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Considerado uno de los grandes antropólogos franceses del siglo XX, Philippe Descola realiza sus primeros trabajos de campo en la Amazonia. Como etnógrafo, convive durante años con los jíbaros achuar, observando la relación que estos amerindios mantienen con los demás seres de la naturaleza. Como etnólogo, demuestra que la tradicional oposición occidental entre naturaleza y cultura no se observa entre los achuar, quienes atribuyen características humanas a la naturaleza. Por último, como antropólogo, define cuatro formas de relación con el mundo —totemismo, animismo, naturalismo y analogismo— que ayudan a explicar la relación del hombre con su entorno. En un texto claro y didáctico, Philippe Descola repasa las principales etapas de su recorrido y nos ofrece una apasionante introducción a la práctica de la antropología y a una «ecología de las relaciones».
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Seitenzahl: 36
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Philippe Descola
Una ecología de las relaciones
Serie Cla•De•Ma
Antropología
Una ecología de las relaciones
Philippe Descola
Título original en francés: Une écologie des relations
© Philippe Descola, 2019
© CNRS Éditions, Paris, 2019
© De la traducción: Sion Serra
Corrección: Beatriz García Alonso
Primera edición: noviembre de 2023, Barcelona
Reservados todos los derechos de esta versión castellana de la obra
© Editorial Gedisa, S.A.
www.gedisa.com
Preimpresión: Moelmo SCPwww.moelmo.com
eISBN: 978-84-19406-49-1
Queda prohibida la reproducción total o parcial por cualquier medio de impresión, en forma idéntica, extractada o modificada, de esta versión castellana de la obra.
Índice
Etnógrafo, etnólogo, antropólogo
Formación
Los achuar de la Amazonía
Totemismo, animismo, naturalismo, analogismo
Nuevas líneas de investigación
El autor
Etnógrafo, etnólogo, antropólogo
¿Qué es un antropólogo? Un antropólogo es ante todo un etnógrafo, es decir, alguien que se sumerge en una comunidad, tanto si está muy lejos como si está muy cerca de donde vive. Durante varios meses, a veces hasta dos o tres años, vive en esa comunidad para comprender desde dentro sus hábitos, sus costumbres, sus formas de hacer y de pensar. Si la lengua es diferente de la suya, debe aprenderla. Debe aprender a acatar ciertas costumbres y formas de vida que, en ciertos casos, no le resultan nada familiares. Tras esta inmersión, que suele realizar al principio de su carrera, incluso si las investigaciones etnográficas pueden continuar a lo largo de toda su vida, el etnógrafo escribe una tesis, a veces un libro, una monografía, que describe su experiencia y la transforma en un instrumento científico. Es a través de la subjetividad del etnógrafo como se alcanzan el entendimiento y la comprensión de la comunidad en la que se ha sumergido.
Pero un antropólogo es también un etnólogo, es decir, alguien que se especializa en un área cultural —el Amazonas, África occidental, los suburbios franceses— o en un determinado tipo de problemática —la acción ritual o la relación con la nación—, o en ambos. A base de muchas lecturas sobre los temas de su interés, acaba por adquirir unos conocimientos que rebasan su experiencia directa como etnógrafo de un determinado colectivo.
Un antropólogo es también un antropólogo, esto es, alguien que reflexiona sobre las propiedades formales de la vida social, que intenta teorizarla o desarrollar las teorías ya existentes para arrojar luz sobre los rasgos característicos de la vida en sociedad y sus variantes en la diversidad de formas en que se presentan en todo el mundo.
La antropología se constituye así a partir de estas tres formas de conocimiento. Me gustaría, volviendo a mi experiencia personal, aclarar un poco estas tres actividades científicas que presentan entre sí diferencias tan sustanciales y que suelen llevarse a cabo una detrás de otra.
Formación
Ante todo, soy un filósofo, un filósofo que colgó los hábitos, en definitiva. Como muchos otros antropólogos franceses, sociólogos e investigadores en ciencias sociales, empecé formándome en filosofía. Pero en mis tiempos de estudiante en la École Normale Supérieure, la forma en que se enseñaba la filosofía me dejó un tanto insatisfecho. La manera de concebir los conceptos y los problemas filosóficos me resultaba demasiado eurocéntrica. La filosofía se tomaba a sí misma en su historia como su propio objeto de reflexión.