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Cada pocos años, la clase política y sus expertos en "ciencias de la educación" acometen una nueva reforma de la Escuela. Sin embargo, el fracaso escolar sigue agravándose: la infantilización gana terreno a la inteligencia crítica; el individualismo y la negación del otro se apodera de las relaciones humanas; el dominio de la inmediatez corroe toda disciplina del tiempo o la atención. A simple vista, parece un gran misterio. Pero, ¿y si ese fracaso fuese el objetivo oculto de todas las reformas? Esa es la inquietante hipótesis que desarrolla Jean-Claude Michéa en este libelo: sólo la escuela de la ignorancia, que pretende plegar la vida y la inteligencia de las personas a las prácticas dominantes del consumo y el entretenimiento, está a la altura de un mundo donde la mayor parte de la humanidad se ha vuelto perfectamente desechable.
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Veröffentlichungsjahr: 2015
JEAN-CLAUDE MICHÉA
LA ESCUELA DE LA IGNORANCIA
Y SUS CONDICIONES MODERNAS
ACUARELA LIBROS
A. MACHADO LIBROS
La reproducción total o parcial, no autorizada por los editores, viola derechos reservados. Cualquier utilización debe ser previamente solicitada.
© de la presente edición:
Ediciones Acuarela y Machado Grupo de Distribución, S.L.
Título de la edición original:
L’enseignement de l’ignorance© Éditions Climats, 1999
Traducción:
Isabelle Marc Martínez
Propuesta gráfica:
Acacio Puig
Maquetación:
Antonio Borrallo
Edición:
Ediciones [email protected]
Machado Grupo de Distribución, S.L.C/ Labradores, 5 - Parque Empresarial Prado del Espino 28660 Boadilla del Monte (Madrid)[email protected]
ISBN:978-84-9114-098-6
Introducción
LA ESCUELA DE LA IGNORANCIA
NOTAS
[A] Sobre la destrucción de las ciudades en tiempos de paz
[B] Axiomática del interés
[C] La delincuencia y su integración
[D] De la ambigüedad del intercambio mercantil
[E] A propósito de Mayo del 68
[F] Anticapitalismo y conservadurismo
“Hoy en día, en todas partes se celebra el conocimiento. ¿Quién sabe si algún día llegarán a crearse Universidades para volver a instaurar la ignorancia?”
Lichtenberg (1742-1799).
“Si hay alguna posibilidad de que los otros nos escuchen, es haciendo que nuestro discurso sea lo más tajante posible. Por eso aquí somos tan tajantes. El tiempo feliz en el que podamos prescindir de esto, en el que podamos evitar la exageración y actuar con sobriedad, aún no ha llegado.”
Günther Anders,De la Bombe, 1956.
El punto de partida de este ensayo es un artículo publicado en el nº 23 (diciembre, 1998) de la revistaReg’ Art. Agradezco a la redacción de esta revista, en especial a Valérie Hernández, que me haya permitido retomar algunos pasajes de dicho artículo.
En nuestros días, cuando un autor se aparta de la versión dominante de las cosas en dos o tres puntos importantes, suele exponerse no sólo a la malevolencia de los críticos oficiales, que se limitan a cumplir con su trabajo, sino también a un cierto grado de incomprensión o de malentendidos por parte del público. Así pues, para limar este inconveniente, se ve obligado a multiplicar las precisiones, las referencias y las observaciones, es decir, en la práctica, a multiplicar las notas, que no suelen ser bien acogidas por el lector. Con el fin de simplificar en la medida de lo posible la tarea de este último, he establecido dos tipos distintos de notas. En principio, las que remiten a un número (1) deben leerse conjuntamente con el texto. Las otras, que remiten a letras ([A]), se encuentran agrupadas al final del libro y están planteadas para poder leerse de forma independiente. Sin duda, es una solución imperfecta, pero sigo pensando (quizá sin razón) que está motivada no tanto por mis manías como por la época presente.
En 1979, Christopher Lasch, uno de los espíritus más penetrantes del sigloXX, describía en estos términos el declive del sistema educativo estadounidense:
“La educación en masa, que prometía democratizar la cultura, antes restringida a las clases privilegiadas, acabó por embrutecer a los propios privilegiados. La sociedad moderna, que ha logrado un nivel de educación formal sin precedentes, también ha dado lugar a nuevas formas de ignorancia. A la gente le es cada vez más difícil manejar su lengua con soltura y precisión, recordar los hechos fundamentales de la historia de su país, realizar deducciones lógicas o comprender textos escritos que no sean rudimentarios1.”