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Este clásico de la literatura Zen del siglo XII es uno los textos fundamentales y esenciales del budismo Zen. El libro muestra el camino espiritual hacia la realización, representado en imágenes y versos, a través de la historia de un pastor en busca de un buey perdido (su Yo Verdadero). Los valiosos comentarios del Maestro Zen Zensho son una expresión de su conciencia iluminada, extremadamente clara, muy descriptiva, fácil de entender y fiel a nuestra vida. Con su gran valor práctico son una guía única en el camino hacia la autorealización. Por primera vez, las esclarecedoras explicaciones de Zensho proporcionan un nuevo enfoque para una clara comprensión del misterioso significado de Las diez imágenes de los bueyes del Zen.
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Seitenzahl: 157
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Prefacio
Agradecimientos
Introducción
II. El descubrimiento de las huellas
III. Encontrando el buey
IV. La captura del buey
V. La doma del buey
VI. El regreso a casa a lomos del buey
VII. El buey está olvidado
VIII. Buey y pastor olvidados
IX. Regreso al origen
X. Entrar en el mercado con las manos abiertas
Contacto
Esta muy valiosa obra fundamental del budismo Zen es fruto del trabajo compartido y brillante de dos grandes maestros Zen, respectivamente de los siglos 12 y 21, y de uno de los más famosos pintores Zen japoneses de nuestro tiempo.
Sobre esta base toman forma las historias Zen y las observaciones del maestro Zen chino Kakuan Shien, que resultarían difíciles de entender sin los valiosos comentarios de un maestro Zen iluminado del presente. La razón de esta complejidad se puede encontrar en el extremadamente profundo y simbólico lenguaje que compone las maravillosas historias, y también en los comentarios de Kakuan, ambos llenos de poesía.
Las imágenes de los bueyes del Zen han sido publicadas en occidente en diversos libros a través de los años. Pero ninguno ha sido capaz de capturar y expresar el significado profundo de la obra. La razón esencial de esta deficiencia es que nunca será posible para una conciencia no iluminada presentar claramente al camino del Zen hacia la iluminación, sin conocer ella misma ese camino.
Es por eso que nosotros, los editores, nos sentimos afortunados porque Maestro Zen Zensho haya revisado y comentado en detalle ahora este muy importante libro sobre la práctica del Zen. Los comentarios de Zensho son una expresión de su conciencia iluminada. A menudo provocativos, directos, muy vívidos, fáciles de entender y fieles a la vida.
Por primera vez, los comentarios de Zensho dan al lector un acceso profundo a la clara comprensión de la misteriosa verdad contenida en las diez imágenes de los diez bueyes del Zen.
Sin esta explicaciones extremadamente valiosas de un maestro Zen de nuestro tiempo, que se fundamenta en la misma dimensión de la conciencia realizada que el Maestro Zen Kakuan del siglo 12, el significado profundo de esta obra sobresaliente de la literatura Zen estaría cerrado para nosotros.
Los comentarios de Zensho, que también manifiestan a los antiguos maestros chinos, son de gran valor práctico, una ayuda de orientación única y una fuente de inspiración inagotable.
El lector obtendrá un mayor beneficio del libro si hace repetidas pausas para permitir que lo leído se afiance en su interior. La profundidad de las afirmaciones contenidas en este libro será cada vez más clara gracias a la lectura repetida y aún más evidente de cara a su aplicación directa.
Que este libro ayude a quienes lo lean a darse cuenta de su ser inmortal y verdadero.
Las ilustraciones as de los bueyes presentadas en este libro, realizadas en tinta por el pintor japonés Jikihara Gyokusei, son ejemplos impresionantes de las pinceladas según el estilo tradicional chino Nanga.
Los editores y el Maestro Zen Zensho desean agradecer al Monasterio Zen Mountain, Mount Tremper, Nueva York, por su amable disposición y visto bueno a la impresión de las imágenes que permiten ahora hacer accesible al público en general este libro.
Zen
Este libro ste de práctica contemporánea del Zen es un clásico de la literatura Zen y es una de las obras fundamentales y esenciales del Budismo Zen. Es una guía extremadamente valiosa en el camino hacia la iluminación y una fuente inagotable de la misteriosa sabiduría del Zen.
De todas las representaciones de los diversos niveles de comprensión espiritual en el camino del Zen, ninguna es tan profunda y tan fascinante como la de los diez bueyes del Zen. El maestro Zen japonés Zenkei Shibayama (siglo XX) dice:
Desde los primeros tiempos del budismo Zen, hay varias escrituras para explicar la práctica y las enseñanzas del Zen. Sin embargo, no existía ningún libro que lo ilustrara tan clara y evidentemente como las “Imágenes de los diez bueyes del Zen”. Este explica y revela completamente la profunda verdad del Zen.
La representación simbólica del camino del Zen hacia la iluminación, basada en una historia que se muestra en las imágenes de un pastor en busca de su desaparecido buey, su Ser Verdadero, se remonta a la época de apogeo de la antigua China. La versión original de la serie de imágenes, que constaba de seis ilustraciones y ocho añadidas con posterioridad, fueron pintadas por los maestros budistas del Zen Soto, que argumentaban a favor de la iluminación progresiva.
Todas estas representaciones habían intentado de la misma manera mostrar el proceso continuo de entrenamiento Zen mediante un buey negro, que se volvía más blanco de una imagen a otra. El color negro aquí se refería a la mente manchada, contaminada por la ilusión mental.
Pero en el siglo 12, el maestro Zen chino Kakuan Shien lo pintó de nuevo en una versión con diez imágenes de los bueyes y agregó un comentario a cada imagen. Kakuan vivió y enseñó en el templo zen Liang-shan, Tingdschou, en China. Era la herencia espiritual del Maestro Zen Tai-sui Yüan-ching de la línea tradicional Lin-chi y perteneciente a la 12 generación de Lin-chi.
Las imágenes de los bueyes de Kakuan muestran, a diferencia de las representaciones anteriores, que no hay bueyes blanqueados: su buey permanece sin cambios en todas las imágenes, con su color negro. De esta manera expresa claramente que el espíritu original en realidad nunca fue contaminado porque es eternamente puro e inmutable.
Como resultado, Kakuan se eleva por encima de la antigua y limitada visión de los antiguos autores del libro de los bueyes y proclama:
La luz radiante de la Mente Única ha estado brillando por la eternidad atemporal y nada puede oscurecerla.
Esta es la idea central esencial, que se extiende como un hilo dorado a través del ingenioso trabajo de Kakuan de “Las imágenes de los bueyes del Zen”.
Sin embargo, esto no significa que las diez pinturas de los bueyes de Kakuan no ofrezcan un proceso de maduración mental. Pues su Zen es el dinámico meridional de Lin-chi, el Zen del conocimiento inmediato a través de la toma de conciencia de la mente hasta el completo despertar en la comprensión de la iluminación repentina.
Esta versión de las diez imágenes de los bueyes del Zen del Maestro Zen Kakuan ha sido ampliamente utilizada como una fuente de la profunda sabiduría Zen y una guía espiritual segura en Japón desde el período Ashikaga. Fue considerada como una escritura Zen esencial de valor único y visto como la versión más importante del libro de las imágenes de los bueyes.
Aunque las imágenes de los bueyes de Kakuan, que sirvieron como modelo para muchos pintores, se perdieron con el paso del tiempo, afortunadamente, sus grandes poemas de suma importancia se conservaron junto a las observaciones complementarias. Estos textos forman la base de este libro, junto con las ingeniosas pinturas a tinta del genial pintor Zen Jikihara Gyokusei (1904-2005).
Gyokusei es un pintor contemporáneo japonés muy apreciado, y practicó el Zen con el maestro Zenkai Shibayama. Sus pinturas a tinta, presentes en este libro, son ejemplos únicos de la pintura a pincel de Nanga según el estilo tradicional chino. Las pinturas, que respiran el espíritu del Zen, son una expresión del dominio de la pintura con tinta de Gyokusei y destacan por la singularidad de su pincelada.
Pero, ¿qué hizo que el Maestro Zen Kakuan agregara dos bueyes más a la versión del siglo 12, que contaba con ocho imágenes, creando una versión de diez imágenes de los bueyes? La secuencia de imágenes existente hasta el momento de los autores anteriores de las imágenes de los bueyes terminaba con el octavo cuadro, el círculo vacío, “Enso” -símbolo de la iluminación Zen-, como si el camino Zen terminará allí.
Pero Kakuan, como un auténtico maestro Zen completamente realizado, con sus dos imágenes añadidas y extremadamente significativas, avanza aún más allá de la idea limitada de la Iluminación. Su versión es pura, vive el Zen y va mucho más allá y alcanza mayor profundidad que las representaciones anteriores, que terminaban con la octava imagen del buey.
Así vemos en su novena imagen una hermosa naturaleza idílica como indicación de que el iluminado, en su comprensión de la visión clara y sin distintivos de la mente, vive en la plenitud que todo lo abarca del ser. En palabras de Kakuan:
Regresa al origen. Observa la aparición y el cambio mutable de todas las formas de vida en el mundo y vive en la tranquilidad de la no-acción.
En su despertar del sueño de nacimiento y muerte, pasa por encima de toda dualidad, y así cambia el mundo para él, en la vasta apertura de la sabiduría trascendente. Experimenta a todos los seres sin excepción como la realidad intemporal de la Mente Única, y si él actúa, todo lo que hace es el maravilloso acto de Buda.
En la décima y última imagen de los bueyes vemos cómo el iluminado entra al mercado, en el mundo, con una gran sonrisa en su cara. En su comprensión perfecta se mezcla, iluminado, con gran compasión y en completa libertad, con los hombres, liberándolos de su ignorancia que causa sufrimiento, para que se despierten a su Yo Verdadero. Por ello dice Kakuan:
A los propietarios de posadas y pescaderos les muestra la manera de despertar a su Yo Verdadero.
El Zen es el camino de la “iluminación repentina”. Esta es la característica esencial del Zen de los grandes maestros chinos antiguos como Hui-neng, Ma-tsu o Lin-chi sobre todas las demás enseñanzas del budismo. Pero debemos ser conscientes de que la iluminación repentina no ocurre por accidente, de manera abrupta, sin ninguna preparación mental.
La expresión “iluminación repentina” quiere decir más bien que la verdadera y directa ruta directa a la liberación Zen no está definida, como en la mayoría de las escuelas de pensamiento budista, de forma dogmática en etapas o niveles prescritos. Aferrarse a niveles preestablecidos suprime e incluso previene la capacidad creativa de comprensión intuitiva y directa, al tiempo que limita la mente libre.
En consecuencia, no debemos cometer el error de ver el orden sistemático de las imágenes de los bueyes de Kakuan como un camino gradual hacia la iluminación. Porque esto no se correspondería con el verdadero espíritu libre del Zen e incluso se opondría por completo a él. No pensamos de acuerdo al principio del Zen de la iluminación repentina cuando hablamos de un proceso progresivo de madurez espiritual.
El camino Zen del despertar a nuestro Ser Verdadero en el sentido de las diez imágenes de los bueyes presenta diversos grados de iluminación en un largo proceso de pureza de espíritu pero la iluminación llega bastante repentinamente, en un instante, tras un proceso prolongado de maduración mental.
En un momento, en un solo segundo dotado de importancia, la mente se expande hasta el infinito y nos abre a toda una nueva visión que transforma todo nuestro ser.
Así, en este libro, las diez imágenes de los bueyes del Zen de Kakuan nos muestran el “Camino Zen de la iluminación súbita a través de la comprensión espiritual”.
Primavera 2018
Zensho W. Kopp
Camino del Zen
Maestro Zen Kakuan Shien
Desolado, por el infinito desierto de este mundo
se abre camino entre la hierba alta en busca de su buey.
Innumerables ríos ha seguido, se desvió por los sinuosos caminos de las montañas distantes.
Completamente exhausto, su corazón está desesperado, no puede encontrar el buey.
En la niebla vespertina solo oye el canto de las cigarras.
El buey nunca se ha perdido realmente.
¿Por qué buscarlo? Solo por haberse separado de su verdadera naturaleza, no puede encontrarlo.
En la confusión de sus sentidos ha perdido su rastro en una extensión polvorienta. Lejos de su casa, se encuentra con una confusión de caminos. ¿Pero cuál es el correcto? El deseo de ganancias y el temor a la pérdida estallan como llama de fuego, y las ideas sobre el bien y mal se enfrentan unas contra otras como puntas de lanza en el campo de batalla.
Desolado, por el infinito desierto de este mundo se abre su camino entre la hierba alta en busca de su buey.
En el budismo Zen, el buey simboliza la realidad de nuestro Ser Verdadero. Cualquiera que salga en busca de su buey perdido está en el camino hacia su Verdadero Yo-Mismo, su naturaleza Buda inmanente. Esto se ilustra con fuerza en las diez imágenes de los bueyes al mostrar el camino a la liberación Zen desde el comienzo de la búsqueda espiritual hasta la perfección de la iluminación y la posterior acción de los iluminados en el mundo.
En todo ser y vida, la luz radiante de la Mente Única brilla como la realidad de nuestro Verdadero Yo-Mismo. Solo hay un Ser, la Mente Única, al lado de la cual nada más existe, es la única realidad en el centro más profundo de todos los seres vivientes y cosas.
Todos vivimos en unión directa con este, nuestro Ser Verdadero, nada podría estar más cerca. Como realidad autoexistente, siempre está presente en lo más profundo de cada ser humano. Es esa verdad universal y eterna que los grandes maestros iluminados de todas las religiones han proclamado durante milenios, para que el hombre despierte de su sueño de nacimiento y muerte y experimente su Ser Verdadero, no nato e inmortal.
En general, sin embargo, las personas están convencidas de que sus vidas comenzaron con el nacimiento y terminarán con la muerte. Pero este es un error enorme y fatal. Porque esto solo se aplica a nuestro cuerpo material. Sin embargo, la verdad del Zen es que el Verdadero Yo-Mismo, atemporal, es la realidad eterna de nuestro Ser Verdadero, que no ha nacido y no morirá.
Nuestro nacimiento no es el comienzo de la vida, porque nuestro Ser Verdadero precede al nacimiento, es decir, somos vida. Y si nuestro Ser Verdadero es anterior al nacimiento, permanecerá después de la muerte. La comprensión de nuestra naturaleza original e inmortal es el verdadero significado de nuestra vida y, por lo tanto, el objetivo más importante de nuestra existencia como seres humanos. Así, la percepción y el despertar a nuestro Ser Verdadero, no-nato e inmortal, es experiencia suprema de la vida.
Cualquier cosa que puedas lograr en tu vida, ya sea riqueza, prestigio o poder, siempre deja una sensación de insuficiencia e insatisfacción asociada a ella. Ninguna de estas cosas puede satisfacerte, y ninguna colma tus necesidades básicas, porque en realidad anhelas algo completamente diferente. Pero lo que anhelas y lo que buscas, sin saber exactamente lo que estás buscando, no se puede encontrar en el exterior, por mucho que lo intentes.
Solo puedes encontrarlo en ti mismo. Porque es tu verdadero destino experimentar en ti mismo la esencia misma de tu ser. Está siempre presente sin que lo sepas. Es por eso que Maestro Zen Kakuan comenta sobre la primera imagen de los bueyes:
El buey nunca se ha perdido realmente. Entonces, ¿qué estás buscando? Solo por la separación de tu verdadera naturaleza, no eres capaz de encontrarlo.
Un viejo refrán Zen dice: “¿Dónde buscas a tu buey cuando ya estás sentado sobre el buey que buscas?” La esencia mental más profunda es inherentemente dada por la naturaleza y no forma parte originalmente del reino de la comprensión. ¿Cómo podría perderse? Solo porque te has alejado de la realidad de tu Ser Verdadero, está tu espíritu buey perdido en la hierba alta, en la maraña de tu delirio mental. Esto también se muestra en el siguiente ejemplo:
Un monje Zen acude al maestro Zen chino Joshu (siglo 9) y le pregunta: “¿Cuál es el significado de que nuestro gran maestro Bodhidharma (siglo 6), el primer patriarca del Zen, llegara procedente del oeste?”
Joshu responde:
“Una vaca se escapó del establo”.
Las diez imágenes de los bueyes del Zen se basan solo en esta situación, que la vaca, el espíritu buey, ha escapado del establo de tu conciencia espiritual. Y ahora tienes que encontrar tu espíritu buey, es decir: tu Verdadero Yo-Mismo.
¿Quién soy yo? ¿Cuál es mi Verdadero Yo-Mismo? ¿Cuál es el auténtico significado de la vida? ¿Qué me pasa tras la muerte? Estas preguntas significan lo mismo que “la búsqueda del espíritu buey”, es la búsqueda de la realidad de tu Verdadero Yo-Mismo.
Si no encuentras una respuesta a estas preguntas tan esenciales en el sentido de una comprensión que brilla a través de todo tu ser, entonces has perdido completamente tu vida. Mientras no sepas quién y qué eres realmente en la razón más profunda de tu ser, todo lo que hagas y todas tus aspiraciones, de cualquier tipo, sin importar lo que alcances, serán completamente sin sentido, porque habrás vivido más allá del verdadero significado de la vida.
En la confusión de sus sentidos ha perdido su rastro en una extensión polvorienta.
En la externalización de tus sentidos, en el estupor de la rutina y en la inconsciencia indiferente, pasas tu vida obviando la esencia y te pierdes en las trivialidades de lo diario. Pero es más urgente que “ahora”, sin vacilación, emprendas la búsqueda de tu espíritu buey, tu Verdadero Yo-Mismo. De lo contrario, tu muerte solo será el final miserable de una vida desperdiciada. Al respecto, el maestro Zen chino Jung-chia (siglo 8) dijo las siguientes palabras admonitorias:
La cuestión de la vida y la muerte es importante, y la transitoriedad entre ambas se da con la rapidez de un rayo. ¿Cómo puede uno ocuparse de lo insustancial?
Desafortunadamente, la mayoría de las personas no responden por completo ante este hecho innegable, así que les falta comprender la necesidad de realizar una inversión espiritual. Pero si en tu vida presente encuentras un buen maestro espiritual mediante la acción de tu karma positivo, o incluso te encuentras con un maestro iluminado que te guía a tomar conciencia de tu Verdadero Yo-Mismo, esa es una gran bendición.
En este retorno a tu naturaleza olvidada, verdadera y divina, el anhelo de liberación surge en ti, porque te has dado cuenta de que careces de lo esencial. Te has perdido, y no recuerdas quién y qué eres realmente.
Esta es la situación de la primera imagen de los bueyes, en la que el pastor se dispone a encontrar a su espíritu buey perdido, su Ser Verdadero. Pero, ¿dónde debería buscar? En la confusión de sus sentidos ha perdido el rastro, la huella del buey en la extensión polvorienta de su ilusión espiritual y no conoce el camino. Entonces Kakuan dice:
Lejos de su casa, se encuentra con una confusión de caminos. ¿Pero cuál es el correcto?