Fiesta en el desierto - Liliana de Palma - E-Book

Fiesta en el desierto E-Book

Liliana de Palma

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Beschreibung

Habla de las vivencias de personas como tú y como yo que encontraron sentido a todas las cosas y que, además, en el desierto de la vida, conocieron un poco más a ese Dios en el cual creían, porque él se les reveló justamente allí. La vida en este mundo, rodeada o no de comodidades y adelantos tecnológicos, puede ser un desierto para el alma, pues nadie está exento de atravesar momentos duros, solitarios y áridos. No te hablaré de fórmulas, ni de fantasías. Sino de la historia de personas corrientes que salieron fortalecidas del desierto, debido que "al atravesar el Valle de lágrimas lo cambiaron en fuentes, cuando la lluvia llenó los estanques".

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Fiesta en el desierto
Liliana de Palma
Kohelet
Copyright © 2024 Editorial Kohelet
Primera edición: 2021 E-book: marzo 2024 Copiyright texto© Liliana Matilde Escobedo de Palma Copyright© Ilustraciones: Nuria Palma EscobedoCopyright ©Redacción: Carolina Palma Escobedo © Editorial Kohelet  C/Circunvalación Encina 23, 7 C 18015 Granada (España) E-mail: [email protected] www.kohelet.es ISNI: 0000 000514223253ISBN: 978-84-128139-5-1 Depósito legal: BNE Cualquier forma de reproducción, distribución, comunicación pública o transformación de esta obra solo puede ser realizada con autorización de sus titulares, salvo excepción prevista por la ley. Diríjase a CEDRO (Centro Español de Derechos Reprográficos, www.cedro.org) si necesita fotocopiar y escanear algún fragmento de esta obra.
Contents
Title Page
Copyright
AGRADECIMIENTOS
PRÓLOGO
PREFACIO
¡Tanta belleza!
UN ASUNTO PRELIMINAR
TIEMPO DE ENCONTRARSE CON DIOS
TIEMPO DE CONOCER NUESTRO CORAZÓN Y MORIR AL «YO»
TIEMPO DECISIVO: ¿RELACIÓN CON DIOS O LEGALISMO?
TIEMPO DE CRECER EN LA FE
TIEMPO DE REVELACIÓN QUE TRANSFORMA
TIEMPO DE CAPACITACIÓN Y DISCIPLINA DONDE SE FORMA NUESTRO CARÁCTER
TIEMPO DE CONOCER EL PODER DE DIOS QUE SE MANIFIESTA EN LA DEBILIDAD
TIEMPO DE REFRIGERIO
TIEMPO DE EXTENDER EL EVANGELIO EN ÁMBITOS INSOSPECHADOS
ACERCA DE LA AUTORA
AGRADECIMIENTOS
Sin lugar a dudas, mi primer agradecimiento es a Dios que, teniendo mucha paciencia y amor por mí, me tomó de la mano cuando me encontraba sin norte y sin fuerzas, y me enseñó, como un buen padre, a caminar mi día a día en confianza y descanso.
En segundo lugar, quiero agradecer a mi amigo, compañero de tantas batallas, amoroso padre de mis hijas y valiente y fiel esposo, por su paciencia y cuidado para conmigo a lo largo de todos estos años, con quien aprendí muchísimas de las lecciones aquí compartidas y quien, con su ejemplo y palabra, ha «abierto muchas cajas» que me invitaron a ir más allá de las simples apariencias.
También quiero agradecer a mis hijas, que enriquecieron mi maternidad, enseñándome con sus inquietudes, «trastadas» y virtudes, tantas y tantas lecciones que me llevaron a su vez a aprehender verdades fundamentales de la vida como hija de Dios. ¡Gracias por la paciencia que me tuvieron también durante el proceso! Por otro lado, gracias a su profesionalidad me han permitido llegar hoy hasta ustedes con este pequeño libro, ya que fueron ellas las que se encargaron de la redacción, ilustración y maquetación del mismo.
Y, dado que la historia no comienza con uno, gracias a todos aquellos que, a lo largo de todos estos años de andadura juntos compartiendo largos tramos de camino u ocasionales trechos, me han edificado con sus palabras y su ejemplo.
Finalmente, gracias también a la Iglesia, que es la verdadera depositaria de las abundancias de Dios. Gracias a ella, los que somos canales también somos enriquecidos por el agua que, brotando de la Fuente Divina corre a través de uno para alcanzar su meta: la edificación de la Iglesia.
PRÓLOGO
Este libro es una perla que llegarás a apreciar a medida que vayas avanzando en su lectura. Sus matices y suaves destellos te irán iluminando la mente y el corazón desde el mismo momento que leas el primer poema introductorio, integrándote poco a poco y participando en su propuesta de Fiesta en el Desierto.
Descubrirás paso a paso las profundidades del alma de su autora, quien no se ha limitado a escribir sobre algo de lo que ella conoce, sino que ha plasmado en estos breves capítulos su propia vivencia personal y familiar, con la que te sentirás sin duda identificado.
Conocí a Liliana Escobedo de Palma justo cuando llegó a España con su marido, en 1992, como misioneros. Su objetivo era la hermosa ciudad de Granada, al pie de Sierra Nevada.
Eran muy jóvenes y, creo que puedo decirlo sin temor a ofenderles, inexpertos, como son y hemos sido todos los jóvenes. Pero llenos de ilusión y entusiasmo. Por eso existen los desiertos, porque en la realidad de la vida, el camino no siempre nos lleva por jardines y frondosas riberas, frescas y relajadas. ¿Cómo aprenderíamos a apreciar el valor de los árboles, las flores y el susurro de sus hojas al viento, del agua corriendo por las acequias o brotando de los surtidores? Los jardines del Generalife en la Alhambra de Granada, donde viven Liliana y Daniel, su marido, son una maravilla, declarados por la UNESCO Patrimonio de la Humanidad. Allí se disfruta de sombra, de paz y sosiego. Hay agua, jardines hermosos, bienestar. El alma se huelga y se goza. Los reyes nazaríes supieron crear para su disfrute lo que sus desiertos de origen no les daban. Pero en la vida, no todo es así. Sobre nuestras vidas caen de improviso situaciones y circunstancias que no esperábamos y que nos derriban al suelo. ¿Cómo hacerles frente? ¿Se les puede hacer frente? ¿O estamos fatalmente abocados al fracaso, a aceptar la fatalidad con la resignación erróneamente llamada cristiana? Como cristianos no creemos en el fatalismo, sino en la dirección divina, que siempre tiene un propósito para cada situación por la que pasamos.
En el desierto no hay NADA, salvo dunas de arena y piedras; no hay agua ni, en consecuencia, vida. El desierto es muerte. La misericordia del Creador ha permitido que de vez en cuando se concentre un poco de esta vida en esos lugares providenciales llamados oasis. Pero, aun así, en el desierto se descubre la inmensidad del universo y de su Creador.
El desierto es un lugar de encuentro con Dios, como nos lo va a compartir la autora de este librito.
¿Es posible disfrutar de una fiesta en el desierto? Sigue la senda que te es propuesta aquí y verás que si fue posible para su autora podrá serlo para ti también.
Hoy la familia Palma está plenamente integrada en el país al que vinieron para servir a su Señor y nuestro. Conozco su trayectoria, bendecida por Dios. Muchas han sido las dificultades y las experiencias duras por las que han tenido que pasar. Doy testimonio de ello, así como de su fidelidad y entrega. Su ministerio ha sido y es fructífero. Cada desierto por el que han atravesado les ha enriquecido con experiencias que han fortalecido su fe y su amor por el Señor y por aquellos a quienes sirven. Hoy son una referencia en nuestro país.
Su propio testimonio plasmado en las páginas que siguen es un ejemplo para todos, de modo que lo que estás a punto de leer puede serte de gran ayuda, sobre todo si en este preciso momento también estás atravesando tu desierto personal. Disfrutarás de una lectura fácil y amena, sentida, auténtica, emocionante, y sin duda, altamente edificante y alentadora.
Todos pasamos por desiertos; mejor si sabemos entender el propósito de Dios para cada una de las etapas, dejándonos guiar por el Señor a los sucesivos oasis de la ruta. Por eso, mientras estés en el desierto, aprende a hacer fiesta en el «desierto»; pero no te quedes en él: hay que atravesarlo y sobrevivir. Como dijo David: «Aunque esté pasando por el valle de desolación y oscuridad, no tendré miedo, porque tú, Señor, me acompañas: tu apoyo y tu corrección me infunden el aliento que necesito» (mi paráfrasis del Salmo 23:4).
José María Baena,
Octubre de 2020
Es emocionante ver que Fiesta en el Desierto se ha convertido en una realidad. Cuando Liliana era una joven soltera y yo era una nueva misionera en Argentina, forjamos una amistad al compartir sueños y desafíos. Este libro es el cumplimiento de uno de esos sueños. Liliana es más que una autora talentosa; es una pensadora profunda que no toma nada a la ligera. Todo el mundo experimenta desiertos, pero en este libro Liliana ofrece percepciones que se han obtenido de las Escrituras, aplicadas a los tiempos difíciles. Dios no solo nos ayuda a superar los «desiertos» de la vida, sino que también ¡nos da motivos para regocijarnos en ellos!
Cynthia Holmberg Nicholson,
Octubre de 2020
PREFACIO
Antes que nada, permíteme explicarte que el título del libro está inspirado en la declaración que Dios hizo por medio de Moisés a Faraón: «Deja ir a mi pueblo a celebrarme fiesta en el desierto»(Éxodo 5:1).
Fiesta en el desierto nació hace treinta años, pero Dios no permitió que fuera escrito hasta que la teoría no se transformara en experiencia; y los textos bíblicos cobraran verdadero sentido en mi alma, cincelados por el peso de los años y las manos amorosas de un Padre que sabe cómo tratar con cada corazón.
Fiesta en el desierto no es un libro religioso, porque no pretende atarnos a ritos o ceremonias religiosas surgidas de intuiciones de individuos que buscan agradar a Dios.
Fiesta en el desiertotampoco pretende modificar conductas mediante técnicas o metodologías que no logran cambiar la esencia o naturaleza humana.
Fiesta en el desierto busca abrir ventanas, que hasta ahora no nos permitían ver más allá de nuestro entorno y, si acaso, atravesar puertas que nos permitan acceder a una nueva forma de vida.
Fiesta en el desierto intenta retratar la relación que nace o se estrecha entre Dios y cada uno de nosotros y la forma en la que somos afectados cuando, transitando circunstancias adversas y angustiosas como las que puede generar un desierto, nos damos cuenta de que estamos acompañados y asistidos por un amor todopoderoso.
Fiesta en el desierto refleja, a través de las historias de reconocidas personalidades de la Biblia (tales como Job, Abraham, Jacob, Elías o Pablo entre otros) que, el más duro «desierto», puede ser un lugar donde el ser humano tenga fiesta con el Dios que se le ha revelado en ese marco hostil. Y puede hacer fiesta porque ha alcanzado su meta: se ha conocido a sí mismo y ha conocido que no son las circunstancias ni los logros alcanzados los que determinan una vida plena, sino que, aun siendo alguien que no suele dar la talla y puede fracasar, tiene la posibilidad de vivir con la confianza de saberse hijo en la casa de un Padre amoroso y bueno que, sin ahogar la libertad individual, hace y hará todo lo necesario para cuidar la vida, su vida, llevándole a nuevas dimensiones de crecimiento, desarrollo y amor.
En las próximas páginas podrás ver que hay propósito y recursos en cada circunstancia difícil de la vida, y que aun en la peor adversidad, contamos con un Padre Celestial que nos prepara Fiesta en el desierto.
¡Tanta belleza!
    ¡Tanto diseño!
    ¡Tanta perfección!
Las imágenes se suceden sin descanso:
el oro y el rubí de un atardecer,
el latido de un bebé en el vientre de su madre,
los colores y sabores del mundo
que en muchos casos
no tienen otro propósito
que alegrar el corazón.
¿Cómo pudo existir todo esto
de la nada o por casualidad?
Y si tú, Dios, lo hiciste...
¿por qué te has ido?
UN ASUNTO PRELIMINAR
Creo que hay pocas cosas que sean tan desconcertantes como un desierto. El milagro de la vida transmite un mensaje diametralmente opuesto al que aparentemente podemos encontrar si nos toca atravesar uno.
¡Cuántas veces no logramos armonizar la existencia de un Dios bueno con lo que nos sucede en nuestro día a día y, aun así, seguimos creyendo que Alguien bueno y sabio creó todas las cosas! ¿Cómo explicar el sinsentido de que, lo que vemos a diario, conduce solo a destrucción? ¿Cómo puede un Dios, que ha cuidado hasta el más mínimo detalle en la Creación, llevarnos a tener que vivir una experiencia tan dura que amenace esa misma vida que él creó? ¿O es que en Dios, la inteligencia está reñida con un corazón bueno y, así como el avestruz, Dios termina abandonando la vida que él gestó?
Muchas veces, hallándome en medio del conflicto, he pensado así. Sin embargo, con el paso de los años, he llegado a comprender que estas inquietudes eran el resultado de apreciaciones superficiales debido a que no había descubierto toda la vida que puede hallarse en medio de un desierto.
Sería falaz por mi parte si dijera que se puede vivir una vida sin etapas de «desierto» porque, más tarde o más temprano, nos encontraremos con situaciones o aspectos en nuestra vida que se viven como si se estuviera en uno de ellos. Podemos tenerlo todo: familia, sustento económico, éxito, salud, etc., y sentir el corazón vacío y estéril como un desierto. O puede suceder que alguna circunstancia nos haga ser conscientes de la fragilidad en la que nos encontramos en nuestra salud, familia o economía personal. Sea como sea, mirando en nuestro derredor, sabemos de la existencia de males que llegan a ser como áridos desiertos, acechándonos para desolar nuestra existencia.
En todo caso, el asunto no consiste tanto en saber cómo esquivarlo, sino en no terminar deambulando en él toda la vida, tal como le pasó al pueblo de Israel al salir de la esclavitud de Egipto.
En este punto, y para un mayor entendimiento del contenido de este escrito, es importante establecer la diferencia entre las distintas etapas que vivió Israel en sus primeros años de andadura como pueblo.
Su etapa en Egipto significó esclavitud, opresión y miseria bajo un poder déspota que solo buscaba ser servido, procurando la muerte de sus vasallos en todos los aspectos.
Por el contrario, la conquista de la Tierra Prometida suponía batallas y desafíos que eran enfrentados por gente libre que tenía la victoria y el fruto asegurado en sus emprendimientos, al contar con la guía y el poder de Dios, quien mostraba una y otra vez su fidelidad cumpliendo las promesas dadas a sus padres.
Y en medio de estas dos circunstancias se hallaba el paso por el desierto marcando justamente eso, un tiempo de transición entre esos dos estados con el fin de desarrollar la madurez necesaria para abordar la Tierra Prometida. Un tiempo que habría sido nefasto, si no se hubiera contado con el amparo de Dios.
Aunque todo esto lo trataremos más adelante, veamos a continuación cómo es que podemos entrar en nuestros pequeños o grandes «desiertos».
DE MANERA «FORTUITA»
Personalmente, creo que uno de los relatos más desconcertantes con el que el lector novel pueda encontrarse en la Biblia es el que hallamos en el libro de Job. Especialmente el primer capítulo puede parecernos más propio de una tragedia griega, donde los dioses arbitrariamente juegan despreocupados con la suerte del ser humano, mientras este se debate entre las sombras de la ignorancia, el dolor, y el sinsentido de su vida.
La sucesión de lamentos y especulaciones, en las que el sufrido Job no encuentra consuelo, terminan embargando al lector en una angustia que va creciendo a medida que avanza el relato. Y, aunque el afortunado final plantea cierta esperanza, el perturbador primer capítulo deja al lector en la incertidumbre de si no será él la próxima víctima.