El retorno del enemigo - German Darío Cardozo Galeano - E-Book

El retorno del enemigo E-Book

Germán Darío Cardozo Galeano

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Beschreibung

Un enemigo implacable ha regresado...Descúbralo Conclusión de la saga humana y liberadora de los escritos publicados por el autor. A través del contexto Colombiano en general, y del municipio de Soacha en particular narra en siete capítulos la vivencias de personas que han sido victimas opresión, abuso, maltrato, sufrimiento, drama familiar, violencia, desempleo, enfermedad y muerte en diversos momentos de, la historia, incluyendo la pandemia de la COVID-19 que puso en jaque a la humanidad. Con critica objetiva, revela: la corrupción, la guerra de los lideres de las. dos ideologías extremas del país que han sido nocivas para todo el pueblo, los antivalores, la falta de inversión en materia de educación y salud, la mafia delincuencial que va formando jóvenes para sus filas, hasta desenmascarar los diferentes rostros del mal. Lo anterior, para que el lector descifre quién es el enemigo que ha retornado, cerrando así una temática común de denuncia, pero a la vez un anuncio de esperanza para las comunidades, invitando a fortalecer el sentido depertenencia por Soacha y por Colombia.

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EL RETORNO DEL ENEMIGO

ISBN: 978-958-49-1819-2

AUTOR

Germán Darío Cardozo Galeano

EDICIÓN

Hipertexto Ltda.

CORRECCIÓN DE ESTILO, DIAGRAMACIÓN Y ARMADA ELECTRÓNICA

Armando Robledo

Corrector de estilo

Roberto López

Diseño de portada y diagramación

Hipertexto Ltda.

www.hipertexto.com.co

Calle 24A #43-22. Quinta Paredes

PBX: (571) 269 9950

Bogotá, Colombia

IMPRESIÓN

Impresión bajo demanda

1ª Edición - marzo del 2021

Dedicatoria

A todas las personas que a través de la historia han sido rechazadas, maltratadas, vulneradas, señaladas, humilladas y oprimidas, invitándolas a que sigan su camino lleno de fe y esperanza en el Dios de la vida que ama, salva y libera a su pueblo. Para los colombianos en general, para los habitantes de Soacha en particular, que en esta pandemia perdieron a sus seres queridos, su trabajo, su estabilidad económica, su salud, su libertad…

A ustedes, los lectores que han seguido mis obras literarias, con gozo en el espíritu, la conclusión de una saga humana y liberadora.

“Confinaron y aislaron nuestros cuerpos JAMÁS nuestras ideas, nuestra mente y nuestro espíritu”El autor.

Contenido

Prólogo

He regresado

En el primer pozo: el crimen continúa

En el segundo pozo: sepulcros blanqueados

En el tercer pozo: la opresión continúa

En el cuarto pozo: acabaré llorando

En el quinto pozo: los rostros del enemigo

En el sexto pozo: atrapados

En el séptimo pozo: Angel’s, el origen…

La conclusión

Lista de referencias

Notas al pie

El autor

Germán Darío Cardozo Galeano, escritor oriundo del municipio de Soacha (Cundinamarca). De profesión Teólogo, Licenciado en Teología y Magíster en Dificultades del Aprendizaje; también cuenta con estudios en Pedagogía, Filosofía, Contaduría – Finanzas y diplomados en: docencia virtual, norma ISO, estrategias pedagógicas para el desarrollo del pensamiento, estrategias de enseñanza basadas en el aprendizaje, neurodidáctica, modelos pedagógicos, pedagogía humana, entre otros. Por sus raíces familiares, experiencia de fe con Dios y su formación académica, siempre se ha preocupado por: el contexto colombiano, la problemática socioeconómica del municipio de Soacha, los valores, la experiencia de fe, la corrupción, la educación, la crítica social de manera objetiva y temas polémicos que atañen al ser humano, con una mirada llena de esperanza y la convicción de un futuro mejor. Asume su misión de bautizado al anunciar el bien y denunciar el mal que oprime a las personas, a las comunidades, a las instituciones, al país (tal como se evidencia en las tesis de sus dos pregrados, tesis de posgrado, escritos literarios, producción académica resultado de investigación y escritos de opinión).

Actualmente, se desempeña como docente, investigador, escritor y asesor de tesis de grado. Ha escrito obras literarias, libros académicos y artículos de investigación, además de artículos de opinión. Sus obras literarias autoeditadas son el resultado de muchos años de trabajo y por cuestiones económicas fueron publicadas las tres primeras en 2018 y la cuarta en 2019 que en su orden de producción son:

Antologías de “el último de la estirpe” (2018): este libro está constituido por cuatro historias independientes: el último de la estirpe, en terrero del enemigo, el regreso del último de la estirpe y cuando se acaba el amor.

¿Nace o se hace? (2018).

En nombre de la bestia (2018).

La otra cara del crimen (2019).

El retorno del enemigo, la conclusión (2021).

Sus obras académicas resultado de investigación (coautor) son:

• Teología Latinoamericana: diagnóstico y síntesis epistemológica a partir de un estudio hemerográfico (2017).

• Factores del contexto que influyen en las dificultades del aprendizaje (2018).

• Posibilitar un proyecto de vida en medio de las dificultades de aprendizaje (2018)

• Ambientes de paz, una opción para la realidad educativa que se vive en Colombia en la actualidad (2018).

• Dificultades del aprendizaje: una mirada desde los factores del contexto (2019)

• Dificultades de aprendizaje y discapacidad en el aula: una realidad educativa para reflexionar. En: Estrategias de enseñanza y aprendizaje: una mirada desde la investigación. (2019),

• Dificultades del aprendizaje: una mirada desde el aula (2020) en proceso de publicación.

• Soacha y el Sistema General de Participaciones: una distribución que empobrece (2020), está en proceso de publicación.

Artículos de opinión publicados en PeriodismoPublico.com:

“El clero diocesano: otro sector colombiano afectado económicamente a causa del covid-19” (25 de abril de 2020). Disponible en https://periodismopublico.com/el-clero-diocesano-otro-sector-colombiano-afectadoeconomicamente-a-causa-del-covid-19

“El teatro y el abuso en Colombia: un virus detrás de la pandemia” (1 de mayo de 2020). Disponible en: https://periodismopublico.com/el-teatro-y-elabuso-en-colombia-un-virus-detras-de-la-pandemia

“Propuesta de Germán Vargas Lleras: anticonstitucional, opresora, clasista, deshumanizadora y empobrecedora” (5 de mayo de 2020). Disponible en: https://periodismopublico.com/pclave/critica

Prólogo

El retorno del enemigo, la conclusión. Obra literaria que manifiesta el final de la saga de siete escritos de Germán Darío Cardozo Galeano. Se vale de un recurso simbólico apocalíptico, mediante el cual va revelando la situación política y social de Colombia desde la realidad de las periferias. Por tanto, es una producción literaria de crítica, de resistencia y con un fuerte componente teológico.

El término apocalipsis quiere decir revelar, desocultar, sacar a luz lo que está oculto y se opone al término ideología, como falsa conciencia que encubre la opresión y legitima la dominación. Y esto es justamente lo que el autor hace al sacar a la luz inequidades sociales perpetradas en un sistema económico, político, social y religioso injusto y que se percibe de manera especial en la falta de ética de muchos de nuestros gobernantes. Para ello, utiliza la simbología bíblico-numérica del SIETE (plenitud), representada en los capítulos que conforman la obra, precedida por un anuncio “he regresado” ambientada en el altiplano cundiboyacense y con un clima de suspenso, característico del autor; en torno a los siete pozos, nos va deleitando con el realismo mágico de las bellezas naturales apenas contrastadas, con la realidad de pobreza del entorno de donde actúan los personajes principales. Y termina con “la conclusión” donde relaciona explícitamente cada una de las obras escritas y publicadas desde la última hasta la primera: La otra cara del crimen, En nombre de la Bestia, ¿Nace o se hace?, Cuando se acaba el amor, El regreso del último de la estirpe, En terreno del enemigo y El último de la estirpe, siendo esta obra el origen de la saga.

El primer pozo descifra: miseria, muerte, dolor, desempleo, descomposición social agudizada por la realidad de pandemia, la cual ha revelado y con mayor perversidad las exclusiones sociales que vive un gran contingente humano situado en la periferias de las grandes urbes.

El segundo y tercer pozo, también ambientados en el municipio de Soacha, se centran en la denuncia a los muchos abusos de poder mediatizados contra cuerpos sexualizados al interior de las instituciones religiosas y la contradicción en el pensar, decir y actuar de la sociedad colombiana. El segundo pozo toma como referencia el clero de la Diócesis Desconocida, simbolismo que representa la falta de identidad de la institución con la misión encomendada por Jesucristo y sus muchos abusos de poder, especialmente los relacionados con una sexualidad de favores que se cruza con el mundo delincuencial de la región. El tercero, protagonizado por una mujer, revela a una sociedad intolerante y homofóbica, al tiempo que describe los traumas que viven las mujeres en una sociedad heteronormativa. La tenacidad de esta protagonista la lleva a estudiar medicina y desde este espacio se manifiesta otra de las denuncias en tiempos pandémicos que es la estigmatización del sector salud.

El cuarto y quinto pozo sacan a la luz cómo el drama de muchas familias en tiempos de confinamiento social por el virus de la Covid-19 toca a la puerta. El confinamiento, la disminución de salarios, la violencia intrafamiliar, la infidelidad, la prostitución juvenil y la muerte, se convierten en un flagelo nacional y mundial.

El sexto pozo continúa revelando cómo desde las periferias se ha enfrentado a la pandemia; entre salud y enfermedad se percibe un sistema de salud colapsado y las estrategias de supervivencia mediadas por las plantas ancestrales medicinales, al tiempo que la realidad de violencia juvenil y las pandillas delincuenciales van fortaleciéndose.

El séptimo pozo, la vida y la esperanza comienza a brillar, solo la fe triunfa sobre las fuerzas ocultas que parecen reinar sobre la humanidad.

Estamos ante una obra que ante tiempos difíciles de caos y exclusión, las comunidades buscan alimentar su fe y su esperanza desde una profunda experiencia de Jesús, que es Dios mismo en comunión con el Padre y el Espíritu Santo; y de la Iglesia, comprendida como comunidad de personas y no una institución particular, a través del recurso literario de la apocalíptica.

La apocalíptica tiene como característica básica la creación de un universo simbólico, del cual depende la vida de la comunidad. Universo simbólico alternativo a un sistema dominante que oprime. Por ello, es un entender el accionar de Dios en medio de situaciones extremas.

En periodos de crisis la experiencia de Dios, en un primer momento, puede ser desconcertante, porque provoca en los creyentes preguntas como estas: ¿será que Dios está actuando? ¿Dónde está actuando? Tal pareciera que los poderes del mal condujeran la historia, que Dios está ausente. Por eso, la apocalíptica descubre un Dios fuerte actuante que controla la historia.

Pero para poder entender las raíces histórico-sociales, este género literario tiene como pretexto tres situaciones históricas:

El nivel histórico, es el pre-texto y responde a la pregunta ¿qué historia está detrás del texto? La historia en la apocalíptica tiene un presente, un pasado y un futuro. Lo básico es el presente en el que se ubican el autor y sus oyentes. Ciertamente el presente es un tiempo de crisis pero también de presencia activa de Dios. Se pone esperanza en el anuncio de un fin, que va a poner punto final al sufrimiento del tiempo presente y dará inicio a un nuevo tiempo. Para responder a esta pregunta el autor, ambientado en el municipio de Soacha, va al pasado para contarnos la historia de cada uno de los protagonistas, al tiempo que proyecta un futuro de esperanza que pone fin al drama social que está describiendo.

El nivel teológico o de experiencia de vida. Se pregunta por el cómo esos hechos históricos fueron interpretados por un grupo o comunidad determinada. Es el contexto. Y responde a la pregunta ¿qué cosmovisión o experiencia de fe tiene esa comunidad? La experiencia de Dios es trascendente, Dios actúa a través de sus mensajeros o ángeles que acortan la distancia entre Dios y los hombres, y que interpretan sueños. Esta dimensión es evidente en la obra por medio de los intermediarios, humanos, animales, naturales, bestias, que van dándole dramatismo a la historia. Pero diremos también que la experiencia de Dios es trascendente en el sentido que está más allá de la muerte y anticipa el destino final de los protagonistas.

Y por último, el nivel literario que nos permite ubicarnos en el lenguaje simbólico para apropiarnos mejor de su sentido. Es la lectura del texto, y responde a la pregunta ¿qué me quiere decir en sí mismo el texto? Utilizando la mediación simbólica, el autor en cada capítulo utiliza personas (anciana) y animales (perro), naturales (pozos) que plantean el enigma o que necesitan ser interpretados.

Tal como si estuviera descifrando los siete sellos del Apocalipsis, el autor va develando el misterio que envuelve cada uno de los pozos, así, poco a poco nos presenta a sus protagonistas mientras que nos deleita con una crítica social sarcástica, jocosa, pero no menos política y de resistencia.

Teniendo esto como presupuesto, el autor, nos hace caer en la cuenta de que la vida humana transciende los límites entre lo bueno y lo malo. Y que el acento en estos dualismos no es más que una proyección del legado religioso que heredamos. Por tanto, estas dos realidades hacen parte de la vida misma. Entender la vida humana en medio de esta polarización es un desafío que el autor plantea a sus lectores.

Así, una de las lecciones que podemos sacar de la lectura es que la verdadera esperanza se realiza aquí y ahora desde la cotidianidad y que ella va más allá de los dualismos que tipifican y excluyen a grandes contingentes humanos. Por tanto, la superación de lo bueno o malo personificado en la humanidad invita al lector a traspasar barreras que nos abren al entendimiento de que la vida humana es diversa, cuan diversas son las experiencias de fe.

Invito a lectores y lectoras a degustar esta literatura de suspenso en el que la vida cotidiana se hace vida, desde la vida misma.

PhD. Maricel Mena López

Coordinadora de investigación

Facultad de Teología Universidad Santo Tomás – USTA

- Posdoctora en Teologia, Doctora en Ciencias de la religión, Magíster en Ciencias religiosas, biblista, escritora con reconocimiento internacional, investigadora, docente universitaria, conferencista. Cv-LAC disponible en:http://scienti.colciencias.gov.co:8081/cvlac/visualizador/generarCurriculoCv.do?cod_ rh=0000651761

He regresado

Era la madrugada del 26 de diciembre de 2019 en el municipio de Soacha, el reloj marcaba las 3:00 a. m., hace un año y dos días acaecía el estreno de la película “La otra cara del crimen” con gran aceptación dentro del público. Padre e hijo se habían vuelto a separar por cuestiones laborales, pero estaban en continua comunicación. Juan, quiso disfrutar unos días en compañía de su familia; todo está listo para una travesía por el centro oriente del país, un viaje en auto recorriendo pueblos maravillosos del departamento de Boyacá y deleitando la vista con sus alumbrados navideños. Su hermana Alicia, quien lo había criado, que era como su segunda madre, aquella que lo acogió en su casa cuando era niño, en tiempos cuando algunos de sus hermanos varones mayores lo rechazaban, se burlaban y lo agredían1 y a quienes la vida les enseñó con sus propios hijos el adagio popular “el que escupe para arriba, a la cara le cae” y Eunice, hermana mayor de aquella familia Cárdenas González, se preparaban a partir con gozo y alegría para compartir y festejar las bendiciones de un año que estaba por culminar. Antes de salir, desayunan chocolate y queso acompañado por las deliciosas almojábanas y garullas2 típicas del municipio, un deleite para el paladar. Cada uno se cepilla los dientes, sacan el equipaje, lo echan en el baúl del auto y se disponen a partir.

Juan conduciendo, Alicia de copiloto y Eunice en la parte de atrás, entablan una charla informal; al tomar la Autopista Sur para dirigirse al norte de Bogotá, observan en cada cuadra muchos venezolanos pidiendo dinero; son demasiados, a lo que Alicia dice: cada día hay más y más. ¿Qué estará pasando realmente?, porque hay más de 1.825.0003, el inconformismo de los colombianos crece cada día, y no por xenofobia o cosas así, sino por los homicidios, robos y ataques en masa que han causado muchos de esos extranjeros a las personas que les han tendido la mano y la indiferencia del presidente Duque que sigue dejando ingresar sin ningún tipo de control, ¡y no por humanidad! sino por el dinero que llega al país para atender a la población migrante. Su hermano replica: a propósito, vi las noticias donde entrevistaron al alcalde y afirmó que actualmente en Soacha hay más de 35.0004 migrantes agudizando la problemática social de nuestro municipio.

Al instante, Eunice como de costumbre con su imprudencia y característica sui generis afirma: Uy sí, en esa noche de terror que vivimos en Soacha, la que no nos dejó dormir el 21 de noviembre, cuando decían que se iban a meter a las casas para saquearlas y a los conjuntos residenciales, dicen mis amigas de la parroquia que la mayoría eran venezolanos acompañados de delincuentes colombianos. Juan voltea su rostro hacia donde están sus hermanas y con una sonrisa de mofa les replica: ¡ni venezolanos ni colombianos!, el poder corrupto, los hilos invisibles se burlaron de nosotros, usaron el pánico colectivo para desvirtuar la protesta social y deslegitimarla; ¿no recuerdan que estamos en pleno paro cívico nacional? ¿Quién sabe qué estarán tramando contra el pueblo colombiano?, además, el inconveniente no es la nacionalidad, sino las acciones negativas que están haciendo algunas de esas personas, y el problema socioeconómico de miles de familias colombianas que han perdido sus fuentes de empleo en los restaurantes, centros comerciales, peluquerías, almacenes, trabajo informal en Transmilenio, ventas ambulantes (Periodismo Público.com, 2020)5; también el desconsuelo por los robos y homicidios que han tenido que padecer sus familiares o conocidos6. En ese instante, Juan sintió un frío que recorrió todo su cuerpo, pasaron cinco segundos cuando les dijo: mejor cambiemos de tema. Alicia, ponga música que vamos de paseo no a un funeral. Todos soltaron la risa, dando inicio al esparcimiento y diversión.

Al pasar por el templo de la catedral de la Diócesis Desconocida, Eunice dijo: ¡ahí debe estar monseñor Fandiño Bustamante, un santo que ilumina nuestra iglesia!, lo veo por Cristovisión todos los días, predica tan bonito, dice cosas tan bonitas, como todos los sacerdotes… Juan por el espejo retrovisor la miró, se sonrió y pensó: ¡pobre hermana, morirá engañada! Y al divisar hacia el templo, vio un perro negro echado en la puerta; de sus ojos parecía que le salía fuego y de su hocico saliva; en ese momento frenó el auto en seco a causa de un hueco, es que a las calles del sector hace mucho tiempo no le hacen mantenimiento. Todos se asustaron y en su interior Juan escuchó una voz que le decía: ¡he regresado! Aquel incidente pasó desapercibido por un chascarrillo que dijo Alicia a su hermana: Eunice, baje y dígale a monseñor Fandiño que venga y la acompañe en este paseo, que la siente en las piernas y la acaricie mientras le canta, con eso usted aprovecha, le coge las pelotas y comprueba si le sale agua bendita; todos soltaron la risa, menos Eunice, quien se hacía cruces con su mano derecha y decía: oiga Alicia, respete a monseñor, por eso es que este país está como está, porque se burlan de esos santos hombres; nuevamente a carcajadas los viajeros siguieron su camino.

Al llegar a la Autopista Norte para salir de Bogotá, siguieron la ruta que los llevaría a Boyacá. Efectivamente muy contentos llegaron a su primera parada: el “Puente de Boyacá”, lugar hermoso y emblemático para la historia de nuestro país; eran algo así como las 7:30 a. m., hace mucho frío; los viajeros se bajan del auto y se disponen a observar la decoración navideña del lugar y a recorrer el sitio a pie, leyendo las placas con los relatos históricos de los hechos ocurridos aquel 7 de agosto de 1819. Divisan el contraste de la vegetación, la decoración y la construcción histórica, se toman fotos y resuelven ir al baño, menos Juan, quien se queda sentado al borde del pequeño puente donde se libró la heroica batalla de nuestros campesinos colombianos contra el ejército español, conocida como “La Batalla de Boyacá”7.

En ese intervalo, una anciana vestida con una ruana de color negro “su rostro maltratado, cansado y su físico caracterizado por una joroba en la espalda que no le permitía estar erecta”,8 se acerca a Juan, le dice: bonito lugar; él la mira y le responde: así es, además con una riqueza histórica muy grande. La mujer le contesta: muy pronto llegará a un sitio donde se encuentran SIETE pozos naturales con aguas profundas de color verde y azul. Allí se unirán el pasado, el presente y el futuro; cada pozo representa la vida de alguien que se ha cruzado con usted de una u otra manera; luego concluirá aquello que dejó de decirse en SIETE libros: El último de la estirpe, En terreno del enemigo, El regreso del último de la estirpe, Cuando se acaba el amor, ¿Nace o se hace?, En nombre de la Bestia y La otra cara del crimen.

Juan le dice: tuve la oportunidad de leerlos y efectivamente revelan muchas cosas y brindan una esperanza en medio del caos que reina por este tiempo, porque Dios siempre se manifiesta y acompaña a las personas, así sea imperceptible como aquel susurro de brisa suave que experimentó el profeta Elías (1 Re 19, 12). La mujer sonriendo le replica: espero no cambie su postura cuando comience a descubrir en los pozos lo que está por acontecer. Me voy señor, tengo mucho que hacer en mi vivienda, una hermosa laguna mágica ubicada en un pueblo de Cundinamarca, y soltando una carcajada desapareció. Juan no sintió miedo; muchas veces se había enfrentado a situaciones peores, pero al mirar hacia el horizonte, volvió a ver el perro negro de hace unas horas, con los mismos ojos como saliéndole fuego y la misma saliva de su hocico, reitera escuchar: ¡he regresado!, al instante llega a su mente la imagen de Bruno, la cual se diluye rápidamente.

En ese momento se desata una tormenta similar a la que ocurrió a mediados de los años setenta9, porque todo comenzaría de nuevo, pero esta vez para concluir la historia. Juan toma aire y repite en voz baja: “Oh Señor, no permitas que nunca me separe de ti, úngeme con tu Santo Espíritu y líbrame de una mala hora”, corre hacia el carro para protegerse y se encuentra de nuevo con sus familiares pero no les comenta nada de lo sucedido minutos antes. Dentro del vehículo perciben que la tormenta pasó y continúan su viaje, pero una pregunta comienza a inquietar a Juan ¿quién ha regresado?

En el primer pozo: el crimen continúa

Los viajeros de la familia Cárdenas González se maravillan del hermoso paisaje: el contraste de los verdes de las mesetas y montañas da la impresión de una gigantesca alfombra que cubre el suelo acompañado por los sembrados de papa y maíz, el ganado bovino y ovino, las casas campestres de color blanco, techos en teja de barro y puertas en madera van elevando el espíritu a un estado de paz, además, una carretera en excelentes condiciones da confianza y tranquilidad a los transeúntes.

Toman la vía a Tunja, capital del Departamento de Boyacá, para ir al municipio de Villa de Leyva10, patrimonio cultural de Colombia. Al llegar allí, se dejan cautivar por la hermosura y limpieza de las calles coloniales que transportan a los turistas al pasado. Extrañamente, el pueblo se encuentra muy solo, Juan estaciona el auto una cuadra antes de llegar a la gran Plaza Mayor, la cual está empedrada y su perímetro rodeado por el templo de Nuestra Señora del Rosario, la Casa de Gobierno, la Casa Museo Antonio Nariño, entre otros sitios emblemáticos. Caminan por el centro del municipio dejándose seducir por la riqueza cultural y arquitectónica del lugar; se toman varias fotografías para el recuerdo y deleitan su paladar con un jugo de feijoa acompañado por una mantecada tradicional de la región. ¡Qué riqueza tan grande tenemos en Colombia! En un instante se acercan varias personas a ofrecer planes turísticos para el desierto y pozos azules, zonas reconocidas de la población. Dentro de su servicio ofrecen transporte en buggy, cuatrimoto o van, un paquete diverso; pero había una prioridad: hambre, así que los visitantes fueron a almorzar una deliciosa trucha a la marinera acompañada de ensalada y papa al vapor; allí el mesero que los atendió les habló del desierto de La Candelaria y sobre todo del encanto de Pozos Azules, que quedaba a tan solo 5 minutos en carro. ¡Vaya!, se dijeron, debe ser un lugar encantador porque lo promueven mucho.

Al terminar, cancelan, agradecen el servicio y parten en su vehículo al encuentro con los enigmáticos pozos azules; desde su carro logran divisar el desierto de La Candelaria que engalana el paisaje de aridez y un aviso que dice: Bienvenidos a Pozos Azules. La primera sorpresa que se llevaron fue que el sitio es propiedad privada, descendieron y se dirigieron a cancelar el valor del ingreso; la administradora les pone a cada uno de los tres paseantes una manilla color naranja y les indica que pueden caminar, observar y recorrer todo el lugar, pero que está prohibido nadar o meterse a los pozos porque tienen más de 12 metros de profundidad, sus aguas son densas y no permiten que flote la persona sino que los sumerge a las profundidades; aunque no hay guía ni personal de vigilancia, sí hay cámaras que monitorean a los visitantes. En ese instante, Juan siente una sensación extraña, tal vez de admiración, intriga, estupor, que va creciendo a medida que van descendiendo por el camino que los conduce a las siete nuevas historias que van a ser reveladas.

De un momento a otro, se aprecia un nuevo paisaje con arena entre naranja y rojo, una mezcla que lleva a un color similar al terracota, contrastado con el verde intenso de plantas y pinos, adornado por las nubes en medio del azul del cielo; intempestivamente y a una distancia aproximada de 200 metros un suceso paraliza a los miembros de la familia Cárdenas González: la hermosura de un pozo de agua color entre azul y verde, parece un espejo, da la impresión que el avance del tiempo se hubiera suspendido, se percibe tranquilidad y paz. Alicia con un suspiro dice ¡qué belleza!, Juan complementa, ¡realmente es muy hermoso! Eunice interviene ¿qué? Eso es agua y ya… Juan la mira con una sonrisa y se va dejando seducir por la majestuosidad del lugar, se acerca hasta la orilla, se sienta en una pequeña loma de arena color ladrillo, respira profundo y mira fijamente el centro del pozo. En ese instante, y augurando lo que la anciana le había dicho horas antes, el viento comienza a soplar y a formarse unas ondas en el agua, las cuales producen una serie de imágenes; el hombre además escucha una voz que le dice:

El 2 de enero de 2020 toma posesión como alcalde del municipio de Soacha el señor Juan Carlos Saldarriaga Gaviria11 quien, rompiendo todo protocolo, realiza el acto no en el Parque Principal, sino en la Comuna 4, caracterizada por la pobreza y necesidades de los habitantes, como la gran mayoría de los residentes del municipio. En su discurso de posesión habló de respeto, equidad, desarrollo, igualdad, humildad, sencillez, amor, cariño, dignidad, apertura y atención a todos los ciudadanos, “el cambio avanza y avanza para Soacha”12. En ese contexto de discurso político, una familia proveniente de la Costa Atlántica de Colombia, llega a vivir al barrio del sector vulnerado donde residió “el flaco”13. Carlos, hombre de aproximadamente 50 años y su compañera sentimental que no pasaba de los 30 de nombre Mercedes; Sofía, una pequeña de ocho años y Maicol, un joven de 14 años. A mediados de enero, Carlos inicia a trabajar como guarda de seguridad, Mercedes en casa atendiendo a los hijos de su compañero y “el Maicol” saliendo en las noches a jugar micro con sus amigos; ¡bueno! eso decía en casa, mientras que Sofía se la pasaba durmiendo y en pijama todo el día.

Muy cerca de la vivienda de aquella familia, en el colegio donde estudió Brandon, cuyo nombre es Institución Educativa (IE) Sembradores del presente - forjadores del futuro, el equipo docente llevaba dos semanas laborando con la alegría de iniciar un nuevo año escolar y de cumplir esa misión tan importante dentro de la sociedad de acompañar en un proceso de formación integral a niños y jóvenes del municipio de Soacha, dando lo mejor de sí, buscando nuevas estrategias para llegar a la mente, corazón y espíritu de los estudiantes, animándolos a construir un proyecto de vida digno; como siempre denunciando el mal estado de la infraestructura de la institución educativa: batería de los baños obsoleta, salones con puertas y vidrios en mal estado, falta de rampa para estudiantes en condición de discapacidad, hacinamiento de los salones, pues supera los 45 estudiantes, agregando la falta de pupitres, los que hay son tan viejos, que al sentarse los niños o jóvenes se abren de patas atentando contra la integridad física de los menores, y no por negligencia de los directivos, sino porque el presupuesto que llega es insuficiente14. El cuerpo directivo animando con respeto, escucha y compromiso a su equipo de trabajo, y en el orden nacional se incrementa los asesinatos de líderes sociales, entre ellos varios docentes, razón por la cual FECODE15 convoca al primer paro nacional de 48 horas. Adicional a esto, una grave situación comienza a presentarse en Soacha, el alcalde quien en su discurso de posesión prometió diálogo, respeto, puertas abiertas, humildad y demás, no quiere recibir a los delegados de los docentes, vulnerando los derechos constitucionales del magisterio de Soacha y revelando un rostro de un mandatario que ante los medios de comunicación da discursos convincentes, pero, en la práctica no escucha, no atiende, va imponiendo. ¿Dónde quedaron las palabras del día de su posesión?

Ya era 20 de enero, pasadas las 7:00 p. m. Carlos recostado en su cama, enciende el televisor y en ese momento en noticias de uno de los canales privados de Colombia informan un nuevo caso de un virus que está afectando la salud de la población de China, muchas personas están muriendo porque se les dificulta respirar. Cambie de canal papá −dijo Sofía− ¡sí mijo!, gritó desde la cocina Mercedes, a lo que Carlos respondió: traiga más bien la comida que tengo hambre. Mercedes le alcanza ñame, arroz, patacón y un huevo frito; en ese momento Mercedes le dice, viejo, hay que poner a estudiar a Sofía porque ella se la pasa durmiendo y se está quedando atrasada. Eche, no joda −le responde Carlos− mañana mire a ver si puede matricularla en el colegio que queda cerca. Sofía hizo un gesto de desagrado, pero luego dijo −¡sí! rico tener amigos.

Carlos dirigiendo la palabra nuevamente a su compañera le pregunta ¿Dónde está el Maicol, últimamente no lo veo?

Jugando micro con los amigos del barrio −respondió enfáticamente Mercedes− y agregó: aunque yo lo he notado extraño, llega muy tarde, a veces en la madrugada y durante todo el día se la pasa acostado.

Carlos le dice: deje al chino en paz, eso es la edad, tal vez está de novio o preñando rolas, yo quiero muchos nietos, y soltó una carcajada. Que aprenda a ser macho como su padre.

Sofía mira a su papá y le pregunta ¿qué es preñar?, Carlos le contesta, dejar embarazada a la mujer.

Al instante, la conversación informal de esa familia fue interrumpida por gritos y alboroto; en la calle se escuchaba: −están peleando−, nuevamente se están enfrentando Los Caninos y Los Piratas16, se oían tiros y la gente asustada, resguardada en sus viviendas decían: −volvió la violencia al barrio−. No pasaron diez minutos cuando todo regresó a la calma, Carlos salió en busca de su hijo, y al abrir la puerta lo encuentra tirado en el andén abatido por varios tiros. Sus gritos de lamento hicieron estremecer a toda la cuadra, el dolor de un padre por perder a su hijo se hacía presente, Sofía lloraba y gritaba, mientras a Mercedes le temblaban las piernas. Los rumores del día siguiente mencionaban que un niño que no pasaba de los diez años era el que le había disparado y asesinado, al joven de 14, porque no le había pagado el perico que estaba consumiendo; además, afirmaban que era el nuevo líder de la pandilla Los Caninos.

En horas de la mañana, la familia de Maicol comienza a hacer una colecta para las exequias, pues no tenían recursos económicos; los vecinos del barrio se solidarizaron y apoyaron a estas personas en desgracia. Al día siguiente fue inhumado el cadáver de Maicol y aparentemente todo volvió a lo cotidiano de la vida. Por esos días, Mercedes se dirige a la IE Sembradores del presente - forjadores del futuro, para matricular a Sofía, sin embargo, no la lleva a clases; por su parte el maestro Pablo comenzó a darse cuenta que había una niña en lista, pero jamás había asistido; situación que reportó inmediatamente a coordinación, donde le dieron la instrucción que si no llegaba en esa semana, se excluyera para darle el cupo a otro estudiante.

Llegada la tarde, Pablo estaba acompañando y compartiendo clases con su grupo, cuando una visita inesperada lo interrumpe; escuchó una voz tan familiar que lo emocionó y llenó de alegría: ¡hola profe!, al mirar hacia la puerta del salón, observa a un pequeño de diez años. Es Brandon. Pablo se dirige a la puerta, saluda al niño con cariño, él lo abraza fuertemente y no para de decirle: profe, mi profe, ¡qué alegría!, todo a media lengua, porque el niño tiene una condición en su lenguaje que impide que articule correctamente las palabras.

Pablo le dice: ¡que gusto verlo!, pero ¿Acaso no estaba en un hogar de Bienestar Familiar?

Brandon le responde: Si profe, pero yo me les escapé a esos pirobos, y me vine al barrio, aquí nadie se mete conmigo.

No diga groserías, le replicó Pablo, cogiéndole la cabeza, y continuó preguntando ¿dónde y con quién está viviendo?

El pequeño Brandon le dice: en la casa que era del “flaco” y vivo con un primo, porque mi mamá y mis hermanos están en la cárcel. Ya llevo seis meses por aquí, y ahora soy el jefe de Los Caninos, ¡bueno!, mi hermano René, el mayor, al que le dicen “caremuerto” me da las indicaciones desde un celular que tiene en prisión; él organiza todo desde allá, toma todas las decisiones y el que no las siga, lo manda matar, por eso, todos me obedecen, y se sonrió.

En ese instante, el rostro de Pablo empalideció, sintió un dolor muy grande en su corazón y un vacío en el estómago, y tomándolo en sus brazos le dijo: Brandon, mijito no siga por ese camino, usted está hecho para cosas grandes e importantes, no para dañar su vida y la de los demás.

Brandon le dijo: ¿sabe algo profe?, hace pocos días me tocó darle piso a una pichurria que había llegado al barrio, porque no me quería pagar una mercancía. Si no hago eso, me la monta esa gonorrea y todas las pichurrias del barrio. Ahora sí saben que conmigo no se juega, y soy reconocido como el primo de “el flaco” y el hermano de “caremuerto”, él pronto saldrá de prisión porque está a punto de cumplir una condena de 5 años y volverá al mando de nuestra pandilla.