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Pasar unos momentos con Dios puede suponer una gran diferencia en tu día. En este devocional de un año para mujeres encontrarás sabiduría y perspectiva divinas para reforzar tu fe y darle aliento a tu corazón. Pasa unos momentos tranquilos en la presencia de Dios cada día y renuévate con la esperanza, paz, gozo y fuerzas que encontrarás en ella.
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Seitenzahl: 414
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BroadStreet Publishing Group LLC
Savage, Minnesota, USA
Broadstreetpublishing.com
Mi tiempo con Dios para mujeres
© 2020 by BroadStreet Publishing®
978-1-4245-5983-1 (tapa dura)978-1-4245-5984-8 (e-book)
Devocionales compuestos por Janelle Anthony Breckell, Claire Flores, Shannon Lindsay, Cate Mezyk, Stephanie Sample, Jacquelyn Senske y Michelle Winger.
Todos los derechos reservados. Ninguna parte de esta publicación puede ser reproducida, distribuida ni transmitida, mediante ningún sistema o método (incluyendo el fotocopiado, la grabación o cualquier otro método electrónico o mecánico), sin consentimiento por escrito del editor, excepto en el caso de breves citaciones integradas en reseñas críticas y otros usos no comerciales que permite la ley de derechos de autor.
Los versículos de las Escrituras marcados como (NTV) han sido tomados de la Santa Biblia, Nueva Traducción Viviente, © Tyndale House Foundation, 2010. Usado con permiso de Tyndale House Publishers, Inc., 351 Executive Dr., Carol Stream, IL 60188, Estados Unidos de América. Todos los derechos reservados.
Los versículos de las Escrituras marcados como (NVI) han sido tomados de la Santa Biblia, Nueva Versión Internacional® NVI® © 1999, 2015 por Biblica, Inc.® Usado con permiso de Biblica, Inc.® Reservados todos los derechos en todo el mundo.
Los versículos de las Escrituras marcados como (LBLA) han sido tomados de La Biblia de las Américas®, Copyright © 1986, 1995, 1997, por The Lockman Foundation. Usado con permiso. Lockman.org.
Los versículos de las Escrituras marcados como (RV60) han sido tomados de la versión Reina-Valera © 1960 Sociedades Bíblicas en América Latina; © renovado 1988 Sociedades Bíblicas Unidas. Usado con permiso. Todos los derechos reservados.
Los versículos de las Escrituras marcados como (BAD) han sido tomados de la versión Biblia al Día. Copyright © Editorial «Mundo Hispano» en 1989. Todos los derechos reservados.
Diseño de Chris Garborg | garborgdesign.comCompilado y editado por Michelle Winger | literallyprecise.com
Impreso en China
20 21 22 23 24 25 26 7 6 5 4 3 2 1
LAMENTACIONES 3:25-26, NVI
Introducción
Enero
1 De Enero: Algo nuevo
2 De Enero: Lo que él dice de ti
3 De Enero: Si te sientes atrapada
4 De Enero: El amor del Padre
5 De Enero: Procrastinación
6 De Enero: Compasión
7 De Enero: Crecimiento
8 De Enero: Cada oveja con su pareja
9 De Enero: Sin palabras
10 De Enero: Sigue la flecha
11 De Enero: El gozo de la certeza
12 De Enero: Eres perfecta
13 De Enero: Confiadas a pesar de nuestra ineptitud
14 De Enero: Elegir bien
15 De Enero: Con paso firme
16 De Enero: Eres amada
17 De Enero: Un corazón angustiado
18 De Enero: Oír a Dios
19 De Enero: Él es fiel
20 De Enero: Sigue siendo fiel
21 De Enero: Admitir nuestros pecados
22 De Enero: Rinde tu corazón
23 De Enero: Hambre de verdad
24 De Enero: Esperanza
25 De Enero: De verdad de la buena
26 De Enero: Él siente nuestro dolor
27 De Enero: Regocíjate hoy
28 De Enero: Nada que temer
29 De Enero: Perdón
30 De Enero: Gracia sobre gracia
31 De Enero: Honor en la pureza
Febrero
1 De Febrero: El foso de la paciencia
2 De Febrero: Palabras de vida
3 De Febrero: Madura inocencia
4 De Febrero: A la luz de la resurrección
5 De Febrero: Raíces más profundas
6 De Febrero: Corazón y alma
7 De Febrero: El espíritu está dispuesto
8 De Febrero: Animales de costumbres
9 De Febrero: Una culpa del uno por ciento
10 De Febrero: Partes del cuerpo
11 De Febrero: Lenta para hablar
12 De Febrero: Medita en la bondad
13 De Febrero: Fíate de todo corazón
14 De Febrero: Dios es amor
15 De Febrero: Un amor sin temor
16 De Febrero: Perfectas en nuestras debilidades
17 De Febrero: Pistas en la creación
18 De Febrero: Las recompensas de la comunión
19 De Febrero: Cuando ser rico es difícil
20 De Febrero: Estrellas
21 De Febrero: Satisfecha con lo que tienes
22 De Febrero: Mejor que los rubíes
23 De Febrero: Un avance
24 De Febrero: Sanación a través de Jesús
25 De Febrero: Control de la ira
26 De Febrero: Adornos
27 De Febrero: La poda
28 De Febrero: Inculta sabiduría
Marzo
1 De Marzo: Amor constante
2 De Marzo: A la luz
3 De Marzo: Mil generaciones
4 De Marzo: Pero antes tengo que…
5 De Marzo: Estrés
6 De Marzo: La sabiduría de Salomón
7 De Marzo: Comparación
8 De Marzo: Perder el control
9 De Marzo: Una decisión consciente
10 De Marzo: Buscar la paz
11 De Marzo: Vulnerabilidad
12 De Marzo: El poder de creer
13 De Marzo: Imposible
14 De Marzo: Afilándonos
15 De Marzo: Acércate
16 De Marzo: Tu talento
17 De Marzo: ¿Qué gobierna a tu mente?
18 De Marzo: Pena
19 De Marzo: Cada mañana
20 De Marzo: De invierno a primavera
21 De Marzo: A su tiempo
22 De Marzo: Relaciones
23 De Marzo: Un perdón de escándalo
24 De Marzo: Viva de verdad
25 De Marzo: Nunca es demasiado tarde
26 De Marzo: Reconstruida
27 De Marzo: Vida nueva
28 De Marzo: La promesa del cielo
29 De Marzo: Lo que Dios anhela
30 De Marzo: Renovación
31 De Marzo: ¿Cuánto vale tu fe?
Abril
1 De Abril: Un brillante ejemplo
2 De Abril: Quejas constantes
3 De Abril: ¿Me guardas un secreto?
4 De Abril: Una escapatoria
5 De Abril: Él oye
6 De Abril: Un cambio de corazón
7 De Abril: Un comportamiento infantil
8 De Abril: Despertando al sol
9 De Abril: Lo más precioso
10 De Abril: La lista de cosas por hacer
11 De Abril: Perder para ganar
12 De Abril: Tácticas del enemigo
13 De Abril: Nacidos para relacionarnos
14 De Abril: Mover montañas
15 De Abril: Una restauración con humildad
16 De Abril: Bajo sus alas
17 De Abril: Yo primero
18 De Abril: ¿Temor o terror?
19 De Abril: Limpieza a fondo
20 De Abril: Empujada por las olas
21 De Abril: Cede el control
22 De Abril: El precio de la gloria
23 De Abril: Llámale
24 De Abril: Verdadera adoración
25 De Abril: Me cuesta orar
26 De Abril: Los zorros
27 De Abril: Una disciplina de tiempo
28 De Abril: Una canción de amor
29 De Abril: Dichosa
30 De Abril: El alcance del amor de Dios
Mayo
1 De Mayo: Rebosando ira
2 De Mayo: Protocolo real
3 De Mayo: Pensamientos tóxicos
4 De Mayo: Atrévete a tener esperanza
5 De Mayo: Beber del río
6 De Mayo: Siempre se preocupa por ti
7 De Mayo: Un camino eterno
8 De Mayo: Cada talento es importante
9 De Mayo: La ventaja del terreno elevado
10 De Mayo: Prisioneros del miedo
11 De Mayo: Berrinches
12 De Mayo: Nueva vida
13 De Mayo: Solicitud aceptada
14 De Mayo: Ama como él ama
15 De Mayo: Generosidad inesperada
16 De Mayo: Robles de justicia
17 De Mayo: La seguridad de la salvación
18 De Mayo: Seguridad garantizada
19 De Mayo: Elige la compasión
20 De Mayo: Ven
21 De Mayo: Un gozo sin fin
22 De Mayo: Esperando el amanecer
23 De Mayo: Aceptar la debilidad
24 De Mayo: Una estrofa sin fin
25 De Mayo: Un amigo más que digno
26 De Mayo: ¿Un rey poderoso?
27 De Mayo: Siempre estás ahí
28 De Mayo: Una devoción que nos sobrepasa
29 De Mayo: Verdadera satisfacción
30 De Mayo: Vagando en el patio
31 De Mayo: El susurro
Junio
1 De Junio: Levantando el velo
2 De Junio: Especial de verdad
3 De Junio: Él comprende la tentación
4 De Junio: Descansa en su seguridad
5 De Junio: Un sacrificio vivo
6 De Junio: La definición de la amabilidad
7 De Junio: Moda eterna
8 De Junio: De dónde viene la gloria
9 De Junio: Proclamando tu fe
10 De Junio: En buena compañía
11 De Junio: La melodía de la alabanza
12 De Junio: Máxima prioridad
13 De Junio: Alabar en todo momento
14 De Junio: Todo tu ser
15 De Junio: Encuentra el momento y el lugar
16 De Junio: Necesito ayuda
17 De Junio: Una luz que llega a los confines de la tierra
18 De Junio: Haz tu queja
19 De Junio: Bondad que nunca falla
20 De Junio: Con paso seguro
21 De Junio: Honra a tus padres
22 De Junio: Un manantial eterno
23 De Junio: Promesas divinas
24 De Junio: ¿Confusa?
25 De Junio: Da el paso en fe
26 De Junio: La Palabra
27 De Junio: Aprobación
28 De Junio: Muy, muy ocupada
29 De Junio: Palabra viva
30 De Junio: Para un momento como este
Julio
1 De Julio: Libertad sin complicaciones
2 De Julio: Castillos de arena
3 De Julio: Riesgo
4 De Julio: Dame libertad
5 De Julio: Milagros
6 De Julio: Palabras que sanan
7 De Julio: El peso de la gracia
8 De Julio: Voz que clama en el desierto
9 De Julio: Belleza oculta
10 De Julio: Jugando a fantasías
11 De Julio: El armario de las especias
12 De Julio: Rendirse
13 De Julio: Idolatría
14 De Julio: Tentación
15 De Julio: El plan
16 De Julio: Cubrir las ofensas
17 De Julio: Amistad profunda
18 De Julio: Perspectiva eterna
19 De Julio: La mayor historia de amor
20 De Julio: Corazones tozudos
21 De Julio: Elegidos y llamados
22 De Julio: Cosas que no sabes
23 De Julio: El Señor me sostiene
24 De Julio: Generosidad
25 De Julio: Unidad cristiana
26 De Julio: Tropezar en la oscuridad
27 De Julio: Victoria
28 De Julio: Chicas malas
29 De Julio: Nuestro abogado
30 De Julio: Amor a primera vista
31 De Julio: Personas que hablan verdad
Agosto
1 De Agosto: Planifícate
2 De Agosto: Gratitud
3 De Agosto: En el centro de tu corazón
4 De Agosto: La voz del amor
5 De Agosto: Correr riesgos
6 De Agosto: Rompe todas las cadenas
7 De Agosto: ¿Por vista o por fe?
8 De Agosto: En lo secreto
9 De Agosto: Su gloria
10 De Agosto: Aférrate a ella
11 De Agosto: Un vacío
12 De Agosto: Confianza en las cosas pequeñas
13 De Agosto: Examina mi corazón, oh Dios
14 De Agosto: Sin límites
15 De Agosto: Unidas en un mismo cuerpo
16 De Agosto: Saca a relucir la belleza
17 De Agosto: Raíces
18 De Agosto: Simplemente di que no
19 De Agosto: La guerra
20 De Agosto: El oído de Dios
21 De Agosto: Confianza innegable
22 De Agosto: Descansa en Jesús
23 De Agosto: Una ciudad sin murallas
24 De Agosto: Un corazón para nuestra hermana
25 De Agosto: Cambio de estación
26 De Agosto: Descansa
27 De Agosto: Paz como un río
28 De Agosto: Sanador
29 De Agosto: El cinturón de la verdad
30 De Agosto: Un camino lleno de gozo
31 De Agosto: La carrera
Septiembre
1 De Septiembre: Te conoce mejor que tú
2 De Septiembre: Ningún sacrificio
3 De Septiembre: Déjale espacio
4 De Septiembre: Humildad
5 De Septiembre: Que te conozcan
6 De Septiembre: Él es nuestra fuerza
7 De Septiembre: Amigos de verdad
8 De Septiembre: Prioridades
9 De Septiembre: Aceptar la soledad
10 De Septiembre: Silencio
11 De Septiembre: Temor
12 De Septiembre: Solo tienes que preguntárselo
13 De Septiembre: El deseo de tu corazón
14 De Septiembre: ¿Libres para…?
15 De Septiembre: Nuestro destino
16 De Septiembre: Ya no habrá más sed
17 De Septiembre: Eres bella
18 De Septiembre: En los momentos de duda
19 De Septiembre: Él te dará la victoria
20 De Septiembre: Sanación de verdad
21 De Septiembre: Nadie es perfecto
22 De Septiembre: Renovación
23 De Septiembre: No se levanten de sus asientos
24 De Septiembre: No en nuestras fuerzas
25 De Septiembre: Confía en la luz
26 De Septiembre: Vivimos por fe
27 De Septiembre: ¿A quién quieres complacer?
28 De Septiembre: Él nos consuela
29 De Septiembre: Hazlo todo con amor
30 De Septiembre: Encontrar la paz
Octubre
1 De Octubre: Fuente de vida
2 De Octubre: Lenta para hablar
3 De Octubre: Mensajes contradictorios
4 De Octubre: Hojas que jamás se marchitan
5 De Octubre: La gloria que se merece
6 De Octubre: Ver lo bueno
7 De Octubre: A mi manera
8 De Octubre: Ora creyendo que lo recibirás
9 De Octubre: El juego de las opiniones
10 De Octubre: Bajo la gracia
11 De Octubre: Cansada, muy cansada
12 De Octubre: ¿Es relevante ahora?
13 De Octubre: Bendiciones escondidas
14 De Octubre: Un mismo cuerpo
15 De Octubre: Dale al interruptor
16 De Octubre: Elige la sabiduría
17 De Octubre: Construir tu casa
18 De Octubre: Encontrar el amor
19 De Octubre: Faros
20 De Octubre: Elige la obediencia
21 De Octubre: Nueva vida
22 De Octubre: Perder para ganar
23 De Octubre: En los días soleados… y en los lluviosos
24 De Octubre: Una vida de alabanza
25 De Octubre: Poder ilimitado
26 De Octubre: Verdaderas riquezas
27 De Octubre: Supera los obstáculos
28 De Octubre: Estamos en el mismo barco
29 De Octubre: Atrevidas y confiadas
30 De Octubre: Baila sin complejos
31 De Octubre: Sus ojos sobre ti
Noviembre
1 De Noviembre: La verdad sobre el legalismo
2 De Noviembre: La escritura en la pared
3 De Noviembre: Cree que él es bueno
4 De Noviembre: Nuestra preciosa infancia
5 De Noviembre: Tenemos tiempo
6 De Noviembre: La zarza ardiente
7 De Noviembre: Humildad
8 De Noviembre: La verdadera religión
9 De Noviembre: El coste del sacrificio
10 De Noviembre: La fe del «sí»
11 De Noviembre: Historias
12 De Noviembre: Apetito
13 De Noviembre: Alabanza constante
14 De Noviembre: Un amor de verdad
15 De Noviembre: Una cálida bienvenida
16 De Noviembre: Emociones
17 De Noviembre: Sin condenación
18 De Noviembre: Perseverancia
19 De Noviembre: Amor perfecto
20 De Noviembre: Santuario
21 De Noviembre: Problemas económicos
22 De Noviembre: El buen descanso
23 De Noviembre: Sed de agua pura
24 De Noviembre: Preparada para servir
25 De Noviembre: Dar gracias
26 De Noviembre: Regocíjate, ora y da gracias
27 De Noviembre: El Cordero de Dios
28 De Noviembre: Perfecta
29 De Noviembre: Quietud
30 De Noviembre: La vida es bella
Diciembre
1 De Diciembre: La mesa
2 De Diciembre: Las lucecitas de Navidad
3 De Diciembre: El cuentacuentos
4 De Diciembre: Nuestro Padre celestial
5 De Diciembre: Dios insaciable
6 De Diciembre: La barra de equilibrio
7 De Diciembre: El regalo de Navidad
8 De Diciembre: Misterio y esperanza
9 De Diciembre: Él quiere nuestro corazón
10 De Diciembre: El viaje de los Reyes Magos
11 De Diciembre: La buena batalla
12 De Diciembre: Gemas
13 De Diciembre: Héroe
14 De Diciembre: Ama bien
15 De Diciembre: Pedir ayuda
16 De Diciembre: Animar para lograr el premio
17 De Diciembre: Barro
18 De Diciembre: Que gane Dios
19 De Diciembre: Ciclo
20 De Diciembre: ¿Lo necesitas de verdad?
21 De Diciembre: Dar… ¿o darte?
22 De Diciembre: La tregua de Navidad
23 De Diciembre: Deja lo que estás haciendo y escucha
24 De Diciembre: Un viaje a la esperanza
25 De Diciembre: Cuenta su historia
26 De Diciembre: La recompensa merecida
27 De Diciembre: Más altos
28 De Diciembre: Cada mañana se renuevan
29 De Diciembre: No te avergüences
30 De Diciembre: Mente sobre materia
31 De Diciembre: En el camino correcto
Cuando todo lo que hay en tu vida exige tu atención, descansa en el Señor para encontrar en él la esperanza, el gozo y la paz que necesitas cada día.
Este devocional de un año te ofrecerá sabiduría y perspectiva divinas para reforzar tu fe y darle aliento a tu corazón.
¡El Padre se siente cautivado por ti! Él se deleita en cada momento que decides pasar con él. Deja que tu corazón se llene en su presencia y encuentra la paz que tan abundantemente encontrarás en ella.
Recibe renovación e inspiración con Mi tiempo con Dios para mujeres en tu día a día.
Me ves cuando viajo
y cuando descanso en casa.
Sabes todo lo que hago.
Sabes lo que voy a decir
incluso antes de que lo diga, Señor.
SALMOS 139:3-4, NTV
Puede que tengas una lista de objetivos y sueños clasificados por colores para los 365 días que vienen (además de un plan de acción para lograrlos) o quizá hayas desterrado los propósitos de año nuevo y hayas decidido que este será un año más del calendario. Sea lo que sea, has hecho borrón y cuenta nueva, y el primer día del año está innegablemente repleto de ciertas expectativas. La emoción de un nuevo capricho o gadget electrónico palidece ante la promesa de un nuevo inicio. En lo más profundo de tu ser hay una parte que piensa: «¡Este podría ser mi año!».
Y, ¿sabes qué? Este es tu año. Este día, y todos los que lo seguirán, son tuyos. Son tuyos para que decidas a quién amarás y servirás, y cómo lo harás. Incluso para que decidas quién serás. La decisión que tomes al leer esta página representa la decisión de emprender este camino acompañada de tu Padre celestial. Y este es un punto de partida precioso.
Pues estoy a punto de hacer algo nuevo.
¡Mira, ya he comenzado! ¿No lo ves?
Haré un camino a través del desierto;
crearé ríos en la tierra árida y baldía (Isaías 43:19, NTV).
¿Qué cosa nueva quieres hacer este año? ¿En qué caminos necesitas que Dios quite todos los obstáculos?
En una memorable escena de una película sobre chicas adolescentes, un profesor le pide a un gimnasio lleno de jovencitas que cierren los ojos y levanten la mano si alguna vez han dicho algo malo sobre otra chica. Prácticamente todas levantan la mano. El motivo por el que esta escena nos parece muy realista es que es real. Y, tristemente, a menudo somos incluso más duras con nosotras mismas.
Además de darle a María la maravillosa noticia de que iba a llevar en su vientre al hijo de Dios, el ángel que la visita en Lucas 1 también le habla de su bondad y de su favor ante los ojos de Dios. María era una chica adolescente. Es probable que hubiera oído y pensado cosas bastante poco favorables de ella misma en más de una ocasión. Y fíjate en qué preciosa y valiente respuesta le dio al ángel:
María respondió:
—Soy la sierva del Señor. Que se cumpla todo lo que has dicho acerca de mí.
Y el ángel la dejó (Lucas 1:38, NTV).
¿Eres muy crítica contigo misma? Si alguien te pidiera que te describieras, ¿qué dirías? Ahora piensa en alguien que te ama. ¿Qué diría esa persona de ti? Decide hoy que sus palabras (y las de Dios) sean la verdad. Une tu voz a la de María al decirle a Dios: «Que se cumpla todo lo que has dicho acerca de mí».
«Las autoridades locales advierten de que se están produciendo tormentas de nieve en la autopista…». ¿A que se te ha acelerado el pulso y todos tus músculos se han puesto en tensión? A nadie le gusta quedarse atrapado: la nieve cegadora y los vehículos inmovilizados a cada lado de la carretera pueden hacer que incluso la mujer más tranquila y racional se imagine a sí misma saliendo del coche, saltando de tejado en tejado y cruzando los vecindarios al más puro estilo de una superheroína. Qué forma más divertida de probar el agarre de tus nuevas botas de invierno. O quizá no. Pero vaya, que si te quedas atrapada, no hay mucho que puedas hacer, ¿verdad?
Quizá te sientes atrapada en tu vida diaria. Un trabajo donde tu talento queda completamente desaprovechado, una relación en la que das más de lo que recibes o un hábito que se está convirtiendo, poco a poco, en una adicción. Pero a diferencia de esa autopista cubierta por la nieve (que parece más bien un parking con tanto coche parado), aquí sí que tienes una dirección en la que correr cuando la situación te hace sentir prisionera. Vuelve tu rostro hacia el Señor y deja que él te llene con las fuerzas para moverte.
¡El Señor soberano es mi fuerza!
Él me da pie firme como al venado,
capaz de pisar sobre las alturas (Habacuc 3:19, NTV).
¿Dónde estás atrapada ahora mismo? Profesionalmente, personalmente o quizá en tu vida de oración, ¿hay alguna área en la que simplemente has dejado de avanzar? Pídele a Dios que te dé fuerza para avanzar con paso firme y ve allá adonde él te guíe.
Por muy bonito o imperfecto que haya sido el amor de tu padre terrenal hacia ti, el amor de tu Padre celestial no tiene ningún límite. Descansa en esa idea durante un momento. Nada de lo que hagas podrá cambiar sus sentimientos hacia ti. Nada.
Pasamos mucho tiempo intentando convertirnos en personas más atractivas e interesantes: desde dietas de belleza hasta aprender cocina gourmet, pasando por estar disponibles para ayudar a casi todo el mundo. Es fácil olvidar que ya somos perfectamente amados. Nuestro Padre nos ama más de lo que podemos imaginar. Y él haría cualquier cosa por nosotros. Cualquier cosa.
Si un hombre tiene cien ovejas y una de ellas se extravía, ¿qué hará? ¿No dejará las otras noventa y nueve en las colinas y saldrá a buscar la perdida? Si la encuentra, les digo la verdad, se alegrará más por esa que por las noventa y nueve que no se extraviaron (Mateo 18:12-13, NTV).
¿Quién es la persona a la que amas con más fuerza y con más desesperación? ¿A quién protegerías por encima de todo? Pues ten presente que eso es solo una pequeñísima fracción, casi insignificante, de lo que Dios haría por ti. Dedica un momento a darle las gracias por su gran amor.
«No me apetece entrar tarde; creo que ya iré mañana».
«Estoy un poquito cansada. Seguramente hoy tampoco podría dar lo mejor de mí».
«Ahora mismo no me siento muy creativa. Ya lo haré mañana por la mañana».
¿Cuántas veces son perfectas las circunstancias? ¿Y cuán a menudo pensamos que es mejor esperar hasta que lo sean?
Decidamos, ahora mismo, seguir los consejos de las Escrituras y decidir que llegar unos pocos minutos tarde es mejor que no asistir. Vamos a reconocer nuestro cansancio colectivo y después vamos a dar lo mejor de nosotras mismas a pesar del agotamiento. Vamos a dejar de esperar un soplo de inspiración: ataquemos de cabeza nuestros proyectos y veamos qué pasa. Vamos a honrar a Dios y, a la vez, a sorprendernos a nosotras mismas.
El agricultor que espera el clima perfecto nunca siembra;
si contempla cada nube, nunca cosecha
(Eclesiastés 11:4, NTV).
¿A qué esperas?
Los publicistas conocen bien tu secreto. Saben que, ante la visión de un cachorrito perdido, un niño famélico o una madre que ha perdido a su bebé, algo se conmueve en lo profundo de tu corazón femenino y te produce un fuerte deseo de hacer algo; lo que sea. Cuentan con ello.
Cuando aceptamos a Cristo y él nos dio su Espíritu Santo, empezamos a ser conscientes de su corazón. En concreto, empezamos a notar lo que le rompe el corazón. Cuanta más sintonía tengamos con él, más se romperá nuestro propio corazón.
Jesús fue muy claro: «Alimentad a mis ovejas». Sus acciones también reflejaron esto: alimentó a miles de ellas. Lloró conmovido por el dolor de las hermanas de Lázaro. Derramó sus lágrimas por aquellos que no lo reconocieron. Y sollozó por nosotros. Tomó la carga de nuestro pecado, con todo su peso, para que nosotros pudiéramos vivir y conocer su corazón.
Ayúdense a llevar los unos las cargas de los otros, y obedezcan de esa manera la ley de Cristo (Gálatas 6:2, NTV).
¿Qué te rompe el corazón? ¿Notas que te duele ver a un niño huérfano, a una madre sin hogar o a un animal maltratado? ¿Cómo puedes actuar a partir de esta compasión y obedecer a Cristo?
¿Recuerdas ese momento en el que advertiste que ya no ibas a crecer más? Esa iba a ser tu altura para siempre; ya no cambiarías más de número de pie. Para muchos esta última cosa fue especialmente maravillosa: ya no íbamos a oír más a nuestra madre diciéndonos que «esas zapatillas valen demasiado dinero para que, total, te queden pequeñas en pocos meses». Y ahí empezó nuestra colección de zapatos.
Poco después de que nuestros huesos terminen de crecer advertimos que el crecimiento real acaba de empezar. A medida que nos convertimos en jóvenes mujeres, en esta temporada en la que empezamos a descubrir quiénes somos, las amistades se vuelven más profundas o desaparecen por completo. Da igual la edad que tengamos hoy: la mayoría de nosotras todavía seguimos en ello. Crecer en Cristo es un proceso que nunca acaba de terminar.
No quiero decir que ya haya logrado estas cosas ni que ya haya alcanzado la perfección; pero sigo adelante a fin de hacer mía esa perfección para la cual Cristo Jesús primeramente me hizo suyo (Filipenses 3:12, NTV).
¿Cómo te inspirará este año el hecho de saber que Dios quiere ayudarte a convertirte en la mejor versión de ti misma?
A las mujeres les gusta ir de dos en dos. Y a los hombres les encanta reírse de nosotras por esto, pero la verdad es que ir al baño (o al puesto de comida, al centro comercial, al cine o a un partido de baloncesto de los niños) es mucho mejor acompañadas. Además, vamos con nuestras amigas cuando nos lo piden porque nos apetece ir.
¿A que es genial saber que tenemos a un compañero constante en el Espíritu Santo? En cuanto aceptamos el regalo gratuito de la salvación que nos ha dado Jesús, ya nunca más volvemos a estar solas. Está con nosotros para todo: en los momentos divertidos, los fáciles y los aterradores. Cuando esperamos saber el resultado de ese examen, vamos conduciendo solas por la noche por una carretera vacía o andamos por un barrio desconocido durante el día, no estamos solas. Él está con nosotras, vayamos donde vayamos. Y, como un amigo de verdad, nos acompaña porque le apetece hacerlo.
Mi mandato es: «¡Sé fuerte y valiente! No tengas miedo ni te desanimes, porque el Señor tu Dios está contigo dondequiera que vayas» (Josué 1:9, NTV).
Pasa algún tiempo sin hacer nada, sintiendo al Espíritu de Dios, siempre presente. Dale las gracias por su compañía.
A veces lo único que necesitas para ser una heroína es estar ahí. Nos encanta hablar, ¿a que sí? Con palabras de ánimo, palabras de consuelo, palabras de consejo. Incluso aunque seas de las más calladas, sabes que una mujer pocas veces se queda sin palabras.
Pero de vez en cuando, eso es exactamente lo que nos pasa. Alguien a quien amas está pasando por un mal momento y la verdad es que no sabes qué decirle. Pero con tu presencia lo dices todo. Ten presente que en esos momentos en los que no encuentras las palabras, si Dios ocupa el centro de tu corazón, él transmitirá lo que quieres decir.
Entonces, durante siete días y siete noches, se sentaron en el suelo junto a Job, y ninguno le decía nada porque veían que su sufrimiento era demasiado grande para expresarlo con palabras (Job 2:13, NTV).
¿Cuánto te costaría limitarte a estar con alguien y acompañarlo en su pena sin intentar «arreglar» lo que le pasa? ¿Conoces a alguien a quien le iría bien disfrutar de la presencia cariñosa y silenciosa de una persona querida?
Decisiones y más decisiones. Parece que no hay semana que pase sin que tengas que tomar una decisión importante. Ya sea algo del trabajo, que tenga que ver con una relación o una cosa al parecer tan inocente como qué hacer ese viernes que tenemos libre, ¿no sería genial tener una flecha que nos señalase cuál es la dirección correcta? (¡Especialmente si corremos el peligro de irnos por el camino equivocado!)
Según la Palabra, eso es exactamente lo que tenemos. Cuando realmente queremos andar por el camino que Dios nos ha preparado, si buscamos con sinceridad su voz, él promete dirigirnos en la dirección correcta. Su espíritu omnipresente está justo a nuestro lado, listo para llevarnos de vuelta al camino correcto cada vez que nos extraviamos.
Entonces tus oídos oirán a tus espaldas palabra que diga: Este es el camino, andad por él; y no echéis a la mano derecha, ni tampoco torzáis a la mano izquierda (Isaías 30:21, RV60).
Plantéate las decisiones que tienes por delante ahora mismo. ¿A quién acudes para que te dirija? Pon todas tus opciones delante de Dios y espera a oír su voz.
Ayer hablamos sobre oír la voz de Dios detrás de nosotros, guiándonos por el camino que él ha elegido para nuestras vidas. Quizá esta idea no te resulte del todo agradable. «¿Qué pasa con el libre albedrío?». «¿Y si yo quiero salirme un poquito del camino?». La idea de tener que seguir ciegamente a alguien (¡incluso al mismísimo Dios!) puede parecernos algo intimidante. ¿Qué pasa si el camino no nos gusta?
Puedes estar tranquila. No irás avanzando a ciegas, y él no te va a empujar para que vayas por ese camino concreto (ni por ningún otro). Solo oirás su voz si estás escuchando y, además, la decisión de seguir sus indicaciones es completamente tuya. ¡Pero qué decisión más maravillosa es! Mira el salmo 16:
Me mostrarás la senda de la vida;en tu presencia hay plenitud de gozo;delicias a tu diestra para siempre (Salmos 16:11, RV60).
Él no solo nos dice hacia dónde tenemos que ir, sino que nos muestra el camino. Y lo que es incluso mejor: como está con nosotros, siempre nos acompañarán el gozo y el placer. Descansa hoy en esta idea y ora para tener la valentía de rendirte a su dirección.
Detente, retrocede y vuelve a leerlo. Eres perfecta. Si te miras en el espejo o piensas en el día que has tenido, es fácil olvidar estas palabras (o no creértelas). No permitas que eso pase. Una arruga por ahí, un michelín por allá, una palabra desagradable o un pensamiento de envidia no pueden cambiar la forma en la que el Padre te ve. Y así es como él quiere que te veas a ti misma.
El diccionario utiliza 53 palabras para explicar lo que quiere decir ser perfecto, pero lo único que necesitamos saber es esto: somos personas completas. Cuando él eligió morir en la cruz por nuestros pecados, Jesús se llevó cada imperfección de aquellos que le amamos. Él terminó lo que nosotros nunca podríamos completar: nos hizo perfectos.
Con una sola ofrenda hizo perfectos para siempre a los santificados (Hebreos 10:14, RV60).
Si puedes, ponte ante el espejo en el que más te miras. Ahí delante, pídele a Dios que te muestre lo que él ve cuando te mira. Mira más allá de las imperfecciones, más allá de cualquier dolor o ira en tus ojos, más allá de cualquier imperfección percibida. Contémplate: completa, como él te diseñó. Perfecta.
Ya sea al llegar con tu recién nacido a casa tras el hospital, al hacer tu primera presentación importante en el trabajo o simplemente al preparar por primera vez la cena de Navidad, probablemente habrá habido al menos una ocasión en tu vida en la que te habrás dicho: «No tengo ni idea de lo que estoy haciendo. No estoy preparada para esto». Así que, ¿qué hiciste en esos momentos? Seguramente sonreíste, te lanzaste de cabeza y lo hiciste lo mejor que pudiste.
A medida que nos hacemos mayores vamos viendo cuán incapaces somos realmente. Pero, por suerte, también advertimos que no pasa nada. Ser capaces de admitir nuestros defectos y permitir que el Padre sea nuestra fuerza supone una gran libertad. Nos pida lo que nos pida, estamos confiadas a pesar de nuestra ineptitud. Puede que no seamos capaces, pero Dios está más que preparado para llevar sus planes a cabo a través de nosotras. Lo único que necesitamos es tragarnos nuestro orgullo y permitirle dirigirnos.
No es que pensemos que estamos capacitados para hacer algo por nuestra propia cuenta. Nuestra aptitud proviene de Dios (2 Corintios 3:5, NTV).
¿Qué sueño o llamado serías capaz de llevar a cabo si aceptaras la aptitud de Dios como si de la tuya se tratara?
¿Cuánto cambiaría tu vida si decidieras que hoy dejas tu trabajo? Ya seas directora ejecutiva de una empresa, camarera en un bar o profesora de baile, los demás notarían esta decisión. La vida de varias personas cambiaría. ¿Y qué pasaría si mañana decidieras, simplemente, que no vas a salir de la cama? Incluso cambiarnos el color del cabello puede afectar a nuestra trayectoria. Nuestras decisiones son importantes. Y no solo aquí, en esta tierra.
A Dios le importan las decisiones que tomas. Tiene planes para ti y deseos para tu vida, pero tú eres quien toma la decisión final. Tú decides. En las decisiones trascendentales, todo el cielo espera tu resolución.
Por lo tanto, teme al Señor y sírvelo con todo el corazón. Echa fuera para siempre los ídolos que tus antepasados adoraron cuando vivían del otro lado del río Éufrates y en Egipto. Sirve únicamente al Señor. Pero si te niegas a servir al Señor, elige hoy mismo a quién servirás. ¿Acaso optarás por los dioses que tus antepasados sirvieron del otro lado del Éufrates? ¿O preferirás a los dioses de los amorreos, en cuya tierra ahora vives? Pero en cuanto a mí y a mi familia, nosotros serviremos al Señor (Josué 24:14-15, NTV).
Aunque probablemente los ángeles no están por ahí de cháchara, comentando qué color de tinte deberías ponerte la próxima vez que vayas a la peluquería, ten presente que el cielo está muy interesado en saber cómo quieres llevar tu vida. Dios espera que tú elijas la vida, que lo elijas a él, cada día.
¿Qué tienen los tacones que nos resultan tan atractivos? En cada álbum familiar hay una foto de un adorable niño pequeño intentando caminar con ellos, y todas las mujeres recordamos nuestros primeros y temblorosos intentos para parecer distinguidas tras ponérnoslos por primera vez. La mayoría de nosotras también tenemos recuerdos de alguna caída no demasiado elegante o incluso de algún tobillo torcido pero, aun así, los tacones siguen encantándonos. ¿Y quién no se ha tenido que apoyar en el firme brazo de un acompañante, calzado con zapatos mucho más adecuados para caminar?
Andar con Jesús es un poquito como aprender a caminar con tacones de diez centímetros. Hay personas que parecen marchar con total facilidad, avanzando aparentemente sin pecado mientras otros, temblorosos y con paso inseguro, estamos a punto de tropezar en cualquier momento. ¿Daremos un paso en falso? ¿Nos estamparemos de bruces en el suelo? (¿Hay alguien a quien le duelan tanto los pies como a mí?) Apóyate en el fuerte brazo del Salvador y deja que sea él quien afirme tus pies y dirija tus pasos.
Guía mis pasos conforme a tu promesa; no dejes que me domine la iniquidad (Salmos 119:133, NVI).
¿En qué aspecto de tu camino sientes que andas con paso firme y seguro? ¿Dónde ves que te tambaleas? Comparte esta confianza y esa preocupación con el Salvador e invítalo a ser tu guía en ambos casos.
Es bueno que nos amen, ¿verdad? No hay sentimiento que se pueda comparar con la sensación que tienes cuando alguien ha salido corriendo bajo la lluvia, ha cancelado un vuelo internacional y ha conducido toda la noche por ti. Incluso aunque nunca lo hayamos experimentado, lo hemos imaginado. O quizá ha habido un momento en el que hemos sido conscientes de que nosotros también moveríamos cielos y tierra por aquellas personas a las que más amamos. Ya sean nuestros hijos, marido, padres, hermanos o amigos y amigas, amar y ser amados profundamente puede ser el mejor sentimiento que existe.
Por mucho amor que hayas dado o recibido, este no será más que una pequeña muestra de la forma en la que Jesús te ama a ti. Eres su tesoro, amada más allá de la razón, sin medida. Por ti, la persona que realmente puede mover cielo y tierra lo haría en un santiamén.
Estoy convencido de que ni la muerte ni la vida, ni los ángeles ni los demonios, ni lo presente ni lo por venir, ni los poderes, ni lo alto ni lo profundo, ni cosa alguna en toda la creación podrá apartarnos del amor que Dios nos ha manifestado en Cristo Jesús nuestro Señor (Romanos 8:38-39, NVI).
Deja que las increíbles palabras de estos versículos te inunden a medida que comprendes que Jesús lo haría todo, absolutamente todo, por ti.
«Es que no tengo ni un respiro». ¿Te suena esta frase? Todos pasamos por temporadas en las que parece que tras cada esquina se esconde un nuevo problema que amenaza nuestra tranquilidad (y eso si, para empezar, realmente hemos conseguido tener algo que se asemeje a la tranquilidad). ¿Por qué es tan difícil encontrar la paz en este mundo? Pues porque la buscamos en este mundo.
Tras la resurrección de Jesús, antes de ascender a los cielos, él dejó a sus discípulos algo que nunca habían experimentado: la paz. Y, más en concreto, les dio su paz, un regalo que no es de este mundo. Todas las cosas que nos da el mundo también nos las puede quitar. Cualquier seguridad, felicidad o respiro que tengamos en un momento son, precisamente, eso: momentáneos. Solo las cosas del cielo son permanentes y no nos pueden ser arrebatadas.
La paz les dejo; mi paz les doy. Yo no se la doy a ustedes como la da el mundo. No se angustien ni se acobarden (Juan 14:27, NVI).
Jesús nos dice que no nos angustiemos. Y eso significa que es algo que podemos decidir. Explícale primero las cosas que amenazan tu paz y después recuerda que no tienen ningún poder sobre ti. Tú eres de Jesús y su paz es tuya.
La mejor forma de saber si algo es cierto es oírlo de primera mano, directamente de la fuente. Puedes creer que te ha ido bien una entrevista de trabajo, pero no sabrás que te han dado el puesto si no te llaman para decírtelo. Puede que sientas que estás embarazada, pero esperarás a tener los resultados antes de decírselo a nadie. Y pasa lo mismo con las malas noticias (al menos en un mundo ideal). Quizá te llegue un rumor sobre una metida de pata de una amiga, pero tú esperarás a escuchar su versión de la historia antes de creer lo que te han dicho.
Entonces, ¿qué pasa con Dios? ¿Cómo podemos oír lo que nos quiere decir? ¿Cómo podemos saber cuál es su voluntad para nuestra vida? Puede que no tengamos su número de teléfono, pero sí que tenemos su libro. Dios nos habla a través de su Palabra, así que si estás esperando una confirmación, una guía, una validación o una convicción, ábrela. Lee y escucha.
Así que la fe es por el oír, y el oír, por la palabra de Dios (Romanos 10:17, RV60).
¿Cuán a menudo sientes que Dios te habla a través de su Palabra? ¿Tus conversaciones con él son tan frecuentes y significativas como te gustaría? Cuéntale ahora mismo lo que hay en tu corazón y escucha su respuesta.
¿Cuál es la cosa más antigua que tienes? ¿Cuánto tiempo la has tenido y qué significa para ti? Ya sea un anillo de diamantes de hace décadas, un coche antiguo o una mantita de bebé hecha trizas, seguramente eres consciente de que no durarán para siempre. ¿Y tus relaciones? ¿Cuál es la más antigua? ¿Cuántos años llevas con esta persona, en lo bueno y en lo malo? Una de las cosas en las que nos basamos para decidir en qué vamos a depositar nuestra fe es la longevidad. El tiempo que algo lleva en pie es importante.
Vamos a pensar ahora en lo que Dios ha hecho: él creó la tierra en la que vivimos. Los científicos calculan que tiene unos 4.500 millones de años (cincuenta millones arriba o abajo). Ya sea que pensemos que es así de antigua o si bien creemos que tiene entre seis mil y diez mil años, hay que admitir que es de buena calidad. Si buscas a alguien en quien confiar, no encontrarás mejor carta de presentación.
Tu fidelidad se extiende a cada generación, y perdura igual que la tierra que creaste (Salmos 119:90, NTV).
A través de cada tormenta, cada desastre, cada guerra y cada ataque del enemigo, nuestra tierra sigue en pie. Piensa en todo lo que Dios ha hecho y todo lo que ha creado, y cuéntale cómo te sientes sobre su fidelidad. ¿La has aceptado con los brazos abiertos?
Hace poco salió por las noticias el vídeo de una perrita blanca que entraba en un hospital a través de las puertas automáticas y se paseaba por los pasillos. Tras una breve investigación, se descubrió que el propietario de la perra había sido ingresado en el hospital hacía poco para recibir un tratamiento por su cáncer. Aquel mismo día, la perrita había salido disparada desde el patio donde estaba y corrió todo el trayecto (de casi cinco kilómetros) que la separaba del hospital para ver a su propietario. Nadie fue capaz de explicar cómo esa perrita había sabido a dónde ir. El amor la había guiado.
Dios busca en nosotras ese tipo de fidelidad. Quiere que sus hijas lo busquen y lo amen con todo su corazón. Que nada nos impida reaccionar a su fidelidad ofreciéndole la nuestra. Incluso (o quizá especialmente) si no sabemos a dónde vamos, dejémonos guiar por el amor para mostrar nuestra fidelidad a nuestro Padre.
¡Nunca permitas que la lealtad ni la bondad te abandonen! Átalas alrededor de tu cuello como un recordatorio. Escríbelas en lo profundo de tu corazón (Proverbios 3:3, NTV).
¿Ves cuánto te ama tu Abba? Él desea tanto tu fidelidad que quiere que la grabes en tu corazón. ¿Qué te hace falta para buscarlo de esa forma, para salir disparada de la seguridad del lugar en el que estás y ponerte a buscarlo?
Piensa alguna vez en la que hayas negado en redondo algo que realmente sí que habías hecho. Quizá, de pequeña, con churretes de chocolate cubriéndote la cara y las manos, prometías que no habías comido ninguna galleta. A lo mejor hace poco has traicionado la confianza de una amiga y, para evitar que se enfadara contigo, le has dicho que no habías sido tú quien había contado su secreto a otros. O quizá le has mentido a tu marido sobre el precio de unos tejanos.
Para empezar, no hace falta que te fustigues. Somos humanos y, cuando hemos decepcionado a alguien, nos cuesta aceptarlo (y todavía más reconocerlo). Pero lo único que tenemos que hacer es admitir nuestro error y seguir adelante. Aun así, no podemos olvidar esa primera parte: debemos admitirlo. ¿Por qué? Pues porque ese es el motivo por el que Jesús murió por nosotros.
Si afirmamos que no tenemos pecado, nos engañamos a nosotros mismos y no tenemos la verdad. Si confesamos nuestros pecados, Dios, que es fiel y justo, nos los perdonará y nos limpiará de toda maldad. Si afirmamos que no hemos pecado, lo hacemos pasar por mentiroso y su palabra no habita en nosotros (1 Juan 1:8-10, NVI).
Somos pecadores. De hecho, este es el motivo exacto por el que Jesús vivió y murió. Pídele que te muestre cualquier pecado que estés negando o del que no seas consciente para poder confesarlo y ser libre.
En las noticias vemos a un ejército que ha perdido la guerra y que, después, se ha rendido a su enemigo. El fugitivo finalmente se ha entregado a la policía tras una larga persecución. Quizá te sea más cercana la experiencia de alguien que finalmente se ha rendido a su adicción y ha dejado de luchar contra ella. Así que, ante todos estos ejemplos, ¿tenemos que sentirnos bien al rendirnos ante Dios? Como mujeres, puede que nos dé especial miedo mostrarnos vulnerables. ¿Acaso «rendirse» no significa ser derrotada, doblegarse?
Pues sí; significaría esto… si Dios fuera nuestro enemigo. Pero como él está con nosotros y no contra nosotros, rendirse significa una cosa completamente distinta. Significa «libertad». Rendirse también significa abandonarnos a Dios y dejar de resistirnos a él, aceptando sus planes y su voluntad perfecta para nuestras vidas. En cuanto le entregamos nuestros corazones, ya no tenemos que seguir luchando.
Oh, hijo mío, dame tu corazón; que tus ojos se deleiten en seguir mis caminos (Proverbios 23:26, NTV).
¿Hay alguna área de tu corazón por la que estás luchando para que siga siendo únicamente tuya? Piensa que sus planes son perfectos y que su voluntad para ti es la paz. ¿Qué necesitarías para rendirle todo tu corazón y terminar con esta lucha?
¿Cuándo fue la última vez que exclamaste: «¡Me muero de hambre!» o «Ay, ¡estoy llenísima!»? Muchos decimos ambas cosas en una semana; incluso a veces al principio y al final de una misma comida. Claramente, cuando nos paramos a pensar literalmente en estas frases, y en el contexto de un mundo donde todavía hay hambruna, no podemos estar muriéndonos de hambre si pocos minutos más tarde podemos estar «llenísimos». Seguramente ni siquiera podemos imaginarnos cómo debe de ser eso de tener hambre. Así que, ¿qué estamos diciendo en realidad?
Pues lo que estamos diciendo es que tenemos una necesidad sin cubrir, y lo sabemos porque notamos una sensación punzante y de vacío en el estómago. Por suerte, en el caso de la mayoría de las hermanas que están leyendo estas palabras, estas necesidades físicas seguramente pueden ser suplidas fácilmente. Pero ¿por qué el vacío es algo que seguimos experimentando tanto tiempo? Pues porque este no es nuestro hogar. Jesús es nuestro hogar y, hasta que él vuelva, nuestra hambre seguirá ahí, de un modo u otro.
Los pobres comerán y quedarán satisfechos; todos los que buscan al Señor lo alabarán; se alegrará el corazón con gozo eterno (Salmos 22:26, NTV).
La próxima vez que sientas hambre, ya sea física o emocional, vuelve a Jesús y dale las gracias por el recordatorio de que él es lo único que satisface de verdad.
¿Qué diferencia hay entre la esperanza y un deseo? Pensemos en la lotería. ¿Esperamos ganar o deseamos ganar? ¿Qué pasa con un ascenso, un embarazo o una pedida de matrimonio? Ambas cosas reflejan un anhelo pero, en el caso del deseo, todo termina ahí. La esperanza es algo más profundo. El fuerte anhelo de que pase algo bueno viene de la mano de un motivo para creer que sucederá.
Es entonces cuando vemos lo vital que es la esperanza y por qué es un regalo tan bello. El anhelo sin la esperanza está vacío, pero juntos traen gozo, emoción y paz. Cuando ponemos nuestra esperanza en Cristo, él se convierte en nuestro motivo para creer que pasarán cosas buenas. Él es nuestra esperanza.
Que el Dios de la esperanza los llene de toda alegría y paz a ustedes que creen en él, para que rebosen de esperanza por el poder del Espíritu Santo (Romanos 15:13, NVI).
Deja que esta bendición de Romanos te invada a medida que el Espíritu Santo te llena de esperanza, gozo y paz. Cree que pasarán cosas buenas: tienes un motivo maravilloso para esperarlo.
¿Es de verdad? Ya sea una parte del cuerpo, el color del pelo, un bolso o una joya, está lo real y está la imitación. Ninguna de las dos cosas es inherentemente buena o mala. Pero el motivo por el que elegimos algo (y en qué aspectos decidimos contentarnos con menos) revela lo que hay en nuestro corazón. Y es nuestro corazón lo que le importa a Dios.
No te equivoques: una hermana que no se maquille y que no haya pintado la verja de su casa desde hace años puede ser tan vanidosa y orgullosa como otra que no salga de su habitación si no está perfecta y que tiene a un equipo de ocho personas cuidándole el jardín.
Cuando llegaron, Samuel se fijó en Eliab y pensó:«¡Seguramente este es el ungido del Señor!».Pero el Señor le dijo a Samuel:—No juzgues por su apariencia o por su estatura, porque yo lo he rechazado. El Señor no ve las cosas de la manera en que tú las ves. La gente juzga por las apariencias, pero el Señor mira el corazón (1 Samuel 16:6-7, NTV).
A Dios no le importa cuánto te gastas en zapatos, cuánto tiempo pasas ante del espejo o lo fabulosa que sea tu casa. A lo que sí que presta atención es a por qué te importan (o no) estas cosas. Pasa un rato examinando tu corazón con él hoy.
Cuando alguien a quien amamos sufre, su dolor se convierte en nuestro dolor. Lloramos abiertamente con nuestros vecinos cuando acaban de perder el trabajo, con nuestras amigas cuando están de luto o con nuestras hijas cuando acaban de sufrir una decepción. Las lágrimas acuden con facilidad cuando tu corazón está rendido al Espíritu Santo porque son sus lágrimas. Él sufre cuando nosotros sufrimos.
En el versículo más corto de la Biblia (y que también es uno de los más bellos), Jesús vio cómo sus queridas amigas estaban de duelo y eso lo conmovió tanto que lloró. Él sabía que estaba a punto de llevarse su dolor al devolverle la vida a Lázaro pero, en aquel momento, su dolor fue su dolor… y se le rompió el corazón.
Jesús lloró (Juan 11:35, LBLA).
En la historia de la muerte y resurrección de Lázaro (en Juan 11:1-46), ¿por qué crees que estas dos palabras están diferenciadas y reciben su propio versículo? ¿Cómo te afectan? ¿Eres capaz de imaginarte a Jesús sollozando abiertamente con Marta y María? Reflexiona un poco sobre estas ideas y explícale a Jesús la reacción que te provoca su gran compasión.
Estamos en plena estación invernal y, aunque puede que vivas en algún lugar que no está cubierto de frío y nieve, sigue siendo invierno. No hace calor afuera y no encontramos demasiada vida en la naturaleza. Y si resulta que sí