Plantas de Canarias - Peter Schönfelder - E-Book

Plantas de Canarias E-Book

Peter Schönfelder

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Beschreibung

Guía para excursionistas y amantes de la naturaleza · Estructurado por pisos de vegetación: costas arenosas, litorales rocosos, cardonal-tabaibal, laurisilva, pinar y ­matorral de alta montaña. · Más de 140 especies de plantas ­autóctonas de Canarias y otras 122 especies menos comunes con las que podrían ­confundirse. · Datos acerca de usos tradicionales y aplicaciones en medicina popular, así como sobre especies relacionadas. · Cada planta con una breve descripción de sus principales características, datos sobre conservación, periodo de floración y distribución en las siete islas Canarias.

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Fotografía de página anterior:Tabaibal-cardonal en Punta de Teno, Tenerife

Se advierte que las indicaciones relativas a las diversas aplicaciones que puedan tener las plantas (a menudo en el ámbito de la medicina popular) no suponen recomendaciones para el lector y en ningún caso podrán reemplazar la consulta médica. Por consiguiente, tanto los autores como la editorial rechazan de antemano cualesquiera reclamaciones por daños y perjuicios que se les puedan presentar. Del hecho de que algunas especies se cataloguen como venenosas no se podrá concluir que todas las demás sean atóxicas.

Todos los derechos reservados · All rights reservedEste libro no podrá ser reproducido, ni total ni parcialmente, sin el previo permiso escrito de la editora.

© 2019 Editorial Verena Zech, Santa Úrsula (Tenerife)

www.editorial-zech.es

Texto: Peter e Ingrid Schönfelder

Fotos: Peter Schönfelder, excepto pág. 17 inferior izquierda: Félix Manuel Medina; pág. 45 inferior izquierda: Walter Welß; pág. 89 superior derecha: Krzysztof Ziarnek/WikiCommons; solapa trasera: Wolfgang Zielonkowski

Traducción: Jordi Vidal Moral y Stephan Scholz

Diseño de cubierta y libro: Karin Tauer

Ilustraciones: Julia Jankowsky

Composición: Verena Zech

Depósito legal: TF 919-2019

ISBN: 978-84-942578-6-5eISBN: 978-84-948381-2-5

Impreso en España

Schönfelder

Plantas de Canarias

Flora autóctona

Contenido

Prólogo

Ubicación, formación y colonización

La flora de las Canarias

Pisos de vegetación y clima

Protección de la naturaleza

Siete islas

Uso de esta guía

Especies seleccionadas:

Costas arenosas, dunas

Costas acantiladas

Cardonal-tabaibal

Márgenes de caminos, tierras en barbecho

Bosques termoesclerófilos

Acantilados, barrancos

Bosques de laurisilva, fayal-brezal

Bosques de pino canario

Matorral subalpino

Bibliografía

Índice de las especies

Prólogo

Las islas Canarias también son conocidas con razón como “las islas de la eterna primavera”, pues en enero las temperaturas máximas raramente descienden de los 20 ºC y en agosto apenas sobrepasan los 30 ºC. La temperatura del agua también resulta ideal para el visitante, oscilando de media entre los 18 ºC (de febrero a abril) y los 23 ºC (septiembre y octubre), de manera que es fácilmente comprensible que las islas sean uno de los destinos vacacionales preferidos para muchas personas. A pesar de que muchos turistas prefieren pasar su estancia entre el hotel y la playa, cada vez es mayor el número de los que desean explorar los diversos pisos altitudinales y transitar los bien señalizados caminos, topándose así una y otra vez con especies vegetales desconocidas.

Esta pequeña guía de plantas se dirige sobre todo al citado tipo de excursionistas. Les muestra las especies vegetales más llamativas, explica su significado y cita sus características más destacadas. Al botánico profesional le entusiasma la diversidad de la flora canaria, sobre todo desde que el naturalista alemán Alexander von Humboldt disfrutó de una breve estancia en las islas de camino a Sudamérica en 1799. Si a Darwin no le hubieran impedido desembarcar en Tenerife a causa de una cuarentena por cólera, el insigne científico inglés quizá habría desarrollado su teoría de la evolución en las Canarias, en lugar de en las Galápagos. Sus casi 2100 especies, de las cuales alrededor de una cuarta parte son endémicas, interesan hoy a botánicos de todo el mundo. Las revistas especializadas de difusión mundial describen una y otra vez en sus páginas nuevas especies autóctonas y sus lazos de parentesco se investigan con métodos de genética molecular.

No obstante, esta guía solo puede mostrar una pequeña selección de las especies existentes. Para los más ávidos de conocimiento sobre la materia, existen hoy en día una serie de guías más amplias, redactadas en alemán, inglés y español, que pueden llevarse en la mochila. La flora de las Canarias nos ha apasionado desde nuestra primera excursión por Tenerife, allá por el 1966, lo cual se ha visto reflejado en algunas de nuestras publicaciones anteriores. Como no podía ser de otra manera, hemos disfrutado mucho escribiendo este libro, aunque la selección de especies dominantes en ocasiones no nos ha resultado sencilla.

Peter e Ingrid Schönfelder

Ubicación, formación y colonización

Geográficamente, las islas Canarias se adscriben al continente africano, pero políticamente pertenecen a España y a la Unión Europea. Desde el punto de vista biogeográfico, las Canarias, junto con Madeira, Selvagens, Azores y Cabo Verde, forman parte de la denominada “Macaronesia” (concepto algo controvertido), cuyo rasgo común es el origen volcánico.

Las Canarias surgieron hace millones de años como volcanes situados en el borde de la placa tectónica africana, y su forma se ha ido modificando debido a factores como el vulcanismo, la erosión y las fluctuaciones del nivel del mar. El último episodio volcánico fue una erupción submarina en 2011 frente a la costa sur de El Hierro. Con 22 y 15 millones de años, respectivamente, las islas Fuerteventura y Lanzarote son las más antiguas; las más jóvenes son La Palma y El Hierro, con 2 y 1,2 millones de años, respectivamente. La Gomera y Tenerife, la isla más elevada y ecológicamente más variada, tienen unos 12 millones de años, y Gran Canaria, unos 14. El Pico del Teide (3718 m) es la montaña más alta de Canarias y de toda España. Los geólogos han concebido varias teorías para explicar su formación.

Petroglifos podomorfos de la Montaña de Tindaya (Fuerteventura)

La colonización vegetal se produjo en primera instancia mediante especies con semillas y frutos livianos esparcidos por el viento, y después mediante propágulos que eran transportados por animales. Durante la Era Terciaria, los bosques de laurisilva se propagaron de Europa a las Canarias, donde se han conservado hasta nuestros días.

La colonización humana se produciría, según los conocimientos actuales, hace entre 2000 y 2100 años. Se cree que los primeros colonizadores fueron tribus bereberes procedentes del norte de África. Los habitantes primigenios (en general, denominados guanches y, en sentido estricto, únicamente los asentados en Tenerife) vivían como en la Edad de Piedra, no usaban metales y carecían de transmisión escrita de la lengua. Han dejado números testimonios en todas las islas, de los cuales merecen especialmente una visita las estaciones de grabados rupestres.

Tras unos primeros contactos con los fenicios, en la Antigüedad, y luego con europeos sobre todo a inicios del siglo XIV, en el siglo XV los españoles conquistaron el archipiélago y tomaron posesión del mismo. De esta época data la fundación de las primeras ciudades y la colonización sistemática, momento en que se introdujeron especies vegetales de todo el mundo. La investigación de su flora comenzó con la visita de Alexander von Humboldt en 1799, intensificándose a partir del siglo XIX.

La flora de las Canarias

Según el conocimiento actual, la flora vascular de las islas Canarias abarca unas 2100 especies, si bien las investigaciones hacen que esta cifra se incremente año tras año. Las islas de menor altitud, Fuerteventura y Lanzarote, así como la de menor tamaño, El Hierro, poseen unas 700 especies cada una; La Palma y La Gomera, unas 900. Las dos islas mayores y de mayor altitud, Tenerife y Gran Canaria, son con 1450 y 1300 respectivamente, las que acogen un mayor número de especies. En conjunto, una cuarta parte de ellas son endémicas, esto es, su presencia queda limitada a una o varias islas. El resto de las especies están más extendidas. Algunas están presentes en otros archipiélagos de la Macaronesia, llegando incluso al norte de África y la región mediterránea. Además, se han naturalizado algunas plantas procedentes de otros continentes, pero solo unas pocas han podido penetrar en la vegetación natural o seminatural.

Actualmente, gracias a los métodos de la biología molecular, podemos investigar con mayor exactitud la génesis de la flora canaria, así como la ascendencia y el desarrollo de muchas de sus especies endémicas. El origen de numerosas especies se halla en el área mediterránea y en África occidental, y también podemos hoy en día determinar la edad de las separaciones de las respectivas especies continentales.

Al seleccionar las especies para este libro, hemos escogido sobre todo los endemismos más o menos abundantes, pero también especies extendidas hasta la región mediterránea y especies introducidas que se comportan como autóctonas. A los visitantes les fascina apreciar las plantas ornamentales, a menudo con vistosas flores, allá donde hay suficiente agua disponible. Proceden de todas las partes del mundo, pero no se incluyen en el presente libro porque no pertenecen a la flora nativa.

Pisos de vegetación y clima

Los pisos de vegetación de las islas Canarias. Los colores se corresponden con los expuestos der obigen Karte (según Schönfelder, 2018 a).

La estratificación básica en pisos de la vegetación canaria viene condicionada por el clima: la estructuración clásica diferencia entre pisos bajo las nubes, a la altura de las nubes y sobre las nubes. Las áreas costeras componen una franja de tierra estrecha influida por la maresía: la vegetación costera presenta una flora muy diferenciada, en función de si se trata de arenas o litoral rocoso. Lanzarote, Fuerteventura y Gran Canaria poseen extensas playas de arena, mientras que los litorales rocosos están presentes en todo el archipiélago.

El piso de vegetación que le sigue, caracterizado por las especies de cardonal-tabaibal (piso infracanario) es mucho más extenso en el sur de las islas, donde puede llegar a los 800 m de altitud. Las precipitaciones apenas alcanzan los 200 mm anuales. Además de plantas suculentas, aquí crecen especies arbustivas, pero con un tronco principal, y que en las épocas secas se desprenden de sus hojas. Mientras que el cardonal-tabaibal todavía puebla vastas zonas de las islas centrales y occidentales, el pastoreo intensivo en las islas orientales ha ido generando en su lugar amplias extensiones con vegetación herbácea, sumamente seca en verano.

Por encima de la zona de cardonal-tabaibal, se encuentra la mayor parte de las poblaciones, por lo que del cinturón natural autóctono original formado por bosques termoesclerófilos solo se conservan pequeños vestigios. Climáticamente, este piso representa la transición desde los pisos inferiores secos y cálidos a las áreas boscosas, caracterizándose por la existencia de bosques de determinadas especies arbóreas y arbustivas.

Las vertientes norte y noreste de las islas centrales y occidentales albergan zonas de laurisilva (el llamado “Monteverde”, piso termocanario) que deben su existencia a un clima húmedo y sin heladas durante todo el año. En invierno, aquí quedan atrapadas las nubes de las borrascas, mientras que en verano los vientos alisios de componente noreste suministran la humedad necesaria. Se registran precipitaciones de entre 700 y 1000 mm anuales y temperaturas relativamente suaves todo el año, aportando la niebla la humedad adicional.

En las zonas más secas de los bosques de laurisilva, en sus límites inferior y superior, y también como estadio regenerativo en función del grado de deforestación, crecen bosques de fayal-brezal de hasta 10 m (altura máxima: 20 m) en los cuales, además del brezo, en ciertas zonas predomina la faya endémica de la región Macaronésica.

En las islas de mayor altitud (Gran Canaria, Tenerife y La Palma) hallamos vastas zonas boscosas de pino canario por encima del Monteverde (piso mesocanario), además de poblaciones más pequeñas en La Gomera y El Hierro. Este piso también recibe cierta pluviosidad en verano gracias a las nubes ascendentes de los alisios y sobre todo en invierno a causa de las borrascas. En el borde de las Cañadas los bosques de pino canario de Tenerife alcanzan su límite superior, situado a unos 2000 m, existiendo ejemplares aislados hasta los 2300 m.

El piso subalpino (piso supracanario) está bien desarrollado únicamente en las islas de Tenerife y La Palma, encontrándose la mayor parte del tiempo por encima de las nubes. Se caracteriza por la presencia de varias especies arbustivas, entre las cuales se encuentra la retama blanca del Teide y el tajinaste rojo, de flores rojas y mayor altura que un hombre, que crece también en zonas bajas como planta ornamental.

El piso más elevado, casi carente de vegetación leñosa (piso alpino u orocanario) se encuentra solo en el Pico del Teide de Tenerife y presenta unas pocas especies herbáceas endémicas, entre las que se cuentan la violeta del Teide, observable con algo de esfuerzo en su ubicación natural.

Los márgenes de caminos y sendas y el terreno en barbecho son hábitats especiales que —sobre todo en el piso del cardonal-tabaibal— poseen su propia vegetación, formada en su mayor parte por especies introducidas. Por su parte, los barrancos y riscos abarcan varios pisos de vegetación y suelen llegar hasta los bosques de pinos. En los riscos proliferan las plantas especialmente adaptadas a estos enclaves, como, por ejemplo, las especies del género Aeonium.

Nubes de los alisios de componente este sobre El Pilar (La Palma)

Espacios naturales protegidos de las Canarias (según la “Ley de Espacios Naturales de Canarias” 1995, modificada, (extraído de Schönfelder, 2018 a)

Protección de la naturaleza

Afortunadamente, en Canarias aún existen amplios espacios en estado poco alterado. Es cierto que la actividad urbanizadora, incluida la relacionada con el turismo, las infraestructuras viarias y la agricultura suponen una considerable demanda de espacio, pero también hay grandes áreas poco explotadas y en estado natural, donde pueden sobrevivir muchas especies de animales y plantas. El número creciente de amantes de la naturaleza de todos los países encuentran aquí no solo descanso, sino que también tienen la oportunidad de conocer la singularidad de la naturaleza isleña. Esto ha sido reconocido por las administraciones autonómicas canarias desde hace tiempo, protegiendo extensas áreas bajo distintas categorías. Algunas especies también constan en listas internacionales como la Convención sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Fauna y Flora Silvestre, firmada en Washington (1973), lo que impide que sean objetivos comerciales.

En el mapa adyacente se pueden apreciar las áreas protegidas. Las más importantes son los cuatro parques nacionales: el Parque Nacional de Garajonay, en La Gomera, protege los bosques de laurisilva; el de la Caldera de Taburiente, La Palma, los extensos bosques de pino canario; el Parque Nacional de las Cañadas del Teide, Tenerife, la retama y la violeta del Teide de los pisos superiores; y el Parque Nacional de Timanfaya, Lanzarote, pretende conservar en buen estado los fenómenos de vulcanismo reciente. Los visitantes están sujetos a ciertas restricciones.

Además, en España se diferencian las siguientes categorías de áreas naturales protegidas: • Reserva Natural Integral y Especial • Parque Natural • Parque Rural • Monumento Natural • Paisaje Protegido • Sitio de Interés Científico. Alrededor del 40% de la superficie de las islas Canarias está adscrita a alguna de estas categorías. Además, actualmente, la UNESCO ha declarado extensas áreas como Reservas de la Biosfera.

Todas las especies protegidas (lista española), además de las incluidas en las cuatro listas rojas de distintas categorías —la de la UICN (Unión Internacional para Conservación de la Naturaleza de las NU), la lista española, y las dos de las islas Canarias—, se identifican en el encabezado con el símbolo de protección de la naturaleza o bien, en aquellas que figuran como “otra especie”, este símbolo se encuentra al final entre paréntesis. Si en las listas rojas solo constan ciertas subespecies, se usa el símbolo () entre paréntesis.

Letrero de área natural protegida en el Malpaís de Güímar (Tenerife)

Siete islas

Nos suelen preguntar cuál de las siete islas Canarias es la más bella, la preferida por los visitantes o la más interesante. La respuesta es sencilla: cada isla tiene su propia personalidad y sus propios rasgos, que hacen que merezca la pena visitarla.

El Hierro es la isla más pequeña y más occidental. Esta isla es la menos explotada turísticamente y la menos poblada. Para los excursionistas interesados en la botánica, la isla merece una estancia, pues muestra en poca extensión todos los pisos de vegetación (desde el cardonal-tabaibal junto a la costa a los pinares a 1500 m de altitud). En las vertientes oeste y sur encontramos grandes zonas de lava reciente pobladas por diferentes variantes de cardonal-tabaibal. Por encima, vemos el bosque termoesclerófilo (en este caso un sabinar), formado por árboles moldeados por el viento, entre ellos un ejemplar con la copa doblada hacia el suelo que ha devenido en símbolo herreño. La laurisilva se halla solo en restos en las laderas orientadas al norte sobre Frontera. En cambio, el fayal-brezal, con poderosos troncos de brezo y de faya macaronésica, está muy extendido en la meseta alta. En las vertientes meridionales se extienden bosques de pino canario. Una de las islas más jóvenes del archipiélago es La Palma, uno de cuyos volcanes, el Teneguía, se formó en 1971. En el sur de la isla se puede observar perfectamente la recolonización de los suelos volcánicos recientes. Pero su principal atracción botánica son los bosques de laurisilva del noreste, cerca de Los Tilos y Cubo de la Galga. En el Roque de los Muchachos (2426 m), su pico de mayor altitud, vemos el piso subalpino con su típica vegetación arbustiva. El limítrofe Parque Nacional de la Caldera de Taburiente se extiende con amplios pinares casi hasta el mar. También Cumbre Vieja, que apunta en dirección sur, alberga impresionantes bosques de pinos con bellas rutas de senderismo.

La Gomera es tras El Hierro la isla más pequeña del archipiélago y posee una forma casi redonda. El Garajonay (1417 m de altitud) es su mayor cumbre, cayendo hacia los costados en forma de valles. Al turismo le atrae especialmente el Valle Gran Rey, en el suroeste, conocido desde los años 70 por albergar una colonia hippie. También el valle de Hermigua, abierto al norte, presenta una vegetación diversa. El Parque Nacional de Garajonay es famoso por albergar el mayor bosque continuo de laurisilva.

La isla mayor, más poblada y de mayor altitud es Tenerife. Desde el punto de vista botánico, esta isla es también la más diversa, pues aquí encontramos todos los pisos de vegetación bien representados, desde las costas arenosas y rocosas hasta las regiones alpinas de la cumbre del Teide, careciendo únicamente de los vastos paisajes de dunas de las islas orientales. Tenemos extensas muestras de cardonal-tabaibal tanto en la vertiente sur como en una estrecha franja de la costa norte. El bosque termoesclerófilo está representado por el palmeral canario, por ejemplo en el Barranco de San Andrés, por almacigares, como cerca de Garachico, o el sabinar, sobre Afur. Los bosques de laurisilva y de fayal-brezal existen en las áreas de Teno y de Anaga, en las que los diversos senderos permiten observar especies de interés. Bosques de pino canario de todos los grupos de edad flanquean la cumbre entre La Laguna y el Parque Nacional del Teide. Como la silvicultura actualmente solo se practica a pequeña escala, en las últimas décadas los bosques han proliferado sin trabas. También en la vertiente sur, en torno a Vilaflor, o en la vertiente norte, sobre Aguamansa, podemos encontrar amplias poblaciones de pino canario. El Parque Nacional del Teide, con una buena red de senderos, alberga muestras de matorral subalpino.

Gran Canaria es después de Tenerife y Fuerteventura la isla de mayor extensión, siendo conocida sobre todo por la extensa zona de dunas de Maspalomas. La isla carece de grandes bosques de laurisilva, quedando unos pocos vestigios en el valle de Moya, si bien se está trabajando en su reconstrucción. Sin embargo, los bosques de pino del centro son impresionantes. El Pinar de Tamadaba da cobijo a una serie de peculiaridades botánicas que merecen la pena visitarse. A pesar de que Gran Canaria posee algunos picos elevados, la isla carece de los pisos alpino y subalpino en general. Algo especial, botánicamente, son los acantilados de Andén Verde, situados en el oeste de la isla.

El Roque Nublo (Gran Canaria)

Fuerteventura se halla situada a solo 120 km del continente africano, siendo en su mayor parte semidesértica, al igual que Lanzarote. Es la isla más antigua del archipiélago y está fuertemente marcada por la erosión y las formas paisajísticas suaves. El prolongado e intensivo pastoreo ha provocado que la isla se haya degradado en extremo. En el norte, cerca de Corralejo, observamos vastos paisajes de dunas con su flora característica, así como en el sur, en La Pared. La península de Jandía da cobijo a algunos interesantes endemismos y en su región montañosa también están presentes algunas especies de la laurisilva. En invierno, tras las esporádicas lluvias, toda la isla se vuelve verde y florida. Al noreste hallamos el islote de Lobos, que bien merece una excursión.

La isla de Lanzarote, la más nororiental, es apreciada por sus playas de arena negra y su clima con escasas precipitaciones, porque los alisios pasan por encima de ella. Desde el punto de vista botánico, destacan sobre todo las elevaciones septentrionales. El camino que discurre por las escarpadas pendientes de los Riscos de Famara hoy en día está cortado, pero muestra especies y panorámicas de gran interés. Frente a las costas septentrionales, la isla de La Graciosa es de fácil acceso, pero no así los pequeños islotes deshabitados. El Parque Nacional de Timanfaya muestra fenómenos de vulcanismo jóven, originados por potentes erupciones que se han ido produciendo desde 1730.

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