Entrenamiento para hablar en público - Grenville Kleiser - E-Book

Entrenamiento para hablar en público E-Book

Grenville Kleiser

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Beschreibung

¿Te gustaría dominar el arte de hablar en público, vencer tus miedos y ser capaz de influenciar positivamente a las personas que te escuchan?

Hoy en día casi todos nosotros tenemos la necesidad de hablar delante de otros, con el fin de enseñar, vender, guiar o simplemente exponer y defender nuestros pensamientos. En el presente libro encontrarás, por una parte, un imprescindible estudio clásico sobre La Oratoria, así como un moderno ensayo, adaptado al siglo XXI, donde se te mostrarán las herramientas y trucos necesarios para triunfar dando conferencias, formando a clientes, exponiendo y vendiendo productos, o cualquier otro uso que le puedas dar al hecho de comunicarte frente a otras personas. Aprenderás la importancia del humor, de la empatía con los oyentes y de preparar con anticipación las estrategias para transmitir con éxito el mensaje que quieres que tu audiencia recuerde.

SOBRE LOS AUTORES:
Walter L. Prize es un escritor y orador motivacional, especializado en el éxito personal y profesional. Experto en la mecánica y funcionamiento del cerebro, así como en Física Cuántica.
Grenville Kleiser fue una de las máximas referencias en el arte de hablar en público. Tiene decenas de libros publicados sobre el tema.

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INTRODUCCIÓN: EL ARTE DE GANARSE LA VIDA CON LA PALABRA

Lo cierto es que desde la aparición del habla, hace ya muchos, muchos siglos, el ser humano ha utilizado este medio no solo para comunicarse, sino para conseguir ciertos fines valiéndose de ese acto de comunicación. Hablar deja de ser un simple vehículo para expresarnos, para ser mucho más.

A lo largo de miles de años hemos utilizado la palabra para convencer, defender, convertir, hipnotizar, cambiar, argumentar, persuadir, tranquilizar, ensalzar, filosofar, enamorar, motivar, denigrar, vapulear, hundir, influenciar, vender... y un sinfín de cosas más. No cabe duda de que quien ha conseguido un domino especial de este arte de comunicación, ha sabido sacarle el máximo partido y hacerse un pequeño hueco en la historia de la humanidad. Ahí están los grandes líderes mundiales (desde Julio César a John Fitzgerald Kennedy, pasando por Martin Luther King, Mahatma Gandhi o Nelson Mandela). Personas que un día cambiaron el sentir de un pueblo a través de sus discursos y acciones. También tenemos a grandes filósofos (de Sócrates a algunos más actuales como Osho) que supieron inculcar a su voz la fuerza necesaria para transformar las vidas de millones de almas, y, por ende, la vida del ser humano en general. Tampoco quiero olvidarme de aquellos que transmitieron con las palabras el amor por la vida e hicieron del arte de hablar en público una forma significativa para guiar a sus iguales. ¿Quién no ha aprendido de las enseñanzas de Jesús de Nazaret o Buda, por ejemplo? ¡Y vaya si fue extraordinaria su influencia, que en pleno siglo XXI, millones y millones de personas de todo el planeta, aún siguen sus preceptos!

Hoy en día hay decenas de profesiones donde hablar para otros se vuelve imprescindible. A saber: profesores, formadores, conferenciantes, políticos, actores, abogados... Además de eso, es una herramienta determinante en la mayoría de empresas y puestos de trabajo, dado que el buen funcionamiento de un equipo laboral conlleva un buen uso de la comunicación y, en la mayoría de los casos, liderazgo. Y el espíritu del líder está muy asociado al habla, pues con ella expone, soluciona o entusiasma al resto de sus compañeros.

En la última década, con el boom definitivo de internet, donde todos estamos más conectados que nunca con cualquier persona de cualquier país del mundo, han aflorado profesiones alternativas muy relacionadas a la expresión oral: bloggers y conferenciantes online, vídeo-formadores e-learning, digital marketers, oradores motivacionales, community managers… Lo que me permite decir que el arte de hablar en público se tornará una de las herramientas más necesarias y determinantes en las próximas décadas, dejando de ser un instrumento que unos pocos utilizaban para potenciar su poder sobre el resto, para ser un medio que millones de personas necesitarán para poder ganarse la vida dignamente. ¡Es la profesión del futuro más inmediato!

De ahí que hayamos decidido realizar este libro, ya que nos dimos cuenta que estos nuevos trabajadores de este presente-futuro inmediato, necesitaban una guía que los llevase a descubrir las grandes puertas que hablar en público les puede abrir desde hoy mismo. Aquí encontrarás un apartado del libro con una visión modernizada, actualizada a los nuevos designios del siglo XXI, de este acto de comunicación, realizada por mí, Walter L. Prize, escritor y orador motivacional, dividida en cuatro partes: 1) Los conceptos imprescindibles para dominar el arte de hablar en público; 2) Lo que debes saber y hacer antes de hablar en público; 3) Lo que debes saber y hacer durante el discurso; y 4) Lo que debes saber y hacer después del discurso. Pero además, también encontrarás una versión muy simplificada y esquemática de un maravilloso libro de Grenville Kleiser titulado “The Training of a Public Speaker”. En él descubrirás un plano mucho más teórico, sesudo y clásico sobre el arte de la Oratoria y la Retórica, que te llevará a entender la evolución que ha tenido el habla a lo largo de los siglos, dependiendo del uso realizado, pero que te dejará muy claro que la esencia es la misma que la utilizada por oradores tan determinantes en la historia como el gran Quintiliano. Esta parte del libro, sin duda, te exigirá mucho más esfuerzo de lectura, ya en él se desarrollarán conceptos más avanzados. Diríamos que la primera parte del libro te empujará al oficio de hablar en público, mientras que esta segunda parte te pondrá bajo la pista de las ideas teóricas que se vienen dando desde tiempos de la Antigua Grecia y Roma.

Lo que pretendo con estas páginas es que consigas con la lectura y puesta en práctica de lo que aquí se expone, la seguridad y confianza necesaria para lanzarte a hablar delante de otras personas, perdiendo todo miedo y sabiendo expresar a la perfección lo que quieres decir. ¡Lo harás muy fácilmente y, lo más importante, divirtiéndote! ¿Es complicado hablar en público? Rotundamente, NO. Hablar es fácil si:

1) Sabes qué tienes que decir.

2) Conoces y dominas los conceptos básicos para expresar correctamente lo que quieres expresar.

3) Sabes dominar tus emociones y pensamientos.

Teniendo en cuenta estos puntos, ¡adiós al miedo!, todo lo demás vendrá rodado. Además de tener en cuenta que si lo que vas a contar no despierta interés en ti, tampoco le despertará ningún tipo de interés a los demás. Debes convertirte en lo que quieres transmitir. Bebes poner pasión a lo que cuentas y literalmente debes “sentir” lo que quieres que tus oyentes “sientan”. Si el tema del que hablas no te apasiona, olvídalo, pues lo único que harás es hacer que la gente se aburra y pierda el tiempo. Por el contrario, si el tema te hace vibrar, lograrás que los demás vibren contigo. Seguro. Y con el tiempo y la práctica, aprenderás a mejorar, a sintetizar mejor la información y a transmitirla de forma más sencilla, amena y directa. Aprenderás a dominar los tiempos de lo que siente y experimenta tu auditorio. Es solo cuestión de conocimientos y práctica. Es un ciclo de aprendizaje que nunca acaba y en el que siempre hay hueco para la mejora.

Por lo pronto, te animo a que no dejes para mañana las enseñanzas que este libro te puede ofrecer y que empieces ahora mismo su lectura. Te transformará y te convertirá en una persona más segura de sí misma y con las ideas más claras de lo que quiere expresar al mundo entero. Es una gran oportunidad, no la desaproveches, independientemente de si deseas dominar este arte con el fin de dirigir con sabiduría a tu equipo empresarial o enseñar en un colegio o universidad o dar charlas para motivar a personas que lo necesiten… Sea lo que sea, estoy seguro de que este libro te servirá de guía y te echará una mano en este viaje.

¡Mucha suerte! ¡Y mucho trabajo! ¡Adelante!

Walter L. Prize

LIBRO PRIMERO:APRENDE A HABLAR EN PÚBLICO

Walter L. Prize

PRIMERA PARTE:LOS CONCEPTOS IMPRESCINDIBLES PARA DOMINAR EL ARTE DE HABLAR EN PÚBLICO

 

LAS NEURONAS ESPEJO, NUESTRA MEJOR ARMA PARA LA EXCELENCIA

Transmitimos aquello que sentimos en nuestro propio cuerpo. Nuestro mensaje (ya sea una historia, un eslogan, un producto, una lección moral o lo que quiera que queramos que le llegue a la audiencia) está unido a una serie de componentes que nuestro público no “lee” a simple vista, pues no son conscientes de ellos, pero que su cerebro sí que procesa y “lee” a la perfección. Se trata de emociones, microexpresiones, reacciones involuntarias, etc.

¿No has pensado alguna vez: “Esta persona no me cae bien, aunque no sepa por qué”?

¡Claro que sí! Y eso es debido a que has “leído” sus expresiones, y éstas te decían que no debías fiarte mucho de esa persona. ¡El cuerpo no miente!

Las mayoría de oradores novatos no se dan cuenta de que dicen con su boca unas cosas que contradicen con los movimientos de su cuerpo, motivando que la gente no acabe convencida por el discurso, a pesar de lo contundente de sus palabras. ¿Por qué? Lo repito: porque nuestro cuerpo no miente. Nuestro cuerpo dice EXACTAMENTE lo que sentimos en ese momento. Y aunque quizá quien nos vea no sepa conscientemente descifrar esas mentiras, ten por seguro que albergará muchas dudas sobre lo que le contamos.

Por esa razón, nosotros, como oradores profesionales, debemos tener claro dos cosas, que debemos apelar a:

1) La parte consciente del oyente.

y 2) La parte inconsciente del oyente.

Y para ello debemos saber, antes de empezar:

1) Qué queremos que nuestros oyentes “oigan” y “sientan” con nuestro mensaje.

y 2) Cómo TRANSFORMARNOS en eso que los oyentes “oirán” y “sentirán”, con el fin de transmitir verdad y nada más que verdad, que es de lo que se trata.

En 1996 Giacomo Rizzolatti hizo un descubrimiento que ha hecho que cambie nuestra forma de ver y entender nuestra conexión con el resto de personas con las que nos interrelacionamos. Se trata de las neuronas espejo, que son una cierta clase de neuronas cerebrales que se activan cuando una persona o animal ejecuta un movimiento, o cuando imagina u observa ese mismo movimiento siendo ejecutado por otra persona o animal.

Las neuronas espejo hacen que sintamos en nuestro cerebro, y por ende en nuestro cuerpo, lo que vemos de verdad o imaginamos. Literalmente, esta serie de neuronas nos convierten en lo que vemos o imaginamos la mayoría del tiempo. Si vemos desgracia en el mundo, nos hacen sentir empatía con esa sensación y nos sentiremos automáticamente desgraciados. Pero ¿qué pasaría si, como oradores, hiciésemos ver o imaginar amor, pasión o entusiasmo a nuestros oyentes? Pues que esas neuronas harían que nuestro auditorio sintiese el amor en toda su expresión, la alegría, la felicidad y esa pasión y entusiasmo.

Al ser humano, desde el principio de los tiempos, le ha gustado escuchar historias. Ahora las vemos en el cine o las leemos en los libros, que viene a ser lo mismo. ¿Por qué nos gusta hacerlo? ¿Por qué perder un tiempo valiosísimo en escuchar, leer o ver historias reales o ficticias que les han pasado a otros? Porque nos gusta experimentar una serie de sensaciones que esas personas han vivido, nos hace experimentar las emociones que desarrollan los protagonistas. Los entendemos perfectamente porque no hablan con las palabras, hablan con el alma y con el lenguaje más universal de todos. Y al escuchar o ver sus andanzas, nuestro cerebro va recreando las situaciones, y nuestras neuronas espejo nos hacen vivenciarlas como propias. Ésa es la razón de que nos emocionemos con las historias de amor, amistad o fe, por poner algunos ejemplos, que vemos en las películas, leemos en los libros o nos cuentan. De esa manera aprendemos a vivir; aprendemos de esas experiencias, aunque no sean nuestras. Nuestro cerebro activa las mismas redes neuronales tanto si estamos viviendo la situación de forma real, como si la estamos imaginando o viendo. Así, tanto si es real como si no lo es, nuestro cuerpo, nuestras emociones y sentimientos, se comportan como si lo fuera.

Estamos ante un arma potentísima, si le sabemos extraer el máximo jugo, ya que por una parte nos ayudará a aprender a SENTIR, RESPIRAR y COMPORTARNOS como el orador que queremos ser; y por otra, nos impulsará a interrelacionarnos con nuestros receptores mediante el lenguaje más universal de todos, el de las emociones. Así, diremos verdad y nada más que verdad en nuestro discurso.

No te miento si te digo que las neuronas espejo se convertirán para ti, como orador, en tu mayor y más eficaz herramienta para conectar con la persona que te escucha. Es el puente para empatizar con los demás. Y lo es por dos razones:

1) Porque podrás dominar qué quieres sentir tú y quién quieres ser realmente, gracias a TUS neuronas espejo.

2) Porque transmitirás aquello que quieres que tu público “sienta”, gracias a SUS neuronas espejo.

Cualquier discurso público debe “cambiar”, transformar de alguna manera al oyente, debe llevarle de un estado A a un estado B, sea él consciente de ello o no. Debe motivarle a dejar de fumar definitivamente, a comprar ese coche que siempre quiso, a votar con convencimiento en esas elecciones; debe decidirse a convertirse a la excelencia… o lo que sea… En definitiva, debe aprender algo. Si no es así, nuestro discurso no habrá tenido ningún tipo de sentido.

Nosotros (tú y yo… y el resto de los oradores mundiales) tenemos que comprometernos con el cambio y la transformación de nuestros oyentes. Ése es nuestro cometido. Transformar honestamente las vidas de quienes nos escuchan y nos prestan lo más valioso que tienen en sus vidas (aquello que nunca más podrán recuperar): SU MARAVILLOSO Y PRECIADO TIEMPO. Simplemente por esa cuestión, tienes la obligación de utilizar la palabra RESPETO en su máxima expresión. Lo cual quiere decir que debes formarte como orador de la mejor manera. O sea, comprometerte a ser “no bueno”, sino “el mejor”, lo cual implica procurar ser excelente siempre. Y mejorar cada día. No solo por ti, sino también por ellos, por tus oyentes. Lo primero que debemos trabajar es la imagen global de quién queremos ser, del tipo de orador que nos gustaría llegar a ser (que es lo que explicaremos en los siguientes apartados). Lo segundo, una vez que tenemos esa imagen asociada a nosotros, es preparar el discurso y los sentimientos asociados al mismo. En ambos aspectos será necesario el uso de los conocimientos en las neuronas espejo y, algo muy importante: la repetición.

El cerebro humano aprende creando nuevas redes de neuronas que se encienden a la vez. Cada vez que aprendemos algo, una serie de neuronas se conectan juntas. Si pasado un tiempo estas neuronas se siguen encendiendo y conectándose a la vez, la red neuronal se afianzará y cada vez será más potente y fuerte. Se convertirá en una red consolidada. Y eso lo habremos conseguido mediante LA REPETICIÓN. Que las neuronas se conecten al principio juntas no garantiza que lo vayan a hacer siempre igual. Lo que lo garantiza es la repetición. Si siempre se hace así, siempre será así. De esta manera aprendemos no solo conceptos, sino también formas de comportamiento ante las mismas acciones.

Te voy a poner un par de ejemplos para que lo entiendas más fácilmente. Cuando uno aprende a conducir, no aprende en el primer día el dominio total del coche, por mucho que pueda el profesor explicarle todos los conceptos. Es la práctica diaria la que hace que legue un momento en el cual podamos conducir con total seguridad sin ni siquiera tener que pensar en cada uno de los movimientos a realizar. El primer día pudimos crear la red neuronal que nos permitirá conducir, pero no es hasta pasado un tiempo, después de muchas repeticiones, cuando conducimos de forma segura y confiada.

Otro ejemplo. Pongamos que un hermano reacciona de forma airada, e incluso violenta, cada vez que su otro hermano toca algún juguete que es suyo o dice algo que le molesta y le saca de quicio. Esto no sucede de un día para otro. Este comportamiento aprendido es la consecuencia de repetir durante mucho tiempo la misma reacción. Ha encendido tantas veces las misma neuronas, que llega un momento que no puede dominar esa reacción, surge de forma incontrolada, ya que es la algo que está grabado dentro de su cerebro: a tal causa tal efecto. Siempre el mismo. Es difícil de controlar porque está fuertemente arraigado a base de repetición.

También se puede aprender a base de un gran impacto emocional, pero es algo que nosotros utilizaremos menos en nuestro desarrollo como oradores, o que al menos no nos será de tanta utilidad como la repetición. Te pongo un ejemplo para que entiendas el concepto de “gran impacto emocional”. Seguro que la primera vez que fuimos a meter los dedos en el enchufe siendo niños y nuestra madre nos gritó aterrada, y asustándonos, se nos quedó grabado al instante que “los dedos en el enchufe no se debían poner”. ¿Por qué? Porque al factor “no hagas eso” se le sumó una grandísima carga emocional. Eso hace que nuestras redes sinápticas cerebrales se enraícen con esa carga emocional, haciéndola más gruesa y potente, con lo que la recordaremos sin problemas durante mucho más tiempo.

Por otra parte, en muchos procesos de aprendizaje utilizaremos “el aprendizaje por imitación”, que es la consecuencia del uso de las neuronas espejo. Los bebés, sin ir más lejos, aprenden a convivir con el mundo mediante este método. Es un juego para ellos. Caminar es un ejemplo muy claro de ello. Ven a los adultos. Sus neuronas procesan el movimiento que hay que hacer. Lo ven e imaginan miles de veces, hasta que se lanzan a hacerlo. No les sale a la primera, claro. Pero no se desaniman y se quedan en el carrito toda su vida. Se levantan y lo intentan una y otra vez. Siguen viendo a los adultos e imaginando en su mundo interior gracias a las neuronas espejo. Cuando consiguen en su interior tener en orden todas las coordenadas y estímulos necesarios para poder dominar y mover todos los huesos y músculos necesarios, voilà, el milagro ocurre, empiezan a caminar como por arte de magia. ¡Eso es lo que nosotros vamos a hacer para convertirnos en oradores profesionales! ¡Exactamente eso! Un bebé no corre un maratón el primer día, por mucho que le pudiese gustar la idea. Todo lleva su tiempo… y observación y repetición. Por eso tú tampoco deberías salir a hablar delante de 5.000 personas tu primer día. Todo llegará, con constancia, deseo enfocado y más y más repetición.

¡Vamos a ello!

CONCEPTOS PARA RECORDAR:

– Transmites lo que dices verbal y físicamente.

– Debes convertirte en aquello que quieres transmitir. Sentir lo que quieres que sientan.

– Las neuronas espejo te hacen sentir lo que ves o te imaginas.

– Has de utilizar las neuronas espejo para sentir lo que quieres transmitir. Y para convertirte en la persona que quieres llegar a ser.

– El discurso debe servir para llevar al oyente de un estado A a un estado B.

– La repetición es lo que hace que las neuronas espejo afiancen los sentimientos y comportamientos asociados, por eso REPETIR es la base del aprendizaje.

– Viendo aprendemos por imitación gracias a las neuronas espejo.

CONVIÉRTETE EN EL TIPO DE ORADOR QUE QUIERES SER

¿Cuáles son tus ídolos en este terreno? ¿Quizá un audaz vendedor de lengua fácil que siempre conseguía venderte algo? ¿Quizá un profesor que te marcó por su entusiasmo y honestidad? ¿Quizá un jefe que durante años consiguió motivarte al 100% y sacó de ti lo mejor cada día? Da igual quien sea, pero seguro que hay alguien, aunque sea una persona remota a la que solo conozcas por la tele o por internet. Alguien a quien te gustaría parecerte; alguien de quien admires ciertos talentos que tú querrías para ti. Si no lo hay, ya tienes tu primera misión: buscarlo. Buscar y encontrar un modelo en el que mirarte.

Como hemos explicado en el punto anterior. Aprendemos por imitación gracias a unas neuronas llamadas espejo. Por eso necesitamos ese modelo al que observar e imitar, hasta que esas neuronas consigan transformarnos interiormente y empecemos a desarrollar las cualidades que necesitamos para ser la persona que queremos ser, en este caso oradores adaptados al ámbito que tú precises o más te guste.

Al final, seguro que te surgen no uno, sino varios modelos que admirar. De unos admirarás la seguridad y el temple, de otros el entusiasmo y la pasión, o el empaque, el saber estar, la fuerzan, el dominio de tiempos, la espontaneidad, la magia, la vocalización o tantas otras cosas que te pueden convertir “no en uno bueno”, sino en “el mejor”. Y quiero aclarar en este punto que cuando digo “el mejor” no estoy hablando de una competencia feroz contra otros oradores. Eso nunca te llevará a buen puerto. Me refiero a una competencia sana y nutritiva contigo mismo. Cada día debes ser un poquito mejor, pero un poquito mejor que tú mismo. Eso es evolucionar y encontrar la excelencia.

Tu función es hacer una lista de todas las cualidades que deseas tener para ser el mejor. Una vez que tengas esa lista, hazte un esquema en el que anotes qué modelos pueden tener esos requisitos que te gustan. Tómate tu tiempo, añade concienzudamente todas las cualidades y modelos. Y vuelve a esta lista para mejorarla tantas veces como sea necesario, cada vez que precises de alguna cualidad nueva.

Ahora vamos a darle utilidad a esa lista…

CONCEPTOS PARA RECORDAR:

– Tenemos que encontrar un modelo (o varios) a seguir, de los cuales extraigamos las cualidades que necesitamos para ser quien queremos ser.

– Mejorarte cada día es evolucionar y encontrar la excelencia.

OBSERVA AL TIPO DE ORADOR QUE TE GUSTARÍA SER