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Bondadosamente el investigador policial Sherlock Holmes y su compañero Watson atienden la consulta de la Sra. Warren, ella como la propietaria de una casa de huéspedes, requiere urgente ayuda policial. Previamente un hombre a rentado un cuarto en su propiedad, pagando generosamente el doble de lo que el alquiler vale y sin avisarle a nadie , este hombre desaparece de la faz de la tierra. Sin llegar a verlo de nuevo y asumiendo lo peor, la Sra. Warren piensa que el cuarto alquilado se encuentra desocupado, sin llegar a imaginarse que dentro de este lugar sellado completamente por el silencio y la soledad, vive una persona misteriosa con una historia problemática por descifrar.Arthur Conan Doyle presenta una novela llena de misterios, intrigas y sospechas al mejor estilo investigativo ingles. Desapariciones, secuestros y cambios de identidad es solo un poco de lo que Sherlock Holmes tendrá que lidiar para descubrir la verdad de esta historia, en la que te asombrará con su manera de deducir misteriosas situaciones policiales.-
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Seitenzahl: 37
Veröffentlichungsjahr: 2020
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Arthur Conan Doyle
Saga
El circulo rojoOriginal titleThe Adventure of the Red CircleCover design: Breth Design www.brethdesign.dk Copyright © 1911, 2020 Arthur Conan Doyle and SAGA Egmont All rights reserved ISBN: 9788726297324
1. e-book edition, 2020
Format: EPUB 2.0
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- Bueno, señora Warren, no veo que tenga ningún motivo especial para estar intranquila, ni comprendo por qué yo, puesto que mí tiempo tiene cierto valor, debería intervenir en el asunto. La verdad es que tengo otras cosas en que ocuparme. -Así dijo Sherlock Holmes, y volvió al gran libro de apuntes en que ordenaba y clasificaba algún material reciente.
Pero la patrona era tan pertinaz y astuta como puede serlo una mujer. Mantuvo firmemente sus posiciones.
- Usted arregló un asunto de un huésped mío el año pasado -dijo-, el señor Fairdale Hobbs.
- Ah, sí; un asunto muy sencillo.
- Pero él no hace más que hablar de eso, de su amabilidad, señor Holmes, y del modo en que hizo luz en las tinieblas. Recordé sus palabras cuando yo misma me encontré entre brumas y dudas. Sé que usted podría si quisiera.
Holmes era accesible por el lado de la lisonja y también, para hacerle justicia, por el lado de la benevolencia. Las dos fuerzas le hicieron dejar el pincel de la goma con un suspiro de resignación y echar atrás su asiento.
- Bueno, bueno, señora Warren, hablemos sobre eso, entonces. No le molesta el tabaco, me parece. Gracias, Watson, ¡los fósforos! Está usted inquieta, según entiendo, porque su nuevo huésped permanece en sus habitaciones y usted no le puede ver. Bueno, señora Warren, si yo fuera su huésped muchas veces no me vería durante varias semanas.
- No lo dudo, señor Holmes, pero esto es diferente. Me da pánico; no puedo dormir de miedo. Oír sus rápidos pasos, moviéndose de acá para allá desde la madrugada hasta altas horas de la noche, y sin embargo no ver ni un atisbo de él . . . , es más de lo que puedo soportar. Mi marido está tan nervioso con eso como yo, pero él pasa fuera todo el día en su trabajo, mientras que yo no tengo descanso, ¿Por qué se esconde? ¿Qué ha hecho? Salvo por la chica, estoy sola en casa todo el día con él, y es algo que mis nervios no pueden aguantar.
Holmes se inclinó hacia delante y puso sus largos y flacos dedos en el hombro de la mujer. Tenía un poder tranquilizador casi hipnótico cuando lo deseaba. El susto se desvaneció de los ojos de ella, y sus agitados rasgos volvieron a su habitual estado. Se sentó en la silla que él le indicaba.
- Si lo tomo, debo conocer todos sus detalles -dijo él-. Tómese tiempo para considerarlo. El punto más pequeño puede ser esencial. ¿Dice usted que el hombre llegó hace diez días, y le pagó una quincena de pensión y alimentación?
-Preguntó mis condiciones, señor Holmes. Dije que cincuenta chelines por semana. Hay un pequeño gabinete y una alcoba, todo completo, en lo más alto de la casa.
- ¿Y bien?
- Dijo: «Le pagaré cinco libras por semana si lo puedo tener en mis propios términos.» Yo soy pobre, señor Holmes, y mi marido gana poco, y el dinero es muy importante para mí. Sacó un billete de diez libras, y lo extendió hacia allí mismo. «Puede recibir lo mismo cada quincena durante mucho tiempo si cumple mis condiciones», dijo. «Si no, no tendré que ver más con usted.»
- ¿Cuáles eran las condiciones?