Memorias De Un Gigoló - Volumen Segundo - Livia Ellis - E-Book

Memorias De Un Gigoló - Volumen Segundo E-Book

Livia Ellis

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  • Herausgeber: Livia Ellis
  • Kategorie: Erotik
  • Sprache: Spanisch
  • Veröffentlichungsjahr: 2016
Beschreibung

Memorias De Un Gigoló - Volumen Segundo

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Memorias de un Gigoló - Volumen Segundo

Tabla de Contenidos

Página de Titulo

Livia Ellis

Traducido por Cinta Garcia de la Rosa

Memorias de un Gigolo - Volumen Dos

DEDICAToria

Para C

CONTENidos

Prólogo

1 el Hotel

2 donde hago un flashback de los acontecimientos sucedidos la tarde anterior

3 donde regresamos al presente; mi vida es una mierda, elon ya no es mi amigo, renata está condenada para siempre a ser una puta narcisista, y yo he aceptado el trabajo que implica el intercambio de sexo por dinero

4 la casa

5 Talitha es una vulgar puta

6 herramientas esenciales

7 casa de los truenos

sobre la autora

Livia Ellis

Traducido por Cinta Garcia de la Rosa 

“Memorias de un Gigoló - Volumen Segundo”

––––––––

Escrito por Livia Ellis

––––––––

Copyright © 2015 Livia Ellis

––––––––

Todos los derechos reservados

––––––––

Distribuido por Babelcube, Inc.

––––––––

www.babelcube.com

––––––––

Traducido por Cinta Garcia de la Rosa

––––––––

Diseño de portada © 2015 Livia Ellis

––––––––

“Babelcube Books” y “Babelcube” son marcas registradas de Babelcube Inc.

Memorias de un Gigolo - Volumen Dos

Livia Ellis

Copyright © 2012 Livia Ellis

––––––––

Todos los derechos reservados.

––––––––

ISBN:1480225762

––––––––

ISBN-13:978-1480225763

DEDICAToria

Para C

CONTENidos

Prólogo

i

1

el hotel

1

2

donde hago un flashback de los acontecimientos sucedidos la tarde anterior

3

3

donde regresamos al presente

16

4

la casa

20

5

talitha es una vulgar puta

31

6

herramientas esenciales

36

7

casa de los truenos

43

Prólogo

Mi aventura, mi odisea, mi único mito si lo preferís, ha empezado. Y es sólo ahora, muchos años más tarde, que me veo a mí mismo y a la época que pasé como empleado de La Casamentera como un tipo de moderno viaje heroico. ¿Por qué? Yo era un prostituto. Yo no era Héctor, o Ulises; ni siquiera era Luke Skywalker. Pero entonces, quizás lo era. No hay ningún prerrequisito que diga que un héroe tiene que ser perfecto. De hecho, ellos generalmente tienen defectos. Yo era un hombre con defectos. Aún lo soy. Así que, ¿cómo reconcilio el tiempo que pasé siendo un puto con eso del viaje mítico? Reúne todas las condiciones. Había recibido mi llamada - la oferta para vender mi cuerpo a cambio del dinero que necesitaba desesperadamente. Había rechazado esa llamada - dudé, cuestionando mi propia habilidad para prostituirme. Había aceptado el desafío - acepté dinero por los servicios sexuales prestados. ¿Soy Hércules, yendo de trabajo en trabajo cumpliendo penitencia por mi arrogancia? ¿O soy Orfeo, aventurándome en un desconocido mundo subterráneo para salvar a mi amor verdadero - mi hogar? He conocido a mi guía: Olga. Ella se convertirá en mi Merlín, mi hada madrina, mi Obi-Wan Kenobi. De sus manos recibiré mis armas; seré guiado por su sabiduría. Aprenderé que, cuando la ignoro, lo hago a mi cuenta y riesgo. He partido hacia mi viaje mientras me encamino hacia la casa donde viviré con el rebaño de trabajadores de La Casamentera. Entro en un nuevo mundo, uno muy diferente al mundo del que procedo.

1 el Hotel

Olga y yo salimos de La Agencia juntos en la parte trasera de un taxi. No es como el Rolls Royce conducido por Bruno, pero es mejor que el metro. Antes de ir a La Casa, insisto en regresar al pequeño y horrible hotel al que había ido a lamentarme la noche anterior después de mi asunto con Elon. Una habitación en La Casa era el mejor bonus del contrato que podía haber recibido, por muchas razones. No siendo la menor de ellas el hecho de que realmente necesitaba un lugar donde alojarme.

––––––––

Antes de la oferta para vivir en la casa, tenía tres opciones. Podía hacer las paces con Elon, quedarme en el sombrío hotelucho poblado por mochileros hasta que se me acabara el dinero, o inmediatamente marcharme a mi casa en el campo. El hotel ofrecía demasiados riesgos para la salud y la seguridad, incluso para un hombre que estaba deseoso de mantener sexo con completos extraños a cambio de dinero. Eso, y una noche de estar rodeado por hordas de turistas que viajaban en manada, me habían hecho perder los nervios. Si no hubiera recibido la oferta de vivir en la casa, me habría dirigido al hotel para pasar una última noche, y luego hacia la Estación de Paddington por la mañana para coger el tren hacia Exeter. Porque eso habría costado menos. Coger el tren a Exeter esa noche habría costado más que la combinación de una noche en el hotel y el billete para el primer tren de la mañana. Odio tener que pensar en esas cosas. Odio tener que vivir y respirar con £20.

––––––––

Tenía que volver, pero sólo para recoger la bolsa con mis cosas que había dejado en la consigna de equipaje.

––––––––

Olga me mira por encima de sus gafas de sol.

––––––––

¿He dormido de verdad en ese lugar?

––––––––

Sí.

––––––––

Me he duchado a conciencia esta mañana, ¿verdad?

––––––––

Sí.

––––––––

Si le paso piojos o chinches o...

––––––––

Lo pillo.

––––––––

Ella pone una cara de disgusto.

––––––––

Olga elige quedarse en el coche mientras yo entro a recoger las pocas cosas que conseguí sacar de casa de Elon la tarde anterior. Me hice una pequeña promesa a mí mismo de que nunca me alojaría en un lugar donde la mesa de billar está en el vestíbulo, hay un letrero que advierte de la prohibición de traficar con drogas en el recinto, y que sólo cuesta £20 la noche, sin incluir el depósito de seguridad por la toalla (en singular). Tengo valores. Ahora están en su punto más bajo, pero eso sólo me da el incentivo para luchar más.

––––––––

No me puedo quejar demasiado del hotel. La realidad es que está plagado de turistas cachondas a las que les gusta follar. Perfecto para el hombre que necesita compañía sin complicaciones. Las dos chicas holandesas (¿o eran danesas?) que conocí la noche anterior están fuera, fumando con un grupo de personas que son huéspedes del hotel. Camino hacia ellas mientras me acerco al hotel. Una de las dos se gira hacia mí, me saluda, y me ofrece un cigarrillo. He dejado de fumar. Además, tengo un poco de prisa.

––––––––

Las Chicas Holandesas (o posiblemente Danesas). Me encantan las chicas holandesas (¿danesas?). Especialmente me encantan estas chicas holandesas (¿danesas?). ¿Quiénes son las Chicas Holandesas (¿Danesas?)? Fueron mi puerto sexual en la tormenta de la noche anterior. Regresando al momento en que salí precipitadamente de casa de Elon con un nivel de clase y sofisticación que provocaría que un grupo de niñas de doce años me miraran con admiración, empezaré...

2 donde hago un flashback de los acontecimientos sucedidos la tarde anterior

Ahora estamos entrando en el pasado. Éste es el pasado que estoy escribiendo. No el momento presente en el que estoy de pie delante del hotel con las Chicas Holandesas (¿Danesas?). La tarde anterior. Después de que Elon fuera un gilipollas en el restaurante de sushi y de que yo me enfadara con razón. Imaginad música de arpa o que la imagen en vuestras cabezas se vuelve acuosa si eso ayuda. Ahora estamos en el pasado. Antes de que haya ido a ver a El Doctor. Antes de que conociera a Olga. Antes de aceptar la oferta de ser un prostituto. Ésta es la naturaleza de llevar un diario. Yo sé donde estoy en mi propia narrativa. Vosotros puede que no. Ahora lo sabéis. Estamos en el pasado.

Después de salir del restaurante de sushi, me senté en una cafetería a considerar mis opciones. Mientras me bebía despacio un café americano, me di cuenta que no me quedaban amigos en Londres con los que me podría auto-invitar inmediatamente. Todos me habían abandonado. Como cucarachas que se escabulleron cuando la luz de la dudosa fama brilló sobre mí. Todos excepto Elon. Mi más verdadero y constante amigo. Mi propio tío no atendía mis llamadas. Pero Elon me acogió. ¿Qué dice eso de la naturaleza de nuestra relación? ¿Somos gravemente co-dependientes? ¿O es que él es simplemente un ser humano excepcionalmente decente que nunca abandonaría a un amigo en apuros? Honestamente, no lo sé.

––––––––

Para cuando llegué a los posos en el fondo de mi taza, sabía que tenía que volver a casa de Elon. Realmente no tenía muchas opciones. Tenía la necesidad de hacer las paces con Elon. No porque sintiera que yo estaba equivocado. No lo estaba. Pero todas mis cosas estaban en mi habitación. No estaba preparado para tragarme mi orgullo, pero estaba deseando admitir que había sido grosero y un poco maleducado si él admitiera que yo podía ser un prostituto si quisiera. Podía hacerlo. Sería un fantástico prostituto.

––––––––

El paseo desde la estación de metro de Green Park hasta la casa de Elon en St. James Place dura unos cuatro minutos. Cuando llego, él está en casa. Sabía que estaría. Sentado en la salita delante de la tele en el acolchado sofá, con los pies apoyados en la mesita y una cerveza en la mano. Está viendo Jerry Springer. Odio con todas mis jodidas fuerzas a ese odioso Jerry Springer. Elon lo está viendo sólo para hacerme rabiar. Estoy seguro de ello. En vez de decirme algo, saca su cartera y cuenta cuatrocientas libras, las cuales lanza sobre la mesita. Elon nunca lleva dinero encima. Esto era premeditado.

––––––––

Me mira, le da un sorbo a la botella, y luego sonríe.

––––––––

Tengo que hacerle una mamada.

––––––––

No.

––––––––

Porque no puedo. Me faltan los cojones para hacerle una mamada.

––––––––

No me faltan los cojones para hacerle una mamada. Simplemente no quiero.

––––––––

Eso es lo que los prostitutos hacen. Es un servicio público. Si yo fuera un prostituto, le haría una mamada tanto si quería como si no. Por lo tanto, su argumento es sólido. Me faltan los cojones para hacerle una mamada.

––––––––

Lo haría si quisiera. No quiero.

––––––––

Debo demostrarle que puedo hacerlo. Nunca en mi vida había tenido una polla en mi boca. Sólo porque él me ha hecho mamadas y me ha dado por el culo no significa que yo tenga la capacidad de hacer lo mismo. Coloca su pie desnudo sobre el dinero y lo empuja hacia mí. Tengo que hacerle una mamada.

––––––––

Estoy profunda y sinceramente tentado a hacerlo sólo para demostrarle que puedo.

––––––––

Se mete la mano en el bolsillo de su pantalón, saca un condón, y luego lo tira encima del dinero. Por si acaso yo estaba buscando una excusa para no cumplir su orden. Porque eso es lo que los chicos de alquiler hacen. Follan y la chupan cuando se les ordena. Por mucho que admire mi deseo de demostrar mi auto-suficiencia, ambos sabemos que soy tan capaz de hacer algo tan desagradable como sexo por dinero como de ir a trabajar como cocinero fr [...]