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La autosugestión es un instrumento que poseemos al nacer y, en este instrumento, o más bien, en esta fuerza, reside un poder maravilloso e incalculable que, según las circunstancias, produce los mejores o los peores resultados. El conocimiento y manejo de esta capacidad es fundamental para cada uno de nosotros. Después de veinte años de estudios cientificos, experimentando con miles de personas, el Profesor Coué descubrió un principio fundamental y desarrolló un método para controlar la mayor fortaleza de la vida. Descubre tú mismo los múltiples beneficios de su método en este clásico trabajo de autoayuda. El método Coué se centraba en una repetición rutinaria de esta expresión particular, según un ritual específico, preferiblemente, hasta veinte veces al día y, especialmente, al principio y al final de cada día. Cuando se le preguntaba si se consideraba un sanador o no, Coué solía afirmar: "Nunca he curado a nadie en mi vida. Todo lo que hago es mostrarles a las personas cómo curarse a sí mismas". En Domina tu mente, domina tu vida, descubrirás el método de Coué y cómo: • Reprogramar tu psique mediante la repe*ción de mantras o afirmaciones clave • Mejorar drásticamente tu salud • Renovar tu autoimagen • Disfrutar de una mayor sensación de bienestar Arma diariamente en un simple mantra: "Cada día, en todos los aspectos, estoy mejor y mejor".
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Seitenzahl: 139
Veröffentlichungsjahr: 2025
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Domina tu mente, domina tu vida
Copyright © 2024–Taller del Éxito
Traducción al español: Copyright © 2024 Taller del Éxito, Inc.
Reservados todos los derechos. Ninguna parte de esta publicación puede ser reproducida, distribuida o transmitida por ninguna forma o medio, incluyendo fotocopiado, grabación o cualquier otro método electrónico o mecánico, sin la autorización previa por escrito del autor o editor, excepto en el caso de breves reseñas utilizadas en críticas literarias y en ciertos usos no comerciales dispuestos por la Ley de Derechos de Autor.
Publicado por:
Taller del Éxito, Inc.
Sunrise, Florida 33323
Estados Unidos
www.tallerdelexito.com
Editorial dedicada a la difusión de libros y audiolibros de desarrollo y crecimiento personal, liderazgo y motivación.
Corrección de estilo: Nancy Camargo
Diagramación y cubierta: María Alexandra Rodríguez
04-202410-5
9781607387640
Contenido
Introducción
El milagro interior
PARTE 1. El dominio propio a través de una autosugestión consciente
1. El yo consciente y el yo inconsciente
2. Voluntad e imaginación
3. Sugestión y autosugestión
4. El uso de la autosugestión
5. Cómo funciona la sugestión
6. El uso de la autosugestión para curar padecimientos morales y males congénitos o adquiri-dos
7. El método aplicado a la educación de los niños
8. Instrucciones para los practicantes del “método” de la autosugestión
9. Método de procedimiento en la sugestión curativa
10. La superioridad de este método
11. Lo que puede hacer la autosugestión
12. Lo que ha conseguido la autosugestión
PARTE 2
13. Pensamientos y preceptos de Emile Coué
14. Emile Coué en consulta ¿Cómo son sus sesiones?
15. Cartas
16. Todo para todos
17. Fragmentos de cartas dirigidas a Emile Leon, discípulo del Sr. Coué
18. Extractos de cartas dirigidas a la Srta. Faufmant, discípula del Sr. Coué
19. Algunas notas sobre el viaje del Sr. Coué a París
Conclusión. Por Emile Coué
Introducción
Es un hecho. Hoy, el péndulo del pensamiento médico está alejándose del materialismo. El día en que predominaban las pastillas ya pasó. En la actualidad, los practicantes de todas las escuelas médicas se dan cuenta de que una parte muy grande de nuestro bienestar y también de nuestra aflicción es el resultado de lo que albergamos en nuestro pensamiento. Al parecer, el 90% de todas las curas tiene una base mental, independientemente de cuáles sean los medios materiales empleados. Este no es un argumento contra los médicos ni los sanadores de ninguna escuela, sino más bien un argumento a favor de la comprensión científica y del empleo de los medios mentales para el mejoramiento humano.
Emile Coué se destaca como líder de la enorme y cada vez mayor cantidad de aquellos que creen que la mente es el factor principal en lo referente a la salud y la enfermedad. Él afirma que, en cada caso, el aspecto material tiene su lugar, pero que este lugar es de subordinación. Afirma también que la mente manda y la materia es apenas su servidora. Por consiguiente, la materia obedecerá la dirección de la mente, si la cosa deseada “es posible de lograr de alguna manera”. Esto implica que habrá casos en que la cosa deseada “no sea posible de ninguna manera”, pero Coué no se compromete a definir esta última clase. Después de leer sobre las muchas curas inducidas por su “método”, uno no puede evitar concluir que el desarrollo y las aplicaciones adicionales del “método” reducirán en gran medida el campo ahora considerado como “lo imposible”.
Coué es científico. Esto implica que él no comienza con una teoría y luego intenta probarla mediante la lógica. Más bien, comienza con “experimentos” y construye su teoría de manera inductiva. Te lleva a una clínica donde se están haciendo cosas, no a una sala de conferencias donde se están discutiendo cosas.
Además, reconoce el hecho de que las personas no familiarizadas del todo con su “método” encontrarán en él mucho contenido que les “parecerá infantil”. Sin embargo, su respuesta es: “Mi método produce resultados. Me siento tentado a parafrasear las palabras de quien afirmó: ‘Los cojos caminan, los enfermos se curan y felices son aquellos que no tropiezan’. Sin embargo, yo sé que hay cosas que parecen demasiado simples en mi método”.
Coué está en línea con un número considerable de académicos que han estudiado y utilizado el hipnotismo en sus diversas fases, relacionado más que todo con la enfermedad. Durante muchos años, se supuso que el hipnotismo y otros fenómenos afines eran anormales. Hoy, sabemos que estos fenómenos son perfectamente naturales, que han sido los mayores componentes para la salud o la enfermedad moral y física en las distintas épocas de la humanidad y que el sicólogo moderno lo único que está intentando es usar de modo consciente, para el bien humano, lo que antes había sido un gran poder incontrolado tanto para el bien como para el mal.
Las contribuciones únicas que Coué ha hecho en el campo del mejoramiento humano son su reconocimiento del lugar primordial de la imaginación en la cura de las enfermedades. De ahí parte su desarrollo de un “método” mediante el cual la imaginación puede ser energizada y dirigida a realizar su trabajo benéfico.
Nuestra mentalidad es de dos tipos. Una es aquella que usamos a nivel consciente y la otra es la que usamos de modo inconsciente o subconsciente. Coué está de acuerdo con muchos otros expertos en cuanto al hecho de reconocer esta dualidad mental. Sin embargo, creo que nadie más ha reconocido la estrecha relación que existe entre la mente subconsciente y la imaginación. A veces, parecería que ambas son casi idénticas en su funcionamiento. Pero ¿es justo interpretar que la imaginación es a la vez la entrada y la salida mediante las cuales abrimos nuestras facultades inconscientes y las usamos para nuestro bien o mal? Quizá, así sea, pero él no teoriza mucho al respecto en este pequeño libro. Su interés está más bien en las curas prácticas y estas son tan maravillosas que pondrán a prueba tu credulidad. A tu natural escepticismo, Coué y sus discípulos te responderían “ven y mira”. Después de todo, esta es la única prueba científica de cualquier cosa.
Afirma el autor: “La fórmula ‘Todos los días, de todas las maneras, estoy mejorando más y más’ cubre todas las situaciones”. Independientemente de cuál sea la enfermedad o la dificultad que cada persona afronta, esta fórmula repetida según las instrucciones produce resultados si estos son “posibles de alguna manera”. Sin duda, lo que sucede es que la imaginación se apodera de la idea general de mejora progresiva, como sugiere la fórmula, y completa los detalles de esa idea con datos de su propia experiencia y esperanza (el paciente reumático, repitiendo la fórmula, se ve a sí mismo en la imaginación alcanzando el punto donde puede caminar o correr, etc.). Ahora, la maravilla del “método” es que esta cura imaginada tiene un poder increíble para poner en acción la mente subjetiva, que en realidad produce la cosa imaginada.
Así las cosas, la pregunta es: si el “método” de Coué tiene un efecto tan maravilloso en la personalidad inconsciente para la cura de enfermedades, ¿por qué no debería tener un efecto igualmente maravilloso en los aspectos morales y sociales? El hecho parece ser que este proceso que Coué ha aprendido a utilizar para las curas es el mismo que ha estado detrás de todo gran movimiento histórico. Una persona agarra una idea. La sostiene en su imaginación hasta que esta posee su mente subjetiva y la transforma. Constantemente, comparte el pensamiento con otros hasta que son transformados y, en determinado momento, la idea del individuo se convierte en la fuerza dominante de naciones enteras.
La breve declaración de Coué sobre la relación de su “método” con la educación está destinada a convertirse en un clásico sobre este tema vital. Él afirma que la educación debe comenzar desde el nacimiento e incluso desde antes; que es deber de los padres y familiares asegurarse de que la mente de los niños adopte la actitud correcta hacia su propio desarrollo. Propone que la educación consista en “autodominio” y no en enseñar materias. En estos asuntos, y en algunos otros, el “maestro” se encuentra en terreno común con muchas personas reflexivas, pero avanza más allá que otros al mostrar un “método” claro, científico y simple para lograr estos resultados altamente deseables. La pequeña sección en este libro que trata este tema debería recibir la atención reflexiva de todos los interesados en el futuro de los niños de esta tierra.
A veces, el nombre del originador deja su marca en la historia. Tal es Confucio. La historia de China a lo largo de los últimos 2.500 años es la manifestación de la imaginación de este sabio en la vida de los millones de chinos en el transcurso de todo ese tiempo.
Coué nos ha enseñado cómo se produce la sicología de la multitud. Todos nos transformamos en la imagen de aquello que se nos presenta ante los ojos de nuestra imaginación. Todos podemos cambiarnos a nosotros mismos como deseemos. Podemos estar enfermos o sanos, ser buenos o malos según dirijamos nuestra imaginación en esta dirección o aquella. Quizá, pensamos que hay limitaciones, pero no hablamos de ellas hasta que hayamos comenzado a acercarnos a ellas.
Llegaremos a tener el tipo de mundo en el que queremos vivir siempre y cuando estemos dispuestos a mantener los ideales adecuados en nuestra imaginación, hasta que nuestra mente inconsciente nos transforme en aquello que imaginamos. Y no olvides la repetición nocturna y matutina de la fórmula ni tampoco el cordel con sus 20 nudos. Coué ha demostrado que son efectivos.
Archibald S. Van Orden
El milagro interior
Por M. Burnat-Provins.
(Reimpreso de Renaissance politique, littéraire et artistiquedel 18 de diciembre de 1920)
En el transcurso del mes de septiembre de 1920, abrí por primera vez el libro de Charles Baudouin, de Ginebra, profesor del Instituto JJ Rousseau en esa ciudad. Este trabajo se llama: Sugestión y autosugestión, y el autor lo dedicó así:
“A Emile Coué, el iniciador y benefactor, con profunda gratitud”.
Comencé a leer el libro y no lo solté, sino hasta que llegué al final. Contiene la exposición muy simple de un trabajo magníficamente humanitario, fundamentado en una teoría que tiende a parecer infantil solo porque está dentro del alcance del entendimiento de todos. Y si todos la ponen en práctica, de ella se derivará el mayor bien.
Después de más de 20 años de trabajo infatigable, Emile Coué, que en la actualidad vive en Nancy, donde ha seguido el trabajo y los experimentos de Liébault (el padre de la doctrina de las sugestiones), ha estado ocupado exclusivamente con esta cuestión, pero más que todo con el fin de llevar a sus semejantes a cultivar la autosugestión.
A principios de siglo, Coué alcanzó el objetivo de sus investigaciones y liberó la inmensa fuerza de la autosugestión en todo. Después de innumerables experimentos en miles de sujetos, mostró la acción del inconsciente en casos orgánicos.
Se trata de un nuevo método y el gran mérito de este hombre culto y modesto en gran manera es haber encontrado en ello un remedio para males terribles, considerados incurables o bastante dolorosos y sin ninguna esperanza de alivio.
Como no puedo entrar aquí en largos detalles científicos, me contentaré con explicar cómo practica su método el sabio de Nancy.
El epítome cincelado de toda una vida de investigaciones con pacientes, y de observaciones incesantes, es una fórmula breve que debe repetirse mañana y tarde.
Debe decirse en voz baja, con los ojos cerrados, en una posición favorable para relajar el sistema muscular. El paciente puede estar en la cama o en una silla cómoda y usar un tono de voz como si estuviera recitando una letanía. Estas son las palabras mágicas:
“Cada día, en todos los aspectos, estoy mejor y mejor”.
Deben decirse 20 veces, con la ayuda de un cordón con 20 nudos, que sirve de rosario. Este detalle material tiene su importancia: asegurar la recitación mecánica, la cual es esencial.
Al articular estas palabras, que son registradas por el inconsciente, el paciente no debe pensar en nada en particular ni en su enfermedad ni en sus problemas; más bien, debe ser pasivo y tener el deseo profundo de que todo sea para lo mejor.
La parte “en todos los aspectos” tiene un efecto general.
Este deseo debe expresarse sin pasión, sin voluntad, en forma calmada, pero con absoluta confianza.
En el momento de la autosugestión, Emile Coué no llama a la actuación de la voluntad de ninguna forma, pues no se trata de la voluntad en ese momento, sino de la imaginación, de la gran fuerza motriz infinitamente más activa de lo que se suele invocar; es solo la imaginación la que debe ponerse en juego.
“Ten confianza en ti mismo y cree firmemente que todo estará bien”, dice Coué, este buen consejero.
De hecho, todo está bien para quienes tienen fe y se sienten fortificados por la perseverancia.
Como los hechos hablan más que las palabras, te contaré lo que me sucedió a mí mismo antes de ver a Coué.
Para esto, deberé regresar al mes de septiembre, cuando abrí el volumen de Charles Baudouin. Al final de una exposición sustancial, el autor enumera la cura de enfermedades como la enteritis, el eccema, el tartamudeo, la sordera, una sinusitis que se remonta a 20 años atrás y que requirió de 11 operaciones, metritis, salpingitis, tumores fibrosos, várices, etc.; por último, y sobre todo, se refiere a úlceras tuberculosas profundas y a las últimas etapas de la tisis (el caso de la Sra. D, de Troyes, de 30 años de edad, quien se convirtió en madre luego de su curación; al caso se le dio seguimiento y no hubo recaída). Todo esto a menudo es atestiguado por los médicos que asisten a los pacientes.
Estos ejemplos me impresionaron profundamente, allí estaba el milagro. No era una cuestión de nervios, sino de enfermedades que la medicina ataca sin éxito.
La curación de la tuberculosis fue una revelación para mí.
Después de haber sufrido durante dos años de neuritis aguda en la cara, yo padecía de un dolor horrible. Cuatro médicos, dos de ellos especialistas, habían pronunciado una sentencia que sería suficiente, por sí misma, para aumentar el problema, debido a su fatal influencia en la mente:
“¡No hay nada que hacer!”.
Este “nada que hacer” había sido para mí la peor de las autosugestiones.
En posesión de la fórmula: “Cada día, en todos los aspectos...”, etc., la recité con una fe que, aunque había surgido de repente, era capaz de mover montañas y tras arrojar mantas y bufandas, con la cabeza descubierta, salí al jardín bajo la lluvia y el viento repitiendo suavemente: “Voy a curarme, no tendré más neuritis, desaparecerá, no volverá, etc.”.
Al día siguiente, estaba curado y nunca más recaí de esta abominable aflicción que no me permitía dar un paso fuera de la casa y me hacía la vida insoportable. Aquella fue una inmensa alegría.
Los incrédulos dirán: “Todo era cuestión sicológica”.
Obviamente, así que les concedo este primer punto. Pero, encantado con el resultado, probé el método de Coué para curarme un edema que tenía en el tobillo izquierdo, resultante de una afección de los riñones que se considera incurable. En dos días, el edema había desaparecido. Luego, lo implementé con la fatiga y la depresión mental, etc., y se produjo una mejora extraordinaria, así que tuve una idea: ir a Nancy para agradecerle a mi benefactor.
Fui allí y encontré a este excelente hombre, distinguido por su bondad y simplicidad, que se convirtió en mi amigo.
Era indispensable verlo en su campo de acción. Me invitó a una “sesión” popular y allí escuché un concierto de gratitud por todas partes. Lesiones en los pulmones, órganos desplazados, asma, enfermedad de Pott (!), parálisis... ¡Toda esta horda de enfermedades mortales se había dado a la fuga!
Vi a una mujer paralítica, que se había sentado contraída y retorcida en su silla, levantarse y caminar. El Sr. Coué habló, exigiendo de todos los presentes una gran confianza, inmensa confianza en sí mismos. Les dijo:
Aprendan a curarse. Ustedes pueden hacerlo. Yo nunca he curado a nadie. El poder está dentro de ustedes. Invoquen su espíritu, hagan que este poder actúe en función de su bienestar físico y mental, y este vendrá, los curará y ustedes serán fuertes y felices.
Habiendo hablado, Coué se acercó a la paralítica y le dijo: “Escuchaste lo que dije, ¿crees que caminarás?”.
“Sí”, respondió ella.
“¡Muy bien! Entonces, ¡levántate!”.
La mujer se levantó, caminó y dio la vuelta al jardín. El milagro se había realizado.
Una joven con la enfermedad de Pott, cuya columna vertebral se enderezó después de tres visitas, me contó sobre la gran felicidad que sintió al volver a la vida después de haber pensado que el suyo era un caso perdido.
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