La terapia familiar de tercer orden. Del amor indignado al diálogo solidario - Raúl Medina - E-Book

La terapia familiar de tercer orden. Del amor indignado al diálogo solidario E-Book

Raúl Medina

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Beschreibung

El antropólogo Gregory Bateson fue quien inspiró el modelo del tercer orden, por lo que su obra continúa siendo una fuente inagotable, madre nutricia de la terapia familiar. El foco de la terapia familiar de tercer orden es hacer conciencia de los sistemas de sistemas –contextos estructurales, socioeconómicos y culturales– que organizan los estilos de vida que interfieren con la salud. De manera magistral, esta nueva publicación de Raúl Medina integra la sabiduría sistémica con las teorías sociales, y en particular profundiza en una teoría sociocultural de la mente humana, el poder, las emociones y la familia, conjunto de conceptos desde donde se desprende el amor indignado, el diálogo solidario, la honestidad crítica y la familia de elección, como los ejes desde donde se teje la urdimbre –la trama– de esta propuesta clínica. La psicoterapia familiar de tercer orden inicia la exploración clínica con las siguientes preguntas: ¿qué llevó a esta familia a romper el diálogo?, ¿por qué no lo han podido restaurar?, ¿quiénes son los actores más significativos en la trama del síntoma?, ¿por qué esta familia vive condiciones de existencia intolerables y puedan aparecer como aceptables e incluso naturales? Se parte de la creencia de que la sintomatología o malestar personal es una respuesta a la pérdida del diálogo solidario familiar. Por ello, se generan pautas de maltrato y exclusión que impactan en la psique y el cuerpo de las personas. Ante esto, el propósito clínico es encontrar las atenuantes que condujeron al desencuentro familiar y comunitario y comprender los justificantes simbólicos de su malestar; y es ahí donde se hacen visibles los contenidos estructurales del malestar: pobreza, injusticia, marginación, exclusión y mitologías culturales. Para ello se apela al amor indignado y a la honestidad crítica de los consultantes para hacer conciencia y poner en perspectiva el papel que juegan en la construcción del malestar y el bienestar. Solo después de dicha conciencia de tercer orden es posible generar una resistencia terapéutica. Un gran aporte de esta obra es expandir a la familia más allá de las relaciones de parentesco, para reagruparse, acompañarse y cuidarse. Es en la familia de elección donde se encuentran y se generan los recursos socioemocionales, con mayor poder, para enfrentar a la estructura. El objetivo clínico final es que la familia restaure el diálogo solidario crítico y se empodere en su bienestar: el terapeuta es un colaborador que les apoyará a reencontrarse y reorganizarse, para que juntos resuelvan las vicisitudes contextuales. Sólo entre ellos un abrazo, el reconocimiento y acompañamiento tendrá efectos terapéuticos. En esta obra se encontrará una fuente rica de recursos psicoterapéuticos para psicólogos clínicos, comunitarios, sociales, educativos y de las organizaciones.

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Raúl MEDINA CENTENO

La terapia familiarde tercer orden

Del amor indignado al diálogo solidario

Fundada en 1920

Comunidad de Andalucía, 59. Bloque 3, 3ºC

28231 Las Rozas - Madrid - ESPAÑA

[email protected] – www.edmorata.es

© Raúl MEDINA CENTENO

Cualquier forma de reproducción, distribución, comunicación pública o transformación de esta obra solo puede ser realizada con la autorización de sus titulares, salvo excepción prevista por la ley. Diríjase a CEDRO (Centro Español de Derechos Reprográficos, www.cedro.org) si necesita fotocopiar, escanear o hacer copias digitales de algún fragmento de esta obra.

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Los casos y viñetas que se exponen como ejemplos, así como las descripciones de las personas que se incluyen, han sido modificados y mezclados para la mejor comprensión y para garantizar la confidencialidad de los pacientes.

Equipo editorial:

Paulo Cosín Fernández

Carmen Sánchez Mascaraque

Ana Peláez Sanz

© EDICIONES MORATA, S. L. (2022)

Comunidad de Andalucía, 59. Bloque 3, 3ºC

28231 Las Rozas (Madrid)

[email protected]

Derechos reservados

ISBNebook: 978-84-18381-77-5

Compuesto por: M. C. Casco Simancas

Diseño de la cubierta: Equipo TARAMO

Nota de la editorial

En Ediciones Morata estamos comprometidos con la innovación y tenemos el compromiso de ofrecer cada vez mayor número de títulos de nuestro catálogo en formato digital.

Consideramos fundamental ofrecerle un producto de calidad y que su experiencia de lectura sea agradable así como que el proceso de compra sea sencillo.

Por eso le pedimos que sea responsable, somos una editorial independiente que lleva desde 1920 en el sector y busca poder continuar su tarea en un futuro. Para ello dependemos de que gente como usted respete nuestros contenidos y haga un buen uso de los mismos.

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La Terapia Familiar (en adelante, TF) tiene ya muchos años de desarrollo y abundante bibliografía, aunque la mayoría de ella proviene del discurso dominante de origen inequívocamente anglosajón. Desde los primeros años de la difusión de la TF se comprobó la necesidad de adaptarla a los contextos culturales de los diferentes países. La actitud de las familias y de los psicoterapeutas, la “cultura terapéutica”, no es la misma. No es descabellado afirmar que buena parte de los modelos psicoterapéuticos utilizados hoy en día tienen su origen en la necesidad de adaptarse a los sistemas sanitarios de los países del “norte”, especialmente el de los EE.UU., modelos que no tienen necesariamente que encajar en los países del “sur” de Europa o de Iberoamérica. En ese sentido, la colección quiere seguir la línea de la Red Relates (www.redrelates.org), organización que agrupa a escuelas sistémicas latinoamericanas, uno de cuyos objetivos es “avanzar hacia la configuración de un modelo psicoterapéutico propio, coherente con las realidades “sur-europeas” y latinoamericanas, capaz de dialogar fructíferamente con los restantes modelos sistémicos.

Esta colección, abierta a propuestas de los autores latinoamericanos, quiere promover el intercambio entre los terapeutas familiares de lengua española y portuguesa, favoreciendo el desarrollo de una TF iberoamericana con sus propias características y señas de identidad, que respondan a las necesidades y contextos de donde se realiza más que al discurso dominante en el campo.

Los primeros textos de la Colección se ocuparon de temas que no han recibido suficiente atención por parte de la terapia familiar.

En el primero, Alfredo Canevaro, psiquiatra argentino y pionero de la Terapia Familiar iberoamericana, aborda el poco editado tema de la psicoterapia individual sistémica. El libro sintetiza la dilatada experiencia de su autor como psicoterapeuta: primero en Buenos Aires, en los años de mayor efervescencia de la psicoterapia, y después en Italia, donde actualmente reside. Canevaro integra, sobre la base del modelo sistémico, técnicas provenientes de otros modelos, en unas sesiones de gran intensidad relacional, en las que se utiliza a sí mismo de manera magistral.

El segundo título de la colección, del psicólogo clínico, profesor universitario, autor prolífico y director de la Escuela Sistémica Argentina, Marcelo R. Ceberio, toca otro tema que ha despertado poco o ningún interés en el campo de la psicoterapia: el de la atención a la “cuarta edad”, la “terapia de los ancianos del siglo XXI”. El cielo puede esperar. La 4ª edad. Ser anciano en el siglo XXIes un libro completísimo, que toca todos los aspectos de la atención a los ancianos en sus diversas facetas, incluida la psicoterapéutica, algo que se echaba mucho en falta. El profesor Ceberio muestra cómo la psicoterapia puede practicarse en cualquier momento, sin que la edad se erija en un obstáculo insalvable para su práctica.

El tercero, Familias obligadas, terapeutas forzosos de las profesoras de la Universidad de Coimbra Ana Paula Relvas y Luciana Sotero, fue el primero de la colección en incorporar autoras de lengua portuguesa. Con un rigor académico indudable, pero incorporando también la clínica psicoterapéutica, logran esa unión imbatible de los autores que investigan, y, además, practican la psicoterapia. Y el tema de la obra es apasionante y de gran actualidad: cómo desarrollar la alianza terapéutica incluso en las condiciones más complicadas, con familias obligadas a acudir a terapia, en las que con frecuencia el paciente identificado es un adolescente.

En el cuarto título, Terapias narrativas con familias multiproblemáticas: el cambio que viene, Ricardo Ramos, psiquiatra y miembro destacado del equipo docente de la Escuela de Terapia Familiar del Hospital de Sant Pau en Barcelona, nos habla de cómo abordar ese universo de familias complejas, con problemas diversos, atendidas por numerosos profesionales, a las que se adjudicó el dudoso título de “multiproblemáticas”. Y lo hace con una novedad interesante: aplicando las técnicas de las terapias narrativas. Efectivamente, la atención a estas familias era el dominio de la terapia estructural, siguiendo el modelo de “Families of the slums” de Minuchin, Montalvo y cols. Pero la Terapia Narrativa tiene vocación de universalidad, y se propone para intervenir en todo tipo de problemas, por lo que se echaba de menos su propuesta para este tipo de familias. Sus propuestas, siempre prácticas, guían al lector interesado en experimentar la terapia narrativa con estas familias tan presentes en la literatura y la práctica de la Terapia Familiar.

El número cinco de la colección, a cargo nuevamente del profesor Marcelo R. Ceberio, se dedica a un tema clásico en la Terapia Familiar, pero al que sin embargo se ha dedicado poca bibliografía: El genograma. Un viaje por las interacciones y juegos familiares. Este útil recurso psicoterapéutico, condensa en tan solo una hoja una rica y cuantiosa información que permite establecer relaciones transgeneracionales y realizar hipótesis que guiarán la intervención posterior. El libro analiza y desarrolla un modelo de genograma para su aplicación individual o grupal, proporcionando las herramientas técnicas necesarias para desarrollarlo.

El sexto es un libro largamente esperado, ya que resume toda una vida profesional. Su principal autor, Juan Luis Linares, es psiquiatra y psicólogo, director de la Escuela de Terapia Familiar del Hospital de Sant Pau en Barcelona, pionero de la Terapia Familiar en España, y autor prolífico e indispensable, de referencia en campo de la TF Sistémica. Su actividad profesional se ha desarrollado trabajando siempre en un hospital público con los psicóticos y sus familias, desarrollando una comprensión relacional de la esquizofrenia que en este libro se recoge, explica y desmenuza, con el acompañamiento de un puñado de magníficos colegas de su escuela, que de forma magistral le ayudan en el esfuerzo de hacer comprensible un fenómeno tan complejo como las bases relacionales del que es, sin duda, el trastorno más grave al que se enfrenta la salud mental. Terapia familiar de la psicosis. Entre la destriangulación y la reconfirmación, sin duda, un libro clave para entender las raíces relacionales de la esquizofrenia y comprobar la utilidad de la psicoterapia sistémico relacional en su tratamiento.

El séptimo título es un grueso volumen de más de 500 páginas que, coordinado por Raúl Medina, psicólogo social y director del Instituto Tzapopan de Terapia Familiar (México), Esteban Laso, psicoterapeuta y docente en el mismo instituto, y Eduardo Hernández, profesor de psicología en la universidad de Guadalajara (México), reúne a un numeroso grupo de autores, todos ellos terapeutas familiares vinculados a la Red Europea y Latinoamericana de escuelas sistémicas, Relates. Esta red, nacida con el objetivo de avanzar hacia un modelo propio de TF, coherente con las realidades latinoamericanas y de los países del sur de Europa, agrupa a más de 50 escuelas e institutos de formación en TF Sistémica, de 15 países diferentes. Está, así mismo, muy vinculada con esta colección de TF Iberoamericana, ya que los autores que la integran forman parte de Relates en su práctica totalidad. En este volumen, titulado El modelo sistémico ante el malestar contemporáneo, el lector encontrará una gran riqueza y variedad de propuestas e ideas para iluminar la práctica de la psicoterapia sistémica en el siglo XXI.

El siguiente título de la colección, el octavo, es un compendio de fascinantes viñetas clínicas extraídas de la práctica psicoterapéutica de su autor, Gianmarco Manfrida, psiquiatra y director del Centro Studi e Applicazione della Psicología Relazionale de Prato (Italia). El título del libro describe muy bien su contenido, La narración psicoterapéutica. Invención, persuasión y técnicas retóricas en Terapia relacional sistémica, y en el que el profesor Manfrida exhibe una cultura vastísima, mostrando de una manera muy práctica los recursos narrativos a los que puede acceder cualquier psicoterapeuta, no solo los que se identifican con esa corriente de la psicoterapia.

En el noveno título, Psicoterapia on line. Recursos tecnológicos en la clínica psicológica, aparece Gianmarco Manfrida, muy bien escoltado en esta ocasión por sus compañeras del Centro Studi, Erika Eisenberg y Valentina Albertini, además de otras interesantes colaboraciones. El libro aborda un tema de rabiosa actualidad, la Psicoterapia on line. Recursos tecnológicos en la clínica psicológica, recogiendo los diferentes recursos tecnológicos que, con mucho acierto, incorporan a la psicoterapia: el chat, los mensajes de texto, o las sesiones on line. Manfrida y sus colegas nos explican los cambios inevitables, el impacto que, sobre la terapia familiar sistémica tienen el desarrollo de internet, de las redes sociales, de sus posibilidades comunicativas tanto para la labor terapéutica como para la atención a emergencias. No dejan por ello de señalar los problemas éticos que pueden plantearse, y cuáles son las herramientas tecnológicas más efectivas, dentro del necesario mantenimiento de la confidencialidad de la relación terapéutica.

En el décimo, encontramos de nuevo a Juan Luis Linares, excelentemente acompañado por dos de sus colegas profesoras de la Escuela del Sant Pau, Teresa Moratalla y Ana Pérez, ambas psicólogas y terapeutas familiares con una larga experiencia, y con la colaboración de Javier Bou, psicólogo y director de Dictia Valencia, escuela de formación en Terapia Familiar. El libro, Las parejas interculturales, acoge un tema de indudable actualidad en este siglo XXI, mostrando las ventajas y dificultades de este tipo de parejas apoyándose en un buen número de interesantísimos casos extraídos de la dilatada experiencia de sus autores.

El undécimo aborda también otro tema de rabiosa actualidad, el de la reconstrucción familiar. El libro de Corina Ahlers, psicóloga, profesora del Instituto Familiar de Viena, fundadora del centro “Familieneu” dedicado al trabajo psicoterapéutico con familias reconstituidas, escrito con la colaboración de Roberto Pereira, psiquiatra, director de la Escuela Vasco-Navarra de Terapia Familiar y de esta colección, recoge la larga experiencia de los autores con este tipo de familias, en el caso de Corina no solo como terapeuta sino también en su propia vida. Familias reconstituidas en un mundo global: nuevos vínculos que desafían el mito de los lazos de sangre, describe muy bien a las familias reconstituidas, adaptándolas al siglo XXI, mostrando no solo sus principales dificultades sino también, a través de un gran número de viñetas clínicas, la manera de enfrentarse a ellas y ayudar a estas familias en la complejidad de su estructura y funcionamiento.

El duodécimo se enfrenta con valentía a dos temas de gran actualidad y en ocasiones centro de importantes polémicas: las interferencias parentales en la educación de los hijos tras una separación o divorcio y la violencia filio-parental. El libro, coordinado por Mariela Checa Caruana, psicóloga y directora clínica de la Asociación Filio, creadora y responsable del Servicio de Intervención Post-ruptura en los Juzgados de Familia de Málaga, vocal de Salud de la Sociedad española de VFP —SEVIFIP—, lleva por título De las interferencias parentales a la violencia filio parental. Manual práctico para un abordaje terapéutico. Su coordinadora está muy bien escoltada por grandes especialistas de ambos temas, procedentes tanto del ámbito jurídico como psicológico, con una nutrida presencia de miembros de SEVIFIP. Todos ellos desarrollan tanto un abordaje teórico de ambos problemas familiares, así como de la relación entre ellos, como la mejor forma de abordarlos desde las diversas facetas jurídicas y psicoterapéuticas.

En el número 13 titulado La selva del maltrato, Ricardo Ramos aborda con amplitud el difícil tema del maltrato infantil, en el que la intervención resulta tan imprescindible como delicada para unos profesionales que seguramente se van a sentir implicados emocionalmente en las dramáticas situaciones en las que tienen que intervenir. Esta necesidad de intervenir para reparar o aliviar las consecuencias del maltrato genera a veces una victimización secundaria, de complicado manejo. El libro analiza los distintos tipos de maltrato infantil, propone una variedad de prácticas de intervención psicosociales y terapéuticas, sin perder de vista el riesgo del rescate de los menores por el Sistema de Protección, tanto en acogimiento residencial, en familia extensa o en familia ajena, siempre con el objetivo final de la reunificación familiar.

Finalmente, el decimocuarto es el último libro publicado por un pionero de la Terapia Familiar europea e infatigable autor, Luigi Cancrini. Psiquiatra y psicoterapeuta sistémico-relacional, fundó uno de los centros de formación y psicoterapia familiar más antiguos de Europa —el Centro Studi di Terapia Familiare e Relazionale de Roma— con 14 subsedes más repartidas por toda Italia. Desde su jubilación como profesor de Psiquiatría de la Universidad la Sapienza de Roma, escribe y publica más que nunca. Este último libro suyo hasta la fecha lo dedica al tema de la adopción, causa de complicaciones familiares importantes en buena parte de los casos. Titulado El desafío de la adopción, lleva el subtítulo de Crónica de una terapia exitosa, ya que en él relata el caso de dos hermanos joven adoptados (el varón diagnosticado de Transtorno Límite), que siguen una larga y compleja terapia familiar que le sirve para reflexionar sobre este tipo de familias, que “son un gran experimento natural y un desafío particular para los psicoterapeutas”.

En el decimoquinto título que tienen entre sus manos encontramos de nuevo a Raúl Medina, fundador y presidente del Instituto Tzapopan de Terapia Familiar (México), miembro de la Junta Directiva de Relates y profesor-investigador de la Universidad de Guadalajara, que nos propone una vuelta a los orígenes del modelo sistémico batesoniano, y a la vez un salto adelante impulsando las terapias que denomina de tercer orden. Así ha titulado su libro, La terapia familiar de tercer orden. Del amor indignado al diálogo solidario, una reflexión crítica de la teoría y práctica psicoterapéutica que, en su opinión, no incluye los valores socioculturales en los que esta se desarrolla. En especial el texto pone en cuestión los modelos individualistas y neurocentristas. Su propuesta es la de una Terapia Familiar Crítica como psicoterapia de tercer orden, reivindicando lo emocional, y el diálogo solidario en una terapia narrativa y colaborativa.

Roberto PEREIRA

Febrero de 2022

No cedas; no bajes el tono,

no trates de hacerlo más lógico,

no edites tu alma de acuerdo a la moda.

Mejor, sigue sin piedad

tus observaciones más intensas.

Franz KAFKA

Esta publicación está dedicada a los consultantes

que se resisten mediante su malestar a los estilos

de vida que generan maltrato, violencia o exclusión.

Y acuden a terapia para encontrar juntos salidas

más humanas y dignas a su existencia.

Prólogo a dos géneros

Ella Lidia Karina MACÍAS-ESPARZA

Él Gianmarco MANFRIDA

Prefacio

Introducción

Vuelve el fantasma del movimiento antipsiquiátrico

Pensamiento de tercer orden en la terapia familiar

Una propuesta integradora: sistémica-socio-simbólica

Las emociones y el poder, los ejes del malestar o bienestar personales

La dignidad como postura para el diálogo terapéutico

El amor indignado como recurso para la reorganización familiar

El diálogo como objeto de estudio

El diálogo solidario

El diálogo solidario crítico

La honestidad crítica para una psicoterapia profunda

Invocar a la familia de elección como una provocación a la estructura

PARTE I: UNA REFLEXIÓN CRÍTICA EN TIEMPO DE PANDEMIA

CAPÍTULO 1. Aprendizajes sistémicos de la COVID-19

La necesidad socioemocional, más fuerte que la pandemia

Las patologías estructurales que visibilizó la pandemia

La deuda inconclusa de la equidad de género

La ecología no puede ser burlada

Conclusiones: pesimismo esperanzador

PARTE II: EL CONTEXTO. CRÍTICAS A LOS MODELOS INDIVIDUALISTAS Y NEUROCENTRISTAS

CAPÍTULO 2. En busca de la felicidad

La meritocracia

CAPÍTULO 3. Crítica a las psicologías populares enfocadas en el individualismo afectivo

La psicología positiva

El coaching personal

La resiliencia como atributo individual

CAPÍTULO 4. Crítica a la psiquiatría biologicista: entre la pseudociencia y el negocio farmacéutico

El enfermo mental y la medicación de la existencia

La psiquiatría biologicista en la mira

El neurocentrismo como lógica explicativa del comportamiento

Las inconsistencias científicas y metodológicas de la psiquiatría biologicista

Una sospecha aterradora

CAPÍTULO 5. El diagnóstico global de la sociedad neoliberal

Consecuencias y diagnóstico de la salud mental en la sociedad neoliberal del siglo XXI

Crítica a la política de salud mental orientada en la biología

PARTE III: EL PARADIGMA. EL PENSAMIENTO DE PRIMERO, SEGUNDO Y TERCER ORDEN: APRENDIZAJES Y CAMBIOS

CAPÍTULO 6. La terapia familiar sistémica

Aprendizaje I

Aprendizaje II

Aprendizaje III

Cambio de primer orden

Cambio de segundo orden

Cambio de tercer orden

Antecedentes del modelo sistémico de una terapia familiar de tercer orden

Los clásicos

Terapia familiar desde Latinoamérica

CAPÍTULO 7. De los sistemas a las patologías estructurales

La pobreza estructural que interfiere en la salud

Factores culturales que interfieren en la salud

La patología patriarcal

La patología clasista

La patología racista

La patología hiperconsumista

CAPÍTULO 8. Biología y “mente”: dinámicas de tercer orden

La epigenética: Una biología de tercer orden

La epigénesis y los síntomas psicológicos

La “mente”: una categoría de tercer orden

La “mente” como matriz sociocultural

El origen socio-simbólico de la conciencia y del sí mismo

La naturaleza social de los procesos psicológicos complejos

Wittgenstein: juegos de lenguaje y forma de vida como recurso de tercer orden

Juegos de lenguaje

Formas de vida

PARTE IV: LA PROPUESTA. LA TERAPIA FAMILIAR CRÍTICA COMO PSICOTERAPIA DE TERCER ORDEN

CAPÍTULO 9. Diagnóstico, bienvenida y el estilo de vida

Diagnóstico como conjetura y marco social organizado activo

El diagnóstico como recurso psicoterapéutico

Las conjeturas como eje del diálogo terapéutico

La bienvenida: Las reglas del contexto terapéutico

Explorando el estilo de vida de la familia

CAPÍTULO 10. El poder: una dimensión de tercer orden

El poder en la terapia familiar sistémica

El doble vínculo como un juego de poder

Simetría y complementariedad como forma de comunicación implícita en las relaciones familiares

Las enseñanzas de Haley sobre el poder y la organización en torno a la sintomatología

Las lealtades invisibles como organización de las relaciones de poder en la familia

Las fuerzas socio-simbólicas y tácticas del poder

El simbolismo polifacético del poder

Las tácticas del poder: Desde el fundamentalismo hasta la amabilidad

El poder simbólico de Bourdieu: Obediencia civil

La redefinición del poder como recurso liberador

Los efectos del poder en la intersubjetividad y la identidad

CAPÍTULO 11. La resistencia como recurso para enfrentar el poder: de la biología al contexto social

La resistencia biológica

La resistencia psicosocial

Caso de las “mil vírgenes”, primera parte

Caso de las “mil vírgenes”, segunda parte

Caso de las “mil vírgenes”, tercera parte

Caso de las “mil vírgenes”, cuarta parte

La locura como un acto de rebeldía ante el poder simbólico

Caso de las “mil vírgenes”, quinta parte

Resultados

CAPÍTULO 12. Las emociones: una matriz de tercer orden

Las emociones en la terapia familiar sistémica

Bowen: el sistema emocional, entre triángulos y patrones trigeneracionales

Whitaker y las experiencias emocionales

Virginia Satir y cómo comunicar las emociones

Linares y la nutrición relacional

Terapia en clave emocional: necesidades básicas y escenarios emocionales

El tercer orden como recurso para la terapia familiar con enfoque emocional

Caso: de la depresión infantil al amor indignado

Las emociones y la sociedad

El fundamento emocional del acto social y la identidad

El poder de las emociones sobre la racionalidad

La emoción como recurso epistemológico

Las emociones como instrumento del poder

Caso: de la depresión infantil al amor indignado

Patrones familiares implicados en la depresión

La ficción de la narrativa estructural: las emociones como problema individual

Caso: de la depresión infantil al amor indignado. El suicidio, un problema personal

Caso: diagnóstico de la depresión de Pedro

Caso: de la depresión infantil al amor indignado. Expandiendo la narrativa hacia las condiciones estructurales

Patologías estructurales: la precariedad laboral y la guerra contra el narco

La indignación como resistencia

El amor indignado

Caso: de la depresión infantil al amor indignado: el amor indignado que une a la familia

El amor indignado como método terapéutico para recuperar la salud

CAPÍTULO 13. El diálogo solidario

Modelos de terapia familiar que tienen como objeto de estudio e intervención los usos del lenguaje

La narrativa como poder, conocimiento y organización social

La terapia colaborativa y el rescate de la persona como experto

El equipo reflexivo desde la conversación abierta

El diálogo abierto de la Escuela de Finlandia

Diálogo como compresión en la coparticipación de hipótesis

La terapia desde las realidades compartidas

Modelo temático narrativo

Terapia comunitaria

El diálogo terapéutico: de los usos del lenguaje al diálogo solidario

El diálogo como constructor de la realidad psicosocial

El diálogo como contexto complejo de significados

El diálogo como un acto social

El diálogo como consciencia afectiva

El diálogo como constitución de la persona

El diálogo autorreferente crítico ético

El diálogo solidario

La solidaridad como acto colectivo

La solidaridad como un acto empático

Una historia fantástica

La sororidad como diálogo solidario

CAPÍTULO 14. El pensamiento crítico de tercer orden

La psicoterapia como contexto sociopolítico

La psicoterapia crítica como desactivador de las patologías estructurales

El compromiso ético del terapeuta

El diálogo solidario crítico

El cambio terapéutico: hacia la honestidad crítica

Caso la revelación de Carmen, primer contacto

Caso la revelación de Carmen, primera sesión

Caso la revelación de Carmen: motivo de consulta

Caso la revelación de Carmen: sesión solo con los padres

Caso la revelación de Carmen, primera observación: el cuerpo

Caso la revelación de Carmen: la devolución de la primera entrevista

Caso la revelación de Carmen, siguientes sesiones

Caso la revelación de Carmen, sesión solo con Carmen: la separación

Caso la revelación de Carmen, sesión con Carmen: reflexión autocrítica sobre la parentalidad

Resultados: la honestidad crítica como recurso terapéutico

El “sí mismo”, un constructo de segundo y tercer orden

El sí mismo agente como recurso de tercer orden

Invocar a la honestidad autocrítica como recurso psicoterapéutico

CAPÍTULO 15. La diversidad familiar en un mundo cambiante

De la familia extensa comunal a la familia nuclear heterosexual

La vida emocional de las familias extensas rurales

El surgimiento de la familia nuclear heterosexual

El ciclo vital de la familia nuclear heterosexual patriarcal como un mandato “natural”

Consecuencias psicosociales de la familia nuclear: la privatización de las emociones y la individuación de las necesidades y la identidad

El patriarcado como forma de vida

Las incongruencias metodológicas y peligros de la teoría social de la familia funcionalista

La familia: nuevas direcciones de investigación social

La revolución femenina y su impacto en las familias

La familia monoparental

La familia basada en la coparentalidad poliádica

Las familias reconstituidas o ensambladas

La familia de elección

La familia postradicional heterosexual solidaria

Pobreza estructural y familias excluidas del bienestar

La familia gitana

La familia extensa en zonas urbanas en países desarrollados

La familia marginada en países en desarrollo

Las familias multiparentales

La familia monoparental

La casa chica

Los aprendizajes de la diversidad familiar que surgen de la revolución femenina y las familias marginadas para una psicoterapia de tercer orden

CAPÍTULO 16. En busca de la familia de elección como recurso terapéutico de tercer orden

La familia de elección como un sistema autopoiético de resistencia

En busca de recursos para enfrentar la adversidad

Terapia familiar de tercer orden desde los discursos de tensión

Método para reconocer a la familia de elección

Caso Laura: de la familia de la casa chica a la familia de elección

Caso Laura, primera sesión: la historia con su padre biológico

Caso Laura, primera sesión: el síntoma

Caso Laura, primera sesión: devolución, legitimando emociones

Caso Laura, tercera sesión: en busca de padres efectivos

Caso Laura, tercera sesión: sentirse querida

Caso Laura, quinta sesión: evaluación de la demanda

Resultados

Expandir los lazos familiares para abrir el diálogo solidario

Bibliografía

Ella

Quien conoce a Raúl Medina sabe que no es retórica cuando dice que este libro es una invitación a todas las personas a conversar con él desde una posición abierta y crítica. Esta obra nos invita a re-pensar la psicoterapia y a dialogar genuinamente desde una perspectiva solidaria y reflexiva.

Por eso, abrir las páginas de este libro es sentarse a conversar con Raúl Medina, en una charla honesta y profunda, donde nos comparte sus ideas sobre la terapia de tercer orden y cómo el quehacer terapéutico debe también incluir la cultura y los problemas estructurales para entender el malestar individual y colectivo.

La reflexión crítica implica repensar los supuestos sobre los cuales se han desarrollado nuestras creencias y valores, la teoría y la práctica psicoterapéutica, pero esto no es sencillo ya que, como dice Michael Kimmel, el privilegio es invisible para quien lo tiene. Sin embargo, el autor ha podido trascender esa dificultad para compartir con nosotros un mapa que nos ayuda a sortear esas cegueras y privilegios que tenemos como terapeutas, y lo que es más importante, desde esta metamirada, reconocer cómo el clasismo, el machismo, el racismo y el hiperconsumo impregnan nuestra cultura y por ende, la teoría y práctica de la psicoterapia.

Leer de forma tan explícita estos señalamientos es una bocanada de aire fresco ya que, si bien la psicoterapia ha reconocido tímidamente y en voz bajita las patologías de las que se habla, la mayor parte del tiempo ha permanecido ciega a las injusticas sociales y al isomorfismo que se replica en las desigualdades en las relaciones.

Como menciona el autor, abordar y reconocer este desequilibrio de poder es hoy en día una habilidad clínica necesaria ya que, como terapeutas, no podemos permanecer neutrales en situaciones de injusticia. Tal como señala Desmond Tutu, si hacemos esto, en realidad estamos favoreciendo el lado del opresor, puesto que con nuestra falsa neutralidad contribuimos a mantener la desigualdad relacional y la injusticia social, convirtiéndonos así en cómplices del poder.

Entender y abordar los desequilibrios de poder relacional no es solo un problema ético, sino de buena práctica clínica y es, a la vez, una intervención social. Las y los terapeutas no estamos entrenados para identificar y abordar dichos desequilibrios —los cuales tienden a ser difíciles de ver— ni, por tanto, para conectar los problemas clínicos y de salud mental con problemas de poder relacional y justicia social.

Cuando reconocemos estas dificultades y cegueras se abre un abismo a nuestros pies y surgen muchas preguntas: si no podemos ser neutrales, entonces, ¿cuál es nuestra posición como terapeutas? ¿Cómo desafiar a nuestros pacientes a crecer mientras mantenemos la alianza? ¿Cómo mantenernos en el terreno de la psicoterapia y evitar caer en el adoctrinamiento? ¿Cómo poder indignarse ante las injusticias y desigualdades sin violentar a los demás? ¿Cómo hacer que el diálogo entre personas pueda convertirse en un encuentro solidario? ¿Cómo acompañar y desafiar a las y los consultantes que establecen relaciones desiguales, deshonestas y algunas veces, violentas, mientras reconocemos su dignidad y sus heridas? ¿Cómo hacerlo sin victimizarlos y sin desresponsabilizarlos?

En pocas palabras, ¿cómo ser psicoterapeutas éticos y amorosos, pero al mismo tiempo desafiantes, provocadores y en última instancia, eficaces?

A primera vista parece una empresa imposible y difícil de sortear. Muchas de nosotras, habiendo reconocido que la psicoterapia debe incluir estos principios nos hemos sentido en un punto muerto durante mucho tiempo, intentando resolver estos aparentes dilemas.

En esta obra, Raúl ha podido integrar estas piezas sueltas tal como si de un rompecabezas se tratara, desanudando las falsas dicotomías y presentando una propuesta de diálogo que es crítico, pero también reparador y solidario, una forma de vivir en resistencia inteligente, una indignación amorosa, una intervención emocional pero a la vez política. Y nos las hace patentes no como un simple oxímoron, sino con una metodología clara, con casos que nos ilustran el proceder. Raúl nos propone recursos claros para hacerlo, siempre reconociendo la dignidad humana de las personas, presentándonos el amor indignado y el diálogo solidario como un recurso terapéutico, siempre desde la ética del cuidado, como un acto colectivo de comunión y de colaboración mutua que ayude a reconstruir el amor y enfrentar solidariamente el maltrato y la exclusión.

Es una obra revolucionaria que da voz e incluye lo que hasta ahora había permanecido al margen, una mirada que desnuda los privilegios androcentristas, clasistas y eurocéntricos de la teoría y la práctica clínica. Así, en esta obra todas y todos nos podemos sentir identificados y a la vez validados, porque la crítica se hace desde la solidaridad y la dignidad. Sabemos que la justicia social y la igualdad no es un juego a suma cero, si bien implica un trabajo arduo que inspeccione nuestros privilegios, y nuestras cegueras y nos interpela a renunciar (si es que esto es posible) a ellos, es un paso en donde todas y todos salimos fortalecidos.

Así pues, esta es una obra profundamente ética y política que, como reiteradamente nos ha señalado también el autor, nos invita a hacer psicoterapia de tercer orden como una forma de “cambiar la sociedad, familia por familia” y “hasta que la dignidad se haga costumbre”.1

Lidia Karina MACÍAS-ESPARZA

Profesora Investigadora del Centro Universitario de la Ciénega de la Universidad de Guadalajara y colaboradora del Instituto Tzapopan, México.

Invierno del 2021

Él

El cuerpo conceptual de este trabajo y su contenido tienen que ver con un contexto inusual, que incluye la sociedad y la política en la práctica de la psicoterapia familiar. Hunde sus raíces en un enfoque crítico a la psiquiatría institucional y a la psicología individual. La terapia familiar de tercer orden se basa en una profunda cultura sociológica, política y filosófica, atestiguada por una cantidad infinita de referencias bibliográficas. Estos últimos se presentan con citas textuales, discutidas en detalle, y se extienden desde Bakunin hasta Bateson, solo para limitarse a una fracción relativa a una de las primeras letras del alfabeto. A estos se suman Cyrulnik, Foucault, Garfinkel, Goffman, Habermas, Haley, Kuhn, Linares, Maturana, Minuchin, Parsons, Sluzki, Speck, Szasz, Vygotsky, Watzlawick, White, Wittgenstein y Wundt, todos ellos son autores que debemos tener en cuenta, entre muchos otros. Dichos pensadores provienen de los más diversos sectores, desde la filosofía hasta la sociología, la política y la psicoterapia, suficientes para demostrar la amplia cultura de Raúl Medina y el esfuerzo de integración que ha puesto en esta obra.

En los años 60 y 70 del siglo pasado el movimiento anticonstitucional y antipsiquiátrico permitió la suspensión de los hospitales mentales y dio inicio a la asistencia territorial en la mayoría de los países del mundo de Occidente, permitiendo un enfoque más justo (así como más barato) de las necesidades de los sujetos socialmente débiles, quienes eran discriminados y marginados a partir de un diagnóstico de enfermedad mental. Yo mismo participé, en mis primeros años como psiquiatra, en el cierre de un hospital psiquiátrico en Florencia. Colaboré en el establecimiento de una red de clínicas que cubría un vasto territorio en Italia y muchos países, en la reintegración en familias o en la búsqueda de alojamiento lo más cercano posible a ellas de sujetos que habían pasado muchísimos años hospitalizados, en condiciones de exclusión y trato miserable.

Se podría decir que el movimiento antipsiquiátrico tuvo éxito, porque la primacía de la lectura política y de las ideológicas, que equiparaban la enfermedad mental con la opresión social y el cuidado de la liberación de los oprimidos, llevó a la desconfianza de cualquier técnica dirigida a hacerse cargo de los individuos, parejas y familias, especialmente a los que como patología principal se les diagnosticaba bajo la etiqueta de psicóticos. La psiquiatría biologicista fue considerada un subterfugio siniestro para controlar y normalizar a las personas y forjarlas para adaptarlas a un mundo capitalista excluyente y maltratante. Contextualizar al “enfermo” y restablecer sus lazos familiares llevó a muchos de ellos a resolver su malestar de forma “natural”. Mientras que muchos colegas desarrollaron carreras políticas que los llevarían al poder en los decenios siguientes, yo me dediqué a continuar con esta revolución antipsiquiátrica. Era todavía un joven psiquiatra que recientemente había conocido y había sido formado en el enfoque relacional/sistémico/familiar, y comencé a trabajar en la reunificación familiar y en la creación de lazos de redes en el barrio con pacientes poseedores de enfermedades mentales severas.

En 1979 participé en mi primer congreso que se llevó a cabo en el Hospital Psiquiátrico de Roma. Ahí presenté los resultados de una investigación sobre las familias campesinas en Toscana y la crisis de sus miembros en el período de posguerra. La perspectiva de tal investigación fue combinar factores sociológicos y políticos con la psicoterapia. Mi trabajo tuvo una buena aceptación; sin embargo, recibió fuertes críticas por parte de una autoridad psiquiátrica con poder. Este personaje —que se hacía llamar psiquiatra democrático, y evidentemente no lo era—, intervino para comparar despectivamente el espejo unidireccional de nosotros, los terapeutas familiares, con las rejas de las celdas de los hospitalizados en el asilo para mantenerlos en observación. No pudo comprender que lo que se estaba presentado era una propuesta alternativa más digna para trabajar con el malestar personal. Los resultados mostraban que era necesaria la liberación de los hospitalizados y el consiguiente control biológico férreo que profundizaba su malestar. La hospitalización implica un poder que maltrata y oprime. No pudo notar la clara diferencia de los contextos porque lo que se observó a través del espejo unidireccional no era un individuo o una familia, sino todo un sistema terapéutico.

Desgraciadamente en los años 80 volvió a prevalecer el modelo médico en su visión más rígida y biologicista ante la enfermedad mental, y provocó un rechazo y prejuicio ideológico en contra de las psicoterapias. Durante los siguientes cuarenta años y que aún persiste, lo anterior devino en una visión rígida que separa la psiquiatría y la psicoterapia, y entre psiquiatras y psicólogos, la docencia universitaria y la actividad profesional. Desde ese primer congreso en el que participé he manteniendo mis convicciones sociales y trabajo en los servicios públicos desde una psicoterapia en la que integro la sociología y la psicología. Mi convicción también fue continuar como psiquiatra primario, alejado de los políticos y administradores del poder.

Después de tantos años me estimula y me alegra encontrar en el libro de Raúl Medina el esfuerzo por integrar la política, la sociología y la psicoterapia de las que el famoso movimiento antipsiquiátrico italiano carecía en ese momento, a pesar de que Basaglia, a quien personalmente tuve la oportunidad de conocer, no se opuso, y de hecho lo esperaba.

Ampliando los contextos a tener en cuenta en el diagnóstico y la acción psicoterapéutica, Raúl Medina devuelve a la atención de la terapia familiar de tercer orden la mirada al nivel social, y por tanto, también político; no propone, como hace cincuenta años, una revolución política como cura definitiva de todos los males, incluso psicológicos, sino que se refiere al deber de los psicoterapeutas y consultantes a tomar conciencia del contexto social opresivo y desastroso en que viven y que influye en las disfunciones individuales y relacionales. Esta adquisición de conciencia colectiva no solo ayudará a unir a los miembros de la familia en un intercambio del problema y en un esfuerzo común para encontrar recursos, sino que reducirá los sentimientos de culpa, malentendidos, divisiones y separaciones. En esa orografía conceptual también será más accesible la vivencia de las relaciones interpersonales y las experiencias individuales.

Esta obra también es un recurso para los terapeutas que les permitirá ampliar la perspectiva para actuar con mayor eficacia y capacidad, con la finalidad de restaurar la confianza, la autoestima, el poder y la autonomía a los consultantes.

Poder vincular e integrar técnicas terapéuticas, teorías sociológicas y filosóficas de cambio social, incluso revolucionarias, es una gran hazaña que ha logrado Raúl Medina en esta publicación para saldar una vieja deuda de la antipsiquiatría, y proponer una integración capaz de conducir al cambio social a través de la intervención psicoterapéutica: las abundantes citas, las referencias culturales descritas en profundidad están ahí para atestiguar que también hay espacio para estos enfoques en un modelo de terapia que se ocupa de las relaciones entre las personas, que no conciernen solo a los individuos, sino que tienen lugar dentro de contextos sociales y culturales que estructuran, condicionan, distorsionan e influyen en el malestar personal e individual.

Conceptos como “amor indignado” o “diálogo solidario” están formados por palabras cuya carga semántica proviene de los dos campos, la psicoterapia familiar y la política/social. La terapia familiar de tercer orden que propone Medina trata de hacer visible y recomponer lo social y lo político en el mundo de la psicoterapia y viceversa. Un esfuerzo de unión creativa que requiere compromiso y coraje, y proporcionan una esperanza verdaderamente revolucionaria para contribuir a construir un mundo mejor.

En todo esto concuerdo con Raúl Medina. Nuestra actividad revolucionaria se enclava en nuestro quehacer cotidiano. A menudo digo a mis alumnos que, como jefe de los Servicios Psiquiátricos en Florencia, uno de los papeles sociales más importantes que he realizado para contribuir al mundo de la salud mental es haber formado a más de 600 jóvenes capaces y profesionales, todos ellos psicoterapeutas activos en el territorio toscano, en la prevención primaria de trastornos psíquicos con una perspectiva social y una sensibilidad humana.

De diferentes maneras, con diversas historias y habilidades —y tal vez, incluso intereses—, Raúl y yo luchamos en el mismo frente culturalmente revolucionario, por una sociedad más justa y equitativa, atentos a los contextos estructurales que se encuentran inmersos en las relaciones entre los seres humanos.

Cierro este prólogo del libro de Raúl Medina con la siguiente reflexión: fueron necesarios 150 años de pensadores, impresores, distribuidores de libros clandestinos y lectores, para que las ideas críticas nacidas en 1600 se generalizaran tanto como para haber producido la Revolución francesa y un cambio irrevocable del Viejo Mundo. Raúl y yo luchamos como servidores modestos, anónimos y promotores de estos ideales que enfocan lo relacional como de naturaleza social, sin pretensiones de ser reconocidos o recordados, pero con la convicción de dar sentido a nuestras vidas y ayudar a los demás para construir un mundo más humano, en el presente y, esperamos, también en el futuro.

Gianmarco MANFRIDA

Director del Centro de Estudios y Aplicaciones de Psicoterapia Relacional de Prato, Italia.

Invierno del 2021

1 Frase de Estela HERNÁNDEZ JIMÉNEZ, mujer mexicana indígena durante el discurso que ofreció en 2017, cuando el Gobierno mexicano le pidió una disculpa oficial por haber violado sus derechos humanos.

Gregory Bateson (1991) fue de nuevo quien inspiró el modelo del tercer orden, por lo que su obra continúa siendo una fuente de inspiración inagotable para la terapia familiar. Este trabajo es una extensión del libro Cambios modestos. Grandes revoluciones. Terapia familiar crítica (Medina, 2018a) publicado en primera edición, en 2011. Esta nueva publicación profundiza en una teoría sociocultural de la mente humana, el poder, las emociones y la familia, conjunto de conceptos desde donde se desprende el amor indignado, el diálogo solidario, la honestidad crítica y la familia de elección, como los ejes desde donde se teje la urdimbre de esta propuesta clínica.

El psicoterapeuta familiar de tercer orden no deja de sorprenderse de algunas familias que viven condiciones de existencia intolerables de maltrato que puedan parecer aceptables e incluso justificables por ellos mismos. Es por ello que la terapia familiar de tercer orden inicia la exploración clínica con las siguientes preguntas: ¿qué llevó a esta familia a romper el diálogo solidario que los cuidaba?, ¿por qué no lo han podido resolver sus diferencias?, ¿quiénes son los actores más significativos en la trama del síntoma? Partimos de la creencia de que la sintomatología o malestar personal es una respuesta a la pérdida del diálogo solidario familiar y comunitario. Por ello se generan pautas de maltrato y exclusión que impactan en la psique y el cuerpo de las personas. Ante esto, el propósito del foco clínico es encontrar las atenuantes que condujeron al desencuentro familiar y comunitario. Y es ahí donde se hacen visibles los contenidos estructurales del malestar. Desde esta perspectiva, la psicopatología se concibe como una resistencia al estilo de vida que practican la familia y la persona.

El foco de la terapia familiar de tercer orden es hacer conciencia de los sistemas de sistemas que organizan dichos estilos de vida que interfieren con la salud. En este momento, se hacen visibles dos contextos estructurales: los materiales institucionales y los ideológicos culturales. Los primeros se hacen presentes mediante la injusticia, la pobreza, las políticas precarias de bienestar y salud y el maltrato institucional, aspectos estructurales externos a la persona y la familia que los han llevado a la marginación y exclusión social; es, en suma, la zona estructural de preocupación familiar continua. La terapia familiar de tercer orden tiene la finalidad de hacerlos visibles, y por ello la indignación colectiva se convierte en un primer paso para afrontarlos.

Los factores estructurales de tipo sociocultural, a diferencia de los primeros, no son externos a la identidad y la familia. Se encuentran arraigados en sus pautas relacionales —probablemente por generaciones—, y es por lo que tienen un enorme poder en la construcción de microrrealidades. Son narrativas tácitas que se practican cotidianamente. Tienen poder normativo, no se negocian y se dan por buenas. Las miradas de reconocimiento mutuo y algunas necesidades se manifiestan desde esta contextualización. En otras palabras, los sistemas de los sistemas se encuentran arraigados en el reconocimiento intersubjetivo. Esto conduce a otra complejidad: la constitución de identidades colectivas, porque el reconocimiento es el fundamento de la autoaceptación de sí mismo. Por ejemplo, dentro de la cultura patriarcal se asume que las necesidades de los varones tienen prioridad sobre las necesidades de las mujeres. Se podría decir con ello que existe una desconfirmación estructural de género. En esta forma de concebir la relación en una familia de manera implícita se asumen roles, jerarquías, relaciones de poder, sentimientos y mandatos morales identitarios que organizan las necesidades personales, como casarse y tener hijos, para considerarse una mujer “plena” y “buena”. En este libro se visibilizan las creencias patriarcales, clasistas, racistas y el estilo de vida basado en el hiperconsumo. Estos se muestran y recrean en los elementos internos de la dinámica familiar y de la propia persona. La idea es exorcizar a la psicopatología, sacarla del cuerpo, del individuo, de la familia para ubicarla fuera de estas, es por ello que aquí se conceptualizan como patologías estructurales.

Desde esta perspectiva clínica, el poder se convierte en objeto de estudio fundamental, es decir, su importancia reside en el hecho de que es de orden estructural y simbólico y está arraigado tácitamente en la forma de vida, las pautas familiares, la nutrición relacional y las necesidades e identidad de las personas. Si el poder ha roto el diálogo solidario familiar y limitado la libertad de sus integrantes, la tarea es explorar el sentido del poder, la justificación que sus propios integrantes hacen de él. Aunque cabe señalar que la propia familia lo hace visible mediante el síntoma, el cual se concibe aquí como una resistencia al poder que excluye y maltrata, desde ahí se trabaja metodológicamente para reconocerlo y enfrentarlo.

Un fundamento sustantivo de la terapia familiar de tercer orden son las emociones, que se manifiestan y se encuentran interconectadas en todos los escenarios sociales. Las emociones proporcionan poder en las experiencias biográficas y las historias relacionales. Estas nos sitúan en el mundo social, nos hacen vernos en contexto desde la emocionalidad. Es la dimensión que detecta las contradicciones ideológicas que se muestran mediante el abuso, la hipocresía, las mentiras, el fingimiento y, precisamente por ello, conduce a que el cuerpo enferme y la mente se descoloque. Aquí se conciben las emociones como de tercer orden, es decir, no existe una emoción compleja sin cultura, sin familia, y por ello se hace necesario detectar su naturaleza estructural para reconocerlas y enfrentarlas con otras emociones. Es decir, contrastar los sentimientos de maltrato con los del amor, y buscar los recursos emocionales en las experiencias biográficas y relacionales de los consultantes.

Nuestro texto trata de revindicar al consultante como una persona digna, en otras palabras, si no existe un profundo respeto por la persona que viene a consulta no se puede dar el proceso terapéutico. Por ello, la dignificación se convierte en un recurso terapéutico que provoca la reflexión crítica sobre sí mismo y el lugar que ocupa la persona en el mundo cotidiano y estilo de vida donde participa, invita a repensarse en contexto desde una mirada humana y crítica para interactuar de otra manera con ese mundo.

Esta propuesta clínica se ha integrado a partir de varios textos publicados con anterioridad en revistas científicas, junto con otros inéditos, los cuales se enriquecen con varios casos clínicos y una historia biográfica. No obstante reconozco que esta publicación es el producto de un trabajo en colaboración, promovido por una reflexión crítica sostenida. Varios de ellos están en citas recurrentes que han inspirado tejer este modelo de psicoterapia. Por otra parte, están mis maestros y colegas más cercanos que han influido en mi pensamiento, en la convivencia académica y fraternal, en jornadas y en largas tertulias de sobremesa. De estos sobresalen Juan Luis Linares, Regina Giraldo, Carlos Sluzki, Pier Giorgio Semboloni, Ovidio Waldemar, Olga Falceto, Helena Centeno, Mauricio Andolfi, María Borca, Lia Mastropaolo, Natalia Pérez, Daniela Bertoncello, Christina Sutter, Iolanda D’Ascenzo, Ricardo Ramos, Alicia Moreno, Alejandra González, Leda Zamel, Fernando Rubano, Mateo Selvini, Alfredo Canevaro, Jaime Inclán, Félix Castillo, Carmen Campo, Ana Gómes, Marcelo Pakman, Marcelo Ceberio, Roberto Pereira, Ana Paula Relvas, Horacio Serebrinsky, Sandro Giovanazzi, María Teresa Moratalla, José Antonio Pérez del Solar, Jorge Colapinto, Mauricio Coletti, Mariana Pinillos, Gissela Echeverría, Dunia Cayo, José Bladeon y muchos más. También, compañeros de la Universidad de Guadalajara y el Instituto Tzapopan en México: Karla Alejandra Contreras, Eduardo Hernández, Juan Carlos Gutiérrez, Esteban Laso, Cecilia Morquecho, Rafael Vizcarra, Alejandro Castro, Cendy Muñoz, Margarita Muñoz, Betty Tamez, Tanya Méndez, Tania Zohn entre otros.

Aunque he de reconocer que son mis alumnos, alumnas y mis consultantes los que más me provocan y retan constantemente a repensar el modelo y la práctica clínica, y son una fuente de aprendizaje constante, por ello reconozco en todos ellos su sabiduría. Mi alta gratitud para el conjunto de colaboradores que, sin proponérselo, han enriquecido el conjunto de nociones y problemas que he vertido en este libro.

Un especial agradecimiento a Gianmarco Manfrida y Lidia Macías-Esparza quienes se tomaron el tiempo de leer esta publicación para verter en “dos géneros” el prólogo. Igualmente, a Sergio Sandoval y Roberto Castelán, quienes me retroalimentaron en el tema del poder. A Armando Valle en la narrativa, y a Liliana Ramos con su trabajo preciso de ordenar el texto. A Alejandro Vargas, quien imprimió a la escritura un estilo peculiar y comunicable.

Por último, van unas palabras de gratitud a mi amiga y colega Laura Gutiérrez Fraire, quien me compartió el concepto de amor indignado. En el prólogo de la segunda edición del libro Cambios modestos. Grandes revoluciones. Terapia familiar crítica, interpreta que lo que busca la terapia familiar crítica es la indignación, pero no una de características violentas, sino de aquellas que tienen principios esencialmente amorosos. Aquí transformamos su regalo conceptual en un recurso psicoterapéutico colectivo.

Este texto no solo es una provocación, sino también una invitación a los lectores a conversar conmigo desde una posición abierta, crítica y honesta, para seguir colaborando juntos en comprender la trama que envuelve el malestar personal y proponer caminos dignos para enfrentarlo.

Raúl MEDINA CENTENO

Invierno de 2021

Todas las psicoterapias contienen, de manera implícita o explícita, un repertorio de creencias desde donde se organizan y dan sentido al trabajo clínico. La terapia familiar crítica de tercer orden no es, de ninguna manera, la excepción. Aquí partimos de la creencia de que la sintomatología o malestar personal es una respuesta a la falta de diálogo solidario familiar, y por ello se generan pautas de maltrato y exclusión que impactan en la psique y el cuerpo de las personas. Ante ello, la exploración clínica se enfoca en qué y por qué condujo a esta familia a romper con el diálogo. En general, esta publicación se propone navegar en las pautas que conectan y el sentido simbólico del desencuentro familiar que condujo al malestar individual. Para ello, nos enfocamos en el papel que juegan en este desencuentro y malestar los sistemas de sistemas, la estructura.

Vuelve el fantasma del movimiento antipsiquiátrico

Aparece de nuevo la vieja dicotomía entre lo micro y lo macro, en esta ocasión en el campo clínico. Poner en el centro de nuestra mirada la sintomatología psicológica como patología estructural implica un gran reto paradigmático, no solo porque se reconozca tal vínculo sino, sobre todo, por trabajar clínicamente con esa conciencia de los sistemas de sistemas.

En principio se debe reconocer que existen antecedentes de una psicoterapia que hace ver que el malestar personal es de naturaleza estructural: el movimiento antipsiquiátrico de los años sesenta del siglo XX, promovido por Basaglia (1980), Laing (1992), Laing y Cooper (1973), Laing y Esterson (1980), Szasz (1982), Berlinguer (1977), Bastide (2005), y muchos más.

Estos no solo referían la responsabilidad estructural en el malestar personal. También lo denunciaban, sobre todo por la forma en que la psiquiatría biologicista trataba la sintomatología. Por ejemplo, Basaglia (1980) mencionaba que bajo toda enfermedad psíquica hay un conflicto social. Al respecto, Bastide (2005) —en un texto de 1965— menciona que “el “loco” es la expresión de la mala conciencia de una sociedad que niega ciertos valores y necesidades fundamentales de las personas.

Berlinguer (1977), por su parte, señala que:

…no se pude separar el cuerpo de la psique, y esta de las condiciones socioemocionales donde interactúa. Y es la violencia entre hombres y mujeres lo que genera daño al cuerpo —cerebro–psique— las cuales están dentro de un marco socioeconómico y político de referencia que clasifica e impone las reglas de las relaciones. La neurosis del individuo es el paroxismo de un conflicto colectivo […] la neurosis de un individuo es siempre […] el síntoma de una enfermedad de la sociedad (pág. 24).

Y concluye: cualquier malestar psíquico tratado como una enfermedad biológica —genes o cerebro— o de causa individual —carácter débil, causado por un trauma, baja autoestima, falta de resiliencia, débil mental, etc.— donde aparecen los medicamentos y psicoterapias mágicas que culpabilizan al cuerpo y al individuo, nunca permitirán ver la dimensión ética, moral y social del malestar personal.

Laing y Esterson (1980), en 1963 llevaron un estudio pionero donde participaron once familias con un miembro esquizofrénico y obtuvieron los siguientes resultados: “La existencia y la conducta de los esquizofrénicos es mucho más comprensible, desde el punto de vista social, de lo que han supuesto la mayoría de los psiquiatras” (pág. 19).

En la actualidad, el fantasma del movimiento antipsiquiátrico confirma sus conjeturas sobre la locura. Al respecto, Botwin (2019) menciona que la mayor parte del sufrimiento psíquico procede del sistema socioeconómico. El problema de todo esto es creer que debemos corregir algo de nuestra personalidad, convertirla en problema y sustituirla por mecanismos más adaptativos para el sistema.

Por ejemplo, Botwin señala que el malestar individual se encuentra, por un lado, en la explotación laboral en la que estamos inmersos y, por otro, esa especie de obligación de la felicidad impuesta:

El tratamiento del malestar, fruto de los ritmos vitales, de la precariedad económica, se termina patologizando y medicalizando. Las personas que acuden a servicios de salud mental no hacen más que aumentar, y la ingesta masiva de fármacos parece una epidemia. Los laboratorios se frotan las manos, y los que sacan tajada del sufrimiento —como la autoayuda— también. Hay drogas para todo, para dormir después del estrés de un despido o de la incertidumbre vital, y drogas para aguantar jornadas interminables. Antidepresivos para salir de la cama y ansiolíticos para volver a ella.

(BOTWIN, 2019)

Foucault (1986), en su obra Historia de la locura, supo reconocer la raíz del problema. El origen de la cultura que enfoca el malestar en la biología de los individuos fue haber situado, ontológica y epistemológicamente, a la enfermedad mental en el siglo XIX como si fuera una patología médica. La tecnología y la metodología de intervención se remiten al cuerpo y la psique como variables independientes, como si fueran productos empaquetados al vacío. Al respecto Szasz en 1961 (1982), en una revisión sobre la evolución histórica de la psiquiatría, distingue diversas formas de esta: una científica y social, que intenta reconocer el problema desde los juegos y relaciones de la gente en su vida cotidiana, para desde ahí intervenir, mientras que hay otra que proliferó a partir de finales del siglo XIX y se instauró con mayor poder, una psiquiatría orientada a la manipulación social, la cual tiende a castigar, drogar, coaccionar o influir en la gente, induciéndola a jugar un papel desde el control, un error terrible de la historia de la enfermedad mental que ha generado infinidad de maltrato y que hoy es posible revertir.

Pensamiento de tercer orden en la terapia familiar

La terapia familiar sistémica abre el camino para un tercer orden, inspirado por el maestro Bateson (1991), lo que implica un cambio de paradigma; un salto que no se ha querido dar por largo tiempo. Siempre hubo declaraciones de la importancia de la estructura en el malestar individual y familiar, y salvo honrosas excepciones, nunca se pasó la frontera, solo eran declaraciones bien intencionadas. La búsqueda de las pautas que nos conectan estaba acotada en el espacio familiar, de ahí el término terapia familiar. Tercer orden implica pasar la valla y tomar en serio los intercontextos del malestar o, expresado de otra forma, es darnos permiso para explorar aquellos sistemas no familiares que están presentes en el malestar, desde cuestiones estructurales, como la pobreza y la marginación, hasta las mitologías en las que, paradójicamente, la misma familia representa en su cotidianidad, como el patriarcado, el clasismo, el racismo y actualmente el hiperconsumismo. También están los impactos en la identidad de la revolución electrónica, modificando cualitativamente los estilos de vida. Siempre eran propuestas que se catalogaban como utópicas o simplemente expresiones de denuncia. Pues ya tenemos permiso. McDowell y col. en el 2019 publican en Family Process