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Como una hoja que cae en otoño, se desprende, sin fuerza, muere al llegar el invierno para renacer, vigorosa y llena de luz en primavera, Jardín de piezas rotas es un espejismo de este círculo perenne de la naturaleza. La voz poética se encuentra herida, llena de dolor, en su más vulnerable estado y desde allí desgrana verso a verso un sinfín de emociones que van evolucionando hasta encontrarse florecida, refulgente, en el esplendor del amor propio. En sus palabras, Ana convoca, remueve las fibras más íntimas, nos muestra que, una y otra vez, de alguna manera, morimos para volver a renacer.
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Seitenzahl: 34
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Jardín de piezas rotas
© 2023, Ana Suárez
© de esta edición:
Ediciones Venado Real
1ª edición: mayo de 2024
ISBN: 978-9915-9649-3-5
Dirección editorial y corrección: Juliana Del Pópolo
Diseño de tapa e interior: H. Kramer
Ilustraciones: Paloma Niedfeld
Reservados todos los derechos.
No se permite la reproducción total o parcial de esta obra, ni su incorporación a un sistema informático, ni su transmisión en cualquier forma o por cualquier medio (electrónico, mecánico, fotocopia, grabación u otros) sin autorización previa y por escrito de los titulares del copyright. La infracción de dichos derechos puede constituir un delito contra la propiedad intelectual.
Prólogo
PRIMERA PARTE
Cuando llega la lluvia
Desde que no estás
Ilusa
Dime
Vacía
Preguntas sin respuestas
Por dentro
Sola
Lo entendí
Lo prometo
No más
Punto final
Segunda parte
Aquel día
Volver
Heridas
(Des)encuentro
A flote
Ya nada es como antes
Libertad
Carta para mí
Aunque cueste
En primer lugar
Como pocas
Estuve ahí
Que te cuiden
Todo o nada
La verdadera cura
A ti, pasado
Solo tú
Pieza a pieza
Jardín de piezas rotas
Tercera parte
Así será
Primer día
Inesperado encuentro
Siempre tú
Desde aquel instante
Acciones
Refugio
Pintas mi mundo
Juntos
Mi destino favorito
A mi lado
Querida extraña
Agradecimientos
Sobre la autora
Y la vasija de barro que estaba haciendo se echó a perderen la mano del alfarero; así que volvió a hacer de ella otra vasija, según le pareció mejor al alfarero hacerla.
Jeremías 18:3-4
Hace unos años, navegando por Instagram, sonreí ante la gracia inusual de encontrarme con un escrito de Ana. No recuerdo la fecha exacta, pero desde ese momento empezamos a atesorar y admirar nuestro trabajo de manera recíproca. Un tiempo después me vi sorprendida ante la propuesta de ser la prologuista de su primer libro; acepté su invitación encantada.
«Jardín de piezas rotas» es como enfrentarte a tu reflejo para reconstruir los pedazos que dejó el desamor. ¿Alguna vez has sentido que el dolor de un adiós, la ausencia, un amor no correspondido, un corazón a medias o una historia por la mitad no daría paso a la posibilidad de un nuevo comienzo?
A través de cada palabra, Ana nos guía por un viaje emocional que transcurre en el espacio silencioso entre una herida expuesta y una nube oscura de desilusión. La danza íntima entre el desamor y la sanación se despliega con una elegancia conmovedora. En el eco de estas letras, descubrimos una invitación a la introspección:
Cuando decidí ver más allá de mis defectos, descubrí que existen mil formas de amar(me).
Una oportunidad para reflexionar sobre las cicatrices y permitir que la luz del amor propio ilumine el camino hacia una nueva oportunidad.
Este poemario no solo aborda el dolor, sino que también celebra la resiliencia y el crecimiento. “Jardín de piezas rotas” es un testimonio poético de que, incluso en la fragmentación, existe la posibilidad de una belleza pura y renovada.
Al sumergirte en estas páginas, te aseguro que encontrarás un espacio donde las heridas se convierten en pétalos y cada lágrima es un paso más hacia la reconstrucción del alma.
Shari Lithgow
PRIMERA PARTE
Hoy volví a usar el vestido negro que llevaba la noche en que nuestras manos se reconocieron por primera vez.
La ciudad enmudecía mientras la lluvia golpeaba los adoquinesy nuestras risas resonaban en cada rincón de aquel café.
Los abrazos detenían todo a su alrededor, y la certeza de que no existía mejor lugar que tu compañía me inundaba.
La diferencia es que hoy tú no estás y todavía no comprendo por qué al recordarte sigues causando estragos en mi pecho.
Confieso que he querido escribirte, pero el miedo a tu rechazo ha sido más fuerte que mis ganas, mi cobardía apaga mis acciones; a cántaros sigue lloviendo acá en mi habitación, el invierno se posó en mis ojos y las lágrimas no han dejado de caer.
Qué ganas de poder abrazarte y calmar esta soledad intensa. Qué ganas de mirarte y perderme en el calor de tu mirada.