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• ¿Es perjudicial lavarme el pelo muy a menudo? • ¿Cada cuánto tiempo debo hacerlo? • ¿Cortarme el pelo hace que me crezca más fuerte? • ¿Qué corte es el ideal para mi cara? • ¿Cómo debo cepillarme el pelo para conseguir mucho más brillo? María Baras, directora artística del emblemático salón Cheska, está considerada una de las más importantes expertas en peluquería. Por sus manos han pasado nombres como Paula Echevarría, Nieves Álvarez, Marta Hazas o Jose Toledo. Tú también puedes tener pelazo nos descubre los secretos para conseguir el pelo perfecto a través de la alimentación, el cepillado, el lavado, el corte, el color, las canas, la influencia de las hormonas o los estilismos que mejor pueden encajarte. Aprende a cuidarte el cabello con este manual imprescindible de la peluquera más influencer.
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Editado por HarperCollins Ibérica, S.A.
Núñez de Balboa, 56
28001 Madrid
Tú también puedes tener pelazo
© 2020, María Baras del Toral
© 2020, para esta edición HarperCollins Ibérica, S.A.
Todos los derechos están reservados, incluidos los de reproducción total o parcial en cualquier formato o soporte.
Diseño de maqueta: María Pitironte
Dibujos de interior: Minerva Miralles
Diseño de cubierta: Lookatcia
Maquetación: Safekat
I.S.B.N.: 978-84-9139-552-2
Conversión a ebook: MT Color & Diseño, S.L.
Índice
Introducción
Capítulo I. Tu pelo sabe lo que comes
Mis alimentos favoritos
Capítulo II. Lava y cepilla el pelo con mimo
Como si estuvieras en la pelu
Capítulo III. Trucos para un perfecto secado
Productos de style
Y ahora a secar. De la raíz a las puntas
Capítulo IV. El éxito de tu estilo, un buen corte
Según tu cara
Un corte apropiado a tu textura natural
El toque secreto del corte
Capítulo V. La coloración amable que te embellece
Tintes y más tintes
Sé creativa sin dañar tu salud
¿Te atreves con un cambio radical?
Rabiosamente de moda: el contouring
Capítulo VI. El poder del blanco. Luce las canas con orgullo
Cuida el color que marca tendencia
Capítulo VII. Los cambios hormonales afectan a tu pelo
Capítulo VIII. El cabello fino tiene mil ventajas
Busca soluciones y no desesperes
No te quedes sin saber
Capítulo IX. El cabello grueso, la fantasía de muchas mujeres
La perfección no existe
No te quedes sin saber
Capítulo X. El cabello rizado, lúcelo jugoso
No rechaces tus rizos
Si tu rizo pierde forma
No te quedes si n saber
Capítulo XI. El cabello liso, sácale partido
Pelo lacio y con vida
Otros trucos para dar volumen
No te quedes sin saber
Capítulo XII. Prepara tu pelo para esa ocasión especial
Cuidados previos
Errores típicos antes del evento
El peinado de la novia
Capítulo exclusivo. Cuídate el pelo en tiempos del coronavirus
Qué tinte podría usar
Retoque de raíz
Manos a la obra
Sin trasquilones en el flequillo
Peluquera ocasional
¿Te atreves con el rapado?
Tiempo para hidratar el pelo
Desmontando mitos
Agradecimientos
Todos queremos tener un cabello sano, brillante y precioso porque sabemos lo mucho que significa, lo que acompaña y adorna. Está claro que hay mil cosas más importantes en la vida, pero esta pequeñez nos hace sentirnos más seguros cuando nos miramos al espejo.
Yo tengo la suerte de guiar a muchas mujeres y a algunos hombres en el camino para conseguir este feliz objetivo. Porque al fin y al cabo, ¿no es esto la felicidad? No hay nada que más me guste que ver la sonrisa en el rostro de mis clientas cuando salen de mi salón, eso y el hecho de saber que su día a día será mucho más fácil, ya que con nuestros colores, cortes y tratamientos y, sobre todo, con nuestros consejos y trucos ayudamos a muchas jóvenes y mujeres a que sean un poco más felices.
Por eso, cuando Belén Junco, directora adjunta de Hola, me propuso hace ya seis años escribir mis consejos en un blog, me pareció una grandísima idea. Me consta que sois muchas a las que he ayudado con mis posts, pues aunque apenas yo les daba importancia porque pensaba que era algo universalmente conocido, me di cuenta pronto de que lo que para mí era rutinario, para cada una de mis clientas y lectoras era un recordatorio o un descubrimiento muy útil para lucir bellas a diario.
Me encanta y me anima cuando me comentan lo interesante de un truco u otro, cuando me dicen que lo han puesto en práctica y que les ha funcionado. Estoy en contacto con las editoras de belleza de las revistas de moda más punteras del país, que me llaman para que les dé mi opinión no solo de tendencias de moda, de qué color se llevará este año o de cuál es el corte de la temporada, que también, sino de cómo cuidar el cabello rizado, cómo conseguir volumen cuando se tiene el pelo fino y para hablar de mitos, porque, aunque ahora tenemos mucha información, parece que lo básico, o no llega o se olvida, así que siempre conviene recordarlo.
En estos veinte años que llevo en la profesión de peluquería he aprendido mucho y he desarrollado mis propias teorías. Creo en ellas porque son fruto de mi aprendizaje y de mi experiencia personal, tanto en el salón como fuera de él, donde he tenido la suerte de participar en charlas y ponencias con expertos dermatólogos, nutricionistas, tricólogos y otros estilistas, verdaderos gurús del cabello con los que he compartido vivencias que me han llenado de sabiduría.
Si los consejos que te voy a dar los haces hábitos, cuidarás el pelo sin darte cuenta: desde el lavado del cabello —en el que puedes incorporar un masaje craneal increíble que active la circulación de la sangre y oxigene el cuero cabelludo generando un pelazo— hasta el modo de hacerte una coleta para no romper el pelo de forma irreversible, o conseguir cuando la sueltes una onda en el cabello. Por eso me gusta tanto hablar con mis clientas. Con este ánimo, el de seguir ayudando con consejos, comienzo este libro, en el que te hablaré de lo que más me gusta, de mi pasión: sacar el mayor partido a tu pelo.
Mucho de lo que vas a leer lo sabrás, porque no hablo de nada nuevo, sino de algo conocido, como va a ser, por ejemplo, cepillarse el cabello. Este es el gesto de belleza más antiguo y que yo considero más importante. En nuestro maravilloso Museo Arqueológico Nacional de Madrid tenemos peines desde la prehistoria hasta nuestros días y las herramientas para moldear y adornar el cabello también son numerosas. Sin embargo, hay mucha gente que no se cepilla bien porque no sabe ni cómo ni cuándo hacerlo.
El cuidado del cabello es algo tan interiorizado que fluye en mí de manera instintiva desde mi niñez. En cada paso que he dado, en cada consejo que he recibido, siempre pienso lo mismo: «Eso ya me lo dijo mi madre». No puedo evitarlo.
Mi madre fundó mi salón de peluquería hace ya cincuenta años junto con mi padre, y lleva toda la vida dedicada al cuidado del pelo, por lo cual muchas de las recomendaciones que yo predico las hago porque ella me las enseñó y yo las viví desde niña.
A veces es gracioso cómo las adapto a los nuevos tiempos, pero la esencia está ahí.
Luego soy muy curiosa y me encanta contrastar esa información con expertos y saber si realmente las cosas son así.
Que somos lo que comemos está más que demostrado, pero que la salud de nuestro cabello tiene su base en la alimentación, no todo el mundo lo tiene claro. Por eso siempre comienzo hablando de esto cuando me preguntan por las claves para conseguir un pelo bonito.
Muchas son las veces que les he comentado a clientas o amigas que revisaran sus hábitos alimentarios debido a la debilidad y la falta de brillo de su cabello. Incluso les he aconsejado hacerse una analítica para que comprobaran sus niveles de hierro, cinc, magnesio… También sé a menudo cuándo han comenzado una dieta sin control solo con tocarles el pelo. Y es que es de una dieta equilibrada de donde vienen los nutrientes que componen el cabello, y la falta de ellos da como resultado un pelo sin vida, flojo y falto de brillo, que puede provocar su caída y debilitamiento.
En mi casa la alimentación siempre se ha cuidado mucho, afortunadamente, y la salud del cabello ha estado muy presente. No en vano mi madre, Cheska, practicó con sus hijos todo lo que iba aprendiendo del mundo del cabello. Yo me he criado con frases como «el hierro de las lentejas, las espinacas y los filetes de hígado son fundamentales para la piel y el pelo, hija». Decía que me daría energía y me crecería el pelo más fuerte. Y es que siempre fui una niña flojita, con anemia y el pelo muy fino y delicado. Mi madre tenía toda la razón… ¡como siempre!
Miro fotos de mi infancia y juventud y creo que soy de las pocas que tengo ahora el pelo mucho mejor que entonces. Será por todos los cuidados que le dedico, pero te confieso que el primero lo obtengo de la alimentación y es lo que más noto.
Por eso es fundamental repasar los alimentos clave para tener un cuero cabelludo y un pelo saludables. Te diré cuáles son mis favoritos y cómo los introduzco en mi dieta —que, por cierto, van más allá de los filetes de hígado que mis hermanos y yo aborrecíamos y que con tanto cariño nos preparaba mi madre—. Pero para hablar de la alimentación no me queda más remedio primero que hacer una rápida introducción de la estructura del cabello. De esta forma entenderás de verdad qué hace cada nutriente por tu salud capilar.
Todavía recuerdo mi primera clase de peluquería donde nos explicaron la estructura del pelo con una comparación muy bonita: con un árbol. El cabello tiene dos partes, la exterior es el tallo piloso del pelo —el tronco del árbol— y la interior es el folículo piloso —la raíz del árbol—.
El tallo piloso a su vez se divide en tres partes o tres capas:
Cutícula. Esta es la capa protectora exterior. Son como escamas de pez que pueden ser fácilmente dañadas por agentes externos. Las famosas escamas que al cepillar se alinean provocando efecto espejo y llenando de brillo la melena. Es la más delicada, la que más cuidados necesita, y puede ser reparada.
Córtex. También llamada corteza. La capa interna del pelo donde está la médula. Forma el setenta por ciento de la estructura del cabello y de ella dependen la elasticidad y la resistencia del mismo.
Médula. Es la zona interior o núcleo del cabello y está constituida por células de queratina.
Cada folículo piloso tiene una glándula sebácea que lo mantiene lubricado con el sebo que segrega la glándula. El cabello está compuesto por la proteína de la queratina y de otros minerales como magnesio, silicio, cobre o cinc, y para que esté saludable debes incluir en tu dieta alimentos ricos en estos nutrientes: proteínas, aminoácidos esenciales, minerales, colágeno, vitaminas del grupo B y C, hierro, omega 3, etc.
No es un alimento en sí, pero el agua hidrata la raíz del cabello. Si no bebes suficiente, puedes provocar la rotura y la caída del cabello. Si, por el contrario, te apuntas a la moda de beber entre ocho y diez vasos de agua al día, mantendrás tu cuerpo y tu cabello en su óptimo nivel de hidratación.
Es uno de los alimentos más ricos en vitamina B12 y es proteína en estado puro, lo que mantiene fuerte el folículo piloso, ayudando a que este no se rompa.
Contiene también biotina y minerales como cinc y fósforo. Muchas culturas lo incluyen como cataplasma tópica, pero yo prefiero otro tipo de productos por el engorro, aunque conozco a gente que lo incluye en sus tratamientos de hidratación y brillo casero por su alto contenido en proteínas y vitaminas.
Para mí el huevo es el comodín de mi dieta. Lo como casi a diario porque me encanta, normalmente escalfado sobre tostada de aguacate —mi desayuno preferido— o acompañado de verduras rehogadas en la comida. Es fácil llevarlo conmigo en un táper, así me alimento bien y me da mucha energía.
Naranjas, mandarinas, limones son las clásicas, pero también melón, piña, kiwi, frutos rojos o fresas. La vitamina C es primordial para la producción de colágeno, uno de los responsables de una piel firme, elástica y sana, favoreciendo el crecimiento del cabello. Además, hidrata y fortalece los folículos.
Las frutas y las verduras de color naranja —como mandarinas, naranjas, calabaza, mango, batata, zanahoria…— también están llenas de betacarotenos que hidratan el cabello seco y estimulan las glándulas del cuero cabelludo.
Yo, que necesito dulce en mi vida, soy una gran apasionada de la fruta y es mi tentempié entre horas. Y mi postre saludable favorito son los frutos rojos con yogur —los amo—, también la manzana asada con canela y la naranja con canela. Todos los días del año tomo arándanos, frambuesas, fresas o granadas.
Y verduras de hojas verde. Es uno de los superalimentos del siglo XXI por ser ricas en vitamina A. Evitan el bloqueo de las glándulas sebáceas lubricando el folículo piloso. También tienen una buena cantidad de acido fólico, ácidos omega 3, magnesio, potasio, calcio y hierro. Alimentos que ayudan a absorber el hierro.
Yo las tomo rehogadas y con huevo para comer, o en tortilla por la noche —siempre con huevo—. Reconozco que de pequeña no me gustaban nada, pero ahora están presentes en mi dieta todas las semanas.
En mi familia somos de pescado y marisco de toda la vida. Pescado como el salmón o el atún, llenos de ácidos grasos omega 3 que alimentan y lubrican los folículos pilosos, estimulando el crecimiento del cabello. Ayudan a darle más brillo y fuerza y son fuente de magnesio, cobre y cinc.
Leí una vez que el cobre puede ayudar a que el cabello mantenga su color natural, independientemente de tu tono. Ahí lo dejo. La verdad es que esto no está demostrado, pero me hizo gracia.
Ceno día sí, día no, pescado al horno o a la plancha, y me encanta. No soy una gran chef; de hecho, soy bastante básica en la cocina, por eso compro muy buena materia prima y básicamente en el horno y en la plancha se hace solo. No lo condimento nada, solo lo acompaño de verduras. Sí, me cuido mucho, lo sé. Antes no tanto, pero ahora siempre que estoy en casa cumplo esta rutina.
Una clienta me contó una vez que se había hecho unos análisis para ver si tenía falta de alguna vitamina, pues notaba que se le caía mucho el pelo. Y efectivamente tenía falta de cinc. Además de lo que mandó el dermatólogo, me comentó que había buscado alimentos ricos en este mineral, y que como la langosta, los cangrejos, la nécora… eran ricos en él, comía mucho marisco. Esta conversación siempre la recuerdo cada vez que busco una excusa para tomar marisco. Evidentemente muchos alimentos son ricos en cinc, pero tenemos la suerte de poder elegir los que más nos apetezcan, ¿no?
Nueces, almendras y cacahuetes; y semillas de girasol, de sésamo, de lino… son una fuente importante de vitamina E y de grasas saludables que favorecen la elastina —proteína que mantiene el cabello flexible y evita que se rompa—. La falta puede provocar que el cabello esté más seco e incluso que se caiga más.
Yo las semillas las tengo trituradas en un bote y las voy añadiendo a las cremas de verduras, al pollo al horno o a las frutas con yogur, así ni me entero de que las como. Y los frutos secos los tomo como snack entre horas, sobre todo los fines de semana y cuando voy de viaje, porque es lo más fácil y sano de llevar en el bolso para el avión o el tren.
Lentejas, garbanzos, alubias… Fuente de proteína vegetal y hierro, además de cinc, biotina y acido fólico, que es bueno para la salud de los glóbulos rojos, que oxigenan la piel y el cuero cabelludo.
La verdad es que las legumbres no me apasionan, no soy muy de cuchara, ni las cocino bien ni me terminan de gustar, pero en invierno las hacemos en casa todas las semanas. Considero que son muy saludables y, además, resultan muy fáciles de hacer en la olla —se hacen solas—. Así que suelen ser la comida familiar del sábado o el domingo. Tengo que aprender y mejorar un poco la técnica. No soy nada cocinitas, pero lo intento. Aunque me faltan ideas para cocinarlas con amor… Menos mal que tengo ayuda en casa y de vez en cuando las deja preparadas y están muy ricas de un día para otro.
En verano me encanta probar ensaladas y recetas diferente con legumbres, y un aperitivo que me apasiona y hago mucho es hummus. Sencillo y rico. Todo está en las vueltas que le des para incluirlas en tu dieta. Come lo más saludable posible, que solo tienes un cuerpo y te tiene que durar muchos años, y el pelo también.
Soy adicta a él, y es una fuente increíble de vitamina B que activa el flujo de la sangre y que mantiene sano el cuero cabelludo. Ya te he dicho que lo como con frutas y a veces en salsas y batidos. No tomo en general muchos lácteos, solo el yogur griego, que fue el que me reconcilió con la fruta hace unos años. ¡Porque no siempre he comido así de saludable!
Ahora me he unido a esta corriente de comida sana, de cocinar más en casa, de volver a la comida de siempre y estoy feliz. Con más energía y más pelazo que nunca.
Otros dos grandes favoritos en mi alimentación. Son ricos en hierro y fibra, y, además, en magnesio y ácidos grasos omega 3, que estimulan el crecimiento del cabello y lo engrosan.
El porridge de avena —gachas— lo probé la primera vez hace veinte años. Vivía en Londres y uno de mis compañeros escoceses lo tomaba cada mañana. Como el olor a canela me pierde, me enseñó a hacerlo y lo tomaba con él de vez en cuando. Lo que noté enseguida fue que el día que lo desayunaba no tenía hambre a la hora de comer. Sabes que allí el horario es muy diferente, y la comida del mediodía es más ligera.
He de reconocer que a él le salía superbueno. Mejor que a mí. No sé si era la cantidad de leche, de avena, los minutos que lo dejaba al fuego… Bueno, ya te he confesado que lo mío no es la cocina. Pero sí aprendí que uno de mis desayunos estrella sería para siempre el porridge con canela y frutas. Suelo ponerlas rojas, con semillas si me acuerdo y algunas veces nueces. Depende de lo que tenga por casa. Lo tomo sobre todo los días que tengo una jornada intensa. Aunque no lo creas, mi trabajo es bastante físico y necesito mucha energía. En verdad yo soy de desayunos contundentes.
Otro de mis desayunos preferidos es la tostada con aguacate y huevo. Ahí va un superalimento más del siglo XXI. ¿Quién no se ha unido a la moda del aguacate? Reconozco que soy de las que siempre lo amaron, pero que reducía su consumo por esa creencia de que engordaba una barbaridad. Pero, claro, ahora que ya me he instruido no me resisto a sus mil vitaminas —C, K, B5, B6, E—, acido fólico y potasio… y a su setenta y siete por ciento de grasas saludables, que son precisamente las que ayudan al cabello, uñas y piel, y a cualquier tejido del cuerpo en general.
Estos son algunos de los alimentos que te recomiendo porque son fuente de vitaminas naturales que te ayudarán a llevar un estilo de vida saludable. En mi caso, los cambios se produjeron poco a poco tras conversaciones con personas maravillosas con las que me he ido cruzando en mi camino. Me ayudó especialmente una clienta amiga con la que trato desde hace muchos años. Ella es coach de salud y nutrición, Verónica García-Cuadrado —www.origen-nutricion.com—, que, además de hablarme de las bondades y vitaminas de estos alimentos, me explicó la importancia de entender que para poder aprovechar estas vitaminas y micronutrientes los alimentos tienen que estar vivos, con todas sus enzimas activas y listas para hacer su trabajo —las enzimas son la fuerza vital que hay en las cosas vivas, y que vamos perdiendo por desgaste energético—, por eso es necesario tomar vegetales para recuperar las enzimas perdidas.
Las enzimas de los vegetales son idénticas a las de las células humanas, pero es fundamental aprender a cocinar los vegetales para proteger su poder enzimático, y, en general, para no acabar con sus nutrientes.
Así es cómo me uní a la otra gran moda de cocinar a baja temperatura.
Puede ser al vapor o salteado, como normalmente lo hacemos en casa, o con la famosa cocina de baja cocción o slow food, que para cocineras inexpertas como yo es mágica porque se hace sola.
Es muy sabrosa, ahorras tiempo y te aseguras de que los alimentos tengan todos sus nutrientes intactos.