más y más y daba a aquellas espectrales y diabólicas imágenes un aspecto que hubiera quebrantado nervios más resistentes que los míos. Ojos demoniacos, de una salvaje y aterradora vida, me contemplaban fijamente desde mil direcciones, donde ninguno había sido antes visible, y brillaban con el cárdeno resplandor de un fuego que mi imaginación no alcanzaba a concebir como irreal».

Edgar Allan Poe, párrafo, «El pozo y el péndulo»

Comentario

En este libro de Isabel Cortés Tabilo se encuentran TRECE relatos urbanos del norte de Chile, historias de misterio y de fenómenos paranormales que nacen desde la soledad misma del desierto más árido del mundo.

Deliberadamente, se seleccionaron TRECE relatos de misterio porque se abraza la creencia de que este es un número que llega a la vida de cada lector anunciando un cambio positivo, no esperado, una nueva oportunidad que se recibirá con optimismo para avanzar.

El mundo diegético de estos «Cuentos de misterio» nos permite conocer a distintos personajes enfrentados a hechos sobrenaturales que los salvan de una tragedia inminente, que les dan una nueva oportunidad para seguir, aunque en su momento, causen extrañeza y miedo.

Patricia González, periodista

El agujero del tiempo

Iban en contra del tiempo porque el bebé nacería en cualquier momento, por lo que corrían en dirección al hospital. En el pueblo, solo existía una posta, por ende, no contaban con la Unidad de Cuidados Intensivos. Lo más seguro era trasladar a la mujer con síntomas de parto, que esperar que naciera el prematuro, trasladarlo y conseguir una incubadora de urgencia. Viajaban muy nerviosos al sentir los gemidos de la madre, quien, al parecer, estaba en los últimos dolores de alumbramiento adelantado. Caía la noche con misteriosos presagios que se sentían en el aire, en los torbellinos que formaba el viento del desierto más solitario del mundo. Parecía que al vehículo se lo tragaba la huella con la velocidad que llevaba. Corrían vertiginosamente temiendo lo peor.

—¡El bebé ya viene, acelera, por favor! —pidió el paramédico al chofer de la ambulancia—. ¡Resiste, María, pronto llegaremos! —dijo a la mujer.

Simplemente, era imposible llegar al destino, pues faltaban más de dos horas de viaje y comenzaba el trabajo de parto, el bebé venía con problemas.

—¿Qué podemos hacer? —se preguntaban los auxiliares en la ambulancia muy afligidos.

—Ella parece ser alguien muy especial —decían porque lo presentían en el fondo del corazón, pero lo único que tenían claro era que no debían perder a ninguno de los dos.

Algo extraño divisó el chofer en el camino. Vislumbró luces, vio una ciudad en medio de la pampa que no estaba en su ruta habitual. Algo confuso, decidió entrar a averiguar, ver de qué se trataba, como un subterfugio desesperado. Al ingresar, vio con gran sorpresa un singular hospital en la cima de los cerros, rodeado de esbeltos eucaliptos, de construcción americana, el más moderno de Sudamérica. Tenía cinco pisos, parecido a uno que fue sepultado años atrás, por el progreso, a principios de siglo. Se detuvo encandilado por unas luces, inmediatamente aparecieron los paramédicos con una camilla e ingresaron raudos a la parturienta, luego de constatar su gravedad y la del niño, tuvieron que realizar una cesárea de urgencia. La gran sorpresa para todos fue que no era solo un niño, sino dos prematuros. Nacieron gemelos idénticos a quienes, más tarde, la madre llamó: Roy Pablo y Roy Pedro, nacidos, curiosamente, el día de San Pedro y San Pablo. Los pequeños fueron trasladados a la Unidad de Cuidados Intensivos para mantenerlos en una incubadora, fueron conectados al ventilador mecánico, hasta que maduraran sus pulmones y pudiesen respirar por sí solos. Después de haber tenido una atención expedita de última tecnología, los auxiliares se preguntaban muy perplejos ¿cómo habían llegado en cuestión de segundos a aquel hospital tan extraño? Algo no andaba bien.

Sacando conclusiones, se dieron cuenta de que la ambulancia había entrado en un agujero del tiempo, los pequeños nacieron, insólitamente, en un hospital que había sido cerrado al inicio del nuevo milenio que, seguramente, era un hospital fantasma que se negaba a desaparecer. Especulaban muy intrigados, ¿qué harían para regresar? Se preguntaban unos a otros, se sintieron atrapados en el tiempo en un hospital inexistente, al igual que el personal que laboraba eficientemente en aquel instante. Se sintieron muy confundidos.

—¡Estamos perdidos! ¿Qué haremos ahora? —se preguntaban.

La vida es tan impredecible porque aquellos niños tenían que llegar vivos sí o sí; ya que tenían una misión muy importante en el nuevo siglo. Uno de ellos era el profeta esperado por la nueva era, el otro pequeño permaneció atrapado en el portal mágico del tiempo; se quedó como rehén o como el ángel de la guarda para asegurarse, tal vez, que aquel paradigma se cumpla.

De pronto, volvieron aparecer en el mismo punto donde se extraviaron, en donde encontraron a aquel hospital que le salvó la vida a aquel niño tan especial. Solo que, ahora, veían un montón de escombros del mineral rojizo. Observaron atónitos que entre los cerros, ya no estaba aquel viejo centro hospitalario, ¿qué pasó? Nadie se atrevía a especular nada. Al regresar al pueblo de origen, la madre retornó muda con un solo niño en brazos: Roy Pablo. Roy Pedro, se quedó atrapado en el tiempo, cautivo en la dimensión desconocida.

Lo extraño era que las ecografías siempre revelaron el nacimiento de una sola criatura; no obstante, solo ella divisa en sus sueños al otro niño, lo siente, lo ve vestido de blanco, lo percibe en su corazón, siempre lo distingue como un ángel que la cuida a ella y a su pequeño hijo. Aunque recobró el habla, no se atreve a murmurar nada por el temor de ser catalogada como demente; pero, no pierde la esperanza de que algún día Roy Pedro pueda romper las cadenas del tiempo y venga a liberar a los cautivos.

En todo caso, ninguno de los que vivió aquella alucinación se atreve a comentar la extraña experiencia; pero saben que algo muy insólito sucedió en el camino al hospital. Ellos creen que se abrió un portal inesperado, en el agujero del tiempo, que algo inexplicable pasó aquella noche entre el tiempo y la ambulancia. Solo queda esperar qué será del futuro del pequeño Roy Pablo para entender así los designios de la vida… Quizás, algún día, se abra otro agujero en el tiempo para redimir a Roy Pedro y se revele aquel misterio.

El fondo del espejo

Constanza siempre miraba un espejo especial que le había obsequiado su abuela Natalia antes de morir, observaba intrigada, se preguntaba, ¿qué habrá detrás? De niña, jugaba a conversar con su otro yo, traveseaba feliz imaginándose que atravesaba el espejo de la abuela y comenzaba a vivir un mundo irreal. Se encontraba con princesas y hadas de todos los cuentos que su mamá le solía leer antes de dormir. Un día, conoció a un príncipe de la realeza, quien le recitaba poemas de amor. Tenía tan solo diez años cuando se enamoró perdidamente de un príncipe del espejo mágico.

Ella creció en su mundo de fantasías, traspasando con su imaginación el espejo, en busca del príncipe de los sueños. Para Constanza, era tan real que, noche a noche, se paraba en frente al ventanal mágico antes de dormir.

Un día, su alma se quedó atrapada al otro lado del espejo. Su cuerpo entró en un profundo sueño, algo así como quedarse en estado vegetal, dormía como una princesa encantada. Era bella, de cabellos largos y rojizos, ojos color miel y piel dorada por el sol. Ximena, la madre de Cony, como ella la llamaba de cariño, la llevó a todos los médicos habidos y por haber; nadie le daba un diagnóstico certero, todos le hicieron numerosos estudios con la esperanza de sacarla del coma profundo en que se encontraba la joven cuando iba a cumplir veinte años.

Pasaron cinco años y Constanza permanecía sumida en sus sueños, al otro lado del espejo: danzaba, corría y jugaba; tenía tantos amigos, era un mundo maravilloso, que descubrió en la infancia y del cual, ella no deseaba regresar.

—¿Cuándo nos casaremos? —preguntó el príncipe Herman, mirándola con fascinación.

—¡Cuando tú quieras, amor! —respondió feliz, Cony.

Pero había un dilema en el otro cosmos, había un código de leyes: ella debía renunciar por completo al mundo real, Constanza permanecía conectada a dos mundos. De vez en cuando, extrañaba su familia, sentía profunda nostalgia que, incluso, sus ojos derramaban algunas lágrimas tibias de melancolía.

Los tiempos se estaban agotando. Durante esos cinco años Constanza debía decidir en cuál de los dos mundos elegiría vivir, pero su seducción parecía ser el mundo imaginario que ella creó desde la infancia. No obstante, extrañaba a su familia de sobremanera, quería despedirse, no sabía ¿cómo volver? Estaba triste. Herman permanecía al pendiente, le brindaba su apoyo incondicional, pero al verla en esos cinco años, indecisa, confundida, decidió ir a consultar con una hechicera llamada Coral, del mundo de fantasías, quien le recomendó.

—Necesitamos una pócima de rejuvenecimiento para que no envejezcan los sueños —indicó.

—¿A qué se refiere, señora? —preguntó curioso Herman.

—Constanza no tiene el mismo encanto de otrora —aseguró.

—Ella me ama, estoy seguro —replicó Herman.

—Sí, pero sería más feliz en su mundo real. Debería volver —insistió Coral.

—Si ella vuelve, moriré de amor —contestó Herman.

—No es necesario, veremos qué podemos hacer —sugirió Coral con una sonrisa burlona.

De pronto, a la hechicera se le ocurrió un plan demasiado arriesgado; pero, era la manera de hacer realmente feliz a Constanza. El plan consistía en que cruzaran juntos el umbral del espejo mágico, se casaran, rompieran el espejo embrujado que obsequió la abuela, sin saber que era un espejo encantado.

Idearon un plan perfecto, ella debía volver cuanto antes al mundo real, estaba expirando, le quedaba poco tiempo. El príncipe la tomó en sus brazos, se subieron a un caballo blanco, bebieron la pócima de la bruja, atravesaron juntos el espejo mágico, decididos a todo.