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- Esta edición es única;
- La traducción es completamente original y se realizó para el Ale. Mar. SAS;
- Todos los derechos reservados.
Esta es una obra extraña. Una obra muy corta sobre un hombre y su sirvienta, que por supuesto es más de lo que parece.
Comienza en un altar, donde él se lamenta de su situación... su mujer ha huido al bosque para estar con quién sabe quién...
¡Dioses de la casa!
Por estas lágrimas masculinas juro
que concederéis esta plegaria.
Todas las cosas en desacuerdo
Serán enderezadas...
Armonizadas, reconciliadas
Por algún hijo designado
De algún destino lejano.
Lo que me hace preguntarme si Nick Cave estaba invocando esta historia en la canción Do You Love Me? .... "Ella me fue dada para enderezar las cosas..."
La sirvienta aparece, y tal vez puedas adivinar a dónde va desde allí.
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Dioses del hogar
Aleister Crowley
Edición y traducción 2021 Ale. Mar.
Todos los derechos reservados
CRASSUS, un bárbaro de Bretaña. ADELA, su esposa, una noble dama romana. ALICIA, una sirvienta de la casa. UNA ESTATUA DE PAN. UN FAUN.
LA ESCENA es en el hogar de CRASO, donde hay un pequeño altar de bronce dedicado a los Lares y Penates. Una pálida llama surge de la madera de sándalo ardiente, sobre la que CRASSUS arroja benjuí y almizcle. Está de pie, profundamente abatido.
CRASSUS. ¡Humo sin fuego! Ninguna emoción de las lenguas lame Las ofrendas en la copa. Muerto cae el deseo.
Humo negro eres, Oh, llama del altar, que desmembras, Devora el hogar, para no dejar ninguna brasa para calentar este corazón.
La veo todavía - Adela bailando aquí Hasta que aparecieron los dioses tenues Para hacer nuestra voluntad.
¡La chica delicada! Diáfano hilo de araña Revelando sutilmente su Valiente pecho de perla!
Ahora - se ha retirado Al atardecer a los bosques salvajes, Místicas bienaventuranzas Que duran hasta el amanecer.
Que la vida exclame Contra estas cosas del espíritu, La humanidad que deshereda De la llama pura del amor! [Se inclina ante el altar y comienza a llorar.]
¡Vosotros, dioses del hogar! Por estas lágrimas masculinas juro Que concederéis esta plegaria. Todo lo que está en desacuerdo
Será enderezado - Armonizado, reconciliado Por algún hijo designado De algún destino lejano. [Durante esta invocación se ha corrido una cortina y ALICIA avanza. Ella le sonríe sutilmente; y, dando un gesto extraño, da uno o dos pasos de baile sin ruido].
ALICIA. ¿El maestro sigue triste?
CRASO. Estas débiles y temibles orillas del tiempo son golpeadas por la oleada del sentido, El amor desgastado -¿por el amor? - hasta la indiferencia. ¿Quién sabe qué dios - o demonio - adora? O en qué bosque se refugia, o en qué arboleda la ve profanar nuestro sacramento del amor?
ALICIA. La vi seguir El arroyo en la hondonada Donde nunca Apolo habita. Tan espesos son los árboles Que nunca la brisa los agita, ni ve qué sátiro habita la cañada, qué ninfa en los se esconde en sus estanques.
Más ligero de pies que una sílfide o un hada, Sinuoso, cauteloso, pasé del aireado Céspedes, donde la flauta de los vientos hacía música trémula para el hombre.
Seguí la onda de la corriente de la corriente; me arrastré Donde las aguas lloran - El hilo dental en el foso Gorjeando a través de Las protuberancias del musgo, Como el pezón de una dríade En la boca de Pan!
CRASO. ¡Oh, perla de la casa! ¿Has llegado al final?
ALICIA. ¿El ocaso del esclavo, el amanecer de un amigo?
CRASO. La libertad es tuya por la habilidad y la voluntad.