El proceso creativo en el individuo (traducido) - Thomas Troward - E-Book

El proceso creativo en el individuo (traducido) E-Book

Thomas Troward

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Beschreibung

- Esta edición es única;
- La traducción es completamente original y se realizó para el Ale. Mar. SAS;
- Todos los derechos reservados.

Del Prefacio: "En el presente volumen me he esforzado por exponer al lector la concepción de una secuencia de acciones creativas que comienza con la formación del globo y culmina en una visión de infinitas posibilidades alcanzables por cualquiera que siga la línea correcta de desarrollo. Me he esforzado por demostrar que, partiendo de ciertos hechos científicos incontrovertibles, todas estas cosas se suceden lógicamente y que, por tanto, por muy lejos que estas especulaciones nos lleven más allá de nuestra experiencia pasada, en ningún momento interrumpen el hilo de una conexión inteligible de causa y efecto.

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Índice de contenidos

 

PRÓLOGO

CAPÍTULO 1. EL PUNTO DE PARTIDA

CAPÍTULO 2. LA AUTOCONTEMPLACIÓN DEL ESPÍRITU

CAPÍTULO 3. EL IDEAL DIVINO

CAPÍTULO 4. LA MANIFESTACIÓN DEL PRINCIPIO VITAL

CAPÍTULO 5. EL FACTOR PERSONAL

CAPÍTULO 6. EL ESTÁNDAR DE LA PERSONALIDAD

CAPÍTULO 7. EL PENSAMIENTO RACIAL Y EL NUEVO PENSAMIENTO

CAPÍTULO 8. EL DESENLACE DEL PROCESO CREATIVO

CAPÍTULO 9. CONCLUSIÓN

CAPÍTULO 10. LA OFRENDA DIVINA

CAPÍTULO 11. NOSOTROS EN LA OFRENDA DIVINA

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

El proceso creativo en el individuo

 

 

 

 

THOMAS TROWARD

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

1915

 

 

 

 

PRÓLOGO

 

En el presente volumen me he esforzado por presentar al lector la concepción de una secuencia de acción creativa que comienza con la formación del globo y culmina en un panorama de infinitas posibilidades alcanzables por todo aquel que siga la línea correcta para su desarrollo. Me he esforzado en mostrar que, partiendo de ciertos hechos científicos incontrovertibles, todas estas cosas se deducen lógicamente, y que, por lo tanto, por mucho que estas especulaciones nos lleven más allá de nuestra experiencia pasada, no rompen en ninguna parte el hilo de una conexión inteligible de causa y efecto. Sin embargo, no ofrezco las sugerencias aquí expuestas bajo otra luz que la del razonamiento puramente especulativo; no obstante, no se puede avanzar en ninguna dirección si no es por medio de un razonamiento especulativo que se remonte a los primeros principios de las cosas que conocemos y, a partir de ahí, deduzca las condiciones bajo las cuales los mismos principios podrían ser llevados más allá y hacer que produzcan resultados hasta ahora desconocidos. Es a este método de pensamiento al que debemos todas las ventajas de la civilización, desde las cerillas y las oficinas de correos hasta los automóviles y los aviones, y, por tanto, podemos esperar que especulaciones como la presente no carezcan de valor final. Si nuestras especulaciones nos llevan a la conclusión de que hemos llegado a un punto en el que no sólo somos capaces, sino que estamos obligados, por la ley de nuestro propio ser, a tomar una parte más activa en nuestra evolución personal que hasta ahora, este descubrimiento nos proporcionará una nueva perspectiva de la vida y ampliará nuestro horizonte con nuevos intereses y esperanzas.

Si los pensamientos aquí sugeridos ayudan a algún lector a despejar algunos obstáculos mentales de su camino, el escritor sentirá que no ha escrito en vano. Sólo que cada lector debe pensar en estas sugerencias por sí mismo. Ningún escritor o conferenciante puede transmitir una idea en la mente de su público. Sólo puede exponerla ante ellos, y lo que hagan de ella depende enteramente de ellos mismos: la asimilación es un proceso que nadie puede llevar a cabo por nosotros.

A la amabilidad de mis lectores de ambos lados del Atlántico, y de Australia y Nueva Zelanda, encomiendo este pequeño volumen, no sin un profundo sentido de sus muchas deficiencias, pero al mismo tiempo animado por la generosa indulgencia que se ha tenido con mis libros anteriores.

T.T.

Junio de 1910.

 

 

 

CAPÍTULO 1. EL PUNTO DE PARTIDA

 

Es un viejo refrán que dice que "el orden es la primera ley del cielo", y como muchos otros refranes antiguos, contiene una filosofía mucho más profunda de lo que parece inmediatamente en la superficie. Poner las cosas en mejor orden es el gran secreto del progreso, y ahora somos capaces de volar por el aire, no porque las leyes de la Naturaleza hayan cambiado, sino porque hemos aprendido a disponer las cosas en el orden correcto para producir este resultado; las cosas en sí mismas habían existido desde el principio del mundo, pero lo que faltaba era la introducción de un Factor Personal que, mediante una percepción inteligente de las posibilidades contenidas en las leyes de la Naturaleza, fuera capaz de hacer realidad ideas que las generaciones anteriores habrían ridiculizado como fantasías absurdas de una mente desequilibrada. La lección que hay que aprender de la aviación práctica de hoy en día es la del triunfo del principio sobre el precedente, de la elaboración de una idea hasta sus conclusiones lógicas a pesar del testimonio acumulado de toda la experiencia pasada en sentido contrario; Y con un ejemplo tan notable ante nosotros, ¿podemos decir que es inútil preguntar si con el mismo método no podemos desvelar secretos aún más importantes y obtener algún conocimiento de las causas invisibles que están detrás de las condiciones externas y visibles, y luego, al poner estas causas invisibles en un mejor orden, hacer realidades prácticas de posibilidades que en la actualidad parecen sólo sueños fantásticos? Vale la pena, al menos, dar un paseo preliminar por el camino, y esto es todo lo que este pequeño volumen pretende intentar; sin embargo, esto puede ser suficiente para mostrar el terreno.

Ahora bien, lo primero que hay que hacer en cualquier investigación es tener alguna idea de lo que se busca, tener al menos alguna noción de la dirección general en la que hay que ir, de la misma manera que no se sube a un árbol para encontrar peces, pero sí para encontrar huevos de pájaros. Pues bien, la dirección general en la que todos queremos ir es la de sacar más provecho de la vida de lo que nunca hemos sacado de ella: queremos estar más vivos en nosotros mismos y conseguir todo tipo de condiciones mejoradas en nuestro entorno. Por muy felices que sean las circunstancias de cada uno de nosotros, todos podemos concebir algo aún mejor, o en todo caso nos gustaría hacer permanente nuestro bien actual; y puesto que a medida que avanzan nuestros estudios encontraremos que la perspectiva de posibilidades crecientes se abre cada vez más ampliamente ante nosotros, podemos decir que lo que buscamos es el secreto de obtener más de la Vida en un grado continuamente progresivo. Esto significa que lo que buscamos es algo personal, y que debe obtenerse produciendo condiciones que aún no existen; en otras palabras, es nada menos que el ejercicio de un cierto poder creativo en la esfera de nuestro mundo particular. Así pues, lo que queremos es introducir nuestro propio Factor Personal en el ámbito de las causas invisibles. Esto es una gran cosa, y si es posible en absoluto, debe ser por alguna secuencia de causa y efecto, y esta secuencia es nuestro objeto de descubrir. La ley de Causa y Efecto es una ley de la que nunca podemos escapar, pero si la seguimos cuidadosamente podemos encontrar que nos llevará más lejos de lo que habíamos previsto.

Ahora bien, lo primero que hay que observar es que si logramos descubrir una secuencia de causa y efecto como la que buscamos, otro puede descubrir también el mismo secreto creativo; y entonces, por la hipótesis del caso, ambos deberíamos estar armados con un poder infalible, y si quisiéramos emplear este poder el uno contra el otro nos veríamos abocados al "callejón sin salida" de un conflicto entre dos poderes cada uno de los cuales era irresistible. En consecuencia, se deduce que el primer principio de este poder debe ser la Armonía. No puede estar antagonizando desde diferentes centros; en otras palabras, su operación en un orden simultáneo en cada punto es la primera necesidad de su ser. Lo que buscamos, entonces, es una secuencia de causa y efecto tan universal en su naturaleza como para incluir armoniosamente todas las posibles variaciones de la expresión individual. Esta necesidad primaria de la Ley que buscamos debe ser tenida en cuenta cuidadosamente, pues es obvio que cualquier secuencia que transgreda esta esencialidad primaria debe ser contraria a la naturaleza misma de la Ley, y en consecuencia no puede estar conduciéndonos al ejercicio del verdadero poder creador.

Lo que buscamos, por lo tanto, es descubrir cómo organizar las cosas en un orden tal que ponga en marcha un tren de causalidad que armonice nuestras propias condiciones sin antagonizar el ejercicio de un poder similar por parte de otros. Esto significa, por tanto, que todo ejercicio individual de esta potencia es la aplicación particular de una potencia universal que opera creativamente por sí misma, independientemente de estas aplicaciones individuales; y la armonía entre las diversas aplicaciones individuales se produce cuando todos los individuos alinean su propia acción particular con esta acción creativa independiente de la potencia original. Es, de hecho, otra aplicación del axioma de Euclides de que las cosas que son iguales a la misma cosa son iguales entre sí; de modo que, aunque yo no sepa con qué propósito alguien puede estar utilizando este poder creativo en Pekín, sé que si él y yo comprendemos su verdadera naturaleza, no podemos, de ninguna manera, estar trabajando en oposición el uno al otro. Por estas razones, teniendo ahora una idea general de lo que estamos buscando, podemos comenzar nuestra investigación considerando este factor común que debe estar detrás de todo ejercicio individual del poder creativo, es decir, el funcionamiento genérico del Principio Creativo Universal.

La existencia del mundo que nos rodea, con todos sus habitantes, y la interrelación de todas las partes del sistema cósmico muestran su Unidad subyacente; así, el reino animal depende del vegetal, el reino vegetal del mineral, el mineral o globo terrestre de su relación con el resto del sistema solar, y posiblemente nuestro sistema solar está relacionado por una ley similar con la distribución de otros soles con sus planetas en el espacio. Por lo tanto, nuestra primera mirada nos muestra que el Poder que todo lo origina debe ser en esencia Unidad y en manifestación Multiplicidad, y que se manifiesta como Vida y Belleza a través de la adaptación infalible de los medios a los fines - esto es hasta donde llega su manifestación cósmica de fines: lo que queremos hacer es llevar esta manifestación aún más lejos mediante la operación desde un punto de vista individual. Hacer esto es precisamente nuestro lugar en el Orden de la Creación, pero debemos aplazar la cuestión de por qué ocupamos este lugar hasta más adelante.

Uno de los primeros descubrimientos que todos hacemos es la existencia de la materia. Las espinillas magulladas de nuestra infancia nos convencen de su solidez, así que ahora viene la pregunta: ¿Por qué existe la Materia? La respuesta es que si la forma no se expresara en sustancia sólida, las cosas estarían perpetuamente fluyendo unas en otras, de modo que no se podría mantener ninguna identidad ni un solo momento. A esto podría responderse que es concebible una condición de la materia en la que, aunque en sí misma sea una sustancia plástica, en un estado fluido, podría, sin embargo, mediante la operación de la voluntad, mantenerse en cualquier forma particular deseada. La idea de tal condición de la materia es, sin duda, concebible, y cuando la materia fluida se mantuviera así en formas particulares, se tendría la materia concreta tal como la conocemos ahora, sólo que con esta diferencia, que volvería a su estado fluido tan pronto como se retirara la voluntad de apoyo. Ahora bien, como veremos más adelante, esto es precisamente lo que la materia es realmente, sólo que la voluntad que la mantiene unida en forma concreta no es individual sino cósmica.

En sí misma, la Esencia de la Materia es precisamente la sustancia fluida que hemos imaginado, y como veremos más adelante, el conocimiento de este hecho, cuando se realiza en su debido orden, es la base del control legítimo de la mente sobre la materia. Pero un mundo en el que cada individuo poseyera el poder de concretar o fluir la materia a su dulce voluntad, sin tener en cuenta ningún principio universal de coordinación, es totalmente inconcebible: el conflicto de voluntades impediría que un mundo así siguiera existiendo. Por otra parte, si concebimos un número de individuos que posean este poder y que lo empleen según una unidad cósmica común, entonces el resultado sería precisamente la misma condición estable de la materia con la que estamos familiarizados: esto sería una necesidad de hecho para las masas que no poseen este poder, y una necesidad de principio para los pocos que lo poseen. Así pues, en estas circunstancias prevalecerían las mismas condiciones estables de la Naturaleza que en la actualidad, variando únicamente cuando los iniciados percibieran que el orden de la evolución se vería favorecido, y no obstaculizado, al poner en acción las leyes superiores. Tales ocasiones serían raras, y entonces la desviación de la ley ordinaria sería considerada por la multitud como un milagro. Además, podemos estar seguros de que nadie que haya alcanzado este conocimiento en el orden legítimo realizaría jamás un "milagro" para su propio engrandecimiento personal o con el propósito de asombrar a los espectadores; hacerlo sería contrario al primer principio de la enseñanza superior, que es el de la profunda reverencia por la Unidad del Principio Omnipotente. Por lo tanto, la concepción de tal poder sobre la materia que poseen ciertos individuos no se opone de ninguna manera a nuestro reconocimiento ordinario de la materia concreta, y por lo tanto no tenemos que preocuparnos por el momento de considerar estas excepciones.

Otra teoría es que la materia no existe en absoluto, sino que es una mera ilusión proyectada por nuestra propia mente. Si es así, ¿cómo es que todos proyectamos imágenes idénticas? Suponiendo que cada mente proyecte de forma independiente su propia concepción de la materia, una señora que va a ser ajustada podría ser vista por su modista como una vaca. Generaciones de personas han visto la Gran Pirámide en el mismo lugar; pero en la suposición de que cada individuo proyecta su propio mundo material con total independencia de todos los demás individuos, no hay razón para que dos personas vean la misma cosa en el mismo lugar. Suponiendo una acción tan independiente por parte de cada mente separada, sin ningún factor común que los vincule a todos a un modo particular de reconocimiento, no sería posible ninguna relación entre los individuos; entonces, sin la conciencia de la relación con otros individuos, la conciencia de nuestra propia individualidad se perdería, y así dejaríamos de tener cualquier existencia consciente. Si por el contrario concedemos que existe, por encima de las mentes individuales, una gran Mente Cósmica que les impone la necesidad de ver todos la misma imagen de la Materia, entonces esa imagen no es una proyección de las mentes individuales, sino de la Mente Cósmica; y puesto que las mentes individuales son ellas mismas proyecciones similares de la Mente Cósmica, la materia es para ellas una realidad tan grande como su propia existencia. No dudo que la sustancia material sea así proyectada por la Mente Divina que todo lo abarca; pero también nuestras propias mentes son proyectadas por ella, y por lo tanto la relación entre ellas y la materia es una relación real y no meramente ficticia.

Deseo particularmente que el estudiante tenga claro este punto, que cuando dos factores son proyectados desde una fuente común, su relación entre ellos se convierte en un hecho absoluto con respecto a los factores mismos, a pesar de que el poder de cambiar esa relación sustituyendo una proyección diferente debe necesariamente continuar siempre residiendo en la fuente originaria. Para tomar un simple ejemplo aritmético -por mi poder de proyección mental trabajando a través de mis ojos y dedos escribo 4 X 2. Aquí he establecido una cierta relación numérica que sólo puede producir ocho como su resultado. De nuevo, tengo el poder de cambiar los factores y escribir 4 X 3, en cuyo caso 12 es el único resultado posible, y así sucesivamente. Trabajando de esta manera el cálculo se hace posible. Pero si cada vez que escribo 4 esa cifra posee un poder independiente de establecer un número diferente por el que multiplicarse, ¿cuál sería el resultado? El primer 4 que escribiera podría establecer el 3 como su multiplicador, y el siguiente podría establecer el 7, y así sucesivamente. O si quiero hacer una caja de un tamaño determinado y cortar trozos de tabla en consecuencia, si cada trozo puede cambiar caprichosamente su anchura en un momento dado, ¿cómo podría hacer la caja? Yo mismo puedo cambiar la forma y el tamaño de mi caja estableciendo nuevas relaciones entre los trozos de madera, pero para los trozos de madera en sí las proporciones determinadas por mi mente deben seguir siendo cantidades fijas, de lo contrario no podría tener lugar ninguna construcción.

Esta es una analogía muy aproximada, pero puede ser suficiente para mostrar que para que exista un cosmos es absolutamente necesario que haya una Mente Cósmica que vincule todas las mentes individuales a ciertas unidades genéricas de acción, y que así produzca todas las cosas como realidades y nada como ilusión. La importancia de esta conclusión se hará más evidente a medida que avancemos en nuestros estudios.