Los jóvenes y el amor - Karol Wojtyla - E-Book

Los jóvenes y el amor E-Book

Karol Wojtyła

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Beschreibung

En los dos textos inéditos que conforman esta obra, el entonces arzobispo de Cracovia, Karol Wojtyla, lleva a cabo un sugerente acercamiento a la cuestión del amor humano desde las perspectivas antropológica, teológica y pedagógica. Ambas intervenciones son, además, un extraordinario testimonio del compromiso que Wojtyla había adquirido en el campo de la educación de los jóvenes en el amor, ya que ambas se encuentran explícitamente dirigidas a los estudiantes universitarios, con los que siempre tuvo una especial vinculación. ¿Qué es el amor? ¿Cómo lo encontramos en la propia experiencia? ¿Cómo nos afecta y hacia dónde apunta? Las enseñanzas de Wojtyla constituyen una luz para penetrar en los entresijos de estas cuestiones porque, como él mismo dijo siendo Papa, "el amor no es una cosa que se aprenda, ¡y sin embargo no hay nada que sea más necesario enseñar!".

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Karol Wojtyla

Los jóvenes y el amor

Preparación al matrimonio

Título original: Amore e desiderio

© de la edición original: Morcelliana S.r.l., Brescia, Italia, 2016

© Ediciones Encuentro, S.A., Madrid, 2018

Traducción del polaco de los textos de Karol Wojtyla: Marek Raczkiewicz y Elżbieta Teresa Święcka

Traducción de la introducción de Giuseppe Mari: Belén de la Vega

Revisión de los textos y presentación de la edición española: Ignacio Serrada

Queda prohibida, salvo excepción prevista en la ley, cualquier forma de reproducción, distribución, comunicación pública y transformación de esta obra sin contar con la autorización de los titulares de la propiedad intelectual. La infracción de los derechos mencionados puede ser constitutiva de delito contra la propiedad intelectual (arts. 270 y ss. del Código Penal). El Centro Español de Derechos Reprográficos (www.cedro.org) vela por el respeto de los citados derechos.

Colección 100XUNO, nº 21

Fotocomposición: Encuentro-Madrid

Impresión: Cofás-Madrid

ISBN: 978-84-9055-857-7

Para cualquier información sobre las obras publicadas o en programa y para propuestas de nuevas publicaciones, dirigirse a:

Redacción de Ediciones Encuentro

Ramírez de Arellano, 17-10.a - 28043 Madrid - Tel. 915322607

www.edicionesencuentro.com

PRESENTACIÓN DE LA EDICIÓN ESPAÑOLA

«La vocación al amor es, de modo natural, el elemento más íntimamente unido a los jóvenes. Como sacerdote, me di cuenta muy pronto de esto. Sentía una llamada interior en esta dirección. Hay que preparar a los jóvenes para el matrimonio, hay que enseñarles el amor. El amor no es cosa que se aprenda, ¡y sin embargo no hay nada que sea más necesario enseñar! Siendo aún un joven sacerdote aprendí a amar el amor humano. Éste es uno de los temas fundamentales sobre el que centré mi sacerdocio, mi ministerio desde el púlpito, en el confesionario, y también a través de la palabra escrita. Si se ama el amor humano nace también la viva necesidad de dedicar todas las fuerzas a la búsqueda de un ‘amor hermoso’. Porque el amor es hermoso. Los jóvenes, en el fondo, buscan siempre la belleza del amor, quieren que su amor sea bello» [1].

Estas palabras de San Juan Pablo II constituyen una guía para comprender el marco en el que se encuadran sus reflexiones y enseñanzas sobre la cuestión del amor. La «llamada interior» de la que nos habla, la vocación a enseñar a amar, se convirtió desde sus primeros años como sacerdote en un aliento constante para su magisterio [2]. Y estos dos textos que ahora se publican por primera vez en lengua castellana constituyen un signo tangible de esta realidad. Se trata de dos intervenciones relacionadas con el ámbito de la pastoral universitaria, que tienen como temática común la reflexión sobre la educación de los jóvenes al amor. En su desarrollo se percibe con claridad el deseo de instruir a los que les acompañan en esta etapa de la vida para que puedan iluminar e interpretar la experiencia del amor que surge del encuentro entre el hombre y la mujer en su edad de juventud.

Es evidente que estas intervenciones no constituyen un tratado exhaustivo sobre los temas que abordan, pero sí es cierto que en ellas laten algunas de las principales intuiciones de nuestro autor en este ámbito. La intención de esta presentación no es proponer una exposición detallada sobre los textos. Se trata sencillamente de dar algunas pinceladas sobre algunos aspectos de fondo que están presentes en estas ponencias, cuya lectura puede ayudar a iluminar cuestiones que son también importantes para los tiempos actuales.

Tomar como guía el pensamiento y las palabras de Karol Wojtyla es, sin duda, adentrarse por un camino seguro y bien trazado para quien tenga la inquietud y el deseo de acompañar a las mujeres y a los hombres de nuestro tiempo, ya desde su juventud, por la vía del amor.

LA IMPORTANCIA DE HABLAR SOBRE EL AMOR

«El hombre no puede vivir sin amor. Él permanece para sí mismo un ser incomprensible, su vida está privada de sentido si no se le revela el amor, si no se encuentra con el amor, si no lo experimenta y lo hace propio, si no participa en él vivamente» [3]. Estas palabras de la primera encíclica del Papa polaco no dejan lugar a duda: el amor es esencial para la vida de las personas. Se trata de una realidad al margen de la cual la misma vida carece de sentido, y la propia comprensión de sí mismo, de la identidad personal, queda en suspenso. El amor hace grande la vida, abriendo para ella un sentido en el que construir la propia historia.

Aunque es sencillo estar de acuerdo con estas afirmaciones, queda en el aire una pregunta clave que es preciso plantear para no caer en equívocos. Es decir, la experiencia universal de que el amor es necesario para la vida reclama la cuestión sobre esa realidad que llamamos «amor». ¿Qué es el amor? ¿Cómo lo encontramos en la propia existencia? ¿Cómo nos afecta y hacia dónde apunta? Las enseñanzas de Karol Wojtyla, en el conjunto de sus publicaciones y pronunciamientos a lo largo de su vida, constituyen una luz para penetrar en los entresijos de estas cuestiones. Y esto se puede colegir también de las dos intervenciones que se recogen en este volumen.

Sin embargo, existe una dificultad que es preciso señalar a la hora de hablar sobre el amor, y es que la comprensión del mismo y sus dimensiones e implicaciones en la vida de las personas está mediado, en el actual contexto sociocultural, tanto por una concepción de herencia romántica como por un marcado emotivismo. Esta circunstancia hace que, cuando se habla sobre la experiencia del amor, queden en la sombra aspectos que han de tenerse en cuenta para integrar dicha experiencia de manera adecuada en la historia personal.

Por decirlo en pocas palabras, la comprensión romántica del amor se caracteriza por la exaltación de la pasión y del sentimiento, interpretados como elementos que poseen una gran fuerza, y cuya verdad se estima por la intensidad con la que se experimentan. Esto contribuye a que quede difuminado el significado de la temporalidad como dimensión esencial de la existencia en la que es posible construir la propia vida. Dicho de otro modo, el tiempo deja de ser un aliado de los que se aman para convertirse en un peligroso enemigo del amor que, definido por la intensidad con que se vive el instante, queda aislado tanto de la memoria de su origen como de la promesa de una plenitud.

Esta concepción se ve apoyada por el emotivismo, que añade la pérdida de la implicación personal en un sentido histórico, y favorece el hecho de que se tienda a considerar los acontecimientos que se suceden en la propia vida sin relación entre ellos. La vida queda fragmentada en una sucesión de instantes, midiéndose su verdad y el bien de las personas implicadas por la emoción que surge en cada situación que se vive. De este modo resulta casi imposible darse cuenta de que lo que está en juego no es sencillamente vivir experiencias, sino construir la propia historia.

En este contexto, aspectos tan importantes para la vida como el amor, el tiempo y el sentido de estas realidades corren el riesgo de perder sus más profundos significados, convirtiéndose en elementos sin relación aparente. Por eso la tarea de intentar iluminar de nuevo dichos significados es urgente. Para ello, como se apuntaba más arriba, contamos con una luz potente en las enseñanzas que se desprenden del pensamiento del que fuera arzobispo de Cracovia.

Su perspectiva apunta hacia el contenido de verdad que se desvela en la experiencia amorosa. El modo de hablar sobre el amor en sus intervenciones está fundamentado en la certeza de que el amor es algo cuyo significado no inventamos: siendo siempre una realidad que cada persona encuentra de manera única e irreductible en el transcurso de su vida, existe una «verdad del amor» que es posible reconocer y que se nos desvela en la experiencia amorosa, generando una auténtica vocación, una llamada a la comunión, a amar, tarea en la cual la plenitud de la persona está en juego. Detengámonos a desarrollar aunque sea brevemente estas afirmaciones.

EL AMOR ORIGINARIO Y LA EXPERIENCIA AMOROSA

«Hemos conocido el amor y hemos creído en él» (1 Jn 4,16). Estas palabras de San Juan constituyen una buena guía para profundizar en las cuestiones que tratamos. Presentan el amor como una realidad que no se inventa, sino que se conoce y es digna de fe. Esto ayuda a reconocer el modo en que todo amor se hace presente en la existencia personal: el amor se revela, se da a conocer, y esto sucede en la experiencia, en el encuentro interpersonal.

Hay una clave en el pensamiento de Wojtyla, presente también en las intervenciones que nos ocupan, la cual muestra, por una parte, que el significado más pleno del amor ha sido desvelado por Dios al hombre, y por otra que a este contenido originario las personas pueden acceder de algún modo por medio de su experiencia [4]. El amor es un misterio más hondo de lo que el sentimiento nos transmite: remite a un principio originario que precede al encuentro y que es más profundo que nuestra propia conciencia. Nuestro amor no se puede comprender adecuadamente si no es desde la perspectiva de ser respuesta a un Amor originario, el cual es preciso conocer, y que actúa internamente en todo lo que vemos. En pocas palabras, el amor humano siempre es respuesta a un amor primero, por lo que su verdad y su significado últimos han de leerse a la luz de esta fuente originaria.

Pero esta fuente, origen del amor humano, no es algo evidente, es una fuente escondida, y para llegar a ella es preciso remontar la corriente [5]. Para ello la Revelación es una vía privilegiada, pues en ella Dios se nos ha dado a conocer como amor, y amor de comunión. Es, además, un acto de amor el que está en el origen de todo lo que existe, de manera eminente el ser humano, hombre y mujer, como culmen de la creación: creados por amor y llamados a amar. Por eso se puede calificar el amor como la vocación originaria[6]. Enraizar el amor humano en un principio que nos antecede, situar el origen del amor en el misterio, tratar del amor como una realidad cuyo contenido nos supera y que hemos de vivir en el reconocimiento y la reverencia: he aquí una clave fundamental para acceder al planteamiento de nuestro autor.

De esta realidad surgen la admiración y el agradecimiento. El asombro inicial ante la bondad que nos rodea y nos atrae nos persuade de que todo bien es un don que precede nuestro quehacer. Sin embargo, en un mundo técnico que tiende a reducir la experiencia del bien a lo que se puede dominar, es fácil caer en una lógica utilitarista y de consumo perdiendo de vista que lo propio de nuestro actuar es configurarse como respuesta a la bondad de las cosas cuya fuente última es Dios, el único que es bueno. El que es amor y todo lo ha creado por amor, ha plasmado de manera misteriosa la verdad originaria de su propio ser comunión de Personas