Equipo Oldosi - Alicia Alcocer Sanz - E-Book

Equipo Oldosi E-Book

Alicia Alcocer Sanz

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Beschreibung

En el mundo Oldosi, una gran sequía musical ha dado paso al silencio y amenaza con la desaparición inminente de estos pequeños seres. Por eso, un reducido grupo de oldosis viaja al mundo de los humanos en diferentes tiempos y lugares, para recolectar semillas musicales que, al plantarlas, repueblen su mundo. Así, de la mano de esta desconocida especie, conoceremos a la familia del gran compositor Juan Sebastián Bach, viajaremos a un mercado persa o haremos amistad con Antonio Stradivari, uno de los constructores de violines más famosos de la historia. VALORES IMPLÍCITOS: A través de esta aventura descubriremos la importancia de cuidar el mundo de la música para que no desaparezca, y conoceremos el poder de la amistad, del trabajo en equipo y de cómo el esfuerzo y el valor tienen siempre su recompensa.

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Equipo Oldosi

© del texto: Alicia Alcocer Sanz

© de las ilustraciones: Andrés Pabón

© del diseño y corrección: Equipo BABIDI-BÚ

© de esta edición:

Editorial BABIDI-BÚ libros S. L, 2021

Edificio Sevilla 2 - Av. San Frascisco Javier, 9, mod. 23

41018 - Sevilla

Tlf: 912 - 665 - 684

[email protected]

www.babidibulibros.com

Producción del ePub: booqlab

Primera edición: septiembre, 2021

ISBN: 978-84-18996-81-8

«Cualquier forma de reproducción, distribución, comunicación pública o transformación de esta obra solo puede ser realizada con la autorización de sus titulares, salvo excepción prevista por la ley. Diríjase a CEDRO (Centro Español de Derechos Reprográficos, www.cedro.org) si necesita fotocopiar o scanear algún fragmento de esta obra».

ÍNDICE

Equipo Oldosi

La familia Bach

En un mercado persa

Un viaje a Cremona

Un final inesperado

Gracias

 

EQUIPO OLDOSI

El mundo es un lugar misterioso y, en gran parte, desconocido.El no haber oído hablar nunca de una cosa,no significa que esta no exista.

El pueblo de los oldosis llevaba miles de años cuidando de la música. La música los alimentaba y los mantenía vivos. Por eso la principal ocupación de los oldosis era plantar y regar la música para, de esta forma, poder recogerla una vez madura, y guardarla después en tarros grandes, medianos y pequeños.

Como la música rodeaba sus vidas, el mundo oldosi era un mundo alegre y lleno de vivos colores donde todos vivían felices. Pero al igual que en todos los mundos, el mundo oldosi estaba a punto de sufrir una gran catástrofe, una gran SEQUÍA MUSICAL.

—Señor —dijo el oldosi inclinándose—, uno de los exploradores acaba de regresar.

—Dile que pase —respondió el otro oldosi— y que no nos interrumpa nadie.

Entonces, el primero hizo una señal, dejó que el explorador pasara y cerró firmemente la sala.

—¿Y bien?

—Señor Reim —empezó diciendo el explorador—, yo… vengo del páramo de residuos musicales y…

—¿Y qué?

—Y no hay nada —terminó afirmando el explorador.

—¡No es posible! —exclamó Reim —. Entonces, la leyenda es cierta: «la sequía arrasa el mundo oldosi cada 10.000 compases».

—Eso parece —contestó el explorador—, el silencio cubre todo el páramo.

Reim, cabizbajo, preguntó:

—¿Cuánto tiempo crees que tenemos hasta que la sequía llegue a las cosechas?

—Veinte…, tal vez treinta compases como mucho —respondió el explorador.

—De acuerdo. Quiero que vayas al límite de las cosechas, y que des el aviso en cuanto veas los primeros silencios —ordenó Reim—. Yo debo convocar urgentemente al Consejo de Ancianos. ¡Vete!

Reim no podía creerlo, pero todas las señales indicaban que la sequía había empezado, y si no hacían algo, el hambre se extendería entre los oldosis y estos desaparecerían.

Por eso, cuando el jefe de los Oldosis convocó al Consejo de Ancianos, la preocupación se extendió rápidamente entre sus miembros.

—Reim —dijo uno de los Ancianos—, ¿son ciertos los rumores? ¿La sequía ha llegado a nuestras puertas?

—Sí —respondió Reim—, uno de nuestros exploradores calcula que llegará a nuestras cosechas musicales en veinte o treinta compases.

—No tenemos mucho tiempo —afirmó el Anciano—. ¿Qué haremos?

Entonces, los miembros del Consejo empezaron a murmurar hasta que uno de ellos, dando un paso al frente, dijo:

—Si la sequía es cierta, el resto de la leyenda puede que también lo sea, ¿no? En el Palacio de la Música aún se conserva la reliquia que puede salvarnos.

La leyenda oldosi contaba que cada 10.000 compases una gran sequía asolaba el mundo musical, pero también afirmaba que un grupo de valientes oldosis viajaban a un lugar desconocido utilizando la reliquia más antigua conservada. Allí, en ese otro mundo al que llamaban «humano», había semillas musicales que servían para volver a cultivar las cosechas, y, de esta forma, evitar el hambre y la extinción de los oldosis.

—Bien —dijo Reim—, que todos los oldosis conozcan la situación y se corra la voz de que se buscan voluntarios para ir al mítico mundo humano a recoger semillas musicales.

Dicho esto, el pueblo oldosi conoció la gravísima situación en la que se encontraban, y todos los oldosis, sin excepción, se reunieron a las puertas del Palacio de la Música, lugar de residencia de Reim, jefe de los Oldosis, y sede del Consejo de Ancianos.

De entre todos los voluntarios que se presentaron a la misión, solo dos reunían las condiciones necesarias para enfrentarse a lo desconocido.

Uno era Erim, seleccionador de «Cosechas Musicales» e hijo de Reim, y otra era Alsi, oficial de primera del «Destacamento de Envasadores en Tarro». Ambos eran amigos y compartían su pasión por la música.

Erim era un oldosi joven y valiente que pertenecía a la familia más poderosa del pueblo oldosi, y aunque vivía también en el Palacio de la Música, aún no gobernaba junto a su padre Reim.

Alsi, en cambio, era una oldosi de familia humilde que había conseguido uno de los puestos más importantes en la cosecha gracias a su esfuerzo. Era algo tímida, pero su alegría y su curiosidad, por saber siempre más, hacían de ella la candidata perfecta para llevar a cabo la misión.

Sin embargo, el Consejo de Ancianos opinaba que la expedición oldosi necesitaba a alguien con experiencia y cierto grado de sabiduría. Por eso, cuando Reim presentó al pueblo oldosi a Alsi y a Erim, sorprendió a todos con las siguientes palabras:

—Estimado pueblo, nuestros voluntarios representan la vitalidad y valentía oldosi, pero tanto el Consejo como yo creemos que dicha vitalidad y valentía debe ir acompañada de la sabiduría de un mayor. Un mayor que tenga fuerzas y todavía participe en las cosechas. Por ello, proponemos a Solaf, nuestro general del «Destacamento de Recogida» para que los aconseje y los guíe en esta misión.

El silencio se hizo entre los oldosis y, sin previo aviso, algo cayó al suelo. Era Solaf que, de la impresión, se había desmayado.