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Nikolai, un pintor con talento pero sin fortuna, hace un pacto con Anuva, una mujer que nadie ha visto y de la que nadie ha escuchado hablar. "Hazme un retrato, si me gusta, tendrás la vida que siempre has querido. Si no…" ¿Existe realmente Anuva?, ¿Cuál es el precio que debe pagar Nikolai a cambio del éxito prometido?, ¿Por qué, siendo pintor, se niega a mostrar su obra más valiosa? Estas son algunas de las preguntas que surgen a lo largo del este relato samarita.
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Seitenzahl: 23
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TÍTULO: El retrato de Mikaela o la triste historia del pintor ruso ISBN: 978-84-122619-0-5 1a edición enero 2021
© 2018 by Alexandra Campos Hanon© 2018 de las ilustraciones Anabel López© 2021 by Gratia EdicionesCalzada de las Aguilas 94-501, Col. Los Alpes, CDMX 01010, México
Reservados todos los derechos. No se permite la reproducción total o parcial, el almacenamiento, el alquiler, la transmisión o transformación de este libro, en cualquier forma o por cualquier medio, sea electrónico, o mecánico, mediante fotocopias, digitalización u otros métodos, sin el permiso previo y escrito del editor.
O LA TRISTE HISTORIA DEL PINTOR RUSO
Alexandra Campos HanonIlustraciones de Anabel López
Si pierdo, me quedaré contigo para siempre y dejaré que me quieras.
Neil Gaiman, Coraline
UNO
DOS
TRES
CUATRO
CINCO
SEIS
SIETE
OCHO
Hace mucho tiempo, en una ciudad al otro lado del mundo, vivió un joven pintor. La ciudad se llamaba Samara. El pintor, Nikolai.
Samara fue conocida como una de las regiones más hermosas de toda Rusia. Era famosa por sus calles empedradas, sus casas de madera y su río de aguas profundas. La ciudad estaba rodeada por extensas planicies floreadas, bosques de abedules y montañas azules. Aunque su clima era frío todo el año, aun cuando había nieve, era soleado.
Como es natural, a la gente de Samara le gustaba presumir sus paisajes. No una presunción soberbia, simplemente estaban orgullosos de su tierra. Tan orgullosos que, para exportar estos paisajes a países lejanos, dieron a la pintura un lugar primordial.Los artistas samaritas destacaron como paisajistas rusos e incluso, algunas de sus pinturas cobraron relevancia en el resto del mundo.
Se cuenta que, a raíz de las obras realizadas y la fama de sus pintores, las familias rusas más adineradas hicieron cuantiosas aportaciones económicas para fundar ahí, en el centro de lo que podríamos llamar la capital del arte, una institución digna de sus ricos herederos:KRASOTA, ESCUELA DE PINTURA.