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He aquí una excelente colección de las denominadas "Frases y citas célebres", pronunciadas en las más diversas épocas y países por personajes en general importantes como emperadores, reyes, escritores, filósofos y artista.
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Las Mejores Frases y Citas Célebres
Las Mejores Frases y Citas Célebres
© Plutón Ediciones X, s. l., 2012
Primera Edición Digital: Enero 2017
Diseño de cubierta y maquetación: Saul Rojas Blonval
Edita: Plutón Ediciones X, s. l.,
Calle Llobateras Nº 20,
Talleres 6, Nave 21
08210 Barberà del Vallés
Barcelona-España
E-mail: [email protected]
http://www.plutonediciones.com
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Prólogo
Según el diccionario de la RAE (Real Academia Española) Frase es un conjunto de palabras que basta para formar sentido, en especial, cuando no llega a constituir una oración. También puede tratarse de una locución breve y enérgica (a veces metafórica) cuyo significado es de mayor alcance que lo expresado, o que revela el pensamiento íntimo de su autor ante un hecho o una circunstancia determinada. En este caso muchas frases célebres poseen este sentido. Otras veces, han entrado a formar parte del refranero popular.
Las frases célebres son propias de todos los países, lenguas y épocas, no en vano son producto del lenguaje, uno de los atributos del ser humano (mientras no se compruebe con claridad si algunos sonidos de animales superiores como los delfines pueden ser interpretados como tales, producto de una mente pensante). Sin embargo, cuando toman importancia por haberlas pronunciado una personalidad en el momento idóneo, son traducidas a los diversos idiomas para que engrandezcan su categoría de célebres.
Hasta la aparición de la tecnología moderna, sólo habría dos formas para “conservar” las frases célebres: o por transmisión oral (como los refranes) o escrita. Ahora bien ¿poseen veracidad las frases célebres? Por regla general podemos admitirlo así, aunque hasta casi el s. XX, las únicas pruebas existentes son las orales (tradición oral) y escritas. ¿Y la veracidad de éstas?
Hay frases célebres atribuidas a diferentes personajes o que con el paso del tiempo se ha negado que las pronunciaran. Frases cortas formadas a veces por un verbo, como la pronunciada por Arquímedes (según cuentan) al descubrir su “principio”: Eureka: ¡lo encontré! O por varios como las supuestas pronunciadas por Julio César: Veni, Vedi, Vici (Llegué, vi, vencí) tras sofocar una sublevación del punto o tras el paso del río Rubicón iniciando la lucha contra Pompeyo: Allea, jacta est (La suerte está echada) o la del caudillo galo tras el saqueo de Roma en el s. IV a.C. al solicitar un cuantioso rescate para comprar su retirada: ¡Vae Victis! (¡Ay de los vencidos!).
Dicen que el soldado que anunció a los griegos la victoria de Maratón frente a los persas (490 a.C.) tras recorrer los 42 kilómetros desde el lugar de la batalla, sólo tuvo ánimos para anunciar ¡Nenikekamen! (¡Hemos vencido!) Y cayó muerto por el esfuerzo. O la respuesta de Galileo tras su supuesta retractación de la teoría heliocéntrica: “E pur si muove” (¡Pero se mueve!).
Otras veces las frases son más largas, incluso constituyendo oraciones gramaticales como la exclamación de Bertrand du Guesclin al decidir la lucha entre Pedro I y Enrique II de Castilla: “Ni quito ni pongo rey, pero ayudo a mi señor”. O cuando en el Real de Santa Fe estalló un polvorín antes del asalto a la capital nazarita de Granada y Fernando el Católico dijo: “Soldados no os asustéis, estas son las luminarias de la victoria”. O Napoleón en la batalla de las pirámides: “Soldados, cuarenta siglos os contemplan”.
Gran parte de las frases y citas célebres se han atribuido a emperadores, reyes y hombres de acción, pero también lo hicieron pensadores, literatos, científicos y hasta recogidas por los discípulos de fundadores de religiones. En este caso los evangelios recogen muchas, hasta las últimas pronunciadas en la Cruz por Cristo o las máxi- mas o aforismos del pensador chino Kung–Tsé (Confucio).
De una forma o de otra, de una clase o de otra, largas o cortas, las frases y citas célebres se cuentan por millones, ciertas o no. En esta órbita sólo hemos recogido unos cuantos ejemplos. ¿Y si no fueran ciertas?. Tendríamos que decir como el proverbio italiano: ¡Si non e vero, e ben trovato!
La abnegación no tiene todo su valor sino cuando es ignorada o no hay testigos para aplaudirla.
F. Garnier
Cuanto más uno se niegue a sí mismo, tanto más recibirá de los dioses.
Horacio
El que sacrifica a sí mismo nunca yerra.
Bulwer-Lytton
La abnegación ennoblece aun a las personas más vulgares.
Balzac
Quien va con hambre a la mesa y cansado a la cama, no necesita manjares selectos ni colchón de plumas.
S. Rosa
Cuando la mujer aborrece lo que algún tiempo le agradó, es mucho peor que si siempre lo hubiese aborrecido.
Lope de Vega
Muchos hay que aborrecen de balde, sin saber el cómo ni el porqué.
Gracián
No hay absurdo que no haya sido apoyado por algún filósofo.
Cicerón
Nos aburrimos porque nos divertimos demasiado.
Lamotte
Si el hombre no fuera un animal que se aburre, jamás hubiera recurrido al placer de trabajar.
Anónimo
Los que saben mucho se admiran de pocas cosas, y los que no saben nada se admiran de todo.
Séneca
Es más difícil hacer durar la admiración que provocarla.
Santal Dubay
Admiración y familiaridad son enemigos.
George Sand
La perfecta lisonja siempre tuvo fundamento sobre defectos.
Lope de Vega
¡Oh lisonjas, cuántas veces
juzgas que a tu dueño halagas,
y es tu dueño a quien ofendes!
Calderón
La peor especie de enemigos es la de los aduladores.
Voltaire
No quiero alabar, para no parecer adulador.
Cicerón
Todo adulador vive a expensas de quien le escucha.
La Fontaine
No hay hombre más desdichado que el que nunca probó la adversidad.
Demetrio
El día en que las desgracias hayan aprendido el camino de tu casa, múdate.
Palacio
Los golpes de la adversidad son muy amargos, pero nunca son estériles.
Renan
El que antes de su muerte ha plantado un árbol, no ha vivido inútilmente.
Proverbio indio
Si añades lo poco a lo poco y lo haces así con frecuencia, pronto llegará a ser mucho.
Hesíodo
Compra solamente lo necesario, no lo conveniente. Lo innecesario, aunque cueste sólo un céntimo, es caro.
Séneca
Cinco céntimos en el bolsillo valen más que un amigo en la corte.
Samuel Smiles
La alegría es piedra filosofal que todo lo convierte en oro.
Franklin
Riamos, porque la seriedad fue siempre amiga de los impostores.
Fóscolo
Reírse es olvidar.
Santos Chocano
Los ambiciosos que no se contentan con el beneficio de la vida y belleza del mundo, tienen por castigo el no comprender la vida y el quedar insensibles ante la utilidad y la belleza.
Da Vinci
El esclavo no tiene más que un dueño; el ambicioso tiene tantos cuantas son las personas que pueden ser útiles a su fortuna.
La Bruyère
La mayoría de las gentes triunfaría en las cosas pequeñas si no estuviera hostigada por grandes ambiciones.
Longfellow
Non dexes lo ganado por lo qu’es por ganar.
Arcipreste de Hita
Son los codiciosos como la esponja, que aunque chupa todo el agua de que es capaz, ni está harta ni se aprovecha de ella.
Espinel
Toda persona tiene tres caracteres: el que exhibe, el que tiene y el que cree que tiene.
Karr
Querer, querer siempre, querer con todas nuestras fuerzas.
Alfieri
Nuestro bien y nuestro mal no existe más que en nuestra voluntad.
Epitecto
La virtud es la única nobleza.
Antístenes
Todo extremo es vicioso, la virtud está en medio.
Aristóteles
Limpia la vasija antes de llenarla. O sea que debes reformar tus costumbres antes de predicar la virtud.
Epicteto
La virtud no debe medirse por los esfuerzos, sino por las obras cotidianas.
Pascal
La virtud se envilece cuando trata de justificarse a sí misma.
Voltaire
Sé mediocre y rastrero y llegarás a todo.
Beaumarchais
Casi nadie repara por sí mismo en el mérito de otro.
La Bruyère
Si a cada cual se le diese su merecido, ¿qué hombre podría escapar del látigo?
Shakespeare
La violencia es un signo de debilidad pasajera.
Jaurès
A quienes no conocen otro lenguaje que la violencia, hay que hablarles en su propio idioma.
Churchill
La instrucción del pensamiento procede siempre a todo acto violento.
Phillips
No es valor el temer la vida y despreciarla, sino el hacer frente a las grandes desgracias y no tumbarse en el suelo, ni volver el pie atrás.
Séneca
Harto poca cosa es el placer que se pasa en esta vida y en todas sus edades para con las tristezas y molestias de ella.
Plauto
La verdad es la estrella sin la cual el alma humana no es más que noche.
Víctor Hugo