Curar el trauma del desarrollo - Laurence Heller - E-Book

Curar el trauma del desarrollo E-Book

Laurence Heller

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Beschreibung

Este libro trata sobre restablecer la conexión. Las dimensiones ocultas que subyacen a la mayoría de los problemas psicológicos tienen que ver con una capacidad deficiente de conexión con uno mismo y con los demás y con la disminución de vitalidad que ello acarrea. Por desgracia, a menudo no somos conscientes de los obstáculos internos que nos impiden experimentar la conexión y la vitalidad que queremos. Estos obstáculos se desarrollan como reacción al trauma del desarrollo, a los shocks traumáticos y a las consiguientes desregulaciones del sistema nervioso, trastornos de apego y distorsiones de identidad. El Modelo Relacional Neuroafectivo (NARM™) es un enfoque orientado a los recursos que, aunque no ignora el pasado de una persona, enfatiza el trabajo en el momento presente. Este modelo utiliza la atención somática para volver a regular el sistema nervioso y para resolver las distorsiones de identidad, como la baja autoestima, la vergüenza y la autocrítica crónica, causadas por trauma del desarrollo y relacional. Heller y LaPierre demuestran cómo esta terapia ayuda a los clientes a conectarse con las partes del yo que están organizadas y son coherentes y funcionales, integrando el rol de la conexión en todos los niveles de experiencia, mientras afecta la fisiología, la psicología y la capacidad de relación de una persona. Aunque la intención original de los autores era escribir un libro para terapeutas, no tardaron en darse cuenta de que la comprensión que aporta el NARM™ acerca de la ambivalencia profunda que tenemos los seres humanos hacia la conexión puede ser útil para cualquiera que se encuentre inmerso en un camino de autodescubrimiento en busca de nuevas herramientas para tomar conciencia de sí mismo, para crecer y para curarse.

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Todos los derechos reservados. Cualquier forma de reproducción, distribución, comunicación pública o transformación de esta obra solo puede ser realizada con la autorización de sus titulares, salvo excepción prevista por la ley.

DESCARGO DE RESPONSABILIDAD MÉDICA: La siguiente información es únicamente de carácter general. Se debe consultar siempre a un profesional de la salud antes de aplicar cualquiera de los aspectos que se sugieren en este libro. El lector es el único responsable de cualquier aplicación que haga de los materiales que se explican en las siguientes páginas.

Título original: Healing Development Trauma: How Early Trauma Affects Self-Regulation,

Self-Image, and the Capacity for Relationship

Copyright © 2012 Laurence Heller y Aline LaPierre

Publicado originalmente por North Atlantic Books (Berkeley, California)

© 2017 EDITORIAL ELEFTHERIA, S.L.

Sitges, Barcelona, España

www.editorialeleftheria.com

Primera edición: septiembre 2017

© De la traducción: Antonio Aguilella Asensi

Ilustración de cubierta: istock.com/fotojog

Maquetación: Ana Córdoba Pérez

ISBN (papel): 978-84-947335-6-7

ISBN (e-book): 978-84-947335-7-4

AGRADECIMIENTOS

Larry

El dicho de que a la tercera va la vencida se aplica perfectamente a este libro. Aunque el proyecto llevaba siete años en marcha, no consiguió cuajar hasta los últimos tres, momento en que el que la doctora Aline LaPierre se incorporó. La primera vez que intenté escribir el libro por mi cuenta me bloqueé. Tampoco salió bien el segundo intento, para el que conté con la colaboración de un escritor profesional. Tuvo que llegar Aline (que, como experta psicoterapeuta somática, comprendió lo que yo había estado tratando de comunicar) para que este libro tomara forma por fin. Su experiencia clínica y su enfoque estructurado le confirieron una habilidad única para trabajar conmigo en la consecución y formulación del Modelo Relacional Neuroafectivo y para expresar por escrito unos conceptos que en ocasiones resultan muy complicados. Este libro es el resultado de un proceso conjunto, escrito codo con codo en nuestra casa, en aviones, en trenes, en hoteles y en barcos en al menos diez países. Le estaré eternamente agradecido por la dedicación que ha aportado a este proyecto.

Quiero dar las gracias a los estudiantes que tengo por todo el mundo, que supieron apreciar el valor de desarrollar el modelo y que me ayudaron a afinar mi comprensión y mi capacidad para enseñar este material.

Quiero mostrar mi reconocimiento a Peter Levine por su innovador trabajo sobre el esclarecimiento del papel del sistema nervioso en el tratamiento de los traumas y por su empeño en trasladar la curación de los traumas a un público clínico que no para de expandirse.

También quiero agradecer a mi querido amigo Jim Jonell la cantidad de horas que hemos pasado juntos desarrollando una concepción detallada del papel del cuerpo en psicoterapia.

Por último, quiero dar las gracias a mi hijo Kevin Jon Heller, que, desde el principio, nos ayudó a encontrar una voz para este libro.

Aline

Escribir este libro con Larry ha supuesto un extraordinario viaje de colaboración creativa. A medida que evolucionaba el proyecto, mi respeto y admiración crecían ante la amplitud de su conocimiento, la profundidad de su experiencia clínica y la maestría de su afinada comprensión de la naturaleza humana.

Me siento en deuda con muchas mujeres pioneras, y estoy particularmente agradecida a Emily Conrad y a Bonnie Bainbridge Cohen por su trabajo. Su exploración de los principios evolutivos y de los movimientos esenciales de la vida me inició en los misterios del cuerpo y ejerce una gran influencia en mi trabajo como psicoterapeuta.

Quiero dar las gracias a mis pacientes, ya que su retroalimentación y su reconocimiento continúan realzando el valor del Contacto Neuroafectivo en la curación de los traumas en el desarrollo.

____________________________

Ambos queremos dar las gracias a Victor Osaka, por las valiosas habilidades tecnológicas que aportó a nuestro proyecto y por su colaboración en el desarrollo de los gráficos para este libro, y a Margaret O. Ryan, que puso a nuestro servicio sus treinta años de experiencia como editora de libros psicológicos y se aseguró de que nuestra voz fuera auténtica y clara.

Nuestro agradecimiento también a North Atlantic Books por el entusiasmo que mostraron al recibir nuestro trabajo y a Emily Boyd por la mano experta con la que nos ha guiado en la producción del libro.

Índice
Agradecimientos
Introducción al Modelo Relacional Neuroafectivo (NARM™)
PARTE A. Los cinco estilos adaptativos de supervivencia
1. Perspectiva general
2. Conexión. El primer principio organizador
3. Sintonía. El segundo principio organizador
4. Confianza. El tercer principio organizador
5. Autonomía. El cuarto principio organizador
6. Amor y sexualidad. El quinto principio organizador
PARTE B. El Estilo de Supervivencia de Conexión
7. Fisiología y trauma. Comprender el impacto del trauma en el desarrollo
8. El principio de nuestra identidad. Comprender el Estilo de Supervivencia de Conexión
9. Transcripción comentada de una sesión de terapia NARM™
10. Avanzar hacia la resolución. Conexión con uno mismo y con los demás
11. La curación de la matriz relacional. El NARM y el Contacto Neuroafectivo en el tratamiento a largo plazo del trauma temprano en el desarrollo y del trauma relacional
12. La curación de las distorsiones de la fuerza vital. Un enfoque sistémico
Para seguir leyendo
Sobre los autores

 

 

Introducción al Modelo Relacional Neuroafectivo (NARM™)

La eterna conciencia plena es el precio de la libertad

Este libro trata sobre restablecer la conexión. La experiencia de estar conectados es lo que satisface nuestro anhelo de sentirnos plenamente vivos. Las dimensiones ocultas que subyacen a la mayoría de los problemas psicológicos y fisiológicos tienen que ver con una capacidad deficiente de conexión con uno mismo y con los demás y con la disminución de vitalidad que ello acarrea. Por desgracia, a menudo no somos conscientes de los obstáculos internos que nos impiden experimentar la conexión y la vitalidad que queremos. Estos obstáculos se desarrollan como reacción a los traumas en el desarrollo, a los shocks traumáticos y a las consiguientes desregulaciones del sistema nervioso, trastornos de apego y distorsiones de identidad. El Modelo Relacional Neuroafectivo (NARM[1]) tiene como objetivo trabajar con estas desregulaciones, trastornos y distorsiones, sin perder nunca de vista el fomento del desarrollo de una capacidad saludable de conexión y vitalidad. En este libro abordamos conflictos relacionados con la capacidad de conexión y exploramos cómo se puede propiciar una conexión y una vitalidad más profundas en el proceso de curación de un trauma en el desarrollo.

Aunque la intención original era escribir un libro para terapeutas, no tardamos mucho en darnos cuenta de que la comprensión que aporta el NARM acerca de la ambivalencia profunda que tenemos los seres humanos hacia la conexión podría ser útil para cualquiera que se encontrara inmerso en un camino de autodescubrimiento en busca de nuevas herramientas para tomar conciencia de sí mismo, para crecer y para curarse. Este libro será de utilidad para los terapeutas que quieran agregar una nueva dimensión a su práctica clínica, pero también es una guía para quien esté interesado en desarrollar una mayor capacidad de conexión y bienestar.

Muchos sistemas psicoterapéuticos se basan en el modelo médico de la enfermedad, y como consecuencia se centran en la psicopatología; por lo general, la psicoterapia investiga el pasado de un individuo e intenta identificar los patrones cognitivos y emocionales disfuncionales que subyacen a los problemas psicológicos. No obstante, a medida que ha ido surgiendo nueva información sobre cómo funcionan el cerebro y el sistema nervioso, los métodos psicológicos tradicionales han sido cuestionados y se ha hecho cada vez más evidente la necesidad de contar con nuevos enfoques clínicos. En la actualidad resulta erróneo suponer que si sabemos lo que ha ido mal en la vida de una persona, también sabremos cómo ayudarla a resolver sus dificultades. Por ejemplo, ahora sabemos que cuando nos centramos en una disfunción, corremos el riesgo de fortalecer esa disfunción, y si nos centramos en la carencia y en el dolor, lo más probable es que acaben siendo aún más intensos. Del mismo modo, cuando nos centramos principalmente en el pasado de un individuo, le proporcionamos habilidades para reflexionar sobre su pasado, con lo que a veces hacemos que la historia personal parezca más importante que la experiencia presente.

En La curación de los traumas en el desarrollo presentamos el Modelo Relacional Neuroafectivo, una psicoterapia con base somática que se centra en fomentar la capacidad de un individuo para aumentar su conexión y su vitalidad. Es un modelo de crecimiento humano, de terapia y de curación que, sin ignorar el pasado de una persona, hace más hincapié en sus fortalezas, capacidades, recursos y resiliencia. Para el NARM la exploración de la historia personal es importante en la medida en que los patrones de afrontamiento aprendidos en fases tempranas de la vida interfieren con nuestra capacidad de sentirnos conectados y vitales en el momento presente. El NARM ayuda a construir y a ampliar nuestra capacidad actual de conexión con nuestro cuerpo y con nuestras emociones, así como nuestra capacidad de conexión interpersonal, capacidades que, como veremos, están íntimamente relacionadas.

Cinco necesidades clave basadas en la biología

El NARM identifica cinco necesidades clave basadas en la biología que son fundamentales para nuestro bienestar físico y emocional: la necesidad de conexión, de sintonía, de confianza, de autonomía y de amor-sexualidad. Cuando una necesidad clave basada en la biología no se ve satisfecha, surgen síntomas psicológicos y fisiológicos previsibles: la autorregulación, la percepción de uno mismo y la autoestima se ven amenazadas. Como nuestras necesidades clave basadas en la biología aparecen en las primeras fases de la vida, desarrollamos capacidades clave que nos permiten reconocer y satisfacer dichas necesidades como adultos (cuadro I.1). Estar en sintonía con estas cinco necesidades y capacidades clave implica estar conectados con nuestra vitalidad y con nuestros recursos más profundos.

Aunque pueda parecer que los seres humanos padecemos un sinfín de problemas y desafíos emocionales, la mayoría de ellos se remonta a traumas tempranos en el desarrollo y a shocks traumáticos que ponen en peligro el desarrollo de al menos una de las cinco capacidades clave. Por ejemplo, cuando los niños no obtienen la conexión que necesitan, crecen con el conflicto de buscar y a la vez temer la conexión. Cuando no logran satisfacer sus necesidades, no aprenden a reconocer lo que necesitan, son incapaces de expresar sus necesidades y, a menudo, no se sienten dignos de tenerlas cubiertas.

Cuando se desarrolla la capacidad interna para ocuparnos de nuestras necesidades clave, experimentamos la autorregulación, la organización interna, la expansión, la conexión y la vitalidad, que son atributos del bienestar fisiológico y psicológico. Fomentar el desarrollo saludable de las capacidades clave es fundamental para el enfoque NARM.

Cinco estilos adaptativos de supervivencia

En función de lo mucho —o poco— que se cumplan las cinco necesidades clave basadas en la biología en los primeros años de vida, se ponen en marcha cinco estilos adaptativos de supervivencia. Estas estrategias de adaptación son formas de hacer frente a la desconexión, a la desregulación, a la desorganización y al aislamiento que experimenta un niño cuando no se satisfacen sus necesidades clave. Se denomina a cada uno de los cinco estilos adaptativos de supervivencia según la necesidad clave y según la capacidad clave que falta o que se ve amenazada: el Estilo de Supervivencia de Conexión, el Estilo de Supervivencia de Sintonía, el Estilo de Supervivencia de Confianza, el Estilo de Supervivencia de Autonomía y el Estilo de Supervivencia de Amor-Sexualidad (cuadro I.2).

Cuanto más sometidas estén nuestras vidas adultas a los cinco estilos adaptativos de supervivencia, más desconectados estaremos de nuestros cuerpos, más distorsionados se volverán nuestros sentimientos de identidad y menos capaces seremos de autorregularnos. Aunque nos sintamos limitados por un estilo de supervivencia y por los patrones fisiológicos que lo integran, a menudo nos asusta ir más allá. Cuando nos identificamos con un estilo de supervivencia, nos quedamos dentro de los confines de las limitaciones aprendidas y seguidamente autoimpuestas, con lo que excluimos nuestra capacidad de conexión y de vitalidad.

Todos nosotros, incluidos los terapeutas, solemos sentirnos abrumados por la amplia gama y la aparente complejidad de los problemas psicológicos y fisiológicos que experimentamos los seres humanos. La comprensión de los estilos adaptativos de supervivencia proporciona cinco principios organizadores básicos que ofrecen un enfoque claro para la terapia y para el desarrollo personal. El NARM trabaja con cada capacidad clave para servir de apoyo al proceso de desarrollo personal (cuadro I.3).

En la parte A de este libro se exponen los cinco estilos adaptativos de supervivencia. La parte B plantea en profundidad la forma en que el primer estilo de supervivencia —lo que en el NARM denominamos Estilo de Supervivencia de Conexión— se desarrolla como una adaptación al shock traumático y al trauma en el desarrollo o relacional ocurrido en edades tempranas. Esta primera etapa de desarrollo se presenta en detalle porque, a pesar de que las dificultades que se dan en ella no se comprenden bien desde una perspectiva psicobiológica, tienen un impacto fundamental en nuestra vitalidad, en la resiliencia de nuestro sistema nervioso, en la formación de la percepción de nosotros mismos y en nuestra capacidad para relacionarnos.

PRINCIPIOS CLAVE DEL NARM

El Modelo Relacional Neuroafectivo se centra en la interconexión entre el desarrollo biológico y el psicológico. El modelo NARM:

• aclara el papel de las dificultades de conexión en la medida en que influyen en una persona en todos los niveles de experiencia: fisiológico, psicológico y relacional.

• desarrolla el uso de la conciencia somática plena y una orientación hacia las fortalezas personales con el fin de aumentar la capacidad de autorregulación y la liberación de las limitaciones que imponen las identidades fijas de los estilos adaptativos de supervivencia.

Autorregulación y regulación del afecto

Recientemente, la importancia de la autorregulación ha sido objeto de numerosas investigaciones en el campo de la neurociencia y se ha convertido en un destacado modelo teórico del pensamiento psicológico. En la actualidad se considera que una de las consecuencias más significativas de los traumas relacionales y de los shocks traumáticos tempranos es la consiguiente falta de capacidad para la autorregulación emocional y autónoma. El shock traumático y el trauma en el desarrollo ponen en peligro la capacidad de regular nuestras emociones y alteran las funciones autónomas, como la respiración, la frecuencia cardíaca, la presión arterial, la digestión y el sueño.

En pocas palabras, autorregulación quiere decir que cuando estamos cansados podemos dormir y que cuando estamos estresados contamos con formas saludables de liberar ese estrés. La regulación del afecto versa sobre cómo gestionamos nuestras emociones: cómo lidiamos con la tristeza, la alegría, la ira, la emoción, el reto, el miedo, en definitiva, con toda la gama de emociones humanas. Los síntomas de la desregulación emocional se desarrollan cuando no somos capaces de sentir nuestras emociones, cuando nos abruman o cuando se quedan sin resolver. Ser capaces de gestionar la intensidad de nuestras emociones, tanto las positivas como las negativas, es esencial para nuestro bienestar. Cuando no conseguimos manejar emociones fuertes o difíciles o cuando estamos ansiosos o deprimidos, nos encontramos en un estado de desregulación. La alteración de los patrones de sueño o alimentación, la ansiedad, los ataques de pánico, los comportamientos compulsivos, la depresión y la adicción son algunos de los síntomas más comunes de la desregulación.

En los primeros compases de la vida, la conexión con la madre o con el cuidador principal opera como un regulador del sistema nervioso del bebé, ya que en primer término aprende la capacidad de autorregulación a través de la relación con la madre o con un cuidador cercano. La teoría del apego ha demostrado que una conexión saludable entre el cuidador y el niño es de vital importancia para dar forma al desarrollo de la capacidad de regulación de este último. Cada vez que una madre consigue consolar a su bebé está regulando eficazmente su sistema nervioso, aunque lo más seguro es que no piense en el proceso de la maternidad en estos términos. La teoría del apego documenta la influencia que tienen las madres en estados crónicos de depresión, ansiedad, enfado o disociación en el desarrollo de sus bebés; la alteración de la conexión entre el bebé y la madre es traumática. Si por cualquier motivo, el proceso de regulación entre la madre y el bebé se ve trastocado, el bebé no desarrolla la capacidad básica para la regulación. Si la capacidad de autorregulación de una madre se ve amenazada, no consigue calmarse y, por lo tanto, no puede regular adecuadamente el sistema nervioso de su niño. La estabilidad de esta conexión temprana cobra una especial importancia a la hora de configurar los patrones de relación del individuo con el cuerpo, con uno mismo y con los demás. Una capacidad para la autorregulación que se encuentre amenazada puede afectar negativamente a una persona durante toda la vida. Si no contamos con una sana capacidad de autorregulación como parte integral de nuestro desarrollo, nos desestabilizamos, y sin este elemento fundamental, la vida se convierte en una lucha. Se cree que la desregulación del afecto es la clave del aumento de la vulnerabilidad de un individuo ante el estrés y el trauma y se la considera un elemento fundamental de problemas psicológicos y físicos.

La necesidad de sentirnos regulados, a gusto en nuestro cuerpo y con nuestra vida, es tan importante que cuando estamos en un estado de desregulación, tratamos de encontrar la regulación que necesitamos, a menudo a cualquier precio. Por ejemplo, la necesidad de sentirse regulado es tan fuerte que las personas fuman a pesar de saber que es perjudicial para su salud. Parece ser que fumar opera como un regulador emocional porque la nicotina reduce la ansiedad y, durante un rato, puede aliviar la depresión. Los individuos desregulados fuman para conseguir una sensación de alivio, aunque sepan que fumar puede matarlos. Los intentos de dejar de fumar o de renunciar a cualquier tipo de sustancia o comportamiento adictivo autodestructivo, como las drogas, el alcohol, la hipersexualidad, comer demasiado o trabajar en exceso, a menudo fracasan porque es muy difícil renunciar a un medio de autorregulación, incluso cuando no es saludable, hasta que pueda ser reemplazado por una forma de autorregulación mejor.

La autorregulación en la práctica clínica

El NARM introduce los conocimientos actuales sobre la regulación del sistema nervioso en la práctica clínica. Un concepto clave del NARM es fomentar maneras saludables de regular el sistema nervioso haciendo hincapié en la conexión con las partes de uno mismo que están organizadas y que son coherentes y funcionales. Analizar los problemas y centrarse principalmente en lo que ha fallado en la vida de una persona no supone necesariamente un apoyo a la autorregulación y, en algunos casos, aumenta la desregulación. Como veremos, el NARM estimula el potencial de un individuo para estar sano mediante el uso de técnicas específicas que fomentan la autorregulación autónoma y emocional y que sustentan la capacidad de conexión y vitalidad.

Fomento de una mayor capacidad de vitalidad

Nuestro mayor deseo es sentirnos vivos. La falta de sentido y la depresión, entre muchos otros síntomas, son un reflejo de la desconexión de nuestra vitalidad básica. Cuando nos sentimos vivos, nos sentimos conectados, y cuando nos sentimos conectados, nos sentimos vivos. Aunque aporta claridad mental, la vitalidad no es en esencia un estado mental, ni tampoco se limita a un placer sensorial. Es un estado de flujo energético y de coherencia en todos los sistemas del cuerpo, el cerebro y la mente. Los seres humanos respondemos al shock traumático y al trauma en el desarrollo o relacional con disociación y desconexión. El resultado es una disminución de la fuerza vital que nos deja, en mayor o menor medida, exiliados de la vida. Para el NARM, trabajar con los obstáculos que se interponen en el camino de la reconexión con la vida es un principio organizador clave.

 

Experimentar expansión y vitalidad

Tómate unos instantes y piensa en un momento de tu vida en el que te sintieras particularmente vivo. Elige un acontecimiento que terminara bien (o que al menos no terminara mal). Puede ser un acontecimiento en el que estuvieras con alguien, en grupo o solo. Puede ser cualquier cosa: un día en plena naturaleza, el nacimiento de tu hijo o hacer el amor.

Intenta recordar tantos detalles sensoriales como puedas de esa experiencia: colores, sonidos, temperatura, olores, etc. A medida que evoques esos detalles sensoriales, observa cómo te afectan. Siente tu experiencia física tanto como puedas. Si tienes dificultades en sentir con el cuerpo, intenta percibir el impacto general del recuerdo.

Tómate tu tiempo con este ejercicio y presta atención a cualquier pensamiento, juicio o emoción que se interponga en la forma de sentir tu vitalidad y tu expansión. Aunque consigas sentir un mayor bienestar, no te sorprendas si aflora algo de tristeza con la expansión, porque puede que el momento feliz que recuerdes haya terminado. Si percibes alguna tristeza, siéntela, pero no la conviertas en el objetivo principal de tu atención.

_________________________________

No hay una reacción correcta a este ejercicio, pero muchas personas coinciden en que el mero recuerdo de un momento así puede activar una sensación fluida, cálida y placentera, una sensación de vitalidad y de expansión.

 

A lo largo de nuestra dilatada carrera como terapeutas, maestros y supervisores, hemos percibido la necesidad de comprender la regulación emocional de una forma más completa y unificada. El NARM plantea una enfoque claro sobre cómo trabajar con las emociones en el que aprender a estar en contacto con nuestras emociones y expresarlas apropiadamente es una parte esencial. Mediante el seguimiento de la experiencia física, sensorial y energética de la emoción en el cuerpo, el NARM hace hincapié en la conciencia somática plena: contención, profundización y apoyo para satisfacer biológicamente los estados afectivos. Rastrear y controlar emociones de esta manera nos pone cada vez más en contacto con nuestra vitalidad básica.

La fuerza vital, la vitalidad y las emociones

Hemos creado dos gráficos para entender y trabajar con las emociones en el contexto de aumentar la capacidad vital. La figura I.2 muestra cómo disminuye y se distorsiona la fuerza vital al reaccionar a las adaptaciones que un niño hace ante el fracaso en su entorno. También muestra las similitudes y diferencias entre el trauma en el desarrollo y el shock traumático. La figura 6.1 describe en detalle las distorsiones de la fuerza vital en cada estilo adaptativo de supervivencia. Ambas figuras aclaran la regulación emocional y autónoma en su relación con las funciones simpáticas y parasimpáticas del sistema nervioso e integran una interpretación de cómo las distorsiones de la fuerza vital afectan a nuestra psicología y fisiología.

Distorsiones de la fuerza vital

En la siguiente sección se explica cómo utilizar el gráfico de la figura I.2 de forma ascendente para rastrear las distorsiones de la fuerza vital a medida que una persona experimenta y posteriormente se adapta al trauma en el desarrollo y al shock traumático.

• Energía básica/fuerza vital. El primer nivel del gráfico representa una energía básica o fuerza vital indiferenciada. Es lo que los franceses llaman élan vital o a lo que otras culturas se refieren como prana, reiki, chi y esencia, por mencionar solo algunos de sus nombres más conocidos.

• Diferenciación positiva de la fuerza vital. El segundo nivel esquematiza las diversas expresiones de las necesidades clave y de la vitalidad saludable. La fuerza vital es la energía que fomenta la agresividad positiva, la fuerza, la autoexpresión, la separación/individuación, la reacción de lucha o huida, la pasión y la sexualidad. Cuando no se fomentan las expresiones clave de la fuerza vital, cuando se responden inadecuadamente o cuando se ven bloqueadas, se produce un aumento de la activación simpática del sistema nervioso.

• Síntomas dominantes simpáticamente. Cuando no se satisfacen las necesidades clave, se activa el movimiento hacia las distorsiones de la fuerza vital impulsadas simpáticamente. La respuesta es inicialmente una protesta que, al no ser atendida, se convierte en ira. La ira es una respuesta de apoyo vital destinada a impactar en un entorno de falta de apoyo. Por ejemplo, al principio los bebés expresan su necesidad de contacto, nutrición, amor y conexión mediante el llanto, que no es más que una expresión de agresividad positiva. Las madres en sintonía identifican la necesidad de su hijo y responden apropiadamente. Si no se responde adecuadamente a la necesidad del bebé, este agrava su demanda acelerando la rama simpática del sistema nervioso autónomo, protestando ante la falta de respuesta y finalmente sucumbiendo a un estallido de ira. En entornos negligentes y abusivos en los que la falta de una respuesta adecuada es crónica, la ira y la agresividad no pueden resolverse. El hecho de que los bebés sientan ira crónica hacia su cuidador se interioriza instintivamente como una amenaza a la relación de apego y, por lo tanto, como algo peligroso para la supervivencia. Los síntomas de la activación simpática no liberada se desarrollan y sumen a los niños —futuros adultos— en estados de alta excitación, ansiedad e irritabilidad, con propensión a explosiones de mal genio, temor e incluso ataques de pánico.

Como veremos, todos los estilos de supervivencia se desarrollan como un intento de proteger la relación de apego mediante la exclusión de la expresividad básica, la ira, la agresividad y, en última instancia, la autenticidad.

• Síntomas dominantes parasimpáticamente. Cuando la agresividad, la ira y otras formas de protesta resultan ineficaces, imposibles o peligrosas, los niños se adaptan. En cierto punto, si la falta de sintonía persiste, la activación simpática crónica sobrecarga el sistema nervioso; los niños se adaptan a través de la resignación, eliminando la protesta, la ira y la necesidad en sí misma, y pasan a la respuesta de inmovilidad parasimpáticamente dominante. Este mecanismo no resuelve el problema básico, pero insensibiliza con eficacia a los niños ante sus necesidades y emociones. Las necesidades no satisfechas y los sentimientos no resueltos se unen en el cuerpo y en el sistema nervioso en forma de activación no liberada, que se retiene como tensión física o como estados de colapso o inmovilidad.

Trabajo terapéutico con las distorsiones de la fuerza vital

En el enfoque NARM es fundamental tener en cuenta la idea subyacente de fomentar la vitalidad y la conexión cuando se trabaja con los síntomas, sin olvidar que los síntomas reflejan la desconexión, que es una disminución de la conexión con la fuerza vital. Trabajando desde la parte superior de la figura I.2 (la más sintomática) hasta la parte inferior (la más vital), en el capítulo 12 presentamos estrategias terapéuticas para abordar la agresividad no integrada cuando se dirige hacia uno mismo y hacia el exterior. A medida que la ira, la rabia y la posterior agresividad positiva se va integrando, los síntomas como la ansiedad y la depresión retroceden. Conforme se identifican las necesidades básicas no satisfechas en el desarrollo, la conexión con la fuerza vital se fortalece progresivamente.

El trabajo de integración de todas las emociones juega un papel importante en el fomento de la reconexión con la fuerza vital. Al trabajar con emociones, los terapeutas NARM tienen en mente la siguiente pregunta: ¿cuál es la intención implícita de la emoción? Ayudar a los pacientes a comprender e integrar la intención básica de sus emociones conduce a una mayor realización biológica y emocional, lo que a su vez conduce a una mayor conexión con la fuerza vital. Al propiciar un proceso de control y profundización de los afectos, es posible conseguir un mayor rango emocional y un aumento de la autorregulación.

La conciencia somática plena

La práctica de la conciencia plena proviene de las tradiciones orientales y se está convirtiendo en una herramienta psicoterapéutica cada vez más popular. En el sentido más amplio, la conciencia plena significa prestar atención a nuestra experiencia: escucharnos a nosotros mismos, a nuestros pensamientos, a nuestras emociones y a nuestras sensaciones corporales. En última instancia, aprendemos a escuchar de tal manera que ya no apartamos de nosotros los elementos de nuestra experiencia, sino que asumimos que los pensamientos, las emociones y las sensaciones van y vienen. El atractivo de la conciencia plena radica en la libertad que experimentamos y en la sensación de fluidez que nos sobreviene cuando estamos presentes pero no nos identificamos con nuestros pensamientos, sentimientos y sensaciones.

El proceso NARM añade dos mejoras a la práctica tradicional de la conciencia plena:

• La conciencia somática plena.

• La conciencia plena de los principios organizadores de nuestros estilos adaptativos de supervivencia.

En la práctica tradicional de la conciencia plena, generalmente se enseña al individuo a mantenerse abierto ante cualquier experiencia. La conciencia plena tradicional es más eficaz cuando se ha experimentado un trauma leve. Cuando ha habido un trauma importante, mantener una conciencia abierta es extremadamente difícil e incluso puede conducir a abrumadoras reacciones emocionales. Cuantos más traumas haya experimentado una persona, más difícil será la práctica de la conciencia abierta.

El trauma nos impide estar presentes en nuestros cuerpos debido a la hiperactivación del sistema nervioso que provoca y a la desregulación sistémica resultante. Los individuos traumatizados tienden a desconectarse del cuerpo haciéndose demasiado cognoscitivos o insensibilizando la experiencia corporal, o incluso ambas cosas a la vez. Cuando hay una activación y una desregulación altas, resulta doloroso estar en nuestros cuerpos. Por eso el enfoque NARM ha añadido la conciencia somática plena a la práctica de la conciencia plena tradicional. El propósito de la conciencia somática plena es fomentar progresivamente una nueva regulación del sistema nervioso mediante la adaptación de las técnicas Somatic Experiencing®[2], tales como la conexión con el entorno físico, la orientación, la ralentización y dosificación, la pendulación y la descarga, diseñadas para abordar los estados de elevada activación, colapso y shock que experimentan los individuos traumatizados. En el NARM la práctica de la conciencia somática plena integra la antigua concepción de la conciencia plena con el conocimiento del siglo XXI acerca de la regulación del sistema nervioso.

La conciencia plena de los estilos adaptativos de supervivencia

El segundo aspecto de la conciencia plena que se utiliza en el NARM implica incorporar al plano consciente nuestros estilos adaptativos de supervivencia y el principio organizador de cada estilo. La conciencia acerca de los estilos de supervivencia suele comenzar después de que se haya establecido una cierta capacidad de autorregulación. A medida que una persona se vuelve más regulada y materializada y los estados de angustia interna disminuyen, se hace más fuerte la capacidad de autoconciencia. Integrar la conciencia somática plena con la conciencia plena de los estilos de supervivencia nos permite trabajar con la historia vital de una persona desde una perspectiva más profunda y más amplia que la propia narrativa. Los procesos de conciencia somática plena y de conciencia plena de nuestros estilos de supervivencia se refuerzan mutuamente y aumentan la eficacia del trabajo psicológico y fisiológico de curación.

Identificaciones basadas en la vergüenza y contraidentificaciones basadas en el orgullo

Cada estilo adaptativo de supervivencia tiene identificaciones subyacentes basadas en la vergüenza que se desarrollan para dar sentido al fracaso temprano en el entorno. Además, como reacción a la vergüenza subyacente, la mayoría de las personas también desarrollan contraidentificaciones basadas en el orgullo, un ideal del yo que refleja cómo les gustaría verse a sí mismos o cómo querrían que los vieran los demás. Las contraidentificaciones basadas en el orgullo, tradicionalmente consideradas como defensas, son un intento de convertir la vergüenza en virtud, pero, paradójicamente, cuanta más energía se invierte en las contraidentificaciones basadas en el orgullo, más fuertes se vuelven las identificaciones basadas en la vergüenza. En el cuadro I.4 se presentan brevemente.

Según el NARM, tanto las identificaciones basadas en la vergüenza como las contraidentificaciones basadas en el orgullo son ilusorias, aunque a menudo parecen bastante reales. Las contraidentificaciones basadas en el orgullo, que a veces se descartan como actitudes defensivas, resistencia y negación, operan como protección ante las dolorosas identificaciones basadas en la vergüenza que resultan del trauma en el desarrollo y que son ilusorias en sí mismas. Existe el peligro de cuestionar solo las contraidentificaciones protectoras basadas en el orgullo, las llamadas defensas, sin trabajar simultáneamente con las identificaciones más profundas basadas en la vergüenza, que podrían verse reforzadas por ello. Si no se comprende la naturaleza de estos dos niveles de identificaciones, el proceso terapéutico puede convertirse en algo innecesariamente doloroso y a veces incluso perjudicial.

El ciclo de la angustia

El NARM fomenta el desarrollo de la capacidad de conexión, vitalidad y creatividad. El trastorno del apego, así como el trauma temprano en el desarrollo y el shock traumático, interfiere con la autorregulación saludable, causa la desconexión de uno mismo y de los demás, distorsiona la identidad y socava la autoestima. Es más, el trauma en el desarrollo es uno de los factores que más contribuyen a la desregulación y a los trastornos que esta provoca, que conducen a innumerables problemas psicológicos y fisiológicos, así como a comportamientos compulsivos, adictivos y autodestructivos. Los estilos de supervivencia nacen como estrategias adaptativas de salvación que nos ayudan en los primeros compases de la vida a lidiar con experiencias traumáticas dolorosas y a sobrevivir a ellas. Paradójicamente, a medida que nos convertimos en adultos, estas mismas estrategias de supervivencia se convierten en la causa de una continuada desregulación del sistema nervioso, de disociación y de dificultades de autoestima. Cuando se perpetúan más allá de su utilidad, los estilos de supervivencia que en cierto momento fueron adaptativos crean un ciclo de angustia (figura I.4).

Para entender cómo se pone en marcha un ciclo de angustia, es importante asimilar primero que en el sistema nervioso la información fluye de forma descendente y de forma ascendente. El término descendente se refiere a cómo afectan las estructuras cognitivas del cerebro a los sistemas emocional e instintivo del cuerpo. El término ascendente se refiere a cómo afecta la regulación del sistema nervioso a las cogniciones. En sentido descendente, nuestros pensamientos, juicios e identificaciones influyen en cómo nos sentimos y afectan a la capacidad del sistema nervioso para la regulación. En sentido ascendente, la regulación o desregulación de nuestro sistema nervioso afecta a nuestras emociones y pensamientos.

Los mecanismos ascendentes son involuntarios, casi siempre inconscientes y están relacionados con los efectos físicos de los estímulos ambientales sobre el cuerpo. En cambio, los mecanismos descendentes pueden ser voluntarios y conscientes, y se refieren a cómo la memoria, la relevancia motivacional, la emoción, la atención y las imágenes dan forma a la percepción. Los enfoques terapéuticos descendentes se centran en las funciones corticales de la cognición. Los enfoques terapéuticos ascendentes se centran en el cuerpo, en la sensación sentida[3] y en las respuestas instintivas conforme se van procesando a través del tronco cerebral y se desplazan hacia arriba para afectar a las áreas límbicas y corticales del cerebro. Los bucles continuos de información viajan del cuerpo al cerebro y del cerebro al cuerpo. Existen bucles de información similares que se mueven entre estructuras cognitivas, emocionales e instintivas dentro del cerebro (figura I.3).

Podría afirmarse que los bebés se basan principalmente en mecanismos de percepción ascendentes. Cuando un niño experimenta un trauma temprano, se pone en marcha un ciclo de angustia que se mueve inicialmente en sentido ascendente y posteriormente en sentido descendente en bucles continuos que se refuerzan a sí mismos. Ascendentemente, el trauma crea la desregulación del sistema nervioso. Cuando la gente experimenta un trauma, sesiente mal; los niños en particular piensan que son malos cuando se sienten mal. La desregulación y la angustia crónicas en sentido ascendente llevan a identificaciones, creencias y juicios negativos sobre nosotros mismos que, a su vez, provocan una mayor desregulación del sistema nervioso, con lo que se crea un ciclo de angustia.

El ciclo de curación del NARM

La mayoría de las tradiciones de crecimiento terapéutico y personal tienden a centrarse en los aspectos descendentes o en los ascendentes del flujo circular de información, que va del cuerpo al cerebro o del cerebro al cuerpo; en consecuencia, no abordan los aspectos autoperpetuables del bucle de información y, por ello, suelen ignorar los vínculos perniciosos que hacen que el ciclo de la angustia siga en marcha. El NARM integra orientaciones descendentes y ascendentes y trabaja explícitamente con el flujo de información en ambas direcciones. Esto trastoca los ciclos cerrados de autoperpetuación de la angustia y fomenta el cambio a unciclo de curación.

El NARM considera que la experiencia consciente ascendente del cuerpo es la base del proceso de curación. El cuerpo es nuestra conexión con la realidad, la plataforma desde la que opera el NARM. Cuando prestamos atención al cuerpo, podemos identificar más fácilmente qué partes de nuestra narrativa personal son reales y cuáles son ficticias. Cuando se descargan los estados de shock del sistema nervioso, aumenta el contacto con nuestro cuerpo. Se establece un ciclo positivo en el que cuanto más autorregulados estemos, más entraremos en contacto con nuestro cuerpo, y cuanto más en contacto con nuestro cuerpo estemos, mayor será nuestra capacidad de autorregulación.

En sentido ascendente, el NARM se basa en la conciencia somática plena, pero también utiliza la conciencia plena de los estilos de supervivencia para aportar un proceso de investigación descendente a nuestro sentido del yo, que incluye nuestras creencias fijas (identificaciones y contraidentificaciones), nuestro autoodio, nuestro autorrechazo y nuestros juicios. El NARM también utiliza la investigación para ayudar a diluir las ideas fijas y restrictivas sobre los demás y sobre el mundo que limitan nuestra vida. Como muchas de nuestras identificaciones se desarrollan en los primeros cinco años de vida, las distorsiones de la identidad nos hacen vernos a nosotros mismos y al mundo desde la perspectiva de un niño.

A medida que se desarrolla el proceso NARM, se establece un ciclo de curación (figura I.5) en el que la regulación del sistema nervioso aumenta y las identificaciones y creencias distorsionadas disminuyen y finalmente se resuelven. En un ciclo de curación positivo, el aumento de la regulación del sistema nervioso ayuda a disolver las identificaciones dolorosas; a medida que estas identificaciones y los juicios se desvanecen, es posible aumentar la capacidad de autorregulación.

La figura I.5 se debe leer en el sentido de las agujas del reloj y de abajo a arriba. En este ciclo de autorrefuerzo cada paso se basa en el anterior y hace posible el siguiente. El ciclo se repite a medida que los pacientes siguen avanzando hacia la reintegración de sus capacidades clave y de su fuerza vital. Puede que al principio los individuos traumatizados no consigan acceder a su conciencia somática; en esos casos, cualquier experiencia de autorreferencia puede servir como punto de partida.

EL MODELO RELACIONAL NEUROAFECTIVO A LO LARGO DE LA HISTORIA

Un breve resumen histórico ayudará al lector a comprender la manera en que el NARM se integra y a la vez se aleja de las psicoterapias psicodinámicas y cognitivas, así como de las psicoterapias somáticas y expresivas tradicionales.

Psicoterapias psicodinámicas

El psicoanálisis y las psicoterapias psicodinámicas han dejado clara la gran influencia que tienen la dinámica del apego, la vida familiar temprana y la historia personal en el desarrollo de la personalidad. El enfoque del NARM integra elementos de varias orientaciones clínicas psicodinámicas: la psicología del yo, la teoría de las relaciones de objeto, la psicología del sí mismo y los importantes desarrollos recientes del apego y de las teorías relacionales.

No obstante, el NARM se desmarca de los enfoques psicodinámicos por la forma en la que aplica clínicamente la interpretación de estos enfoques. Mientras que las terapias psicodinámicas se centran en temas de apego y desarrollo con la perspectiva de que el pasado determina quiénes somos en el presente, el NARM explora la historia personal para aclarar patrones del pasado que interfieren con estar presentes y en contacto con nosotros mismos y con los demás aquí y ahora. Aporta un proceso activo de investigación a los estilos de supervivencia relacional y adaptativa de los pacientes aprovechando sus fortalezas y ayudándolos a experimentar la capacidad de actuar en las dificultades de su vida actual. Si bien es cierto que un psicoterapeuta debe ser capaz de recorrer afectos difíciles con el paciente, el terapeuta NARM siempre fomenta una conciencia dual plena del pasado y del presente para evitar la regresión; desde su posición anclada en la experiencia corporal del momento presente, el NARM fomenta la conciencia de la distinción entre lo que era entonces y lo que es ahora. El enfoque se centra menos en por qué las personas son como son y más en cómo su estilo de supervivencia distorsiona su experiencia y su vida en el presente. Al evitar la trampa de dar más importancia al pasado que al presente, el NARM utiliza una conciencia dual que está anclada en el momento presente mientras explora patrones cognitivos, emocionales y fisiológicos que comenzaron en el pasado. El hincapié que hace el enfoque NARM en elaquí y el ahora de los estilos de supervivencia, en lugar de centrarse en la historia de una persona, es un proceso complejo e intrincado que se detalla en el capítulo 10.

Trabajar con el enfoque NARM refuerza progresivamente la conexión con uno mismo en el momento presente. El uso de técnicas orientadas a los recursos con el objetivo de identificar cambios sutiles en el sistema nervioso añade una eficacia significativa. El seguimiento de la experiencia del aquí y el ahora en el sistema nervioso es fundamental para alterar las tendencias predictivas del cerebro. Prestar mucha atención al proceso de conexión/desconexión, de regulación/desregulación, en el presente nos ayuda a fortalecer nuestra sensación de agencia (de ser capaces de actuar), a sentirnos menos a merced de nuestras experiencias infantiles y, lo que es más importante, fomenta una nueva regulación de nuestro sistema nervioso. La curación se hace posible en la conexión con nuestro cuerpo y en la relación con los demás.

La dinámica de la transferencia

A menudo las psicoterapias psicodinámicas abogan por el uso de la relación de transferencia para facilitar la curación de las heridas de apego. Los psicoterapeutas psicodinámicos alientan implícitamente a sus pacientes a volver a experimentar su dinámica relacional original dentro de la relación de transferencia, en la creencia de que es intrínseca al proceso terapéutico.