2,99 €
Con la publicación en 1852 de Apuntes de un cazador consolidó su fama de escritor, al tiempo que era condenado al destierro de sus propiedades por parte del gobierno con motivo de un artículo sobre Gogol, autor considerado subversivo. Siguió escribiendo relatos hasta que publicó su primera novela, Rudin (1856), en la que desarrolla por extenso su teoría de los hombres «superfluos», jóvenes intelectuales formados en la universidad e inflamados de ideas revolucionarias, incapaces, sin embargo, de operar en la sociedad.
Das E-Book können Sie in Legimi-Apps oder einer beliebigen App lesen, die das folgende Format unterstützen:
Veröffentlichungsjahr: 2017
IVAN TURGUENEV
Relatos de un cazador
ÍNDICE
I. Jermolai y la molinera
II. Birouk
III. La muerte
IV. Chertapkanof y Tredopuskin
V. Los cantores rusos
VI. El enano Kaciano
VII. El miedo
VIII. La cita
IX. Una cacería de patos silvestres
X. El bosque y la estepa
JERMOLAI Y LA MOLINERA
Una tarde salimos, Jermolai y yo, para cazar en "tiaga". Ignora el lector, probablemente, la significación de este término, que le voy a explicar en pocas palabras.
Un cuarto de hora antes de ponerse el sol, durante la primavera, se penetra en el bosque, sin el perro, el fusil a la espalda. Después de andar algún tiempo, el cazador se detiene junto a un claro, observa lo que alrededor ocurre y carga el arma. Rápidamente el sol declina; pero mientras dura su retiro triunfal, deja una claridad tal al bosque, los pájaros trinan con ganas y la atmósfera translúcida hace brillar la lozana hierba con nuevos reflejos de esmeralda.
Hay que aguardar... El día concluye. Grandes resplandores rojizos, que poco antes iluminaban el horizonte, vienen blandamente a tocar ahora los troncos de los árboles; luego suben, abarcan con sus fuegos el ramaje, los brotes vivaces, y al fin sólo alcanzan la extremidad de las copas y envuelven con vago velo de púrpura las últimas hojas.
Pero en seguida todo cambia, toma el cielo un color celeste pálido y matices de azul reemplazan lo rojizo en el poniente. Se impregna con el perfume de los bosques el aire más fresco, y algún aroma tibio, acariciador, sale de entre las ramas.
Después de un último canto, los pájaros se duermen, pero no todos a la vez, sino por especies: primero los pisones, después las currucas, luego otros y otros. En el bosque aumenta la oscuridad. Ya la forma de los árboles os parece indistinta y confusa.
Lesen Sie weiter in der vollständigen Ausgabe!