Erhalten Sie Zugang zu diesem und mehr als 300000 Büchern ab EUR 5,99 monatlich.
¿Qué es la VERDAD? Andrew Fuller desarrolla, con abundante sustento bíblico, cuál es la verdad acerca del estado presente de la humanidad, es decir, su caída, y el único remedio para tal estado, es decir, la fe en el Cristo resucitado como Señor. ¡Un texto como este es elemental para el Occidente posmoderno! pues derriba el orgullo del pensamiento occidental (que usa el concepto de la diversidad pretendiendo que es humildad) y enfatiza nuevamente el elemento central de la verdad de Dios como la única esperanza de la humanidad, es decir, la obra salvífica de Jesucristo. De hecho, el abrazar dicha verdad, es lo que produce la dulzura de la verdadera humildad.
Sie lesen das E-Book in den Legimi-Apps auf:
Seitenzahl: 61
Das E-Book (TTS) können Sie hören im Abo „Legimi Premium” in Legimi-Apps auf:
Publicado por:Publicaciones Faro de GraciaP.O. Box 1043Graham, NC 27253www.farodegracia.orgISBN 978-1-629462-92-9
Originally published in What is Truth? Copyright © 2018 H&E Publishing www.hesedandemet. com © 2021 by Publicaciones Faro de Gracia with permission of NavPress. All rights reserved. Represented by Tyndale House Publishers, Inc.
©2021 Publicaciones Faro de Gracia. Traducción al español realizada por Víctor Velazco; edición de texto, diseño de la portada y las páginas por Francisco Adolfo Hernández Aceves. Todos los Derechos Reservados.
Ninguna parte de esta publicación puede ser reproducida, almacenada en un sistema de recuperación de datos o transmitida en cualquier forma o por cualquier medio —electrónico, mecánico, fotocopiado, grabación o cualquier otro— excepto por breves citas en revistas impresas, sin permiso previo del editor.
©Las citas bíblicas son tomadas de la Versión Reina–Valera ©1960, Sociedades Bíblicas en América Latina. © renovada 1988, Sociedades Bíblicas Unidas, a menos que sea notado como otra versión. Utilizado con permiso.
Contenido
¿Quién era Andrew Fuller (1754-1815)?
Introducción
1. ¿Qué es la verdad?
2. La importancia de la verdad
3. Las causas del error
4. Las razones por las que el error es permitido
Otros títulos de Publicaciones Faro de Gracia
Nota del editor
En esta edición, la puntuación y el uso de mayúsculas han sido modernizadas, algunas palabras arcaicas fueron actualizadas, y se realizaron algunos otros cambios editoriales menores.
Agradecimientos
Gracias, Michael Haykin, por tu ayuda para asegurar la calidad, y por el ánimo que nos das en cada una de nuestras publicaciones. También le agradecemos a Benjamin Inglis y a Roy Paul por realizar la revisión y las correcciones de esta obra.
Andrew Fuller nació en Wicken, un pequeño pueblo agrícola de Cambridgeshire, en 1754.1 Sus padres, Robert Fuller (1723–1781) y Philippa Gunton (1726–1816), eran granjeros y alquilaban un conjunto de granjas lecheras. En 1761 sus padres se mudaron muy cerca de la localidad de Soham, en donde él y su familia comenzaron a asistir regularmente a una iglesia bautista calvinista, en la cual Fuller experimentó la conversión, en noviembre de 1769. Después de ser bautizado en la primavera siguiente, se convirtió en miembro de la iglesia de Soham. Y en 1774, Fuller fue llamado al pastorado de esta obra. Él permaneció ahí hasta 1782, cuando se convirtió en pastor de la congregación bautista calvinista de Kettering.
El tiempo que estuvo como pastor en Soham fue un periodo decisivo para moldear su perspectiva teológica. Durante ese periodo él inició un estudio de por vida de las obras del teólogo americano Jonathan Edwards (1703–1758), y eso, junto con su compromiso de vivir bajo la autoridad de las Escrituras infalibles, le permitió convertirse en lo que su amigo cercano, John Ryland, Jr. (1753–1825) describió como: «posiblemente el escritor de teología más sabio y capacitado que ha tenido nuestra denominación».2 Las generaciones posteriores han confirmado esa estimación que Ryland tenía de su amigo. Por ejemplo, el predicador bautista victoriano, C. H. Spurgeon (1834–1892), una vez describió a Fuller como el «teólogo más grande» de su siglo, mientras que A. C. Underwood, el historiador bautista de ese siglo, dijo de Fuller —en una declaración que claramente hacía referencia a la estimación de Ryland— que «él era el teólogo más sólido, creativo y práctico que los bautistas particulares hayan tenido».3
El texto que se reproduce en las siguientes páginas es un ejemplo típico de la poderosa capacidad de razonamiento de Fuller. Fue publicado por primera vez como una especie de prefacio en la obra de Hannah Adams, A View of Religions [Una vista de las religiones] (edición inglesa, 1805) con el título: «An Essay on Truth» [Un ensayo acerca de la verdad].4 Y a la manera típica de los pensadores del siglo XVIII, tanto cristianos como no cristianos, Fuller creía que existía una cosa tal como la verdad, y que ésta podía ser conocida. Así que, su ensayo es un manual básico de lo que él llamaba «la verdad evangélica».5 Aquí, él expone, con un amplio respaldo bíblico, cuál es la verdad acerca del estado actual de la humanidad, es decir, su caída, y el único remedio para ese estado, a saber, la fe en el Cristo crucificado y resucitado como Señor. Y aunque su tema «¿Qué es la verdad?» puede ser concebido principalmente como una pregunta filosófica, él lo aborda de manera bíblica y demuestra la forma en la que esta convicción acerca de Cristo permeó el pensamiento de la iglesia temprana. También describe la importancia de la verdad y la manera en la que la virtud verdadera debe proceder de ella —en ese sentido, está respondiendo a las afirmaciones de varios moralistas del siglo XVIII, los cuales creían que podían ser buenos sin tener fe en el Dios de la Biblia. Además, si existe la verdad, también debe existir el error. De manera que, Fuller discute cuales son las distintas raíces del error y la razón de su existencia.
Aunque para los hombres y mujeres modernos estos temas resultan ser difíciles de discutir o incluso difíciles de concebir —para muchas personas modernas este tipo de discusiones acerca de la verdad y el error son discusiones que tienen un aroma de arrogancia y superioridad— pero en el contexto histórico de Fuller, el extenso siglo XVIII le permitió afirmar su convicción de que la verdad realmente existe, y que nuestro destino eterno depende de que descubramos la verdad y evitemos los niveles más bajos del error. Por lo tanto, para la sociedad del «occidente posmoderno», un texto como este es algo extremadamente necesario. Ya que, por una parte, esta obra desinfla el orgullo del pensamiento occidental, el cual disfraza al concepto de la diversidad con una falsa imagen de humildad; y, por otra parte, reafirma el elemento central de la revelación de Dios y de la obra de salvación de Jesucristo como la única esperanza de la humanidad. Pero, en realidad, en el momento en el que abrazamos esa verdad, es cuando se produce la dulzura de la verdadera humildad.
Michael A. G. Haykin, FRHistSProfesor de Historia de la Iglesia yEspiritualidad Bíblica, Director del AndrewFuller Center for Baptist Studies,The Southern Baptist Theological Seminary, Louisville, Kentucky.
Los sentimientos tan múltiples y discordantes que dividen a la humanidad pueden tentarnos fuertemente a abrazar el escepticismo, y muchas personas terminan abrazándolo. Los que abiertamente son enemigos del evangelio y lo rechazan toman eso como ocasión para justificar su escepticismo, y muchos de sus amigos profesos han escrito como si pensaran que aquellos que, en medio de tal variedad de ideas y opiniones, tienen una postura categórica, deben ser considerados como personas que están al borde de la presunción. La función principal, si no es que la única, que les atribuyen a estas diferencias, es la de inducir un espíritu de moderación y caridad para protestar en contra del fanatismo.
Y para comprender la manera en la que estos términos son pervertidos y trillados con un cierto propósito, vamos a considerar seriamente dos cosas. En primer lugar, consideraremos si esa era la función que los apóstoles le atribuían a estas opiniones discordantes, las cuales también prevalecían en sus tiempos, incluso entre aquellos que reconocían la divinidad de la misión de nuestro Salvador. Ciertamente así era como ellos veían las diferencias entre cristianos, las cuales no afectan al reino de Dios, ni destruyen la obra de Dios. Diferencias concernientes a comidas, bebidas, y días,6