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Cualquier persona que practica algún deporte puede sufrir lesiones. Mucha gente nunca se recupera de ellas porque no es consciente de lo que pueden hacer para facilitar la recuperación. Pero no hay necesidad de resignarse a vivir con una lesión deportiva. En La anatomía de las lesiones deportivas, mezclando la experiencia práctica de la vida real con un libro de conocimientos teóricos, el autor presenta un complejo de estrategias de prevención, tratamiento y gestión que todo el mundo puede entender. La información detallada ayudará al lector a prevenir las lesiones deportivas y, en caso de que se sufra una, ayudará a tratarla con efectividad para permitir la vuelta a la actividad lo antes posible. Con 200 ilustraciones a todo color que muestran 119 lesiones deportivas en detalle y que se clasifican según las diversas áreas del cuerpo, las explicaciones de las diferentes lesiones comprenden: la anatomía y fisiología que se ven implicadas particularmente en la lesión, posibles causas, síntomas y complicaciones, tratamiento inmediato, procedimientos de rehabilitación y pronóstico a largo plazo. También se presentan 150 dibujos de ejercicios de estiramiento, fortalecimiento y rehabilitación que el lector puede usar para acelerar el proceso de recuperación. Este libro está indicado para cualquier deportista o entusiasta del fitness que se ha lesionado y querría saber qué implica esa lesión, como rehabilitarla y cómo prevenir complicaciones o lesiones en el futuro.
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La anatomía de las
lesiones deportivas
Brad Walker
Autor de Anatomía & estiramientos
Incluye 119 explicaciones de fácil comprensión sobre lesiones deportivas.
Publicado según acuerdo con North Atlantic Books
Copyrigh de la obra original: © 2005 by Simeon Niel-Asher.
Título original: The anatomy of sports injuries
Revisión técnica: Dr. Carles Pedret Carballido.
Dr. en Medicina especialista en Medicina del Deporte
Traducción: Mónica Günther Bell
Diseño cubierta: Rafael Soria
© 2017, Brad Walker
Editorial Paidotribo
www.paidotribo.com
E-mail: [email protected]
2ª reimpresión de la 1ª edición
ISBN: 978-84-9910-019-7
ISBN EPUB: 978-84-9910-120-0
BIC: MMS
Fotocomposición: Editor Service, S.L.
Quedan rigurosamente prohibidas, sin la autorización escrita de los titulares del copyright, bajo las sanciones establecidas en las leyes, la reproducción parcial o total de esta obra por cualquier medio o procedimiento, comprendidos la reprografía y el tratamiento informático, y la distribución de ejemplares de ella mediante alquiler o préstamo públicos.
Índice
Introducción
Capítulo 1. Explicación de la lesión deportiva
¿Qué constituye una lesión deportiva?
¿Qué está afectado en una lesión deportiva?
¿Cómo saber si una lesión deportiva es aguda o crónica?
¿Cómo se clasifican las lesiones deportivas?
¿Cómo se clasifican los esguinces/distensiones?
Capítulo 2. Prevención de la lesión deportiva
Introducción a la prevención de la lesión deportiva
Calentamiento
Relajación
El principio FITT
Sobreentrenamiento
Desarrollo de la condición física y la habilidad
Estiramientos y flexibilidad
Instalaciones, reglas y sistemas de protección
Capítulo 3. Tratamiento y rehabilitación de la lesión deportiva
Introducción a la gestión de la lesión deportiva
Recuperación de los componentes de la condición física
Capítulo 4. Lesiones deportivas de la piel
1. Cortes, abrasiones, rozaduras
2. Quemaduras solares
3. Congelación
4. Pie de atleta
5. Ampollas
6. Callos, callosidades y verrugas plantares
Capítulo 5. Lesiones deportivas de la cabeza y el cuello
Agudas
7. Conmoción cerebral, contusión, hemorragia, fractura
8. Esguince cervical, fractura, contusión
9. Síndrome del estiramiento del nervio cervical
10. Latigazo cervical
11. Tortícolis (contractura cervical aguda)
12. Hernia discal (patología aguda de disco cervical)
13. Pinzamiento de nervio (radiculitis cervical)
14. Espondilosis cervical
15. Dientes
16. Ojo
17. Oído
18. Nariz
Capítulo 6. Lesiones deportivas de las manos y los dedos
Agudas
19. Fracturas del metacarpo
20. Esguince del pulgar (ligamento colateral cubital)
21. Dedo en martillo (tendón del extensor largo)
22. Esguince de dedo
23. Luxación de dedo
Crónicas
24. Tendinitis de mano/dedo
Capítulo 7. Lesiones deportivas de la muñeca y el antebrazo
Agudas
25. Fractura de muñeca y antebrazo
26. Esguince de muñeca
27. Luxación de muñeca
Crónicas
28. Síndrome del túnel carpiano
29. Síndrome del túnel cubital
30. Quiste sinovial en la muñeca
31. Tendinitis de muñeca
Capítulo 8. Lesiones deportivas del codo
Agudas
32. Fractura de codo
33. Esguince de codo
34. Luxación de codo
35. Rotura del tendón del tríceps braquial
Crónicas
36. Codo de tenista
37. Codo de golfista
38. Codo de lanzador
39. Bursitis del codo
Capítulo 9. Lesiones deportivas del hombro y el brazo
Agudas
40. Fractura (clavícula, húmero)
41. Luxación de hombro
42. Subluxación de hombro
43. Luxación acromioclavicular
44. Luxación esternoclavicular
45. Rotura del tendón del bíceps braquial
46. Hematoma en el bíceps braquial
47. Esguince muscular (bíceps braquial, pectoral)
Crónicas
48. Síndrome de atrapamiento
49. Tendinitis del manguito de los rotadores
50. Bursitis de hombro
51. Tendinitis bicipital
52. Inflamación de la inserción del músculo pectoral
53. Hombro congelado (capsulitis adhesiva)
Capítulo 10. Lesiones deportivas de la espalda y la columna
Agudas
54. Esguince muscular de la espalda
55. Distensión de ligamentos de la espalda
56. Contusión torácica
Crónicas
57. Hernia discal
58. Protrusión de disco
59. Fractura de vértebra por estrés
Capítulo 11. Lesiones deportivas del pecho y el abdomen
Agudas
60. Fractura de costillas
61. Tórax inestable
62. Esquince de los músculos abdominales
Capítulo 12. Lesiones deportivas de las caderas, la pelvis y la ingle
Agudas
63. Esguince del flexor de la cadera
64. Hematoma pélvico
65. Fractura por avulsión
66. Esguince inguinal
Crónicas
67. Osteitis púbica
68. Fractura por estrés
69. Síndrome del piriforme
70. Tendinitis del psoasilíaco
71. Tendinitis de los aductores
72. Síndrome de la cadera de resorte
73. Bursitis trocantérea
Capítulo 13. Lesiones deportivas de los isquiotibiales y el cuádriceps
Agudas
74. Fractura del fémur
75. Esguince del cuádriceps
76. Esguince de los isquiotibiales
77. Hematoma en el muslo (contusión)
Crónicas
78. Síndrome de la cintilla iliotibial
79. Tendinitis del cuádriceps
Capítulo 14. Lesiones deportivas de la rodilla
Agudas
80. Esguince del ligamento colateral medial
81. Esguince del ligamento cruzado anterior
82. Desgarro del menisco
Crónicas
83. Bursitis
84. Plica (pliegue) sinovial
85. Síndrome de Osgood-Schlatter
86. Osteocondritis disecante
87. Síndrome de dolor femororrotuliano
88. Tendinitis rotuliana (rodilla de saltador)
89. Condromalacia rotuliana (rodilla de corredor)
90. Subluxación de la rótula
Capítulo 15. Lesiones deportivas de la pierna
Agudas
91. Fracturas (tibia, peroné)
92. Esguince de pantorrilla
93. Esguince del tendón de Aquiles
Crónicas
94. Tendinitis del tendón de Aquiles
95. Síndrome de dolor tibial medial
96. Fractura por estrés
97. Síndrome del compartimiento anterior
Capítulo 16. Lesiones deportivas del tobillo
Agudas
98. Esguince de tobillo
99. Fractura de tobillo
Crónicas
100. Tendinitis del tibial posterior
101. Subluxación del tendón del peroneo
102. Tendinitis del peroneo
103. Osteocondritis disecante
104. Supinación
105. Pronación
Capítulo 17. Lesiones deportivas del pie
Agudas
106. Fractura del pie
Crónicas
107. Bursitis retrocalcánea
108. Fractura por estrés
109. Tendinitis del extensor y el flexor
110. Neuroma de Morton
111. Sesamoiditis
112. Juanete
113. Dedo en martillo
114. Hiperextensión del dedo gordo
115. Pie cavo
116. Fascitis plantar
117. Espolón calcáneo
118. Uña negra (hematoma subungueal)
119. Uña encarnada
Glosario
Direcciones anatómicas
Bibliografía
Índice alfabético
Introducción
A medida que la práctica del deporte aumenta en la sociedad, mayor es también la posibilidad de sufrir una lesión deportiva. En consecuencia, es necesario tener referencias detalladas y de fácil comprensión para prevenir, tratar y gestionar este tipo de lesiones.
Pese a que existen muchos libros que tratan sobre este asunto, muy pocos son capaces de presentar la información anatómica detallada de manera comprensible para todo el mundo, desde el aficionado al deporte hasta el deportista profesional, desde el entrenador personal principiante hasta el entrenador deportivo veterano, o desde el recién graduado universitario hasta un experto médico deportivo.
Por ello destaca La anatomía de las lesiones deportivas. Mezclando la experiencia práctica de la vida real con un libro de conocimientos teóricos, el autor presenta un complejo de estrategias de prevención, tratamiento y gestión que todo el mundo puede entender. La información detallada e incluso simple ayudará al lector a prevenir las lesiones deportivas y, en caso de que sufra una, ayudará a tratarla con efectividad para permitir la vuelta a la actividad lo antes posible.
Pero eso no es todo, La anatomía de la lesión deportiva va un paso más allá. Mediante el uso de ilustraciones a color, el libro transporta al lector al interior del cuerpo, aportando una ayuda visual que permite una mayor comprensión del trabajo del cuerpo humano durante el proceso de una lesión deportiva.
La anatomía de las lesiones deportivas da una visión panorámica de las lesiones relacionadas con el deporte. En el capítulo 1 se da un repaso general sobre qué es una lesión deportiva y se definen varios conceptos. En el capítulo 2 se explica la clave de las estrategias de prevención para ayudar a reducir la posibilidad de sufrir una lesión deportiva. En el capítulo 3 se detalla un programa de tratamiento y rehabilitación que ayudará a asegurar una pronta y completa recuperación.
Finalmente, en los capítulos 4-17, el punto fuerte de este libro, se detallan 119 lesiones deportivas en un formato fácil de entender. Clasificadas según las diversas áreas clave del cuerpo, las explicaciones de las diferentes lesiones comprenden: la anatomía y fisiología que se ven implicadas particularmente en la lesión, posibles causas, síntomas, complicaciones, tratamiento inmediato, procedimientos de rehabilitación y pronóstico a largo plazo.
Dirigido a los entusiastas del fitness y a profesionales de la salud de cualquier nivel, La Anatomía de las lesiones deportivas también proporciona ejercicios aconsejables de fuerza y flexibilidad para ayudar a la prevención, el tratamiento y la rehabilitación de la lesión deportiva. Estos ejercicios no son para nada exhaustivos, sino que simplemente proporcionan una orientación. Consulte a su médico para un programa personalizado que encaje con sus necesidades individuales.
Nota
Suele haber confusión sobre si se debe hablar de tendón rotuliano o de ligamento rotuliano. El ligamento rotuliano (ligamentum patellae) se prolonga desde la rótula hasta la tuberosidad tibial. Si uno piensa en la rótula como en un hueso por derecho propio, entonces debería naturalmente llamarlo ligamento rotuliano, ya que conecta dos huesos (la rótula a la tibia). Sin embargo, si considera la rótula un hueso sesamoideo que vive dentro del tendón del cuádriceps, entonces también parece correcto llamarlo tendón rotuliano (porque conecta un músculo a un hueso). Otra sugerencia sería que, a medida que el tendón envejece, se vuelve más ligamentario. Así que para más claridad me he referido a él como ligamento (tendón) rotuliano en todo el libro.
1
Explicación de la lesión deportiva
¿Qué constituye una lesión deportiva?
¿Qué está afectado en una lesión deportiva?
¿Cómo saber si una lesión deportiva es aguda o crónica?
¿Cómo se clasifican las lesiones deportivas?
¿Cómo se clasifican los esguinces/distensiones?
Nadie duda de los beneficios de practicar deporte de forma regular y estructurada: mejor función cardiovascular, incremento de la fuerza muscular y aumento de la flexibilidad, todo ello contribuye a una mayor calidad de vida. Sin embargo, uno de los poquísimos inconvenientes del ejercicio es una mayor propensión a las lesiones deportivas.
A medida que aumentan los índices de participación en el deporte y el ejercicio, lo cual es algo bueno, los índices de lesión también van en aumento. De hecho, la Comisión de Seguridad de Productos de Consumo de Estados Unidos estima que “entre 1991 y 1998 las lesiones en la práctica del golf y la natación aumentaron un 110%; las lesiones en patinaje sobre hielo y levantamiento de peso, 75%; las lesiones en fútbol, 55%; en ciclismo, 45%; en voleibol, 44%, y en fútbol americano, 43%.”
¿Qué constituye una lesión deportiva?
Mientras que una lesión física en general puede ser definida como cualquier tensión en el cuerpo que impide que el organismo funcione adecuadamente y da como resultado que el cuerpo precise un proceso de reparación, una lesión deportiva se puede definir además como cualquier tipo de lesión, dolor o daño físico que se produce como resultado del deporte, la actividad física o el ejercicio.
Aunque el término lesión deportiva puede ser utilizado para definir una lesión ocasionada como resultado del deporte, se suele usar para lesiones que afectan el sistema musculoesquelético, compuesto por músculos, huesos, tendones, cartílagos y tejidos asociados.
Las lesiones más graves, como los traumatismos en cabeza, cuello o médula espinal, se suelen considerar aparte de las lesiones deportivas corrientes, como los esguinces, las distensiones, las fracturas y las contusiones.
¿Qué está afectado en una lesión deportiva?
Las lesiones deportivas se asocian comúnmente al sistema musculoesquelético, que comprende músculos, huesos, articulaciones y sus tejidos asociados, como los ligamentos y los tendones. A continuación se explican brevemente los componentes que forman el sistema musculoesquelético.
Músculos
El músculo está compuesto por un 75% de agua, 20% de proteína y 5% de sales minerales, glucógeno y grasa. Hay tres tipos de músculos: esquelético, cardíaco y liso. El tipo de músculo implicado en el movimiento es el esquelético (también conocido como estriado o voluntario). Los músculos esqueléticos implican un control voluntario y sujetan y cubren el esqueleto óseo. Los músculos principales son los cuádriceps en la zona anterior del muslo y el bíceps braquial en la zona anterior del brazo.
Figura 1.1. Estructura del músculo esquelético / estriado / voluntario, ilustrada con el bíceps braquial.
Huesos
Las células óseas se sitúan en cavidades llamadas lagunas rodeadas por capas circulares de matriz muy dura que contiene sales de calcio y fibras de colágeno en mayores cantidades. Los huesos protegen los órganos internos y facilitan el movimiento. Juntos forman una estructura rígida llamada esqueleto. Los huesos principales son el fémur en el muslo y el húmero en el brazo.
Figura 1.2. Estructura del hueso, ilustrada con los componentes de un hueso largo.
Articulaciones
Las articulaciones están compuestas por cartílago, bolsa(s) (bursa[ae]), ligamentos y tendones, y tienen dos funciones: mantener los huesos juntos y dar movilidad al esqueleto rígido. Las articulaciones fibrosas tienen poco o ningún movimiento y las articulaciones cartilaginosas son inamovibles o ligeramente movibles. Ninguna de ellas tiene cavidad articular. Las articulaciones sinoviales poseen una cavidad articular que contiene líquido sinovial. Son libremente movibles y por ello constituyen las articulaciones más frecuentemente implicadas en lesiones deportivas. Las principales articulaciones sinoviales son la rodilla, la cadera, el hombro y el codo.
Figura 1.3. La articulación de la rodilla; pierna derecha, vista mediosagital.
Cartílago
El cartílago es un tejido conectivo especializado y fibroso. Algunos ejemplos son: el hialino, el fibrocartílago y el elástico. El más importante es el cartílago hialino (articular), que está hecho de fibras de colágeno y agua, y cubre la superficie articular de la mayor parte de articulaciones (ver figura 1.2). La fuerza del cartílago es principalmente una función de la fuerza del colágeno, y su principal fin es proporcionar una superficie suave para el movimiento de las articulaciones y absorber el impacto y la fricción cuando los huesos se golpean o rozan entre sí.
Figura 1.4. Estructura del cartílago: a) cartílago hialino, b) fibrocartílago blanco, c) cartílago amarillo elástico.
Bolsas
Una bolsa (bursa) es un pequeño saco lleno de un líquido viscoso, que se suele encontrar en el punto de la articulación donde el músculo y el tendón se deslizan sobre el hueso. El trabajo de la bolsa es reducir la fricción y proporcionar un movimiento suave para la articulación (ver figura 1.3).
Ligamentos
Los ligamentos son los tejidos conectivos fibrosos que conectan hueso con hueso. Compuestos por un denso tejido conectivo regular, los ligamentos contienen más elastina que los tendones y, por lo tanto, son más elásticos. Los ligamentos proporcionan estabilidad a las articulaciones y, junto a los huesos, tanto permiten como limitan el movimiento de las extremidades (ver figura 1.3).
Tendones
Los tendones son los tejidos conectivos fibrosos que conectan el músculo con el hueso. Sus fibras de colágeno están dispuestas en un patrón paralelo, lo cual permite la resistencia de altas cargas tensionales unidireccionales cuando el músculo adyacente se contrae. Los tendones trabajan junto con los músculos para ejercer fuerza en los huesos y producir el movimiento (ver figura 1.3).
¿Cómo saber si una lesión deportiva es aguda o crónica?
Independientemente de en qué parte del cuerpo se produzca la lesión, o de la gravedad de ésta, las lesiones deportivas se clasifican comúnmente en dos tipos: agudas o crónicas.
Lesiones agudas
Se refieren a las lesiones deportivas que se producen de repente. Los ejemplos más comunes de lesiones agudas son las fracturas de hueso, las distensiones de músculos y tendones, los esguinces de ligamentos y las contusiones. Las lesiones agudas normalmente producen dolor, hinchazón, edema, fragilidad y la imposibilidad de usar o cargar el área lesionada.
Lesiones crónicas
Se refieren a las lesiones deportivas que se mantienen durante un período prolongado de tiempo y son también llamadas lesiones por uso excesivo. Ejemplos comunes de lesiones crónicas son la tendinitis, la bursitis y las fracturas por estrés. Las lesiones crónicas, como las agudas, también producen dolor, hinchazón, sensibilidad, fragilidad y la imposibilidad de usar o cargar el área lesionada.
¿Cómo se clasifican las lesiones deportivas?
Del mismo modo que una lesión deportiva se clasifica en aguda o crónica, también se puede clasificar según su gravedad en tres grados: leve, moderada o grave.
Leve
Una lesión deportiva leve produce un dolor e hinchazón mínimos. No afectará negativamente el rendimiento deportivo y el área afectada no estará sensible ni se deformará de ningún modo.
Moderada
Una lesión deportiva moderada produce algo de dolor e hinchazón. Tendrá efecto en la limitación del rendimiento deportivo y el área afectada estará medianamente sensible. También puede presentarse algún cambio de color en la zona de la lesión.
Grave
Una lesión deportiva grave producirá un importante dolor e hinchazón. No sólo afectará el rendimiento deportivo, sino también las actividades diarias habituales. La zona de la lesión normalmente está muy sensible y son comunes también los cambios de color y las deformidades.
¿Cómo se clasifican los esguinces/distensiones?
El término esguince hace referencia a una lesión de los ligamentos, en contraposición a la distensión, que hace referencia a una lesión del músculo o tendón. Recuérdese que los ligamentos unen el hueso al hueso, mientras que los tendones unen el músculo al hueso.
Las lesiones de los ligamentos, músculos y tendones suelen clasificarse en tres categorías, y estos tipos de lesiones se denominan esguinces y distensiones de primero, segundo o tercer grados.
Primer grado
Un esguince/distensión de primer grado es el menos grave. Es el resultado de un estiramiento menor de los ligamentos, músculos o tendones, y viene acompañado de un leve dolor, algo de hinchazón y rigidez de la articulación. Normalmente tiene como consecuencia muy poca pérdida de estabilidad de la articulación.
Segundo grado
Un esguince/distensión de segundo grado es el resultado de un estiramiento y también algo de desgarro de los ligamentos, músculos o tendones. Hay un aumento de la hinchazón y del dolor asociados a los esguinces y distensiones de segundo grado, y una moderada pérdida de estabilidad alrededor de la articulación.
Tercer grado
Un esguince/distensión de tercer grado es el más grave de los tres. Un esguince/distensión de tercer grado es el resultado de un desgarro o rotura de uno o más ligamentos, músculos o tendones, y provocará hinchazón masiva, dolor intenso y una patente inestabilidad.
Un punto interesante de los esguinces/distensiones de tercer grado es que, poco después de la lesión, la mayor parte del dolor localizado puede desaparecer. Esto es a consecuencia del daño producido en las terminaciones nerviosas, que causa una falta de sensibilidad en la zona lesionada.
2
Prevención de la lesión deportiva
Introducción a la prevención de la lesión deportiva
Calentamiento
Relajación
El principio FITT
Sobreentrenamiento
Desarrollo de la condición física y la habilidad
Estiramientos y flexibilidad
Instalaciones, reglas y sistemas de protección
Introducción a la prevención de la lesión deportiva
En un artículo titulado La gestión de las lesiones deportivas, el autor estima que más de 27.000 estadounidenses sufren un esguince de tobillo cada día. (Y no, no es una errata, CADA DÍA). Por encima de esto, Sports Medicine Australia estima que una de cada 17 personas que practican deporte y ejercicio sufren una lesión deportiva practicando precisamente su deporte favorito. Este número es aún mayor en los deportes de contacto como el fútbol y el fútbol americano. De todos modos, la moles-ta verdad es que más del 50% de estas lesiones se podían haber prevenido.
Si la meta es mejorar la ejecución del deporte, no hay mejor manera de llegar a ella que no lesionándose. Hay varios trucos y estrategias que ayudarán a prevenir una lesión deportiva. Si se llevan a cabo correctamente y se siguen rutinariamente, pueden reducir la posibilidad de sufrir una lesión deportiva hasta el 50%.
Antes de entrar en materia, téngase en cuenta que cualquiera de las técnicas de prevención de lesiones que se explican en este capítulo es un componente muy importante que ayuda a reducir el riesgo total de lesión. Los mejores resultados se consiguen cuando se usan todas las técnicas combinadas unas con otras. Cuando se trata de lesiones deportivas, es mejor prevenir que curar.
Calentamiento
Las actividades de calentamiento son una parte crucial de cualquier ejercicio o entrenamiento deportivo. No debe subestimarse la importancia de llevar una rutina de calentamiento estructurada cuando se trata de prevenir lesiones deportivas.
Un calentamiento efectivo tiene una serie de elementos clave muy importantes. Estos elementos, o partes, trabajan conjuntamente para minimizar la probabilidad de sufrir una lesión deportiva a partir de la buena actividad física.
Calentar antes de cualquier actividad física tiene numerosos beneficios, pero ante todo su principal propósito es preparar el cuerpo y la mente para una actividad más intensa. Una de las maneras de conseguirlo es ayudando a incrementar la temperatura del interior del cuerpo y la de los músculos, ya que aumentar la temperatura de los músculos ayudará a que éstos estén sueltos y flexibles.
Un calentamiento efectivo también aumenta la velocidad del corazón y de la respiración. Esto, a su vez, facilita la circulación de la sangre y, por lo tanto, el aporte de oxígeno y de nutrientes a los músculos que trabajan. Todo ello ayuda a preparar los músculos, los tendones y las articulaciones para una actividad más intensa.
¿Cómo debe estructurarse el calentamiento?
Es importante empezar la rutina de calentamiento con la actividad más fácil y suave, añadiéndole luego progresivamente actividades más enérgicas hasta que el cuerpo llegue a su punto físico y mental óptimo. Éste es el estado en que el cuerpo está más preparado para la actividad física, y en el que la probabilidad de una lesión deportiva se minimiza al máximo. Para conseguir esto, el calentamiento debe estructurarse de la siguiente manera.
Hay cuatro elementos clave, o partes, que deben incluirse para asegurar un calentamiento efectivo y completo. Son:
1. El calentamiento general.
2. Estiramientos estáticos.
3. El calentamiento específico del deporte que vamos a practicar.
4. Estiramientos dinámicos.
Estas cuatro partes son todas igual de importantes y ninguna de ellas ha de descuidarse o considerarse innecesaria. Los cuatro elementos trabajan juntos para llevar al cuerpo a su punto físico y mental óptimo, asegurando que el deportista esté preparado para la actividad que desea realizar. Este proceso ayudará a asegurar que el deportista tenga un riesgo mínimo de lesión deportiva.
1. Calentamiento general
El calentamiento general debe consistir en una actividad física ligera. El nivel de condición física del deportista debe marcar la intensidad (lo difícil) y la duración (lo largo) del calentamiento general. Un calentamiento general correcto para una persona normal debe durar entre 5 y 10 minutos y producir una ligera sudoración.
El objetivo del calentamiento general es elevar la frecuencia cardíaca y la respiratoria. Esto, a su vez, aumenta la circulación de la sangre y ayuda al transporte de oxígeno y nutrientes a los músculos que trabajan. Además, ayuda a elevar la temperatura de los músculos, permitiendo unos estiramientos estáticos más efectivos.
2. Estiramientos estáticos
Los estiramientos estáticos son una forma muy segura y efectiva de realizar estiramientos. El riesgo de lesión es limitado y son extremadamente beneficiosos para la flexibilidad total del cuerpo. Los estiramientos estáticos deben trabajar todos los grupos de músculos principales, y esta parte del calentamiento ha de durar entre cinco y diez minutos.
Los estiramientos estáticos se efectúan situando el cuerpo en una posición en la que el músculo (o grupo de músculos) que se quiere estirar estén bajo tensión. Al inicio, el grupo de músculos contrario (los músculos que están detrás o delante del músculo que se quiere estirar) y los músculos que se quieren estirar están relajados. Entonces lentamente y con cuidado el cuerpo se mueve para aumentar la tensión del músculo, o grupo de músculos, que se quiere estirar. En este punto la posición se mantiene para permitir que los músculos y tendones se alarguen.
Esta segunda parte de un calentamiento efectivo es extremadamente importante, ya que ayuda a alargar tanto los músculos como los tendones, lo que a su vez permite a las extremidades un mayor grado de movimiento. Esto es muy importante a la hora de prevenir las lesiones de músculos y tendones.
Los anteriores dos elementos forman la base o el fundamento para un calentamiento completo y efectivo. Es extremadamente importante que estos dos elementos se completen adecuadamente antes de pasar a los siguientes dos elementos. Sólo si se hacen los elementos uno y dos de forma correcta, se podrá dar paso a las actividades más específicas y enérgicas de los elementos tres y cuatro.
Varios estudios recientes han mostrado que el estiramiento estático podría tener un efecto adverso en la rapidez de contracción del músculo y por ello podría perjudicar el rendimiento de los deportistas que practican deportes con altos niveles de potencia y velocidad. Por esta razón, el estiramiento estático se lleva a cabo al inicio de la rutina de calentamiento y siempre le siguen los ejercicios específicos del tipo de deporte y estiramientos dinámicos.
Figura 2.1. Un ejemplo de estiramiento estático.
3. Calentamiento específico del tipo de deporte
Una vez llevadas a cabo de forma minuciosa y correcta las dos primeras partes del calentamiento, puede pasarse de forma segura a la tercera parte del mismo. En esta fase, el deportista prepara su cuerpo de forma específica para el deporte que practica en particular. Durante esta parte del calentamiento, se llevarán a cabo actividades más enérgicas. Dichas actividades deberán reflejar el tipo de movimientos y acciones que se requerirán en la posterior práctica del deporte.
4. Estiramientos dinámicos
Finalmente, un calentamiento correcto debe acabar con una serie de estiramientos dinámicos. Sin embargo, si estos estiramientos se hacen de forma incorrecta pueden suponer un alto riesgo de lesión. Los estiramientos dinámicos sirven para condicionar los músculos y la flexibilidad, y realmente sólo son apropiados para los deportistas profesionales, bien entrenados y altamente preparados. Este tipo de estiramientos sólo deben usarse después de haber adquirido un alto nivel de flexibilidad general.
Los estiramientos dinámicos implican un movimiento controlado a modo de suave rebote o balanceo de una parte específica del cuerpo hasta el límite de su amplitud del movimiento. La fuerza de este rebote o balanceo se aumenta gradualmente, pero nunca debe realizarse de forma descontrolada.
Durante esta última parte del calentamiento también es importante mantener los estiramientos dinámicos específicos para el deporte particular que se practica. Ésta es la parte final del calentamiento, y con ella el deportista debe alcanzar el punto físico y mental óptimo. En ese momento, el deportista está listo para practicar su deporte o actividad.
Toda esta información forma la base de un calentamiento completo y efectivo. No obstante, el proceso que se acaba de describir es el ideal de un calentamiento perfecto. En la vida real no siempre puede realizarse. Por ello, el propio deportista debe ser el responsable de valorar sus objetivos y ajustar su calentamiento según corresponda.
Por ejemplo, el tiempo destinado al calentamiento será relativo y se determinará a partir del nivel de implicación que tenga el deportista en ese deporte en particular. Para gente que simplemente busca aumentar su estado de salud y condición física, en general suele bastar un calentamiento de 5-10 minutos. Sin embargo, un deportista de alto nivel debe dedicar más tiempo y esfuerzo para realizar un calentamiento más extenso y completo.
Figura 2.2. Un ejemplo de estiramientos dinámicos.
Relajación
Mucha gente considera poco importante o una pérdida de tiempo la relajación después de hacer deporte. Pero en realidad la relajación es tan importante como el calentamiento, y es vital si lo que se pretende es evitar las lesiones.
El calentamiento y la relajación son igual de importantes, pero lo son por razones diferentes. Por un lado, el principal objetivo del calentamiento es preparar el cuerpo y la mente para una actividad intensa; por otro lado, la relajación tiene un papel muy diferente.
¿Por qué hacer relajación?
El principal propósito de la relajación es facilitar la recuperación y el retorno del cuerpo al estado en el que se encontraba antes de empezar la sesión de ejercicio. Durante un trabajo intenso, el cuerpo atraviesa una serie de procesos estresantes; las fibras musculares, los tendones y los ligamentos se dañan y se crean productos desechables en el organismo. La relajación, cuando se hace de forma correcta, ayudará al cuerpo en su proceso de reparación y, especialmente, ayudará a prevenir la sensación dolorosa muscular postejercicio, también conocida como DOMS (delayed onset muscle soreness).
Ésta es la sensación dolorosa que normalmente se siente el día después de un entrenamiento duro. Mucha gente la sufre tras haber dejado de hacer ejercicio durante un tiempo o al principio de la temporada deportiva. Por ejemplo, si se corre una carrera de 10 kilómetros o medio maratón sin apenas tener preparación física, al día siguiente probablemente resultará difícil bajar escaleras porque los músculos del cuádriceps estarán doloridos. Este malestar es el DOMS.
El DOMS está causado por una serie de factores. En primer lugar, durante el ejercicio se producen diminutos desgarros de las fibras musculares llamadas microrroturas. Estas microrroturas causan hinchazón de los tejidos musculares, lo que a su vez presiona las terminaciones nerviosas y provoca dolor.
En segundo lugar, cuando se hace ejercicio, el corazón bombea grandes cantidades de sangre a los músculos. Esta sangre lleva el oxígeno y los nutrientes que los músculos necesitan. Cuando la sangre alcanza el músculo, el oxígeno y los nutrientes se acaban. Entonces la fuerza que se hace al contraer (ejercitar) los músculos empuja la sangre de vuelta al corazón donde se reoxigena. Sin embargo, cuando el ejercicio se interrumpe, también lo hace la fuerza que empuja la sangre de nuevo al corazón. Esta sangre, así como los productos desechables como el ácido láctico, se quedan en los músculos, lo que causa hinchazón y dolor. Este proceso también se conoce como estasis sanguínea.
La relajación ayuda a evitar todo lo anteriormente descrito al mantener la sangre en circulación, lo que a su vez ayuda a prevenir la estasis sanguínea y también elimina de los músculos los productos desechables. Esta buena circulación de la sangre también trae consigo el oxígeno y los nutrientes que necesitan los músculos, los tendones y los ligamentos para su reparación.
Figura 2.3. Dolor muscular (DOMS).
Las partes clave de una relajación efectiva
Una vez establecida la importancia de la relajación, vamos a echar un vistazo a cómo realizarla de forma efectiva. Hay tres elementos, o tres partes, clave que deben incluirse para asegurar una relajación efectiva y completa. Estos elementos son: ejercicio suave, estiramiento y recuperación.
Los tres elementos son igual de importantes y ninguna de las partes se ha de olvidar o considerar innecesaria, ya que todas ellas trabajan juntas para reparar y recuperar el cuerpo después del ejercicio.
Hay dos ejemplos a seguir de relajaciones efectivas. El primero es un ejemplo de la relajación típica que realizaría un deportista profesional. El segundo es el adecuado para alguien que hace ejercicio simplemente para mantener un buen estado de salud, de condición física y para divertirse.
Rutinas de relajación para un profesional
• 10-15 minutos de ejercicio suave. Asegúrese de que el ejercicio suave se parece al tipo de ejercicio que se ha realizado durante el entrenamiento. Por ejemplo, si el entrenamiento conlleva correr intensamente, relájese con una carrera suave o caminando.
• Incluya algunas respiraciones profundas como parte del ejercicio ligero para ayudar a oxigenar el cuerpo.
• Siga con 20-30 minutos de estiramientos. El estiramiento estático y los estiramientos para facilitar la propiocepción neuromuscular son los mejores para la relajación.
• Recuperación. Son importantes tanto los líquidos como la comida. Beba gran cantidad de agua y una bebida isotónica de buena calidad. El mejor tipo de comida para ingerir justo después de un entrenamiento es la que sea de fácil digestión. La fruta es un buen ejemplo.
Rutinas de relajación para el amateur
• 3-5 minutos de ejercicio suave. Asegúrese de que el ejercicio suave se parece al tipo de ejercicio que ha realizado durante el entrenamiento. Por ejemplo, si el entrenamiento conlleva nadar o ir en bicicleta, la relajación debe hacerse con algunas vueltas a la piscina o dando la vuelta a la manzana en bicicleta.
• Incluya algunas respiraciones profundas como parte del ejercicio suave para ayudar a oxigenar el cuerpo.
• Siga con 5-10 minutos de estiramientos. El estiramiento estático (ver figura 2.1) y los estiramientos para facilitar la propiocepción neuromuscular (ver figura 2.4) son los mejores para la relajación.
• Recupere. Son importantes tanto los líquidos como la comida. Beba gran cantidad de agua y una bebida isotónica de buena calidad. El mejor tipo de comida para ingerir justo después de un entrenamiento es el de fácil digestión. La fruta es un buen ejemplo.
Figura 2.4. Un ejemplo de estiramientos para facilitar la propiocepción neuromuscular.
El principio FITT
El principio (o fórmula) FITT es una buena manera de seguir un programa de ejercicios. El acrónimo FITT resume los componentes clave de un programa de ejercicio efectivo, y las iniciales significan:
F: Frecuencia I: Intensidad T: Tiempo T: Tipo
Frecuencia
Frecuencia se refiere a la frecuencia del ejercicio asumida o cada cuánto tiempo se ejercita el deportista. La frecuencia es un componente clave del principio FITT. La frecuencia, o el número de veces que el deportista se ejercita por semana, necesita ajustarse para reflejar: el nivel actual de condición física del deportista, el tiempo del que el deportista dispone (considerando otros compromisos como la familia y el trabajo) y los objetivos específicos que el deportista ha establecido para sí mismo.
Intensidad
Intensidad se refiere a la intensidad del ejercicio asumida o con qué dureza se ejercita el deportista. Éste es un aspecto extremadamente importante del principio FITT y es probablemente el factor más difícil de controlar. La mejor manera de calibrar la intensidad de cualquier ejercicio que se realiza es monitorizar la frecuencia cardíaca.
Hay un par de maneras de monitorizar las pulsaciones, pero la mejor es utilizar un monitor deportivo de frecuencia cardíaca. Éstos se pueden comprar en la mayoría de las tiendas de deporte y consisten en un cinturón elástico que se coloca alrededor del pecho y un reloj de pulsera que muestra la frecuencia cardíaca en latidos por minuto.
Tiempo
Tiempo se refiere al tiempo que se emplea en el ejercicio o durante cuánto tiempo el deportista se ejercita. El tiempo que se emplea haciendo deporte es también una parte importante del principio FITT. Éste dependerá normalmente del tipo de ejercicio que se realiza.
Por ejemplo, se recomienda que, para mejorar la condición física cardiovascular, se realicen como mínimo 20-30 minutos de ejercicio sin pausa. Para perder peso se requiere más tiempo –al menos 40 minutos de ejercicio moderado relacionado con el peso. Sin embargo, cuando se habla del tiempo requerido para mejorar la fuerza muscular, se suele medir por el número de repeticiones. Una recomendación típica es realizar tres series de ocho repeticiones de cada ejercicio.
Tipo
Tipo se refiere al tipo de ejercicio que realiza el deportista, y, del mismo modo que el tiempo, el tipo de ejercicio escogido tendrá un gran efecto en los resultados que se consigan.
Por ejemplo, si el objetivo es mejorar la condición física cardiovascular, entonces hacer footing, nadar, montar en bicicleta, subir escaleras, el aeróbic y el remo son ejercicios muy efectivos.
Para perder peso, cualquier ejercicio que use la mayoría de nuestros grandes grupos musculares será efectivo. Para mejorar la fuerza muscular el mejor ejercicio es el uso de pesos libres, máquinas con peso y ejercicios de peso corporal como las flexiones o los abdominales.
¿Cómo se relaciona todo esto con la prevención de lesiones?
Los dos mayores errores que la gente comete cuando diseña una tabla de ejercicios son el querer entrenar demasiado fuerte y el no incluir suficiente variedad en los ejercicios.
El problema, normalmente, es que la gente tiende a encontrar un ejercicio que le gusta y rara vez cambia de ejercicio. Esto puede causar a largo plazo distensiones repetitivas en los mismos grupos musculares y el abandono o debilitamiento del resto de músculos. Esto conllevará un desequilibrio del sistema muscular, que supone una fuente asegurada de lesiones.
Cuando utilice el principio FITT para diseñar una tabla de ejercicios, tenga en mente lo siguiente.
Frecuencia
Después de ejercitarse, el cuerpo pasa por un proceso de reconstrucción y reparación. Es durante este proceso cuando aparecen los beneficios del ejercicio.
En cualquier caso, si el entrenamiento intenso se realiza con una base diaria (5-6 veces a la semana), el cuerpo nunca tendrá la oportunidad de asimilar los beneficios del ejercicio. En este caso, suele pasar que el deportista acaba cansándose o lesionándose, o simplemente abandonando.
Para evitar esto, se debe reservar más tiempo para la relajación y el descanso y rebajar la frecuencia del ejercicio intenso a sólo 3-4 veces por semana.
Esto puede sonar extraño y un poco difícil de llevar a cabo al principio, porque la mayoría de gente está condicionada por la creencia de que se debe hacer ejercicio cada día; en cambio, después de un tiempo entrenando de este modo, el ejercicio se vuelve algo muy placentero y aumentan las ganas de practicarlo.
Ejercitarse de esta manera también reduce considerablemente la probabilidad de sufrir una lesión porque el cuerpo tiene más tiempo para repararse y curar. Muchos deportistas de alto nivel han visto grandes mejoras en su desarrollo deportivo cuando se han visto forzados a descansar. Muchos no se dan cuenta de que están entrenando demasiado duro o con demasiada frecuencia.
Intensidad y tiempo
La clave aquí está en la variedad. No se quede encallado en una sola rutina de ejercicio. Dedique alguno de los entrenamientos a realizar sesiones largas y simples como largos paseos o ejercicios con pesas ligeros y repetitivos. Del mismo modo, otras sesiones pueden constar de ejercicios cortos de alta intensidad como subir escaleras o el entrenamiento interválico.
Tipo
El tipo de ejercicio que se asume es también muy importante. Mucha gente entra en la rutina de hacer siempre el mismo ejercicio una y otra vez. En cualquier caso, si lo que se quiere es reducir el riesgo de lesión, haga una variedad de ejercicios diferentes. Esto ayuda a mejorar todos los principales grupos musculares y ayudará también a dar más versatilidad y equilibrio al deportista.
Sobreentrenamiento
Hay una gran diferencia entre estar sólo un poco cansado y estar legítimamente exhausto o sobreentrenado. Es importante ser capaz de notar la diferencia para evitar sufrir una lesión deportiva. La siguiente información ayudará al deportista a mantener la consistencia del ejercicio regular, sin pasarse y enfermar o lesionarse.
Tanto los deportistas amateurs como los profesionales batallan constantemente contra el problema del sobreentrenamiento. Ser capaz de barajar la cantidad de entrenamiento justa con el suficiente descanso y sueño y la dieta nutricional perfecta no es algo fácil de hacer. Añádale una carrera profesional y una familia y todo ello se vuelve algo extremadamente difícil.
¿Qué es el sobreentrenamiento?
El sobreentrenamiento es el resultado de dar al cuerpo más trabajo o estrés del que puede soportar. El sobreesfuerzo ocurre cuando una persona experimenta estrés y traumatismo físico debido al ejercicio más rápidamente de lo que su cuerpo puede reparar el daño.
Esto no pasa de la noche a la mañana, o como resultado de uno o dos entrenamientos. De hecho, el ejercicio regular es extremadamente beneficioso para la salud en general y la buena condición física, pero el deportista debe siempre recordar que el ejercicio desgasta el cuerpo, mientras que el descanso y la recuperación lo hacen más fuerte y sano. Las mejoras solamente ocurren en los tiempos de descanso.
La tensión tiene multitud de orígenes. No es únicamente la tensión física la que causa sobreentrenamiento. Por supuesto, el ejercicio excesivo sumado a un descanso insuficiente llevará al sobreentrenamiento, pero no olvidemos considerar otras tensiones, como los deberes familiares o los compromisos laborales. Recuerde, la tensión es tensión, ya sea física, mental o emocional, y cualquier tipo de tensión tiene la misma repercusión en la salud y en el bienestar del cuerpo.
Interpretando los síntomas
Por el momento no hay tests que puedan determinar cuándo un deportista está o no sobreentrenado. El deportista no puede ir a un médico ni a un laboratorio de medicina del deporte y preguntar por un chequeo de sobreentrenamiento. De todos modos, pese a que no hay tests de sobreentrenamiento, sí hay una serie de signos y síntomas ante los que se debe estar alerta. Estos signos y síntomas actuarán como una campana de alarma que avisará de posibles daños posteriores.
Hay un número bastante elevado de signos y síntomas a los que se debe prestar atención. Para que sean más fáciles de reconocer, se agrupan a continuación según sean físicos o psicológicos.
Presentar uno o dos de los siguientes signos o síntomas no significa automáticamente que el deportista esté sufriendo sobreentrenamiento. De todos modos, si se reconoce un número alto, digamos cinco o seis de los siguientes signos y síntomas, sería el momento de revisar el volumen y la intensidad del trabajo que se realiza.
Signos y síntomas físicos
• Frecuencia cardíaca elevada en descanso
• Infecciones leves frecuentes
• Aumento de la susceptibilidad a los resfriados y la gripe
• Aumento de las lesiones leves
• Dolor crónico de músculos o articulaciones
• Agotamiento
• Letargo
• Pérdida de peso
• Pérdida de apetito
• Sed insaciable o deshidratación
• Intolerancia al ejercicio
• Disminución del rendimiento
• Recuperación del ejercicio lenta
Signos y síntomas psicológicos
• Fatiga, cansancio, agotamiento, falta de energía
• Reducción de la capacidad de concentración
• Apatía o desmotivación
• Irritabilidad
• Ansiedad
• Depresión
• Dolores de cabeza
• Insomnio
• Imposibilidad de relajarse
• Nerviosismo, inquietud
Como se puede ver por el número de signos y síntomas, hay muchas cosas ante las que estar alerta. Generalmente, los más comunes que se deben vigilar son una pérdida total de motivación en todas las áreas de nuestra vida (el trabajo o estudios, la salud y la condición física, etc.), además de un sentimiento de agotamiento. Si estos dos signos de alarma están presentes, sumados a un par más de los síntomas anteriormente enumerados, entonces se debe tomar un breve descanso antes de que las cosas se vayan de las manos.
La respuesta al problema
Consideremos el siguiente ejemplo. Nos encontramos fatigados o totalmente agotados. No tenemos motivación para hacer nada. No nos libramos de ese inquietante dolor de rodilla. Estamos irritables, deprimidos y hemos perdido totalmente el apetito. Parece que estamos sobreentrenados, pero ¿qué hacer ahora?
Como en la mayoría de los casos, prevenir es mejor que curar. Hay algunas medidas que pueden prevenir el sobreentrenamiento.
• Hacer sólo aumentos pequeños y graduales del ejercicio cada cierto período de tiempo.
• Llevar una dieta nutritiva y bien equilibrada.
• Asegurarse una relajación y sueño adecuados.
• Esté preparado para modificar la rutina de entrenamiento según las condiciones medioambientales. Por ejemplo, en un día muy caluroso vaya a la playa en lugar de correr sobre una pista.
• Controle otras tensiones de su vida y haga ajustes para adaptarlas.
• Evite entrenamientos monótonos mediante tantas variaciones de los ejercicios como sea posible.
• No haga ejercicio cuando esté enfermo.
• Sea flexible y diviértase cuando haya asumido el ejercicio.
Aunque el propósito siempre sea la prevención, habrá veces en las que ocurra el sobreentrenamiento, y la siguiente información ayudará al deportista sobreentrenado a volver a la pista.
La prioridad es tomarse un descanso; de cualquier modo, de 3 a 5 días deberían bastar, dependiendo de lo grave que sea el sobreentrenamiento. Durante este tiempo el deportista necesita olvidarse del ejercicio, y el cuerpo necesita también un descanso, así que déle uno –un descanso tanto físico como mental.
Intente dormir y relajarse tanto como le sea posible. Irse a la cama pronto y hacer una siesta si puede. Aumente la ingesta de comidas altamente nutritivas y tome dosis extra de vitaminas y minerales.
Después de los 3-5 días iniciales de descanso, el deportista puede volver gradualmente a la rutina de ejercicio normal, pero debe empezar paulatinamente. La mayoría de los estudios dicen que es correcto empezar con la misma intensidad y tiempo de ejercicio pero rebajando la frecuencia. Así que si el deportista normalmente se entrena 3-4 veces por semana, rebaje eso a sólo 2 veces por semana durante una o dos semanas. Después de eso el deportista debería estar preparado para reasumir el régimen normal de ejercicio.
En ocasiones es una buena idea tomarse un descanso, como el que se acaba de apuntar, tanto si se está agotado como si no. Dará a la mente y al cuerpo la oportunidad de recuperarse por completo de cualquier problema que se pueda estar gestando sin que el deportista se haya dado cuenta. También refrescará la mente, dará una motivación renovada y ayudará al deportista a que resurjan las ganas de ejercitarse de nuevo. No subestime los beneficios de un buen descanso.
Desarrollo de la condición física y la habilidad
Una condición física individual está formada por un vasto número de componentes. Los componentes principales son la fuerza, la potencia, la velocidad, la resistencia, la flexibilidad, el equilibrio, la coordinación, la agilidad y la técnica. Aunque algunos deportes requieran diferentes niveles de cada componente de la condición física, es esencial planear un ejercicio regular o un programa de entrenamiento que cubra todos y cada uno de los componentes principales.
Un error común de los deportistas es focalizar el ejercicio excesivamente en uno de los componentes que se reconozca como propio de su deporte particular, y abandonar el resto. Aunque un componente pueda usarse más que otro, es importante ver cada componente como sólo uno de los radios de la rueda de la condición física. El desequilibrio de un componente puede contribuir a que se produzca una lesión deportiva.
Por ejemplo, el fútbol depende mucho de la fuerza y la potencia; sin embargo, la exclusión de los ejercicios técnicos y el entrenamiento de la flexibilidad podrían llevar a una lesión seria y una mala ejecución del deporte. La fuerza y la flexibilidad son primordiales para un gimnasta, pero un programa de entrenamiento seguro también mejorará la potencia, la velocidad y la resistencia.
Lo mismo pasa con cada tipo de deporte. Hay gente que parece tener una fuerza o flexibilidad natural, y sería de locos para esta persona ignorar completamente los otros componentes de la condición física. Por eso, deportistas como los trideportistas o los hombres de acero suelen considerarse como totalmente en forma, porque su deporte requiere una distribución de los componentes que componen la condición física.
Definir el equilibrio adecuado es la llave para alcanzar el éxito de salud y condición física y para mantenerse al margen de lesiones deportivas, y puede requerir la asistencia de un entrenador profesional cualificado. Para ayudar a realizar un programa de ejercicios o entrenamiento, existen cuatro métodos de entrenamiento que se detallan a continuación. Son el entrenamiento de la fuerza, el entrenamiento en circuito, el entrenamiento combinado y el entrenamiento pliométrico.
Condición física
Parte 1: Entrenamiento de fuerza
El entrenamiento de fuerza ha sido una parte del acondicionamiento deportivo durante muchos años. Está recomendado por sus efectos sobre la velocidad, la fuerza, la agilidad y la masa muscular. Sin embargo, a menudo se pasan por alto sus beneficios en la prevención de las lesiones.
¿Qué es el entrenamiento de fuerza?
El entrenamiento de fuerza consiste en mover las articulaciones en una amplitud del movimiento contra una resistencia requiriendo que los músculos gasten energía y se contraigan enérgicamente para mover los huesos. El entrenamiento de la fuerza puede hacerse usando varios tipos de resistencia con o sin equipamiento. El entrenamiento de la fuerza se usa para fortalecer los músculos, tendones, huesos y ligamentos y para incrementar la masa muscular.
El entrenamiento de fuerza se debe llevar a cabo en el programa de acondicionamiento de todos los deportes, no sólo de los de fuerza. El aumento de la velocidad, fuerza, agilidad y resistencia muscular beneficiará a deportistas de cualquier disciplina.
Tipos de entrenamientos de fuerza
La fuerza se puede entrenar con varios formatos de entrenamiento. Los formatos se diferencian por el tipo de resistencia y el equipamiento que se usa.
Pesos de máquina
El entrenamiento de fuerza mediante máquinas consiste en ejercicios de resistencia realizados con cualquiera de las máquinas diseñadas para producir resistencia. Éstas son máquinas con pilas de pesos, hidráulicas, barras o bandas de resistencia e incluso el uso del Thera-band o tubos de resistencia.
La resistencia, o el peso, debe cambiarse para aumentar la intensidad del ejercicio. La amplitud del movimiento y la posición del movimiento las controla la máquina. La resistencia puede ser constante durante el movimiento o puede cambiar debido al sistema de poleas y levas. Las máquinas a menudo añaden un grado de seguridad, pero pasan por alto el estabilizador o ayudante de los músculos en un movimiento.
Figura 2.5. Ejemplos de máquinas de pesos: a) máquina de remo sentado, b) máquina de abdominales, c) máquina multicaderas.
Pesos libres
El entrenamiento de fuerza mediante pesos libres implica usar pesos que no están fijados a un patrón de movimiento por una máquina. Esto incluye las pesas y mancuernas. También se incluyen en este grupo las kettlebells, los balones medicinales, los pesos de tobillo y muñeca y las cadenas de levantamiento de pesos.
El peso usado, al igual que con las máquinas, se debe cambiar para aumentar la resistencia de un ejercicio. La resistencia en diferentes puntos a lo largo de la amplitud del movimiento se transfiere a diferentes músculos, y debido a los ángulos puede reducirse en algunas ocasiones. En el tope de una articulación, el peso se transfiere a la articulación y el músculo simplemente estabiliza la articulación.
La amplitud del movimiento y el patrón del movimiento no están limitados, por lo que los músculos estabilizadores deben trabajar para mantener las articulaciones en línea durante el movimiento. Debido a que el movimiento no está fijo, una baja condición física puede ser un factor importante.
Figura 2.6. Ejemplos de pesos libres: a) press de banca, b) pulóver con mancuernas, c) press de hombros con barra de pesas.
Ejercicios con el propio peso del cuerpo
Los ejercicios con el propio peso del cuerpo implican utilizar el peso del cuerpo del deportista como resistencia durante el ejercicio. Al igual que con los pesos libres, la amplitud y el patrón del movimiento no están fijados por una máquina. Los ejercicios como el salto pliométrico, las flexiones en suelo, flexiones en barra, ejercicios abdominales, incluso esprintar y saltar a la cuerda, entran dentro de esta categoría.
El peso usado en estos ejercicios es constante y sólo varía cuando cambia el cuerpo del deportista. Las variaciones de la resistencia durante el movimiento son similares a las de los ejercicios de pesos libres.
La amplitud del movimiento y la vía del movimiento no siguen un patrón fijo, así que los músculos estabilizadores entran en juego. La forma es, de nuevo, un elemento importante en estos ejercicios. La imposibilidad de cambiar el peso que se usa limita la efectividad para algunos deportistas. Los deportistas más grandes estarán limitados en los ejercicios que puedan hacer y el número de repeticiones. Los más pequeños llegarán rápidamente al límite de repeticiones deseado para desarrollar fuerza.
Figura 2.7. Ejemplos de ejercicios con el propio peso del cuerpo: a) flexiones, b) elevación de las piernas colgado, c) inclinaciones.
¿Cómo previene las lesiones el entrenamiento de fuerza?
El entrenamiento de fuerza es hoy en día una práctica habitual en el deporte. Los beneficios son obvios y el paso inmediato de estos beneficios al terreno de juego lo hacen ideal para el acondicionamiento fuera de temporada. La prevención de las lesiones es uno de los beneficios que normalmente no se tienen en cuenta. El entrenamiento de fuerza es una herramienta muy efectiva para la prevención de las lesiones por una variedad de razones.
El entrenamiento de la fuerza mejora la fuerza muscular, la de los tendones e incluso la de los ligamentos y los huesos. Los músculos y tendones más fuertes ayudan a mantener el cuerpo en una alineación adecuada y protege los huesos y las articulaciones cuando se mueven o sufren un impacto. Los huesos se vuelven más fuertes debido a la sobrecarga que se sitúa sobre ellos durante el entrenamiento, y los ligamentos se vuelven más flexibles y absorben mejor los choques que puedan tener durante los movimientos dinámicos.