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Estos textos de sabiduría, brillantes como joyas y escritos por uno de los grandes maestros espirituales de nuestro tiempo, nos permiten vivir la vida con mayor conciencia y profundidad espiritual. Esta experiencia de la presencia consciente y la claridad mental nos permite alcanzar la fortaleza de espíritu en todas las situaciones de la vida. La llama de la consciencia es como el sol resplandeciente: siempre ilumina y ahuyenta la oscuridad.
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Seitenzahl: 22
El ser humano está generalmente convencido de tener una conciencia. Pero la verdad es que »somos« un ser supraespacial y consciente.
Nuestro Ser Verdadero es una conciencia luminosa y absoluta, no nacida y sublime.
Tu Ser Verdadero es conciencia pura intemporal, consciente de sí misma, primordial. Es la omnipresencia de la conciencia que se extiende ilimitadamente como el sublime estado de base de la igualdad espontánea con todo el ser.
Así que tu verdadera identidad no es ser esto o aquello, sino ser »todo«.
La conciencia de un ser iluminado es multidimensional y está mucho más allá de cualquier comprensión conceptual.
Todo Despertado auténtico es un Buda y experimenta esencialmente la misma verdad que todos los Budas, aunque cada uno la revele a su manera particular.
Todos los Budas experimentan el mismo estado del ser: su conciencia es la experiencia luminosa y abarcadora de la esencia de todo.
Al confiar en tu naturaleza interior y divina, estás en el camino de la realización de tu Ser Verdadero.
Llevas la joya de la dicha dentro de ti, solo que la has olvidado. Recuerda tu verdadera naturaleza original y date cuenta de quién eres realmente. Sumérgete en tu yo más profundo y la gracia del Sol del Conocimiento brillará en tu interior.
Libertad interior significa liberarse interiormente de todas las identificaciones y apegos. Cuando dejamos atrás todas las carencias, la vida se nos muestra en toda su riqueza y nos colma.
Nos damos cuenta de que, en realidad, no podemos ganar ni perder nada, porque, en verdad, las cosas no tienen una existencia independiente y sustancial y son vacías. Porque todo es solo un sueño, un juego de ilusiones, un producto de la mente.
Viviendo en tu mente, no puedes conocer la omnipresencia de la Divinidad, sino solo la apariencia de formas externas y nombres arbitrarios.
Así, no puedes comprender la esencia de un árbol, una flor o un ser humano. Si quieres comprender el misterio del Ser, primero debes reconocer tu propio Ser Verdadero.
Esto significa liberarse de la visión unilateral del entendimiento.
La conciencia pura está más allá del tiempo y no está sujeta a cambios y transformaciones. Solo el pensamiento discriminante crea la experiencia de la temporalidad.
Pero cuando, en la conciencia del presente inmediato del Ahora, te liberas de tu identificación con el cuerpo, el pensamiento y el mundo exterior de la apariencia, vuelves a la conciencia pura.
Solo la conciencia pura y absoluta es real. Por ello, no puede ser objeto de investigación guiada por la mente, orientada hacia el exterior y, por tanto, limitada.
Todo lo que percibimos en el exterior está sujeto a cambios. Es irreal y transitorio porque no es la conciencia interior y pura de la eternidad intemporal.
La conciencia absoluta es como el sol que brilla intensamente: siempre da luz y disipa la oscuridad.