Las Olas - Virginia Woolf - E-Book

Las Olas E-Book

Virginia Woolf

0,0
2,49 €

oder
-100%
Sammeln Sie Punkte in unserem Gutscheinprogramm und kaufen Sie E-Books und Hörbücher mit bis zu 100% Rabatt.
Mehr erfahren.
Beschreibung

Las olas es la séptima novela de Virginia Woolf, publicada el 8 de octubre de 1931. Es la novela más experimental de Woolf. Está formada por soliloquios de los seis personajes del libro: Bernard, Susan, Rhoda, Neville, Jinny y Louis.

Das E-Book können Sie in Legimi-Apps oder einer beliebigen App lesen, die das folgende Format unterstützen:

EPUB

Veröffentlichungsjahr: 2016

Bewertungen
0,0
0
0
0
0
0
Mehr Informationen
Mehr Informationen
Legimi prüft nicht, ob Rezensionen von Nutzern stammen, die den betreffenden Titel tatsächlich gekauft oder gelesen/gehört haben. Wir entfernen aber gefälschte Rezensionen.



LAS OLAS

Virginia Woolf

1

El sol aún no se había alzado. Sólo los leves pliegues, como los de un paño algo arraigado, permitían distinguir el mar del cielo. Poco a poco, a medida que el cielo clarea-ba, se iba formando una raya oscura en el horizonte, que dividía el cielo del mar, y en el paño gris aparecieron gruesas líneas que lo rayaban, avanzando una tras otra, bajo la superficie, cada cual siguiendo a la anterior, persiguiéndose una a otra, perpetuamente.

Al acercarse a la playa cada barra se alzaba, se amontonaba sobre si misma, rompía, y se deslizaba un sutil velo de agua blanca sobre la arena. La ola se detenía, y después volvía a retirarse arrastrándose, con un suspiro como el del durmiente cuyo aliento va y viene en la inconsciencia. Poco a poco, la oscura raya en el horizonte se aclaraba, como si las partículas suspendidas en una vieja botella de vino hubieran descendido al fondo, dejando verde el vidrio. También más allá se aclaraba el cielo, como si el blanco poso hubiera descendido, o como si el brazo de una mujer recostada bajo el horizonte hubiera alzado una lámpara, y planas barras blancas, verdes y amarillas se proyectaban en el cielo, como las varillas de un abanico. Entonces, la mujer alzó más la lámpara, y el aire pareció devenir fibroso y apartarse de la verde superficie, chispeante y llameando, en rojas y amarillas hebras como el humeante fuego que ruge en una hoguera. -Poco a po-co, las hebras de la hoguera se fundieron en un resplandor, en una incandescencia que alzó el peso del gris cielo lanudo, poniéndolo encima de él, y lo convirtió en millones de átomos de suave azul. La superficie del mar se hizo despacio transparente, y estuvo destellante y rizada hasta que las oscuras barras quedaron casi borradas. Lentamente, el brazo que sostenía la lámpara la alzó más, y después más, hasta que la ancha llama se hizo visible. Un arco de fuego ardía en el borde del horizonte, y a su alrededor el mar lanzaba llamas doradas.

La luz incidió en los árboles del jardín, y dio transparencia a una hoja. Y luego a otra. Un pájaro gorjeó alto. Hubo una pausa.

Otro pájaro gorjeó más bajo. El sol dio relieve a los muros de la casa, y se posó como la punta de un abanico cerrado en una blanca persiana, dejando una azul huella digital de sombró bajo la hoja junto a la ventana del dormitorio. La persiana se movió lentamente, pero dentro todo era penumbra sin sustancia.

Fuera, cantaban los pájaros su melodía vacía.

«Veo un aro que pende sobre mí», di-jo Bernard. «El aro vibra y pende de un lazo de luz.»

«Veo una tajada de pálido amarillo», dijo Susan, «que crece y se aleja al encuentro de la raya de púrpura.»

«Oigo el sonido», dijo Rhoda, «de canto barato en gorjeo, canto barato, que se eleva y baja.»

«Veo un globo», dijo Neville, «que cuelga en el aire, en vertical caída, contra las inmensas laderas de una colina que no sé.»

«Veo una borla carmesí», dijo Jinny,

«entreverada de hebras de oro.»

«Oigo un patear», dijo Louis. «Hay un gran animal con una pata encadenada. Patea, patea, patea.»

«Mira la telaraña, en el ángulo del balcón», dijo Bernard. «Tiene cuentas de agua, gotas blancas de luz.»

«Las hojas se amontonan alrededor de la ventana, como orejas puntiagudas», dijo Susan.

«Una sombra se proyecta en el sendero», dijo Louis, «como un codo en flexión.»

«Islas de luz flotan sobre el césped', dijo Rhoda.

«Caen a través de los árboles.»

«Los ojos de los pájaros destellan en los túneles formados por las hojas», dijo Neville.

«Vello corto y duro cubre los tallos», dijo Jinny, «y en ellos se han pegado gotas de agua.»

Lesen Sie weiter in der vollständigen Ausgabe!

Lesen Sie weiter in der vollständigen Ausgabe!

Lesen Sie weiter in der vollständigen Ausgabe!