El sentido del juego: La transformación de los personajes en cuentos de fútbol - Gonzalo Andrés Carvajal C. - E-Book

El sentido del juego: La transformación de los personajes en cuentos de fútbol E-Book

Gonzalo Andrés Carvajal C.

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Beschreibung

La dimensión que los personajes analizados en esta obra otorgan es un pase de salida, un mensaje visceral para quienes padecen, se orillan en la resignación de mantener una vida incapaz del ímpetu, de la rebeldía ante lo impuesto, ante la miseria del sistema que arroja al ser humano a la impavidez y a la atonía.  Este libro demuestra que el juego, la literatura son vasos comunicantes de transformación ante la degradación del mundo. Cuando el juego empieza, la vida ordinaria termina. La seguridad de la cotidianidad queda en suspenso. Es como si otro tiempo se abriera dentro del Tiempo y otro espacio, dentro del Espacio. En ese nuevo tiempo - espacio, los ju- gadores se convierten en héroes, en guerreros, en mártires: bestias o dioses. Son otros. En esta obra, Gonzalo Carvajal analiza esas transmutaciones representadas en la literatura para acercarnos a su origen y revelarnos cómo ocurren.

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Prólogo

Capítulo primero: La literatura del fútbol

1. Un campo virgen

2. Historia y concepto

Capítulo segundo Fútbol y literatura: La doble derrota

1. Los elementos lúdicos del juego

2. Los elementos narratológicos en cuentos de fútbol

2.1. “PUNTERO IZQUIERDO”

2.2. “A VECES, PELEABA CON SU SOMBRA”

2.3. “EL SUEÑO DE NICOLETTI”

2.4. “OUTSIDER”

2.5. “TIRO FALLIDO”

2.6. “JUAN POLTI, HALF-BACK”

3. El espacio de representación como determinación del personaje

Capítulo tercero El personaje derrotado

1. La transformación onírica en “El sueño de Nicoletti”

2. El instante de la transformación en “Puntero izquierdo”, “A veces, peleaba con su sombra” y “Outsider”

3. El ritual, la regla y la muerte en “Tiro fallido” y “Juan Polti Half-back”

El final del juego: conclusiones

GLOSARIO

Terminología narratológica por categorías

Terminología lúdica

Terminología retórica

Bibliografía

A mis padres que soportaron con amor estoicomis múltiples muertes.A mis alumnos de 2018, donde surgió el primer curso de fútbol.A Mil y Ari, como todo.

Prólogo

Cuando el juego empieza, la vida ordinaria termina. La seguridad de la cotidianidad queda en suspenso. Es como si otro tiempo se abriera dentro del Tiempo y otro espacio, dentro del Espacio. En ese nuevo tiempo - espacio, los jugadores se convierten en héroes, en guerreros, en mártires: bestias o dioses. Son otros. En esta obra, Gonzalo Carvajal analiza esas transmutaciones representadas en la literatura para acercarnos a su origen y revelarnos cómo ocurren.

No sorprende que un poeta, como lo es Gonzalo, nos ofrezca este lúcido ensayo. Si, como planteaba Gastón Bachelard: “el poema es esencialmente una aspiración a imágenes nuevas”, a imágenes fecundas, siempre en movimiento; es comprensible que el poeta se haya interesado en el estudio de las transformaciones.

Para su investigación, el autor ha delimitado un corpus completo de personajes derrotados, que escapan de su miseria en busca de la epifanía a través del juego. Son seis cuentos. Eduardo Sacheri recrea a un anciano que sueña incesantemente que juega. Paul Hermann, Fernando Alegría y Mario Benedetti reconstruyen la transformación de los personajes en los umbrales de la cancha. Mientras que Horacio Quiroga y, a cuatro manos, Alfonso Gumucio y Carlos Mesa testifican la muerte de los jugadores proscritos.

Los futbolistas juegan. Los narradores van detrás de ellos para descifrarlos. Gonzalo va detrás de estos últimos para desmenuzar sus artificios. Para ello, se desmarca de las reflexiones del fútbol como agente político o tienda de espectáculo. El centro de su reflexión es la lúdica, pensar el juego, no como instrumento, sino como una actividad en sí misma, con sus propias motivaciones, lógicas y fines. El autor devanea por los lindes de la filosofía; descifra las proposiciones de la antropología y el psicoanálisis; revisa las técnicas de la narratología y la retórica.

En este trabajo, en su develación se perfila una doble derrota: la del fútbol y la de la literatura.

Los hombres juegan porque han encontrado en el juego los símbolos que acaso puedan consagrarlos, acercarlos a la inmortalidad. Para escapar del tiempo que los proyecta de la matriz a la tumba, los hombres inventan ese otro tiempo y ese otro espacio. Levantan templos, instauran estados, desarrollan industrias, inventan monedas… También juegan. Al final, el tiránico tiempo los consume. La pérdida absoluta ocurre. A pesar del inminente fracaso, los hombres, necios, siguen jugando creyéndose inmortales. En esta persistencia consiste la derrota.

El juego, como los rituales, supone un exceso de sentido. Si alguien cree haberlo descifrado, siempre habrá una perspectiva, un elemento, un resto que restablezca el enigma. Al respecto, Juan Villoro, otro experto de las narrativas futbolísticas, reflexionaba si ¿puede alguien jactarse de entender el juego mejor que los otros? Por supuesto que no, ni siquiera convencerse. Quizás, ese exceso de significados haga del juego un campo provechoso para la literatura, pues la ficción consiste precisamente en el intento de abarcar lo inabarcable. En un diálogo con Villoro, Ricardo Piglia decía que información y narración disienten porque la primera agota el sentido y la segunda nunca lo cierra. “Para nosotros, –afirmaba– los grandes momentos de la literatura tienen que ver con esos personajes que nunca abdican del intento de encontrar el sentido”. Esta persistencia es también una derrota. Roberto Bolaño lo dejó remarcado: “La literatura se parece mucho a las peleas de los samuráis, pero un samurái no pelea contra un samurái: pelea contra un monstruo. Generalmente sabe, además, que va a ser derrotado. Tener el valor, sabiendo previamente que va a ser derrotado, y salir a la pelea: esa es la literatura”. Gonzalo sale a la pelea y consigue que la exuberancia simbólica del fútbol y sus significados en la literatura queden delineados.

Hay registro de que el autor es un apasionado del fútbol y otras formas espirituosas de poner en vilo los tiempos ordinarios de la vida. Con la mesura que le han dado sus años de investigador y educador, nos ofrece este notable ensayo. Sus aportes se destacan en varios niveles. Su reflexión sobre el discurso directo libre post mortem enriquece a la clasificación narratológica de la reproducción de voces. Su glosario de narratología, lúdica y retórica completa el espíritu pedagógico de su investigación. Al final, logra descifrar el funcionamiento de la compleja maquinaria que es la literatura futbolística, con una afinada sentencia: el gozo de ser otro es el sentido del juego.

Paúl Mena Mena

Capítulo primero: La literatura del fútbol

Hay quienes sostienen que el fútbolno tiene nada que ver con la vidadel hombre, con sus cosas más esenciales.Desconozco cuánto sabe esa gentede la vida.Pero de algo estoy seguro:no saben nada de fútbol.Eduardo Sacheri, Esperándolo a Tito y otros cuentos de fútbol

1. Un campo virgen

A pesar de sus orígenes remotos, míticos y en gran medida enigmáticos, el hecho de que en 1863 se funde la Football Association hace del fútbol un suceso expansivo que trasciende los linderos regionales en que se practicaba. Su internacionalización produce también un posicionamiento distinto sobre su condición deportiva, productividad, alcance, rol social, construcción identitaria y espectáculo masivo de consumo. En este aspecto, el fútbol, tal como hoy lo conocemos, es un suceso de la modernidad, que en este libro se analiza desde la enunciación literaria que se enfoca en la transformación del personaje derrotado.

La investigación realizada aborda las representaciones de la derrota en obras cuyo eje temático vincula al fútbol como un espacio de juego singular y de confluencia que posibilita la transformación de sus personajes. Este enfoque no es un asunto general en los cuentos de fútbol, al contrario, la principal preocupación sobre la que giran los textos narrativos de temática futbolística es la victoria y sus rostros. El esfuerzo de este trabajo y su interés se centra en haber conjuntado un corpus textual de representaciones donde el personaje derrotado es el protagonista de una transformación efímera.

Piensa Caillois en Los juegos y los hombres, que el juego evoca una actividad lúdica que se desarrolla en un ambiente solaz o de diversión, donde la habilidad y el riesgo son puestos en escena, pero no suponen consecuencias para la vida real (1994, 12). Esto quiere decir que el juego contiene en sí mismo una acción liberadora para el sujeto, que le permite ser otro o querer convertirse en otro; esta situación lúdica de improductividad y sin efectos para la vida se problematiza con las ideas de producción y fuerza de trabajo propias de la modernidad y la vida diaria, por eso, la pureza única que brinda lo lúdico es un salto, una dimensión necesaria para continuar con la vida después del juego, un acercamiento epifánico e íntimamente ligado a la experiencia deportiva, algo que, en la idea de Hans Gumbrecht en Producción de presencia (2005), permite la transformación del individuo.

Ante este escenario, la pregunta que surge es: ¿Cómo narraciones literarias cortas de temática futbolística permiten la transformación de personajes derrotados en contextos lúdicos? En primera instancia, esta interrogante se responde al determinar los elementos lúdicos y narratológicos que caracterizan a los cuentos de fútbol seleccionados. Y luego, al vincular la construcción de personajes y su transformación en el juego. “El sueño de Nicoletti” desde el aspecto onírico. “Puntero izquierdo”, “A veces, peleaba con su sombra” y “Outsider” desde el gozo del instante. Y finalmente, “Tiro fallido” y “Juan Polti Half-back” desde la libertad ritual, el respeto a la regla y la avocación a la muerte.

Las aproximaciones sobre el fenómeno futbolístico son variadas desde distintas disciplinas de las humanidades. Los estudios contemporáneos han profundizado en la psicología social, en la comunicación y el marketing del espectáculo global, e incluso en la postura de la crítica cultural al presenciar, con cierto desdén, la admiración que puede concitar un juego rudimentario y confrontativo, pero escasamente se han enfocado desde la literatura.

Este trabajo presenta la novedad de una mirada que enmarca a los cuentos seleccionados, alusivos a temáticas futbolísticas, en un contexto lúdico y jerarquiza sus elementos narratológicos. En la indagación previa, no se ha encontrado este acercamiento específico desde el análisis literario y el enfoque del personaje derrotado. Si bien, y especialmente en los últimos años, los estudios sobre fútbol son diversos, se han centrado en la mirada periodística, económica-estadística o, antropológica. También se nota que existe un esfuerzo en las últimas dos décadas, especialmente desde la sociología, de mirar al fútbol como mojón identitario de un grupo humano e incluso de una nación1.

Estos asuntos no ocupan este texto, a pesar de que puedan ser tocados tangencialmente, como una pelota que pasa cerca del arco. Tampoco se tratará la literatura infantil relacionada al tema debido a que, por sus particularidades, tiene un público objetivo que debe cumplir con necesidades pedagógicas ajenas a este trabajo. Así mismo, a pesar de la enorme historia futbolística de Brasil, no se ha decidido incluir producción de este país porque la literatura futbolística brasileña conlleva una diferencia idiomática que obstruye el análisis narratológico profundo, a nivel del lenguaje castellano, donde se distingue la jerga y urdimbre textual que genera el cuento de fútbol.

Los estudios sobre el fútbol desde únicamente el análisis literario son muy escasos, en cambio, hay una gran cantidad de intelectuales que escriben sobre fútbol y lo problematizan en crónicas, pero, sobre todo, en la crítica cultural. Es el cono sur quien focaliza esta mirada. Uno de los primeros textos que explora las relaciones entre deportes, sociedad y cultura es Cuestión de pelotas, de Pablo Alabarces y María Graciela Rodríguez; Osvaldo Soriano y Roberto Fontanarrosa son ejemplos trascendentes de la transformación del lenguaje mediante un sincretismo cultural que une el lenguaje popular, la jerga futbolística y los recursos literarios. Ante la preponderancia del relator en el fútbol, los cuentistas y cronistas han entendido que las figuras literarias y los matices tonales son una respuesta retórica para capturar al lector, en este sentido son ejemplares: Mario Benedetti, Edmundo Paz Soldán, Alberto Salcedo Ramos, Ryszard Kapuscinski, Martín Caparros, Manuel Vásquez Montalbán, Eduardo Galeano (que escribe con agudeza lúdica en las dos bandas y juega a mezclarlas), Juan Villoro (que convirtió sus conferencias previas al Mundial de Alemania 2006 en un notable libro anecdótico de crónica histórica-emocional, Dios es redondo), Eduardo Sacheri (probablemente, uno de los mejores escritores contemporáneos de cuentos de fútbol). Quedan muchos otros sobre el campo, pero ninguno ha afinado su centro desde el análisis literario.

En Ecuador existen esfuerzos evidentes, uno de los primeros fue la ponencia de Edwin Madrid (2011) en la décima edición del Encuentro sobre Literatura ecuatoriana “Alfonso Carrasco Vintimilla”, denominada “Poéticas desde el fútbol” donde, desde el símil, presenta la idea de que tanto el escritor como el futbolista trabajan con mentiras verdaderas, con la magia creativa, el hábito del cuerpo, para poner algo “donde antes no había nada, y porque nadie más que él lo podía hacer” (216). Doce años antes, Juan Carlos Morales publica la revista Historias de pelotudos. Literatura de grama, una antología de textos líricos, narrativos y crónicas a medio camino entre los dos géneros con autores reconocidos a nivel mundial. Otro esfuerzo reconocible es la Biblioteca del Fútbol Ecuatoriano, que, en 5 tomos, aprovecha la coyuntura de la clasificación de Ecuador al mundial de fútbol y se vale de este deporte, para escribir sobre sociedad, historia, economía, prensa y sobre literatura. Este tomo presenta una serie de cuentos, reflexiones, e incluso un diccionario de términos, pero no hay nada cercano al análisis desde la literatura.

Finalmente, y para resumir el asunto, el trabajo académico más importante que se ha podido rastrear sobre este tema es la tesis doctoral de Luis Díaz Zuloaga (2014), llamada, Literatura y fútbol: otros horizontes de la literatura en España e Hispanoamérica. Este trabajo, al igual que en la coordinación general de Fernando Carrión con la Biblioteca del Fútbol Ecuatoriano, reviste como valor, la recopilación bibliográfica. La tesis de Díaz aborda las imágenes y convenciones de la cultura de masas, piensa a la cultura como un conjunto de discursos en conflicto, donde el fútbol es solo uno más para entrar en contradicción. Define al fútbol como un fenómeno social producto de la suma de imaginarios colectivos y sociales. Se evidencia el tratamiento, en ocasiones somero, de textos que comenta de un modo sinóptico. El mérito recopilatorio es evidente, no por nada, tiene 60 páginas de bibliografía, y a pesar de eso, llega a una conclusión: este campo de estudio es “virgen” todavía.

Esta investigación, mucho más sucinta, consiste en un inicio, en la contextualización de lo lúdico y el análisis narratológico de seis cuentos representativos en el panorama de la literatura futbolística que distinguen solo a personajes derrotados. La selección, producto de un largo proceso, abarca textos de reconocidos autores latinoamericanos que comprenden distintos periodos del siglo XX y XXI, así como lugares de procedencia diversos que pueden ampliar la visión sobre el género futbolístico: “Puntero Izquierdo” (1959), de Mario Benedetti; “A veces, peleaba con su sombra”, de Fernando Alegría (1971); “El sueño de Nicoletti” (2000), de Eduardo Sacheri; “Outsider” (2006), de Paul Hermann; “Tiro fallido” (2014) de Alfonso Gumucio Dagron y Carlos D. Mesa Gisbert, y el emblemático, considerado el primer cuento futbolístico latinoamericano, “Juan Polti, Half-back” (1918), de Horacio Quiroga.

1. Este concepto puede profundizar en el texto de Manuel Vásquez Montalbán, Fútbol, una religión en busca de un Dios, y la obra Fútbol y cultura, de Rubén G. Oliven – Ariel S. Damo.

2. Historia y concepto

El fútbol tiene antecedentes que aluden a una actividad simbólica-cultural distinta a la concepción actual. En la lectura antropológica que concede Lévi-Strauss en su libro Pensamiento salvaje, se narra cuando al enseñarles este juego a la tribu Gahukugana de Nueva Guinea, descubre que lo han sistematizado a su cosmovisión al disputar partidos de días enteros hasta equilibrar el resultado de contiendas ganadas y perdidas (Morales 1998, 7). Esto demuestra que en la idea del juego no es un fin el acto de ganar, lo lúdico se expresa al tener un fin en sí mismo que se jerarquiza según un pre concepto social.

El rasgo mítico-histórico deja sus huellas en la dinastía Han, en los siglos II y III a.C., donde, aparentemente, un balón diminuto de cuero y relleno de materia animal, debía traspasar una pequeña red; para ello, el jugador podía emplear diversas partes de su cuerpo, excepto las manos (Wernicke 2014, 17).

En civilizaciones prehispánicas se conoce de ciertas actividades con objetos esféricos, por ejemplo, los aztecas practicaban el tlachtli, una mezcla de los actuales fútbol, tenis y baloncesto en las que los participantes estaban impedidos de utilizar las manos y los pies, y en un sentido ritual, se sacrificaba al capitán del equipo derrotado. Se especula de un juego similar que practicaban los mayas, donde los atavíos vistosos, cascos alegóricos y pinturas sagradas le otorgaban un carácter ceremonial (mediotiempo.com). En otra latitud, el historiador y geógrafo griego Heródoto refiere una historia situada en el reinado de Atis, donde, ante la hambruna salvaje, decide crear los juegos de los dados, las tabas y la pelota. Este mecanismo permitía a los pobladores evadir el hambre mientras jugaban, lo que dio como resultado una prolongación fantasmal de la vida mediada por los juegos. (Morales 1998, 7).

Veinticuatro siglos después son los ingleses quienes amplían el sentido del juego, transformándolo en deporte al normarlo bajo las “Leyes de Cambridge” y crear la Asociación de Fútbol, al separarse de la de rugby en el siglo XIX y disputar el primer partido entre selecciones nacionales en 1870 (Wernicke 2014, 18). En medio de la industrialización, la burguesía enfatizó la función competitiva de la contienda y la jerarquizó como una actividad económica—arista que no ocupa esta obra—, altamente utilitaria, de carga mercantil, donde todos los componentes del juego se ponen en venta, excepto lo lúdico. Se genera, entonces, una distancia basilar, la del fútbol como deporte profesional, con un sentido productivo, empresarial, de connotaciones económicas, a diferencia del enfoque que ocupa esta investigación: el fútbol como juego que recupera su esencia lúdica, cuya raíz intrínseca es desenvolverse en el goce de su propia práctica. Esta es una idea que plantea Pierre Bourdieu al diferenciar la profesionalización del deporte versus el juego pre capitalista (1984). Por su parte, Huizinga enmarca y define al juego como:

una acción u ocupación libre, que se desarrolla dentro de unos límites temporales y espaciales determinados, según reglas absolutamente obligatorias, aunque libremente aceptadas, acción que tiene su fin en sí misma y va acompañada de un sentimiento de tensión y alegría y de la conciencia de ser de otro modo a como se es en la vida corriente. (Huizinga 2012, 55)

En su libro Homo Ludens están contenidos varios de los principales ejes que argumentan esta investigación sobre el juego en su acepción lúdica. La cita es pertinente porque recalca conceptos como los límites temporales y espaciales que lo determinan (la cancha de juego, los noventa minutos o el tiempo contenido); la aceptación libre de las normas y reglas que discrimina las posiciones de los jugadores, la estrategia, el empleo de elementos, códigos que implican la derrota o victoria al final del juego; la simulación, el cambio de roles, la posibilidad de la transformación para ser alguien distinto a quien se es mientras el juego dura. Los personajes de los cuentos seleccionados se enmarcan en estas ideas, sobre todo en la posibilidad momentánea que involucra ser otro diferente a su vida corriente, anodina, al disponerse en el terreno de juego. En palabras de Caillois, la transformación sucede en un “universo reservado, cerrado y protegido: un espacio puro” (1994, 33). En el diálogo entre estos dos teóricos lúdicos, Cristobal Holzapfel, en la Crítica de la razón lúdica, pone en discusión la dimensión ontológica del juego en la existencia. Señala el autor: “el hombre juega porque antes y de ante mano es puesto en juego” (2003, 71).

Los personajes escogidos tienen una característica común, todos son perdedores, agotados, cargan su dosis de derrota en las vidas que protagonizan. Este es precisamente el núcleo temático que articula el presente texto. El libro Juegos de seducción y traición: Literatura y cultura de masas,