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La responsabilidad personal es la base sobre la que se construye todo éxito sostenido en la vida. Sin embargo, ¿qué pasa si casi todo lo que nos han enseñado sobre la rendición de cuentas es incorrecto? ¿Qué pasa si las nociones prevalecientes de "hacer responsable a alguien" y ser "responsable" son imposibles y, en lugar de impulsar la responsabilidad, en realidad la socavan? La forma en que piensa acerca de la responsabilidad afecta todos los aspectos de su vida. Y la forma en que lo entiendes puede estar impidiéndote lograr lo que eres capaz de hacer. La rendición de cuentas no se trata del uso de la fuerza, se trata de la libertad. La libertad de elegir tus acciones. La libertad de perseguir lo que más te importa en la vida. En 100% responsable por tu éxito, los autores más vendidos de The New York Times, Brian P. Moran y Michael Lennington, presentan una nueva perspectiva que ha sido examinada por miles de personas y organizaciones durante casi dos décadas. Si usted es una persona que busca mejorar su carrera, aumentar sus ingresos o mejorar sus relaciones, o un líder que intenta inspirar a su equipo para lograr lo que son capaces de hacer, este libro le mostrará cómo cambiar poderosamente su visión de responsabilidad y dramáticamente mejorar sus resultados, y su vida.
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Eres 100% responsable de tu éxito
Copyright © 2022 - Taller del Éxito
© 2022 Brian Moran/ Michael Lennington
Título original: Uncommon Accountability: A Radical New Approach to Greater Success and Fulfillment
All Rights Reserved. This translation published under license with the original publisher John Wiley & Sons, Inc.
Taller del Éxito Publishing House
Sunrise, Florida 33323
Estados Unidos
www.tallerdelexito.com
ISBN: 9781607386919
Editado y publicado en Colombia por Editorial Taller del Éxito S.A.S., con la autorización de Taller del Éxito Inc.
Editorial Taller del Éxito S.A.S
Cra 58 #127 - 59, Oficina 386
Bogotá, D.C., Colombia
ISBN: 9789580101390
Editorial dedicada a la difusión de libros y audiolibros de desarrollo y crecimiento personal, liderazgo y motivación.
Impreso en Colombia – Printed in Colombia
Reservados todos los derechos. Ninguna parte de esta publicación puede ser reproducida, distribuida o transmitida por ninguna forma o medio, incluyendo: fotocopiado, grabación o cualquier otro método electrónico o mecánico, sin la autorización previa por escrito del autor o editor, excepto en el caso de breves reseñas utilizadas en críticas literarias y en ciertos usos no comerciales dispuestos por la Ley de Derechos de Autor.
Traducción y corrección de estilo: Nancy Camargo Cáceres
Diseño de cubierta y diagramación: Diego Cruz | María Karla Castellanos
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Me gustaría dedicar este libro a mi increíble esposa, Judy, y también a mis hijas, Gabrielle y Emma. En medio de una vida llena de infinitas bendiciones, mi familia es mi mayor bendición.
Gracias también a los muchos clientes que han adoptado nuestros conceptos y que han confiado en nuestros consejos.
— Brian P. Moran
Este libro está dedicado, ante todo, a mi esposa, Kristin, quien hizo posible que yo lo escribiera y, más aún, me toleró durante el tiempo que estuve dedicado a escribirlo. También quiero agradecer a mis hijos y a aquellos amigos (ustedes saben quiénes son) que me retaron a lograrlo y me apoyaron durante todo el proceso hasta llegar a la meta. Además, tengo un agradecimiento especial para Mike y Mike, quienes siempre supieron comprenderme cada vez que yo no pude estar presente en algunos asuntos, y a Trevor, quien escribió The 12 Week Year for Writers y me ayudó en las partes difíciles del proceso de escribir este libro.
—Michael Lennington
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ASUME TU RESPONSABILIDAD
¿Y si hubiera un rasgo humano básico que fuera el fundamento de prácticamente todo lo que logramos en la vida? ¿Una característica que incrementara nuestros resultados, fomentara nuestro aprendizaje y crecimiento, nos hiciera más ágiles y adaptables, nos ayudara a construir relaciones saludables, a mejorar nuestra salud mental y física e influyera de manera positiva en casi todas las personas con las que nos relacionáramos?
¿Y si esta cualidad única, este manantial de éxito duradero en la vida, fuera también el concepto más incomprendido en nuestra cultura actual? ¿Qué pasaría si la forma en que la mayoría de nosotros pensamos y aplicamos este concepto fundamental de éxito estuviera haciendo que muchos se resignen a llevar una vida de mediocridad, desilusión y frustración en lugar de ese estándar de vida que todos somos realmente capaces de construir? ¿Qué ocurriría si la manera en que la mayoría de la gente aborda este concepto estuviera generando exactamente lo contrario a lo que muchos deseamos alcanzar en la vida?
Si tú eres como yo, entonces, eres un lector ávido. Desde mis comienzos, aprendí que “los líderes son lectores”. Un área particular de interés para mí siempre ha sido la que está relacionada con las estrategias, los hábitos y los comportamientos de las personas exitosas. Si bien ya perdí la cuenta de todos los libros que he leído y que pertenecen a este género, destaco algunos clásicos como Los 7 hábitos de la gente altamente efectiva, de Stephen Covey, junto con otros más recientes como Atomic Habits, de James Clear. Sin lugar a dudas, muchos de estos libros que han llegado a mis manos han ejercido un impacto positivo tanto en mi éxito en los negocios como en la vida en general.
La mayoría de los libros que he leído sobre este tema identifican un conjunto de características y hábitos fundamentales que contribuyen a generar un alto nivel de rendimiento. Curiosamente, sin embargo, ¡muchas de estas obras hablan de diferentes atributos del éxito! Si bien esto me pareció confuso al principio, hoy en día, me siento cómodo con esta variedad de literatura sobre el tema, pues llegué a comprender que la diversidad de ideas lo único que significa es que hay más de una fórmula para alcanzar el éxito en la vida. Eso, en sí mismo, es alentador y ha sido la razón por la cual, a lo largo de mi carrera, he aplicado mucho de lo aprendido en estos libros y me he beneficiado enormemente de ello.
Sin embargo, a medida que aplicaba los conceptos de estos libros y desarrollaba algunos propios, noté que hay una característica que, según me he ido dando cuenta, ha tenido, en mucho, el mayor impacto en mi éxito y mi felicidad. Esta característica es común en casi todas las personas exitosas que he conocido y estudiado. Yo diría que es la única característica que constituye la base del éxito y el logro de toda meta. De hecho, sin ella, ninguna de las ideas en todos los libros que he leído sobre la superación personal alcanzaría todo su potencial. Sin embargo, esta característica es también un concepto malinterpretado con mayor frecuencia en los negocios y en la sociedad actual. Por lo tanto, este malentendido genera el resultado contrario al que debería.
Me refiero a la responsabilidad personal. A la disposición del individuo a hacer rendición de cuentas. Por eso, la misión de este libro es cambiar la forma en que entendemos y aplicamos esta disciplina.
Nuestra experiencia, trabajando con más de 100 empresas Fortune 1000 y con decenas de miles de personas, es que existe una percepción errónea fundamental de lo que es en realidad la capacidad del ser humano para rendir cuentas a otras personas de sus resultados en cualquier área de la vida.
Intuitivamente, la mayoría de la gente siente que la rendición de cuentas es una buena práctica, dado que conduce a un nivel más elevado de desempeño y a la obtención de resultados mayores. Sin embargo, la mayoría de las veces, experimentamos la rendición de cuentas como una disciplina que es mucho menos que empoderadora —de hecho, a menudo, sentimos que es desempoderadora—. Con demasiada frecuencia, la rendición de cuentas es sinónimo de recibir consecuencias, en particular, consecuencias negativas. En casi todos los escenarios de la sociedad en donde se escucha hablar de rendición de cuentas, por lo general, esta se relaciona con un mal comportamiento, con un desempeño deficiente y con consecuencias negativas. Es por esto que es casi una magia que alguien quiera tener algo que ver con esta práctica.
Te daré un ejemplo. Supongamos que un deportista profesional reconocido hace algo escandaloso. Lo que suele suceder es que alguien con autoridad, casi siempre, su entrenador o su representante, convoca a una conferencia de prensa o publica una declaración en la que afirma que existe la intención de “responsabilizar a esta persona” por las acciones ofensivas que cometió, bien sea multar, suspender o despedir al deportista. En otras palabras, se le imparte algún tipo de consecuencia negativa.
En general, este enfoque de la rendición de cuentas no está reservado solo para los famosos. Todos hemos experimentado algo así en varios momentos de nuestra vida. La cuestión es que, la mayoría de las veces, cuando se menciona o se practica la rendición de cuentas, de lo único que se trata es de la aplicación de consecuencias negativas.
Sin lugar a duda, los costos de este malentendido son significativos. Si experimentamos la responsabilidad propia por todas y cada una de nuestras acciones como el acto de tener que afrontar consecuencias y castigos negativos, entonces, tiene sentido que, a nivel individual, queramos ingeniárnoslas para evitarla. Sin embargo, cuando la evitamos, surgen desventajas significativas; a menudo, repetimos nuestros errores, perdemos oportunidades, no aprendemos, ni nos adaptamos y, por consiguiente, nos desempeñamos por debajo de nuestro potencial. A nivel organizacional, cuando los líderes usan consecuencias negativas para moldear el comportamiento de los miembros de sus equipos, crean daños colaterales no deseados y en última instancia, limitan el nivel de desempeño tanto individual como grupal. Los líderes con esta visión equivocada de la rendición de cuentas suelen construir una cultura empresarial llena de hitos no alcanzados, de oportunidades perdidas y de bajos resultados, logrando así que el precio de esta mentalidad incluya la pérdida de productividad, una menor calidad, insatisfacción del cliente, baja moral, alta rotación de personal, pocas ventas y disminución de las utilidades.
Pocas expresiones ejercen el impacto emocional que genera la expresión rendición de cuentas. El simple hecho de mencionarla tiende a crear increíbles respuestas fisiológicas y emocionales en el oyente. La rendición de cuentas tiene un poder innegable para generar resultados y, sin embargo, para muchas personas, cuando esta expresión es utilizada por alguien con autoridad, la disciplina de la rendición de cuentas, junto con lo que esta significa, suele provocar ansiedad y generar conductas de rechazo. Es indudable que existe una razón por la cual surge esta ansiedad generada por la rendición de cuentas y comienza con el significado ampliamente difundido de lo que esta supone ser.
La versión de principios de 2020 del diccionario en línea de Merriam-Webster define el hecho de ser responsable como (el énfasis y las partes subrayadas son míos):
Responsable
1. Sujeto a rendir cuentas: RESPONSABLE… persona responsabilizada por daños cometidos.
2. Sujeto a dar una explicación: EXPLICABLE... dejando de lado las variaciones atribuibles a posibles errores de imprenta... —Peter Shaw
Ejemplos de responsable en una oración:
a. ¡Si algo sale mal, te haré personalmente responsable!
b. El dueño fue el directamente responsable de las mordeduras que su perro le hizo al niño.
¿Notaste la evidente y a la vez oculta suposición que hay implícita en cada ejemplo y definición?
El lenguaje usado en estas frases es negativo. Observa: daños, errores, sale mal, ¡mordeduras de perro! Además, tres de estos cuatro ejemplos incluyen la aplicación de consecuencias negativas impuestas por parte de algún poder o autoridad externa, dirigidas hacia alguien que hizo algo malo. En estos ejemplos, una persona con autoridad culpa y castiga a otra que carece de ella. La autoridad es activa, el castigado es pasivo. Por lo tanto, la rendición de cuentas, tal como está definida y ejemplificada aquí, es tremendamente asimétrica.
No se hizo mención alguna sobre los beneficios de la rendición de cuentas. No hay descripción que haga referencia al crecimiento personal. No se dice nada sobre el poder transformador de asumir responsabilidad propia por nuestras acciones. Lo obvio aquí es que, si crees en estas definiciones del diccionario, pienses que aquellos que quieren asumir su responsabilidad, primero que todo, deben volverse masoquistas. En otras palabras, ¡el éxito, según Webster, implica castigo!
Esta visión tradicional de la rendición de cuentas como castigo trae consigo una dinámica de poder mediante la cual quienes ejercen autoridad suelen buscar culpables y estos a su vez buscan desviar y desentenderse de sus culpas. En otras palabras, la rendición de cuentas, según esta visión tradicional, es una práctica que debe evitarse todas las veces que sea posible. Además, según este concepto, una persona con cierto nivel de autoridad le echa la culpa a alguien, basándose en la suposición implícita de que el ejecutante tenía la intención de cometer un error o de no cumplir con su responsabilidad. ¡Qué desastre! No es de extrañar que tanta gente quiera evitar la aplicación de este concepto de responsabilidad.
El caso es que el acto de imponerles consecuencias a las personas cuando no hacen lo que otras quieren que hagan no es en sí mismo rendición de cuentas, sino gestión de consecuencias. Sí, es cierto que las consecuencias le dan forma al comportamiento social, pero nunca generarás un esfuerzo voluntario de parte de alguien, aplicando consecuencias negativas. Simplemente, obtendrás los resultados suficientes como para detener posibles consecuencias negativas, hecho que implica daños colaterales que van desde la resistencia pasiva hasta la resistencia total con todo y sabotaje. En esencia, elegimos nuestras consecuencias en la vida según sean las elecciones que hagamos a diario.
Existe otra definición de rendición de cuentas, pero no está en el diccionario. Es una definición que muchos entienden de manera natural y hacia la cual tienden a gravitar. En esta comprensión intuitiva, la rendición de cuentas no es una simple cuestión de asumir las consecuencias negativas de un desempeño deficiente. Más bien, de lo que se trata es de tomar posesión personal del estado de nuestra vida. Esta es la visión de rendición de cuentas sobre la cual se basa este libro.
O recorremos nuestro propio camino hacia adquirir un nivel de responsabilidad cada vez mayor o definitivamente no lo hacemos. Nadie más puede hacer que nos responsabilicemos, excepto nosotros mismos. De hecho, buscar a alguien más para que te haga responsable de tus decisiones y tus actos es lo más injustificado que podrías hacer.
La verdadera rendición de cuentas se basa en la comprensión de que todos tenemos libre albedrío. Por cierto, si piensas que el libre albedrío es una ilusión y que no existe, ¡eres libre de mantener esa creencia! Para el resto de nosotros, que pensamos que en realidad tenemos opciones en la vida, la comprensión de esta realidad es trascendental. Si creemos que “tenemos que” hacer cosas, es apenas obvio que esas cosas se conviertan en una carga. Cuando “tenemos que” hacer algo, nos sentimos atrapados, obligados a hacer lo que otros quieren que hagamos. Como resultado, ir por la vida con una mentalidad de hacerlo todo por obligación puede comenzar a parecer y a sentirse igual a estar una prisión.
Tan pronto como nos damos cuenta de que todo es una elección, los muros de la prisión desaparecen. Cuando elegimos hacer algo en lugar de sentir que tenemos que hacerlo, adquirimos una mayor sensación de control y libertad personal. Por supuesto, las consecuencias vienen con cada elección. Es decir, cuando realizas una acción (o evitas realizarla), también estás eligiendo las consecuencias de esa acción. No es que las consecuencias no sean parte de la rendición de cuentas, es solo que, si estás dispuesto a responsabilizarte de tus actos, ves las consecuencias que recibirás de manera diferente. Te das cuenta de que tú mismo eres quien eliges las consecuencias que obtendrás en la vida.
Tus elecciones determinan tu vida
El ser humano está condenado a ser libre, porque, una vez arrojado al mundo, es responsable de todo lo que haga. Depende de cada uno darle un significado a su vida.
La libertad es lo que hacemos con lo que nos hacen.
—Jean-Paul Sartre
Hace algunos años, les pedimos a los miembros que hacen parte de nuestra comunidad relacionada con The 12 Week Year que compartieran con nosotros sus experiencias personales cuando aplican nuestro sistema de ejecución y, aunque muchas de las historias fueron conmovedoras, una se destacó especialmente entre nosotros. Se trata de la historia de cómo Barbara Shorerock, una agente de bienes raíces jubilada que vive en Alberta, Canadá, decidió hacerse cargo del desafío más difícil de su vida. Lo que sigue es su historia en sus propias palabras.
A principios de 2017, un amigo me habló de The 12 Week Year, así que tomé prestado el libro de la biblioteca y lo leí. Después de 22 años de dirigir un negocio de bienes raíces, y de 10 años de dirigir mi propia empresa, todo lo expuesto en The 12 Week Year tuvo sentido para mí. Estaba acostumbrada a trabajar en función de la estructura, la planificación y el logro en la vida.
La cuestión era que ahora estaba jubilada, así que vivía pensando en lo que serían mis próximos cinco años sin pensar en hacer ventas, ni en lograr metas financieras. Esa parte de mi vida ya había culminado y no podría cambiar ese hecho. Entonces, la pregunta que tenía ante mí era: ¿cómo operaría de aquí en adelante?
Con esa pregunta en mente, leí The 12 Week Year. En cuanto a las aspiraciones relacionadas con las metas personales (estado físico y salud, familia, amigos y comunidad), pensé: “Bueno, es posible lograr todas estas metas”. ¡Mis primeras 12 semanas iban a ser realmente emocionantes!
Sin embargo, ese sentimiento cambió de un momento a otro. A fines de febrero, supe que tenía cáncer. A finales de marzo, es decir, al final de las primeras 12 semanas, supe que era cáncer de mama metastásico, que ya se había extendido a los pulmones y al hígado y que era grave.
Después de que se disipó el impacto inicial que me causó la noticia me di cuenta de que todavía tenía opciones sobre cómo pelear mi batalla y vivir el resto de mi vida, sin saber si sería cuestión de unos meses o si tendría suerte y viviría una buena cantidad de años más.
Mi nueva vida se centraba en mi tratamiento de quimioterapia. Cada semana, dependía de la clínica de quimioterapia y de recibir mis inyecciones quimioterapéuticas. Así las cosas, tuve que implementar el que llamé mi programa “sé mi mejor amigo”, pues tuve que llamar a mis amigos y a mi hija para que me llevaran cada semana a mis sesiones de quimo. También para que me alimentaran y para que me cuidaran.
Después de la quimioterapia, mi elección fue fortalecerme.
Empecé a realizar algunas de las actividades que había dejado atrás, como mis voluntariados de inglés como segundo idioma y de clases de teatro. También comencé a caminar de nuevo, con la meta de que, para fin de año, sería capaz de caminar 60 minutos. Mi primer paseo después de todos los antibióticos que tuve que consumir fue caminando hasta el final del bloque para luego devolverme hasta llegar a casa.
También comencé a volver a hacer otras cosas, como pasar tiempo con la familia y ser una amiga cada vez mejor.
En síntesis, el hecho de pensar en lo que tenía frente a mí, en las opciones que todavía estaban a mi disposición para lograr hacer las cosas que son importantes para mí realmente me ayudó a continuar con mi vida. Fue crucial la elección que hice de no ceder ante el miedo a la pérdida o a la falta de fuerzas o de tiempo. Hoy en día, con mi nueva realidad, ya no puedo pensar en términos de un año. Pero lo que sí puedo es pensar en función de 12 semanas. Tengo esa opción.
Hubo dos preguntas que me motivaron: “¿Y qué pasa si…?” y “¿Cómo podría hacer para…?”. Yo estaba mirando hacia adelante. Decidí proyectarme a un año y luego puse en práctica lo que puedo hacer en las próximas 12 semanas. Eso es fácil.
Todo esto le da enfoque a mis días. Cuando abro mi agenda y le doy un vistazo a lo que tengo planeado hacer durante esa semana, busco con cuidado dónde hay espacios en blanco, es decir, sin nada programado. La verdad, hubo semanas en el último año durante las cuales casi no tenía tiempo disponible, pues planeaba muchas cosas por hacer. Hoy, tengo días enteros en los que puedo decidir qué hacer con ellos. Lo que hago es elegir ciertas metas y después busco cómo y cuándo desarrollarlas. De ese modo, le doy estructura, enfoque y propósito a mis días.
A pesar de su desalentador diagnóstico, Barbara nunca perdió de vista el hecho de que todavía tenía opciones sobre qué hacer con su vida. Hace poco más de un año, la hija de Barbara se comunicó con nosotros para informarnos acerca de su fallecimiento. Entonces, cuando, como Barbara, miramos las opciones que están a nuestra disposición y no las que no tenemos, estamos en libertad de construir una vida rebosante de propósito y realización intencional.
Construir una vida basada en la opción de “elegir” y no en la de “tener que hacer” te da el control que necesitas tener en la vida. La calidad de tus opciones determina la calidad de tu vida. Como valientemente testificó Barbara, todos somos libres de elegir qué hacer en todas las circunstancias que tenemos que afrontar.
Cuando mi hija menor (Emma) tenía 7 u 8 años, mi esposa Judy y yo comenzamos a confrontarla con su libertad de elegir por sí misma y a mostrarle la importancia de aprender a pensar en las consecuencias que le generarán sus decisiones. Desde el principio, decidimos “entrenarla” ayudándole a identificar cuáles serían las consecuencias positivas o negativas de sus actos.
Entonces, cuando Emma pedía hacer algo que creíamos que no le saldría bien, le preguntábamos: “Emma, si haces eso, ¿qué crees que sucederá?”. Esta pregunta pretendía ayudarla a aprender a conectar sus opciones con sus posibles consecuencias (naturales o aplicadas). Luego, le preguntábamos: “¿Hay algo mejor que podrías hacer?”. Por último, le preguntábamos: “¿Qué crees que sucederá si tomas esa decisión?”.
Al final, a pesar de su corta edad, la mayor parte del tiempo Emma optaba por tomar decisiones productivas. No hay duda de que aprender a tomar decisiones sopesando las consecuencias a corto y largo plazo a una edad temprana es una habilidad para la vida que tiene el potencial de cambiarlo todo.
Independientemente de cómo la hayas experimentado, la rendición de cuentas no es una simple cuestión de consecuencias, sino de asumir tu responsabilidad. La esencia de la rendición de cuentas es la elección de obrar haciendo uso del libre albedrío. Siempre, siempre, siempre tienes opciones. Eso no significa que siempre te gustarán las opciones que tengas a tu disposición. Lo importante es que comprendas que siempre tendrás variedad de opciones sobre las cuales elegir.
Nuestra definición de rendición de cuentas como la disciplina de asumir por voluntad propia tu responsabilidad surgió por primera vez en nuestro libro The 12 Week Year y fue quizás una idea aún más perturbadora que nuestra opinión de que nuestro año debería durar solo 12 semanas. Nuestra idea, la cual ha cambiado la vida de tantos de nuestros lectores y clientes, fue que el poder de la verdadera rendición de cuentas reside por completo en nuestra libertad de elección.
Existen antecedentes que han abordado el tema de la rendición de cuentas como una elección individual y han insinuado esta noción de responsabilidad como una acto personal y voluntario. Peter Koestenbaum y Peter Block, en su profundo libro Freedom and Accountability at Work: Applying Philosophic Insight to the Real World, establecen el conflicto existente entre el liderazgo y las personas a las cuales se lidera, dependiendo de quién es la persona que está ejerciendo la responsabilidad.
Para nosotros, lo que hace que nuestra opinión sea única es que lo que opinamos en relación con este aspecto ha surgido directamente del hecho de trabajar con otros de tal modo que ellos sepan aprovechar sus capacidades en la vida. Al ayudarles a nuestros clientes hemos encontrado algunas herramientas y enfoques básicos que atraviesan la penumbra existente entre lo que controlas y lo que no controlas, creando así una inmensa libertad a lo largo del camino.
Existen relaciones que se han sostenido. Hay negocios que se han transformado, carreras que han resucitado y el mundo ha cambiado gracias al modelo de trabajo de responsabilidad propia que hemos construido en colaboración con nuestros clientes. En resumen, la rendición de cuentas es una herramienta mucho más poderosa de lo que la mayoría de la gente cree.
En el transcurso de nuestro trabajo, hemos desarrollado un modelo de rendición de cuentas que les permite a nuestros clientes hacerse cargo de sus pensamientos y acciones de tal manera que ellos logren hacer cosas que habían dejado de intentar hacer, creyendo que, simplemente, no eran lo suficientemente buenos en ellas, ni lo suficientemente diligentes o lo suficientemente dignos de lograrlas. Mediante nuestro modelo hemos ayudado a las personas a identificar sus distintos niveles de libertad y luego a actuar en consecuencia.
A pesar de las más comunes nociones que existen sobre la rendición de cuentas, el hecho es que, cada vez que sacamos una promoción para todos aquellos que estén interesados en hacer parte de grupos voluntarios de rendición de cuentas, el programa se llena más rápido que cualquier otra promoción que hagamos. Pareciera como si muchas personas supieran de manera instintiva que hay un poder que cambia la vida al volvernos más responsables, independientemente de las connotaciones negativas que hay con respecto a esta práctica. La rendición de cuentas no es un proceso de afuera hacia adentro en el que otros nos obligan a ser responsables. ¡Es un trabajo interno, una postura personal en la vida que lo cambia todo!
Antes de que empieces a pensar que este es solo otro libro más que se centrará en cómo los líderes pueden generar más responsabilidad en sus equipos, quiero ser claro. Una verdadera comprensión de la rendición de cuentas es que es una elección y no una disciplina que se puede forzar. En su forma más pura, la rendición de cuentas es, sencillamente, tomar posesión de nuestras acciones y de nuestros resultados.
La rendición de cuentas es la base del éxito individual duradero. Les permite a las personas alcanzar sus metas y objetivos personales más importantes y, a la larga, también a volverse más influyentes, más exitosas y más realizadas.
Una víctima permite que su éxito sea limitado por circunstancias, personas o eventos externos. Mientras sigamos siendo víctimas de nuestras circunstancias, experimentaremos la vida como una lucha y a quienes nos rodean como una amenaza. Por otra parte, la rendición de cuentas te permite obtener el control de tu vida, darle forma a tu destino, desarrollar tu potencial. No se trata de culparte a ti mismo, ni de una forma de permitir en tu vida el castigo de los demás. En realidad, es una postura en la vida en la cual uno reconoce su papel activo en los resultados que obtiene.
La rendición de cuentas no tiene nada que ver con la culpa, sino con todo aquello que se necesita para obtener mejores resultados. Hasta que nosotros y nuestras organizaciones aceptemos total responsabilidad por nuestras acciones y nuestros resultados, seremos incapaces de cambiarlos o mejorarlos. Una vez que aceptamos que nuestras acciones tienen un impacto directo en ellos, entonces, solo entonces, estaremos verdaderamente empoderados para producir los resultados que deseamos. Algunos de los beneficios más poderosos de la rendición de cuentas se destacan en la Tabla 1.1.
Tabla 1.1 Beneficios de la rendición de cuentas
Relaciones saludables. Las relaciones responsables hacen mejores a quienes están involucrados en ellas.Mejor salud. Menos estrés y más control conducen a un mayor bienestar.Confianza en las capacidades personales. El historial de cada individuo genera en él o ella la seguridad que se requiere para manejar cualquier situación que surja.Mejores resultados. La rendición de cuentas conduce a una mejor ejecución de las acciones de alto valor en la vida a nivel profesional y también personal.Crecimiento. Las personas responsables por sus acciones superan con más frecuencia su propia zona de confort.Aprendizaje. Confrontar lo que no funciona nos permite obtener un buen aprendizaje con respecto a lo que sí funciona.Respeto. Los resultados, el compromiso y la integridad son todos distintivos de la responsabilidad propia.Éxito profesional sostenido. Una alta efectividad personal conduce a obtener más oportunidades en el campo laboral.Habilidad para superar contratiempos. Las personas responsables de sí mismas no se prestan para ser víctimas de las circunstancias.Demanda / más oportunidades. La gente te quiere en sus proyectos, iniciativas y equipos.Mejores finanzas. La rendición de cuentas en un área específica fomenta la rendición de cuentas en otras áreas.Mayor seguridad y confianza en uno mismo. Las personas responsables son excelentes en su nivel de autoeficacia.Más control en la vida. Las personas empoderadas les dicen no a las cosas que no encajan en su vida.Más influencia. El respeto conduce hacia una plataforma que les permite a las personas con altos resultados influir en los demás.Mejor control del uso del tiempo. La gente responsable de sí misma no se involucra en trabajos de bajo valor.Cuando reconocemos la enorme importancia que ejerce nuestra responsabilidad en lo que sea que hagamos, nuestro enfoque pasa de querer defender nuestras acciones a aprender de ellas. Los fracasos, simplemente, se convierten en la retroalimentación que recibimos dentro del proceso continuo de volvernos cada vez mejores. Las circunstancias desfavorables y las personas que no cooperan no nos impiden alcanzar nuestras metas. Por lo tanto, afrontamos las cosas de una forma diferente, creando así resultados diferentes.
La rendición de cuentas es una postura de vida basada en la comprensión real de que no controlas las circunstancias y los eventos, pero sí controlas cómo respondes a ellos. Esta comienza con la comprensión de que la calidad de tus elecciones determina la calidad de tu vida.
Cuando ves la rendición de cuentas como una elección, como una propiedad, entonces, esta se convierte en la disciplina más poderosa para lograr construir una vida mejor. La rendición de cuentas te da las llaves para desbloquear casi todo lo que deseas alcanzar, desde el éxito profesional hasta los más altos ingresos y una mayor riqueza, una buena salud, relaciones sólidas, autoconfianza y realización personal. En otras palabras, la rendición de cuentas no te garantiza estas cosas; pero te brinda las mejores oportunidades para lograrlas.
En nuestro trabajo con miles de personas de alto nivel de desempeño y con otras que buscan tenerlo hemos visto una y otra vez cuán crítica es la rendición de cuentas para obtener el éxito deseado en cualquier área. Si hay una característica que trae consigo un cambio de juego es la práctica de la rendición de cuentas.
A lo largo de estas páginas describimos los principios clave de la verdadera rendición de cuentas. La primera mitad del libro se centra en la responsabilidad individual. El propósito es crear una base sólida sobre la cual construir tu crecimiento y tu éxito. En estos capítulos desmitificamos el concepto ya existente de lo que es la rendición de cuentas, mediante ejemplos de la vida real que te ayudarán a comprenderla mejor y a sopesar el gran impacto que esta ejerce en tu vida. La segunda mitad del libro se enfoca en cómo aplicar la rendición de cuentas como líder. Ya sea que funjas como líder en tu área de trabajo, en tu comunidad, en el lugar donde practicas tu fe o en tu hogar, descubrirás cómo gran parte de lo que has aprendido hasta ahora acerca de la rendición de cuentas en realidad te está causando problemas e inhibiendo tu nivel de desempeño o el de los demás. A partir de ahora, aprenderás una mejor manera de aplicar la rendición de cuentas y entenderás mejor por qué te gustaría desarraigar la práctica de lo que comúnmente se cree que es “responsabilizar” a las personas.
Los contratiempos y los desafíos son parte de la vida. Entonces, la clave del éxito y la felicidad es cómo manejes tus fracasos y victorias. Sin lugar a dudas, si te apoyas en el verdadero concepto de lo que es la responsabilidad individual, estarás mejor capacitado para aprovechar las oportunidades a medida que estas surjan, así como para superar los reveses, pues son inevitables en el camino de la vida. En última instancia, estarás facultado para lograr lo que realmente eres capaz de hacer y producir.