Procesos de moda multifocal - Diego Labrin - E-Book

Procesos de moda multifocal E-Book

Diego Labrin

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Beschreibung

La moda y el indumento se encuentran en constante evolución y permanentes cambios. Gracias a las herramientas digitales y a la globalización, las tendencias son compartidas, expandidas y desarrolladas de modos más ágiles y rápidos alrededor del mundo. En Latinoamérica, crece una forma disruptiva de abordar la moda y la indumentaria a través de conceptos que desafían lo normalizado y tradicional. Procesos de moda multifocal de Diego Labrin, es un libro que explora y describe una metodología abierta que se ha construido para evolucionar de manera colectiva a partir del análisis de distintos proyectos de moda de varios lugares de Latinoamérica. Asimismo, la publicación tiene como base diversas propuestas desde los campos del diseño, conocimiento científico, social, artístico y presenta evidencias de esta metodología en los trabajos de estudiantes. En esta obra, Labrin destaca la multiplicidad de referentes teóricos con los cuales asocia al cambio de paradigma que se requiere para el traspaso de la moda y del indumento hacia su nueva función y lugar en una sociedad contemporánea.

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© Universidad Peruana de Ciencias Aplicadas (UPC)

Impreso en el Perú – Printed in Perú

Autor: Diego Labrin

Edición: Diana Félix

Corrección de estilo: Claudia Prieto

Diseño de cubierta: Daniela Choroco (Red)

Diagramación: Daniela Choroco (Red)

Fotografía del autor: @rafaroeder para

@rebelle_women

Editado por:

Universidad Peruana de Ciencias Aplicadas S. A. C.

Av. Alonso de Molina 1611, Lima 33 (Perú)

Teléfono: 313-3333

www.upc.edu.pe

Primera edición: febrero de 2019

Versión ebook: marzo de 2019

Distribuido por: Saxo.com Perú S.A.C.

http://yopublico.saxo.com

Telf: 51-1-221-9998

Calle Dos de Mayo 534, oficina 304

Miraflores, Lima - Perú

Universidad Peruana de Ciencias Aplicadas (UPC)

Centro de información

Labrin, Diego. Proceso de moda multifocal. Aproximaciones teóricas y prácticas sobre indumentaria latinoamericana en el siglo xxi.

Lima: Universidad Peruana de Ciencias Aplicadas (UPC), 2019

ISBN (versión impresa): 978-612-318-200-7 ISBN (versión PDF): 978-612-318-204-5 ISBN (versión e-pub): 978-612-318-203-8

MODA, DISEÑO DE MODA, DISEÑO TEXTIL, SIGLO XXI, AMÉRICA LATINA

746.920905 LABR

DOI:http://dx.doi.org/10.19083/978-612-318-200-7

Registro de Proyecto Editorial en la Biblioteca Nacional del Perú nro. 31501401900128

Hecho el Depósito Legal en la Biblioteca Nacional del Perú n°. 2019-01709

La publicación fue sometida al proceso de arbitraje o revisión de pares antes de su divulgación.

Todos los derechos reservados. Esta publicación no puede ser reproducida, ni en todo ni en parte, ni registrada en o transmitida por un sistema de recuperación de información, en ninguna forma ni por ningún medio, sea mecánico, fotoquímico, electrónico, magnético, electroóptico, por fotocopia o cualquier otro, sin el permiso previo, por escrito, de la editorial.

El contenido de este libro es responsabilidad del autor y no refleja necesariamente la opinión de los editores.

EL PORQUÉ DE ESTO, AHORA

2019

dos mil diecinueve

C

ada año que transcurre, contamos el tiempo que nos distanciamos de sistemas y ejes arcaicos. A 19 años de comenzar un nuevo milenio en este planeta, es momento de tornarnos existencialistas para cuestionarnos y revisar qué es el indumento:

"el por qué de esto,ahora".

En nuestra región, los métodos y procesos por los cuales se ha desarrollado la moda (indumentaria) como una profesión y un oficio han respondido, normalmente, a modelos que no necesariamente reflejan nuestro contexto cultural y planetario actual. Seguramente, el lector pensará que esta introducción corta es una propuesta para romper un paradigma establecido y normalizado. Lo es. Si cavamos profundamente, descubriremos las capas y capas de información que los indumentos y las imágenes transmiten. La creación de la indumentaria forma parte de la configuración de los mundos sociales y nos revela mensajes sobre el entorno idiosincrático global que experimentamos. La actual herramienta indumentaria se analiza desde perspectivas paralelas e interdisciplinarias, lo cual enriquece el estudio y el propósito de las tendencias en el ámbito del diseño de modas.

Así, este proyecto desdibuja ideas preconcebidas y superficiales sobre los procesos de moda multifocal y, más bien, explora y profundiza en los cuestionamientos del proceso creativo de la indumentaria, sus inspiraciones, sus pasos, su ejecución y por qué conocer esto ahora.

E

lizabeth Tunstall (2013), antropóloga de diseño estadounidense, en su ensayo “Decolonizing Design Innovation: Design Anthropology, Critical Anthropology, and Indigenous Knowledge”, publicado en el libro Design anthropology: Theory and practice, expone la importancia de “descolonizar” el diseño de los mismos lugares de los que la sociedad occidental lo ha generado, en ciudades como París, Milán y Nueva York. Además, la autora enfatiza sobre las maneras descontextualizadas en las que sociedades como la asiática, la africana o la mexicana han adoptado ciertos modelos de diseño y los han aplicado en sus propios contextos, sin considerar que estas maneras no responden a un real entendimiento de sus necesidades como industria local y regional (Asia, África y América Latina, respectivamente), sino todo lo contrario. Por ello, se destacan propuestas de modelos descolonizantes que entablen diálogos entre sí y empiecen, empírica y teóricamente, a retroalimentarse y construir estructuras más plásticas o líquidas, como diría Zygmunt Bauman.

Por lo tanto, Tunstall (2013) afirma que, al descolonizar nuestro diseño, permitimos que dialogue con un cambio dramático sobre cómo nos percibimos como sociedad: ¿qué proponemos? No nos vemos, entonces, como una sociedad que solo sigue (pasivamente) modelos no relacionados con la forma en que creamos nuestras civilizaciones.

Es clave agregar que la antropóloga sugiere un cambio en las metodologías y en los sistemas que ponderen el valor humano, la característica tangible de dichos sistemas y la alineación de estos con las experiencias de las personas de los mismos lugares en donde se realizan. Es decir, una teoría explícita que responda a los mismos contextos donde son aprendidos. Una teoría basada en nuestras prácticas sociales y cotidianas.

Las futuras acciones del diseño latinoamericano —y de la innovación en sus procesos teóricos y prácticos— deben considerar la estructura de sus sociedades, su historia (precolonialista), sus ideales y sus preferencias como un punto de partida para diagramar y conceptualizar aproximaciones imaginativas hacia un real cambio de paradigma, asociado directamente a lo que precisamos a nivel local, regional y global. Por ello, efectuar este cambio, es absolutamente imprescindible la cooperación, la empatía y las nuevas metodologías para teorizar nuestras prácticas sociales.

Siglo xxiEra digitalizada. Es una era complicada. ¿Qué era no lo fue? Incluso, más complicada para pensar en el futuro. ¿Será por eso que vivimos de instantes presentes archivados en arcas de memoria que son externas a nosotros?

Podría ser. No lo sabemos íntegramente, eso está claro. Además, intentar responder concretamente a preguntas como estas sería un craso error de mi parte. No obstante, lo que sí sabemos es que esta Era se caracteriza por ser vertiginosamente instantánea yanclarse particularmente en el presente (¿tecnófilo?) antes que en preocupaciones anticipadas. También es la era del consumo rápido, de la ligereza, de lo efímero (Lipovetsky, 2016) y de la cultura de la convergencia mediática (Jenkins, 2006), donde todo es inmediato.

Los semiólogos e investigadores peruanos Juan Biondi y Eduardo Zapata (2017), en su libro Nómades electronales, arguyen que pasamos del pensamiento lineal o secuencial, propiciado por el alfabeto, al simultáneo o visual, generado por la tecnología de la información que definen como “electronal”. Así, según su juicio, todos nos convertimos en ciudadanos empoderados que no solamente consumimos signos ajenos, sino que también producimos los propios. Los objetos tienen su propia agencia. Es un traspaso hacia un modo mucho más democratizador y menos déspota de la producción del saber y de la información, y de su asimilación y propagación.

Por su parte, el escritor y profesor de escritura Kenneth Goldsmith (2015), en su fascinante texto Escritura no-creativa, determina que es, justamente, en ese traspaso de un tipo de producción a otra que la internet y el hipervínculo cambiaron dramáticamente la manera en que se desarrollan la escritura (también la lectura) y otras áreas de la cultura globalizada. Es decir, la manera en que codificamos información y la decodificamos se rige íntegramente por el contexto histórico-cultural, en el cual los seres humanos somos partícipes. Este investigador de los nuevos usos de la escritura concluye que la obsolescencia de sistemas de información y expresión y la aparición de nuevas modalidades son una de las pocas constantes en el modo en que los humanos existimos: el cambio en nuestros modos de pensar y de hacer. El ser humano teme enfrentarse a lo desconocido, pero tiene que hacerlo, porque es su libertad. Libertad de cambio.

“A medida que la información se mueve con más velocidad y tenemos que manejar cada vez mayores cantidades, nos atraen fragmentos más pequeños” (Goldsmith, 2015, p. 253).

En la cita de Goldsmith, se identifican dos variables claras en el cambio del manejo de la información: la cantidad de la información que consumimos y la velocidad con la que hacemos. Ambas variables se mueven en intervalos paralelos que reformulan cómo percibimos dicha información (visual, sensorial y alfabética) y de qué maneras se debe organizar para percibirla en este contexto digital.

Nicholas Carr es un escritor estadounidense especializado en tecnología, negocios y cultura, así como colaborador de la revista especializada en management Harvard Business Review. Carr (2011), en su libro Superficiales: ¿qué está haciendo internet con nuestras mentes?, que le valió ser finalista de un Premio Pulitzer, realiza una serie de revisiones científicas sobre este precepto. Cuenta que, en la década de 1970, muchos padres se opusieron a que se permitiera el uso de calculadoras portátiles en las escuelas. sin embargo, muchos estudiantes lograron un aprendizaje mucho más profundo de los principios básicos de los ejercicios que calculaban. Este hecho, sostiene el autor, se expone actualmente para defender nuestra creciente (exponencialmente) dependencia de las bases de datos online (big data) como algo liberador y benigno. Así, relata que “los que celebran la ´externalización´ de la memoria a la Web se han dejado engañar por una metáfora. Pasan por alto la naturaleza fundamentalmente orgánica de la memoria biológica” (p. 232).

Por el contrario, Carr (2011) afirma:

“La Web surte un efecto muy diferente. Impone más presión a nuestra memoria de trabajo, no sólo desviando recursos de nuestras facultades de razonamiento superior, sino también obstruyendo la consolidación de la memoria y el desarrollo de esquemas a largo plazo. La calculadora, una herramienta potente pero altamente especializada, resultó ser una ayuda para la memoria. La Web es una tecnología para el olvido” (p. 234).

Carr (2011) agrega que la clave de la consolidación de la memoria a largo plazo (aprendizaje) es la atención:

“(…) cuanto más usemos la Web, más entrenamos nuestro cerebro para distraerse, para procesar la información muy rápidamente y de manera muy eficiente, pero sin atención sostenida. Esto ayuda a explicar por qué a muchos de nosotros nos resulta difícil concentrarnos incluso cuando estamos lejos de los ordenadores. Nuestro cerebro se ha convertido en un experto en olvido, un inepto para el recuerdo” (p. 236).

El crítico escritor del sistema económico y cultural estadounidense David Foster Wallace (2005, como se citó en Carr, 2011,p. 236) expone que:

“Aprender a pensar en realidad significa aprender a ejercer control sobre cómo y qué pensar (…). Significa ser suficientemente consciente para elegir a qué prestar atención, cómo construir significado a partir de la experiencia. Renunciar a ese control significa quedarse corroído por la constante sensación de haber poseído y perdido algo infinito”.

Asimismo, el antropólogo francés y estadounidense Pascal Boyer, especializado en la ciencia cognitiva de las religiones (2009, como se citó en Carr, 2011, p. 238), enfatiza en el riesgo que supone la internet de convertirnos en una cultura superficial, debido a cómo la cultura se renueva en las mentes de los miembros de cada generación: acontecimientos, hechos, conceptos, habilidades, al ser almacenados externamente a los actantes de estos sucesos dificultan más la transmisión cultural.

Si bien es muy válido lo que expresan Carr, Foster Wallace y Boyer sobre el abrupto cambio en la generación, transmisión y construcción de la cultura y el conocimiento, también es claro que sus posturas sean sesgadas, quizás por una nostalgia de la sociedad de la generación en la que crecieron y la distinta transmisión y construcción de cultura con respecto al contexto actual, donde el fenómeno digital forma parte de nuestro quehacer y es global. No obstante, estas posturas son legítimas para enunciarlas, ya que nos ubican en un sitio clave y nos permiten realizar una introspección, es decir, mirarnos y criticarnos constructivamente como sociedad digitalizada. Debemos lograr reformular lo que no podemos observar por completo en nuestro espacio actual al estar sumergidos en la vorágine de data de la que somos consumidores y productores a diario.

Carr (2011) adhiere que “cada uno de nosotros lleva y proyecta la historia del futuro. La cultura se sustenta en nuestra sinapsis” (p. 238).

R

Es vital recalcar que ya no se percibe de manera lineal, sino todo lo contrario. Por ello, surgen las siguientes interrogantes:

Si nuestra percepción ha cambiado (y sigue modificándose), ¿por qué el proceso de diseñar indumento sigue regido por métodos lineales y no más bien multifocales? ¿Estaríamos replanteando una nueva era en donde podríamos reteorizar y repensar el indumento y su proceso de diseño y hacerlo partícipe de los cambios histórico-culturales de los que ya somos parte?

emedios Zafra es una escritora y profesora española especialista en el estudio crítico de la cultura contemporánea, la antropología, el ciberfeminismo y la cultura digital. Zafra, en su libro Ojos y capital (2015), piensa que este cambio constante en los modos de pensar y de hacer se articula con el carácter “excedentario” con el cual define la cultura-red donde estamos inmersos. Asimismo, realiza profundas observaciones sobre un contexto global embelesado por imágenes que, según su juicio, en su mayoría, sobran:

“Es el sobrante lo que se convierte en producto o servicio cuyo reto comercial aspira a configurarlo como necesidad. Y si algo define la cultura-red como cultura visual contemporánea sería su carácter excedentario. El inconmensurable mundo de imágenes que marca esta época forma parte del excedente que se ha ido conformando como nuevo ecosistema de ojos frente a pantallas; un sobrante que sentimos que nos arropa y acompaña de manera incondicional”

(Zafra, 2015, p. 54).

La incondicionalidad que expone Zafra a través de la cual consumimos información visual es tan efímera como la velocidad en la que se produce y la multidireccionalidad por la cual llega y se aleja de nosotros en cuestión de segundos. Es un nuevo modo de gestionar la información visible. Así, expone:

“La posibilidad de elegir y la forma de hacerlo tiene que ver con lo prescindible, con las muchas maneras y estrategias para gestionar lo que no es necesario y sus derivadas lógicas de visibilización. Esta sería una de las muchas” (Zafra, 2015, p. 57).

Es interesante percatarnos de que hemos llegado al punto de un entrenamiento visual sistemático. Ahora, somos capaces de elegir y desechar casi al mismo tiempo lo que percibimos en el instante en que lo vivimos.

Podemos comenzar a interiorizar un proceso de diseño desde una lectura simultánea y no secuencial, es decir, desde una codificación y decodificación en paralelo y no de manera secuencial. Los procesos de diseño no son lineales, menos determinados en el contexto “electronal” y “excedentario” de este nuevo siglo xxi.

Como sabemos, en América Latina, todavía somos víctimas tardías de las tendencias macrosociales globales por el déficit en la actualización de la información en textos de educación secundaria. Esta se encuentra anclada en lo que Biondi y Zapata (2017) denominan “subordinación de la información” y no en su yuxtaposición. Sin embargo, cuando nos posicionamos en un ámbito académico universitario o de educación superior, se nos pide exactamente lo opuesto: que empecemos a pensar por nosotros mismos cuando desde temprana edad estamos mecanizados y encasillados en un formato educativo arcaico e inútil para relacionarnos con el resto de la sociedad planetaria.

N

éstor García Canclini es un escritor, profesor, antropólogo y crítico cultural argentino. En su obra más notable llamada Culturas híbridas, somete a juicio interpretar en qué momento se percibe necesario el cambio en una disciplina o en algún campo del conocimiento.

García Canclini (2009) agrega que las maneras en que dicho proceso es visible es cuando algunos conceptos irrumpen con fuerza, desplazan a otros y exigen replantearlos. La reformulación, en un amplio espectro, podría actuar como una de las formas para replantear toda una estructura conceptual o, incluso, toda estructura educativa en nuestro contexto social y político. Los estudiantes de Diseño en este contexto, nuestro contexto latinoamericano, aprenden diseño de un modo lineal y de decodificación secuencial cuando la práctica es simultánea y visual: multifocal. No es autoritaria, es más bien democratizadora.

Esta, ciertamente, es una de las perspectivas neurálgicas de

"el por qué de esto,ahora".

En mis cuatro años como profesor de la Universidad Peruana de Ciencias Aplicadas, y siete años como docente universitario de indumentaria, considero sustancial empezar a dialogar sobre un cambio en nuestra manera de construir metodologías de aprendizaje sobre este oficio. No solamente debido a que vivimos en una era donde el cambio es indispensable, sino que la evolución permite otros tipos de transformaciones más profundas como la libertad de opinión, de pensamiento, de juicio, de valor y, por ende, de nosotros como individuos. Los individuos portamos indumento, nos representamos con lo que vestimos. El indumento es signo y símbolo de lo que sucede a nuestro alrededor.

A los seres humanos nos urge entender que no somos eternos y que debemos construir presente y futuro para las personas que existirán posteriormente en este planeta. No solo a través de un crecimiento social o económico, sino mediante una evolución en los modos en que nos percibimos a nosotros y al otro. Compartir aprendizaje no secuencial es lograr que el otro tome conciencia de que realmente maneja el timón de su vida y que no es víctima de ninguna especie de engaño. Todo lo contrario. Hay que promover que los seres que nos sucedan puedan repensarse por sí mismos y para las demás personas.

Por ello, otro de los puntos que se analizará en este libro es la fabricación de bienes en los últimos años, especialmente en las últimas dos décadas.

M

ichael Braungart es un químico alemán y fundador de la Agencia para el Fomento de la Protección Ambiental (EPEA) en Alemania. William McDonough es un arquitecto estadounidense galardonado con el Premio Presidencial de Desarrollo Sostenible, máxima distinción de su país en materia de medioambiente. Ambos son coautores del mundialmente conocido libro Cradle to cradle (traducido al español como De la cuna a la cuna), donde exponen lo siguiente:

“Si en verdad los humanos debemos prosperar, deberemos aprender a imitar a la naturaleza en su altamente efectivo sistema de la cuna a la cuna con respecto a los flujos de nutrientes y al metabolismo, en los cuales el propio concepto de desecho no existe. Eliminar el concepto de residuo significa diseñar las cosas (...) pensando que no existe el residuo (...) la forma sigue a la evolución, no sólo a la función” (2010, p. 98).

Seguimos diversificando estas capas y capas de información que se mencionan en esta parte del libro. No solo teóricos de la información, el lenguaje y la sociedad proclaman un cambio en nuestro modo de pensar y actuar. Los científicos también consideran necesario este cambio en los métodos de producción, en los materiales con los cuales diseñamos y con respecto a las enormes cantidades de bienes que materializamos y que, posteriormente, si no colocamos en un sistema económico, desechamos. Creemos que en el desecho hay una desaparición (pensamiento lineal). Sin embargo, cada objeto descartado regresa a nosotros, debido a que el flujo de energía es circular. Los objetos transitan y ganan o pierden un valor de uso, se convierten en mercancías, reliquias o basura (Appadurai, 1986). Por lo tanto, el pensamiento y el acto necesitan modificarse en su configuración y realización. Como bien aclaran Braungart et al., hay que diseñar las cosas pensando en la naturaleza y en su característica circular:

“La infraestructura industrial actual está diseñada para la generación de crecimiento económico. Lo consigue, pero a expensas de otras necesidades vitales, en particular, la salud humana y del ecosistema, la riqueza natural y cultural, e incluso la diversión y el disfrute. Salvo por algunos aspectos colaterales positivos generalmente conocidos, la mayoría de los métodos y materiales industriales son involuntariamente empobrecedores. (…) Un diseño pobre a tal escala va más allá del tiempo de una vida humana. Constituye lo que denominamos una tiranía remota intergeneracional. Nuestra tiranía sobre futuras generaciones a través de las consecuencias de nuestros actos de hoy” (Braungart & McDonough, 2010, p. 39).

Si bien este libro no es sobre diseño sustentable específicamente, lo valoramos. Empoderamos lo chico, por encima de las estructuras más grandes, entendido como la producción artesanal y menor que una de consumo masivo. Los nuevos cambios no serán tan radicales como en el siglo pasado, sino que la diversidad de los pequeños individuales permitirá el gran cambio colectivo que necesitamos todos como civilización, como industria indumentaria y como sociedad latinoamericana de diseño. Así, no se seguirá perpetuando dicha “tiranía intergeneracional”, sino que empatizará con las futuras generaciones y construirá un presente que continúe autogestionándose de manera colaborativa.

E

l diseñador italiano especializado en sostenibilidad Ezio Manzini es autor del libro Cuando todos diseñan: una introducción al diseño para la innovación social. Manzini (2015) explica que lo pequeño y lo local, en este contexto digital, como parte de una red global mucho más grande, tiene repercusiones mayores que su estado físico y conlleva flujos gigantescos de personas y de información. Esto debido a que la herramienta digital (tengamos claro que es una herramienta y no solo una característica de esta nueva era) posibilita que los individuos expresemos ese pequeño local a instancias que trascienden nuestros contextos físicos (y generacionales). La herramienta digital utilizada de una forma constructiva puede mostrarnos notoriamente el camino hacia el gran cambio necesitado.

Asimismo, Manzini (2015) agrega que las innovaciones técnicas y sociales se complementan entre sí y crean un círculo virtuoso que conduce hacia nuevas aproximaciones en la construcción de una sociedad y de una industria, así como a una producción que enfatiza la calidad de vida y la conciencia al mismo tiempo.

Ahora, ¿qué podrían agregar los psicólogos cognitivos sobre este aspecto?

Por si no se dieron cuenta, la manera en que esta parte está construida es simultánea y alejada de lo secuencial.

El psicólogo cognitivo estadounidense Donald Norman, en su texto La psicología de los objetos cotidianos (2011), expone un enfoque conexionista y lo describe como el más partidario con el objetivo de alejarnos de un método ordenado o racional y así, aprender información. Norman se basa en la estructura fisiológica del cerebro y cómo se encuentra construido a partir de miles de millones de células cerebrales conectadas en agrupaciones no secuenciales.

A su vez, Norman (2011) agrega puntos de vista válidos sobre el proceso para crear un diseño evolucionista. Remarca la importancia de una creación lenta y cuidadosa de cualquier tipo de objeto a lo largo de generaciones. Determina que los objetos actualmente diseñados son demasiado complejos en su estructura y con excesivas variables, y no permiten una adición de mejoras sobre la marcha de su uso lento y en codiseño con sus usuarios. Además, añade que existen dos fuerzas negativas que provocan que los objetos de diseño no mejoren: estar todo el tiempo contra el tiempo y la presión por destacarse.

Sobre este punto, considero necesario aclarar el segundo factor: la individualidad.

En un primer momento, Norman (2011) la trata como un factor negativo. Luego, la promulga como relativamente negativa, ya que el deseo de ser diferentes provoca que impulsemos innovaciones constantes. El problema específico sobre la individualidad proviene del punto de vista de la mercadotecnia. La mercadotecnia de productos y servicios promueve actualmente que, si una compañia lanza un producto determinado, otra empresa “competidora” debería presentar rápidamente (factor tiempo) otro producto similar para que se venda mejor y de manera distinta (una gran dicotomía) por diversas razones que no necesariamente son ciertas.

Por último, Norman (2011) concluye que el diseño afecta a la sociedad y a la política. Más aún, sostiene que las teorías de diseño varían según los sistemas políticos imperantes. Al respecto, explica que “en las culturas occidentales, el diseño ha reflejado la importancia capitalista del mercado, con su insistencia en aspectos exteriores que se consideran atractivos para el comprador (…). Estamos rodeados de objetos de deseo, no de objetos de uso” (p. 254).

Así, perpetuamos, en lugar de una construcción de aprendizaje intergeneracional, una destrucción de cualquier tipo de aprendizaje para las generaciones posteriores. Somos engañados y estamos engañando al mismo tiempo.

"EL PORQUÉ DE ESTO, AHORA" SE ESTÁ HACIENDO ETERNO, LO SÉ, LO SÉ, LO SÉ. PERO NO QUERÍA CULMINAR ESTA PARTE SIN ANTES MENCIONAR A UNA GRAN ESTUDIOSA Y SOCIÓLOGA LATINOAMERICANA QUE ADMIRO Y RESPETO.

L

a socióloga argentina especializada en moda Susana Saulquin (2010) expone que, en un lapso específico de 25 años (desde 1995 hasta 2020), se están produciendo cambios y desajustes en un traspaso de un tipo de cultura a otra: de la sociedad industrial a la digital. Este traslado tiene un correlato en el vestir, dado que este último es una configuración visual de acontecimientos histórico-sociales y de los cambios que se generan en los modos en que percibimos el indumento y sus significaciones.

Saulquin, en su texto La muerte de la moda, el día después, explica lo siguiente:

“La materialista sociedad industrial, disciplinada, violenta y obsesionada por la producción, se desdibuja con la incorporación del humor, la ética, el compromiso, la diversión, la magia y el juego. Características que ayudarán a humanizar una sociedad veloz, eficiente, informatizada, virtual, digital” (2010, p. 264).

Como sociedad, podemos aferrarnos a esta magia y a este juego a los que alude Saulquin para transitar y comprender este nuevo milenio. ¿Cuán mágico y lúdico puede resultar el conocimiento si se entiende como algo que no solo se construye de forma individual, sino también en cooperación? Los equipos de trabajo, que la era digital puede formar, se multiplican exponencialmente gracias a los adelantos tecnológicos digitales si es que los utilizamos como herramientas y no como única característica de nuestra etapa histórica.