Jesús, el Dios revolucionario y su proyecto social. - Martin Fischer - E-Book

Jesús, el Dios revolucionario y su proyecto social. E-Book

Martin Fischer

0,0
2,99 €

-100%
Sammeln Sie Punkte in unserem Gutscheinprogramm und kaufen Sie E-Books und Hörbücher mit bis zu 100% Rabatt.
Mehr erfahren.
Beschreibung

La historia presenta a Jesús como un revolucionario subversivo que desafió el orden político, social y religioso de su tiempo. Al igual que los profetas del Antiguo Testamento, no guardó silencio ante la injusticia. Jesús creó una nueva conciencia, enseñando que el centro de la vida debía ser la justicia y el amor por los demás. Su mensaje no solo provocó esperanza entre los marginados, sino también la ira de quienes ostentaban el poder, ya que su enseñanza los amenazaba directamente. La narración describe cómo los líderes religiosos y políticos buscaron eliminar a Jesús, argumentando que su mensaje era una amenaza para la seguridad y estabilidad del pueblo.

Das E-Book können Sie in Legimi-Apps oder einer beliebigen App lesen, die das folgende Format unterstützen:

EPUB
MOBI

Seitenzahl: 57

Veröffentlichungsjahr: 2025

Bewertungen
0,0
0
0
0
0
0
Mehr Informationen
Mehr Informationen
Legimi prüft nicht, ob Rezensionen von Nutzern stammen, die den betreffenden Titel tatsächlich gekauft oder gelesen/gehört haben. Wir entfernen aber gefälschte Rezensionen.



Martin Fischer

Jesús, el Dios revolucionario y su proyecto social.

 

 

 

Dieses ebook wurde erstellt bei

Inhaltsverzeichnis

Titel

1) Lo que hace a Jesús único y revolucionario

2) ¿Qué es la realidad y qué quiere Dios?

3) Las personas son como las tratan.

4) Punto de partida de la realidad y reconocimiento de lo que es el mal

5) ¿Qué nos tienta y qué nos hace ser buenos?

6) La justicia, fundamento de la caridad

8) Justicia social a través de Dios

9) Quien sigue al Señor o se le opone

10) ¿Por qué no luchamos, como Jesús, por un mundo más justo?

11) Dios promueve el cambio a través de la división y la presión

12) Cómo la Iglesia se convirtió en el órgano de los poderosos.

13) ¡Debemos ser iglesia, en y con esta iglesia!

14) Resumen.

15) Bailando contra la violencia, la vida de los negros importa, yo también.

16) El “Padre Nuestro” materno

17) Rosario de las Bienaventuranzas

Impressum neobooks

1) Lo que hace a Jesús único y revolucionario

Jesús, el Dios revolucionario y su proyecto social.

Tabla de contenido

Introducción

Lo que hace a Jesús único y revolucionario

¿Qué es la realidad y qué quiere Dios?

Cómo somos es cómo nos tratan

El punto de partida: la realidad y el reconocimiento del mal

¿Qué nos tienta y qué nos hace ser buenos?

La justicia como fundamento de la caridad

Los principios de la injusticia

Justicia social a través de Dios

Quien sigue al Señor o se le opone

¿Por qué no luchamos, como Jesús, por un mundo más justo?

Dios quiere el cambio a través de la división: la presión

Cómo la Iglesia se convirtió en el órgano de los poderosos

¡Debemos ser Iglesia, en y con esta Iglesia!

Resumen

Bailando contra la violencia: las vidas negras importan, yo también

El “Padre Nuestro” materno

Rosario de las Bienaventuranzas

Introducción:

El término "revolucionario" tiene dos significados. Por un lado, describe un cambio fuerte y drástico con consecuencias y efectos de gran alcance. La invención de la máquina de vapor, por ejemplo, es considerada revolucionaria; cambió el mundo laboral y la producción de bienes de manera fundamental y a una velocidad asombrosa. Del mismo modo, el descubrimiento de virus y bacterias revolucionó la medicina.

Por otro lado, "revolucionario" hace referencia principalmente al cambio que se busca en las condiciones sociales, que determinan la convivencia a través de estructuras políticas, económicas y sociales, con sus leyes, reglas o maquinaciones.

Es importante entender que detrás de cada sistema existe una cosmovisión, una filosofía de vida, ideología o creencia que lo moldea, le da dirección y lo hace funcionar. Decidir si es bueno o malo siempre depende del punto de vista, el cual generalmente se forma según la posición social, económica o política de una persona, y los valores que esta tenga.

A lo largo de la historia, muchas personas se han vuelto revolucionarias al enfrentarse a nuevos descubrimientos científicos o espirituales, o al confrontar injusticias, sufrimiento, violencia, fraude, explotación o arbitrariedad. Estas experiencias les revelaron que el orden existente era incorrecto y los llevaron a proponer nuevas reglas para rediseñar la convivencia humana. Pensemos en los profetas, Jesús, la Revolución Francesa, Mahatma Gandhi, Martin Luther King, Óscar Romero, entre otros.

Estos revolucionarios resistieron, y aún resisten, a quienes crearon, consolidaron o fortalecieron las estructuras actuales, ya que los gobernantes y poderosos usan estas estructuras para asegurarse poder, prosperidad, riqueza y reputación, ya sea mediante medios democráticos o dictatoriales, alianzas, intrigas, golpes de Estado, asesinatos o violencia.

Jesús, en su enseñanza tal como se conserva en los cuatro evangelios, es revolucionario en todos los sentidos. Lo fue entonces y sigue siéndolo hoy, ya que su mensaje no ha cambiado. Sin embargo, lo que sí ha cambiado es la percepción de la gente, que ya no reconoce nada revolucionario en él. A lo largo de la historia, Jesús y su mensaje han sido diluidos, distorsionados, devaluados y desvirtuados. Se le ha reducido a la imagen de un niño amable y pasivo, desconectando sus enseñanzas de la realidad y elevándolas a un plano meramente espiritual.

Los líderes de iglesias y sectas han reinterpretado su mensaje, adoptando una visión más cómoda y placentera de la vida y la comunidad, alejándose de lo que Dios y su Señor, Jesús, ofrecieron.

Lo extraordinario de Jesús es que habló y actuó en completa sintonía con el plan revolucionario de Dios: "Dios de Dios, luz de luz". Jesús se confirma como un Dios revolucionario a través de su enseñanza.

Dios siempre ha representado el bien; quiere la salvación física y mental de todos aquellos que se entregan a Él con un corazón recto, tanto en este mundo como en el más allá. Lo demostró cuando sacó a su pueblo elegido de la esclavitud para llevarlo a una tierra que manaba leche y miel.

Desde el principio, Dios tiene un plan de salvación para la humanidad. Eligió un pueblo, una comunidad que viviría de acuerdo con sus reglas y que brillaría entre las naciones por su justicia y bondad, donde nadie padecería hambre ni sufriría necesidad. Él, Dios de la vida y la comunidad, desea que todas las necesidades de sus hijos sean satisfechas, como una madre que cuida de sus polluelos, tanto en este mundo como en el más allá.

Dios es bondadoso, sin mancha ni contradicción; de lo contrario, no sería Dios.

Recordemos las palabras: “Una casa dividida contra sí misma no puede mantenerse en pie”. Satanás, quien divide, representa el mal; en él se encuentran falsedades y contradicciones.

Pero no es así con Jesús. Él es el Hijo amado de Dios, elegido por el Padre, a quien debemos escuchar y glorificar junto al Espíritu Santo. Piénsalo: hace casi 2.000 años, cuatro escritores en diferentes lugares escribieron lo que escucharon de Jesús, sin poder consultarse entre ellos. Aun así, sus relatos no se contradicen, sino que se complementan.

Los evangelios de Mateo, Marcos, Lucas y Juan revelan dos líneas claras en la enseñanza de Jesús:

Enseñó lo que promueve la vida y la comunidad.

Advirtió sobre lo que destruye la vida y la comunidad.

Hace 2000 años, no existían universidades ni centros educativos que ofrecieran un conocimiento social integral. Lo que hace a Jesús divino es que su enseñanza es completa, sin errores, lógica, constructiva y sin contradicciones: una guía para que la vida y la comunidad prosperen juntas. Eso es lo que lo hace único y revolucionario.

En cuanto a las supuestas contradicciones bíblicas, estas han sido en su mayoría corregidas en las traducciones más recientes, donde los errores de traducción han sido enmendados. Sin embargo, en textos como el Corán, encontramos profundas contradicciones; hay suras que promueven el respeto por la vida, pero también otras que ordenan la muerte de los no creyentes, el castigo a los adúlteros o la mutilación de criminales.

Jesús, en contraste, coloca la vida de cada persona, especialmente de los más vulnerables, por encima de todo. En cambio, en el mundo, lo que suele primar no es la vida ni el bienestar común, sino los intereses de quienes ostentan el poder.