La regata - Las mariscadoras - Raul Rodríguez - E-Book

La regata - Las mariscadoras E-Book

Raul Rodríguez

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Beschreibung

Este libro reúne dos radioteatros sobre dos oficios ancestrales del sur de Chile: las recolectoras de orilla y los constructores de ribera de lancha tradicional chilota, cuyas manifestaciones se concentran en la comuna de Hualaihué, Región de Los Lagos.

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Dramaturgia / Patrimonial

La Regata

Las Mariscadoras

Radioteatros del sur de Chile

La Regata

Las Mariscadoras

Radioteatros del sur de Chile

© Raúl Rodríguez, 2016

Inscripción Nº 2

I.S.B.N. 978-956-260-846-6

© Editorial Cuarto Propio

Valenzuela Castillo 990, Providencia, Santiago

Fono: 22 792 6518

www.cuartopropio.cl

Diseño y diagramación: Alejandro Álvarez

Impresión:

IMPRESO EN CHILE / PRINTED IN CHILE

1ª edición, diciembre de 2016

Queda prohibida la reproducción de este libro en Chile

y en el exterior sin autorización previa de la Editorial.

A la familia Tureuna Levín

A las mujeres recolectoras

A los constructores y maestros de ribera de Hualaihué

Aproximarnos al patrimonio es comprender los sentidos más genuinos y a la vez más profundos de la identidad. Acercarse, con una visión panóptica, para reconocer y dilucidar las formas que deciden las comunidades, a veces con improvisación y ensayo; a veces con maneras complejas que toma la organización, para promover y expresar sus manifestaciones culturales.

En ese camino me encontré con la oportunidad invaluable de relacionar la radio, la dramaturgia, el teatro, la educación y el patrimonio para rescatar la memoria sonora y hacer promoción y transmisión del patrimonio local, a través de dos radioteatros sobre los constructores y maestros de ribera, y las recolectoras de orilla de la comuna de Hualaihué.

Gracias al financiamiento de los Fondos de Cultura de la Región de Los Lagos, en la línea de Conservación y Difusión del Patrimonio Cultural Inmaterial (2014) me propuse este proyecto de investigación y creación, como manera de preservar estos saberes y ofrecer otros soportes de difusión que contribuyan al conocimiento de este patrimonio.

En el proceso de investigación fui conociendo experiencias paralelas a mi trabajo en terreno, como las obras de Marco Tamayo (2010) y Pamela Barrientos (2012), las que me permitieron comprender la diversidad de imaginarios que sostienen el acervo de las recolectoras y los constructores de ribera.

El saber mestizo del que habla Marco Tamayo combina no solo un aprendizaje técnico e intercultural –en la mezcla de la carpintería Huilliche y Kawasqar con influencias hispanas durante la Colonia– sino que también una experiencia que forma parte de otros ritos y otras costumbres, que son motivo de rescate en el marco de los radioteatros: las festividades, la recolección de mariscos y el cocimiento de la madera, cuando las lanchas artesanales siguen siendo el medio productivo y de transporte, y el vínculo entre familias y comunidades aledañas.

Mientras, Barrientos rescata y documenta las historias de mujeres –jóvenes y ancianas– que han dado vida a Huailahué.

Superando una visión androcéntrica contribuye a la historia social, con una mirada de género que reivindica prácticas, papeles y saberes desde las mujeres, ya que tejueleros, recolectores, pescadores y mariscadores no solo han sido tareas desarrolladas por hombres.

A través de los radioteatros, sobre constructores y recolectoras, se teje un mundo sonoro que habla e interpela a las dos dimensiones de la vida de estas comunidades, las que están cruzadas cotidianamente por el bosque y el mar.

Este proceso creativo, no obstante, se tensiona en la vinculación con el Estado. Por una parte, prima la lógica burocrática y tecnócrata por sobre el objetivo primordial de los proyectos, y, por otra parte, la forma en que el Estado entiende el patrimonio, hasta cómo lo conserva y promociona, es motivo de discusión.

Es necesario romper con los estereotipos y con la manera en que el Estado define un “objeto” patrimoniable, incluyendo aquellas manifestaciones de dicho patrimonio que tienden a folclorizarse.

La mirada clásica –por cierto tradicional respecto al proyecto moderno y la constitución del Estado chileno con los discursos nacionalistas y el fortalecimiento de la raza chilena– choca con los sentidos que toma la identidad local y sus patrimonios intangibles. Esto se expresa en el reconocimiento y respeto que tiene la comunidad por los maestros de ribera, tanto por su vínculo generacional como familiar, y por la crítica hacia el modelo extractivista que terminó por modificar, en cierta medida, las prácticas de construcción, debido a la explotación indiscriminada de maderas nativas y de una reforestación sobre la base del pino y el eucaliptus.

Si bien el Estado ha ido avanzando desde la ratificación de la Convención para la Salvaguardia del Patrimonio Inmaterial (2009) hasta la creación reciente de una unidad de patrimonio (2014) en el Consejo de la Cultura y las Artes, se debe tomar medidas para resguardar y proteger este patrimonio cultural. El inventario y reconocimiento no basta si las instituciones estatales (ministerios de Bienes Nacionales, Cultura y Educación, entre otros) no trabajan de manera mancomunada y sistemática con las comunidades y cultores individuales y colectivos en función de los objetivos establecidos por la Convención sobre la protección del patrimonio mundial, cultural y natural (1972) y la Convención específica sobre esta materia (2003), en un contexto en que la conservación de lugares culturales de relevancia nacional y global ha tomado fuerza en los últimos cincuenta años, como argumenta Jukka Jokilehto (2006).

En 2014 se creó el Programa Nacional de Patrimonio Material e Inmaterial con un financiamiento de 1.030 millones con el “fin de promover el desarrollo sustentable de los territorios a través de la recuperación, puesta en valor y gestión adecuada de sistemas patrimoniales materiales e inmateriales y también incrementar la oferta de bienes y generar flujos sostenidos de beneficios culturales, sociales, medioambientales, urbanos y económicos para la comunidad”, según la cuenta pública del Consejo Nacional de la Cultura y las Artes (2015), en la cual se informa de una serie de acciones relativas a la protección y promoción de este tipo de patrimonio.

Las más destacadas son que los Bailes Chinos se sumaron a la lista de Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad y el reconocimiento a seis Tesoros Humanos Vivos en 2015, cuya iniciativa fue propuesta por la UNESCO a sus estados miembros y que Chile otorga desde 2009, con la idea de dar continuidad y seguimiento a las expresiones culturales de este tipo, junto con un estímulo económico.

Desde 2016 se aplicará una encuesta de caracterización socioeconómica a los cultores individuales, para conocer condiciones sociales, territoriales y económicas, y se constituirá una Mesa Interinstitucional de Salvaguardia de Expresiones y Cultores de Patrimonio Inmaterial (CNCA, 2016).

Sin duda estas noticias son un aliciente, aun cuando se requiere una política pública sustentable en el tiempo, que conciba las culturas y el patrimonio de una manera integral, tanto en su rescate y preservación como en su conocimiento y circulación. De lo contrario se corre el peligro de que esta protección sea insuficiente, pues el cuidado de este patrimonio a nivel nacional es, en muchos casos, incompleto. Esto por la gran cantidad de medios que se requiere para ello y los recursos económicos, científicos y técnicos, que son exiguos para los bienes que se quieren proteger, advierte la UNESCO (1972). El Ministerio de las Culturas y el Patrimonio debiese aportar en esta dirección.

Una contribución importante pueden hacerla los medios de comunicación, que muchas veces desaprovechan su rol educador y socializador de las costumbres, tradiciones y riquezas que existen en nuestros territorios. De ahí el valor que tiene este proyecto de radioteatros sobre historias populares, porque se adentra en la vida cotidiana de las personas y hace visible aquellos hombres y mujeres, de mar y de tierra, quienes pasan inadvertidos dentro de la región y del país, más aún cuando la televisión local es un tema pendiente de la democratización y descentralización de Chile.

Volver una y otra vez a este territorio ha sido una constante desde la realización del proyecto. Comprender el aislamiento y el escaso acceso a bienes y servicios no es tarea fácil, además de que la falta de garantías para el ejercicio de derechos sociales, como la salud y la educación, obligan a migrar transitoria o definitivamente a las nuevas generaciones en búsqueda de “mejores oportunidades” de trabajo o de estudios secundarios o universitarios.

Es en ese trayecto que se van alejando de estas formas de vida, del conocimiento y reconocimiento de sus tradiciones, como en la conciencia sobre la extracción indiscriminada de mariscos y pescados, en favor de la sobrepoblación de la salmonicultura, que viene a ser un factor gravitante en el agotamiento de recursos y en la contaminación del mar.

Esto no puede obviarse, aun cuando las comunidades o grupos de la comuna de Hualaihué intentan, a través de sus fiestas de aniversario, de las botaduras de lanchas, del curanto a orilla de playa y de la enseñanza del mapudungun en las escuelas de la comuna, preservar aquello propio y distinguible; peculiar y absoluto desde su cosmovisión, que se ve arrebatado por políticas centralistas dentro de la región y por una modernidad mal entendida, sobre la base del acceso a bienes de consumo.

Fue ineludible abordar y reflexionar, como un sustrato ideológico del proyecto, sobre cómo miramos y entendemos las luchas manifiestas o latentes que se dan en el territorio de Hualaihué: la organización de las mujeres recolectoras y pescadores artesanales, que luchan por cuotas de pesca en un contexto de explotación del recurso marino, y de políticas de fomento de la gran industria que terminan por dañar y peligrar el destino próximo de estos bienes comunes, como se grafica en el desastre de la marea roja en 2016.

Así y todo, la subsistencia familiar y económica reproduce, aún, formas de vida asociadas al bosque nativo y al mar continental de Chiloé. Sin esta ecuación es difícil comprender el apego a la tierra y a la navegación, que ha formado parte de la tradición mestiza, entre el indígena y el español, y de los colonos que fueron repoblando estas tierras desde mediados del siglo pasado.

Estas historias contadas en clave de radioteatro permiten imaginar y sentir universos sonoros, simbólicos y estéticos que ponen en el centro tanto a la mujer como al hombre, dotados ambos de destrezas y cualidades únicas para desarrollar varios oficios que se complementan dentro y fuera del hogar.

La mujer mariscadora, con cadera inclinada y su hualato en mano, va contando su vida a otras recolectoras al tiempo que la marisca lo permite, mientras que el hombre constructor y maestro, de las lanchas a velas o a motor, es capaz de conocer y domesticar la madera y el mar, cuya cualidad se ha transmitido por varias generaciones.

Todo lo racional se vuelve mágico a medida que nos adentramos en estas historias, que plantean desde el núcleo familiar y su relación con la tierra y el mar formas de vida que están cruzadas por el amor y el desamor; por la defensa de las tradiciones y el impacto que provoca el éxodo a la ciudad, como también el saber que se transmite en la construcción de lanchas y la recolección, que ha marcado la vida de mujeres en la búsqueda del sustento familiar y del alimento diario para la familia.

Estos universos son posibles de imaginarlos a través de la radio, que ha vuelto a recobrar sentido en un mundo lleno de imágenes visuales, ya que la oralidad nos conecta con lo más íntimo, con los ecos del pasado y con los deseos del futuro. El arte de contar historias no es nuevo ni el radioteatro tampoco, pero estos relatos ponen en dimensión el valor cultural que tienen nuestras comunidades, y cómo la radio y los medios pueden contribuir a sentir, vivir e imaginar mundos posibles.

Y, de paso, por medio de la radio contribuimos a la enseñanza informal y no formal, y al robustecimiento de la transmisión del patrimonio, pues se pone en valor la oralidad como componente de nuestra cultura; significando nuestra historia popular y provocando el encuentro de múltiples imaginarios a partir del género del radioteatro.

LA REGATA 

“Radioteatros de historias populares:

Recolectoras de orilla y constructores de ribera de Hualaihué”

Radioteatro:

Dramaturgia

Guión radial:

Año:

La Regata

Raúl Rodríguez

Raúl Rodríguez

2014

Personajes:

LAURA (40 AÑOS)

MIGUEL (40 AÑOS), esposo de Laura

EDUARDO (25 AÑOS), hijo de Laura y Miguel

ERNESTO (50 AÑOS)

BERTA (40 Y TANTOS AÑOS), esposa de Ernesto

ANITA (21 AÑOS), hija de Berta y Ernesto

PEPE (35 AÑOS), constructor

ACTO PRIMERO

ESCENAI

BERTA Y LAURA

(Día lluvioso en Contao, esas tardes de lluvia que se pasan frente a la ventana; tarde de recuerdos, del sonido de la lluvia, alrededor de la cocina, con mate y una radio que suena de fondo)

CONTROL

 Sonido de lluvia y clavadas en segundo plano, mientras en primer plano suena el fuego y la tetera

BERTA

¿No ha sabido nada de él?

LAURA

Nada. Ni me llama

BERTA

Y ¿a Miguel tampoco?

LAURA

Menos. Miguel le pegaría la cortá en tres tiempos

BERTA

Y ¿se empleó en alguna cosa?

LAURA

La última vez estaba de electricista en la capitale

BERTA

¿Pa qué se habrá ido digo yo?

LAURA

A olvidar (…) a aventurar

BERTA

Los hijos son prestaos Laurita

LAURA

Menos los tendremos a nuestro lado, si no hay dónde emplearse

BERTA

Discúlpeme, pero uno siempre se la ingenia, no tiene pa que irse a las salmoneras, si puede seguir pescando, mariscando, construyendo lanchas con su paire

LAURA

Eso es lo que más siente Miguel…

BERTA

Los chicos de ahora ya no piensan en esto, pa qué se aflige…

LAURA

Sí, pero Eduardito era distinto (…) buzo mariscador, aprendió a calafatear (…) hasta acompañó a su paire a una de las regatas a Calbuco

BERTA

¿Y qué lo hizo cambiar?

LAURA

¡Ay, Berta!, después de que se murió mi mami, que casi lo crió, no quiso saber más de todo esto

BERTA

Son cosas que pasan, qué culpa va a tener él

CONTROL

GRITO DE PEPE DESDE FUERA DE ESCENA. SE PARA DE CLAVAR EN EL GALPÓN

ESCENAII

LAS MISMAS, MÁS MIGUEL

MIGUEL

(irrumpiendo) ¿Qué están copuchando ustedes?

BERTA

Recordando compaire (…) y ¿qué grito fue ese?

MIGUEL

No me digai que volviste sobre la misma, Laura. ¿Hasta cuándo? Ayúdame será mejor, que el Pepe se clavó un dedo.

LAURA

¡Dios santo! (se para de la silla). Berta ve por unas hierbas, mientras voy a buscar alcohol pa desinfectar

CONTROL

UNA A CADA LADO DEL PLANO SONORO. ENTRA A LA CASA PEPE

MIGUEL

Pucha Pepe, ¡cómo andai pajareando tanto!

PEPE 026

Es por apurarse compaire, si el patrón ta pidiendo la lancha pal mes entrante ¡Nos faltan manos Miguel!

MIGUEL

¿Qué dice usted? (algo molesto)

PEPE

Necesitamos un aprendiz

CONTROL

ENTRA ERNESTO A LA ESCENA

PEPE

¿O no don Ernesto? (quejándose por el dolor en el dedo)

ERNESTO

¿Qué sería?

PEPE

Un ayudante pa sacar la lancha en su fecha

ERNESTO

¿Por qué se hace tanto de rogar Miguel? ¡le están diciendo!

MIGUEL

Bueno, está bien. Voy a preguntarle a Uribe por un joven llegao de Chauchil que anda buscando pega. Mañana le preguntaré cómo ubicarlo

ERNESTO

Faltan algunas piezas todavía (…)

MIGUEL

Timón, la caña, la escotilla…

ERNESTO

No es na todo eso. Mañana hay que ir al bosque

PEPE

Cortar la madera, secarla o cocerla, darle la forma

MIGUEL

Como usted sabe don Ernesto

ERNESTO

Tú no lo haces nada de mal, mijo, ya estás dejando la adolescencia

PEPE

Dejando de ser un chiquito, jajaja

ERNESTO

Dejando la adolescencia de constructor

MIGUEL

Siguiendo su senda (…)

ERNESTO

Es la forma (…) la forma de la calidad (…) eso que estás entendiendo…

PEPE

¡Aushhh!

MIGUEL

¡No se apriete po Pepe! (gritando hacia el interior de la casa) ¡Laura, el alcohol!

LAURA

¡Voy! (gritando)

ERNESTO

Supiera cuánto echo de menos el alerce; como cedía a la mano ligerito de estar cocida

PEPE

¡No basta con el mañío! Jajaja

ERNESTO

Cada cosa a su tiempo, mi viejo

CONTROL

Laura entrando a escena

LAURA

¿Fue mucho Pepe? A ver, deje ver…

PEPE

(exclama dolor)

LAURA

Pase su dedo pa echarle alcohol, va a cocer un poquito, pero después le pongo una venda y mañana queda como nuevo (A Miguel) (...) porque, Miguel, ¿no me va a decir que están muy atrasados, y que por eso este pobre hombre se clavó el dedo, ah?

MIGUEL

Más o menos (reconociendo en algo su testarudez)

ERNESTO

Eso estábamos hablando, de que necesitamos manos

LAURA

De proa a popa ¿cuánto les está faltando?

ERNESTO

Ay mija, son 9 y 20 de eslora, 6 metros de ancho. Saque la cuenta todo lo que tenemos que hacer antes de enfibrar

BERTA

Y después la botadura de lancha, jajaja

PEPE

Con botadura y todo señora Berta, jajaja.

MIGUEL

Estamos recién con la quilla y las cuadernas, y están pensando en la botadura

PEPE

No serán como las de antes, con el acordeón, la familia y los vecinos, pero le ponemos empeño con su buen asado, su buen vino; ¡el baile y el compartir¡

MIGUEL

Yo quiero algo distinto pa esta Bota…

BERTA

¿En qué está pensando?

MIGUEL

Una bota como dios manda; como antaño, con vivas y todo (…) y hasta la navegamos

ERNESTO

Dejamos a las viejas, ¿cuál es el problema?

BERTA

A usted solo lo suelto si es por pega…

LAURA

Ya casi listo Pepe (…) que lo tienen controlado don Ernesto jajaja

ERNESTO

A mí no me manda nadie…

BERTA

¡Espérate viejo que lleguemos a la casa! Deja que Miguel navegue solo nomás

PEPE

No navegaba hace tiempo…

MIGUEL