Pandamix y el pequeño aviador - J. Cabezas - E-Book

Pandamix y el pequeño aviador E-Book

J. Cabezas

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Beschreibung

Samuel es un joven panda llamado «Pandamix» quien sueña con convertirse en un famoso youtuber, pero su familia no ve muy bien su proyecto, ya que tienen una fuerte y consolidada tradición familiar en la más famosa PANDAdería de la ciudad, y ahí es donde Willy, su hermano, está para recordárselo todos los días. Por otro lado, Robi y Félix son amigos y admiradores de Pandamix, además sueñan con ganar un concurso que el joven panda diseñó para llevar a los ganadores a conocer al famosísimo Escuadrón de las Águilas de Acero, héroes emplumados que se mueven y dominan el arte de la aviación como nadie en el mundo. Sin embargo, nuestros amigos tendrán que enfrentar algunas pruebas para alcanzar el objetivo, tanto Samuel como Willy, Félix y Robi, necesitarán de esta aventura para crecer en sus sueños y pasiones.

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Seitenzahl: 69

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Pandamix y el pequeño aviador

© del texto: J. Cabezas

© traducción de: J. Cabezas

© corrección del texto: equipo BABIDI-BÚ

© de esta edición:

Editorial BABIDI-BÚ, 2024

Avda. San Francisco Javier, 9, 6ª, 23

Edificio Sevilla 2

41018 - SEVILLA - España

Tlfn: 912.665.684

[email protected]

www.babidibulibros.com

Primera edición: enero, 2024

ISBN: 978-84-19859-47-1

Producción del ePub: booqlab

«Cualquier forma de reproducción, distribución, comunicación pública o transformación de esta obra solo puede ser realizada con la autorización de sus titulares, salvo excepción prevista por la ley. Diríjase a CEDRO (Centro Español de Derechos Reprográficos, www.cedro.org) si necesita fotocopiar o escanear algún fragmento de esta obra»

 

 

 

 

A mi hijo, que en nuestras noches de historias y cuentos infantiles, creó la mayoría de los personajes de esta gran historia.

Para que siempre lleves tus ilusiones y esa imaginación en lo más profundo de tu alma y de tu ser. Te ama, papá.

ÍNDICE

Pandamix

Los pandas

Rob1456

¿Un avión?

El vídeo sorpresa

La oportunidad

El trato

La llamada

La final de las finales

La continuación del día de la final de las finales

Galletas voladoras

¿Quién quiere galletas?

De lo increíble a lo imposible

La fortaleza

El laboratorio

«Srt–1001»

CAPÍTULO I

PANDAMIX

Era temprano, como las seis de la mañana y ya el sol se asomaba suavemente por las montañas de nuestra historia. El aire de la mañana llenaba los pulmones de un panda que dormía placenteramente en su cama doble reforzada para pandas XL. Aunque es apenas un muchacho adolescente de diecisiete años, nuestro amigo panda no se imagina que en un futuro cercano será uno de los más famosos youtubers y muy seguido por los más pequeños y no tan pequeños; ese joven panda se llama Samuel, el cual es conocido en el ciberespacio como Pandamix. En su canal de YouTube siempre tiene vídeos donde da consejos, sugerencias, tips o como se diga de sus muchas pasiones, aunque su gran pasión, aparte de la de ser youtuber, es la aviación. Pandamix en sus vídeos ayudaba a preparar a sus seguidores para que pudieran llegar algún día a ser tan buenos como lo era el Escuadrón de las Águilas de Acero.

Como dije anteriormente, aún era temprano en esa mañana, sin embargo, Pandamix dio un brinco de la cama porque justo ese día iba a grabar un vídeo importantísimo para su canal, aún con hambre y la cara media dormida, seguía encerrado en su habitación y ya había preparado la cámara y repasado las líneas principales que iba a decir en su vídeo; le dio al botón para iniciar la grabación y justo en ese momento la puerta de su cuarto se abrió de par en par, con una grave y gran voz diciendo:

—Hey, Samuel, ¿no me ibas a ayudar en la PANDAdería esta mañana para poder salir con el pedido de PANDonas?...

—Wiiiiiiiiiilllyyyyyyy!!!! —dijo Samuel—, hermano, ¡¡no puedes entrar así a mi habitación cuando estoy en medio de una grabación!!, y sobre todo cuando es tan importante la grabación como la de hoy.

—¿Qué estas grabando? —dijo su hermano pandadero con mueca como si le importara, tanto así como la necesidad de los pingüinos de ponerse una chaqueta para el frío en el Polo Sur.

—Hoy estoy grabando un vídeo importantísimo de aerodinámica en dos alas —dijo Pandamix.

—Qué extraño eres grabando esas cosas —dijo Samuel—. Un panda grabando de vuelos… Más cuando nosotros los pandas volamos lo mismo que vuelan los camellos, o los hipopótamos o, en definitiva, las mismas ballenas, hermano… Deberías de grabar cosas de la PANDAdería, o hacer un blog sobre las recetas del abuelo, o del crecimiento de la masa del pan en el horno francés. —«Mmm, qué rico pan, creo que voy a comerme uno», pensó Samuel.

—¿Sí?, ¿eso crees?, ¿esas cosas son las que vamos a grabar, hermano? —le respondió Pandamix—, me hago un canal de cocina, como el que ve mamá, ese tal Teleclub: «Hola, hola, hoy vamos a hacer galletas de mantequilla con nuez y chocolate danés» —lo dijo con voz aguda y con un tono bastante sarcástico.

—¡Exacto!, ¡exacto!, a eso me refiero, o puedes grabar sobre cómo hacer PANDonas hoy con tu hermano, para así salir con el pedido que nos encargó papá, ese pedido que nos hicieron los del café de doña Jirafona y el cual papá está esperando que lo saquemos de forma «urgente» —dijo Willy echándole una mirada como si quisiera tirarlo por la ventana del tercer piso de su casa.

—Sí, sí, ya voy, ya entendí.... —dijo Pandamix.

—Recuerda, hermano, la PANDAdería es el negocio de la familia, todos los pandas de la familia hemos trabajado haciendo los mejores panes y reposterías que solo en la PANDAdería se consiguen —prosiguió Willy.

—Ya viene con su discurso —se dijo Samuel.

—Con las recetas especiales hacemos galletas de pandas, elaboradas con el mejor chocolate de la zona, el chocolate del señor Ardilla; panes de canela, tortas de chocolate, deliciosas orejas de panda cubiertas de crema chantillí, mmm qué rico, ya se me abrió el apetito —dijo Willy—, ¿a ti no? Todos estos deliciosos manjares hacen de la PANDAdería toda una tradición familiar —siguió con el discurso Willy mientras Samuel hacía muecas porque sabía que esto iba para largo, porque si algo tiene Willy es facilidad de palabra, casi con tintes de político en plena campaña electoral buscando reclutar a los miles de votantes necesarios para ganar la contienda.

Sí, hasta acá llegó mi intención de contenido, se lamentó Samuel, tomó sus cosas y se llevó a Willy mientras este seguía hablando y hablando como loro descompuesto.

CAPÍTULO II

LOS PANDAS

Los abuelos de Samuel llegaron desde muy lejos muchos años atrás. Decidieron viajar dejando su tierra para empezar una nueva aventura; llegaron una tarde de verano a Ciudad Panda, cuando era un pueblo, más que una ciudad.

Fue así cómo la ciudad entera se dio cuenta de estos nuevos amigos quienes venían de una ciudad muy muy lejana y tenían el talento de crear con harina, chocolate y mil recetas las más deliciosas y suculentas variedades de panes y postres. Siempre era un buen momento para degustar alguna de sus maravillosas obras de arte, por ejemplo las famosas PANDonas tempura rellenas de dulce de leche, dulce de leche que era traído desde la mismísima Argentina por don Pingüino de Magallanes, un viejo pingüino que le encantaba tomar como un té de unas hierbas en un recipiente que cargaba todo el día con agua caliente, decía él que era «la mejor bebida del mundo» (leer con acento argentino), bien es cierto que incluso lo acompañaba con su famosa media luna que era preparada exclusivamente por don Panda y llevaba para don Pingüino un extra de dulce de leche sin costo alguno; era, eso sí, una delicia, la cual incluso tenía una venta muy buena, además de la creación de los panes, rosquillas, gatitos, arrollados, las medias lunas, las famosas orejas, así de esa forma entre levaduras y días, horas y harinas, nuestros amigos pandas fueron creciendo y llegaron a forjar en el paso del tiempo todo un negocio familiar que movía toda la industria alimenticia de la ciudad.