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Estamos estancados en una vida frenética, alienada y desconectada del entorno social y natural. ¡Necesitamos un horizonte social alternativo! Para ello, los dos sociólogos más importantes de Alemania elaboran una novedosa teoría crítica que da respuesta a la crisis multidimensional de la época actual. Andreas Reckwitz y Hartmut Rosa presentan sus respectivas concepciones de las dos áreas de la teoría sociológica: la «teoría social» [Sozialtheorie] y la «teoría de la sociedad» [Gesellschaftstheorie]. Andreas Reckwitz define su propia teoría de la praxis y desarrolla los mecanismos de su teoría de la sociedad (tardo)moderna. Por otro lado, Hartmut Rosa profundiza en su original «sociología de las relaciones con el mundo» y propone la estabilización adaptativa y la resonancia como dos «terapias» para la superación de las patologías sociales de la (tardo)modernidad. Un extraordinario diálogo que aspira a contribuir al debate en torno a otras formas de relacionarnos con los demás seres vivos y nuestro entorno, y que se distingue por un estilo amigable a la hora de tratar tópicos teóricos complejos.
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Seitenzahl: 468
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Título original de la traducción: Spätmoderne in der Krise by Andreas Reckwitz & Hartmut Rosa
© Suhrkamp Verlag Berlin 2021
All rights reserved by and controlled through Suhrkamp Verlag Berlin
© De la traducción: Alexis Gros
Corrección: Marta Beltrán Bahón
Montaje de cubierta: Juan Pablo Venditti
Primera edición, 2022
Derechos reservados para todas las ediciones en castellano
© Ned ediciones, 2022
«La traducción de esta obra fue respaldada por una subvención del Goethe-Institut».
Preimpresión: Fotocomposición gama, sl
ISBN: 978-84-18273-85-8
La reproducción total o parcial de esta obra sin el consentimiento expreso de los titulares del copyright está prohibida bajo el amparo de la legislación vigente.
Ned Edicioneswww.nedediciones.com
ÍNDICE
Prólogo. «Los sociólogos más conocidos de Alemania»: Hartmut Rosa, Andreas Reckwitz y el presente de la teoría sociológica. Alexis Gros
Introducción
La teoría de la sociedad como herramienta. Andreas Reckwitz
Doing Theory
La teoría de la praxis como teoría social
La praxis de la Modernidad
La teoría de la sociedad at work: de la Modernidad burguesa a la tardomodernidad pasando por la Modernidad industrial
La teoría como analítica crítica
Coda: el experimentalismo de la teoría
Best Account. Esbozo de una teoría sistemática de la sociedad moderna. Hartmut Rosa
¿Qué es y qué puede hacer una teoría de la sociedad?
Estabilización dinámica y aumento del alcance de mundo: un análisis de la formación social moderna
Desincronización y alienación: diagnóstico y crítica de la Modernidad
Estabilización adaptativa y resonancia: bosquejo terapéutico-transgresivo de un horizonte alternativo
Modernidad y crítica: una conversación con Martin Bauer
Agradecimientos
En este libro, escrito en plena pandemia de la covid-19 y publicado a fines de 2021 por la prestigiosa editorial Suhrkamp, se dan cita los dos «sociólogos más conocidos de Alemania» para establecer un diálogo «resonante» entre sus respectivas perspectivas teóricas.
Andreas Reckwitz y Hartmut Rosa son dos de las figuras centrales de la sociología europea contemporánea. Ambos comparten un interés común: el desarrollo de una teoría abarcadora de la sociedad capaz de dar cuenta de las peculiaridades de nuestra época. Tardomodernidad en crisis propone un diálogo sistemático entre las posiciones de los dos autores. Tras una sugestiva introducción en la que Rosa y Reckwitz resaltan los puntos comunes de sus proyectos intelectuales, cada uno expone detalladamente su respectiva teoría de la sociedad. El libro es coronado por una extensa conversación, moderada por Martin Bauer, en la cual los pensadores discuten las divergencias y convergencias de sus propuestas.
PRÓLOGO. «LOS SOCIÓLOGOS MÁS CONOCIDOS DE ALEMANIA»: HARTMUT ROSA, ANDREAS RECKWITZ Y EL PRESENTE DE LA TEORÍA SOCIOLÓGICA
ALEXIS GROS
I
Desde su fundación como disciplina científica independiente hacia fines del siglo XIX y comienzos del XX, la sociología alemana muestra un rasgo distintivo que la separa de otras tradiciones sociológicas nacionales: si bien se presenta decididamente como una «ciencia empírica» [Erfahrungswissenschaft],1 le otorga un rol protagónico y rector a su rama teórica: la teoría sociológica.2 No casualmente, casi todas las figuras centrales de la historia de la sociología germana han sido grandes teóricos. Esto aplica no sólo a la generación de los padres fundadores (Ferdinand Tönnies, Georg Simmel y Max Weber)3 y a los representantes de la sociología «weimeriana» de entreguerras (Leopold von Wiese, Alfred Weber, Alfred Vierkandt, entre otros),4 sino también a los referentes de la disciplina durante los años oscuros del Nacionalsocialismo (Arnold Gehlen y Hans Freyer),5 a la primera y segunda generación de la sociología de posguerra (Theodor W. Adorno, Helmut Schelsky, Helmuth Plessner, Thomas Luckmann, Heinrich Popitz, etc.)6 y, por supuesto, a los grandes sociólogos de fines del siglo XX (Niklas Luhmann, Jürgen Habermas y Ulrich Beck).7 En este sentido, no sorprende que hoy en día dos teóricos sociológicos puros y duros como Hartmut Rosa y Andreas Reckwitz8 sean considerados casi unánimemente como los «sociólogos más conocidos de Alemania».9
A diferencia de lo que ocurre con las ramas teóricas de la mayoría de las ciencias modernas —piénsese, por ejemplo, en la química, la física o la biología teóricas—, la teoría sociológica de raigambre germana no se contenta con cumplir la clásica función de una «prototeoría» científica.10 La definición del objeto y el método de la sociología nunca fueron suficientes para ella. Traspasando las fronteras de las discusiones epistemológicas intradisciplinarias, los teóricos sociológicos alemanes suelen participar activamente en la esfera pública, impulsando de diferentes maneras una «ilustración sociológica» [soziologische Aufklärung],11 esto es, un esclarecimiento de la realidad social para los actores legos.
En Alemania existe una larga tradición de intervención (teórico-)sociológica en el debate público que parece remontarse a las diatribas de Simmel y Weber en favor de la Primera Guerra Mundial,12 consolidándose definitivamente en el período fundacional de la República Federal de Alemania durante las décadas del cincuenta y sesenta. Ilustraciones clásicas de esto último son el recordado debate televisivo entre Adorno y Gehlen en 196513 y las incursiones mediáticas del primero entre 1959 y 1969 en defensa de una «educación para la mayoría de edad» [Erziehung zur Mündigkeit].14 En la estela de figuras sociológicas más recientes como Ulrich Beck, Reckwitz y Rosa se presentan como herederos conscientes y decididos de la sociología pública germana.15 Con sus constantes apariciones en diarios y revistas, emisiones radiales, programas de televisión y podcasts, ambos autores son protagonistas centrales del denominado «auge de los sociólogos» [Soziologen-Hype] que parece vivirse actualmente en Alemania.16
Lo antedicho basta para poner de manifiesto la relevancia de la presente traducción castellana de Tardomodernidad en crisis. En este libro escrito en plena pandemia de la covid-19 y publicado a fines de 2021 por la prestigiosa editorial Suhrkamp, se dan cita los dos «sociólogos más conocidos de Alemania» para establecer un diálogo «resonante» entre sus respectivas perspectivas teóricas. En línea con la centenaria tradición de la sociología germana, la obra no se limita a pasar revista a las cuestiones prototeóricas medulares de lo que ataño se designaba como «teoría sociológica general»17 y hoy se denomina «teoría social» [Sozialtheorie].18 Como lo afirma su título, también pretende contribuir con «ofertas interpretativas» convincentes a la autocomprensión pública de la(s) crisis de nuestra época: la denominada tardomodernidad.
A pesar de sus innegables divergencias, Rosa y Reckwitz acuerdan en que la «ilustración sociológica» proporciona algo que ninguna otra instancia del discurso público está en condiciones de ofrecer: una big picture teóricamente fundada y empíricamente informada de la realidad social del presente. Es decir, una verdadera «teoría de la sociedad» [Gesellschaftstheorie] capaz de aprehender conceptualmente las estructuras y tendencias «macro» que gobiernan lasociedad (tardo)moderna como «formación total de la vida social».19 Enfrentándose a la renuencia respecto al uso de «conceptos de formación» («sociedad», «totalidad», «formación social», etc.) que parece atravesar todo el panorama actual de las ciencias sociales —desde el empiricismo cualitativo y cuantitativo al individualismo metodológico pasando por el postestructuralismo y el postcolonialismo—, los autores coinciden en que solamente la abstracción teórico-societal, «la postulación de caracterizaciones e hipótesis globales»20 en forma de una Gesellschaftstheorie, puede rescatarnos de la absorción en la inmediatez y permitirnos ver el bosque a través de los árboles. Sólo una visión de conjunto de la sociedad como un todo —este parece ser uno de los corolarios principales de la obra— puede actuar como base diagnóstica para una crítica fundada de la realidad societal y quizás también para una transformación emancipatoria de la misma.
II
La influencia actual de Rosa y Reckwitz sobrepasa con mucho el ámbito de habla alemana. Si bien el primero parece tener una fama internacional mayor que el segundo, ambos son considerados a nivel global como figuras centrales de la sociología contemporánea.21 En el mundo hispanoparlante, sin embargo, ninguno de los dos goza de gran conocimiento, lo cual obedece fundamentalmente a las escasas traducciones disponibles de sus escritos.22 Teniendo en cuenta esto, y en vista de que ambos refieren asiduamente a sus obras anteriores en el presente libro, concluiré este breve prefacio con un sucinto bosquejo biográfico y bibliográfico de los autores.
Hartmut Rosa nace en 1965 en Lörrach y se cría en Grafenhausen, dos localidades situadas en la Selva Negra alemana. Entre 1986 y 1993, estudia ciencia política, filosofía y germanística en la Universidad de Friburgo. Financiado con una beca de la Fundación de Estudios del Pueblo Alemán, en 1997 se doctora en la Universidad Humboldt de Berlín con una tesis sobre la obra de Charles Taylor23 dirigida por Axel Honneth. En 2004, Rosa obtiene su habilitación en la Universidad Friedrich Schiller de Jena con el libro que lo catapultaría a la fama: Beschleunigung [Aceleración].24 Un año después, se convierte en Profesor Titular de Sociología General y Teórica en la misma casa de estudios, cargo que sigue ostentando en la actualidad. Desde 2013 se desempeña también como director del prestigioso Max-Weber-Kolleg de la Universidad de Erfurt.
Nacido en 1970 en Witten y criado en Dortmund, ambas localidades de Renania del Norte-Westfalia, Andreas Reckwitz estudia sociología, ciencia política y filosofía no sólo en Bonn y Hamburgo, sino también en Cambridge, donde escribe su tesis de maestría bajo la tutela de Anthony Giddens. Siendo acreedor de la misma beca que Rosa, en 1999 obtiene su doctorado en la Universidad de Hamburgo con un trabajo acerca del cultural turn en las ciencias sociales.25 En 2005, Reckwitz se habilita en la misma universidad con su libro Das hybride Subjekt [El sujeto híbrido].26 En el mismo año, es nombrado Profesor Titular de Sociología General y Sociología de la Cultura en la Universidad de Constanza. En 2010 deja este puesto para convertirse en Profesor Titular de Sociología de la Cultura en la Universidad Europea Viadrina, cargo que ocupará hasta 2020. Desde entonces, es Profesor Titular de Sociología General y Sociología de la Cultura en la Universidad Humboldt de Berlín.
Las áreas de trabajo principales de Rosa son la teoría de la Modernidad y la Teoría Crítica en la tradición de la Escuela de Frankfurt, y sus dos libros más relevantes son indudablemente Aceleración (2005) y Resonancia (2016).27 El primero de ellos constituye un intento de elaborar una teoría exhaustiva de la sociedad (tardo)moderna centrada en la dimensión de la temporalidad, razón por la cual Rosa es también considerado como un referente importante de la «sociología del tiempo». La tesis principal del libro, que el autor sigue defendiendo con matices en la actualidad, reza que las sociedades modernas capitalistas son sociedades aceleradas, esto es, formaciones sociales constreñidas estructuralmente a aumentar constantemente la velocidad en todos sus ámbitos para poder subsistir y reproducirse. En Resonancia, Rosa desarrolla una versión fenomenológicamente inspirada de la Teoría Crítica de la Sociedad centrada en la evaluación normativa de las «relaciones con el mundo» o Weltbeziehungen predominantes en las sociedades hiperaceleradas de la Modernidad. La obra busca escapar al clásico «negativismo» pesimista de autores como Adorno y Horkheimer, postulando una visión positiva de la «vida buena»: la resonancia como un modo alternativo de ser-en-el-mundo.
Por su parte, el trabajo de Reckwitz se centra en dos campos: la teoría social, entendida como una «protosociología» o «teoría sociológica general», y la teoría de la Modernidad, ámbito de interés que comparte con Rosa. A mi ver, sus obras más relevantes son Die Transformation der Kulturtheorien (2000) y la más reciente Die Gesellschaft der Singularitäten (2017). En el primero de estos libros, Reckwitz sienta las bases definitivas de su posición teórico-social: una defensa de las teorías sociales «culturalistas», centradas en el sentido y el significado, frente a los vocabularios teóricos del homo oeconomicus y el homo sociologicus (en general) y la postulación de una teoría de la praxis inspirada en las obras de Giddens, Pierre Bourdieu y Theodore Schatzki (en particular).28Die Gesellschaft der Singularitäten,29 por su parte, es la obra que le valió el mayor reconocimiento en Alemania. Apoyándose en sus trabajos anteriores acerca de la «subjetividad»30 y la «creatividad» en la Modernidad,31 el autor desarrolla allí una teoría de la sociedad tardomoderna focalizada en la dimensión cultural, cuyo diagnóstico fundamental es la prevalencia actual de la lógica de «lo singular» por sobre la de «lo general». En la tardomodernidad, sostiene Reckwitz, ser singular y único se convierte en un pesado imperativo asimilable en cierto modo a la aceleración postulada por Rosa.
III
La traducción castellana de Tardomodernidad en crisis que la lectora o el lector tiene en sus manos fue realizada a comienzos de 2022 en la Universidad Friedrich Schiller de Jena. Todas las decisiones de traducción referidas a los conceptos centrales de la obra fueron discutidas y acordadas con el Prof. Hartmut Rosa.
1. Max Weber, Gesammelte Aufsätze zur Wissenschaftslehre, Mohr Siebeck, Tubinga, pág. 148.
2. Como lo afirman Reckwitz y Rosa en la introducción del presente libro, sólo en Francia puede observarse una preponderancia similar de la teoría dentro de la disciplina sociológica.
3. Véase Klaus Lichtblau, «Anfänge der Soziologie in Deutschland (1871-1918)», en Stephan Moebius y Andrea Ploder (eds.), Handbuch Geschichte der deutschsprachigen Soziologie, Springer, Wiesbaden, 2016.
4. Véase Stephan Moebius, «Soziologie in der Zwischenkriegszeit in Deutschland», en Karl Achan y Stephan Moebius (eds.), Soziologie der Zwischenkriegszeit. Ihre Hauptströmungen und zentralen Themen im deutschen Sprachraum. Band 1, Springer, Wiesbaden, 2021, págs. 31-176.
5. Véase Alexandra Schauer, «Soziologie in Deutschland zur Zeit des Nationalsozialismus», en Stephan Moebius y Andrea Ploder (eds.), Handbuch Geschichte der deutschsprachigen Soziologie, Springer, Wiesbaden, 2016.
6. Al respecto, véase Stephan Moebius, «Schulen, Akteure und regionale Zentren in der frühen Geschichte der bundesrepublikanischen Soziologie», en Stephan Moebius y Andrea Ploder (eds.), Handbuch Geschichte der deutschsprachigen Soziologie, Springer, Wiesbaden, 2016.
7. Véase Hartmut Rosa et al., Soziologische Theorien, UVK, Constanza, 2018, págs. 135- 156, 178-202, 215-219.
8. Ambos autores suelen categorizar su propia actividad intelectual como «teoría sociológica» (véase, por ejemplo, Andreas Reckwitz, Kreativität und soziale Praxis. Studien zur Sozial- und Gesellschaftstheorie, Transcript, Bielefeld, 2016, págs. 7-10; Rosa et al., Soziologische Theorien, op. cit.). Sólo infrecuentemente hacen uso de la idea de social theory en el sentido anglosajón del término, el cual refiere a la teoría de todas las ciencias humanas (véase Anthony Giddens, Profiles and Critiques in Social Theory. The Macmillan Press, Londres, 1982, pág. 6 y el texto de Andreas Reckwitz en el presente libro). Debe señalarse, sin embargo, que tanto Reckwitz como Rosa se encuentran en constante diálogo con la investigación social empírica.
9. Tobias Becker y Tobias Rapp, «Deutschlands bekannteste Soziologen und ihre Zukunftsvision: “Wir brauchen eine neue Gesellschaftsform. Das alte Programm ist ausgeschöpft”», Der Spiegel, 41, 2021. https://www.spiegel.de/kultur/literatur/andreas-reckwitz-und-hartmut-rosa-deutsche-soziologen-und-ihre-zukunftsvision-a-f7716e35-6857-4bd5-825d-7ffa9670ba01.
10. Siguiendo a Thomas Luckmann, y con él a Peter Janich, empleo aquí el término «prototeoría» para referir a la «teoría de los fundamentos» de una ciencia, ocupada de definir su objeto y metodología. Al respecto, véase Thomas Luckmann, «Protosoziologie als Protopsychologie?», en Max Herzog y Carl Graufmann (eds.), Sinn und Erfahrung. Phänomenologische Methoden in den Humanwissenschaften, Roland Asanger, Kröning, 1991.
11. Véase, por ejemplo, Niklas Luhmann, «Soziologische Aufklärung», en Niklas Luhmann, Soziologische Aufklärung 1. Aufsätze zur Theorie sozialer Systeme, VS, Wiesbaden, 2005, págs. 83-116. La propuesta de Adorno (Erziehung zur Mündigkeit. Vorträge und Gespräche mit Hellmut Becker 1959 bis 1969, Suhrkamp, Fráncfort del Meno, 1971) de una «educación para la mayoría de edad» también apunta a una «ilustración sociológica» aunque en una dirección casi diametralmente opuesta a la defendida por Luhmann.
12. Véase, por ejemplo, Max Weber, Briefe 1915-1917, Mohr Siebeck, Tubinga, 2008, pág. 27; Georg Simmel, Der Krieg und die geistigen Entscheidungen. Reden und Aufsätze, Duncker & Humblot, Múnich/Leipzig, 1917. Al respecto, véase Hans Joas, Guerra y modernidad. Estudios sobre la historia de la violencia en el siglo XX, Paidós, Barcelona, 2005, págs. 92-95.
13. Theodor Adorno y Arnold Gehlen, «Ist die Soziologie eine Wissenschaft von Menschen? Ein Streitgespräch zwischen Theodor W. Adorno und Arnold Gehlen», en Grenz Friedemann, Adornos Philosophie in Grundbegriffen. Auflösung einiger Deutungsprobleme, Suhrkamp, Fráncfort del Meno, 1974, págs. 224-251.
14. Adorno, T. W., op. cit.
15. La sociología alemana es pública desde el comienzo, mucho antes de que Michael Burawoy (Public Sociology, Polity, Cambridge, 2021) desarrollara el programa de una Public Sociology.
16. Véase Tobias Becker, «Soziologen-Hype. Die Rückkehr der Taxifahrer. Warum sitzen heute überall Soziologen und erklären die Welt?», Der Spiegel, 41, 2020. https://www.spiegel.de/kultur/soziologen-hype-frueher-taxifahrer-heute-welterklaerer-a-00000000-0002-0001-0000-000173324658. Heinz Bude, Armin Nassehi, Aladin El-Mafaalani y Jutta Allmendinger son otros de los sociólogos más influyentes en la actualidad.
17. Véase Heinrich Popitz, Allgemeine soziologische Theorie, UVK, Constanza, 2011.
18. Acerca de la distinción entre «teoría social» y «teoría de la sociedad», que se ha vuelto dominante hoy en día en la sociología alemana, véase especialmente Reckwitz (Kreativität und soziale Praxis, op. cit., págs. 7-10.) y Gesa Lindemann, Das Soziale von seinen Grenzen her denken, Velbrück Wissenschaft, Weilerswist, 2009, págs. 19-21. El concepto alemán de Sozialtheorie no debe confundirse con la noción inglesa de social theory.
19. Hartmut Rosa, Weltbeziehungen im Zeitalter der Beschleunigung. Umrisse einer neuen Gesellschaftskritik, Suhrkamp, Fráncfort del Meno, 2012, pág. 273.
20. Fredric Jameson, El giro cultural, Manantial, Buenos Aires, 2002, pág. 58.
21. Las obras de Rosa y Reckwitz han sido traducidas a múltiples lenguas (entre ellas el inglés, el chino, el francés, el danés y el japonés) y se planean nuevas traducciones en el futuro cercano.
22. Sólo cuatro libros del primero han sido traducidos a nuestra lengua: Alienación y aceleración. Hacia una teoría crítica de la temporalidad en la modernidad tardía, trad. CEIICH/ UNAM, Katz, Buenos Aires, 2016; Resonancia. Una sociología de la relación con el mundo, trad. A. Gros, Katz, Buenos Aires, 2019; Lo indisponible, trad. A. Gros, Herder, Barcelona, 2020; Remedio a la aceleración, trad. J. Ibarz, Barcelona, NED, 2021. Actualmente, se están preparando traducciones castellanas de tres libros de Reckwitz (Die Erfindung der Kreatitivät, Das Ende der Illusionen y Die Gesellschaft der Singularitäten).
23. Véase Hartmut Rosa, Identität und kulturelle Praxis. Politische Philosophie nach Charles Taylor, Campus, Fráncfort del Meno, 1998.
24. Véase Hartmut Rosa, Beschleunigung. Die Veränderung der Zeitstrukturen in der Moderne, Suhrkamp, Fráncfort del Meno, 2005.
25. Véase Andreas Reckwitz, Die Transformation der Kulturtheorien. Zur Entwicklung eines Theorieprogramms, Velbrück, Weilerswist, 2000.
26. Véase Andreas Reckwitz, Das hybride Subjekt. Eine Theorie der Subjektulturen von der bürgerlichen Moderne zur Postmoderne, Suhrkamp, Fráncfort del Meno, 2006.
27. Véase Hartmut Rosa, Resonanz. Eine Soziologie der Weltbeziehung, Suhrkamp, Berlín, 2016. Las otras tres obras importantes de Rosa son: Unverfügbarkeit, Residenz, Viena, 2018; Weltbeziehungen im Zeitalter der Beschleunigung; y Alienation and Acceleration. Towards a Critical Thery of Late-Modern Temporality, NSU Press, Aahrus, 2010.
28. Un artículo muy citado en el que Reckwitz desarrolla los lineamientos fundamentales de su teoría de las prácticas sociales es: Andreas Reckwitz, «Towards a Theory of Social Practices: A Development in Culturalist Theorizing», European Journal of Social Theory, 5 (2), 2002, págs. 243-263.
29. Véase Andreas Reckwitz, Die Gesellschaft der Singularitäten. Zum Strukturwandel der Moderne, Suhrkamp, Berlín, 2017.
30. Véase Andreas Reckwitz, Das hybride Subjekt, op. cit.
31. Véase Andreas Reckwitz, Die Erfindung der Kreativität. Zum Prozess gesellschaftlicher Ästhetisierung, Suhrkamp, Berlín, 2012.
INTRODUCCIÓN
A comienzos del año 1997, nos encontramos por primera vez en el marco de un seminario para doctorandos de la Fundación de Estudios del Pueblo Alemán en un monasterio ubicado en la Llanura de Münster. Uno (Hartmut Rosa) estaba terminando su tesis de doctorado sobre Charles Taylor; el otro (Andreas Reckwitz), comenzando la suya sobre teoría de la cultura. En el seminario hubo discusiones acaloradas sobre el giro cultural y la importancia del constructivismo social en las ciencias sociales y del espíritu. Eran los años 1990. En Alemania recién había caído el muro entre el Oeste y el Este —y con él muchas posturas dogmáticas en las cabezas— y esas cuestiones eran típicas de la época. Aquel seminario constituyó también el comienzo de una conversación —científica, profesional y personal— entre nosotros que desde ese momento jamás se interrumpió.
A mediados de la década del 2000, ambos obtuvimos nuestras propias cátedras y recorrimos diferentes caminos con nuestros libros y proyectos de investigación: en dirección a la aceleración, la resonancia y la indisponibilidad (Rosa); y hacia el sujeto, la creatividad y la singularización (Reckwitz). Y si bien nuestras líneas biográficas a veces se bifurcaron, siempre volvieron a cruzarse. Por ejemplo, en otoño de 2016 durante el Congreso de Sociología de Bamberg. Hartmut Rosa presentó allí su libro Resonancia y Andreas Reckwitz realizó un comentario sobre el mismo. Tras el congreso, surgió por primera vez la idea de una publicación conjunta que contrapusiese e hiciese dialogar nuestras perspectivas teóricas (muy diferentes pero íntimamente vinculadas) sobre la sociedad moderna y las tareas de la sociología.
La idea permaneció latente por un tiempo. Sin embargo, en el contexto de los actuales debates acalorados dentro y fuera de la disciplina sociológica acerca de cómo debe practicarse la sociología, qué puede aportar y qué no, para qué se necesita una teoría de la sociedad [Gesellschaftstheorie] y qué debe esperar la sociedad de ella, nos decidimos finalmente a hacerla realidad con el apoyo de nuestra editora de Suhrkamp, Eva Gilmer. El empujón final lo dio el reconocimiento de que nuestras obras compartían una motivación común, lo cual hacía aparecer el libro como importante e incluso necesario. Nos referimos a la motivación de consolidar la teoría de la sociedad, y con ella la teoría de la Modernidad, como tarea central de la sociología. Este objetivo marca el trabajo de ambos desde la década del 2000.
Esta autocomprensión disciplinaria dista de ser obvia; de hecho, en el paisaje actual de las ciencias sociales, tanto en Alemania como a nivel internacional, se topa por doquier con resistencias. Últimamente, se observa una curiosa discrepancia dentro del campo intelectual, el cual está marcado por una tensión: por un lado, existe un interés cada vez más urgente de la esfera pública en teorías abarcadoras de la sociedad del presente, la sociedad humana y la historia en su totalidad; y por otro, una ostensible erosión de la predisposición y también del coraje de la sociología internacionalmente organizada para trabajar en este tipo de teorías de la sociedad. En otras palabras, mientras que la «demanda» de teoría de la sociedad crece, la correspondiente «oferta» parece decrecer en la sociología internacional.
El interés público en una teoría de este tipo, en análisis e interpretaciones abarcadoras de las sociedades del presente, y también en la longue durée de la transformación de las sociedades humanas desde sus comienzos hasta el futuro, se ha intensificado claramente en la segunda década del siglo XXI. Esto no es sólo cierto en Alemania, sino en todas las sociedades de aquello que alguna vez se denominó «Occidente»; especialmente, en Europa y Norteamérica. Pero lo mismo ocurre más allá del mundo occidental: en China, India, Brasil o en el mundo de habla árabe. Esto puede parecer sorprendente. Como es sabido, Jean-François Lyotard desarrolla en La condición posmoderna de 1979 la tesis según la cual hemos llegado al «fin de los grandes relatos» de la Modernidad y la modernización.32 Las grandes teorías del desarrollo de la sociedad típicas de la Modernidad clásica habrían perdido crédito en la posmodernidad; ahora se demandarían «pequeños relatos», esto es, análisis específicos, local, temporal y materialmente limitados. La crítica de Lyotard a la herencia de la filosofía de la historia y a los relatos de progreso —los cuales desde la perspectiva contemporánea suenan ingenuos y unilaterales— era sin dudas justificada; pero no estaba en lo cierto con su pronóstico de que esto volvería superfluos los intentos abarcadores de interpretación teórica. Hoy en día está ocurriendo exactamente lo contrario.
En las dos décadas entre 1985 y 2005, las ciencias sociales se quejaban del debilitamiento del interés de la esfera pública en el análisis de la sociedad. Pero a más tardar desde 2008, se observa una revitalización del interés público en una big picture. «¿En qué sociedad vivimos?», «¿hacia dónde se desarrolla la sociedad humana?» son preguntas que se plantean (otra vez) por doquier. La discusión pública ya no se conforma con análisis empíricos particulares sobre cuestiones específicas y, mucho menos, con «pequeños relatos». Antes bien, se ha consolidado una curiosidad por —y también un deseo urgente de— análisis integrales del estado de la sociedad. En los últimos años, los dos autores de este libro se han enterado personalmente de ello de maneras en cada caso particulares. Nuestros intentos de desarrollar una teoría de la sociedad se han topado sorpresivamente con una amplia recepción no sólo dentro, sino también fuera del campo científico: en los medios, en la política, en la economía, en los campos cultural y artístico, en las iglesias, en organizaciones psicosociales y también entre estudiantes y doctorandos en universidades. Además, hemos recibido numerosas reacciones de lectoras y lectores privados muy interesados en temas políticos y sociales, cuya curiosidad intelectual e impresionante capacidad de observación ponen de manifiesto la arrogancia de la percepción científica de los «legos» como espíritus simples.
Este fortalecido interés en la teoría y en la «visión de conjunto» —la cual, con sustento científico, expone la sociedad como una totalidad significativa, hilvanando los hilos heterogéneos de la experiencia cotidiana— tiene causas comprensibles. Seguramente, la más importante es que la aglomeración de momentos de crisis en los últimos diez años le ha dado un gran empujón a la autorreflexión crítica de las sociedades occidentales. La crisis financiera y económica de 2008 ha puesto a la orden del día la pregunta acerca de las características estructurales del capitalismo postindustrial y sus consecuencias (por ejemplo, en forma de desigualdades sociales). La concientización acerca de las consecuencias amenazadoras del cambio climático ha volcado la atención hacia la pregunta ecológica acerca de la historia de la relación entre el ser humano y su medioambiente natural, y hacia el análisis de las características de la época del Antropoceno. Saber que la geología de la Tierra es modificable por la acción humana ha producido en muchos una profunda inseguridad ontológica. Finalmente, el ascenso internacional del populismo de derecha ha puesto en marcha una amplia discusión sobre sus causas estructurales, sobre los ganadores y perdedores de la modernización. Para ponerlo en términos generales: mientras que en los años 1990 parecía haberse llegado al «fin de la historia» —al umbral de una posthistoria que sugería la ausencia de alternativa al modelo occidental de las estables democracias de mercado— o se apostaba a las nuevas promesas de la globalización, la digitalización o la sociedad del conocimiento, hoy en día el horizonte del progreso parece haberse encogido rápidamente. Y también el «modelo occidental» se encuentra geopolíticamente en retroceso. Todos estos momentos de crisis están ligados a nuevos movimientos sociales y políticos que van desde ATTAC a Fridays for Future, pasando por los chalecos amarillos franceses, Black Lives Matter y los movimientos de pueblos originarios. Sin embargo, la autorreflexión que estas crisis inducen depende, al menos implícitamente, de la teoría de la sociedad o de otros modelos teóricos abarcadores del desarrollo de la sociedad: ¿Cómo deben clasificarse los mencionados fenómenos, cómo se explican y qué consecuencias deben esperarse de ellos? ¿Qué alternativas son pensables y cuáles de ellas serían deseables?
La segunda causa de la intensificación del interés de la esfera pública en síntesis abarcadoras es evidentemente la transformación de la esfera pública misma. Parece tratarse de una reacción a la explosión de información y opiniones provocada por la digitalización de la difusión de datos en la última década. En el mundo de los medios digitales, las informaciones acerca de cuestiones sociales y los comentarios críticos sobre las mismas se suceden unos a otros interminablemente, sobrepasando así los límites de la capacidad de recepción. Una cantidad inabarcable de bits and pieces de informaciones y opiniones heterogéneas y fragmentarias se ofrece en forma de una corriente constante: acontecimientos políticos, estadísticas sociales, historias periodísticas de interés personal, entrevistas, escándalos, comentarios personales. Internet es, además, un medio de afectos que vincula fácilmente informaciones con estados de excitación, especialmente con emociones negativas de indignación y odio. O, a la inversa, constituye un medio que proporciona el «combustible» necesario para la indignación, esto es, las informaciones correspondientes. De cara a esta mezcla de informaciones pequeñas siempre nuevas y a afectos que duran un suspiro, la necesidad de entender los contextos abarcadores, los desarrollos societales [gesellschaftlich]33 e históricos, se torna virulenta. Un gran número de ciudadanas y ciudadanos quiere ir más allá del recorte informativo ofrecido y comprender los contextos societales de manera científicamente fundada, empíricamente informada y teóricamente elaborada. El proceso de autocomprensión societal precisa entonces de formatos holísticos de análisis y explicación construidos en una sola pieza; estos formatos se esperan, añoran y exigen del campo intelectual. Si la sociología se niega a brindar impulsos de esta clase sobre la base de sus posibilidades y competencias disciplinarias, no debe sorprenderse que otros «oferentes» encuentren una brecha. Existen propuestas interpretativas de esta clase y son ampliamente recibidas a nivel internacional. En el campo de la historiografía, sobresalen los libros de Yuval Harari, quien ha escrito ni más ni menos que una historia total de la especie humana desde la prehistoria hasta el presente, sacando conclusiones políticas de ello.34 También deben mencionarse a las y los representantes de la Big History como David Christian, quienes piensan la historia natural y cultural en conjunto.35 Del campo de la economía provienen en el último tiempo una serie de síntesis abarcadoras y acentuadas del desarrollo societal que encuentran público a nivel internacional. Aquí vale mencionar, por ejemplo, los libros de Thomas Piketty sobre la transformación de la economía, el Estado y la distribución de la riqueza; la obra de Branko Milanović sobre la desigualdad global y la de Shoshana Zuboff sobre las consecuencias de la digitalización.36 Además, obras que pertenecen más bien al género de la divulgación —apoyándose sin embargo en conocimientos científicos— muestran cierta capacidad de síntesis y son discutidas intensivamente en la amplia esfera pública; aquí pueden mencionarse, por ejemplo, La edad de la ira, de Pankaj Mishra, donde se explica la cultura global del resentimiento,37 o Unsere Welt neu denken, de Maja Göpel, que reflexiona acerca de las consecuencias políticas del cambio climático.38
¿Y la sociología? Nos topamos aquí con la mencionada discrepancia. Por más deseable que sea la interdisciplinariedad, y con todo respeto a las otras disciplinas, la sociología parece estar predestinada a trabajar en la «visión de conjunto», esto es, en la teoría de la sociedad y en una concepción abarcadora de la Modernidad. El proyecto de la sociología como disciplina científica consiste, desde sus comienzos, precisamente en reconstruir los rasgos y dinámicas estructurales de la Modernidad —o, incluso yendo más allá de ella, de las formas societales en general— para así esclarecer la conexión de los cambios económicos, tecnológicos, culturales, políticos y sociales. El proyecto disciplinario de la sociología es por tanto también el de una ciencia de la crisis del presente. El patrimonio teórico y empírico de la sociología, constantemente en renovación y enriquecido interdisciplinarmente, es inmenso. Estamos convencidos de que ella cuenta con los instrumentos empíricos, conceptuales y teóricos necesarios para ser una ciencia sistemática de la sociedad en su totalidad.
Aunque las condiciones para desarrollar una teoría sociológica de la sociedad parezcan muy buenas, la disciplina se muestra hoy en día curiosamente inhibida cuando se trata de cumplir dicha tarea. Esto parece cierto especialmente en el plano internacional, dominado por la sociología angloparlante. Desde nuestra perspectiva, la predisposición a practicar teoría de la sociedad y a trabajar en concepciones de la Modernidad y la tardomodernidad ha disminuido considerablemente durante las últimas dos décadas en los institutos de sociología de Estados Unidos y Gran Bretaña. Esto es muy curioso porque antes la situación era diferente: aún en los años 1990 los científicos sociales del mundo anglosajón producían aportes muy influyentes a la teoría de la sociedad ampliamente discutidos a nivel internacional. Basta sólo pensar en Modernidad y ambivalencia de Zygmunt Bauman; La condición de la posmodernidad, de David Harvey; Economías de signos y espacio, de Scott Lash y John Urry; Consecuencias de la Modernidad, de Anthony Giddens, o la opulenta trilogía de Manuel Castells, La era de la información.39
¿Cómo se explica esta ausencia de predisposición de la sociología hacia la teoría de la sociedad? La primera causa, y también la más importante, radica seguramente en la creciente especialización empírica de las ciencias sociales. La especialización es intensificada por las expectativas sociales de un sistema científico competitivo dirigido a los resultados de investigación cuantificables y por una fuerte orientación a la publicación en revistas con peer review y a la adquisición de fuentes de financiamiento. La diferenciación radical de la sociología en una multiplicidad de subsociologías y campos de estudio —o studies—, con sus respectivos datos cualitativos y cuantitativos, es sin dudas productiva, pero implica la pérdida de terreno del trabajo en síntesis teóricas dentro de la sociología institucionalizada. Así, la ambición de trabajar más allá de los límites de las subsociologías, de interpretar teóricamente sus resultados y combinarlos entre sí, es obstaculizada institucionalmente. A esto se le agrega que dentro de un sistema de recompensas orientado a la investigación científica empírica, marcado por el New Public Management de las universidades, se vuelve cada vez menos atractivo escribir libros (aún el formato preferido por la teoría). En este sistema, un libro entero «vale» a menudo lo mismo (y a veces menos) que un artículo en una revista prestigiosa, el estándar de oro de la investigación empírica estandarizada. Un proyecto ambicioso como el presentado por Niklas Luhmann en los años 1960 en Bielefeld —«Tema: teoría de la sociedad; duración: treinta años; costos: ninguno»— sería hoy en día una anomalía.
Una segunda causa de la complicada situación de la teoría de la sociedad en la sociología contemporánea radica en los efectos de la denominada crítica posmoderna de la ciencia, que se ha difundido especialmente en el mundo anglosajón desde la década del 2000. La objeción clásica de esta crítica reza: si se reconoce el carácter interpretativo, y por tanto selectivo, de la ciencia y también la heterogeneidad y el pluralismo de las realidades construidas discursivamente, ¿no aparece entonces como ilusoria la pretensión holística de una teoría que intenta aprehender «el todo»? O aún peor: ¿no aparece como necesariamente distorsionada de manera unilateral? ¿Puede escribirse aún sobre la Modernidad o la tardomodernidad? Esta forma de pensar desalienta y obstaculiza considerablemente el trabajo teórico. Sin embargo, cuando se la considera con más detenimiento, no es convincente: en última instancia, toda forma de investigación científica es selectiva, desde el estudio de caso a la teoría de la sociedad pasando por el análisis de correlación estadística, y esto con total independencia de si se trata de fenómenos «pequeños» o «grandes». Sin dudas, es necesario desarrollar una autorreflexividad científica al respecto —éste es una enseñanza importante de la crítica posmoderna de la ciencia—, pero abandonar por ello el trabajo en teorías abarcadoras no tiene sentido. Todo proyecto teórico que pretende lanzar una mirada a la totalidad de la formación social levanta instantáneamente resistencias considerables y casi aprióricas desde los más diferentes partidos: por doquier se critican los inevitables «agujeros» o «puntos ciegos» de los teóricos. Esto desanima a muchos científicos sociales a introducirse en el campo teórico. De esta manera, en la sociología anglosajona la especialización empírica orientada en los modelos de las ciencias naturales, la fragmentación posmoderna y el New Public Management de las universidades se apuntalan mutuamente. En este contexto, la teoría se ve sometida a una presión considerable y entra en peligro de extinción.
A pesar de esto, o precisamente porque la situación histórico-cultural genera una demanda para la teoría de la sociedad, debe volver a defendérsela dentro de la sociología frente a las mencionadas tendencias a la fragmentación. Dado que las ciencias sociales anglosajonas aún operan como un marcapasos a nivel internacional, los obstáculos señalados se encuentran en todo el continente europeo, incluido el mundo de habla alemana. Sin embargo, no es casualidad que este libro haya sido escrito por dos sociólogos alemanes, porque aquí en Alemania la teoría de la sociedad está posicionada más ofensivamente que en Estados Unidos o Gran Bretaña. También hay motivos para esto: históricamente, en Alemania existe una conexión más profunda entre la sociología y la filosofía social (especialmente en la teoría de la Escuela de Frankfurt), lo cual contribuye a que la pregunta sobre la totalidad societal se mantenga siempre presente en la sociología. Existe además la tradición de una sociología comprensiva orientada al estudio de los patrones de la conducción de vida [Lebensführung] y sus transformaciones históricas que proviene de Max Weber y Georg Simmel y se anima a lanzar una mirada más bien científico-cultural a «la totalidad». También debe mencionarse la aún influyente corriente de la teoría sistémica de la Modernidad desarrollada por Niklas Luhmann. Otro hecho contribuye a que la teoría sistemática de la (tardo)modernidad pueda ser desarrollada en Alemania más fácilmente en comparación a lo que ocurre en el mainstream internacional: en el mundo de habla alemana existe un campo intelectual público más fuerte que el anglosajón, un campo influyente no sólo en los medios de comunicación sino también en la política, la cultura e incluso la economía, y que les presta atención a los científicos, entre ellos a los sociólogos. Si esto no fuera así, probablemente este libro no existiría.40
A pesar de todas las diferenciaciones regionales, la teoría de la sociedad no tiene dentro de la sociología contemporánea un lugar asegurado, sino que debe luchar por conseguirlo. Precisamente a esta situación reacciona el presente libro preguntándose «¿qué aporta la teoría de la sociedad?» e intentando explorar de qué maneras y con qué instrumentos conceptuales puede operar la teoría de la sociedad para cumplir la misión que se espera de ella. No es sorprendente que, a pesar de muchos puntos en común, lleguemos a resultados muy diferentes en nuestros respectivos intentos de responder esta pregunta. Para mostrar sistemáticamente las posibilidades, dificultades y límites del trabajo teórico-societal [gesellschaftstheoretisch] desde nuestras diferentes perspectivas y permitir una comparación entre ellas, nuestros textos iniciales exponen nuestros abordajes paso a paso: primero presentamos nuestras concepciones de la «teoría» y de la diferencia entre teoría social [Sozialtheorie] y teoría de la sociedad [Gesellschaftstheorie] para luego desarrollar nuestras perspectivas sobre la Modernidad en general y la tardomodernidad actual en particular, y discutir en qué sentido la teoría de la sociedad debe tener una relación crítica con su objeto. En ambos casos, la teoría de la sociedad termina desembocando en el diagnóstico de una crisis del presente: los dos vemos la «tardomodernidad en crisis» y consideramos que definir las formas, manifestación, causas y consecuencias de esta crisis constituye el punto de fuga central de aquello que la teoría de la sociedad puede y debe aportar.
Las presentaciones condensadas de nuestras perspectivas constituyen el punto de partida para una subsecuente conversación intensiva sobre las mismas, la cual fue moderada por Martin Bauer, a quien le estamos muy agradecidos por haberse hecho cargo de esta tarea con gran solvencia. La conversación tuvo lugar en marzo de 2021 en la editorial Suhrkamp en Berlín. Si bien el trabajo teórico depende del medio de la escritura, la oralidad sigue siendo aún el mejor medio para hablar no uno-sobre-el-otro sino uno-con-el-otro en una controversia constructiva. Tampoco la teoría puede renunciar al encuentro cara a cara si realmente quiere proponer un debate y ser capaz de resonancia. Porque sólo de esta manera se pone en movimiento, toma vida y pierde su rigidez abstracta para comenzar a adquirir color y disparar chispas.
Berlín y Jena, verano europeo de 2021.
ANDREAS RECKWITZ y HARTMUT ROSA.
32. Jean-François Lyotard, La condición posmoderna. Informe sobre el saber, Cátedra, Madrid, 2006.
33. N. del T.: A lo largo de toda la obra, los autores enfatizan la distinción entre lo «social» y lo «societal», empleando los adjetivos sozial (social) y gesellschaftlich (societal), y sustantivos como Sozialität (socialidad) y Gesellschaftlichkeit (societalidad), das Soziale (lo social) y die Gesellschaft (la sociedad) de manera consecuente. Esta distinción se ve reflejada en la diferenciación analítica fundamental entre «teoría social» [Sozialtheorie] y «teoría de la sociedad» [Gesellschaftstheorie]. Para Reckwitz y Rosa, lo «social» refiere a las características de la realidad social en general, mientras que lo «societal» designa «formaciones sociales» o «sociedades» históricamente específicas, entendidas como totalidades abarcadoras de relaciones, instituciones y praxis sociales (por ejemplo, la «sociedad moderna burguesa», la «sociedad industrial-organizada» o la «sociedad tardomoderna). En consecuencia, la «teoría social» se ocupa de analizar las estructuras fundamentales, histórica y culturalmente invariantes, de la realidad social, mientras que la «teoría de la sociedad» estudia formaciones macrosociales particulares, colocando el foco especialmente en el análisis de la Modernidad y sus diferentes fases. De hecho, la teoría de la sociedad es entendida por los autores como teoría de la Modernidad.
34. Yuval Noah Harari, Sapiens. De animales a dioses: una breve historia de la humanidad, Debate, Madrid, 2014; Yuval Noah Harari, 21 lecciones para el siglo XXI, Debate, Madrid, 2018; para un abordaje similar, véase Robert L. Kelly, The Fifth Beginning: What Six Million Years of Human History Can Tell Us about Our Future, University of Californa Press, Oakland, CA, 2016.
35. David Christian, Big History: Between Nothing and Everything, McGraw-Hill Education, Nueva York, 2014.
36. Thomas Piketty, El capital en el siglo XXI, Fondo de Cultura Económica, Ciudad de México, 2014; Thomas Piketty, Capital e ideología, Deusto, Bilbao, 2019; Branko Milanović, Desigualdad mundial: Un nuevo enfoque para la era de la globalización, Fondo de Cultura Económica, Ciudad de México, 2018; Shoshana Zuboff, La era del capitalismo de la vigilancia: La lucha por un futuro humano frente a las nuevas fronteras del poder, Paidós, Barcelona, 2020.
37. Pankaj Mishra, La edad de la ira. Una historia del presente, Galaxia Gutenberg, Barcelona, 2017.
38. Maja Göper, Unsere Welt neu denken: Eine Einladung. Ullstein, Berlín, 2020.
39. Zygmunt Bauman, Modernidad y ambivalencia, Anthropos, Barcelona, 2005; David Harvey, La condición de la posmodenridad: investigación sobre los orígenes del cambio cultural, Amorrortu, Madrid, 2008; Schott Lash y John Urry, Economías de signos y espacio: sobre el capitalismo de la posoganización, Amorrortu, Madrid, 1998; Anthony Giddens, Consecuencias de la Modenrnidad, Alianza, Madrid, 1999; Manuel Castells, La era de la información: economía, sociedad y cultura (3 volúmenes), Siglo XXI, Ciudad de México.
40. Parece que en Francia, nuestro vecino europeo, la situación es tendencialmente similar. Tampoco la sociología francesa se deja desanimar por la fragmentación de la investigación científica y sigue realizando aportes a la teoría de la sociedad: piénsese, por ejemplo, en la tradición fundada por Pierre Bourdieu, los destacados libros de Luc Boltanski, Laurent Thevenot y Ève Chiapello, la obra monumental de Bruno Latour Una investigación sobre los modos de existencia: una antropología de los modernos (Paidós, Barcelona, 2013) o los trabajos de Bernard Lahires y Alain Ehrenberg. También la socióloga israelí Eva Illouz, que proporciona en sus libros un aporte importante a la teoría de la tardomodernidad, está fuertemente influenciada por el discurso francés. El establecimiento de institutos de investigación extrauniversitarios que posibilitan el trabajo autónomo, la orientación interdisciplinaria de las sciences humaines y el rol central de los intelectuales públicos, aún más prominente que en Alemania, favorecen en Francia la predisposición a entrar en el terreno de la teoría de la sociedad.
LA TEORÍA DE LA SOCIEDAD COMO HERRAMIENTA
ANDREAS RECKWITZ
Doing Theory
La teoría también es una praxis o, mejor dicho, un ensamble de prácticas. Debería realizarse un detallado análisis sociológico de las ciencias sociales para obtener una visión de conjunto de las prácticas operantes en aquello que se llama teoría, esto es, en el doing theory. Aquí son importantes las prácticas de reflexión, de puesta a prueba de conceptos, de recolección y recopilación de material empírico, de resumen de textos, de confección de fichas y de bancos de datos, de discusión de ideas, de visualización de argumentaciones y, por supuesto, de escritura y redacción de textos, ya sea a mano o con el ordenador. También es relevante para el doing theory la lucha entre las ortodoxias y las heterodoxias que tiene lugar en el campo social de la ciencia; además, las experiencias personales de los teóricos influyen en sus preguntas-problema e intuiciones fundamentales; y también los debates políticos, las sensibilidades históricas y las problemáticas culturales del presente se ven reflejados en el trabajo teórico. Éste se encuentra inevitablemente situado en un contexto social de emergencia. La palabra theoría, literalmente, «contemplación» de la realidad desde la distancia, sugiere que el trabajo teórico se ubica en una posición de observador neutral o, en su defecto, que es expresión o resultado de un «pensamiento puro». En realidad, la teoría es de cabo a rabo un asunto práctico e interpretativo y, en cierto modo, una técnica cultural de comprensión general del mundo. Las prácticas de producción de la teoría, por su parte, están ligadas a prácticas variables de recepción: el estudio de la teoría como parte de la socialización disciplinar, la lectura con el fin del perfeccionamiento profesional o la lectura libre con el deseo de comprender el mundo, provocar un cambio político o impulsar una transformación subjetiva luego de la cual «uno deja de ser quien era».
Desde la Antigüedad fue ante todo la filosofía la que en Europa le brindó su lugar institucional a la praxis de la teoría. Sin embargo, con la progresiva diferenciación de las ciencias modernas el interés teórico emigra a disciplinas especializadas, sobre todo a las ciencias sociales. Dado que éstas, como todas las disciplinas científicas modernas, se comprenden a sí mismas como ciencias empíricas que obtienen conocimiento a partir de la experiencia de la realidad, se plantea desde el principio la pregunta acerca de qué lugar debe ocupar la teoría en relación con la empiria o experiencia. Para poder comprender el significado específico de la teoría en la sociología, sin embargo, debe diferenciarse lo que en Alemania se subsume bajo la categoría «teoría sociológica» [soziologische Theorie] de aquello que en el mundo angloparlante se denomina social theory. Dentro de la social theory, por su parte, es central la distinción entre teoría social [Sozialtheorie] y teoría de la sociedad [Gesellschaftstheorie].41 Lo fundamental es lo siguiente: la sociología como ciencia empírica trabaja en la cotidianeidad de su trajín investigativo fundamentalmente en aquello que Robert K. Merton ha denominado teorías de alcance medio (middle range theories), es decir, precisamente en teorías sociológicas. En el marco de la división del trabajo interna a la disciplina, estas teorías refieren a cuestiones especializadas y fenómenos sociales particulares. Aquí pueden emplearse diferentes métodos cualitativos y cuantitativos. Generalmente, estas teorías exigen una plausibilidad empírica inmediata de sus descripciones y explicaciones; al mismo tiempo, como lo sugiere su nombre, el alcance de sus proposiciones es limitado.
En contraste con las múltiples teorías sociológicas de alcance medio, la social theory se mueve en un plano más abstracto. Se trata de la teoría en sentido estricto. Esto es válido para sus dos vertientes: tanto la teoría social como la teoría de la sociedad ponen a disposición vocabularios generales, y a la vez fundamentales, que responden respectivamente a dos preguntas elementales. La teoría social pregunta: ¿qué es lo social? y ¿bajo qué aspectos puede ser analizado? En cambio, la teoría de la sociedad se pregunta: ¿cuáles son las características estructurales de la sociedad, especialmente de las sociedades modernas? y ¿cuáles son los conceptos con los cuales se las puede investigar? Para responder estas preguntas, la teoría social desarrolla conceptos fundamentales como los de acción, comunicación, norma, rol, poder, institución, orden de conocimiento [Wissensordnung], práctica y discurso. Los «Conceptos sociológicos fundamentales» de Max Weber y Las reglas del método sociológico de Émile Durkheim son obras clásicas que desarrollan este tipo de vocabularios teórico-sociales; Sistemas sociales de Niklas Luhmann, La constitución de la sociedad de Anthony Giddens y Reensamblar lo social de Bruno Latour son obras más contemporáneas que hacen lo mismo. En contraste, la teoría de la sociedad formula supuestos fundamentales acerca de las estructuras, fenómenos y mecanismos macrosocietales que se han conformado a lo largo de la historia. Se interesa sobre todo por las estructuras de la Modernidad y procede, por ejemplo, en forma de una teoría del capitalismo, de la diferenciación funcional, de la individualización o de la estetización. El capital de Karl Marx y La filosofía del dinero de Georg Simmel son ejemplos de abordajes clásicos de este tipo, mientras que La distinción de Pierre Bourdieu y La sociedad red de Manuel Castells constituyen versiones más nuevas.
Este horizonte dual, la pregunta doble por la socialidad [Sozialität] y la societalidad [Gesellschaftlichkeit] moderna, es constitutivo para el surgimiento de la sociología en el siglo XIX. Este horizonte orienta a los autores de la generación fundadora, aún influyentes en la actualidad: Marx, Weber, Simmel y Durkheim. A pesar de la creciente división del trabajo en la investigación, estos problemas siguen siendo importantes para la sociología del siglo XXI. Y, desde la perspectiva que defiendo aquí, deben seguir siendo fundamentales porque constituyen una suerte de pinza que cohesiona los múltiples y variados análisis sociológicos empíricos particulares. Sin social theory la sociología se perdería en la extrema especialización de su investigación de detalles, la cual sin duda es necesaria. Las herramientas de la teoría social y de la teoría de la sociedad conservan así la relación de la sociología con la totalidad de lo social o de la sociedad, esto es, la referencia al todo, la big picture, clásicamente cultivada por la filosofía. Al mismo tiempo, las teorías social y de la sociedad le brindan ofertas interpretativas a la esfera pública cultural y política, fomentando así el autoesclareciemiento [Selbstaufklärung] societal.
En este primer apartado del texto, quiero explicar más detalladamente qué son la teoría social y de la sociedad, qué es lo que las diferencia entre sí y a quiénes se dirigen respectivamente. En esta tarea defenderé una comprensión de la «teoría como herramienta». En el segundo apartado, bosquejaré la versión de la teoría social que me sirve como caja de herramientas para el análisis de la sociedad: la teoría de las prácticas sociales. El tercer apartado desarrolla las tres dimensiones de la Modernidad que son centrales en la perspectiva teórico-societal [gesellschaftstheoretisch] que defiendo: la dialéctica de apertura y clausura de contingencia, la rivalidad entre una lógica social de lo general y una de lo particular, la oposición entre racionalización y culturalización, y finalmente una estructura temporal paradójica, marcada por el régimen de lo nuevo, una dinámica de las pérdidas y una hibridación temporal. En el cuarto apartado, sobre el trasfondo de estas categorías discuto un modelo de transformación histórica de la Modernidad: de la Modernidad burguesa a la tardomodernidad pasando por la Modernidad industrial-organizada. Aquí se explicitarán también las causas de la crisis específica de la tardomodernidad contemporánea. En el quinto apartado, expongo en qué sentido la teoría debería seguir una orientación crítica sin ser una Teoría Crítica en sentido estricto: me refiero al proyecto de una «analítica crítica». En la coda, planteo finalmente la pregunta acerca de cómo debe trabajarse con teorías, expresándome en favor de un trato experimental con las mismas.
Teoría social
Antes que nada, es importante tener en claro que tanto la teoría social como la teoría de la sociedad cumplen dos funciones dirigidas respectivamente a diferentes públicos: por un lado, se orientan a la investigación empírica en ciencias sociales, dándole impulso o elaborándola teóricamente; en segundo lugar, circulan como teorías abarcadoras en el campo intelectual, dirigiéndose en este sentido tanto a las ciencias en general como a la esfera pública no científica.
Primero quiero mostrar esto en el caso de la teoría social. Ésta plantea el interrogante fundamental acerca de la forma de lo social, es decir, pregunta con qué conceptos puede aprehenderse lo social. «Lo social» señala un plano colectivo que va más allá de la acción en cada caso individual y de los intereses particulares. Este supuesto constituye la actitud fundamental del pensamiento sociológico. Pero ¿cuáles son exactamente los rasgos elementales del mundo social? Los sociólogos nunca se han podido poner de acuerdo en una única teoría de lo social, sino que han desarrollado una pluralidad de perspectivas diferentes sobre la socialidad. Esto es comprensible porque una cultura (científica) pluralista como la de la Modernidad brinda espacio para el desarrollo de una multiplicidad de vocabularios teóricos de lo social. En su comprensión de lo social, estos lenguajes teóricos pueden ser culturalistas o materialistas, holistas o individualistas, estructuralistas u orientados a procesos o situaciones y pueden partir también de diferentes conceptos rectores (acción, interacción, comunicación, prácticas, estructura, etc.).
De esta manera, las teorías sociales desarrollan conceptos fundamentales con el estatus de una heurística que guía los análisis empíricos de la sociología. Le proporcionan también una orientación conceptual a la praxis de investigación empírica de otras ciencias sociales y de la cultura; por ejemplo, a la historia o la antropología cultural. Al modo de sensitizing concepts, las teorías sociales orientan la búsqueda de los fenómenos y sus conexiones en la investigación empírica; así, por ejemplo, deben rastrearse prácticas, comunicación, dinámicas de poder, discursos, artefactos, dispositivos o sistemas sociales. En el sentido de una heurística, cumplen el rol de una técnica de rastreo o de búsqueda para la investigación empírica. Sin una perspectiva teórico-social, el análisis empírico permanecería ciego o trabajaría con supuestos cotidianos irreflexivos.42 De esto se desprenden también criterios de calidad para la teoría social: debe poner a disposición herramientas para que la investigación empírica pueda analizar una multiplicidad de fenómenos diferentes desde distintas perspectivas.
Además de su función heurística para la investigación empírica, la teoría social también tiene una importancia autónoma como ontología social. En este plano obtiene un «valor reflexivo» propio, en cierto modo independiente de la investigación empírica; es el lugar de una reflexión fundamental acerca del mundo social. Así, la teoría social ofrece a las ciencias humanas un vocabulario elemental para la comprensión del mundo humano como mundo sociocultural, formulando ontologías sociales de la acción, la cultura, el lenguaje, la afectividad, la materialidad, las estructuras y los procesos. En lo que respecta a esta tarea, se encuentra en un diálogo intensivo con la filosofía, disciplina que desde sus inicios (también) pretende desarrollar una ontología social del mundo humano. Además, existen profundas vinculaciones entre la teoría social en la sociología y las reflexiones teórico-sociales de otras disciplinas; por ejemplo, con la teoría de la cultura de la antropología cultural o la teoría de los medios de las ciencias de la comunicación. En términos generales, la teoría social como reflexión fundamental acerca del mundo sociocultural es una empresa interdisciplinaria de las ciencias humanas que muy pocas veces se mantiene dentro de los límites disciplinarios.43
La teoría social como una ontología del mundo sociocultural muestra su valor reflexivo autónomo no sólo en el campo intracientífico, sino también en la amplia esfera pública no-científica. La Modernidad secularizada, en la cual la religión y la teología han perdido su monopolio interpretativo, se confronta con el desafío de un autoesclarecimiento —crónicamente infradeterminado y controversial— de la conditio humana. Esta tarea le corresponde clásicamente a la filosofía, pero también las teorías sociales, las cuales, desde John Dewey hasta Bruno Latour pasando por Helmuth Plessner y Jürgen Habermas, proporcionan aportes fundamentales al autoesclarecimiento. En este sentido, la teoría social compite especialmente con los abordajes científico-naturales en el ámbito de las ciencias biológicas —biología, psicología evolutiva, neurofisiología, etc.— por la prerrogativa de proporcionarle a la esfera pública, y por tanto a los lectores no-científicos, un vocabulario básico para la autocomprensión.
La teoría de la sociedad como tarea fundamental de la sociología
Sin embargo, «teoría» en las ciencias sociales significa no solamente teoría social, sino también, y sobre todo, teoría de la sociedad. ¿Cuál es la diferencia entre ambas? Existe una respuesta corta a esta pregunta: la universalidad o historicidad de su objeto. A menudo (aunque no siempre), la teoría social alcanza conceptualmente la macrodimensión de lo social, el nivel de las instituciones, las clases y los órdenes de conocimiento o de la sociedad en su conjunto. También ella puede hablar de la sociedad, pero permanece en cierta medida dentro de un marco conceptual universalista. La teoría social se interesa por la socialidad [Sozialität] y la societalidad [Gesellschaftlichkeit] en sí