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- Herausgeber: Ediciones Obelisco
- Kategorie: Ratgeber
- Serie: Digitales
- Sprache: Spanisch
- Veröffentlichungsjahr: 2020
Dominada por el estrés, la multitarea y el perfeccionismo, nuestra existencia actual nos genera una creciente infelicidad, dado que esta forma de vida nos aleja de la verdadera esencia de la realidad. Y, aunque parezca una contradicción, tampoco nos ayuda a obtener mejores resultados en las diferentes áreas de nuestras vidas. La antigua filosofía de wabi sabi, que en japonés significa 'la belleza de la imperfección', es una forma auténtica, personal y conectada a la naturaleza de cuidarnos, recuperar la armonía interior y crecer. e la misma manera que en Japón una taza con irregularidades, e incluso con una grieta, se considera más bella y valiosa que una perfecta, simétrica y uniforme, la filosofía de wabi sabi reúne tres características de la naturaleza: 1. Nada es perfecto (y es mejor así).. Nada está terminado (siempre estamos creciendo).. Nada es para siempre (la naturaleza efímera de las cosas y las personas es lo que les confiere valor). Basado en estos principios, este libro iluminador muestra cómo la filosofía del wabi sabi puede revolucionar nuestra vida en todas las áreas, haciéndonos más sensibles a la belleza y más creativos. En resumen, más humanos y felices.
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Seitenzahl: 117
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NOBUO SUZUKI
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Colección Espiritualidad
WABI SABI PARA LA VIDA COTIDIANA
Nobuo Suzuki
1.ª edición en versión digital: noviembre de 2020
Corrección: M.ª Jesús Rodríguez
Diseño de cubierta: Enrique Iborra
Maquetación ebook: leerendigital.com
© 2020, Francesc Miralles www.francescmiralles.com & Hector García www.kirainet.com
(Reservados todos los derechos)
© 2020, Ediciones Obelisco, S.L.
(Reservados los derechos para la presente edición)
Imagen original página 69: https://freesvg.org/dharmachakra-religious-signvector-drawing. Derechos: Public Domain Imagen original, página 70: https://commons.wikimedia.org/wiki/File:Hon%27ami_Koetsu_Fujisan_1.jpg. Derechos: foto de dominio publico, tomada en 1937.
Edita: Ediciones Obelisco S.L.
Collita, 23-25. Pol. Ind. Molí de la Bastida
08191 Rubí - Barcelona - España
Tel. 93 309 85 25 - Fax 93 309 85 23
E-mail: [email protected]
ISBN EPUB: 978-84-9111-664-6
Reservados todos los derechos. Ninguna parte de esta publicación, incluido el diseño de la cubierta, puede ser reproducida, almacenada, trasmitida o utilizada en manera alguna por ningún medio, ya sea electrónico, químico, mecánico, óptico, de grabación o electrográfico, sin el previo consentimiento por escrito del editor.
Diríjase a CEDRO (Centro Español de Derechos Reprográficos, www.cedro.org) si necesita fotocopiar o escanear algún fragmento de esta obra.
Índice
Portada
Wabi sabi para la vida cotidiana
Créditos
Wabi sabi para la vida cotidiana
La magia de la imperfección
Las tres dimensiones del wabi sabi
I. La filosofía del «wabi sabi»
1. Orígenes del concepto
2. Zen y wabi sabi
3. Más allá de la exigencia
4. Lecciones de la naturaleza
II. El arte del «wabi sabi»
1. Fundamentos del «wabi sabi» en las artes japonesas
2. La belleza de la melancolía
3. De la rigidez a la espontaneidad
4. «Wabi sabi» y creatividad
III. El wabi sabi como forma de vida
1. La imperfección como camino a la excelencia
2. «Wabi sabi» y resiliencia
3. Crear espacio
4. La escuela del minimalismo
5. Espiritualidad «wabi sabi»
Epílogo: Sé la mejor persona imperfecta posible
Bibliografía
Prólogo de Héctor García
Recuerdo claramente la primera vez que escuché la expresión wabi sabi. Fue hace quince años en un programa de televisión japonés al que acudí en directo. Estaba muy nervioso al principio de la entrevista, pero pronto vi que podía seguir las preguntas y responder con mi nivel de principiante en el idioma.
Hasta que el presentador me soltó:
—¿Qué opinas sobre wabi sabi?
¡No tenía idea de qué era wabi sabi y estaba en la televisión en vivo! No podía sacar mi teléfono y buscarlo. Después de una breve e incómoda pausa, respondí algo que no tenía nada que ver. Era obvio que no había entendido la pregunta.
La vergüenza que sentí tras esa experiencia me llevó a indagar acerca del wabi sabi y del arte japonés en general, una aventura que continúa hoy día. Sin duda, el wabi sabi es una de las mejores cosas que he aprendido de los japoneses, y ha tenido un poderoso efecto sobre quién soy hoy día como persona y en mi visión del mundo.
Después de aquel fiasco, pregunté a todos mis amigos japoneses, a mis compañeros de trabajo, a mi novia: «¿Qué es el wabi sabi para ti?», «¿Qué opinas sobre el wabi sabi?».
Transcurrido un tiempo, me di cuenta de que no había dos respuestas iguales, pero todas tenían algo en común: la vida y el mundo en el que vivimos se caracterizan por la imperfección y la impermanencia de todas las cosas.
Entonces me di cuenta de que wabi sabi va mucho más allá de la estética. Tiene que ver con la vida, con el ser humano e incluso con el universo. Se trata de aceptar la naturaleza efímera de todas las cosas. El wabi sabi es un tejido invisible que interconecta el arte japonés, su estilo de vida, la arquitectura, la historia, la filosofía, las religiones propias del país, el comportamiento de la sociedad y la mentalidad.
El pensamiento occidental, sobre todo en los tiempos actuales, nos empuja a buscar la perfección en todas las cosas, con la esperanza de que eso nos llevará al éxito y la felicidad. En su libro, Nobuo Suzuki nos ayuda a reflexionar profundamente sobre esta idea errónea para el arte de vivir.
Sus palabras me han ayudado a descubrir que la perfección ni siquiera existe para empezar; es sólo una ilusión de la imaginación humana (y de las matemáticas, tal vez).
El wabi sabi es la esencia misma de la realidad, porque la perfección no existe.
Al bañarme en esta sabiduría, logré experimentar Japón con otros ojos. Comencé a mirar los cuencos japoneses con fascinación en lugar de indiferencia, como había hecho mi yo más joven. Ahora disfrutaba y admiraba mucho más sus jardines, los haikus, la cerámica tradicional, el ikebana y la arquitectura.
Y ese cambio en mi pensamiento y percepción no se limitó a Japón y a su cultura. Al viajar de regreso a Europa, sentí un renovado interés por todo tipo de arte, pero también por las personas, por los diferentes estilos de vida y por mi familia y amigos con sus maravillosas imperfecciones. De repente, todo había adquirido un nuevo valor para mí.
En retrospectiva, hay algo que me parece gracioso: la vergüenza que había vivido en el estudio de televisión no tenía ningún sentido, ya que el wabi sabi realmente no se puede explicar. Así que mi respuesta, cualquiera que fuera, probablemente era «correcta».
Ahora sé que está bien ser imperfecto, está bien no saber algo (incluso cuando te preguntan en un show televisivo en directo).
Wabi sabi para la vida cotidiana es una hermosa exploración que va desde los principios básicos de esta filosofía a su significado más profundo en todas las facetas de la vida. Este libro no pretende ofrecer una explicación definitiva del wabi sabi, ya que eso iría en contra de la esencia misma del concepto, pero hará que quieras sumergirte en su filosofía, y así cambiar para siempre la forma en que piensas y sientes el mundo, además de ti mismo.
Tras leer este libro, me he vuelto más consciente de la belleza de la imperfección en cada momento de mi día a día: mientras trabajo e interactúo con los demás, cuando camino en la naturaleza o por la ciudad, incluso cuando no estoy haciendo nada en concreto.
Asimismo, soy más consciente del dolor que sufrimos al vivir de espaldas a la esencia wabi sabi del mundo, tratando de perfeccionar nuestras vidas, de escalar «más alto», de conseguir «mejores» trabajos, «mejores» casas, «mejores» rutinas. En definitiva, «mejor» todo.
En el mundo de hoy, estamos infectados con pensamientos como: «Perdí la oportunidad de lograr esto o aquello», «No estoy avanzando lo suficiente», «Nunca seré tan bueno como…», y de esta manera nos amargamos, convencidos de ser inadecuados e indignos.
Nada de esto es real. Somos seres hermosos cuyas metas y expectativas han sido deformadas por aspiraciones absurdas. ¿Por qué apuntar a una perfección que ni siquiera existe?
El wabi sabi nos enseña a estar bien con lo que somos y con lo que tenemos en este momento. Sin embargo, eso no nos redime de la responsabilidad de esforzarnos por ser mejores personas y más vivas. De hecho, una vez asumimos la belleza de la imperfección, avanzamos todos los días, paso a paso, mejorando y descubriendo la esencia de quiénes somos realmente, conectados a nuestro ikigai.
Liberarte de expectativas poco realistas para así vivir mejor y progresar es una de las muchas cosas que aprenderás en las páginas de este libro.
Ciertamente, ahora sé más sobre wabi sabi que cuando escuché el término por primera vez hace quince años. Pero también puedo decir que cuanto más conozco esta filosofía, más profundamente resuena dentro de mí, invitándome a ser más genuino y auténtico.
Este libro me ha llevado a algunos lugares nuevos en mi viaje a través de este concepto iluminador. Su perspectiva refresca mi entusiasmo por la magia de estar vivo en el mundo tal como es, dándome permiso para ser yo mismo.
Me ha enseñado de manera muy clara cómo la filosofía wabi sabi es una guía para vivir con más ligereza y naturalidad.
Gracias a este libro he aprendido a amar mi yo imperfecto, nuestro mundo imperfecto, apreciando su belleza para hacerlo aún más hermoso. El libro de Nobuo Suzuki va a iniciarte de forma brillante en ese camino.
Espero que disfrutes leyéndolo tanto como yo.
HÉCTOR GARCÍA
Tokio, junio de 2020
La línea recta pertenece a los hombres,
la curva es de Dios.
ANTONI GAUDÍ
La magia de la imperfección
Se cuenta que, en un monasterio zen de Japón, el monje al cargo del jardín tenía una singular costumbre. Cuando barría las hojas de otoño del camino de piedra, justo antes de retirarse al interior de la casa, dejaba caer una hoja al suelo.
¿Por qué lo hacía?
Por un lado, porque los propios árboles no tardarían en manchar su camino con nuevas hojas doradas. Por el otro, porque el ideal japonés de belleza no busca la perfección, la uniformidad, la simetría exacta, sino la naturalidad, la belleza que transmite una hoja caída en el jardín vacío de un monasterio zen.
Uno de los rasgos distintivos de la cultura japonesa es su singular concepción de la belleza. Para un occidental, incluso para un chino, la taza más bella es aquella impecablemente modelada, con una circunferencia perfecta, una superficie lisa e inmaculada y, si está decorada, con una disposición exacta y uniforme de los ornamentos.
Si nos trasladamos a Japón, la taza más apreciada –y cara– suele ser aquella que presenta irregularidades, porque eso la hace única. Puede tener abolladuras, arenisca pegada a su superficie o incluso estar agrietada o recompuesta por el arte del kintsugi, del que hablaremos en un capítulo de este libro.
Además de ser única y contar su historia, esa taza tan especial transmite el espíritu japonés del wabi sabi, que considera bello aquello que se asemeja a la naturaleza, lo cual podemos resumir en tres principios:
1. Nada es perfecto.
2. Nada está terminado.
3. Nada es para siempre.
Aplicado al ser humano, ser conscientes de nuestra imperfección nos aporta humildad; aceptarla, nos libera de la autoexigencia enfermiza, de la fijación por una perfección que no existe en la naturaleza y, por lo tanto, en el ser humano.
Aceptar la propia imperfección, el carácter único de cada cual, no implica conformismo. Al contrario, indica el camino que podemos recorrer para evolucionar como seres humanos.
Quien cree haber alcanzado la excelencia, además de estar equivocado –siempre hay margen para la mejora–, carece de plasticidad. Asentado en su verdad absoluta y subjetiva, no tiene margen de crecimiento. Es un ser rígido y fosilizado que no late con la vida.
Yendo al segundo principio, el wabi sabi nos recuerda justamente que nada está terminado. Al igual que la naturaleza se desarrolla infinitamente, en medio de ciclos de nacimientos y muertes, también el ser humano es dinámico.
El mismo Buda dijo en una ocasión: «Siempre estoy empezando».
Un espíritu wabi sabi ante la vida es, reconocida la propia imperfección, abrazar el aprendizaje continuo, asumiendo que todo está por hacer y, por lo tanto, todo está por vivir.
El tercer principio del wabi sabi es comprender el carácter efímero de todo lo que existe, un concepto que nos remite al zen. Volviendo nuevamente al Buda, al hablar del sufrimiento señaló que una de sus causas es que el ser humano desearía que fuera permanente aquello que, en esencia, es pasajero.
La juventud vuela y se convierte en madurez y luego en vejez.
El magnífico televisor acabado de comprar se acaba estropeando o queda obsoleto ante modelos más avanzados.
Aquella persona que nos parecía tan encantadora y divertida deja de sorprendernos, o quizás empezamos a sentirla lejana porque, como dos ramas de un árbol, hemos crecido en direcciones distintas.
Asumir que nada es para siempre, en lugar de entristecernos, nos impulsa a valorar la belleza del instante, que es lo único que podemos capturar aquí y ahora. Es una invitación a entregarlo todo al momento.
Tal vez sea el último paseo que realizamos en el parque, pero si lo experimentamos como quien se despide de la vida, vale por todos los paseos del mundo.
Al igual que la taza imperfecta y quebrada es la más valiosa, para la concepción japonesa de la belleza, la hoja seca a punto de descolgarse de una rama desnuda tiene más emoción que un exuberante prado lleno de flores.
Ésa es la magia del wabi sabi, que inspira nuestra vida ofreciéndonos un nuevo horizonte de sensibilidad, crecimiento y realización.
PÍLDORA PARA MEDITAR
El graznido de los cuervos,
el tōrō cubierto de nieve que parece un bokushi con sombrero,
el peso de la nieve que hace que se doblen las ramas de los árboles,
el agua de la fuente que se abre paso por la nieve,
el sonido de mis pasos absorbido por la nieve,
¿soy yo una parte minúscula de este jardín imperfecto?
¿o es el jardín parte de mí, de mi universo?
tōrō: torrecilla de piedra.
bokushi:
Las tres dimensiones del wabi sabi
Desde el templo en la montaña,
el sonido de una campana golpea con titubeo,
desaparece en la niebla.
YOSANO BUSON
Hace tiempo que vivo en una aldea donde todos nos conocemos. Empiezo el día cruzando el pueblo de norte a sur para dar un paseo. Saludo a los niños que van a la escuela, a vecinos que conozco desde hace décadas, a ancianos que sacan a su perro.
Cada uno se desplaza allí donde le llama su ikigai, su razón de ser. Algunos saludan levantando la mano, otros con una reverencia o una sonrisa.
